Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
¿Cuál es la preparación de la víspera de Shabat, en el trabajo?
Artículo 25, 1988
Nuestros sabios dijeron (Maséjet Avodá Zará, pág. 2): «En el futuro, el Creador trae un libro de Torá y lo coloca en Su regazo. Él les dice a los que se dedicaron a ella: ”Ven, toma tu recompensa". De inmediato, los idólatras se juntan y vienen. El Creador les dice: ”¿A qué se dedicaron?” El Creador les dice: ”Todo lo que hicieron, lo hicieron para sí mismos”. Ellos Le dicen: ”Señor del mundo, danos de antemano y lo haremos”. El Creador les dice: ”Necios, el que se esfuerza en la víspera de Shabat, come el día de Shabat. El que no se esforzó en la víspera de Shabat, ¿de dónde comerá en Shabat?"».
Hay muchas explicaciones en el sentido literal. Pero en el trabajo, ¿qué es el esfuerzo en la víspera de Shabat, gracias al cual tener qué comer en Shabat? Vemos que Shabat se llama «obsequio» y no Tzedaká (caridad), como decían nuestros sabios (Beitzá 16): «Para saber que Yo, el Señor, los santifico. El Creador dijo a Moshé: "Moshé, tengo un buen obsequio que forma parte de Mi tesoro; su nombre es Shabat. Quiero dárselo a Israel; ve y díselo"».
La Guemará trae la evidencia de aquí, que quien le da un obsequio a su amigo, debe notificárselo. Hay dos cosas que entender aquí:
1) Cuál es la razón por la que debemos notificar cuando damos un obsequio, mientras que con respecto a Tzedaká, aprendemos lo contrario, que la Tzedaká debe ser en ocultamiento, como está escrito: «Dar en el ocultamiento subyuga la ira».
2) ¿Por qué Shabat se llama «obsequio», mientras que la fe se llama Tzedaká (caridad), como está escrito: «Y él creyó en el Señor y eso le fue contado como caridad», ¿y no un obsequio?
Debemos entender qué es un obsequio y qué es Tzedaká en el trabajo. Normalmente, uno da Tzedaká por compasión y no por amor, como decían nuestros sabios (Baba Batra 9): «Uno no comprueba los alimentos». Esto es así porque la Tzedaká no se da por amor, cuando comprobamos si realmente deberíamos dar la Tzedaká o no. En la Tzedaká, la compasión determina si dar o no dar.
Como alguien que dice que no tiene alimento –es decir, nada con lo que pueda sustentarse– provoca compasión, aquí dijeron: «No comprobamos los alimentos» para ver si es una persona honesta o un estafador. Esto es lo que dijo allí: «Rav Yehuda dice: “Revisamos la ropa pero no revisamos los alimentos”». Rashi interpreta «ropa» como «Vino desnudo y dijo: “Cúbranme”». Luego, lo examinan para ver si no es un estafador, ya que la ropa no provoca compasión, porque uno puede vivir sin ropa, pero no puede vivir sin alimentos.
Por el contrario, un obsequio es algo que damos específicamente a quien amamos. El valor del obsequio se mide por la medida del amor hacia esa persona y por la importancia de esa persona. Normalmente, aquel que quiere mostrar su amor a otro, lo expresa dándole un obsequio. Según el valor del obsequio, surge la medida de amor.
Sin embargo, hay otro valor para un obsequio. Si el remitente es una persona importante, el amor no puede medirse según el obsequio, ya que, con una persona importante, incluso un pequeño obsequio es valioso. Con una persona importante, el obsequio se mide por la importancia y la grandeza del dador.
Ahora podemos entender la diferencia entre Tzedaká y un obsequio. Con un obsequio, cuando quiere demostrar su amor por su amigo o su maestro, o sus padres o hijos, si el dador no le notifica que le ha dado el obsequio, ¿cómo se enterará el receptor del amor del dador por él? Esto haría que dar el obsequio sea en vano, sin ningún provecho.
Sin embargo, hay otra condición con respecto a un obsequio. Lo que él da debe ser algo accesorio y no una necesidad. Por lo general, no decimos: «Le envié a este pobre hombre un obsequio de pan y pescado para Shabat». Tampoco decimos: «Le envié al novio un reloj de oro como Tzedaká». Más bien, un obsequio es meramente un accesorio, y una Tzedaká es una necesidad y no un accesorio.
Pero enviar accesorios, de los cuales el otro no tiene necesidad, ¿para qué enviarlos? Es para mostrarle su amor. De ello se deduce que, si no le notifica que lo ha enviado, ¿cuál es el beneficio del obsequio? Por eso nuestros sabios dijeron: «El que le da un obsequio a su amigo, debe notificárselo».
Él no solo tiene que notificarle que le ha enviado el obsequio, sino también el valor del obsequio, ya que, según el valor del obsequio, así será la medida del amor revelado entre ellos, ya que en la medida en que el receptor se impresione con el obsequio, así será su medida de gratitud, y por medio de esto, se forma un vínculo de amor entre ellos.
Pero con una Tzedaká, no hay ningún asunto de amor, ya que la Tzedaká solo concierne al dador, y él no tiene conexión con el receptor. Ahí, es justo al contrario: si el receptor agradece al dador, entonces el dador ya no lo da como Tzedaká, sino que tiene un lugar para aferrarse a la Tzedaká, que es Lo Lishmá (no en Su nombre) y recibir gratitud de parte de él. Por lo tanto, evidentemente, una Tzedaká debe estar oculta, es decir, solo por el propósito de la caridad, y no porque los pobres le den algo de placer a cambio.
Con respecto a la ocultación, como en la Mitzvá (precepto) de la Tzedaká, debemos discernir dos formas:
1) La primera es simple: el receptor de la Tzedaká no conoce la identidad del dador.
2) El dador tampoco sabe a quién da. Esto es dar con ocultación, tanto por parte del dador como por parte del receptor.
Ahora podemos entender el significado de un obsequio y la Tzedaká en el trabajo. Fe significa ir por encima de la razón. Esto se considera que no se ve, y se llama «en ocultamiento». La fe también se llama Tzedaká porque la persona que da la Tzedaká no quiere que los pobres le den nada a cambio. Una persona que no tiene nada, razón por la cual es pobre, no puede dar nada al dador de la Tzedaká, pero podría devolverle gratitud por la Tzedaká. Por eso dijeron: «La Tzedaká que es con ocultamiento es la verdadera Tzedaká», ya que el pobre no sabe a quién agradecer.
Por lo tanto, aquel que asume el reino de los cielos, llamado «fe en el Creador», debe tratar de hacerlo dando en ocultamiento, de modo que la persona no sepa con su intelecto, lo cual se considera no saber para quién trabaja, sino que está trabajando por encima de la razón. Pero aquí la cuestión es al revés, ya que cuando el hombre pobre recibe Tzedaká, el receptor no sabe quién le dio el Tzedaká, pero el dador sí lo sabe.
Sin embargo, también hay una segunda forma en la que el dador tampoco sabe a quién da. En cambio, con la fe, que es llamada Tzedaká, es como está escrito: «Y él creyó en el Señor y eso le fue contado como Tzedaká (caridad)» (Génesis 15: 6). Esto es justo lo contrario. Maljut, que es llamada «pobre y carente», como está escrito en El Zóhar, que Maljut es llamada «Pobre y carente porque ella no tiene nada propio, excepto aquello que su marido le da». Es decir, Maljut no tiene nada por sí misma excepto lo que su marido le da.
De ello se resulta que la persona que da Tzedaká al Creador, que es llamada «fe», no sabe a quién da. Pero el Creador sabe quién es el dador, es decir, de quién ha recibido la Tzedaká. Es decir, el pobre sabe, y el dador, es decir, la persona, no sabe a quién le da. Esto se llama «el reino de los cielos», y se dijo al respecto: «Y él creyó en el Señor y eso le fue contado como Tzedaká». En otras palabras, la fe debe ser como la Tzedaká, que es dar con ocultación. De lo contrario, no se considera fe, sino saber, es decir, saber en el intelecto.
Ahora debemos interpretar lo que los exégetas preguntan acerca de las palabras: «Y él creyó en el Señor y eso le fue contado como Tzedaká». La cuestión es que no sabemos quién pensó en quién. De acuerdo con la regla, hemos aprendido: «Solamente Él hace y hará todas las acciones». Por lo tanto, la pregunta es: ¿Qué hace una persona con su elección? Si el Creador hace todo, entonces, ¿dónde está el espacio para elegir, que es el trabajo del hombre?
Baal HaSulam dijo en nombre de Baal Shem Tov, que antes de un acto, la persona debería decir: «Si no soy para mí, ¿quién será para mí?» porque todo depende de la elección del hombre. Pero, después del acto, debería decir: «Todo está bajo la supervisión del Creador», y no debe decir: «Mi fuerza y el poder de mi mano me han conseguido el éxito». Por el contrario, aunque no prevaleciera, aun así, haría lo mismo, porque fue el Creador quien lo hizo. Esto se considera que el hombre debería creer en la Providencia Privada.
Por lo tanto, debemos hacer dos discernimientos en la fe en el Creador, que es llamada Tzedaká:
1) El hombre se sobrepone y asume el yugo del reino de los cielos y hace Tzedaká al Creador creyendo por encima de la razón. Esto se llama «dar en ocultamiento». También se llama Tzedaká porque a los pobres no se les pide una recompensa cuando se les da Tzedaká. El pobre no sabe quién le dio, por lo que se puede decir que el dador de la Tzedaká a los pobres puede esperar cualquier recompensa, ya que el dador no sabe a quién le dio. Aquí, con fe, cuando uno asume el reino de los cielos no para recibir una recompensa, es como un hombre pobre. En consecuencia, esto significa que cuando Abraham creyó en el Señor, Le dio Tzedaká.
2) Debemos señalar que el Creador le hizo una Tzedaká a Abraham. Es decir, después del trabajo de sobreponerse, el hombre debe decir que el Creador «hace y hará todas las acciones». De ello se deduce que el Creador le dio a Abraham la fuerza de sobreponerse por encima de la razón, que es llamada Tzedaká. Esta Tzedaká –para que Abraham tuviera la fuerza de dar Tzedaká– se considera como el Creador dando la Tzedaká a Abraham.
Las palabras «No sabemos quién consideró a quién» significan que inicialmente, Abraham pensó que, al creer, le da Tzedaká al Creador. Después del acto, dijo que el Creador consideró dar la fuerza de la fe para que pudiera creer en forma de Tzedaká. El Creador contempló darle la fuerza; y por consiguiente, tenía la fuerza para creer.
Con esto entenderemos por qué la fe se llama Tzedaká, y Tzedaká toma su nombre de ambas. De ello resulta que, en el trabajo, un «obsequio» significa Torá. Se llama Mataná (obsequio), como está escrito: «De Mataná a Najaliel». Además, al Shabat se le llama «obsequio», como fue dicho que el Creador dijo: «Tengo un buen obsequio que forma parte de Mi tesoro; su nombre es Shabat; ve y díselo».
Debemos entender por qué la Torá se llama «obsequio», y Shabat también se llama «obsequio». Se sabe que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones. Para el propósito de Dvekut (adhesión), se realizó un Tzimtzum (restricción), por lo que el deleite y el placer iluminan solo en las vasijas que tienen equivalencia con la Luz, es decir, las vasijas con el fin de otorgar. Este asunto tuvo lugar porque debía haber equivalencia de forma. Sin ella, el receptor se queda alejado del dador, hasta el punto de que las criaturas que descendieron a este mundo, debido a la disparidad de forma, quedaron alejadas de la raíz y no conocen su origen. Es decir, las criaturas deben creer que provienen del Creador, aunque no sepan de dónde vienen.
Esto es como está escrito en el ensayo «Apertura a la Sabiduría de la Cabalá» (punto 10): «Así, descubren que esta Néfesh (alma), la Luz de la vida que está revestida con el cuerpo, se extiende desde Su propia esencia, como existencia a partir de la existencia. A medida que atraviesa los cuatro mundos ABYA, se aleja cada vez más de la Luz de Su rostro hasta que llega a su Kli (vasija) designado llamado Guf (cuerpo). Esto es considerado como que el Kli ha completado su forma deseable. E incluso si la Luz en él ha disminuido tanto que su origen se vuelve indetectable, mediante la dedicación a la Torá y Mitzvot (preceptos) para dar satisfacción al Creador, uno limpia su Kli, llamado Guf, hasta que se vuelve digno de recibir la abundancia».
De este modo, al observar la Torá y Mitzvot con el fin de otorgar, reciben Kelim (vasijas) de otorgamiento, en las cuales hay un lugar capaz de recibir la Luz llamada «Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones». Esto se denomina un «obsequio». Es decir, la fe es considerada como una persona que da al sobreponerse a los pensamientos en el cuerpo y creyendo en el Creador. Por esto se considera que la persona está dando y que la fe es llamada Tzedaká. Pero un obsequio es cuando la persona toma lo que el Creador le da. La Tzedaká es todo lo contrario: una persona le da Tzedaká al Creador y el Creador es el receptor.
Como explicamos anteriormente, un regalo se denomina «lujos». Es decir, la persona puede vivir sin el obsequio también. Pero una «Tzedaká para los pobres» significa precisamente necesidad, ya que sin alimentos es imposible vivir. Por esta razón, dado que es imposible ser judío sin fe, resulta que la fe se considera «necesidad». Sin embargo, es posible ser judío sin Torá, aunque sería considerado «sin educación», es decir, uno que no ha sido recompensado con la Torá, llamada «los nombres del Creador», donde está envuelto el deleite y el placer llamados «Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones».
Además, está escrito: «Un alma sin conocimiento tampoco es buena». Nuestros sabios dijeron: «No hay más bien que la Torá», y como está escrito: «Porque les he dado una buena lección, Mi Torá (ley); no la abandonen» (Berajot 5a). No obstante, ya se le considera «Israel».
Ahora podemos entender por qué la Torá es llamada un «obsequio». Dado que el Creador es el Dador, como está escrito: «Te he dado una buena lección, Mi Torá (ley); no la abandones». Asimismo, se considera un lujo, es decir, que es posible ser judío sin la Torá, siempre y cuando uno sea recompensado con la fe, que es Tzedaká, porque sin la fe es imposible ser judío. Por esta razón, la fe es llamada Tzedaká, y la Torá es considerada como que el Creador es el Dador del obsequio.
También, Shabat se llama «obsequio», como dijeron nuestros sabios: «Shabat es una similitud con el mundo venidero (El Zóhar, Bereshit), y como también dijeron: "Shabat le fue dado a Israel para Kedushá (Santidad), para el placer y para el descanso, no para el padecimiento» (Midrash Tanjuma, Capítulo 18:1).
Ahora podemos comprender lo que hemos preguntado: «¿Cuál es la preparación para la víspera de Shabat, en el trabajo?» Normalmente, solo se solicita la Tzedaká y uno no hace comprobaciones con la comida, sino que a todo aquel que extienda la mano, se le da. Acerca de esto, hemos explicado que la fe es llamada asumir el yugo del reino de los cielos, lo cual se da a todo aquel que extienda su mano. Es como está escrito (en la oración final): «Das una mano a los transgresores, y Tu derecha se extiende para acoger a los que retornen». Esto es porque, en lo que respecta a la necesidad, nuestros sabios dijeron (Sanedrín 37): «Todo aquel que sustenta a un alma de Israel, es como si hubiera sustentado un mundo entero».
Esto no es así con un obsequio. Por lo general, las personas no piden obsequios. En cambio, cuando amamos a alguien y deseamos expresarle amor, para que sepa que lo amamos, por esa razón le enviamos obsequios. Además, el valor del obsequio refleja la medida del amor, es decir, el valor del regalo es equivalente a la medida del amor.
Por esta razón, cuando una persona quiere que su amigo le envíe obsequios, debe esforzarse por hacer cosas que le gusten a su amigo, para que así lo ame. El amor hace lo que tiene que hacer y por medio de esto recibirá obsequios de su amigo. Sin embargo, no es aceptable pedir un obsequio.
Con esto entenderemos lo que hemos preguntado: «¿Cuál es el problema en la víspera de Shabat, en el trabajo?» Es que una persona asume el reino de los cielos. Pero para el reino de los cielos, llamado Tzedaká, uno debe pedir al Creador ya que hubo un Tzimtzum y ocultamiento, de modo que no sentimos al Creador dentro de la razón, sino que debemos aceptar la fe por encima de la razón. Y como el cuerpo no está de acuerdo con aquello que la razón no demanda, la persona se encuentra en el exilio dentro del amor propio, y no puede entender cómo puede salir de este exilio.
Esto es llamado el «exilio en Egipto». Acerca de esto se dijo: «Yo, el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto». Solo el Propio Creador puede cambiar nuestra naturaleza y liberarnos del amor propio para pasar al amor del Creador, y solo entonces podremos observar: «Y amarás al Señor tu Dios».
Esta petición que una persona hace para recibir la fuerza de la fe, se llama Tzedaká. Es tal como rezamos (escrito en la oración: «Como es hoy...» que decimos en el Musaf (oración suplementaria) de Rosh Hashaná después de «Hoy Tú nos fortaleces»): «Se dijo que tendremos Tzedaká porque observaremos y haremos toda esta Mitzvá ante el Señor nuestro Dios, como Él nos ha ordenado».
Asimismo, Baal HaSulam dijo sobre «Una Mitzvá» o sobre «Esta Mitzvá», que se refiere a la Mitzvá de la fe. Por lo tanto, significa que le decimos al Creador que si tenemos la fuerza para hacer toda esta Mitzvá, será Tzedaká por parte del Creador si Él nos da la fuerza de la fe por encima de la razón, lo cual se denomina «acto», porque está por encima de nuestra razón; y se denomina «acto».
Resulta que el trabajo que una persona debe hacer y en el que debe esforzarse en la víspera de Shabat para tener algo que comer en Shabat, significa que se sabe lo que es costumbre en el mundo, que una persona solo se preocupa por obtener cosas que le dan deleite y placer. Por ejemplo, vemos que hay personas que trabajan en dos trabajos o que trabajan más horas de lo que tienen para trabajar, según los días y las horas que el estado ha determinado. Cada uno gana un salario de acuerdo a sus horas y sus habilidades. Sin embargo, algunos trabajan más que otros. Claramente, con esto uno quiere obtener lo que desea y esa es la recompensa que le da fuerza para trabajar.
Es decir, según la medida de la recompensa que uno espera, así será su fuerza para trabajar. Nuestros sabios dijeron que es como el trabajo y la comida. La comida se considera la recompensa. Por lo tanto, dijeron: «Quién que no trabajó en la víspera de Shabat» que es el momento de preparar los ingredientes de la comida y no preparó los ingredientes de la comida, «¿qué es lo que comerá?» ya que los ingredientes son ciertamente el trabajo y el esfuerzo.
Por lo tanto, resulta que dado que Shabat es un obsequio –llamado una «comida»– y la costumbre es que quien tiene una comida solo invita a los que ama, resulta que, los «ingredientes de la comida» significan la preparación para ser invitado a la comida. Esto es así porque, desde la perspectiva del Creador, una persona no Le da ninguna ayuda al Creador con la comida. Por el contrario, lo que uno puede hacer para preparar la comida es que sea invitado. Y solo puede hacerlo de una única manera: haciendo buenas acciones que sean del agrado del Creador, para que el Creador lo ame.
Como decimos: «El que escoge a Su pueblo Israel con amor». Esto significa que el Creador elige a su pueblo, Israel. Pero la pregunta es, ¿qué es Israel? Es asumir sobre sí mismo la fe. Esto recibe el nombre de «Israel», y toda la preparación es el esfuerzo para convertirse en Israel.