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Rabash / ¿Qué es la preparación para la recepción de la Torá? - 1

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

¿Qué es la preparación para la recepción de la Torá?-1

Artículo 18, 1987

El escrito dice: «Y descendió el Señor al monte Sinaí, a la cima de la montaña». En cuanto al pueblo, el escrito dice: «Y se pararon al pie del monte».

Debemos entender qué significa lo escrito acerca del Creador: «Y descendió», que significa un descenso, una disminución. Después de todo, esto fue en el momento de la entrega de la Torá, entonces, ¿por qué debería considerarse esto como un descenso para el Creador, si éste era un momento de alegría?

Nuestros sabios dijeron acerca de «y se pararon», lo cual enseña que «Él forzó la montaña sobre ellos como una palangana» y dijo: «Si aceptan la Torá, muy bien. Pero si no lo hacen, allí será su lugar de entierro» (Shabat 88). Él preguntó allí en el Tosfot: «Forzó la montaña sobre ellos como una palangana», aunque ya habían precedido el hacer al escuchar. Hay muchas respuestas a esta pregunta, pero también debemos entender el significado de forzar sobre ellos la montaña como una palangana, en el trabajo.

Para entender lo anterior, debemos recordar la regla conocida de que no hay Luz sin un Kli (vasija). Es decir, no puede haber llenado sin carencia. Es imposible disfrutar algo sin anhelarlo, y anhelar algo se llama «preparación», esto significa, una necesidad. La necesidad de algo determina el anhelo, y la magnitud del placer se mide de acuerdo con la magnitud del anhelo.

De esto resulta que, antes de la entrega de la Torá, debía haber una preparación para la recepción de la Torá. De lo contrario, no podría haber alegría de la Torá. Es decir, tenían que preparar la necesidad de recibir la Torá, y la necesidad produce anhelo, tal como fue mencionado. De acuerdo con la magnitud del anhelo, en ese mismo grado, podemos disfrutar de la Torá. Sin embargo, debemos saber cuál es realmente la necesidad de la recepción de la Torá.

Nuestros sabios dijeron (Baba Batra 16): «El Creador creó la inclinación al mal, y le creó un condimento». Rashi interpretó: «Creó para ella la Torá como condimento», que cancela pensamientos de transgresión, como se dijo (Kidushin 30): «Si te lastimó este villano, llévalo al seminario». Y allí, en Kidushín, dijeron: «Así el Creador les dijo a Israel: “He creado la inclinación al mal, y le He creado la Torá como condimento. Si se ocupan de la Torá, no serán entregados en su mano”, como se dijo: “y si haces bien”. “Pero si no se dedican a la Torá, serán entregados en su mano”, como fue dicho: “El pecado está agazapado en la puerta”».

En consecuencia, vemos que la Torá es una corrección para salir del gobierno de la inclinación al mal. Esto significa que, aquel que siente que tiene inclinación al mal, es decir, siente que la inclinación al mal, con todos los consejos que le da al hombre acerca de cómo ser feliz y disfrutar de la vida, tienen como objetivo perjudicarlo. Es decir, le impide lograr el verdadero bien, llamado «Dvekut (adhesión) con el Creador». Esta es la razón por la cual el hombre dice al respecto que esta inclinación es mala y no buena.

Sin embargo, es muy difícil para el hombre decir esto respecto de la inclinación. Es decir, la inclinación al mal le hace comprender que le conviene preocuparse en como disfrutar de la vida, que sienta placer por las acciones que realiza, lo que significa que todas sus acciones serán solo por su propio beneficio. Le hace comprender que uno debe conocer la regla de que todos los consejos que le brinda son con respecto a un solo pensamiento: su propio beneficio. Y a pesar de que, a veces le dice que debería hacer algo en beneficio del prójimo, no es porque sí que le dice que trabaje para el prójimo, sino que esto es calculado de antemano que de este acto más tarde surgirá un beneficio para uno mismo. Por lo tanto, ¿cómo puede uno decir de ella que es una inclinación al mal, cuando ella le dice que le crea que no tiene ningún otro objetivo más que beneficiarlo, y no el beneficio de nadie más?

Por esta razón, el hombre tiene mucho trabajo para llegar a sentir que su deseo de recibir es malo, en la medida en que el hombre llegue a saber con absoluta certeza que no tiene mayor enemigo en el mundo que el receptor en él, o como el Rey Salomón lo llamaba, el «enemigo». Es como está escrito: «Si tu enemigo está hambriento, aliméntalo con pan». Es muy difícil para uno determinar de una vez por todas que es mala y solo quiere que fracase al andar por el buen camino, que es realmente lo opuesto al camino del receptor, ya que el camino de la verdad es solo otorgar, mientras que el receptor quiere solo recibir. De esto se sigue que, aquí es donde uno debe elegir si se le debe llamar «bueno» o «malo».

Nuestros sabios dijeron al respecto (Nidá): «Rabí Hanina Bar Papa dice: “El ángel designado para el embarazo se llama Laila (noche). Toma una gota y la coloca ante el Creador y le dice: ‘Amo del mundo, ¿qué será de esta gota? ¿Será heroico o débil, sabio o tonto, rico o pobre?’. Pero ‘malvado o justo’ no dijo. Más bien, esto fue dejado a la elección del hombre”».

Debemos interpretar que la elección significa determinar, decidir y nombrar el receptor en uno, o que se trata realmente de la buena inclinación porque se preocupa por el beneficio del hombre y no se distrae ni siquiera por un momento en preocuparse por los demás. Por esta razón, vale la pena escucharla, ya que solo ella se preocupa por su propio beneficio, lo que significa que será feliz. Por lo tanto, se debe confiar en ella y no desviarse de ella hacia la derecha o hacia la izquierda, sino cumplir todas sus órdenes y no desobedecer.

También existe la opinión opuesta, que (esta inclinación) es realmente mala porque al escucharla y al dedicarnos al amor propio, nos alejamos del Creador debido a la disparidad de forma. Entonces, de por sí, la cualidad del juicio rige sobre uno, lo cual se hizo debido a la corrección del Tzimtzum (restricción) que se hizo a la Luz de hacer el bien a Sus creaciones. Por esta razón, el nombre del Creador, Bueno que hace el bien, no puede revelarse donde hay amor propio. Y por esta razón, uno debe decidir y determinar de una vez por todas que el amor propio es realmente malo y dañino para el hombre.

Sin embargo, surge la pregunta, ¿de dónde puede uno recibir fuerzas para poder llevar a cabo la elección y decir acerca del receptor que es tan malo, al punto de declarar que a partir de hoy, ya no lo escuchará?

La verdad es que esto también requiere la ayuda del Creador para que le muestre la verdad, que el receptor para uno mismo es el mal y el verdadero enemigo del hombre. Cuando uno llega a sentir esto, él está inmune al pecado. Entonces, de por sí, todas las ocultaciones y castigos se le quitan porque cuando se sabe que esto es el ángel de la muerte, ciertamente, todos escapan de la muerte. Este es el momento en que se puede revelar el deleite y el placer que hay en el propósito de la creación. En ese momento, uno llega a alcanzar al Creador, que se llama Bueno que hace el bien.

En consecuencia, debemos interpretar lo que está escrito (Génesis 8:21): «Y el Señor dijo a Su corazón: “No maldeciré más la tierra por causa del hombre, porque la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud”». Najmánides interpretó «a Su corazón» que no reveló el asunto al profeta en ese momento. E incluso Even Ezra agrega y dice: «Después, Él le reveló Su secreto a Noé».

Es difícil entender este versículo, porque el Creador solo ahora vio que «la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud» y antes de esto, ¿Él no lo sabía?

En el trabajo, debemos interpretar que el Creador ahora reveló, después de mucho trabajo que uno ha invertido en despertar para alcanzar la verdad, es decir, saber realmente por qué nació y qué meta debe lograr, por lo que ahora el Creador le reveló que la inclinación del corazón del hombre, que es el receptor, es mala desde su juventud. Es decir, no se puede decir que ahora ve que la inclinación se ha vuelto mala. Más bien, es mala desde su juventud. Sin embargo, hasta ahora no podía determinar que era realmente malvada; por lo tanto, uno estaba en estados de ascenso y descenso. En otras palabras, a veces escuchaba a la inclinación y decía que de hoy en más sé que este es el enemigo y todo lo que me aconseja hacer es en mi perjuicio.

Pero después, otra vez asciende el poder de la inclinación y una vez más la escucha y trabaja para ella de todo corazón, y así sucesivamente. Siente que es como «un perro que vuelve a su vómito». Es decir, ya ha decidido que no era apto para él escucharla porque todos los nutrientes que le da la inclinación son alimentos adecuados para las bestias y no para el hombre. Pero, de repente, regresa a la comida para animales y olvida todas las decisiones y opiniones que tenía antes. Después, cuando se arrepiente, ve que no tiene otra alternativa más, sino que el Creador le permita ver que la inclinación llamada «mal» es realmente malvada. Entonces, una vez que el Creador le haya dado este conocimiento, no volverá a desviarse, sino que le pide al Creador que le dé fuerza para sobreponerse a ella en cada una de las veces que la inclinación quiere hacerle fallar, por lo que tendrá la fuerza para sobreponerse a ella.

De esto resulta que, el Creador debe darle tanto el Kli (vasija) como la Luz, es decir, tanto el conocimiento que la inclinación es malvada y que existe la necesidad de salir de su dominio, y la corrección de esto es la Torá, como está escrito: «He creado la inclinación al mal, He creado la Torá como condimento». En consecuencia, el Creador le dio la necesidad de la Torá, así como la Torá. Esto es considerado como que «el Creador le da la Luz y el Kli».

De acuerdo con lo mencionado, debemos interpretar el versículo anterior: «Y el Señor dijo a Su corazón». Los intérpretes dijeron que no revelar el asunto al profeta se considera «a Su corazón». Después, Él reveló su secreto. ¿Cuál es el secreto? Que la inclinación del corazón del hombre es malvada desde su juventud.

Por lo tanto, el orden es que uno primero debe ver por sus propias fuerzas y elegir y determinar que el nombre de la inclinación en su corazón es «mala». Luego, ve que no puede determinar resueltamente que no volverá a oír sus palabras y decir que la inclinación es algo bueno y que es conveniente escucharla, y así se repite. En ese momento, se considera que el Creador dice «a Su corazón», que la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud, pero para el hombre que se ocupa de la elección, el Creador aún no le reveló ese secreto, que la inclinación es llamada «mal» porque es malvada. Esto se hace con el fin de darle al hombre espacio para elegir y determinar que es mala.

Pero luego, cuando uno ve que no puede decir que es completamente malvada, sino que se arrepiente cada vez, entonces viene el estado en el que clama al Creador: «¡Ayúdame!». Este es el significado de lo que dice Even Ezra: «Después, Él reveló Su secreto a Noé». Significa que a Noé se lo llama «servir al Creador». Es decir, cuando el Creador le revela a uno que la inclinación es mala desde su juventud, lo cual no es nada nuevo que la inclinación al mal es malvada: «Pero no te dije. Ahora que te estoy revelando este secreto, que la inclinación del corazón del hombre es malvada, puedes estar seguro de que ya no la escucharás, ya que Yo mismo te revelé esto. Por lo tanto, ya no voy a maldecir», ya que no habrá más necesidad de castigos, ya que todo estará bien, como se dice: «Y no golpearé más a todos los vivientes, como lo hice».

Esto significa que antes de que el Creador revelara que la inclinación del corazón del hombre es malvada, tenía que haber ascensos y descensos. Es decir, al comienzo del trabajo tuviste vitalidad, pero, para caminar por el camino correcto, debías golpear a todos los seres vivos, lo que significa que te quité la vitalidad que tenías en el trabajo y descendiste de allí de nuevo a un estado de bajeza porque posees el mal, que es la inclinación al mal. Entonces puede haber: «He creado la inclinación al mal, He creado la Torá como condimento». Pero antes de tener esta inclinación al mal, no siente la necesidad por la Torá. Por esta razón, solo después de que el Creador revelara el secreto de que la inclinación del corazón del hombre es malvada, puede haber entrega de la Torá, ya que no hay Luz sin Kelim (vasijas), y solo donde hay necesidad es posible darle a alguien lo que necesita.

Sin embargo, eso que el Creador que revela que la inclinación del corazón del hombre es malvada también se llama «Luz», es decir, llenado, y no hay llenado sin carencia. Por esta razón, uno no puede ser recompensado con que el Creador le revele el mal antes de necesitarlo, ya que existe la regla de que no es el camino del hombre actuar innecesariamente, y lo es aún más con respecto al Creador, quien no hace nada innecesariamente.

En consecuencia, ¿de dónde uno puede recibir la necesidad de que el Creador le revele el secreto antes mencionado? Por esta razón, uno necesita comenzar el trabajo y saber que su deseo de recibir es su mal, y debe escapar de su dominio, y todo lo que hace en la Torá y en la plegaria, o cuando se dedica a las Mitzvot (preceptos), debe tratar de hacer que todas estas acciones le traigan el reconocimiento del mal. Cuando siente que es malo y quiere realizar actos de otorgamiento, comienza a recibir vitalidad. Cuando cae de su grado, pierde la vitalidad.

Es el Creador mismo quien lo hace caer de su grado, ya que todavía no ve el verdadero mal en él. Pero a través de los descensos que tiene cada vez, le pide al Creador que le revele de una vez y para siempre que el deseo de recibir es malo y que no debe sentirse atraído por éste.

De esto se deduce que los descensos que tiene, vienen a él desde el Creador, tal como está escrito: «Y no golpearé más a todos los vivientes», para recibir de Él la vitalidad en la Torá y el trabajo, y para permanecer sin vitalidad alguna de Kedushá (santidad) porque el hombre ya se ha completado con la necesidad del Creador de ayudarlo a reconocer el mal permanentemente, para no anhelar una vez más escuchar la voz del mal. Es así porque el hombre ha llegado a la necesidad de que el Creador lo ayude, ya que ahora ve que es imposible que alguna vez le guste la inclinación al mal y quiera escucharla, sino que se desviará de nuevo cada vez. Esta es la razón por la cual él necesita del Creador ahora, para ayudarlo a reconocer que la inclinación dentro de él es su mal, y es la razón que le impide lograr el deleite y el placer que el Creador ha creado para las criaturas.

Esta es la razón por la cual uno tiene muchos descensos, porque con esto se forma un deseo dentro de él para anhelar que el Creador lo ayude a sentir que la inclinación del corazón del hombre es malvada.

Ahora podemos entender lo que preguntamos: ¿Cuál es la preparación para la recepción de la Torá? La respuesta es: la inclinación al mal. Porque, cuando una persona sabe que tiene maldad en él, después de que el Creador le haya informado esto, en el hombre nace una nueva necesidad: cómo vencerla. Sin embargo, esto solo puede ser a través de la Torá, como dijeron nuestros sabios: «He creado la inclinación al mal, He creado la Torá como condimento». Esta es la preparación para la recepción de la Torá. Es decir, la necesidad de la Torá se llama «la preparación para la recepción de la Torá».

Con esto entenderemos lo que preguntamos sobre el significado de las palabras: «Y el Señor descendió al monte Sinaí, a la cima de la montaña». ¿Qué es «la cima de la montaña» y cómo puede hablarse de un descenso acerca del Creador? Se sabe que, en la espiritualidad, el nombre es de acuerdo a la acción, como está escrito acerca de Manoaj con el ángel que dijo: «¿Por qué pides mi nombre?», Más bien, esto es de acuerdo a la acción.

Por ejemplo, un ángel que sana se llamará Ángel Rafael (la curación del Creador), y así sucesivamente. Del mismo modo, cuando el Creador envía salud a una persona, el Creador se llama «Sanador de los Enfermos». Según lo anterior, cuando el Creador le revela al hombre que la inclinación del corazón del hombre es malvada es considerado como el Creador que revela a una persona en qué estado de descenso nació el hombre, como está escrito: «Malvada desde su juventud», es decir desde el día en que nació. Entonces, el Creador recibe el nombre de la acción, mostrándole al hombre su estado de bajeza, y esto se llama: «Y el Señor descendió al Monte Sinaí».

Encontramos dos expresiones aquí:

1) En cuanto al Creador, está escrito: «Y el Señor descendió al monte Sinaí, a la cima de la montaña».

2) En cuanto al pueblo, está escrito: «Y se pararon al pie del monte».

Debemos entender qué es una «montaña». La palabra Har (montaña) proviene de la palabra Hirhurim (pensamientos), que es el intelecto del hombre. Todo lo que está en el intelecto se considera como «en potencia». Después, puede expandirse de hecho en la práctica. En consecuencia, podemos interpretar: «Y el Señor bajó al Monte Sinaí, a la cima de la montaña», como el pensamiento y el intelecto del hombre, lo que significa que el Creador informó a todo el pueblo que la inclinación del corazón del hombre es malvada desde su juventud. Después de que el Creador les informó en potencia, es decir, en la cima de la montaña, lo que estaba en potencia se expandió a la realidad de hecho.

Por esta razón, el pueblo llegó a sentir realmente y todos sintieron en el momento la necesidad de la Torá, tal como está escrito: «He creado la inclinación al mal; He creado la Torá como condimento». Ahora dijo que a través de realmente sentir, se vieron obligados a aceptar la Torá, es decir, sin elección, ya que vieron que, si recibían la Torá, tendrían deleite y placer, y si no, allí sería su entierro. En otras palabras, si permanecemos en nuestro estado actual, nuestras vidas no serán vidas, sino que serán nuestro lugar de sepultura.

En consecuencia, debemos interpretar: «Y el Señor descendió a la cima de la montaña» significa que una vez que el Creador les informó en la montaña, -en el intelecto, que el mal es la inclinación el corazón del hombre, y una vez que esto se ha establecido en sus mentes, en sus pensamientos e intelecto, funcionó de hecho, tal como está escrito: «Y se pararon al pie de la montaña». En otras palabras, el descenso que estaba en la montaña actuó sobre ellos y se pararon al pie de la montaña, es decir, los descensos anteriores los controlaban.

Resulta que «forzó la montaña sobre ellos como una palangana» significa el descenso y la información que recibieron en la montaña, es decir, con el pensamiento sobre ellos que ahora tendrán que recibir la Torá porque esta montaña, es decir este descenso, les causa la necesidad de recibir la Torá, para que puedan vencer el mal en sus corazones.

El significado de «forzó sobre ellos» es que la razón por la que ahora deben recibir la Torá y no tienen otra opción es la montaña, es decir, la información que recibieron en el pensamiento y el intelecto de que están en un estado de descenso porque tienen el mal en sus corazones. Esto se parece a una palangana, lo que significa que es coercitiva y no tienen otra opción. Esto se considera como la montaña que los controla en la parte inferior.

En consecuencia, deberíamos preguntarnos: ¿Qué significa eso a través del milagro en Purim, cuando nuestros sabios dijeron: «guardaron y asumieron»?

Es así que hasta ahora fue de forma coercitiva, pero de ahora en adelante será voluntariamente (Shabat 88). Decía: «Raba dijo: “Sin embargo, la generación lo recibió en los días de Asuero”, como está escrito: “Los judíos guardaron y asumieron”». Rashi interpretó que era por el amor al milagro que se hizo por ellos.

Debemos explicar esto como está escrito en la «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot» (p. 41): «Hay un amor condicional, donde debido al placer que siente en la Torá y los Mitzvot, él las cumple. Pero hay un grado más elevado llamado “amor incondicional”, en el que, debido al milagro, ellos asumieron cumplir la Torá y las Mitzvot sin esperar nada a cambio».