Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
La grandeza de la persona depende de la medida de su fe en el futuro
Artículo 9, 1987
Está escrito en el Zóhar (BeShalaj, pág. 64, y en el Comentario Sulam, Artículo 216): «Entonces cantará Moshé». Debió haber dicho: «Cantó». Y responde: Es porque esta cuestión depende del futuro por venir que él completó para ese momento, y completó para el futuro por venir, cuando Israel alabe con este canto, en el futuro por venir. «Esta canción» está en forma femenina, pero debería haber dicho: «Este canto», en forma masculina (en hebreo). Y responde: «Esta es la canción, ya que la Reina (Matronita o Maljut) alaba al Rey». Rabí Yehuda dijo: «Por tanto, es la canción de la Reina al Rey, entonces, ¿Por qué dice: “Moshé y los hijos de Israel”? Después de todo, la Reina debió haber sido la que estuviera alabando». Responde: «Felices son Moshé e Israel, porque conocen cómo alabar debidamente al Rey para la Reina».
Debemos entender la respuesta que da acerca de lo que está escrito en tiempo futuro, que se refiere al futuro por venir. ¿Qué viene a enseñarnos en el trabajo? Debemos, además, entender la respuesta que está dando acerca de por qué escribe «Canción» en forma femenina, que lo interpreta que se refiere a Maljut, es decir, que Maljut está alabando al Rey, sobre lo cual preguntó Rabí Yehuda. Entonces, si su intención es Maljut, ¿Por qué dice «Moshé y los hijos de Israel»? Por esta razón, él debe interpretar que se refería que Moshé y los hijos de Israel, saben cómo alabar al Rey para Maljut. También debemos entender el significado de que Moshé e Israel deben alabar al Rey para Maljut, y por qué no tienen que alabar al Rey para sí mismos, sino para Maljut.
Se sabe que Moshé es llamado «El pastor fiel». Baal HaSulam interpretó que Moshé estaba proveyendo el discernimiento de la fe al pueblo de Israel, y la fe se llama Maljut (reino). En otras palabras, él implantó el temor por los Cielos, también llamado «El reino de los Cielos», en el pueblo de Israel. Por esto a Moshé se le llama «El pastor fiel», debido a la fe. Sobre esto está escrito: «Y ellos creyeron en el Creador y en Moshé, Su siervo», es decir, porque Moshé había implantado en ellos la fe en el Creador.
Es sabido que uno no puede vivir de lo negativo, sino solo de lo positivo. Esto es así porque «Sustento» se refiere a lo que una persona recibe y disfruta de recibir. Esto nos llega del propósito de la creación, llamado «Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones». Por lo tanto, uno debe recibir deleite y placer para tener algo con lo que deleitar a su propio cuerpo. Esto se llama «Lo positivo», es decir, un llenado. Y con este llenado, la persona satisface sus carencias.
Pero una persona necesita además, una carencia. De otra manera, no hay lugar donde la Luz de vida pueda entrar. Una carencia es llamada «Kli» (vasija). Significa que si uno no tiene Kelim (vasijas), no puede recibir nada. Una carencia es llamada «Deseo», es decir, que él tiene deseo por algo y siente que esto le hace falta, y desea llenar la carencia. En el grado en que siente su carencia y en el grado en que necesita satisfacer su carencia, en este grado se mide su carencia. En otras palabras, una carencia grande o pequeña depende de la medida de la urgencia por satisfacer esa necesidad.
Esto significa que si una persona llega a sentir que le falta algo, y siente esa sensación en todos sus órganos, y sin embargo, no tiene un fuerte deseo de satisfacer su necesidad, y hay muchos factores por los que no tiene un deseo tan grande de satisfacer su carencia:
1. Les dijo a sus amigos lo que necesitaba, y que siente la carencia de ello. Sin embargo, los amigos le hicieron ver que lo que necesita es inalcanzable. Así que sus amigos le influyeron con su opinión de que debe aceptar su situación. Porque ellos debilitaron su fuerza de superación para que pueda prevalecer sobre los obstáculos en su camino para obtener lo que desea. Y de por sí, la carencia y el anhelo se debilitaron también, ya que ve que nunca obtendrá lo que quiere. Por esta razón, es decir, porque ve que es totalmente imposible que pueda satisfacer su carencia, ésta es la razón por la que no obtiene su objetivo: Hace que se debilite su carencia. Resulta que su gran deseo ha disminuido debido a la desesperación.
2. A veces, incluso cuando no les dice a sus amigos lo que anhela, solo se entera de que los amigos hablan entre sí. Se entera de que ya se han desesperado, y eso también le afecta. En otras palabras, el desánimo de ellos le influye y pierde el entusiasmo que tenía por lograr Dvekut (adhesión) lo más pronto posible. Por lo tanto, el pierde esta fuerza de voluntad.
3. A veces uno piensa para sí mismo sin ninguna calumnia del exterior, pero ve que cada vez que desea acercarse a la Kedushá (santidad), cuando comienza a examinarse, se da cuenta de lo opuesto, que está retrocediendo en lugar de avanzar. Y esto le hace perder la fuerza para el trabajo.
Resulta que entonces colapsa bajo su carga. No tiene nada de lo que recibir sustento porque solo ve negatividad y oscuridad. Por tanto, pierde el espíritu de vida que tenía cuando aparentemente tenía un poco de sustento, llamado «vitalizar su alma». Y ahora se siente espiritualmente muerto, es decir, que no puede hacer un sólo movimiento en el trabajo, como si estuviera realmente muerto.
Esto significa, aunque ahora ve la verdad, es decir, que reconoce el mal, que esto es negativo, y de ello la persona no puede recibir ninguna vitalidad, ya que, el sustento para el cuerpo se obtiene específicamente de forma positiva. Por ello, uno debe caminar en la línea derecha por dos razones:
1)
Para
proteger
que
su
deseo
no
se
debilite,
cuando
escucha
calumnias.
2)
Para
recibir
la
vitalidad,
que
proviene
específicamente
de
la
forma
positiva,
es
decir,
que
es
un
asunto
positivo,
que
aquí
hay
un
asunto
de
plenitud.
Sin embargo, es difícil entender cómo, cuando evalúa su orden de trabajo y ve la verdad, que está inmerso en el amor propio, y esto es la verdad, ¿cómo se le puede decir que camine en la línea derecha, llamada «completitud»? Al fin y al cabo, por lo que él puede ver con sus ojos, cuando juzga honestamente, es una mentira total.
Se sabe que lo general y lo particular son iguales. Esto significa que lo particular sigue el mismo orden que se aplica a lo colectivo. En cuanto a lo colectivo, nos fue dado creer en la venida del Mesías (en la plegaria «Yo creo»): «Creo en la venida del Mesías. Y aunque se demore, a pesar de todo, espero su llegada».
Por lo tanto, uno tiene prohibido desesperarse y decir: «Veo que no puedo obtener adhesión con el Creador». Esto se considera que sale del exilio de entre las naciones del mundo, llamado «Amor propio», y viene bajo la autoridad de la Kedushá (santidad), y llega a corregir la raíz de su alma y adherirse a la Vida de Vidas.
De ello se desprende que si uno cree en la redención general, debe creer que la redención le llegará a él en particular. Por lo tanto, uno debe recibir la completitud para sí mismo desde el discernimiento del futuro, de manera que debe representarse a sí mismo la medida de la bondad, el placer y la alegría que recibirá cuando todas sus carencias sean satisfechas. Esto ciertamente le da satisfacción emocional y energía para trabajar en la obtención de esta meta que espera alcanzar.
Resulta que primero uno debe representarse a sí mismo lo que espera, que le hará feliz y dichoso si obtiene lo que esperaba. Sin embargo, primero uno debe conocer a fondo el objetivo que quiere obtener. Si uno no presta mucha atención y mucho escrutinio a lo que espera de su vida, lo que significa que debe decirse a sí mismo: «Ahora he decidido lo que quiero, después de analizar la alegría de la vida, de lo que se puede obtener en el mundo».
Si tiene la oportunidad de alcanzar esto, tendrá la fuerza y la sabiduría para decir: «Ahora puedo agradecer al Creador del mundo por haber creado Su mundo». Ahora puede decir de todo corazón: «Bendito sea Él que dijo: “Que exista el mundo”, ya que siento la bondad y el placer, que realmente es conveniente para mí y para todas las creaciones, recibir este deleite y placer que ahora he recibido del propósito de la creación, llamado “Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones”».
Y aunque todavía esté lejos de alcanzar la meta, si de todos modos sabe con certeza de qué puede recibir su futura felicidad, es como está escrito (Avot, Capítulo 6): «Rabí Meir dice: “Todo aquel que se dedica a la Torá Lishmá (en nombre de la Torá) es recompensado con muchas cosas. Además, el mundo entero vale la pena para él. Se le revelan los secretos de la Torá y se vuelve como un manantial en crecida”».
Y cuando presta atención a esto –a lo que puede lograr–, es decir, cuando siente la importancia de la meta y se imagina la felicidad que alcanzará, ciertamente, la alegría que experimentará cuando lo alcance, es inimaginable.
Así, en la medida en que cree en la importancia de la meta, y en la medida en que cree que, «Aunque se demore, aún espero su llegada», puede recibir el llenado de la Luz de la Vida de la meta futura. Se sabe que hay Luz Interna y Luz Circundante. Baal HaSulam interpretó que la «Luz Interna», se refiere a lo que uno recibe en el presente, y la «Luz Circundante», como la Luz que está destinada a iluminar en el futuro, pero que aún no ha alcanzado la luz. Sin embargo, la Luz Circundante ilumina en cierto grado en el presente, en la medida de certeza que tiene en que la alcanzará.
Dijo que, es como una persona que compró mercancía en el mercado. Como muchas personas trajeron esta mercancía al mercado, su precio bajó. Todos los mercaderes querían vender la mercancía a cualquier precio, pero no había compradores porque todos tenían miedo de comprar, tal vez podría abaratarse aún más.
Entonces un hombre compró toda la mercancía por un precio muy bajo. Cuando llegó a su casa y les contó lo sucedido en el mercado, todos se rieron de él: «¿Qué has hecho? Claro que todos los mercaderes querían vender toda la mercancía que tenían almacenada. Esto sólo hará que todo sea más barato, y como resultado, perderás todo tu dinero».
Pero él insistió diciendo: «Ahora estoy más feliz que nunca, ya que me beneficiaré de esta mercancía no como siempre, cuando sabía que podía obtener un veinte por ciento de beneficio de la mercancía. En cambio, ganaré quinientos por ciento de beneficio. Sin embargo, no la venderé ahora. La almacenaré y la llevaré al mercado dentro de tres años, pues para entonces esta mercancía no se encontrará aquí en el país, y obtendré el precio que quiero».
Resulta que si calcula cuánto ha ganado en el presente, es decir, este año, no tiene nada. Se considera que no tiene nada en el presente con lo que pueda alegrarse.
Esta es una alegoría de la Luz Interna, que ilumina en el presente. Pero la Luz Circundante, llamada «Luz que ilumina específicamente en el futuro», lo ilumina también en el presente, en la medida en que cree que en el futuro recibirá la recompensa completa que espera, y entonces su alegría será completa. Ahora recibe la alegría y el ánimo de lo que recibirá en el futuro.
Esto explica la alegoría anterior, que este comerciante fue ridiculizado por todos por comprar la mercancía en el mercado precisamente cuando era irrelevante, cuando nadie quería comprarla. Sin embargo, la compró como algo que otros dejaron porque no tenía valor, y ahora se alegra y deleita porque cree y está cien por ciento seguro de que dentro de tres años esta mercancía no será encontrada en ningún sitio, y entonces se hará rico. Y así disfruta en el presente de lo que sucederá en el futuro.
De ello resulta que, en la medida en que crea que le llegará −y no desespere por el futuro−, como está escrito: «Aunque se demore, a pesar de todo, aún espero su llegada», puede disfrutar en el presente de lo que vendrá en el futuro.
Así, cuando a una persona se le dice que aunque caminó por la línea izquierda −lo que significa que hizo una crítica y vio que estaba en la más absoluta bajeza− y ve esta verdad, ya que no desea engañarse a sí mismo y justificar sus pensamientos y acciones, sino que busca la verdad y no le importa si la verdad es amarga, sino que desea alcanzar la meta para la cual nació, pero a causa de toda esta verdad no puede seguir viviendo, ya que es imposible vivir sin el placer, llamado «vitalidad» y «vida». Para vivir, se necesita la Luz que vitaliza a la persona. Viviendo, tiene la posibilidad de trabajar y alcanzar la meta. Por ello, debe pasar a la línea derecha, llamada «completitud».
Pero esta completitud −de la cual ahora recibe la vitalidad que sustenta a su cuerpo− debe construirse sobre una base verdadera. Esto trae a colación la pregunta: «¿Cómo puede recibir la completitud cuando ve la verdad, que está en el estado más bajo, inmerso en el amor propio de pies a cabeza y sin una chispa de otorgamiento?».
A eso debería responder: «Todo lo que veo es cierto». Sin embargo, lo es desde la perspectiva de la Luz Interna. Esto significa que, en el presente, se encuentra en la bajeza y no tiene nada de lo que recibir alegría y vida. Pero desde la perspectiva de la Luz Circundante, que es el futuro, cree que «Aunque se demore, espero su llegada».
Resulta que a través de la Luz Circundante que ilumina en relación con el futuro, puede atraerla para que ilumine en el presente. Y en la medida de la fe y la confianza que tiene en la venida del Mesías a nivel personal, puede atraer la vitalidad y la alegría para que ilumine en el presente.
De ello se desprende, que ahora que está caminando en la línea derecha para recibir completitud, es la auténtica verdad, ya que la Luz Circundante ilumina en el presente. Y además, es un camino verdadero, y ya que al creer en la venida del Mesías a nivel personal, es un gran remedio que a través del mandamiento de la fe, el futuro se acerque al presente en él. Esto significa que la Luz Circundante será Interna. Se considera que la Luz se viste realmente en el presente. Se llama «Lo circundante se volverá interno en el futuro».
Así, desde aquí −es decir, desde la fe, que cree de que al final alcanzará la meta, aunque por parte de la razón le muestre cada vez que se aleja de la meta y no avanza-, aun así se sobrepone y va por encima de la razón. Y entonces la fe misma se acumula cada vez en forma de «centavo a centavo se suma en una gran cantidad», hasta que es recompensado con la fe completa permanente, que es el alcance de la Luz de Jasadim en la iluminación de Jojmá, como está escrito en el Comentario Sulam.
Ahora podemos entender lo que preguntamos acerca de por qué el Zóhar explica que por eso que está escrito: «Cantará…» en tiempo futuro. Con ello, implica que Israel están destinados a alabar este canto en el futuro. ¿Qué viene a enseñarnos eso en el camino del trabajo? En materia de trabajo, debemos conocer lo que tenemos ahora, en el presente, y saber lo que debemos hacer. Así, ¿Qué podemos aprender sobre lo que nos depara el futuro?
Como explicamos, debemos caminar en la línea derecha que es completitud, y recibir vitalidad de ella, porque es imposible vivir desde la negatividad. De ahí que se aconseje sentir la completitud desde lo que será en el futuro. Este es el significado de lo que los justos llaman, «Cantar por el futuro porvenir». En otras palabras, ahora –en el presente– están cantando sobre lo que recibirán en el futuro. Esto significa que en la medida en que se imaginan el deleite y el placer que recibirán en el futuro, pueden sentirlo en el presente, siempre que tengan fe en que hay un futuro, lo que significa que en el futuro todos serán corregidos.
Esto es algo que uno puede agradecer ya en el presente. En la medida en que lo siente, ésta es la medida de la alabanza que puede dar en el presente. Y además de recibir vida en el presente desde la positividad, gana con que la meta en general sea importante para él porque debe imaginarse el bien y el placer que les espera a las criaturas para que lo reciban.
Y cada vez que reflexiona en el asunto, ve gradualmente un poco más de lo que puede recibir en el futuro, es decir, lo que ha sido preparado para nosotros por el propósito de la creación. Y aunque vea que en su estado actual está a gran distancia de la meta, esto depende de la medida de su fe en la meta, como en el ejemplo de la alegoría anterior. Esto sigue la regla: «Todo lo que va a cobrarse se considera como cobrado» (Yevamot, 38).
Con lo anterior, podemos entender lo que el Zóhar explica, la razón por la que escribe «Cantarán…» en tiempo futuro, es para dar a entender que Israel está destinado a alabar este canto en el futuro. Es así porque debemos saber esto, para poder recibir alegría y vitalidad en el presente de lo que será en el futuro. De este modo podemos cantar en el presente como si ahora recibiéramos todo el bien y el placer.
Esto se considera como poder recibir la iluminación del circundante. En otras palabras, lo circundante ilumina en lo interno desde lejos, lo que significa que aunque una persona todavía está lejos de obtener el bien y el placer, aún puede atraer la iluminación del circundante también en el presente.
Ahora explicaremos lo que preguntamos sobre el Zóhar explicando por qué escribe, «Esta canción», en forma femenina. Es porque Moshé e Israel saben cómo alabar correctamente al Rey para la Reina. Y preguntamos: «¿Por qué Moshé e Israel no alaban al Rey por sí mismos?».
En primer lugar, debemos entender por qué tenemos que alabar al Rey. En la corporalidad, entendemos que un rey de carne y sangre necesita honores, para ser respetado. Disfruta de las alabanzas que el pueblo le brinda. Pero con respecto al Creador, ¿para qué necesita que le alabemos y que le cantemos cánticos y canciones?
Es una regla conocida que todo lo que decimos con respecto al Creador es solo por medio de, «Por Tus acciones te conocemos». Sin embargo, no existe ningún alcance de Él, en sí mismo, en absoluto. Más bien, todo lo que hablamos es con respecto al alcance de los inferiores.
Esta es la razón por la que uno debe alabar y agradecer al Creador, ya que con esto uno puede medir y asumir la grandeza e importancia de la entrega que el Creador le ha dado. En esa medida, uno puede evaluarse de cuánta importancia y grandeza del Rey siente.
Porque el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, es decir, que las criaturas disfruten de Él. Y por la medida de la grandeza del Dador, hay un sabor y un placer en la dación, que le dan para disfrutar. Y cuando uno intenta dar las gracias, ya tiene un lugar y un motivo para considerar y escudriñar el dar: Qué recibió y de Quién recibió, lo que significa la grandeza de la dación y la grandeza del Dador.
De ello resulta que, la gratitud de uno no debe ser porque el superior lo disfrute, sino para que el inferior la disfrute. De lo contrario, es similar a la alegoría que Baal HaSulam decía acerca del versículo: «Quien no ha tomado Mi nombre en vano».
Preguntó: «¿Qué significa que una persona toma en vano? ¿Significa que se le ha dado un alma de lo alto en vano?». Dijo que es similar a un niño que recibe una bolsa de monedas de oro. Está encantado con las monedas porque tiene un aspecto muy bonito y es agradable a los ojos. Pero el niño es incapaz de apreciar el valor de las monedas de oro.
De esto podemos entender que la gratitud y la alabanza que damos al Creador son solo para beneficiar a las criaturas, lo que significa que tenemos algo por lo que alabar al Rey. Esto significa que cuando uno trata de alabar al Creador, este es el momento en que es capaz de sentir la importancia del regalo y la importancia del Dador del regalo. Por esta razón, lo que más debe importarle a uno es la alabanza que le da al Rey. Esto causa que se le dé cada vez de nuevo. De lo contrario, si uno no puede apreciar el regalo del Rey, no se le puede dar nada porque cae en la definición de, «¿Quién es un tonto? Aquel que pierde lo que se le da» (Jaguigá 4a).
¿Y cuál es la razón por la que un tonto pierde lo que se le da? Esto es simple: Es un tonto. No aprecia la importancia del asunto, por lo que no presta atención en guardar el regalo que se le ha dado. Por esta razón, según la importancia del regalo es la medida en él que lo cuida. Así, puede estar en siempre un estado de ascenso porque es evidente que no pierde lo que se le da, pues lo aprecia.
De lo anterior resulta que uno puede tener muchos descensos porque no aprecia el regalo del Rey. En otras palabras, él no puede apreciar la medida de la importancia del acercamiento, que se le ha dado desde arriba un deseo y un pensamiento de que es vale la pena ser un trabajador del Creador.
Y como no apreció la importancia del asunto, es decir, el llamado que se le dio para entrar y servir al Rey, podría incluso corromperse si sirve al Rey sin saber cómo evitar dañar algo. En ese estado, la persona es arrojada a un lugar de basura y desperdicio.
En ese estado, se alimenta con los mismos desechos que los gatos y los perros buscan para sustentarse, y él también busca provisiones para su cuerpo en ese lugar. No ve que pueda encontrar sustento en otro lugar. Es decir, durante el descenso, aquellas cosas que él dijo que eran desechos y que no eran aptas como alimento para los humanos -pero que son adecuadas como alimento solo para los animales-, él mismo persigue ese sustento y no tiene deseo de comida humana porque la encuentra completamente insípida.
Por esta razón, la estabilidad de los estados de ascensos dependen principalmente de la importancia del asunto. Es debido a esto que depende principalmente de las alabanzas y la gratitud que da al ser aceptado desde arriba. Esto es así porque las propias alabanzas que da al Creador aumentan Su importancia y estima. Por eso se nos ordena pensar muy seriamente en alabar.
Hay tres discernimientos con respecto a la alabanza:
1. La medida de la dación. Esto significa que la importancia del regalo está en función de la medida de la alabanza y la gratitud que uno da por el regalo.
2. La grandeza del Dador, es decir, si el Dador es una persona importante. Por ejemplo, si el Rey hace un regalo a alguien, el regalo puede ser algo muy pequeño, a pesar de todo, seguirá siendo muy importante. En otras palabras, la medida de la alabanza y la gratitud no toma en cuenta la grandeza del regalo, sino que mide la grandeza del Dador. Es decir, la misma persona puede dar a dos personas, pero para uno de ellos, el Dador es más importante y reconoce la importancia y la grandeza del Dador. Por lo tanto, estará más agradecido que el otro, que no reconoce la importancia del Dador en la misma medida.
3. La grandeza del Dador, independientemente de si da o no. A veces, el Rey es tan importante para el hombre, y él anhela solo hablar con el Rey, pero no porque desee hablar con el Rey para que éste le dé algo. No quiere nada, sino que todo su placer está en tener el privilegio de hablar con el Rey. Sin embargo, es descortés venir al Rey sin alguna petición, por eso está buscando alguna petición que el Rey pueda conceder. En otras palabras, dice que quiere acercarse al Rey para que éste le dé algo, pero en realidad, eso que dice que quiere que el Rey le dé algo es sólo de la boca para afuera. Pero en su corazón, no quiere nada del Rey. Le basta con tener la capacidad de hablar con el Rey y no le importa si el Rey le da algo o no le da nada.
Cuando las personas externas ven que no ha recibido nada del Rey, y lo miran cuando sale de la casa del Rey encantado y eufórico, se ríen de él. Le dicen: «¡Qué tonto eres! ¡No tienes intelecto ni comprensión! Puedes ver por ti mismo que sales con las manos tan vacías como entraste. Has entrado en la casa del Rey para pedirle algo, y sin embargo has salido con las manos vacías, ¿por qué estás alegre?».
Podemos entender esto, si mientras una persona reza al Creador para que le dé algo, puede discernir lo siguiente:
1) Que uno reza al Creador para que le dé lo que demanda del Creador. Si Él acepta su demanda para que la plegaria sea concedida, cuando recibe lo que quiere, está dispuesto a dar gracias al Creador. Y la medida de la salvación que recibió del Creador es la medida de su alegría, de su buen ánimo, su alabanza y gratitud. En otras palabras, todo se mide por el grado de salvación que ha recibido del Creador.
2) La medida de la grandeza del Dador. En otras palabras, en la medida en que cree en la grandeza del Creador, esto es lo que determina para él lo que recibe del Creador. Es decir, aunque a los ojos del receptor sea algo pequeño, aún así recibió algo del Creador. Por lo tanto, ya puede estar alegre y alabar y agradecer al Creador, ya que es el Dador quien es importante para él, como en la alegoría mencionada anteriormente.
3) La grandeza del Dador sin dación. También Él tiene una gran importancia. En otras palabras, el Rey es tan importante para él que no quiere nada del Rey, sino que lo considerará un gran privilegio y una gran fortuna si puede hablar aunque sea unas pocas palabras con el Rey. Y la razón por la que viene con alguna petición es solo superficial, ya que uno no puede presentarse ante el Rey sin alguna petición. Sin embargo, no vino para que el Rey le concediera su petición. La razón por la que dijo que pedía algo era solo para los externos, que no entienden que hablar con el Rey es la entrega más valiosa, pero los externos no lo entienden.
Cuando hablamos de un solo cuerpo, debemos decir que los «externos» son los pensamientos que llegan a una persona desde el mundo exterior, es decir, aquellos que no tienen ninguna comprensión de la interioridad, y no tienen herramientas para entender que la interioridad del Rey es lo que cuenta. Más bien, valoran al Rey sólo por lo que se extiende desde el Rey hacia ellos, lo que se llama «La externalidad del Rey». Pero no tienen idea de la interioridad del Rey, es decir, del Rey mismo y no de lo que se extiende desde el Rey hacia afuera.
Por lo tanto, estos pensamientos se burlan de una persona cuando dice: «Como acabo de hablar con el Rey, no importa si el Rey me concede mi deseo». Más bien, su único deseo es solo la interioridad del Rey, no lo que se extiende desde Él.
Por lo tanto, si una persona reza al Creador y no ve que el Creador le ha dado algo -ya que lo que le importa es la interioridad del Rey-, puede estar feliz y regocijarse por haber sido recompensado al hablar con el Rey. Sin embargo, los pensamientos externos dentro de él desean revocar esa alegría en él porque consideran solo la vasija de recepción -lo que ha recibido del Rey en su vasija de recepción, mientras que él les dice: «Estoy encantado y alegre, y alabo y agradezco al Rey ya por haberme dado la oportunidad de hablar con Él. Esto es suficiente para mí».
Además, dice a sus externos: «Deben saber que no quiero nada del Rey, salvo alabarle y darle las gracias. Con esto me adhiero al Rey porque quiero otorgarle alabándole. No tengo nada más que darle. De ello se desprende que ahora me considero “Un trabajador del Creador”, y no “Un trabajador de mí mismo”. Por esta razón, no puedo oír que me digan: «¿Qué has ganado?».
«Por ejemplo, durante todo el año te dedicaste a la Torá y a la plegaria, guardando todas las Mitzvot (preceptos), pero sigues parado en el mismo grado que hace un año o dos. Por lo tanto, ¿Por qué la alegría de que alabes al Creador y digas: “Esta es mi ganancia, que hablé con el Rey muchas veces, y qué más necesito?” En otras palabras, si el Rey me hubiera dado algo, podría haberlo recibido con el fin de recibir. Pero ahora que no tengo nada en la mano, estoy feliz y agradezco al Creador porque mi intención en el trabajo era solo con el fin de otorgar».
Sin embargo, como en ese estado una persona está diciendo la verdad, se enfrenta a una fuerte resistencia por parte de los externos, que no pueden tolerar a quien está caminando por el camino de la verdad, si toda su intención es solo otorgar. En ese estado, él tiene una gran guerra, y ellos desean destruir su alegría. Le hacen creer lo contrario, que lo que le dicen es el camino de la verdad, y que se engaña pensando que tiene razón.
En este mundo, la mentira suele tener éxito. Por eso, necesita un gran fortalecimiento, y decirles: «Yo estoy caminando por el camino de la verdad, y ahora no quiero escuchar ninguna crítica. Si hay verdad en sus palabras, les pido que vengan a mí con sus quejas, para mostrarme la verdad, cuando decida que es el momento de la crítica. Sólo en ese momento estaré dispuesto a escuchar sus opiniones».
Por lo tanto, resulta que para que uno tenga alegría en el trabajo del Creador, todo lo que necesita es la fe. En otras palabras, cuando cree en la grandeza del Creador, no necesita que el Rey le dé nada. Simplemente ser capaz de hablar con el Rey es todo lo que anhela, es decir, hablar con el Creador, como se menciona en el tercer discernimiento de dar alabanza.
Si presta más atención a alabar al Rey, entonces le llegará una gran inspiración Superior, porque ella no quiere nada del Rey. Esto es similar a la Sefirá de Biná. Se sabe que, en su extremo final, Jojmá no quiere recibir la Luz de Jojmá, sino que Jojmá desea otorgar al Emanador, como el Emanador otorga a Jojmá, y quiere la equivalencia de forma.
En ese estado, la abundancia, llamada «Luz de Jasadim», después del Kli, llega de por sí. Esto significa que el receptor desea dedicarse a Jésed, de ahí que la abundancia se llame «Luz de Jasadim» (pl. de Jésed). Lo mismo ocurre aquí. Cuando una persona no desea nada del Rey, solo quiere otorgarle al Rey, y presta atención a lo que Él piensa, en la medida en que se ha preparado, una inspiración de lo alto le llega de por sí, cuando se dedica a cantar y alabar al Rey.
Ahora podemos entender el asunto de que Moshé e Israel canten y alaben al Rey para la Reina, y no por la Reina misma. Se sabe que todo lo que decimos sobre los mundos superiores es solo en relación con las almas, que Maljut se llama, «El alma colectiva de Israel», o «La congregación de Israel». Se explica en el Talmud Eser Sefirot (Parte 16) que el alma de Adam HaRishón salió del interior de los mundos Beriá, Yetzirá y Asiá, de los cuales recibió, Néfesh, Rúaj, Neshamá. Y todos emergieron de Maljut de Atzilut, llamada «Shejiná» (Divinidad). Y Zeir Anpin quien le otorga a Maljut, se llama «Rey».
Ya que Maljut es la que recibe para las almas, resulta que Maljut no puede recibir la abundancia para el pueblo de Israel, porque aún no son aptos al no tener vasijas de otorgamiento. De otra forma, todo iría a la Sitra Ajra, quienes son llamados «muertos», pues allí hay recepción con el fin de recibir para sí mismos, lo cual es llamado «Separación y lejanía del Creador», quien es llamado «La Vida de Vidas». Por eso se les llama «muertos».
En el Zóhar, se considera que una persona debe preocuparse por la aflicción de la Shejiná, es decir, el dolor por no poder recibir la abundancia para sus hijos, que son el pueblo de Israel. Ella es llamada «La congregación de Israel» porque congrega en su interior la abundancia que debe dar a Israel. Por lo tanto, cuando el pueblo de Israel se dedica a la equivalencia de la forma, hay lugar para que Maljut reciba la abundancia superior del Rey, que se llama «Dador», ZA, para otorgar al pueblo de Israel.
Esto se llama «Maljut, que es llamada “La Reina”, alabando al Rey por la abundancia que ha recibido de Él». Asimismo, cuando ella no puede recibir abundancia para Israel de parte del Rey, se la llama «la aflicción de la Shejiná». Y cuando puede recibir abundancia, se la llama «La madre de los hijos está feliz», y alaba al Rey. Sin embargo, todo el dolor y la alegría se refieren únicamente en relación a Israel en su totalidad.
Por eso el sagrado Zóhar dice que «Moshé e Israel pronuncian la canción, refiriéndose a la alabanza por la Reina». Quiere decir que la razón por la cual Moshé e Israel alaban al Rey es para la Reina, lo que significa que ellos se han establecido para alabar al Rey, pues lo que el Rey debía dar a Moshé e Israel no era para ellos mismos, sino para Maljut. En otras palabras, ellos no pueden tolerar el dolor de la Shejiná y es debido a esto se dedican a la equivalencia de forma para que Maljut tenga la capacidad de otorgar. Por eso dice: «Felices son Moshé e Israel, porque saben cómo alabar correctamente al Rey para la Reina».