Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
La diferencia entre bondad y verdad, y la bondad que no es verdadera
Artículo 8, 1987
Está escrito: «(Yaakov) llamó a su hijo Yosef,... y haz conmigo Jésed (bondad) y verdad».
Los intérpretes preguntan: «¿Por qué llamó específicamente a Yosef y le dijo? “Haz conmigo bondad y verdad”». Rashi interpretó sobre «bondad y verdad», la bondad que uno hace con los muertos es la verdadera bondad porque no se espera una recompensa a cambio». Rashi interpreta el versículo: «Te doy una porción más que a tus hermanos», «ya que te preocupas por mi entierro».
Las palabras de Rashi contradicen lo que está escrito aquí. Él explica: «Te doy una porción más que a tus hermanos», esto es porque se preocupa por mi entierro. Por lo tanto, esto no es verdadera bondad, ya que él le está pagando por su esfuerzo dándole una porción más que a sus hermanos. En cuanto a la «verdadera bondad», Rashi interpreta que él no le da nada por su esfuerzo para llevarlo a la Tierra de Israel, como él dice: «Porque la bondad que se hace con los muertos es que no se espera una retribución a cambio».
Nuestros sabios dijeron acerca del versículo: «Y le ordenaron a Yosef diciendo: “Tu padre ordenó antes de su muerte”», que cambiaron las palabras debido a la paz, ya que Yaakov no ordenó esto porque Yosef no era sospechoso ante sus ojos. Aunque la interpretación de nuestros sabios, responde a la pregunta de que no encontramos que Yaakov ordenó lo anterior antes de su muerte; esto puede estar implícito. Es decir, se entiende que él lo ordenó antes de su muerte, pero no se lo dijo de forma explícita; esto no sucedió.
Para entender lo anterior, primero debemos repetir lo que ya dijimos muchas veces ¿Cuál es el propósito de la creación? Aprendimos que es para hacer el bien a sus creaciones. Sin embargo, con el fin de que no haya pan de la vergüenza, se estableció que por la vergüenza en la recepción del deleite y el placer sería cancelado. Este asunto se llama dirigir «con el fin de otorgar» al recibir el placer.
En ese momento, debido a que el receptor no tiene la intención de obtener su propio beneficio, sino más bien, todo lo que recibe es porque desea deleitar al Creador, ya que esta era Su voluntad, porque Él quiere hacer el bien, por esto la vergüenza fue eliminada. Por esta razón, las luces salieron de los Kelim (vasijas) cuando la intención con el fin de otorgar salió de ellos. En los Partzufim superiores, esto se llama Hizdakjut del Masaj (refinamiento de la pantalla), y por esto no tienen Or Jozer (Luz retornante).
Or Jozer significa que el inferior quiere devolver el placer al Superior. Esto significa que a medida que la Luz Superior llega al inferior para hacer el bien a sus seres creados, el inferior devuelve el placer al Superior. Esto es, el inferior quiere deleitar al Superior al recibir la abundancia del Superior.
Además, por esta razón nacieron las Klipot (cáscaras) cuya cualidad es el deseo de recibir solamente para sí mismas. El bien y el mal que sentimos en nuestro mundo también se extiende por esta razón. Todas las corrupciones y correcciones giran solamente alrededor de este punto llamado «deseo de recibir placer».
Si la vasija de recepción permanece en su forma original, recibiendo con el fin de recibir causaría vergüenza debido a la disparidad de forma. Por esta razón, existe la corrección llamada «con el fin de otorgar». Este asunto, que significa transformar el deseo de recibir, con el fin de otorgar, es todo el trabajo que tienen los inferiores. En los mundos superiores, este asunto se llama «salida de las luces» o «expansión de las luces».
Es decir, el asunto de con el fin de otorgar es lo que mueve todos los mundos. En otras palabras, si el inferior tiene el poder de otorgamiento, recibe la abundancia del Superior. Más aún, la medida de abundancia que el inferior recibe depende de la medida de la fuerza de otorgamiento que posee.
Aprendimos que mientras más grueso es, y cuanto más puede sobreponerse y dar Or Jozer, es más alto el grado que se recibe. En otras palabras, todo depende de la medida de otorgamiento que el inferior es capaz de dar.
Ya dijimos que el deseo de recibir es lo único que se considera como una nueva creación y se llama un Kli (vasija), en el que se vierte la abundancia Superior. De esto surge que los seres creados deben distinguir cuatro discernimientos en su deseo de recibir:
1) El público en general, que tienen el deseo de recibir deleite y placer para complacerse a sí mismos;
2) Quienes otorgan deleite y placer a los demás.
Sin embargo, en esto también hay dos discernimientos para hacer:
1) Si ellos otorgan deleite y placer a otros, y reciben dinero a cambio no se considera como otorgar a otros. Más bien, esto se llama «trueque» donde cada uno comercia con lo que tiene y el otro le da algo a cambio.
Por ejemplo, una persona que tiene un restaurante o un hotel y le da a la gente un lugar para dormir o comer y beber. Nadie dirá que esta persona se compromete en la cualidad del otorgamiento, ya que recibe dinero a cambio de su trabajo. Además, evalúa el precio -de cuánto dinero debe recibir a cambio de lo que da-.
O, por ejemplo, camareros que sirven a los invitados. Aunque no están recibiendo nada de los huéspedes, nadie dirá que los camareros se ocupan del otorgamiento, porque el dueño del hotel les paga dinero por servir a los huéspedes.
2) Al ocuparse en el otorgamiento, como se dijo anteriormente, o sea dar comida y bebida a la gente y un lugar para dormir pero sin ninguna recompensa monetaria. Solo él sabe que al tratar de hacer el bien a los demás de esta manera, él está comprando para sí un buen nombre y toda la ciudad sabrá que él es una persona que debe ser respetada porque está dando de su energía y de su dinero para las necesidades del público. Esa persona ha adquirido una reputación como una buena persona, una persona misericordiosa, hospitalaria, etc. Y aunque lo hace por respeto, nadie dirá que las cosas que hace son todas para sí mismo, es decir, porque quiere respeto.
Es costumbre que si una persona se comporta de esta manera, o sea que trabaja para el bien del público, se considera que está trabajando por el bien del conjunto no para recibir un premio. De hecho, todo el mundo lo respeta por su justeza y rectitud del corazón.
Este discernimiento en el trabajo del Creador se llama «otorgar con el fin de recibir». Esto significa que el primer discernimiento se llama «recibir con el fin de recibir». Pero este discernimiento, cuando la persona no quiere dinero a cambio de su trabajo, se llama «otorgar con el fin de recibir». Esto se llama Lo Lishmá (no en nombre de Ella). Es decir, el acto es de otorgamiento, lo que significa que él da de su fuerza y riqueza para propósitos sagrados, pero quiere una recompensa. Por lo tanto, eso se llama «otorgar con el fin de recibir», y esto es el «segundo discernimiento».
El tercer discernimiento es que él no quiere ninguna recompensa por el esfuerzo que hace con su energía y su dinero. Es decir, él trabaja en ocultación entre el hombre y su amigo, y entre el hombre y el Creador, le dice al Creador: «Te agradezco que me hayas dado el deseo y las ganas de hacer algo para complacerte. Esta es toda mi recompensa en la vida, que he tenido el privilegio de servirte. A cambio, te pido que me des la recompensa de más deseo y ganas, de no tener pensamientos extraños para hacer algo en beneficio propio. Más bien, mi único deseo es trabajar en nombre de los cielos. Yo pienso que no hay nada más importante en el mundo, con lo cual una persona pueda esperar ser recompensada en su vida, que ser feliz. El mundo entero trabaja para la riqueza; todo el mundo quiere lograrlo. Pero ellos no saben lo que es la felicidad.
Sin embargo, en esto, todas las personas son iguales en que quieren ser felices. Y yo sí sé que es la felicidad. Si uno puede ser recompensado con servir al Rey y no pensar en el beneficio propio, sino en el beneficio del Rey, esa persona es la más feliz del mundo. ¿Cómo sé esto? Pues esto es lo que siento. Bueno, ¿Qué recompensa quiero? Solo esto». Por lo tanto, él dice: «Señor, concédeme que haga muchas acciones en nombre de los cielos». Es como nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 4), la recompensa por una Mitzvá (mandamiento), es una Mitzvá. Por esta razón, esta es la recompensa que espero. Este discernimiento es llamado «otorgar con el fin de otorgar», y esto se considera como Lishmá (en nombre de Ella).
El cuarto discernimiento es que ya puede decir: «Quiero recibir deleite y placer no necesariamente de otorgar». Más bien, quiero recibir deleite y placer de recibir, verdaderamente, ya que él ha alcanzado el grado de «otorgar con el fin de otorgar» y no se ocupa de su propio beneficio. Por esta razón, él comienza a pensar: «¿Qué puedo decir que agradará al Creador? Después de todo, Él no necesita que se le dé nada porque el mundo entero es Suyo, como está escrito: “Y si él tiene razón, ¿qué te dará?”».
Este pensamiento le hace comenzar a pensar en el propósito de la creación. Él ve que está escrito que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones. Es decir, el Creador quiere impartir a los seres creados deleite y placer. Por esta razón le dice al Creador: «Dame deleite y placer. No quiero esto porque desee deleitarme. Más bien, quiero deleitarme porque Tú disfrutas de nuestro deleite. Es solo con esta intención que te pido que me des deleite y placer. Es decir, no tengo ningún deseo de beneficiarme. Más bien, todo lo que pienso y hago es solo para complacerte a Ti».
Cuando una persona quiere salir del estado de «el público general» que recibe con el fin de recibir, el orden es que entre en el segundo estado, llamado «otorgar con el fin de recibir», que se llama Lo Lishmá. Esto es así porque el acto es de otorgamiento, pero espera ser recompensado realizando actos de otorgamiento.
En esto también hay dos discernimientos:
1) Él quiere que la gente de una retribución, así que parece que está haciendo buenas obras, hasta el punto que la gente lo obligan al darle respeto. De ello resulta que, parece que él está observando la Torá y Mitzvot (preceptos) porque la gente le está ordenando que observe, y no es el Creador quien lo obliga;
2) Él está trabajando en ocultación y no quiere ninguna recompensa de la gente. No les muestra el trabajo que realiza y, naturalmente no le están dando nada a cambio. En lugar de eso él quiere que el Creador le pague por observar la Torá y Mitzvot.
Aquí hay una gran diferencia entre el estado de Lo Lishmá. En ese estado, el Creador es el que manda observar la Torá y Mitzvot, y no son las personas las que lo obligan a observar la Torá y las Mitzvot. Por lo tanto, esa persona es llamada «trabajador del Creador», ya que todo su trabajo es solo para observar los mandamientos del Creador que Él nos ha mandado. Sin embargo, él quiere recompensa por su trabajo, que el Creador pague su recompensa y no la gente de carne y sangre.
Sin embargo, nuestros sabios dijeron (Pesajim 50 b): «uno siempre debe trabajar en la Torá y las Mitzvot, aunque sea Lo Lishmá, ya que desde Lo Lishmá llegamos a Lishmá (en nombre de la Ella)». En el trabajo en Lo Lishmá, por medio del cual una persona quiere llegar al grado de Lishmá, es donde se necesita prudencia adicional, mucho entendimiento y orientación especial sobre cómo salir del estado de Lo Lishmá y llegar a Lishmá.
Este lugar es muy complicado porque uno no puede escrutar la verdad, es decir, lo que es verdadero y lo que es falso, porque es parte de la naturaleza humana no ver ninguna falla dentro de uno mismo porque la persona está cerca de sí misma. Por esta razón, la persona está sobornada, y «El soborno ciega los ojos del sabio».
Por otra parte, incluso si ve la verdad, que él anda por el camino equivocado y debe cambiar de camino, lo que significa salir del amor propio, la Klipá (cáscara) de Egipto controla el cuerpo. Una persona puede salir de ese control solo con ayuda de arriba, como nuestros sabios dijeron: «La inclinación del hombre lo vence cada día, y si no fuera por la ayuda del Creador, él no sería capaz de vencerla». Por lo tanto, el trabajo comienza principalmente en el segundo estado, llamado Lo Lishmá.
Por lo tanto, resulta que el principal trabajo con el cuerpo, cuando se resiste y no permite que uno trabaje, es principalmente cuando uno está trabajando en ocultación y no espera ninguna recompensa de la gente, sino que trabaja solo para el Creador. Porque el Creador nos ha ordenado observar la Torá y las Mitzvot, y él quiere hacer Su voluntad, y esta es su razón para observar la Torá y Mitzvot.
La única cosa que le falta es que espera una recompensa por esto. Es decir, él ve que no puede trabajar sin el fin de recibir premio, sino solamente si le promete a su cuerpo que recibirá una cierta retribución por su trabajo. En la medida en que el cuerpo crea esto —que recibirá recompensa— en esa medida puede observar la Torá y Mitzvot. Pero cuando duda que recibirá recompensa, no tiene combustible para el trabajo.
En tal estado, cuando una persona anhela ser un trabajador del Creador sin recibir premio, el cuerpo protesta con toda su fuerza y no da descanso cuando se le dice: «Quiero observar la Torá y las Mitzvot sin ninguna retribución. Quiero observar la Mitzvá (precepto) de la fe» que significa creer en la grandeza del Creador, aunque el cuerpo no sienta la grandeza y la importancia del Creador, que vale la pena obedecerlo y observar Sus mandamientos en cada detalle.
«Por esto le estoy sirviendo a Él. Y me imagino que si el más grande de la generación estuviera aquí para servir, no dejaría que cualquiera le sirviera, sino que habiendo elegido a un puñado de personas, y si yo estuviera entre ellos, ¿cuán feliz estaría entonces? Por lo tanto, ¿por qué aquí sirviendo al Creador no puedo trabajar sin retribución y espero recibir algo a cambio del servicio?».
Esto es así porque veo a una persona a quien todos respetan y me dicen lo grande que es. Puedo comprender la grandeza de la que hablan. En ese caso, le sirvo por su importancia. Pero con respecto al Creador, necesitamos creer en Su grandeza e importancia, sobre todo, creer que Él es bueno y hace el bien, ya que el cuerpo no quiere creer sino ver con sus propios ojos que esto es así.
Por esta razón, a veces uno se sobrepone y tiene fe parcial, lo cual significa dar al Creador pequeñas porciones. Sin embargo, no tiene la fuerza para creer con fe completa, como está escrito en la Introducción al Estudio de las Diez Sefirot (ítem 14).
Ahora podemos entender por qué una persona no puede avanzar en el trabajo de otorgamiento. Es que donde no ve una retribución a cambio de su trabajo, no tiene combustible y el cuerpo se vuelve perezoso en su trabajo.
Debemos decir que esto es solo por falta de fe. Cuando una persona sabe esto, lo cual significa que cuando conoce la causa que lo debilita, de manera que no tiene la fuerza para trabajar, hay esperanza de que será capaz de corregirse a sí mismo de tal manera que estará sano y fuerte y será capaz de ir a trabajar.
Pero cuando no conoce la verdadera razón de su debilidad, podría escuchar a varias personas aconsejarle sobre cómo estar sano. Sin embargo, nada le ayudará porque cada uno le dice lo que entiende según sus puntos de vista con respecto a cómo curarlo. Temporalmente, él recibe un remedio de ellos y comienza a pensar que ellos entienden algo, ya que de otra forma él no haría caso de su consejo.
Además, es más fácil creer que saben lo que están diciendo porque ellos piensan de sí mismos, que son grandes expertos, y los medicamentos que prescriben no arriesgan su vida, del amor propio.
Por esta razón, cualquier persona que siente alguna debilidad en el trabajo acude a ellos. Ellos dan remedios que son solo tranquilizantes. Es decir, cuando uno siente algún dolor en el trabajo del Creador, cuando ve que está lejos de la verdad y no quiere engañarse a sí mismo, por esta razón va a buscar un remedio para curar su debilidad en el trabajo.
Cuando toma los medicamentos que ellos le dan, en realidad toma un remedio verdadero para ese momento. Es decir, los dolores que tenía se han ido y ahora no siente dolor, pero es porque no camina en el camino de la verdad. Es decir, por el remedio que recibió de ellos ya no demanda la verdad. Resulta que los remedios que recibió de ellos son tranquilizantes, solo para no sentir el dolor.
Esto es similar a una persona con un dolor de cabeza que toma analgésicos. Las píldoras no lo curan; solo calman su dolor. De igual manera, todos los consejos que se reciben de los asesores que pertenecen al público en general no pueden ser consejos para realizar actos de otorgamiento. Son meramente tranquilizantes, que no sanan la enfermedad en sí que es la razón principal de su debilidad.
Pero cuando se ha aprendido cual es la causa de la enfermedad, la cual es solamente que se carece de fe para creer en la grandeza y la importancia del Creador. El Zóhar llama a esto «Shejiná (Divinidad) en el polvo» y nuestro trabajo es elevar la Shejiná del polvo. Esto nos da un orden diferente en el trabajo del Creador.
Esto significa que uno debe saber que hay acciones e intenciones, y que se nos dio la observancia de la Torá y Mitzvot en palabra y en acción. Sin embargo, tanto la Torá como las Mitzvot, tienen una intención también. Esto significa tener claro lo que quiero a cambio de observar la Torá y las Mitzvot, es decir, la intención que tengo que dirigir al observar la Torá y Mitzvot.
En primer lugar, debe saber por quién debe observarlos. En otras palabras, no se puede decir de las personas en el público general, que deben tener intenciones porque vendrán de Lo Lishmá a Lishmá, y las acciones por sí solas lo harán. Por esta razón, no pueden estar obligados a dirigir intenciones.
Más bien, mientras observan la Torá y Mitzvot en acción, que se aplica para Mitzvot dependientes de palabras o acciones, la intención no es importante. Aún si no tienen intención, sino que están motivados por lo que el Creador les ha mandado a hacer, esto es suficiente para ellos en Lo Lishmá.
Pero cuando una persona quiere llegar a Lishmá, lo que significa que quiere observar la Torá y Mitzvot sin recibir premio, sino más bien quiere dar contento al Creador, para lograr esto existe el asunto de la intención. Es decir, esta Mitzvá que estoy observando, ¿Con qué intención estoy haciendo esto?
Se sabe que es imposible trabajar sin recompensa. Por lo tanto, ¿Cómo se puede decir a una persona que vale la pena trabajar sin recibir premio? Después de todo, necesita una recompensa. Solo hay una cosa que se le puede decir: será recompensado con servir al Rey, y no hay mayor placer que servir al Rey. Entonces, va a disfrutar de acuerdo con la importancia del Rey. Esto es, la medida del placer de servir al Rey depende de la importancia del Rey, en la medida en que él aprecia al Rey.
Pero, ya que la Shejiná está en el exilio y en el polvo, se dice en El Zóhar que uno debe intentar levantar a la Shejiná del polvo. Polvo significa humildad, que una persona pisotea con sus talones. Esto significa que en todo lo que una persona hace, al observar la Torá y Mitzvot, debe tener la intención de ser recompensado con «levantar a la Shejiná del polvo». Esto significa que quiere recompensa por su esfuerzo en la Torá y las Mitzvot, sentir que está sirviendo a un gran Rey.
Esto es, porque durante el esfuerzo él siente eso por la espiritualidad, cuando él quiere trabajar con el fin de otorgar, en ese momento él prueba el sabor del polvo durante su trabajo. Esto es así porque hay un gran ocultamiento de la espiritualidad, que no vemos ni sentimos la importancia del asunto. De esto le vienen todos los obstáculos.
Pero si el Creador le removiera la ocultación y él sintiera la importancia del Rey, ésta sería toda la recompensa que desea para sí mismo en la vida. Esto es así porque quiere servir al Rey, como está escrito que decimos en la oración, «y… vino a Sión,» «Bendito el Señor Dios nuestro, que nos ha creado para Su gloria».
Una persona quiere ser capaz de agradecer al Creador por crearlo para Su gloria, es decir, para servir al Creador. Esto significa que una persona estará de acuerdo con todos sus órganos, y que «su boca y corazón serán equivalentes», en que agradece al Creador por crear al hombre para Su gloria y por no crear al hombre para su propio beneficio, sino que todo su deseo y ganas serán solo para dar satisfacción al Creador.
Una persona debe tener esta intención en todo lo que hace: Gracias a este trabajo que está realizando, el Creador le dará la intención de que todas sus acciones sean solo otorgar, que va a cancelar su deseo de amor propio, ya que ve que no puede escapar de su control y está en el exilio entre las «naciones del mundo» en su cuerpo.
Se sabe que El Zóhar dice que cada persona es un mundo pequeño. También se dijo que hay setenta naciones en el mundo, así como el pueblo de Israel. También dentro de cada persona hay setenta naciones así como Israel, y el Israel en él está en el exilio bajo el gobierno de las setenta naciones dentro de él.
Esto es como nuestros sabios dijeron: «El que viene a ser purificado es ayudado» (Shabat 104B). Debemos interpretar la palabra «viene». Podemos decir que «viene» es el acto que está haciendo. Quiere hacerlo en Lishmá, pero no puede porque está en el exilio bajo el gobierno de las naciones del mundo. «Ayudado desde arriba» significa que el Creador lo redime del exilio entre las naciones que lo gobernaron.
Resulta que cuando una persona realiza un acto, y quiere que el acto sea en Lishmá y no por amor propio, o sea recibiendo alguna recompensa por el acto, es decir, una recompensa en este mundo o en el próximo mundo. Principalmente, quiere algo por su acción; sin embargo, quiere que el Creador le dé una satisfacción completa por el acto que hace y que sienta que él es la persona más feliz del mundo ahora que está sirviendo al Rey.
Pero si recibe algo además del servicio que hace, mancha el servicio para el Rey. La evidencia de esto es que él quiere algo más. Pero lo que él puede exigir es por qué no tiene inspiración y verdadera sensación cuando está hablando con el Rey.
Por ejemplo, él le está pidiendo al Rey cuando bendice los placeres y dice: «Bendito eres, oh Señor, que nos das el pan de la tierra». ¿Por qué no tiene la educación para estar de pie con temor y pavor como cuando uno se encuentra ante el Rey? Más bien, él habla al Creador y no tiene ninguna inspiración, y no siente con quien está hablando.
Esto le duele. Pero como él es incapaz de corregirse a sí mismo, le pide al Creador que le ayude y le dé alguna revelación para que sienta ante quien se encuentra: ante el Rey de Reyes. Entonces, ¿Por qué no lo siente?
Se dijo al respecto en El Zóhar: «El que viene purificarse es ayudado». Pregunta: «¿Con qué?» y responde: «Con un alma sagrada». Es decir, se le da abundancia desde arriba, llamada Neshamá (alma), que le ayuda a tener la capacidad de salir del gobierno del amor propio y entrar en la Kedushá (Santidad), lo que significa que todos sus pensamientos serán solo para dar contento al Creador.
A través del alma que obtiene, la ocultación y la restricción son eliminadas y él siente la grandeza del Creador. En ese momento, el cuerpo se rinde a la Luz del Creador «como una vela ante una antorcha», y siente que ha salido de la esclavitud a la libertad. Es decir, mientras él queria trabajar solamente para el Creador, las preguntas de las naciones del mundo en su cuerpo vinieron y preguntaron inmediatamente: «¿Cómo puedes renunciar a la existencia del cuerpo y no tener ningún pensamiento a su favor, y en lugar dedicar todos los esfuerzos y los sentidos solo para poder encontrar maneras de dar contento al Creador?».
Sus preguntas son aún peores porque una persona no piensa que estos pensamientos pertenecen al pueblo de Israel, sino que son pensamientos de las setenta naciones. Sin embargo, la persona piensa que son sus propios pensamientos, que él se está haciendo estas preguntas, y ¿cómo puede uno luchar contra sí mismo?
Baal HaSulam dijo que uno debe saber que estos pensamientos y deseos son ajenos al espíritu del judaísmo. No pertenecen a Israel en sí, sino que provienen de los pensamientos de las naciones generales del mundo, que entran en las naciones personales del mundo que existen en cada persona. Cuando uno cree que esto es así —que no son sus pensamientos— entonces uno puede luchar con otro cuerpo. Pero cuando piensa que estos pensamientos ajenos son suyos, uno no puede luchar contra sí mismo.
Por lo tanto, no hay otra manera más que pedirle al Creador que nos ayude a salir de este amargo exilio solo con Su ayuda, como se dijo en El Zóhar, que la ayuda que viene de arriba es que a él se le da un alma. A través del alma, que muestra la revelación de Su grandeza, solo entonces el cuerpo se rinde.
Con esto podemos interpretar lo que está escrito sobre el éxodo de Egipto (en la Hagadá (historia) de Pésaj): «Y en todos los dioses de Egipto haré juicios. Yo soy el Señor; Yo soy, y no el enviado. Yo el Señor; Soy Yo y no otro».
De esto se concluye que solo el Creador le puede ayudar a uno a salir del exilio y escapar de la esclavitud del Faraón Rey de Egipto, que le impide salir del amor propio y dejar de realizar acciones solo para el beneficio de su amor propio, por lo que no tiene manera de hacer algo en beneficio del Creador. En ese momento viene la ayuda del Creador.
Sin embargo, Baal HaSulam dijo: «¿Cuándo puede decir que no puede hacer nada en beneficio del Creador? Es precisamente cuando él ha hecho todo lo que pudo. Es decir, ya ha intentado llevar a cabo cada consejo en el mundo que pensó podría ayudarle, aunque estos consejos no le ayudaron. Entonces es cuando puede decir de todo corazón: “Si El Creador no me ayuda, estoy perdido”. En cuanto a las acciones de los inferiores, en términos de lo que pueden hacer, he hecho todo y no ha servido de ayuda».
Es como una persona que tenía un hombre enfermo en casa ¿Qué hace? Él va al médico y dice que el doctor será un buen enviado del Creador y el enfermo estará sano. Pero si el enfermo aún no ha sanado, normalmente, va a un profesor. Él dice que sin duda será un buen enviado del Creador y curará al enfermo. Si el profesor tampoco puede ayudar, hacen una asamblea de profesores, quizás juntos podrán encontrar un remedio para el enfermo.
Pero si eso, tampoco ayuda, entonces normalmente le decimos al Creador: «Querido Señor, si no me ayudas, nadie puede ayudarme. Hemos estado con todos los grandes doctores, que son Tus enviados y ninguno pudo ayudarme. No tengo a nadie más a quien pedir, salvo a Ti, y Tú me vas a ayudar». Entonces, cuando el enfermo se cura, él dice que solo el Creador mismo le ayudó y no por medio de un enviado.
Esto es lo que está escrito en la Hagadá de Pésaj, que el éxodo de Egipto fue hecho por el propio Creador y no por medio de un enviado. Es como ellos dijeron: «Y en todos los dioses de Egipto haré juicios. Yo soy el Señor; Yo soy, y no el enviado. Yo soy el Señor, y no otro».
En otras palabras, cuando una persona ha llevado a cabo todos los consejos y artimañas, que son como enviados igual que los mencionados doctores, pero esto no ayudó, entonces una persona puede orar desde el fondo del corazón porque no tiene a dónde acudir para pedir ayuda, ya que ha realizado todos los consejos que podría pensar.
Este es el comienzo del asunto «Los hijos de Israel suspiraron por el trabajo, y clamaron, y su clamor ascendió a Dios por el trabajo». Explicamos lo que significa que su grito fue por el trabajo. «Por el trabajo» significa que habían hecho todo lo que podían en el trabajo que les correspondía y vieron que ninguna ayuda venía de esto, después de todo el trabajo; por esta razón, su clamor fue desde el fondo del corazón. Es decir, vieron que ningún enviado podía ayudarlos, sino el Creador mismo, como está escrito: «Yo soy, y no el enviado». Fue entonces cuando fueron redimidos y salieron de Egipto.
Con esto podemos entender lo que dijo el sagrado Arí, que antes del éxodo de Israel, el pueblo de Israel estaba en cuarenta y nueve puertas de Tumá (impureza), y entonces el Rey de Reyes se les apareció y los redimió. La pregunta es, ¿Por qué Él, esperó hasta ese momento cuando estaban en total bajeza?
De acuerdo con lo anterior debemos entender que cuando vieron su verdadero y bajo estado, que retrocedieron y no podían avanzar al lado de la Kedushá, entendieron que ningún enviado podría ayudarlos, como en la alegoría sobre los doctores. Entonces clamaron solo al Creador para que los ayudara. Por lo tanto, está escrito: «Yo soy Él, y no el enviado».
El significado de que Él mismo los redimiera y los liberara del exilio significa que ellos llegaron al alcance de que no hay enviados en el mundo, sino que el Creador lo hace todo. Esto es como está escrito en El Zóhar: «El que viene a ser purificado es ayudado». Dice: «¿Con qué es ayudado? Con un alma sagrada». Es decir, él recibe la revelación de Su divinidad, que se llama Neshamá. Con esto obtiene su raíz, y luego una persona se anula como una vela delante de una antorcha, después de haber obtenido la Neshamá, porque entonces él siente que es una parte de Dios de arriba.
Ahora podemos entender lo que preguntamos: «¿Por qué llamó específicamente a Yosef y no al resto de sus hermanos para decirles como le dijo a Yosef: “Haz conmigo bondad y verdad?”. Rashi interpreta que la bondad que hacemos con los muertos es la verdadera bondad, porque no se espera ninguna recompensa».
Aquí hay una contradicción con las palabras de Rashi. Que interpreta el versículo, «y a ti te doy una porción más que a tus hermanos». Él dijo: «Porque te esfuerzas en mi entierro». Esto es desconcertante con respecto a lo que dice, que Yaakov le dijo a Yosef que haga una verdadera bondad con él, ya que no espera ninguna recompensa. Después de todo, le está pagando por la molestia dándole una porción más que a sus hermanos.
He aquí una indicación del orden del trabajo de principio a fin. Yaakov le ordenó a su hijo Yosef:
1) Que haga una verdadera bondad. Esto es así porque al comienzo del trabajo es que debemos lograr Lishmá, que se llama «otorgar con el fin de otorgar», sin que exijamos ninguna recompensa por el trabajo. Este es el significado de lo que Rashi interpreta, que la bondad que hacemos con los muertos es que no se espera ninguna recompensa; solo se hace bondad, es decir, actos de otorgamiento con el fin de otorgar, sin esperar una recompensa.
Con esto quiere dar a entender que es porque «los malvados en sus vidas se llaman muertos» (Berajot 18b). También, en la «Introducción al libro de El Zóhar» dice: ¿Por qué «los malvados en sus vidas son llamados muertos?». Es porque están inmersos en el amor propio, llamado «deseo de recibir solo para sí mismos». Por esto se separan de la Vida de Vidas, por lo tanto se les llama «muertos». Este es el discernimiento que dijimos que se llama «recibir con el fin de recibir».
Y ya que el hombre fue creado con un deseo de recibir que viene de la ABYA impura, como está escrito en la «Introducción al Libro del Zóhar» (artículo 11), por lo tanto, uno debe intentar hacer verdadera bondad con su cuerpo, que es llamado «muerto». En otras palabras, debe guiarlo a realizar actos de otorgar con el fin de otorgar, que es llamado «verdadera bondad» lo que hace con su cuerpo, que se llama «muerto». Debería llegar al grado de realizar actos de otorgamiento, y los muertos no esperarán ninguna recompensa. Cuando se logra este grado, se considera que ha alcanzado el tercer grado, llamado «otorgar con el fin de otorgar», que es Lishmá. Este es el significado de «llamó a su hijo Yosef y le ordenó hacer una verdadera bondad».
Después viene el cuarto grado, llamado «recibir con el fin de otorgar». Es decir, después de haber llegado al grado de Lishmá en vasijas de otorgamiento, lo guia para que reciba, excepto solo lo que tiene fuerza para dirigir con el fin de otorgar. Esto es lo que Rashi interpreta sobre el versículo: «Te doy una porción más que a tus hermanos, ya que te preocupas por mi entierro». Esto muestra plenitud, porque después él puede recibir con el fin de otorgar.
Este es el significado de lo que preguntamos, ¿Por qué llamó a su hijo Yosef? Se podría decir que él quería dar a entender lo que está escrito: «Y mandaron a Yosef diciendo: “Tu padre había ordenado antes de su muerte”». Nuestros sabios interpretaron que no encontramos que Yaakov le dijera esto. Explicaron que el asunto había cambiado debido a la paz.
Debemos decir que al ordenar a Yosef que se ocupe de la verdadera bondad, el objetivo era que solo se comprometiera en el otorgamiento y no por su propio bien. Por lo tanto, implica que él no tendría odio hacia los hermanos, porque uno que marcha por el camino del otorgamiento y no se preocupa por el amor propio, no puede decirse que odia a los que le hicieron daño.
Ahora podemos entender la diferencia entre la verdadera bondad y la falsa bondad. Explicamos que en el trabajo, la bondad que uno hace con los muertos se llama «verdadera bondad» porque no se espera ninguna recompensa. Esto significa que una persona realiza actos de otorgamiento, es decir, Torá y Mitzvot, y son Mitzvot que son solo de nuestros sabios (De Rabanan) o de las costumbres de Israel, que generalmente se llaman «620 Mitzvot», que se llaman Kéter, como se explica en el libro «El Fruto del sabio».
El cuerpo es llamado «muerto» porque se extiende desde la impura ABYA, por lo tanto, se le llama «malvado» y «muerto», porque está separado de la Vida de Vidas. Se nos dice que la bondad que se hace con el cuerpo debe ser verdadera, es decir que la intención será realmente como el acto, lo que significa que la intención también será otorgar. Si la intención no es otorgar, esta bondad no se considera verdadera.
Si esta bondad no es verdadera, no corrige a su muerto, que fue llamado «malvado» debido a su deseo de recibir, por el cual el cuerpo recibió dos denominaciones: «malvado» y «muerto». Para corregirlo, debe haber una corrección para que vaya realmente al revés que como iba hasta el momento, ya que estaba yendo por los caminos de la recepción y no en los caminos del otorgamiento.
Resulta que si esta bondad no es verdadera bondad, pero tiene una intención diferente del acto de bondad que se realiza, como resultado, el cuerpo no recibe ninguna corrección fundamental. Y aunque existe la cuestión de que «de Lo Lishmá llegamos a Lishmá» es solo de paso, lo que significa que es imposible alcanzar la verdadera bondad antes de pasar por la primera etapa, llamada «falsa bondad».
Sin embargo, lo más importante es llegar a la verdad, que la bondad será verdadera bondad, y no solo en lo exterior vemos que es bondad, es decir, lo que se revela pero que está cubierto, es decir, el objetivo es que no podemos ver lo que una persona tiene en su corazón. Tal vez dentro del corazón, donde está la intención del acto, él ha calculado que por la bondad que hace recibirá alguna recompensa, lo cual se llama «otorgar con el fin de recibir».
Podemos interpretar esto como se dijo: «Sé humilde con el Señor tu Dios». «Ser humilde» significa que una persona no puede ver lo que otra persona piensa acerca del acto, porque la intención está oculta y el otro no conoce los pensamientos de su amigo. Entonces la escritura dice: «Sé humilde». Lo que está en tu corazón trata de hacer que sea al Señor tu Dios, que significa otorgar, tal como lo que se revela. Esto se llama «su boca y su corazón son iguales».
Por esta razón, debemos hacer dos discernimientos:
1) La bondad falsa, que es Lo Lishmá, lo que significa otorgar con el fin de recibir;
2) La verdadera bondad, que es Lishmá, lo que significa otorgar con el fin de otorgar.
De hecho, existe el discernimiento principal que es el propósito de la creación, que el inferior reciba deleite y placer, pero dirigir con el fin de otorgar. Ese discernimiento también está implícito en lo que se dijo: «Y haz conmigo bondad y verdad», lo que significa que esta bondad lo llevará a la verdad. «Verdad» significa como está escrito en el Estudio de las Diez Sefirot (parte 13, punto 17): «La séptima corrección de las trece correcciones de Dikna (barba) es “verdad”, llamada “dos manzanas sagradas”, que son dos Panim (caras)».
Él interpreta allí (en Or Pnimí) que al alcanzar la séptima corrección, llamada «y verdad» vemos que Su guía con los seres creados es de verdad una guía del Bueno y de hace el bien. Esto es, la guía antes solo estaba en la fe, ahora han sido recompensados con el alcance y la sensación de que esto es realmente así. En ese tiempo, ellos reciben el bien en la forma de recibir con el fin de otorgar. Este es el propósito de la creación — para que los creados reciban el deleite y el placer, así se entiende el propósito de la creación.
Ahora podemos interpretar el versículo «El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes invocan al Señor en verdad» de dos maneras, también.
1) «El Señor está cerca» significa que Él escucha la plegaria de «Quienes invocan al Señor en verdad». Es decir, ellos sienten cuando están ejecutando actos de otorgamiento; sin embargo ven que están lejos de la intención de otorgar. Esto significa que ellos ven la verdad, que hay una gran distancia entre el acto y la intención, que no pueden salir de la intención del amor propio. Ellos oran al Creador para ser liberados de esta esclavitud, y esto es todo lo que quieren y anhelan. Esta es la única salvación que esperan.
Ellos creen que mientras uno esté en amor propio, está separado de la Vida de Vidas. El versículo dice acerca de esto: «El Señor está cerca de todos los que lo invocan a Él». El Señor les dará la verdad, lo que significa que serán capaces de hacer verdadera bondad y no se conformarán con hacer falsa bondad, lo que significa Lo Lishmá. Y como es una plegaria de petición por la verdad el Creador les ayuda y reciben de Él la cualidad de la verdad.
2) Quieren ser recompensados con la cualidad de la verdad, que es la séptima corrección de las trece correcciones de Dikna. Por medio de esta corrección Él es revelado a los seres creados y, de hecho, todos ven que el Creador conduce su mundo con una guía de Bueno que hace el bien. Esto se llama «Jasadim revelados», cuando las bondades del Creador son reveladas a todos, que son verdaderas.