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Rabash / Está prohibido escuchar algo bueno de una persona mala

Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)

Está prohibido escuchar algo bueno de una persona mala

Artículo 4, 1987

Está escrito (Génesis 13:8-9): «Y Abraham le dijo a Lot: “Por favor que no haya riña entre tú y yo, o entre mis pastores y los tuyos, puesto que somos hermanos. ¿Acaso no está la tierra entera delante de ti? Por favor, apártate de mí: si a la izquierda, entonces yo iré a la derecha; y si a la derecha, entonces yo iré a la izquierda”».

Debemos entender por qué dice: «Puesto que somos hermanos», ya que no eran hermanos.

El Zóhar (Lej Lejá, Ítem 86) interpreta esto como sigue: «“Puesto que somos hermanos”, es decir que la inclinación al mal y la inclinación al bien están cerca una de la otra. Una a la derecha de la persona y la otra a su izquierda. Esto es, la inclinación mala está a su izquierda y la inclinación buena a su derecha». Por lo tanto, «Puesto que somos hermanos» significa que estamos hablando de un solo cuerpo y la pelea es entre la inclinación buena y la inclinación mala, que son llamadas hermanos.

Esto es sorprendente. La buena inclinación dice a la mala inclinación: «Si a la izquierda» es decir que me estás diciendo que tome el sendero de la izquierda, el cual es el sendero de la mala inclinación, pues siempre se encuentra a la izquierda, como está escrito en El Zóhar que la mala inclinación está a su izquierda. La buena inclinación le dice: «No iré por tu camino, más bien, iré por el camino de la derecha, el camino de la buena inclinación, que se encuentra siempre a la derecha». Podemos entender esto. Pero cuando dice: «Si a la derecha», es decir, si la mala inclinación va a la derecha, que es el sendero de la buena inclinación ¿Por qué le dice la buena inclinación: «Entonces iré por la izquierda»?, o sea que la buena inclinación irá por el sendero de la izquierda, el cual es el camino de la mala inclinación. Esto es difícil de comprender.

Baal HaSulam preguntó por qué que cuando Yaakov tuvo una discusión con Labán está escrito (Génesis 31:43): «Y Labán contestó y dijo a Yaakov: “Las hijas son mis hijas y los niños son mis hijos, y los rebaños son mis rebaños, y todo lo que ves es mío”». Es decir, el malvado Labán argumentó que todo es suyo, queriendo decir que Yaakov no tenía posesiones y que todo pertenecía al malvado Labán.

Y, por qué está escrito (Génesis 33:9): «Cuando Yaakov dio los presentes a Esav, “Y Esav dijo: Yo tengo mucho, hermano mío. Deja que lo que es tuyo sea tuyo”». No quiso recibir nada de todo lo que él quería darle. Sin embargo, Labán afirmó lo contrario –que todo es suyo-.

Dijo que aquí hay un orden de trabajo, ¿Cómo comportarse en el trabajo con la mala inclinación cuando se presenta a la persona con sus argumentos justos con el fin de dificultar a la persona a alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador?

«Labán dijo» quiere decir que llegó con el argumento de un justo. Le dice que cuando una persona quiere rezar y desea prolongar un poco su plegaria, u otro ejemplo, cuando quiere ir a estudiar al seminario la persona tenía en mente ser tan poderoso como un león y sobreponerse a su pereza. La inclinación al mal llega y argumenta: «Es verdad que quieres sobreponerte y hacer la voluntad de tu Padre en los cielos», como está escrito (Avot, Capítulo 5): «Yehudá Ben Tima dice: “Sé tan feroz como un leopardo, tan ligero como un águila, corriendo veloz como una gacela y poderoso como un león para hacer la voluntad de tu Padre en los cielos”».

«Sin embargo, sé que no tienes deseo alguno de hacer la voluntad de tu Padre en los cielos. Y conozco la verdad, que estás trabajando solo por amor propio y no tienes amor por el Creador. Más bien, estás trabajando solo para mí, para la Sitra Ajra (otro lado) y no para la Kedushá (santidad)».

«Así, ¿Qué es este sobreponerse? Es decir, si estás trabajando para mí, te aconsejo que te sientes calmadamente y disfrutes, ya que todo aquello que quieras hacer es para mí. Por lo tanto, me apiado de ti para que no hagas grandes esfuerzos y disfrutes el descanso». Esto es lo que Labán (en hebreo: blanco) dijo. Es decir, se vistió en un Talit (manto para la plegaria) blanco, o sea, dijo, «Las hijas son mis hijas (…) y todo aquello que ves es mío».

Yaakov le respondió: «No es así. Estoy trabajando en nombre de los cielos. Por lo tanto, merece la pena para mí sobreponerme a mi pereza y hacer la voluntad del Creador. No quiero escuchar tu argumento, el argumento del justo que estás planteando».

El malvado Esav era lo opuesto. Cuando Yaakov vino a él y quiso darle sus posesiones de Torá y Mitzvot (preceptos), Esav le dijo: «Tengo mucho», es decir, «Tengo mucho de Torá y Mitzvot de otras personas, quienes trabajan para mí y no en nombre de los cielos. Pero tú eres justo, no trabajas para mí sino en nombre de los cielos. Por lo tanto, no tengo parte en tu Torá ni en tu trabajo. Por esto es que no quiero recibirlo y admitirlo dentro de mi autoridad. Más bien, eres un justo y estás trabajando solo en nombre de los cielos».

Baal HaSulam preguntó sobre esto: ¿Cuál de los dos argumentó verazmente, Labán o Esav? Dijo que en realidad ambos dijeron la verdad, lo que es bueno para la Sitra Ajra (otro lado), es que ellos obstruyen a la persona de llegar a la plenitud. La diferencia está en sus argumentos, si es que viene antes del acto o después del acto. Es decir, antes del acto, cuando la persona quiere sobreponerse y hacer algo en la Kedushá (santidad) en beneficio del Creador, la mala inclinación se viste en el argumento de un justo y le dice que no puedes hacer algo en favor de la Kedushá, sino que todo lo que haces es para mí. Eso se llama: «Todo lo que ves es mío». Es decir, estás haciendo todo para la Sitra Ajra. En este caso, es mejor para ti sentarte y no hacer nada. ¿Por qué esforzarte para sobreponerte a tu pereza? Por este medio, somete a la persona para que no se ocupe de la Torá y Mitzvot (preceptos). Este es el argumento de Labán.

El argumento de Esav es después del acto. Esto es, si finalmente se sobrepone al argumento de Labán y sigue el camino de Yaakov, Esav viene a él y le dice: «¿Ves que guerrero tan poderoso eres? No eres como tus amigos. ¡Ellos son perezosos y tú eres un hombre! ¡No hay nadie como tú!». Y lo hacen ingresar en la pasión del orgullo, de la cual nuestros sabios dijeron (Sotá 5b): «Rabí Hasda dijo: Mar Ukva dijo: “Cualquier hombre en quién haya espíritu grosero, el Creador dijo: ‘El y Yo no podemos morar en el mundo’”».

Por esta razón Yaakov lo confronta y argumenta: «¡Eso es incorrecto! Todo lo que hice fue solo para ti», es decir para su propio beneficio, que es el deseo de recibir que pertenece a la Sitra Ajra (otro lado). «Ahora debo comenzar nuevamente el trabajo para que sea en nombre de los cielos y no para ti. Pero hasta ahora he estado trabajando solo para ti». Esto es lo que Yaakov le dio a Esav como regalo y Esav no quiso recibir de él y argumentó, contrariamente, que Yaakov era justo y que trabajó solo en nombre de los cielos y no para su propio beneficio.

Ahora podemos interpretar lo que preguntamos: «Cómo se puede decir que la inclinación buena dijo a la inclinación mala: “Si tomas el sendero derecho, tomaré hacia la izquierda”». Después de todo el sendero de la izquierda le pertenece a la Sitra Ajra (otro lado) y no al lado de la Kedushá (santidad). En concordancia con lo anterior podemos interpretar que la inclinación buena dijo a la inclinación mala: «Debes saber que no puedes engañarme porque sé una cosa, que quieres impedir que yo alcance el grado de trabajador del Creador, es decir, que todos mis pensamientos sean con el fin de otorgar. Y tú, debido a tu función, intentas dejarme en el amor propio.

Por lo tanto, ¿Cómo puedo escuchar a tu derecha?, es decir, cuando vienes a mí y te vistes en el argumento de un justo, para aconsejarme ser justo y que trabaje en nombre de los cielos. Esto no puede ser ya que no es tu función. Probablemente quieras que falle en alcanzar la meta con tus consejos. Por esta razón, cuando llegas con el argumento de la derecha, llamado Labán ¿Qué debo hacer?, cualquier cosa menos escucharte y hacer exactamente lo opuesto a tu opinión». Por eso está escrito: «Y si a la derecha, entonces iré a la izquierda».

Así, una persona siempre debe estar alerta para no caer en la red de la inclinación al mal cuando viene a él con el argumento de un justo, y no escucharla. A pesar de que nos hace entender que no estamos yendo por el camino recto, ya que aquello que queremos hacer ahora es una Mitzvá (precepto) que viene por la trasgresión, por medio de estas palabras nos ata y caemos en la trampa y la red, ya que quiere controlarnos con la justeza de sus palabras.

Se dice en el nombre de Baal Shem Tov que para saber si el consejo es de la inclinación al mal o no, la clarificación es: Si lo que dice requiere esfuerzo, le pertenece a la inclinación buena. Pero si al escucharlo no necesita esforzarse, es una señal de la inclinación al mal. De esta forma podemos discernir si este es un consejo de la buena inclinación o de la mala inclinación.

Por ejemplo: Si le llega a él un pensamiento que no todas las personas deberían levantarse antes del amanecer y que este trabajo les pertenece solo a aquellos para quienes la Torá es su oficio, y no que un simple judío puede igualarse con los discípulos sabios, quienes deben guardar: “Y contemplará Su ley día y noche”, ¿pero (esto) para un simple judío? También trae evidencia de las palabras de nuestros sabios para justificar sus argumentos de lo que Rabí Yojanán dijo en nombre de Rabí Shimon Bar Yojai (Minjot 99): «Aún si una persona hace solamente la lectura del Shemá por la mañana y por la tarde, él ha cumplido, “Este libro de la Torá no se moverá de tus labios”». Así, argumenta ante él: «Es mejor para ti levantarte por la mañana como todos los demás y no estar cansado el resto del día. Entonces serás capaz de rezar con más intención de lo que lo harías si te levantas antes del amanecer».

Es sabido de todos los libros de Jasidut que la plegaria es lo más importante, ya que en la plegaria una persona piensa solo en que el Creador escuche su plegaria. La plegaria es cuando uno puede dirigirse más fácilmente y sentir «ante quién estás parado». No es así cuando estudiamos Torá, aunque está escrito: «Aprender Torá es igual a todas ellas».

También se interpreta que el significado es que la Torá le trae importancia y grandeza del Creador. Y resulta que la Torá es únicamente un remedio que le trae a la persona la habilidad para rezar y sentir las palabras: «Ante quién estás parado», lo que es un remedio por medio del cual se alcanza Dvekut (adhesión). Cuando una persona reza al Creador puede saber con quién habla y en la forma en la que está hablando con el Creador. En ese momento puede anularse ante el Creador, y eso es lo más importante - que él anulará su propia autoridad. Él necesita llegar a sentir que no hay nada en el mundo, sino el Creador, y uno quiere adherirse a Él y anular su propia autoridad.

Nuestros sabios dijeron aún más: Todos los buenos actos que una persona realiza, tanto en Torá como en otras cosas de Kedushá (santidad), la persona puede ver si éstas son afines con su sensación durante la plegaria. Resulta que la plegaria es lo más importante. «Si te levantas antes del amanecer, de por sí, todo se arruinará. Entonces ¿Qué es lo que estás ganando?» Claramente, está utilizando el argumento de un justo.

En ese tiempo la persona puede escudriñar: Si él escucha su argumento tendrá que hacer un mayor esfuerzo, entonces puede saber si el argumento es de la buena inclinación. Si escucha su consejo eso será un menor esfuerzo, eso es una señal que ahora le habla la mala inclinación, pero vestida en el argumento de un justo. Con esto le tiende una trampa, para que caiga en la red que le preparó, hablándole con el lenguaje de los justos. En verdad, siempre necesitamos un guía que sepa conducir a una persona, para que sepa qué es verdad y qué es mentira, ya que no se puede clarificarlo por sí solo.

En consecuencia, cuando la inclinación mala llega con el argumento de un justo, esperando aconsejar a la persona en como entrar a Kedushá (santidad), podemos interpretar lo que nuestros sabios dijeron (Baba Batra 98a): «Cualquiera que se enorgullezca con el Talit (manto para la plegaria) de un discípulo sabio, sin ser un discípulo sabio, no es admitido en la presencia del Creador».

Debemos entender por qué es un pecado tan grave que se enorgullezca con el manto de un discípulo sabio, es decir, le adjudica mucha importancia a la vestidura de un discípulo sabio tanto como para enorgullecerse de eso. Después de todo, no cometió una transgresión tan grave que sea digna de un castigo tan duro como el no ser admitido en la presencia del Creador. Implica que estamos hablando de una persona que es digna de estar en la presencia del Creador, pero este pecado de enorgullecerse con la prenda de un discípulo sabio merece un castigo tan grande.

Debemos interpretar, qué quiere decir que la mala inclinación llega a la persona y se enorgullece con el Talit (manto para la plegaria) de un discípulo sabio, es decir, le habla a la persona como un discípulo sabio hablando a una persona ignorante, aconsejándole ser un discípulo sabio. Es como preguntó Baal HaSulam: «¿Qué es un discípulo sabio? ¿Por qué no decimos simplemente, sabio?» Implica que debemos saber que, sabio se llama el Creador, cuyo deseo es otorgar a Sus criaturas. Aquel que aprende del Creador esta cualidad de ser un dador, es llamado «discípulo sabio», significa que él ha aprendido del Creador a ser un dador.

Ahora podemos interpretar que la mala inclinación llega a la persona y le aconseja cómo alcanzar Dvekut (adhesión) con el Creador, es decir, estar en presencia del Creador; sin embargo, no es realmente un discípulo sabio, es decir, el objetivo de la mala inclinación no es llevarlo a la Dvekut sino todo lo contrario –a la separación- y está hablando como un discípulo sabio porque quiere tenderle una trampa para alejarlo del camino del Rey.

Si la persona no nota quién le está hablando -la inclinación buena o la mala- y únicamente escucha que le habla con el Talit de un discípulo sabio, y se enorgullece por ello, lo que le permite comprender la importancia de un discípulo sabio mientras conspira para desviarlo a otro camino, a la disparidad de forma. Entonces en ese momento se le dice que debe saber, que sí escucha su consejo, no será admitido en la presencia del Creador, sino todo lo contrario.

Por lo tanto, uno debe ser muy cuidadoso y saber con quién habla. No debe tomar en cuenta lo que le está diciendo, en otras palabras, que aún si le dice cosas buenas, está prohibido escucharlo. De ello se concluye que de una persona vil está prohibido escuchar aún palabras decentes.