Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
Acerca del temor y la alegría
Artículo 23, 1986
El sagrado Zóhar pregunta (Ajarey, artículo 2 en el Sulam (comentario de la escalera)): «Rabí Yitzjak comenzó: «Está escrito: “Trabajen al Señor con temor y alégrense con estremecimiento”. También está escrito: “Trabajen al Señor con alegría, vengan ante Él con un cántico”. Estos versículos se contradicen entre sí. Pero hemos aprendido “Trabajen al Señor con temor”, ya que cualquier trabajo por medio del cual uno desee servir a su Señor primero requiere temor, temerle a Él. Y gracias al temor a su Señor, más adelante será recompensado con poder llevar a cabo las Mitzvot (preceptos) de la Torá con alegría. Por eso está escrito: “¿Qué te pide el Señor tu Dios sino temor?” y mediante esto será recompensado con todo».
Deberíamos entender qué es el temor. Vemos que el temor y la alegría son dos opuestos, ¿y cómo puede ser el temor motivo de alegría, como él dice: «Gracias al temor a su Señor, más adelante será recompensado con poder llevar a cabo las Mitzvot de la Torá con alegría», si una y otra cosa se contradicen?
Asimismo, debemos entender para qué el Creador desea que Le teman. ¿Qué Le da esto? Es como una persona que entra a un gallinero diciendo: «Si ustedes asumen el temor, que tienen que temerme, les daré comida y agua. Les daré todo lo que quieran a cambio de que me teman». ¿Acaso puede decirse que al hombre le importa que los gallos lo respeten?
Esto es así, aun en mayor medida, con las criaturas hacia el Creador: ¿qué valor e importancia podemos decir que tiene el Creador para las criaturas que Le temen? Tanto es así que nuestros sabios dijeron que lo único que una persona debe hacer es dedicarse al temor, como está escrito: «¿Qué te pide el Señor tu Dios sino temor?» También está escrito (Eclesiastés, 3): «Dios hizo para que Le teman» y esto significa que, todo lo que hizo el Creador, lo hizo para que Le temieran.
Para comprender lo anterior, debemos recordar el propósito de la creación, es decir, la necesidad por la cual el Creador creó la creación. Se sabe que la razón es Su deseo de hacer beneficiar a Sus creaciones. Sin embargo, para llevar a la luz la perfección de Sus obras, es decir, para que no haya el «pan de la vergüenza», Él hizo una corrección llamada «Tzimtzum (restricción) y ocultamiento», donde antes de que el hombre tenga vasijas de otorgamiento es imposible para las criaturas ver o sentir Su existencia, llamada «reconocimiento del Creador».
Esto significa que, aunque cada día digamos durante la plegaria, «toda la tierra está llena de Su gloria», todavía no tenemos ninguna sensación de ello. Sino que, debemos creer por encima de la razón que esto es así. La razón es que, a pesar de que no hay cambios en la luz porque «no hay ausencia en la espiritualidad», sin embargo, hay cambios por parte de los Kelim (vasijas), y los Kelim limitan la luz. Esto es así porque en los Kelim discernimos la grandeza de la abundancia: lo que se impresionan de la abundancia. Si uno no tiene Kelim que puedan ser vestimenta para la luz, entonces no habrá luz que aparezca en la realidad, de acuerdo con la regla: «No hay luz sin un Kli (vasija)». Es decir, que debemos saber una cosa: podemos hablar de lo que alcanzamos en nuestras sensaciones.
Baal HaSulam contó una alegoría acerca del Tzimtzum: es como una persona que se cubre para que nadie la vea. ¿Acaso puede decirse que una persona que se esconde para no ser vista por los demás es por eso que no se ve a sí misma? Del mismo modo, el Creador hizo el Tzimtzum y el ocultamiento para que los inferiores no Lo vean mientras estén inmersos en el amor propio, que es recibir con el fin de recibir, lo cual causa disparidad de forma y separación entre el Otorgante, que es el Creador, y los receptores, que son las criaturas.
Y dado que no hay recepción en nuestra raíz, que es el Creador, cuando una persona sí se dedica a la recepción, siente molestia, lo cual se llama «pan de la vergüenza». Por eso hubo una corrección por parte de los inferiores: que atribuimos el Tzimtzum a los inferiores. Es decir, los inferiores necesitan el Tzimtzum y la ocultación ya que, precisamente a través de esta corrección, la recepción puede ser corregida para que sea con el fin de otorgar. Pero desde la perspectiva del superior no hay cambios. Todos los cambios son solamente la preparación de nuestros Kelim, en qué medida pueden recibir con el fin de otorgar.
En consecuencia, dado que el deleite y el placer no iluminan en un lugar de separación, uno no tiene fuerza para adquirir una fe completa antes de corregir su deseo de recibir. Es como él dice («Introducción al libro del Zóhar», artículo 138): «Hay una ley: la criatura no puede recibir de Él un mal manifiesto, porque sería un defecto en Su gloria que la criatura lo percibiera como un malvado, pues es algo impropio del Operador perfecto. Por lo tanto, cuando uno se siente mal, en esa misma medida, recae sobre él la negación de la providencia del Creador, y el Operador Superior permanece oculto para él».
De ahí vemos la necesidad de la corrección del otorgamiento: no solo es imposible recibir el deleite y el placer que fue preparado para nosotros, sino que hay algo aquí que nos aleja de la fe en Él, ¡y eso es peor que cualquier otra cosa!
Y ahora podemos entender el significado de temor. Hemos preguntado: «¿Necesita el Creador que Le temamos?». Según lo que hemos explicado, el temor es como está escrito en el Sulam (Comentario de la escalera sobre El Zóhar), que el hombre teme que tal vez no sea capaz de sobreponerse y recibir con el fin de otorgar, como debería ser, sino que recibirá con el fin de recibir, lo cual le causará separación, no necesariamente del deleite y el placer que no podrá recibir, sino que teme que no llegue a negar su fe. De esto se desprende que puede acercarse realmente a la Sitra Ajra (el otro lado).
Este es el significado de «Dios lo hizo para que Le teman». A través de este temor habrá una gran corrección doble:
1) Tendrán fe en el Creador;
2) Podrán recibir el deleite y placer que el Creador quiere darles.
Resulta que el Creador quiere que Le teman para que tengamos los Kelim para recibir deleite y placer. Con esto tendremos fe en Él, como está escrito en el Sulam (pág. 138): «El temor es la garantía de que no seremos apartados de su fe».
De esto entenderemos lo que está escrito: «¿Qué otra cosa sino temor pide de ti el Señor tu Dios?». Significa que Él quiere darnos abundancia, pero la disparidad de forma lo está impidiendo porque la luz no puede vestirse con vasijas de recepción. Por lo tanto, cuando una persona teme y se cuida de mantener siempre su intención que sea con el fin de otorgar, el Creador puede darle Su otorgamiento en completitud, es decir, sin molestia alguna, llamada «pan de la vergüenza».
Con esto entendemos lo que hemos preguntado: «¿Cómo puede ser el temor un motivo de alegría?». Con todo lo anterior, es simple: teniendo temor; es decir, teniendo cuidado de usar siempre las vasijas de otorgamiento, el Creador puede darle deleite y placer ya que posee vasijas de otorgamiento. Y ciertamente en ese momento se alegrará de la abundancia que ha recibido con el fin de otorgar. Resulta que el temor causa alegría, y si uno no tiene temor, se encuentra alejado de todo.