¿Quién causa el rezo?
Artículo Nº 18, 1986
Nuestros
sabios
escribieron
(Masejet
Brajot
32):
“Uno
debe
siempre alabar
al
Creador
y
luego
rezar”.
Eso
nos
muestra,
que
uno
debe
creer, que
cuando
una
persona
llega
al
estado,
en
que
siente
sus
fallas
en
el trabajo
del
Creador
–cuando
siente
que
su
fe
no
es
como
debería
ser,
esto es,
tener
la
habilidad
de
creer
que
el
Creador
es
benevolente.
Y
este sentimiento
surge,
cuando
ve
que
no
puede
dar
las
gracias
al
Creador
y decir
sinceramente:
“Bendito
sea
Aquel
que
dijo:
‘Que
haya
un
mundo’”, es
decir,
que
disfruta
tanto
del
mundo,
que
agradece
al
Creador
por
haber creado
el
mundo,
para
que
él
tenga
algo
con
lo
que
disfrutar.
Si
no
siente el
bien
y
el
placer
que
hay
por
recibir,
es
difícil
para
él
el
estar
agradecido por
ello.
Y
le
duele
no
poder
alabar
al
Creador
por
el
mundo
que
Él
ha
creado
y
decir
sinceramente:
“Bendito
sea
Aquel
que
dijo:
‘Que
haya
un mundo’”.
Y esa carencia le duele, o sea, que él dice que ese sentimiento debe haber llegado hasta él porque está alejado del Creador, es decir, porque está inmerso en el amor propio. Eso le provoca separarse del Creador, lo que significa que no siente la grandeza del Creador debido a que el Creador se oculta de él. Y, por lo tanto, no puede ver la verdad, tal como está escrito: “Pues es tu vida y la extensión de tus días”. Y tampoco puede sentir la importancia de la Torá, tal como está escrito: “Pues esta es tu sabiduría y tu comprensión, ante los ojos de las naciones, que escucharán todas estas leyes y dirán: ‘Esta gran nación es ciertamente un pueblo sabio y versado’”. Cuando la persona se evalúa, concluye: “¿Dónde está este entusiasmo del que hablan las naciones acerca de nosotros? Como está escrito: ‘... ciertamente un pueblo sabio y versado.’ que somos por la fuerza de la Torá, porque observamos lo que está escrito: ‘Observa y cumple; pues esta es tu sabiduría y tu comprensión ante los ojos de las naciones’.
Entonces, ¿por qué no siento la importancia de la Torá y las Mitzvot?” En ese estado de reflexión, cuando él siente cuán alejado está de cualquier importancia por el trabajo del Creador, y comienza a despertar y pensar: “Algo debe hacerse. No puedo estar en este estado de bajeza durante el resto de mi vida”. Ciertamente, este es el momento en el que una persona comienza a rezar al Creador para que lo acerque a Él y lo ayude desde arriba, como nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a purificarse recibe ayuda”. En otras palabras, que el Creador quite de él, la ocultación de la grandeza y la importancia de la Kdushá (Santidad), para poder vencer todos los pensamientos y deseos bajos, que llegan desde el amor propio.
Y que todas sus preocupaciones sean solamente sobre lo que puede hacer por la Kdushá, llamada “para otorgar satisfacción a su Hacedor”. Y, ciertamente, eso sólo puede hacerse en la medida en que cree en la grandeza e importancia del Creador. Por lo tanto, pide del Creador que le abra los ojos, para que vea y sienta la grandeza e importancia del Creador, como está escrito (Salmos 88): “Señor, ¿por qué abandonas mi alma? ¿Por qué me ocultas Tu Rostro?” Y entonces es un rezo desde el fondo del corazón.
Esto es, en ese momento, la persona quiere que el Creador sane su corazón, tal como está escrito (Salmos 147): “Él sana a los de corazón roto y venda su tristeza”. Y entonces la persona probablemente piense, que el despertar del rezo, para que el Creador lo acercara a Él, proviene de sí mismo, y espera la salvación del Creador, y que Él le ayude, con recibir y conceder su plegaria. Esto es, que Él lo llevará cerca de Él, puesto que está rezando ahora, porque ahora siente Su carencia, la cual no sentía antes. Por lo tanto, cuando la persona no recibe del Creador lo que piensa que el Creador debería darle, se enfada porque el Creador no le concede su plegaria. En cuanto a las otras personas, cree que Él no les acerca porque no tienen un deseo por la espiritualidad. Pero ella no es como la otra gente, quienes no tienen ninguna afinidad con el Creador, por lo que el Creador no necesita acercarles de ninguna manera.
Pero de esa persona, que rezó para que el Creador le ayude, el propio Creador puede ver que ese hombre, no es como las demás personas, sino que es más elevado que el resto; él entiende el mundo y su propósito, y considera el propósito por el que fue creado y lo que debe lograr. Pero cuando ve a las otras personas, ve su bajeza –que todos sus pensamientos y acciones son para su propio beneficio– y siente que él tiene una comprensión diferente porque su mente y sus cualidades son más virtuosas y dignas, que el resto de las personas. Además, algunas veces la persona ve que incluso es más virtuosa, que las otras personas de su grupo. Ve que ellas piensan ocasionalmente en la espiritualidad, pero ella, cada pensamiento y todos sus deseos son solo sobre la espiritualidad. Y ella, siempre quiere salir del amor propio, y todas sus peticiones al Creador son solo para que Él le libere de esta bajeza. Y no ve que sus amigos sean así de serios también, y que piensen sólo sobre espiritualidad.
Por esa razón, está molesta con el Creador, por no concederle su plegaria, dejándola en su estado actual, como el resto de los amigos, y no es considerado con ella, es decir, con su plegaria, ya que ella reza de verdad y desde el fondo del corazón. Por lo tanto, con respecto a que se le conceda su plegaria, encuentra que hay una falla arriba. Y se pregunta a sí misma: “Pero está escrito: ‘Porque Tú escuchas el rezo de cada boca’, y ‘Cada boca’4 significa que toda la boca debe pedir el rezo, es decir, que todo su cuerpo exija que el Creador le ayude. Pero, en cuanto al resto de las personas, sus rezos no son respondidos porque no es con ‘cada boca’”.
Baal HaSulam dijo acerca de esto: “Está escrito: ‘Y sucederá que antes de que ellos llamen, Yo responderé, y mientras aun estén hablando, Yo escucharé’”. Él interpreta que cuando una persona siente su carencia y reza para que el Creador le ayude, no es porque la persona siente su carencia, y eso le da una razón para rezar. Más bien, la razón es que ella está siendo favorecida por el Creador, y el Creador desea acercarla. En ese momento, el Creador le envía la sensación de su propia carencia, y le llama para unirse a Él. En otras palabras, es el Creador quien le acerca, dándole un deseo de dirigirse hacia el Creador y hablar al Creador. De eso se deduce que el Creador la acercó, con ello que le dio lugar, para hablar con el Creador. Eso se llama “Antes de que llamen, Yo responderé”. En otras palabras, el Creador acercó a esa persona a Él, antes de que apareciera el pensamiento en la mente de la persona de que debía rezar al Creador. Pero, ¿por qué el Creador le eligió a ella y le llamó para presentarse ante a Él y rezar? Para eso, no tenemos respuesta. En lugar de esto, debemos creer por encima de la razón que eso es así.
Eso es lo que llamamos “Guía de la Providencia privada”. O sea que la persona no debe decir: “Estoy esperando que el Creador me dé el despertar desde arriba y entonces tendré la posibilidad de trabajar en el trabajo de santidad”. Baal HaSulam dijo que, con respecto al futuro, una persona debe creer en la recompensa y el castigo, es decir, que debe decir (Avot, Capítulo 1): “¿Si no estoy yo por mí, quién está por mí, y cuando yo estoy para mí, qué soy yo, y si no es ahora, cuándo? Por lo tanto, no se debe esperar ni un instante. En cambio, debe decir: “¿Si no es ahora, cuándo?” Y no se debe esperar un mejor momento en el que entonces: “Luego me levantaré y haré el trabajo de santidad”. Más bien, es como nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 2): “No digas: “cuando me desocupe cambiaré”, no vaya a ser que no te desocupes”.
Pero
después
del
hecho,
dijo
Baal
HaSulam,
uno
debe
creer
en
la Providencia
privada
–que
no
fue
la
persona
quien
llamó
al
Creador,
sino el
Creador
quien
llamó
a
la
persona
y
le
dijo:
“Quiero
que
Me
hables”.
De eso
se
deduce
que
la
razón
del
acercamiento
no
provino
del
individuo sino
del
Creador.
Por
esa
razón,
uno
no
debe
pensar
que
el
Creador
no escucha
su
rezo.
En
cambio,
Él
lo
acercó
incluso
antes
de
que
se
volviera al
Creador
para
que
lo
acercara
a
Él.
Eso
se
llama
“Antes
de
que
llamen,
Yo
responderé”.
De
lo
antes
dicho
se deduce
que
si
la
persona
ha
despertado
para
sentir
su
estado
de
bajeza, eso
no
vino
de
la
persona,
sino
del
Creador
que
le
envió
ese
sentimiento, para
que
pidiera
que
la
acercara.
Por
lo
tanto,
en
cuanto
la
persona
tiene un
pensamiento
de
que
está
alejada
del
Creador
y
desea
rezar
al
Creador para
que
la
acerque,
no
debe
rezar
antes
de
agradecer
al
Creador,
por haberla
llamado
para
acercarla.
El
Creador
quiere
que
la
persona
le
rece
al
Creador.
Y
cuando
una persona
hace
un
autoanálisis
sobre
por
qué
de
pronto
recordó
que
hay espiritualidad
en
el
mundo,
y
que
ella
debería
tratar
de
obtener
algo
en
la espiritualidad,
si
inmediatamente
dice
que
el
Creador
le
envió
ese pensamiento,
entonces
puede
rezar. Este
es
el
significado
de
lo
que
nuestros
sabios
dijeron:
“Uno
debe siempre
alabar
al
Creador”.
En
otras
palabras,
tan
pronto
como
uno comienza
a
considerar
su
situación
con
respecto
a
la
espiritualidad,
debe inmediatamente
alabar
y
agradecer
al
Creador
por
haberle
dado
el pensamiento
y
deseo
por
la
espiritualidad.
Luego,
cuando
sabe
que
el Creador
lo
está
llamando,
inmediatamente
comienza
a
agradecer
y
a alabar
al
Rey
por
haberle
acercado.
Es
en
este
momento
cuando
puede
rezar
por
su
situación,
ya
que
ve
que
carece
de
la
Torá
y
no
ve
la
distinción entre
verdadero
y
falso,
y
reza
para
que
el
Creador
le
enseñe
el
camino
de la
verdad.
Ahora
podemos
entender
lo
que
nuestros
sabios
dijeron
(Midrash
Rabá, Toldot
63,
Marca
5):
“‘Y
el
Señor
le
respondió’.
Rabí
Levi
dijo:
‘Hay
una alegoría
acerca
de
un
príncipe
que
se
esforzaba
por
tomar
una
libra
de oro
de
su
padre.
Él
se
esforzaba
desde
dentro
y
se
esforzaba
desde
fuera, ya
que
en
árabe,
‘esforzarse’
significa
‘pedir’.
Interpreta
allí
el
“Matanot Kehuna”,
que
‘tomar
una
libra
significa
que
su
padre
también
deseaba darla,
y
se
esforzaba
de
manera
opuesta
para
apresurarlo
a
que
tomara’”. De
lo
que
hemos
explicado,
la
razón
de
que
una
persona
quiera
acercarse
proviene
del
Creador.
El
Creador
no
espera
que
la
persona despierte,
sino
que
despierta
a
la
persona.
Después,
uno
ruega
que
el Creador
la
acerque.
Podemos
entenderlo
con
la
alegoría
que
da
acerca del
verso,
“Y
oró
Isaac”,
lo
que
significa
que
Isaac
le
rezó
al
Creador. Y
dio
una
alegoría
acerca
de
ello,
es
decir,
que
su
padre,
esto
es,
el Creador,
conspira
desde
dentro,
lo
que
significa
que
su
Padre
le
dio
el pensamiento
y
el
deseo
de
rezarle
a
Él,
y
luego
el
príncipe
conspira
desde fuera.
En
otras
palabras,
el
pueblo
de
Israel
son
príncipes,
y
están
fuera del
palacio
del
Rey
y
desean
acercarse
al
Creador,
es
decir,
entrar
al palacio
del
Rey.
Eso
significa
que
su
Padre
en
los
Cielos
comenzó
primero.