Ven
al
Faraón
-
2
Artículo
13,
1986
El Zóhar pregunta: “Está escrito: ‘Ven al Faraón’, pero debería haber dicho: ‘”Ve al Faraón’. Dado que el Creador vio que Moshé tenía miedo, y otros emisarios designados no podían acercársele, el Creador dijo: ‘He aquí, Yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran lagarto que yace en medio del Nilo’. El Creador tuvo que librar una guerra contra el Faraón y nadie más, como está escrito: ‘Yo soy el Señor’, explicaron, ‘Yo y no otro’, ‘Yo y no un enviado’”. Hasta aquí sus palabras (en el principio de la porción, Bo (Ven)). La diferencia entre “ven” y “ve” es que “ven” significa que nosotros debemos caminar juntos, como la persona que le dice a su amigo “ven” Debemos entender esto, ya que el Zóhar pregunta: ¿por qué el Creador necesitaba ir con Moshé? Porque Moshé por sí solo no podía luchar contra el Faraón, sólo el propio Creador y nadie más. Por lo tanto, ¿por qué necesitó de Moshé para ir con el Creador? Después de todo, dice: “Yo y no un enviado”. Entonces, ¿cuál es el propósito del Creador al ir con Moshé hasta el Faraón, quien es llamado “el gran lagarto”? Él podría haber ido al Faraón sin Moshé.
También debemos entender lo que decían nuestros sabios (Kidushin [Matrimonio] 30b): “Rish Lakish dijo: ‘la inclinación del hombre le supera cada día y busca matarle’ como está dicho: ‘El malvado observa al justo’ y si el Creador no le ayuda, no lograría vencerlo, como está dicho: ‘El Señor no lo abandonará en sus manos’”. Aquí también surge la pregunta: “Si una persona no puede sobreponerse por sí misma y necesita la ayuda del Creador, ¿para qué esta duplicación?” En otras palabras, o que el Creador le otorgue al hombre la fuerza para sobreponerse por sí mismo, o que el Creador lo haga todo. ¿Por qué parece que aquí son necesarias dos fuerzas, una del hombre y, posteriormente, la fuerza del Creador? Es como si sólo se pudiera derrotar al mal con las dos, y una sola fuerza fuera insuficiente. Es bien sabido que la perfección del hombre es que debe alcanzar el propósito de la creación, para obtener la razón por la cual el mundo fue creado, lo cual se llama “hacer el bien a Sus creaciones”. En otras palabras,las criaturas deben llegar a recibir las delicias y el placer, que Él ha pensado para deleitarles.
Previo a ello, la creación no se considera adecuada al Creador, ya que es sabido que desde el Operador perfecto deben surgir operaciones perfectas. Significa que todos deberían sentir la belleza de la creación y ser capaces de admirar y glorificar la creación, y que todos fuéramos capaces de agradecer al Creador por la creación que creó y que todos pudiéramos decir, “Bendito sea El que dijo: ‘que se haga el mundo’”. En otras palabras, todos deberíamos bendecir al Creador por habernos creado un buen mundo, lleno de placeres, en donde todos están alegres y felices por la satisfacción que sienten por todos los deleites que experimentan en el mundo. Sin embargo, cuando una persona comienza a examinar si está realmente satisfecha con su vida y cuánta satisfacción está recibiendo de sí mismo y de su entorno, entonces ve todo lo opuesto −todos están sufriendo, atormentados y cada persona sufre de diferente manera. Pero uno debe decir: “Bendito sea Él que dijo: ‘que se haga el mundo’”, y entonces se da cuenta de que sólo lo dice de manera superficial. Sin embargo, es bien sabido que las delicias y placeres no pueden aparecer en el mundo antes de tener Kelim (vasijas) de otorgamiento, ya que nuestras vasijas de recepción continúan estando contaminadas por la propia recepción, la cual está fuertemente restringida en su medida y nos separa del Creador (lo que significa que había una primera restricción dentro de la vasija de recepción de manera que la abundancia no brillara allí; consulta la Introducción al Libro de Zóhar, pág. 138).
Al
querer
obtener
las
vasijas
de
otorgamiento,
es
cuando
comienzan
las guerras
y
disputas,
ya
que
va
en
contra
de
nuestra
naturaleza.
Por
esta razón
se
nos
dio
la
Torá
y
las
Mitzvot,
para
alcanzar
el
grado
de otorgamiento,
como
dijeron
nuestros
sabios:
“Yo
he
creado
la
inclinación al
mal,
Yo
he
creado
el
condimento
de
la
Torá”
(Kidushin
30). También
se
nos
ha
dado
la
Mitzvá
(precepto/buena
acción)
de
“ama
a tu
prójimo
como
a
ti
mismo”,
y
Rabí
Akiva
dijo:
“Esta
es
la
gran
regla
de
la Torá”
(Bereshit
Rabá,
Parashá
24).
En
otras
palabras,
al
trabajar
en
el
amor hacia
los
amigos,
una
persona
se
acostumbra
a
salir
de
su
egoísmo
y
a cultivar
el
amor
a
los
demás. Sin
embargo,
debemos
entender
lo
que
vemos
frente
a
nosotros,
en cuanto
a
que
existen
personas
que
profesan
amor
por
los
amigos
y
aun así
no
se
acercan
ni
un
centímetro
al
amor
por
el
Creador,
de
manera
que puedan
trabajar
con
la
Torá
y
las
Mitzvot
debido
a
este
amor.
Significa
que dicen
que,
de
hecho,
están
avanzando
un
poco
en
cuanto
al
amor
a
los amigos,
pero
no
ven
progreso
alguno
en
cuanto
al
amor
hacia
el Creador.
Sin
embargo
debemos
saber
que,
en
cuanto
al
amor
a
los
amigos también
hay
grados,
lo
que
significa
que
debemos
contemplar
la obligación
de
amar
a
los
amigos.
Podemos
compararlo
con
un
edificio
de
dos
pisos,
que
también
tenga una
planta
baja.
El
Rey
se
encuentra
en
el
segundo
piso,
y
se
dice
que aquel
que
desea
ir
hacia
el
Rey
−cuyo
único
objetivo
es
conversar
con
el Rey
cara
a
cara−
se
le
dice
que
primero
debe
subir
al
primer
piso,
ya
que es
imposible
llegar
al
segundo
piso
sin
llegar
antes
al
primero. Sin
duda,
todo
el
mundo
entiende
que
esto
es
así.
Sin
embargo,
existe una
razón
por
la
cual
se
debe
alcanzar
antes
el
primer
piso
–esto
se denomina
“correcciones”.
En
otras
palabras,
al
alcanzar
el
primer
piso, esta
persona
aprende
cómo
dirigirse
al
Rey
cara
a
cara
y
ser
capaz
de pedirle
al
Rey
lo
que
su
corazón
desea. Esa
persona,
que
escucha
que
primero
debe
subir
al
primer
piso
y posteriormente
al
segundo
piso,
lo
entiende
muy
bien.
Pero
dado
que
su único
deseo
es
ver
la
cara
del
Rey
y
no
le
importa
nada
más,
esto
hace que
lo
que
se
le
dijo
–que
debía
subir
al
primer
piso–
se
le
convierta
en una
carga
y
un
trabajo
duro. Sin
embargo,
no
tiene
más
opción,
así
que
sube
al
primer
piso.
No
está interesado
en
ver
lo
que
hay
allí,
aunque
escuchó
que
en
el
primer
piso
es donde
se
aprende
a
hablar
con
el
Rey.
Pero
no
le
presta
atención
a
eso
ya que
no
es
su
objetivo.
Su
objetivo
es
el
Rey,
no
lo
que
pueda
aprender
en el
primer
piso.
Su
meta
no
es
el
estudio,
sino
ver
la
cara
del
Rey.
¿Para
qué desperdiciar
su
tiempo
en
cosas
triviales,
cuando
todo
es
nulo
y
vacío comparado
con
el
Rey?
Por
lo
tanto,
¿para
qué
prestarle
atención
a
lo
que se
aprende
en
el
primer
piso?
De
manera
que
cuando
sube
al
primer
piso,
no
tiene
deseos
de
quedarse allí.
En
cambio,
desea
subir
pronto
al
segundo
piso,
donde
está
el
Rey,
ya que
esto
es
todo
lo
que
desea.
Sin
embargo,
se
le
dice:
“Si
no
conoces
las normas
que
rigen
en
el
primer
piso,
seguramente
vas
a
mancillar
el honor
del
Rey.
Por
esta
razón,
no
puedes
aspirar
a
subir
al
segundo
piso sin
antes
aprender
todo
lo
que
tienes
que
aprender
en
el
primer
piso”. De
igual
forma,
con
el
amor
a
los
amigos
escuchamos
que
es
imposible ser
recompensado
con
el
amor
del
Creador
antes
de
ser
recompensado con
el
amor
de
los
amigos,
como
dijo
Rabí
Akiva:
“ama
a
tu
prójimo
como a
ti
mismo,
es
la
gran
regla
de
la
Torá”.
Por
lo
tanto,
mientras
la
persona se
dedica
al
amor
por
los
amigos,
no
lo
está
considerando
algo
valioso,
de gran
importancia,
sino
como
un
lujo
redundante.
Él lo cumple porque no tiene otra opción, pero está buscando constantemente el momento en el que “Seré recompensado con el amor del Creador” y “Seré capaz de deshacerme del amor de los amigos. Este trabajo me resulta pesado porque a duras penas puedo soportar a mis amigos, ya que veo que todos ellos tienen rasgos diferentes a los míos y yo no tengo nada en común con ellos, pero no tengo alternativa, ya que se me dijo que sin el amor a los amigos no seré capaz de conseguir el amor al Creador. Así que, en contra de mi voluntad, me siento con ellos”. “Sin embargo, puedo preguntarme: ¿qué ganancia estoy obteniendo de los amigos?” Una sola cosa: estoy corrigiéndome a través del tormento que me impongo al sentarme con ellos y tolerar sus conversaciones, las cuales me desagradan y van en contra de mi naturaleza. Pero ¿qué puedo hacer? Se me ha dicho que debo sufrir en este mundo, así que lo hago: me siento y espero el momento en el que pueda huir y evitar ver la bajeza que veo en ellos. Resulta que él no está tomando del amor a los amigos el remedio llamado: “amar a los demás”, sino sólo porque se le ha dicho que no tiene otra opción, o de lo contrario no obtendrá el amor al Creador. Esta es la razón por la cual participa en el amor por los amigos y cumple con todas las obligaciones a la que los amigos le comprometen. Pero lo que debe aprender de ellos, se encuentra a gran distancia.
Significa
que
no
está
dejando
su
amor
propio,
y
a
la
vez
no
está
alcanzado el
amor
a
los
demás.
Está
observando
el
amor
a
los
amigos
no
desde
el amor,
sino
desde
el
temor,
ya
que
no
le
está
permitido
llegar
al
amor
al Creador
antes
de
entrar
al
amor
por
los
amigos.
Como
resultado,
teme no
cumplir
con
el
amor
a
los
amigos
porque
no
le
será
permitido
entrar en
el
amor
del
Creador. Esto
es
similar
a
la
alegoría
acerca
de
no
poder
subir
al
segundo
piso, donde
se
encuentra
el
Rey,
a
menos
que
suba
antes
al
primer
piso.
La
idea
es que
aprenda
las
reglas
de
cómo
rendirle
honor
al
Rey,
así
que
parecería razonable
que
se
sintiera
feliz
por
subir
al
primer
piso,
ya
que
de
esa
manera aprendería
como
ser
cuidadoso
con
el
honor
del
Rey.
Esto
lo
beneficiaría
ya que,
después
de
todo,
cuando
entre
en
el
palacio
del
Rey,
no
mancillará
Su honor.
Por
lo
tanto,
mientras
está
en
el
primer
piso,
le
presta
atención
a
todas
las
reglas
que
se
aplican
allí
para
acostumbrarse
a
ellas,
ya
que
desea llegar
al
Él,
para
honrarlo
y
de
ninguna
manera
desdeñar
Su
honor. Esto
aplica
sólo
a
aquel
que
desea
presentarse
ante
el
Rey
para
darle satisfacción.
Pero,
aquel
que
desea
presentarse
ante
el
Rey
para
recibir para
sí
mismo
considera
lo
que
se
encuentra
en
el
primer
piso
como innecesario.
No
es
de
su
interés.
Sube
al
primer
piso
sólo
porque
tiene temor,
ya
que
sabe
que
no
le
será
permitido
llegar
al
segundo
piso
sin antes
pasar
por
el
primero.
No
siente
la
necesidad
de
estudiar
las
leyes que
son
enseñadas
allí
–como
evitar
mancillar
el
honor
al
Rey−
ya
que
la razón
por
la
cual
él
desea
llegar
ante
el
Rey
es
por
sus
propósitos
egoístas.
Así
que
deberíamos
saber
que
se
nos
dio
el
asunto
del
amor
a
los
amigos de
manera
que
aprendiéramos
a
evitar
manchar
el
honor
del
Rey.
En otras
palabras,
si
no
se
tiene
otro
deseo
excepto
el
de
satisfacer
al
Rey, ciertamente
se
ensuciaría
el
honor
del
Rey,
el
cual
se
llama
“Transmitir
la Kedushá
(santidad)
a
los
externos”.
Por
esta
razón,
no
debemos
restarle importancia
al
trabajo
del
amor
de
los
amigos,
ya
que
de
allí
aprenderemos como
salir
del
amor
propio
y
entrar
en
el
camino
del
amor
hacia
los demás.
Cuando
completemos
ese
trabajo
de
amar
a
los
amigos
podremosrecibir
la
recompensa
del
amor
por
el
Creador. Deberíamos
saber
que
existe
una
virtud
al
amar
a
los
amigos:
uno
no puede
engañarse
a
sí
mismo
y
decir
que
ama
a
los
amigos
si,
de
hecho,
no lo
hace.
Podemos
examinar
si
verdaderamente
amamos
a
nuestros amigos
o
no.
Pero
con
el
amor
al
Creador,
uno
no
se
puede
examinar
a
sí mismo,
si
la
intención
es
el
amor
por
el
Creador,
lo
cual
significa
que queremos
otorgarle
al
Creador,
o
si
nuestro
deseo
es
recibir
con
el
fin
de recibir. Pero
deberíamos
saber
que
después
de
todas
las
correcciones
que
a
un hombre
se
le
dan
para
que
haga,
sin
la
ayuda
del
Creador,
no
se
le concederá
ningún
progreso
en
el
trabajo
de
otorgamiento.
Y
nos preguntamos:
“Entonces,
¿por
qué
debemos
hacer
cosas
para
ser recompensados
más
tarde
con
la
ayuda
del
Creador?
Después
de
todo,
el Creador
puede
ayudarnos
aun
sin
el
trabajo
de
los
inferiores,
y
la
labor
del
hombre
en
este
trabajo,
no
le
ayudarán
a
progresar
en
ningún
caso”. El
asunto
es
que
si
no
empezamos
a
trabajar,
no
sabremos
que
no
podemos triunfar
sobre
la
inclinación
al
mal.
Pero
cuando
una
persona
comienza
a transitar
el
sendero
hacia
el
Creador
y
hace
todo
lo
que
puede
hacer,
entonces puede
elevar
una
verdadera
plegaria
para
que
el
Creador
le
ayude.
Pero, ¿por qué el Creador desea que se le ofrezca una plegaria verdadera? Es humano el desear que se haga una plegaria genuina. Porque cuando una persona le pide de forma genuina a sus amigos, éstos se lo agradecen sinceramente. El humano, el cual persigue honores, la gratitud que da es como si se humillara ante su amigo y él lo disfrutara. Pero en cuanto al Creador, ¿necesita que las personas le brinden respeto? Entonces, ¿por qué el Creador desea que una persona le eleve una plegaria sentida de corazón? Lo que sucede es, que es sabido, que no hay luz sin un Kli. Que es imposible darle a una persona algo que sea muy importante, si no siente deseo por ello, porque entonces lo despreciará y lo desechará. Y ello se perderá, por causa que su necesidad debe igualarse a su carencia; esto es lo que le da la importancia. En la medida de la importancia, él impedirá que el regalo se pierda ya que, de otra manera, todo irá a las Klipot. A esto se le llama “alimentar a las Klipot”, lo que significa que todo va a las vasijas de recepción, las cuales toman bajo su mando, todo lo que una persona desecha en materia de Kedushá. De aquí sabemos por qué debemos empezar a trabajar. Pero, ¿por qué el Creador no nos da la fuerza para completar el trabajo por nosotros mismos sin su ayuda? Se sabe la forma en que El Zóhar interpreta aquello que nuestros sabios dijeron: “Aquel que viene a ser purificado, es ayudado”, y pregunta: “¿Con qué?” Y responde: “Con un alma sagrada”, lo que significa que recibe iluminación desde arriba, lo que se llama Neshamá (un alma), llamado “alcanzar la Divinidad”, lo cual está incluido en el pensamiento de la creación para hacer el bien a Sus creaciones.
Resulta
que
al
tener
un
Kli
y
un
deseo
por
las
vasijas
de
otorgamiento, él
recibe
la
Luz,
llamada
Neshamá.
Así
pues,
ambos
son
requeridos.
En otras
palabras,
una
persona
debe
empezar,
y
de
esa
manera
recibe
un
Kli. Y
al
ser
incapaz
de
terminar,
clama
por
ayuda
al
Creador
y
entonces recibe
la
Luz. Ahora
podemos
entender
lo
que
está
escrito:
“Ven
al
Faraón,
ya que
he
endurecido
su
corazón
y
el
corazón
de
sus
sirvientes,
para
que pueda
mostrar
Mis
señales
en
medio
de
ellos”. Y
a
esto
se
plantea
una
pregunta:
“¿Por
qué
el
Creador
ha
endurecido
el corazón
del
Faraón?”
El
texto
responde
“Para
que
pueda
mostrar
Mis señales
en
medio
de
ellos”.
Y
la
interpretación
es:
“¿Por
qué
el
Creador
ha endurecido
el
corazón
del
hombre
y
no
puede
ganar
la
guerra
contra
sus propias
inclinaciones
por
sí
mismo?” La
respuesta
es,
entonces
el
hombre
clamará
al
Creador,
y
así conseguirá
el
Kli.
Y
luego
el
Creador
será
capaz
de
colocar
las
letras
de la
Torá,
en
él,
dentro
de
su
Kli.
Esta
es
el
alma
que
el
Creador
le
da como
ayuda.
Esto
es
considerado:
“La
Torá
y
el
Creador
son
uno”.
“Mis
señales”
se refiere
a
las
letras
de
la
Torá,
bajo
el
discernimiento
de
los
nombres
del Creador.
Esto
es
“hacer
el
bien
a
Sus
creaciones”,
que
es
el
pensamiento de
la
creación,
hacer
el
bien
a
Sus
creaciones.
Esto
le
llega
a
una
persona específicamente
cuando
tiene
un
Kli,
y
este
Kli
viene
a
través
del endurecimiento
del
corazón,
de
manera
que
entonces
exista
un
lugar desde
donde
puede
clamar
por
la
ayuda
del
Creador,
y
Él
le
ayuda
con
un alma
santa. Ahora
podremos
entender
el
asunto
de
“Ven
al
Faraón”,
es
decir,
nosotros
dos
juntos.
En
otras
palabras,
una
persona
debe
empezar
y
luego
ver
que
no
puede
vencerle,
y
esto
queda
implícito
cuando
Moshé
tenía
miedo
de
acercársele.
Entonces
el
Creador
dijo:
“He
aquí,
Yo
estoy
contra
ti,
Faraón”,
es
decir,
que
luego
llega
la
ayuda
del
Creador.
Y
¿con
qué?
Con
un
alma
santa,
como
está
escrito
en
el
Zóhar. De
ello
se
desprende
que
el
endurecimiento
del
corazón,
como
está escrito:
“Porque
he
endurecido
su
corazón”,
era
para
hacerle
un
lugar
a
la plegaria.
Y
esta
oración
no
es
como
un
pedido
hecho
entre
personas
de carne
y
sangre,
quienes
quieren
honor,
para
ser
respetados.
Por
el contrario,
aquí
el
propósito
de
la
oración
es
para
que
él
obtenga
un
Kli, una
necesidad
de
la
ayuda
del
Creador,
ya
que
no
hay
Luz
sin
un
Kli.
Y cuando
una
persona
ve
que
no
se
puede
ayudar
a
sí
misma
de
ninguna manera,
entonces
tiene
la
necesidad
de
la
ayuda
del
Creador.
Este
es
el
significado
de
lo
que
decían
nuestros
sabios:
“El
Creador
ansía la
plegaria
de
los
justos”.
Aquí
también
surge
la
interrogante:
¿pero
acaso el
Creador
necesita
la
rendición
del
hombre,
para
que
le
ruegue
a
Él?”
Sin embargo,
como
Su
deseo
es
benef
iciar
a
Sus
creaciones,
pero
no
hay
Luz sin
un
Kli,
Él
ansía
la
oración
del
justo,
ya
que
gracias
a
eso
se
revelan
los Kelim
(vasijas)
a
través
de
las
cuales
Él
puede
otorgar.
Por
consiguiente, cuando
una
persona
ve
que
no
puede
sobreponerse
al
mal,
entonces
es realmente
el
momento
para
pedir
la
ayuda
del
Creador. Ahora
podemos
entender
lo
que
dijo
el
Creador
(Éxodo
6):
“Y
te
traeré hacia
Mí
como
mi
pueblo,
y
Yo
seré
tu
Dios;
y
debes
saber
que
Yo
soy
el Señor
tu
Dios,
quien
te
ha
liberado
del
yugo
de
los
egipcios”. En
Maséjet
Brajot
(38a)
nuestros
sabios
escribieron
acerca
de
eso
de
la siguiente
manera:
“Quien
te
liberó
del
yugo
de
los
egipcios”.
Y
agregaron “así
dice
el
Creador
a
Israel:
“Cuando
yo
los
saque,
haré
por
ustedes
algo para
demostrarles
que
fui
Yo
quien
los
liberó
de
Egipto”,
como
está escrito:
“Que
Yo
soy
el
Señor
vuestro
Dios,
quien
los
liberó””.
Significa
que
no
es
suficiente
que
el
Creador
sacara
al
pueblo
de
Israel fuera
de
Egipto,
que
ellos
fueran
liberados
del
tormento
y
sufrimiento que
padecían
allí.
Cuando
hablamos
del
trabajo
del
Creador,
surge
la interrogante:
“¿Esto
no
fue
suficiente?”
Ahora
que
han
sido
liberados
de
la esclavitud
y
del
exilio
después
de
no
haber
sido
capaces
de
servir
al Creador
debido
al
dominio
del
Faraón,
y
todo
aquello
que
construyeron para
ellos
mismos,
en
cualquier
posición
en
el
trabajo,
todo
ello
fue tragado
por
la
tierra,
como
dicen
nuestros
sabios
(Sotá,
pág.
11):
“Pitom
y Ramsés.
Rav
y
Shmuel,
una
dice
que
su
nombre
era
Pitom.
Entonces,
¿por qué
era
su
nombre
Ramsés?
Primero
por
su
cabeza
Mitroses
(se
fragmenta)”. RaShI
interpreta
que:
“Cuando
construían
algo,
se
fragmentaba
y
caía. Ellos
lo
reconstruían
y
se
volvía
a
caer.
Y
alguien
dijo:
‘Su
nombre
es Ramsés,
y
entonces,
¿por
qué
era
su
nombre
Pitom?
Porque
primero
que todo,
fue
tragado
por
el
Pi
Tehom
(la
boca
del
abismo)’”.
Vemos
entonces
que
no
hay
disputa
entre
Rav
y
Shmuel
con
respecto
a los
hechos,
sino
sólo
en
cuanto
a
la
interpretación.
El
hecho
era
que
todo lo
que
construían
se
caía.
Esto
significa
que
cada
vez
que
ellos
construían para
ellos
mismos
alguna
estructura
en
el
trabajo,
los
egipcios
venían,
es decir,
los
pensamientos
extraños
de
los
egipcios,
y
arruinaban
todo
su trabajo.
En
otras
palabras,
toda
la
labor
que
hicieron
con
todos
sus
fuerzas
para
sobreponerse
y
servir
en
el
trabajo
santo,
fue
tragada
por
la
tierra.
Así
que
cada
día
tenían
que
empezar
de
nuevo,
y
les
parecía
como
si nunca
se
hubieran
ocupado
en
el
trabajo
sagrado.
Es
más,
cada
vez
que empezaban
a
avanzar,
notaban
que
no
sólo
no
progresaban
sino
que retrocedían,
puesto
que
las
nuevas
preguntas
con
respecto
a
“quién”
y
“qué”
surgían
siempre
en
sus
mentes. En
consecuencia,
debemos
entender
esta
salida
de
Egipto,
como
la manera
en
que
ellos
finalmente
obtuvieron
la
habilidad
de
servirle
al Creador
sin
los
pensamientos
extraños
de
los
egipcios.
Por
lo
tanto,
¿qué viene
a
decirnos
este
conocimiento
en
las
palabras:
“Y
tú
sabrás”?
Que debemos
saber
que
es
el
Creador
quien
les
sacó
de
la
tierra
de
Egipto.
Y hay
más
sobre
lo
que
deberíamos
preguntarnos,
ya
que
empezamos
a examinar
la
esclavitud
en
Egipto,
cuando
estuvieron
haciendo
un
duro trabajo,
y
han
sido
liberados
de
eso,
así
que,
¿qué
más
les
falta? Pero,
¿qué
es
el
trabajo
duro?
Nuestros
sabios
explicaron
el
verso: “Todas
las
labores
que
rigurosamente
se
les
impusieron”
(Sotá
11b).
“Rabí Shmuel
Bar
Najmani
dijo:
‘Rabí
Yonatán
dijo:
‘Ellos
reemplazaron
el
trabajo de
los
hombres
con
el
trabajo
de
las
mujeres
y
el
trabajo
de
las
mujeres con
el
trabajo
de
los
hombres.
Y
los
egipcios
hicieron
que
los
hijos
de Israel
sirvieran
BeParej
(con
rigor)”.
Rabí
Elazar
dice:
‘Be
Pe
Raj
(con
una boca
suave)’”.
También debemos entender lo que sucede con el trabajo con rigor (BeParej) en el camino hacia la santidad. Debemos hacer dos discernimientos:
1.
El
acto
que
se
llama
“la
parte
revelada”,
lo
que
una
persona
puede
ver, y
donde
uno
no
puede
decir
que
se
está
equivocando
o
engañando
a
sí mismo,
ya
que
no
se
puede
decir
que
hay
un
error
en
cuanto
a
algo
que es
aparentemente
visible.
Esto
es
así
porque
con
el
acto
de
Mitzvot
y
el estudio
de
la
Torá,
él
ve,
y
otros
también
pueden
ver
si
él
está
ejecutando o
no
acciones
de
Torá
y
Mitzvot.
2.
La
intención.
Esto
se
denomina:
“la
parte
oculta”,
ya
que
los
demás no
pueden
ver
la
intención
detrás
de
los
actos
de
una
persona.
Y
él tampoco
puede
ver
la
intención
en
el
acto
ya
que
es
posible
estar equivocado
acerca
de
la
intención
y
desviarse,
pues
sólo
en
las
cosas aparentes,
que
se
denominan
“la
parte
revelada”,
todos
pueden
ver
la verdad.
Pero
uno
no
puede
confiar
en
lo
relativo
a
las
intenciones
del corazón
o
el
pensamiento
de
la
mente.
Por
consiguiente,
esto
está
oculto para
uno
mismo
y
para
los
demás.
Ahora podemos interpretar el significado de trabajo pesado (BeParej), lo que se dijo que era “Reemplazar el trabajo de los hombres con el trabajo de las mujeres”. “El trabajo de los hombres” significa que ya es un Guéver (hombre) que puede Lehitgaber (sobreponerse) a su maldad y participar activamente en la Torá y Mitzvot. Por lo tanto, ¿qué debe hacer cuando ya es llamado “un hombre”, es decir, un hombre de guerra, que puede pelear con su maldad con acciones? Ahora le llegó el momento de empezar su trabajo en el segundo discernimiento, es decir, en lo oculto, que es la intención. En otras palabras, en lo sucesivo, deberá tratar que todas sus acciones sean para otorgar placer al Creador y no para su propio beneficio. ¿Y qué hicieron los egipcios cuando vieron que él era un hombre que podía salir de su control y entrar en la santidad? Le cambiaron su trabajo por el trabajo de las mujeres. Lo que significa que todo su trabajo era trabajo de mujeres, es decir, los egipcios les hicieron entender que: “¿Quién necesita intenciones? Las acciones son lo principal, y aquí en acciones tendrás éxito, como puedes ver −eres un hombre, puedes triunfar sobre el mal dentro de ti y esforzarte en la Torá y las Mitzvot en cada detalle y precisión, y debes emplear todos tus esfuerzos en ser más meticuloso con la Torá y las Mitzvot”.
“Sin embargo, ¡no debes dedicarte a las intenciones! Este trabajo no es para ti, sino sólo para unos pocos escogidos. Si empiezas con el trabajo de otorgamiento, es decir, dándote cuenta de que debes aspirar a que todo sea con el fin de otorgar, no tendrás fuerzas para ser tan meticuloso en la acción revelada, donde no te engañarás a ti mismo porque ves lo que estás haciendo. Por lo tanto, allí es donde puedes expandirte en cada detalle y precisión en tus acciones”. “Pero con respecto a las intenciones, no tienes como examinarte de verdad. Así pues, te recomendamos, por tu propio bien, que no pienses que, Dios no permita, queremos desviarte de tu trabajo de santidad. Por el contrario, queremos que te eleves hacia los grados de santidad”. A esto se le denomina “Reemplazar el trabajo del hombre por el trabajo de la mujer”. Donde tenían que realizar trabajos pertenecientes a los hombres, le explicaron a la gente de Israel que sería mejor para ellos realizar trabajos de mujeres, es decir, lo que pertenece a las mujeres. “Y el trabajo de las mujeres por el trabajo de los hombres” significa que aquellas personas no tenían el poder de sobreponerse. Por el contrario: “Son tan débiles como una mujer”, es decir, que son débiles para cumplir la Torá y las Mitzvot y no tenían la fuerza suficiente para mantener y observar las Mitzvot, ni siquiera en su forma revelada, lo que se denomina “solo en su acción”. Y que todo su trabajo de sobreponerse fue solo en la acción, no en la intención.
Los egipcios fueron a ellos y les hicieron entender: “No queremos interrumpir su trabajo sagrado. Por el contrario, queremos que sean verdaderos servidores del Creador. En otras palabras, vemos que desean servir en el trabajo de la santidad, por lo tanto les aconsejamos que el trabajo más importante no es la acción; sino la intención. De manera que, en lugar de practicar para sobreponerse en la acción, acostumbrados a sobreponerse a sus cuerpos, a estudiar otra hora más o rezar otra hora y media más, tratando de clamar “Bendito sea Él”, “Bendito sea Su nombre”, “Amén”, y no hablar en medio de las repeticiones del cantor. ¿Quién necesita eso? “Lo principal es la intención dirigida al Creador. Allí es donde deben enfocar todos sus esfuerzos. ¿Para qué desperdiciar sus fuerzas en cosas banales? A pesar de que, la Halajá (Ley religiosa) dice que debemos mantener todas aquellas pequeñas cosas, pero este trabajo no es para ti; es trabajo para las mujeres. El hombre necesita participar en trabajos masculinos. El hecho de que participes sólo en acción no es apropiado. Deberías enfocarte primeramente en la intención, lo que significa utilizar cada porción de energía que tienes para tratar de que todo sea para el Creador. Sin embargo, no pienses ni por un minuto que estamos tratando, Dios no permita, de interrumpir tu trabajo para el Creador. Queremos lo contrario, que subas la escalera de la santidad y alcances la perfección, es decir, que todas tus acciones sean sólo para otorgar satisfacción a tu Creador”.
Y como se encontraban en el grado llamado “mujeres”, y todavía no tenían la fortaleza para sobreponerse, ni siquiera en la parte de la acción, considerando que eran tan débiles como las mujeres, los egipcios les hicieron ver que lo importante es alcanzar Lishmá (en beneficio de la Torá). De esa manera, los egipcios se aseguraron de que ellos no tendrían la fortaleza para continuar y sobreponerse en el trabajo de la santidad. Es como dice Maimónides, cuando escribió (Hiljot Teshuvá [Leyes de arrepentimiento], Parashá No.10): “Los sabios dijeron: ‘Una persona debe siempre ocuparse de la Torá, aun en Lo Lishmá (no en beneficio de la Torá) ya que desde Lo Lishmá, llegará a Lishmá’. Por lo tanto, cuando enseñamos a los niños, a las mujeres, y al pueblo en general, se les debe enseñar a trabajar por temor y para recibir recompensa. Cuando consiguen el conocimiento y adquieren mucha sabiduría, se les enseñará ese secreto poco a poco, y se deben acostumbrar a ello de forma amena, hasta que alcancen ese secreto y le conozcan a Él y le sirvan con amor”. Los egipcios les advirtieron, a aquellos que se encontraban bajo el discernimiento de las mujeres, de no seguir lo que dice Maimónides. Por el contrario, aun cuando ellos estaban al nivel de las mujeres y de los pequeños, les hicieron entender que debían empezar inmediatamente el trabajo para alcanzar Lishmá. De esa manera, los egipcios se aseguraron de que ellos permanezcan bajo su dominio, fuera de la Kedushá (santidad). De manera que esto se denomina “trabajo duro”, tal como interpretó Rabí Shmuel Bar Najmani, “BaParej (con trabajo duro) significa BePrijá (frágil/desmoronado)” y RaShI interpretó: “En el desmoronamiento y rompimiento del cuerpo y la cadera”. La razón es que cuando se reemplaza el trabajo de los hombres por el trabajo de las mujeres y el trabajo de las mujeres por el trabajo de los hombres, será como explicamos, ya que el trabajo del hombre era el de sobreponerse y avanzar, y aspirar a alcanzar la intención Lishmá, pero les debilitaron en este trabajo porque los egipcios lo impidieron. Así que, además de tener que trabajar duro para sobreponerse y así poder aspirar a poder otorgar, tenían más trabajo con que los egipcios les hicieron pensar que todo su trabajo era innecesario, que el trabajo de otorgamiento no tenía relación con ellos, sino sólo con unos pocos escogidos.
A
esto
se
le
denomina
“doble
trabajo”: 1)
Esforzarse
hasta
alcanzar
el
fin
de
otorgar. 2)
Pelear
con
ellos
y
decirles
que
no
es
cierto,
que
ellos
sí
serán
capaces de
alcanzar
Lishmá,
y
no
como
afirmaban
los
egipcios,
de
que
debían
hacer
el
trabajo
de
las
mujeres.
Y
esa
era
toda
la
intención
de
los
egipcios, impedirles
que
se
acercaran
al
trabajo
de
otorgamiento. También
reemplazaron
el
trabajo
de
los
hombres
por
el
trabajo
de
las mujeres
cuyo
trabajo,
dijeron
que
es
inútil
porque
es
mantener
la
Torá
y las
Mitzvot
sólo
en
acción.
Significa
que
toda
su
guerra
contra
la
inclinación
es
sólo
sobre
la
acción
y
no
como
dijo
Maimónides,
que
el
trabajo
de
las mujeres
debe
tratar
sólo
acerca
de
hacer
cosas
y
no
enseñarles
que
deban querer
Lishmá. De
manera
que,
cuando
los
egipcios
vinieron
y
les
dijeron
que
tenían que
hacer
el
trabajo
de
los
hombres,
es
decir,
obtener
la
intención
de otorgar,
fue
un
trabajo
duro
para
ellos:
1) En relación a Lishmá, son totalmente incapaces de eso.
2) Sobreponerse al cuerpo y mantener las Mitzvot prácticas fue más difícil para ellos antes de que los pensamientos negativos de los egipcios llegaran y les hicieran pensar que el acto de las Mitzvot sin intención es completamente inútil y degrada la importancia de la Torá y las Mitzvot en Lo Lishmá.
Por
lo
tanto,
ahora,
a
través
de
los
egipcios,
el
trabajo
en
la
forma
de mujeres
ha
sido
degradado,
y
esto
les
generó
un
trabajo
duro,
como
se dijo,
que
es
el
rompimiento
del
cuerpo
y
de
la
cadera. De
todo
lo
anterior
se
desprende
que
hay
tres
significados
para
la palabra
Parej
(trabajo
pesado),
aunque
no
hay
contradicción
entre
una interpretación
y
la
otra.
Por
el
contrario,
las
tres
cosas
están
allí,
y
cada cual
las
interpretó
de
acuerdo
a
su
propia
necesidad:
1.
En
la
primera
interpretación
de
Parej,
Rabí
Elazar
dice
que
es
“en
Pe Raj
(boca
suave)”.
2.
Rabí
Shmuel
Bar
Najmani
dijo:
“En
Perijá”,
que
significa
rompimiento.
3.
Rabí
Shmuel
Bar
Najmani:
“Rabí
Yonatán
dijo:
‘Reemplazaron
el
trabajo de
los
hombres
por
el
trabajo
de
las
mujeres,
y
el
trabajo
de
las
mujeres por
el
trabajo
de
los
hombres’”.
Sin
embargo,
todos
ellos
interpretan
que
el
trabajo
duro
es
Perijá (desmembramiento),
es
decir,
el
rompimiento
del
cuerpo.
Y
la
razón
por la
cual
era
trabajo
duro
hasta
el
punto
que
llamaron
esta
labor:
“Trabajo que
rompe
el
cuerpo
y
la
cadera”,
es
que
reemplazaron
el
trabajo
de
los hombres
por
el
trabajo
de
las
mujeres
y
el
trabajo
de
las
mujeres
por
el trabajo
de
los
hombres.
Esto
les
ocasionó
el
duro
trabajo. Entonces,
¿por
qué
escucharon
las
opiniones
de
los
egipcios?
Porque
ellos le
hablaron
a
Israel
con
Pe
Raj
(una
boca
suave)
lo
que
significa
que
los pensamientos
de
los
egipcios
les
llegaban
a
Israel
con
una
boca
suave.
Esto es,
todo
lo
que
ellos
les
decían
que
tenían
que
hacer
no
era
para
apartarlos del
servicio
al
Creador,
Dios
no
lo
permita.
Por
el
contrario,
ellos
deseaban guiarlos
para
que
caminaran
por
los
senderos
del
Creador
de
una
manera exitosa,
para
que
no
desperdiciaran
su
tiempo
en
vano,
inútilmente,
es
decir, que
no
vieran
progreso
en
el
trabajo
de
santidad.
Y
puesto
que
oyeron
que
les
hablaron con
boca
suave,
fue
duro
para
ellos
sobreponerse
a
estos
pensamientos. Esto
implica
que
cuando
él
dice
que
les
fue
reemplazado
el
trabajo
de
los
hombres
por
el
trabajo
de
las
mujeres,
explica
por
qué
escucharon
a los
egipcios.
La
respuesta
es
que,
a
causa
del
Parej,
o
sea
que
ellos
le hablaron
a
Israel
con
Pe
Raj
(una
boca
suave).
Por
lo
tanto,
es
por
las
dos razones
arriba
mencionadas,
por
lo
que
llegaron
a
trabajar
duramente: como
dice
Rabí
Shmuel
Bar
Najmani,
Parej
significa
el
trabajo
de
Perijá (rompimiento),
que
es
un
trabajo
que
rompe
el
cuerpo.
En
consecuencia,
debemos
entender
por
qué
no
es
suficiente
para
el pueblo
de
Israel
que
el
Creador
les
sacara
de
Egipto,
es
decir,
que
los liberara
de
su
esclavitud
y
pudieran
estudiar
la
Torá
y
las
Mitzvot,
cada uno
de
acuerdo
a
su
nivel,
y
la
Klipá
de
Egipto
no
tenía
la
fuerza
suficiente para
oponerse
a
su
trabajo. En
verdad,
¿qué
tan
grande
es
el
milagro
y
quién
puede
apreciar
la importancia
de
la
cuestión?
La
persona,
cuando
considera
la
cantidad
de sufrimiento
y
tormento
que
siente
al
estar
en
el
exilio
bajo
la
esclavitud del
Faraón,
Rey
de
Egipto,
en
la
medida
de
la
oscuridad
de
Pitom
y
Ramsés que
asume
en
su
corazón,
el
cual
estaban
construyendo. Y
ahora,
las
puertas
de
la
Klipá
de
Egipto
se
abrieron
ante
ellos
de
una vez
y
quedaron
bajo
su
propia
autoridad.
Significa
que
ahora
eran
libres
para
estudiar
la
Torá
y
las
Mitzvot
como
lo
desearan,
sin
interrupciones. Cuánta
alegría
y
júbilo
siente
una
persona
cuando
compara
el
tiempo
de oscuridad
con
el
tiempo
de
la
iluminación.
Es
como
está
dicho:
“Quien separa
entre
la
Luz
y
la
oscuridad”. De
acuerdo
a
lo
anterior,
debemos
entender
la
necesidad
de
saber
que sólo
el
Creador
les
liberó
de
las
ataduras
de
los
egipcios,
como
dicen nuestros
sabios:
“Cuando
te
saque,
haré
por
ti
algo
para
mostrarte
que
he sido
Yo
quien
te
ha
liberado
de
Egipto,
como
está
escrito:
‘Yo
soy
el
Señor tu
Dios,
quien
te
ha
liberado
del
yugo
de
los
egipcios’”. El
asunto
es
que
siempre
debemos
recordar
la
meta
que
debemos alcanzar.
Y
dado
que
el
propósito
de
la
creación
es
hacer
el
bien
a
Sus creaciones,
nuestra
meta
es
recibir
las
delicias
y
placeres
que
Él
ha
previsto para
nosotros.
Pero
para
los
fines
de
la
corrección,
llamada
Adhesión,
que trata
de
la
equivalencia
de
forma,
tenemos
que
trabajar
para
obtener
las vasijas
de
otorgamiento.
Sin embargo, esto es sólo la corrección de la creación; no es la perfección. La perfección significa conocer al Creador, conocer y alcanzar la Torá, la cual es llamada “los nombres del Creador”. En consecuencia, no es suficiente que ya tengamos la fuerza para observar la Torá y las Mitzvot sin ninguna interrupción, ya que esto es sólo una corrección, y no la meta completa, que es obtener el conocimiento del Torá como en: “La Torá, Israel y el Creador son Uno”. Por esta razón nuestros sabios dijeron: “Esto es lo que el Creador le dijo a Israel: ‘Y tú debes saber que Yo soy el Señor tu Dios, quien te ha liberado. Yo y no un enviado’”. Significa que cada uno debe llegar a conocer al Creador, y a esto se le llama: “Torá”, a los Nombres del Creador.