<- Biblioteca de Cabalá
Seguir leyendo ->
Inicio de la Biblioteca de Cabalá /

Rabash / El asunto de la plegaria

Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)

El asunto de la plegaria

Artículo 10, 1986

Nuestros sabios dijeron en Masejet Taanit: «Amar al Creador tu Dios y servirle, es una plegaria. Dice: “Esta es una plegaria, o ¿es solo un trabajo?” Deberíamos decir: “Con todo el corazón”. ¿Cuál es el trabajo en el corazón? Es la plegaria».

Debemos entender por qué la plegaria se llama trabajo. ¿Es trabajo orar al Creador para que conceda nuestros deseos y peticiones? Y si nuestros sabios lo exigen así, entonces quieren darnos indicios de que la plegaria tiene un significado especial, que es un trabajo y no simplemente una plegaria. Por lo tanto, ¿cuál es la cuestión sobre la que insinúan nuestros sabios?

De hecho, no se puede decir que una persona ora y pide que le den algo si no tiene una carencia por ello. Solo cuando la persona siente que le falta algo, es que va y pide ese llenado, correspondiente a la carencia, de quien pueda llenarlo. Ya que uno solo le pide a alguien que tiene lo que necesita, y también sabe que ese alguien tiene el deseo de dar y hacer el bien a los demás.

En consecuencia, cuando una persona ora y le pide al Creador que llene su carencia, por supuesto que su plegaria debe ser clara. En otras palabras, debería saber claramente cuál es su carencia. Es decir, cuando le pide algo al Creador debe imaginarse a sí mismo hablando con el Rey, y el Rey puede de una sola vez, hacerlo el hombre más feliz del mundo porque nada falta en la casa del Rey. Por lo tanto, uno debe observar cuidadosamente antes de la plegaria para saber lo que realmente necesita y si el Rey llenará su carencia, no le faltará nada más y será el hombre más perfecto del mundo.

De acuerdo con lo que aprendimos, que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones, resulta que, por parte del Creador, no hay impedimentos para otorgar el bien y el placer a las criaturas. Esto significa que la razón por la cual el Creador creó en las criaturas la carencia, llamada «Deseo de recibir», fue para llenar la carencia. Como explicamos anteriormente, la carencia son los sufrimientos y lamentos que surgen si no puede llenar su carencia.

Por lo tanto, toda la carencia que se creó fue con la intención de sentir placer a través de ella, ya que la carencia está incluida en la intención de hacer el bien, de acuerdo con la regla que el anhelo por algo, es lo que da el placer del llenado. Se sabe que incluso cuando se le ofrece a una persona un banquete digno de reyes, como la del rey Salomón, si no tiene anhelo por la comida, no puede disfrutar el banquete.

Por lo tanto, cuando una persona siente una carencia y tiene un llenado para su carencia, seguro que va a pedirle al Creador que le conceda su deseo. En general, una persona le pide al Creador solo deleite y placer. Como hemos aprendido, por parte del Creador, no se puede decir que una persona necesita orar para que el Creador le dé deleite y placer porque ese es Su deseo, el hacer el bien a Sus creaciones. Por lo tanto, no se le puede pedir algo a alguien cuyo deseo es dar.

De acuerdo con esto, antes de que uno le pida al Creador que conceda sus deseos, primero debe observar en sus deseos lo que le falta. Que justamente eso es lo que debe pedirle al Creador. Pareciera ser que el Creador no le da a la persona sin que esta se lo pida primero. Esto es así, porque pedir no está incluido en el propósito de la creación, que es hacer el bien a Sus creaciones, sino que es algo que surgió más tarde, por parte de la criatura. Por eso la criatura debe pedirle al Creador. Pero en cuanto a la abundancia y al placer, a la criatura no le corresponde pedirle al Creador que tenga el deseo de dar, porque ese es Su deseo, como se dijo anteriormente, que Su deseo es dar deleite y placer a los inferiores.

Sin embargo, debemos saber que ya que estaba la cuestión del Tzimtzum (restricción), llamada «Corrección de la creación», y que además se sabe que fue para que el regalo del Creador no cause incomodidad, llamado «Pan de la vergüenza», ya que atribuimos esta corrección al nivel inferior llamada «Maljut de Ein Sof», a la que llamamos «El Kli (vasija)» que recibió la Luz superior, y luego que este receptor recibió la abundancia, se despertó el anhelo por la equivalencia de forma. Por eso hizo el Tzimtzum.

Como dice en el Estudio de las Diez Sefirot (Pág. 9 «Or Pnimí»): «La Luz superior no deja de iluminar a las criaturas ni siquiera por un momento, y toda la cuestión del Tzimtzum e Histalkut (restricción y retirada) de la Luz que se mencionan aquí se relacionan solo con la impresión y recepción del Kli, es decir, con el punto medio. Esto significa que, aunque la Luz superior no deja de iluminar, de todos modos la vasija no recibe nada de esta iluminación porque se redujo a sí misma».

Como se dijo anteriormente, la cuestión de no recibir con el fin recibir no se refiere al propósito de la creación, sino que se considera la corrección de la creación. Y ese es un acto del nivel inferior que quiere conseguir la equivalencia de forma. De acuerdo a esto, los niveles inferiores no pueden recibir todo el bien y el placer, aunque el Superior quiera darle, porque para eso necesitan las vasijas de otorgamiento, y esto pertenece al receptor y no al otorgante como dijimos, que el inferior, llamado «Maljut de Ein Sof», hizo el Tzimtzum. Es por eso que ese Kli pertenece al inferior, lo que significa que el inferior querrá recibir solo si es con la condición que lo pueda dirigir con el fin de otorgar.

Por esta razón, cuando una persona va a orar al Creador para que le otorgue lo que le falta, debe decir, que realmente necesita algo que no proviene del propósito de la creación, sino, lo que él necesita es algo que proviene por parte del inferior. Es decir, que Maljut, que es llamada «inferior» porque recibe toda la abundancia del Superior, creó un nuevo Kli, es decir, recibir la abundancia solo en el Kli llamado «Vasija de otorgamiento». Por lo tanto, debe orar solo para que el Creador le dé ese Kli, porque eso es todo lo que le falta.

Sin embargo, aquí hay lugar para observar. Si el inferior debe hacer este Kli porque esto le pertenece al inferior como dijimos antes, que Maljut hizo esto, entonces ¿por qué el hombre no hace este Kli por sí mismo, sino que debe pedirle al Creador que le dé este Kli? Además, decimos acerca de este Kli que el inferior debe hacerlo, le decimos que esto es todo lo que necesita pedirle al Creador, pero si esto pertenece al trabajo del hombre, entonces ¿por qué necesita pedirle al Creador?

El asunto se esclarece más con las palabras de nuestros sabios, que dijeron (Berajot 33b): «Rabí Janina dijo: “Todo está en manos del Cielo, excepto el temor al Cielo, como se dijo: ‘Y ahora, Israel, ¿Qué te pide el Creador tu Dios sino el temor?’”».

Rashi interpreta: «Todo está en las manos del Cielo» de la siguiente manera: «Justos y malvados no vienen por el Cielo, sino que Él entregó esto en las manos del hombre y puso delante suyo dos caminos, y elegirá el temor al Cielo».

El tema del temor se explica en el SulamIntroducción al Libro del Zóhar», Artículo 203): «De hecho, tanto el primer temor como el segundo no son para su propio beneficio, sino solo por miedo a que disminuya el dar satisfacción a su Hacedor». De acuerdo con lo anterior, esto significa que el temor es que el hombre debe dirigir todo lo que hace para que sea con el fin de otorgar contento al Creador.

Entonces nos preguntamos, si el otorgamiento es algo que el hombre debe hacer por sí mismo, ¿por qué dijimos que debería pedirle esto al Creador? Ya que se dijo: «Todo está en las manos del Cielo, excepto el temor al Cielo», es que deberíamos saber que el hombre no puede ir en contra de la naturaleza con la que nació, y dado que el Creador creó al hombre con la naturaleza del deseo de recibir, como dijimos que es imposible disfrutar de los placeres sin una carencia por el placer.

Y aprendimos que lo principal de la creación, considerada como la existencia a partir de la ausencia, es el deseo de recibir, por lo tanto, cuando uno quiere hacer algo con el fin de otorgar se considera a esto ir en contra de la naturaleza. Es por eso que no puede cambiar su naturaleza. En consecuencia, si el hombre no puede cambiar la naturaleza, ¿por qué nuestros sabios dicen: «Todo está en manos del Cielo, excepto el temor al Cielo»? Esto implica que el hombre sí tiene la fuerza para cambiarlo.

Podemos interpretar que hay dos asuntos aquí:

1) Deseo, llamado, que desea otorgar solo en potencia.

2) Que también tiene la capacidad de llevar a la práctica su pensamiento.

Por lo tanto, debemos interpretar lo que se exige del hombre que elige seguir el camino del otorgamiento, él debe saber que este es el Kli para recibir el propósito de la creación, para recibir el bien y el placer, y si él no tiene esos Kelim él permanecerá en la oscuridad sin luz. Una vez que conoce esto con total certeza y comienza a intentar llevar a cabo actos de otorgamiento, ve que no es capaz de ir contra la naturaleza.

Aquí llega el tiempo de la plegaria y no antes, ya que no puede pedir ayuda urgente cuando pide vasijas de otorgamiento, que son Kelim en los que puede recibir vida y sin los cuales se lo considera muerto, como nuestros sabios dijeron: «Los malvados durante su vida son llamados muertos». Esto se debe a que por naturaleza, el hombre pide ayuda solo cuando no puede por sí mismo obtener lo que quiere, ya que antes de esto existe la cuestión de la vergüenza, como nuestros sabios dijeron sobre el verso: «Cromo que devora para los hijos del hombre». «Cuando el hombre necesita de la gente, su rostro cambia como el Cromo» ¿Qué es Cromo? Hay un pájaro en las ciudades cercanas al mar, cuyo nombre es Cromo. Y cuando el sol brilla sobre él, cambian sus colores» (Berajot p. 6).

Se sabe que la naturaleza material que se nos dio, es para que a través de ella aprendamos cuestiones espirituales. Por eso, antes de saber que no puede obtener por sí mismo las vasijas de otorgamiento, no le pide al Creador que se las dé. Resulta que no tiene un verdadero deseo para que el Creador responda a su plegaria.

Esta es la razón por la cual el hombre debe trabajar por su cuenta para obtener las vasijas de otorgamiento, y después haber invertido mucho en ese trabajo, y aún sigue sin obtenerlas, es cuando comienza la verdadera plegaria desde el fondo del corazón. Es entonces que puede recibir ayuda de lo Alto, como dijeron nuestros sabios: «El que viene a purificarse es ayudado».

Pero dado que esta plegaria va en contra de la naturaleza, ya que el hombre fue creado con el deseo de recibir, que es el amor propio, ¿cómo puede pedir al Creador para que le dé la fuerza de otorgamiento, mientras todos sus órganos se oponen a este deseo? Es por eso que este trabajo se llama «Plegaria», lo que significa que debe hacer grandes esfuerzos para poder orar al Creador para que le dé la fuerza de otorgamiento y anule en el hombre la fuerza de recepción.

Es por eso que nuestros sabios dijeron: «Y “trabajarán”, es la plegaria, el trabajo en el corazón». Con esto entenderemos por qué se refieren a la plegaria como «Trabajo en el corazón». Es porque el hombre debe trabajar mucho sobre sí mismo para anular el amor propio y asumir el trabajo de obtener las vasijas de otorgamiento. De esto se desprende que, para adquirir el deseo de obtener las vasijas de otorgamiento, él debe trabajar consigo mismo, para que quiera orar que le den la fuerza de otorgamiento.