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Rabash / Uno no se ve a sí mismo como un malvado

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

Uno no se ve a sí mismo como un malvado

Artículo 31, 1985

En relación a «Uno no se ve a sí mismo como un malvado», está escrito en El Zóhar (Balak, punto 193): «El rey David se veía a sí mismo de cuatro formas. Se veía a sí mismo con los pobres, se veía a sí mismo con los Jasidim (seguidores piadosos/devotos). Se veía a sí mismo con los Jasidim, como está escrito: “Preserva mi alma, porque soy piadoso”, ya que uno no debe verse como un malvado. Y si dijeras: “Si es así, entonces nunca confesará sus pecados”, resulta que no es así, al contrario: cuando confiese sus pecados entonces será un Jasid, porque habrá llegado a recibir el arrepentimiento y se alejará del lado maligno en cuya inmundicia se encontraba hasta ese momento. Y ahora se aferra a la parte superior derecha, que es Jésed, el cual se extiende para recibirlo. Y debido a que se ha adherido a Jésed, es llamado Jasid (seguidor piadoso/devoto). No digas que el Creador no lo aceptará hasta que detalle todos sus pecados desde el día que llegó a este mundo, o incluso los que estaban ocultos para él. Esto no es así. Más bien, solo tiene que detallar los pecados que recuerde. Si se fija en ellos para arrepentirse durante la confesión, todos los demás pecados lo siguen». Hasta aquí sus palabras.

Debemos entender lo siguiente:

1) ¿Cómo se puede decir de sí mismo que es un Jasid? Este ya es un grado de importancia, entonces ¿cómo se alaba a sí mismo?;

2) Dice que uno no debe verse como un malvado. Por un lado, dice que uno debe detallar sus pecados, pero dice que no necesita detallar todos sus pecados desde el día en que llegó al mundo, sino que debe detallar solo los pecados que recuerda. Por lo tanto, cuando detalla los pecados que ha cometido, ya es malvado. Entonces ¿por qué dice que uno no debe considerarse a sí mismo un malvado? ¿Hay una diferencia entre decir que cometió malas acciones y no decir acerca de sí mismo que es un malvado? Al fin y al cabo, si dice que cometió malas acciones entonces está diciendo acerca de sí mismo que es un malvado. Es lo que encontramos en las palabras de nuestros sabios (Sanedrín 9b): «Rav Yosef dijo “Una persona vino a forzarlo; él y otro se unieron para matarlo”. Por su deseo, es un malvado. La Torá dijo: “No hagas de un malvado un testigo”. Raba dijo: “Una persona está cerca de sí misma, y uno no se ve a sí mismo como un malvado”».

Por lo tanto, esto significa que si dice que ha pecado, no se puede confiar en él porque es un malvado. Pero aquí, cuando confiesa sus pecados, debemos decir que solamente por decirlos, es llamado «Malvado», ya que usted está diciendo: «Uno no se ve a sí mismo como un malvado». Por lo tanto, la pregunta sigue siendo, ¿cómo puede detallar sus pecados durante la confesión?

Debemos saber por qué dijeron: «Uno no se ve a sí mismo como un malvado». Esto es así porque «Una persona está cerca de sí misma». Con esto debemos decir que como «El amor cubre todas las transgresiones», no podemos ver ninguna falta en los que amamos, ya que una falta es algo malo y uno no puede hacerse daño a sí mismo, porque es parcial debido al amor propio. Por tal motivo «Uno no se ve a sí mismo como un malvado» y no es digno de confianza para testificar nada malo sobre sí mismo, como un pariente, que es descalificado.

Debemos saber que cuando uno viene a pedir al Creador por el arrepentimiento y pide la ayuda del Creador para poder arrepentirse, surge la pregunta: «Si quiere arrepentirse, ¿quién lo está deteniendo?». Puede elegir arrepentirse, entonces, ¿por qué necesita pedirle al Creador que lo ayude a arrepentirse? En la decimoctava plegaria decimos: «Tráenos de vuelta, nuestro Padre, a Tu ley, y acércanos, nuestro Rey, a Tu trabajo, y haznos retornar en completo arrepentimiento ante Ti». Esto significa que sin Su ayuda, uno no puede arrepentirse. Es preciso entender por qué esto es así, que uno no puede arrepentirse por sí mismo.

En artículos anteriores, explicamos que debido a que el Creador creó en nosotros la naturaleza del deseo de recibir y ese deseo inicialmente surgió con el fin de recibir, solo después, aprendemos que hubo una corrección de no recibir con el fin de recibir, sino con el fin de otorgar. Esto se llama la «Corrección del Tzimtzum (restricción)». Significa que, hasta que el inferior no sea apto para la intención de otorgar, ese lugar estará desprovisto de luz. Lo que se extiende de esta corrección hacia las criaturas es que hasta que uno no salga del amor propio, no podrá sentir la luz del Creador. Por este motivo, primero debemos salir del amor propio o el Tzimtzum estará sobre nosotros.

Sin embargo, una persona no puede salir de la naturaleza que el Creador creó, porque el Creador creó esa naturaleza. Por lo tanto, no hay otra manera que pedir al Creador que le dé una segunda naturaleza, que es el deseo de otorgar. Entonces, la elección que atribuimos al hombre es solo en la plegaria, pedir al Creador que lo ayude y le dé esa segunda naturaleza. Por este motivo, cuando uno quiere arrepentirse, debe pedirle al Creador que lo ayude a salir del amor propio hacia el amor al prójimo. Es por eso que en la plegaria le pedimos al Creador y decimos: «Tráenos de vuelta, padre nuestro».

Pero ¿cuándo el hombre le pide realmente al Creador que lo traiga de vuelta con arrepentimiento? Esto puede ser solo cuando siente que debe arrepentirse. Hasta que no llegue a la conclusión de que es un malvado, no habrá lugar para la plegaria pidiendo ser reformado. Al fin y al cabo, no es tan malvado como para necesitar la misericordia del Creador. Y el significado de las plegarias para que sean aceptadas es precisamente que la persona necesite misericordia, como decimos en la plegaria dieciocho: «Porque Tú escuchas la plegaria de cada boca de Tu pueblo Israel».

En ese sentido, ¿cuando escucha el Creador la plegaria de cada boca?, cuando la persona siente que necesita misericordia. Esto se refiere específicamente a cuando siente que está en gran aflicción y nadie puede ayudarlo. Entonces se puede decir que se dirige al Creador para pedir misericordia. Pero anteriormente, cuando se dirigió al Creador para pedir lujos, es decir, cuando el estado en el que se encontraba no era tan malo y había gente cuyo estado podía ver que era mucho peor que el suyo, en ese entonces, su plegaria no era porque necesitaba la misericordia de los cielos, sino porque quería estar en un estado mejor, más virtuoso que los demás. Esto se considera que uno está pidiendo al Creador que le dé una vida de lujos, es decir, que quiere ser más feliz que los demás.

Por lo tanto, cuando uno quiere que el Creador acepte su plegaria, primero debe ver que necesita que le dé más vida que a los demás, es decir, ve que todo el mundo vive en este mundo, pero él no tiene vida porque se siente un malvado y ve que está más inmerso en el amor propio que los demás. Entonces se da cuenta de que necesita la misericordia de los cielos, pero no porque quiera vivir una vida de lujos, sino porque no tiene vida de Kedushá (Santidad).

De esto se deduce que en ese momento realmente está pidiendo misericordia, algo que reviva su alma. Y clama al Creador: «Porque “Tú das pan al hambriento; el Creador libera a los prisioneros”». Es decir, ve que simplemente le falta fe, llamada «Pan», y ve que todavía está sentado en una cárcel llamada «Amor propio» y que no puede salir de ahí porque solo el Creador puede ayudarlo. Esto se considera una plegaria verdadera.

Debemos saber que la plegaria se refiere a una carencia. Una carencia no significa no tener. Más bien, una carencia es una necesidad. Por lo tanto, una gran carencia significa que tiene una gran necesidad de lo que está pidiendo. Si no tiene una gran necesidad, significa que no tiene una gran carencia y entonces su plegaria no es tan grande, porque no está tan necesitado de lo que pide. Por eso su petición no es tan grande.

De todo lo anterior se desprende que no se puede ver nada malo en sí mismo.En ese sentido, debemos preguntar «Si una persona sabe que está enfermo, y estar enfermo es ciertamente malo, va al doctor para curar su enfermedad. Si el doctor le dice que no ve nada malo en su cuerpo, ciertamente, no confiará en él. Irá a otro experto que le dirá que ha encontrado algo malo en su cuerpo y que necesita someterse a una cirugía. Esa persona sin duda estará feliz por haber encontrado lo que era malo en él, y le paga una gran suma por haber encontrado su enfermedad y por saber cómo curar su cuerpo para poder vivir y disfrutar de la vida».

Vemos que si encontramos lo malo, como en el caso de la enfermedad, es algo bueno. En ese momento no se puede decir que una persona no ve el mal en sí misma, porque en ese caso quiere corregir lo malo, por lo tanto, lo malo es considerado como algo bueno. De esto se deduce que en ese momento una persona puede encontrar lo malo en sí mismo.  

En consecuencia, podemos comprender las palabras de El Zóhar cuando preguntamos: ¿cómo por un lado dice «Uno no se ve a sí mismo como un malvado» y luego dice que debe detallar sus pecados? Al fin y al cabo, cuando detalla los pecados que ha cometido se ve como un malvado al decir que cometió una y otra transgresión. Podemos responder a esto de manera diferente: cuando se dirige a pedir al Creador, Él lo acerca porque está inmerso en el mal, es decir, en el amor propio. Si quiere que se conceda su plegaria, sabe que debe pedir al Creador desde el fondo del corazón, es decir, que necesita más misericordia que el resto de la gente porque se siente peor que ellos.

En ese momento debe ver por sí mismo el mal que tiene en mayor medida que el resto de la gente. De lo contrario, se considera que dice una mentira cuando dice que es peor que los demás, y está escrito: «El Creador está cerca de todos los que lo invocan en verdad». Por lo tanto, si encuentra el mal en sí mismo, entonces podrá ver que tiene una gran necesidad de que el Creador lo ayude, y esto es considerado por él como algo bueno. Por lo tanto, cuando detalla sus pecados, no se considera que «Se ve a sí mismo como un malvado». Al contrario, ahora puede hacer una plegaria honesta para que el Creador lo acerque a Él.

De esto se deduce que al encontrar lo malo en sí mismo se vuelve muy necesitado del Creador, y una necesidad se llama «Carencia». Además, la plegaria que elabora debe ser desde el fondo del corazón, ya que «Desde el fondo» significa que la plegaria que está haciendo sobre su carencia no es superficial, más bien, esa carencia toca el punto de su corazón, es decir, que todos los órganos sienten su carencia, y solo entonces se llama una «Plegaria».

Con esto entenderemos la pregunta que hicimos: «¿Como dice de sí mismo que es un Jasid, porque un Jasid ya es un grado, y no todo el mundo se llama Jasid, entonces cómo podría decir de sí mismo que es Jasid? Según lo que oí de Baal HaSulam, él dijo: «Él dará sabiduría a los sabios». Pero debería haber dicho: «Él dará sabiduría a los necios». Acerca de esto dijo: «Un “Sabio” lleva el nombre del futuro. Es decir, quien desea ser sabio ya es considerado como sabio».

Por lo tanto, cuando dijo «Soy piadoso (Jasid)», significa que quiere ser piadoso, que se llama «Amor al prójimo». Primero dijo una plegaria por los pobres, lo que significa que estaba en amor propio, y «Quiero ser un Jasid». Por eso el sagrado Zóhar concluye: «En ese momento es un Jasid, porque ha venido a recibir el arrepentimiento, y se aleja del lado maligno, en cuya inmundicia estaba hasta ahora. Pero ahora se ha aferrado a la parte superior derecha que es Jésed que se extiende para darle la bienvenida. Y debido a que se ha aferrado a Jésed, se le llama Jasid (Seguidor piadoso/devoto). Es decir, ahora ha llegado a adherirse a Jésed, por lo que se llama Jasid, por el futuro.

Con esto también entenderemos lo que dice el sagrado Zóhar: «No digas que el Creador no lo aceptará hasta que detalle todos sus pecados desde el día en que llegó al mundo». Esto no es así. «Si se fija en ellos para arrepentirse durante la confesión, todos los demás pecados lo siguen». Debemos decir que si pide por el público y por la raíz de la cual provienen todos los pecados, esto es, el deseo de recibir, naturalmente todos los pecados lo siguen, es decir, seguirán al amor propio.