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Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)

Los espías

Artículo 28, 1985

El sagrado Zóhar interpreta el asunto de los espías que Moshé mandó para explorar la tierra (Shelaj, Puntos 56-58), concerniente a la tierra espiritual: «¿Por qué está escrito que el Creador les dice: “Suban allí al Néguev”, esfuércense en la Torá y por esto conocerán ese mundo. “Miren cómo es la tierra”, lo que significa que verás el mundo al que te traigo. “Y las personas que viven en él” son los justos en el Jardín del Edén».

«El fuerte es el débil», lo que significa que en él verás si fueron recompensados con todo esto porque superaron su inclinación por la fuerza y la rompieron, o por debilidad, sin esfuerzo. O si se fortalecieron en la Torá para dedicarse a ella día y noche, o si la dejaron y aún así fueron recompensados con todo esto. «Si son pocos o muchos», significa que si muchos participan en Mi trabajo y se fortalecen en la Torá, y son recompensados con todo esto o no.

«Y cómo es la tierra, si es abundante o austera». Sabrás cómo es la tierra en la Torá, es decir, qué es aquel mundo, si la abundancia superior es abundante para sus moradores o si falta algo allí.

«Y subieron al Néguev y vinieron hasta Hebrón». Subir al Néguev significa que las personas están ascendiendo en la Torá. «En el Néguev», significa con un corazón ocioso, como alguien que lo intenta en vano, secamente, pensando que no hay recompensa en él. Ve que la riqueza de este mundo se pierde, por eso piensa que todo está perdido. «En el Néguev» significa que el agua se ha secado. «Y vinieron hasta Hebrón», significa que vinieron a conectarse con la Torá. Hebrón fue construida en siete años, que son los setenta rostros de la Torá.

«Y llegaron a la corriente de Eshkol» son palabras de leyenda e interpretación que vienen del lado de la fe. «Y cortar una rama de allí», significa que aprendieron los encabezados de los capítulos y de ahí, los titulares. Aquellos que son fieles están contentos con las palabras y las palabras son bendecidas dentro de ellos. Miran su ser desde una sola raíz y una sola esencia y no hay separación en ellos. Aquellos que no tienen fe y no aprenden la Torá Lishmá (en nombre de la Torá) separan la fe, que es Maljut de ZA, porque no creen que son una sola esencia y una sola raíz. Este es el significado de: «Y lo llevaron en un polo entre dos», es decir, que se separaron entre la Torá escrita y la Torá oral.

«Con las granadas y con los higos», es decir, que pones estas palabras completamente con la Sitra Ajra (arameo: el otro lado), en el lado de la idolatría y el lado de la separación. Rimonim (granadas) proviene de la palabra Minim (adoradores de ídolos) y Te’enim (higos) proviene de las palabras: «Y el Creador no está a su lado», esto significa cuando no creen en la Providencia y dicen que todo es incidental y al Creador lo separan del mundo.

«Y regresaron de recorrer la tierra» significa que regresaron al lado malo, regresaron del camino de la verdad diciendo: «¿Qué sacamos de ella? Hasta el día de hoy no hemos visto el bien en el mundo; hemos trabajado en la Torá y la casa está vacía. Hemos vivido entre los más bajos de la nación. ¿Quién será recompensado con ese mundo? ¿Quién entrará en él? Sería mejor no esforzarnos tanto».

«Ellos contaron, y dijeron: “Nos hemos esforzado y aprendido para conocer una parte de ese mundo, como nos aconsejaste”. “Y también fluye leche y miel”, ese mundo superior es bueno, como sabemos por la Torá, pero ¿quién puede merecerlo? Sin embargo, “Las personas que viven en él, son fuertes”, la persona que ha sido recompensada con ese mundo es fuerte, rechazando el mundo entero como algo con lo que no merece la pena involucrarse y tener grandes riquezas. ¿Quién puede hacerlo y ser recompensado con él? Por supuesto, que las personas que viven en esa tierra son fuertes. Aquel que desee ser recompensado con él debe tener gran riqueza, como dice lo escrito: “El hombre rico responde más o menos”».

«Y las ciudades son grandes y amuralladas», es decir, que las casas se llenaban abundantemente, no falta nada en ellas. Y sin embargo, «También vimos allí a los descendientes del gigante», es decir, que requiere un cuerpo tan fuerte y tan poderoso como un león, porque la Torá agota las fuerzas del hombre, ¿quién puede ser recompensado con ella?

«Además, Amalek está viviendo en la tierra del Néguev». Si alguien llega a decir que incluso con todo esto será capaz de sobreponerse: «Amalek está viviendo en la tierra del Néguev», es decir, que la inclinación al mal, el difamador que acusa a la persona está siempre en el cuerpo.

«Con estas palabras, “Desalentaron el corazón de los hijos de Israel”, ya que le dieron un mal nombre. Estos fieles, hijos de la fe, ¿qué dijeron?: “Si el Creador está satisfecho con nosotros, Él nos lo dará”». Es decir, cuando uno se esfuerza con el deseo del corazón hacia el Creador, será recompensado con ella porque lo único que Él quiere de la persona es su corazón.

«Pero no te rebeles contra el Creador». No debemos rebelarnos contra la Torá porque la Torá no necesita riquezas ni vasijas de plata y oro. «Y tú, no temas a las personas de la tierra», porque si un cuerpo destrozado se involucra en la Torá, encontrará cura para todo y todos los difamadores del hombre se convertirán en sus ayudantes. Hasta aquí sus palabras.

De acuerdo como el sagrado Zóhar interpreta el asunto de los espías en relación con la entrada del hombre en el trabajo sagrado, generalmente se llama «Asumir el yugo del reino de los cielos». Con esto, uno es recompensado con la recepción de la Torá, como ocurrió al pie del Monte Sinaí, cuando dijeron: «Haremos y escucharemos». Es igual para todos y cada uno de los que deseen ser recompensados con la Torá, deben pasar un periodo llamado «Haremos» y después puede ser recompensado con «Escucharemos».

Hay muchos grados en «Haremos» que en general se dividen de dos maneras:

1) La parte revelada se considera observar la Torá y Mitzvot (preceptos) en la práctica, aprender día y noche y ser meticuloso con todos los detalles de las Mitzvot hasta que no se pueda añadir más en lo referente a las acciones. Su intención es que haga todo en nombre de los cielos, para observar el mandamiento del Rey y a cambio, recibirá recompensa en este mundo y en el mundo por venir. En este sentido se le considera justo.

2) La parte oculta se refiere a la parte oculta en la Torá que es la intención. Lo que una persona pretende mientras practica está oculto a la gente. Pero sobre todo, está oculta para la persona misma porque este trabajo debe ser por encima de la razón. De ese modo, la razón no puede criticar su trabajo si está en el camino que asciende hacia la Dvekut (adhesión) con el Creador, es decir, si está en el camino llamado «Con el fin de otorgar», llamado «No para recibir premio». Por lo tanto, está oculto porque está trabajando sin un pago y entonces la recompensa está oculta de él.

Esto significa que una persona que trabaja por una recompensa sabe que está trabajando bien porque está recibiendo una recompensa. Pero quien trabaja para otorgar contento a su Creador, para que el Creador disfrute, no puede ver si el Creador se deleita con su trabajo, sino que debe creer que el Creador disfruta. De esto se deduce que la recompensa también se llama «Con el fin de otorgar» y también es por encima de la razón.

Hay otras razones llamadas «La parte oculta». Este trabajo no pertenece al público general sino a los individuos, como dice Maimónides (al final de Hiljot Teshuvá): «Los sabios dijeron: “Uno debe dedicarse siempre a la Torá, incluso en Lo Lishmá (no en Su Nombre) porque de Lo Lishmá uno llega a Lishmá (en nombre de la Torá). Por lo tanto, al enseñar a los niños, mujeres y a personas sin educación, se les enseña a trabajar por temor y para recibir una recompensa, hasta que adquieran conocimiento y adquieran mucha sabiduría se les debe enseñar este secreto poco a poco, y deben acostumbrarse a él agradablemente hasta que lo alcancen y lo conozcan y lo sirvan por amor”».

El asunto de los espías comienza principalmente en una persona que desea caminar por el camino de Dvekut, que es otorgar. En ese momento los espías vienen con sus argumentos justos de acuerdo a sus puntos de vista, y a través del razonamiento, le hacen entender que ellos tienen razón.

Se sabe que el sagrado Zóhar dice: «Cada hombre es un mundo pequeño» compuesto de setenta naciones además de Israel. Esto significa que como hay siete cualidades que son siete Sefirot, y frente a ellas en oposición hay siete cualidades en la Sitra Ajra. Cada una consta de diez, por lo que son setenta. Además, cada nación tiene su propia pasión y quiere imponer su pasión sobre los demás. Y el pueblo de Israel en una persona también tiene su propia pasión, que es adherirse al Creador.

Hay una regla: uno no puede luchar contra sí mismo. Al contrario, es necesario una fuerza especial para que la persona pueda ir en contra de sus puntos de vista. Pero, él tiene el poder y la fuerza para luchar contra otro si entiende que su punto de vista es verdadero, y nunca querrá ceder ante la opinión del otro.

En consecuencia, si las setenta naciones están dentro de la persona, ¿cómo puede luchar contra sí mismo? Es decir, una vez que una cierta nación prevalece sobre las setenta naciones con su pasión, entonces una persona se rige por esa pasión. Por lo tanto, cuando una persona piensa en sí misma, ve que ésta es su pasión. No dice que alguien de las setenta naciones quiera gobernarlo, sino que piensa que este es él, él mismo, y es muy difícil luchar contra sí mismo.

Por lo tanto, uno debe determinar en sí mismo que tiene setenta naciones en su cuerpo y además, el pueblo de Israel. Y debe determinar por sí mismo a qué pueblo pertenece, ya que hay una regla: Cada persona ama su patria y lucha por su patria. Por lo tanto, debe determinar si pertenece al pueblo de Israel o a una nación de las setenta naciones. Si determina que pertenece al pueblo de Israel, entonces puede luchar contra las setenta naciones cuando vea que vienen a batallar.

En ese momento ve que las setenta naciones quieren aniquilar al pueblo de Israel, como está escrito en la Hagadá (relato) de Pésaj: «Ella defendió a nuestros padres y a nosotros, porque no solo uno se levantó contra nosotros para aniquilarnos. Sino que, en todas y cada una de las generaciones hay quienes se levantan contra nosotros para aniquilarnos y el Creador nos salva de sus manos». Si la persona sabe que pertenece al pueblo de Israel, tiene la fuerza para luchar contra las setenta naciones, porque existe en la naturaleza esta fuerza de luchar por la patria, porque sabe que es un «Israelí» y quieren aniquilarlo. De esto se deduce que es como si hubiera dos cuerpos luchando entre sí, y entonces tiene fuerza para luchar.

En este caso, cuando hablamos del trabajo del Creador, el «Pueblo de Israel» se llama Yashar-El (directo al Creador) porque desea adherirse al Creador, desea que Maljut, asumir el yugo del reino de los cielos. Maljut es llamada El (nombre del Creador), como está escrito en el sagrado Zóhar (Kóraj, Punto 14): «Por eso está escrito: “Un El que se indigna todos los días”, que significa Maljut, mientras las setenta naciones en él se resisten y luchan contra el Israel dentro de él, con todo tipo de tácticas desean anular y aniquilar a Israel dentro del cuerpo del hombre».

Aquí, en el trabajo con la intención –cuando específicamente dirigirse con el fin de otorgamiento– comienzan los argumentos de los espías; y a estos argumentos El Zóhar los interpreta de acuerdo con los versículos escritos en la Torá, que disputan y luchan contra el Israel dentro de él deseando eliminarlo de la faz de la tierra.

Es decir, no debe pensar que alcanzará lo que pensó que lograría con todo tipo de argumentos, porque están luchando contra él, ya que la base de las setenta naciones es el deseo de recibir, e Israel se anula precisamente ante él sin ninguna recompensa en absoluto. Por lo tanto, precisamente cuando la persona quiere ir en contra de sus puntos de vista, comienzan los argumentos de los espías, que le hacen entender racionalmente que no tiene posibilidad de alcanzar la meta que desea lograr.

Sin embargo, a veces los espías hacen que la persona entienda algo todavía más duro que cualquier cosa que los espías afirman. Le dicen a la persona: «Debes saber que el Creador no puede ayudar a alguien tan indigno como tú». Esto es lo más duro de todo porque por lo general, cada vez que la persona tiene problemas, puede hacer plegarias. Pero cuando llegan a una persona y le dicen: «Tus esfuerzos son en vano porque el Creador no puede ayudar», le despojan el lugar de la plegaria y ¿qué puede hacer entonces? ¿A quién puede recurrir en busca de ayuda?

Está escrito en el sagrado Zóhar (Punto 82): «Rabí Yosi dice: “Ellos se encargaron de calumniar todo. ¿Qué es ‘Todo’? Es la tierra y el Creador”. Rabí Yitzjak dijo: “Con la tierra, es verdad. Pero con el Creador ¿cómo lo sabemos?”. Él le dijo: “Está implícito en las palabras: ‘Sin embargo, las personas que viven en él son fuertes’, es decir, ¿quién puede derrotarlos? ‘Las personas son fuertes’ es exacto, lo que significa que ni siquiera el Creador puede derrotarlos, y ellos calumniaron al Creador’”».

La persona no puede discutir contra todas las palabras de los espías con la mente, o esperar hasta que tenga qué responderles y mientras tanto, estar bajo su dominio. Al contrario, debe saber que nunca será capaz de responder a sus preguntas con la mente externa, pero, específicamente cuando sea recompensado con la mente interior, tendrá el lenguaje para explicarles. Mientras tanto debe ir por encima de su mente, es decir, aunque el intelecto es muy importante, la importancia de la fe es aún mayor que el intelecto. Por lo tanto, no debe ir de acuerdo con el intelecto, sino de acuerdo con el camino de la fe para creer lo que nuestros sabios dijeron: Que el hombre debe asumir el yugo del reino de los cielos, como fe por encima de la razón, en ese momento no hay lugar para los argumentos de los espías porque hablan solo dentro de la razón de la mente externa.

Este es el significado de Israel cuando dijo en el momento de la preparación para la recepción de la Torá: «Haremos» y luego: «Escucharemos». «Hacer» significa sin el intelecto externo. Más bien, hace sus cálculos según el Mandatario ya que el Mandatario probablemente sabe qué es mejor para él y lo que no, es decir, lo que es bueno para una persona y lo que no. Pero queda una gran pregunta: «¿Por qué nos dio el Creador un intelecto externo que usamos en cada cosa mientras que aquí, en el trabajo del Creador debemos ir en contra de este intelecto, y no con el intelecto con el que nacimos?».

Esto se debe a que el Creador quiere que le pidamos ayuda. La ayuda que nos dá es la luz de la Torá, y si pudieran pasar sin la ayuda del Creador no tendrían necesidad de la luz de la Torá, como nuestros sabios dijeron: «He creado la inclinación al mal; he creado la Torá como condimento». Por lo tanto, para que uno sienta necesidad de extender la luz de la Torá, se nos dio este trabajo en ocultación de la intención, para que el hombre tenga necesidad de una mente interna.

Desde la perspectiva del intelecto externo, el Creador lo hizo para no dar ninguna ayuda para el trabajo. Más bien al contrario, le está obstruyendo trabajar con el fin de otorgar. Este es el significado de lo que está escrito en el sagrado Zóhar (Noé, Punto 63): «Si alguien viene a purificarse, es ayudado con un alma sagrada. Es purificado y santificado, y es llamado “Sagrado”».

Por medio de eso uno llega a necesitar ser recompensado con NaRaNJaY que pertenece a la raíz de su alma. Por lo tanto, hubo una corrección de la ocultación, que es el Dáat, es decir, que la mente externa de la persona estará en contra de trabajar en nombre de los cielos. Esto es llamado «Dentro de la razón de la mente externa», lo que hace que todos los cálculos del hombre sean que no vale la pena el trabajo con el fin de otorgar.

Cuando se sobrepone y escapa de la batalla y le pide al Creador que lo ayude a ir por encima de la razón, es decir, a no estar bajo el dominio del deseo de recibir, entonces, cuando el Creador lo ayuda, recibe una mente interior llamada «Razón Interna». En ese momento, por medio de esta razón, el cuerpo acepta trabajar con el fin de dar contento al Creador como está escrito: «Cuando los caminos de un hombre agradan al Creador, hace que incluso sus enemigos estén en paz con él», refiriéndose a la inclinación al mal.

De esto se deduce que mientras esté dentro de la razón, que significa que el intelecto le dice que vale la pena hacer este trabajo, puede esforzarse en el trabajo. Por lo tanto, cuando tiene un intelecto externo, la razón le obliga, es decir, trabajar con la intención con el fin de recibir, esto se llama «Dentro de la razón». Pero cuando es recompensado con la mente interna, es decir, con la razón interna, la mente le obliga a trabajar con el fin de dar satisfacción al Creador.