Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
Muéstrame Tu gloria
Artículo 26, 1985
«Y él dijo: “Muéstrame Tu gloria…” “Después quitaré Mi mano para que Me veas por atrás, pero Mi rostro no se puede ver”» (Éxodo, 33). Debemos entender lo que la pregunta acerca de Moisés nos implica, y la respuesta del Creador con respecto a nuestro trabajo.
Cuando una persona comienza con el trabajo del Creador, anhela ver la gloria del Creador. Es decir, cuando el Creador brilla para él, cuando tiene gusto por la Torá y las Mitzvot (mandamientos) y anhela la espiritualidad, puede participar en el trabajo sagrado. En ese momento sabe que está caminando por el camino del Creador y siente que está por encima de la gente común, que todo el público es mundano, y solo él sabe y entiende lo que es la espiritualidad.
Se sabe que nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 4, Punto 4): «Rabí Levitas, Hombre de Yavne dice: “Sé humilde, muy humilde”. Por lo tanto, tiene mucho trabajo hasta que encuentre en sí mismo una carencia para poder decir que es humilde. Pero dado que es una Mitzvá (mandamientos) hacer lo que nuestros sabios dijeron, él lo lleva por encima de la razón y dice: “Por supuesto que todavía estoy incompleto”».
Además, hay un tiempo de Ajoraim (parte posterior), cuando el anhelo por la Torá y las Mitzvot no brilla en él y no siente la carencia de anhelar la Dvekut (adhesión) con el Creador. En un estado de Ajoraim, la persona puede verse a sí misma, es decir, su verdadera situación, si todavía cree que está por encima del resto de la gente. Entonces necesita trabajar sobre la humildad y aceptar la Mitzvá de la humildad por encima de la razón, cuando mira a otras personas que están en un estado de descenso espiritual, mientras él está en un ascenso. Resulta que solo en un estado de Ajoraim puede ver la verdad, pero durante el Panim (cara) puede engañarse a sí mismo.
Sin embargo, también hay muchos discernimientos en el grado de Ajoraim. Si la persona ya entró en el trabajo de la verdad, es decir, en la forma en que uno debe trabajar con la intención de otorgar, solo entonces empieza a sentir los verdaderos estados de Ajoraim. En ese momento uno recibe de vez en cuando una imagen de Ajoraim cuando ve su caída, aunque tenía un estado de Panim antes de la caída al estado en el que se encuentra. Pero ahora que siente que no tiene deseo por la Torá y las Mitzvot, ni por la plegaria, etc., siente que es un Kli vacío, que no siente frescura con el trabajo del Creador. Además, se ve a sí mismo como si nunca hubiera realizado el trabajo sagrado y ni siquiera sabe lo que es el trabajo del Creador.
A veces entra a una oscuridad en la que se dice a sí mismo que debe comenzar el trabajo y que no tiene sentido carecer de un propósito en la vida, le parece que se está diciendo a sí mismo algo nuevo, como si nunca hubiera oído acerca de las cuestiones espirituales. Entonces, se sorprende de sí mismo cuando puede tener tal sensación, como en un estado de principiante que nunca hubiese trabajado, aunque al mismo tiempo, tiene algunas remembranzas de cuando pensaba que estaba entre los más adelantados en el trabajo y de repente, ha olvidado todo y lo recuerda como si estuviera en un sueño.
De esto se deduce que está viendo su verdadero estado solo en el tiempo de Ajoraim. Este es el significado de «Después quitaré Mi mano para que Me veas por atrás, pero Mi rostro no se puede ver». En ese momento tiene un espacio para trabajar, es decir, pedir al Creador que lo acerque a Él y le muestre la iluminación de Su rostro. En ese momento llega al arrepentimiento: «Hasta que Aquel que conoce todos los misterios dé testimonio de que no volverá a la insensatez».
Está escrito en la introducción al Estudio de las Diez Sefirot (Puntos 53-54): «Debemos saber que todo el asunto del trabajo en preservar la Torá y las Mitzvot por decisión propia, se ejerce principalmente en los dos mencionados discernimientos de providencia oculta. Y Ben He He dice acerca de ese momento: “La recompensa va en consonancia con el dolor”. Dado que Su providencia no se revela, es imposible ver al Creador, sino solamente en la ocultación del rostro, es decir, desde atrás. Sin embargo, cuando el Creador ve que uno ha completado su medida de esfuerzo y ha terminado todo lo que tenía que hacer para fortalecer su elección en la fe en el Creador, el Creador lo ayuda. Entonces, uno alcanza la Providencia revelada, es decir, la revelación del rostro”».
Según lo anterior, el comienzo del trabajo en el camino de la verdad está en Ajoraim. Esto es así para que la persona pueda preparar Kelim (vasijas) en las que la luz del Creador pueda vestirse. Además, los Kelim son deseos, esto significa que antes de que la persona pase por el estado de Ajoraim, todavía no sabe que necesita la ayuda del Creador, sino que piensa que puede alcanzar la perfección por sí sola y no necesita ninguna ayuda especial del Creador.
Más bien, él sabe y cree, como es habitual en Israel, que aunque la persona ve que tiene sentido que el hombre es el operador, aun así cree que el Creador es quien lo ayuda a obtener su deseo. Pero en el trabajo del otorgamiento, la persona ve que la mente le está diciendo que no puede alcanzar el grado de otorgamiento, y que debe sentarse y esperar a que el Creador lo ayude. De eso se deduce que solo esto se considera que necesita al Creador. Esto se llama Kli y «Deseo».
El camino de la verdad es llamado Lishmá (en nombre de Ella), es decir, que hace todo para dar contento al Creador. En ese momento la resistencia del cuerpo se le acerca cuando argumenta que comprende que todo su trabajo es satisfacer las vasijas del cuerpo, que es el amor propio. Por lo tanto, uno empieza a darse cuenta de que no puede ir contra el cuerpo y entonces necesita la ayuda del Creador. Esto se considera que ya tiene un Kli, es decir, un deseo y una necesidad de que el Creador lo llene, y entonces, aquello que dijeron nuestros sabios: «Aquel que viene a purificarse es ayudado» (El Zóhar, Noaj, Punto 63), sucede en él. Estas son sus palabras: «Si una persona viene a purificarse, es ayudado con un alma sagrada. Es purificado y santificado y se le llama “Sagrado”». Por lo tanto, vemos que hasta que no tenga un Kli, no se le puede impartir luz. Pero una vez que se ha establecido en su corazón que necesita la ayuda del Creador, recibe ayuda como se dijo, que precisamente cuando uno viene a ser purificado pero ve que es incapaz, recibe desde arriba un alma sagrada, que es una luz dirigida hacia él para ayudar hacia el avance y derrotar sus vasijas de recepción, para poder usarlas con el fin de otorgar al Creador.
Ahora podemos interpretar lo que está escrito: «Paz, paz al que está lejos y al que está cerca». «Paz» indica una completa división, ya que la división es como nuestros sabios dijeron: «Uno debe siempre enojar la inclinación al mal con la inclinación al bien». Rashi interpreta que debemos emprender una guerra contra ella. Una persona piensa que solo cuando se siente cerca del Creador está completo, cuando le parece que ya ha sido recompensado con Panim (cara). Pero cuando se siente alejado del Creador, piensa que no está caminando por el camino de la integridad.
Es entonces cuando decimos: «Paz, paz», es decir, la paz que dice el Creador, como está escrito (Salmos 85): «Escucharé lo que diga Él, el Eterno, porque Él hablará de paz a Su pueblo, y a Sus fieles, para que ellos no vuelvan a la insensatez». Con respecto a este versículo, debemos creer que el Creador dice «Paz» incluso cuando la persona siente que está lejos del Creador. Es así porque ¿quién le ha hecho ver que ahora está más alejado que otras veces? Pues normalmente el hombre empieza a sentir que está lejos cuando incrementa la Torá y las Mitzvot y desea avanzar más en el camino de la verdad. Y entonces ve que está alejado.
De esto se sucede, que de acuerdo a la regla «Una Mitzvá induce a otra Mitzvá», debería haberse sentido más cerca. Sin embargo, el Creador lo acerca mostrándole la verdad para que preste atención a la ayuda del Creador. Es decir, le muestra que una persona no puede ganar la guerra sin la ayuda del Creador. Entonces resulta que en ese tiempo de lejanía cuando uno se siente apartado, que se considera Ajoraim, es el tiempo de acercarse al Creador.