<- Biblioteca de Cabalá
Seguir leyendo ->
Inicio de la Biblioteca de Cabalá /

Rabash / Yo soy el primero y el último

Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)

Yo soy el primero y Yo soy el último

Artículo 14, 1985

El versículo dice: «Yo soy el primero y Yo soy el último, y no hay Dios aparte de Mí». Se sabe que el orden del trabajo en el camino para lograr el objetivo de Dvekut (adhesión) con el Creador, es el trabajo con el fin de otorgar. Sin embargo, de acuerdo con lo que el hombre ha recibido, el orden del trabajo de su educación es específicamente en Lo Lishmá (no en Su nombre), como dijo Maimónides (Hiljot Teshuvá, capítulo 10): «Los sabios dijeron: “Uno siempre debe ocuparse de la Torá incluso en Lo Lishmá, ya que de Lo Lishmá se llega a Lishmá (en nombre de la Torá)”. Por lo tanto, cuando se enseña a los más pequeños, a las mujeres y a las personas sin educación, se les enseña a trabajar por temor y para recibir recompensa. Hasta que aumente su conocimiento y adquieran mucha sabiduría, se les enseña este secreto poco a poco, y los acostumbran a este asunto pacíficamente hasta que Lo alcancen, Lo conozcan y Lo sirvan por amor».

Por lo tanto, cuando una persona quiere caminar en el camino hacia la meta de Dvekut con el Creador, lo que significa dirigir que todo sea con el fin de otorgar, primero debe obtener una carencia, es decir, estar insatisfecho del trabajo de Lo Lishmá.

En ese momento comienza a buscar otro orden en el trabajo, ya que hasta ahora estaba acostumbrado a ocuparse en la Torá y Mitzvot (preceptos) basándose en el deseo de recibir, llamado Lo Lishmá. Pero ahora, que necesita reemplazar toda su base sobre la cual construyó todo el orden de su vida, y eso depende de la medida en que ve que el estado de Lo Lishmá es el camino equivocado, no le deja descansar y no estará en paz hasta que salga de ese estado a un estado de Lishmá.

Sin embargo, ¿quién le hace sentir mientras está en el estado de Lo Lishmá, que este no es el camino correcto y que todavía está lejos de la Dvekut con el Creador? Cuando mira al resto de la gente, y que todos van por este camino, así que ¿por qué él tiene que ser diferente? Otra dificultad es que cuando mira al resto de la gente ve personas que son más talentosas y más capaces en el trabajo que él.

Y ellos se conforman con el orden del trabajo que habían recibido cuando eran pequeños, cuando los instructores les enseñaron a trabajar solo en Lo Lishmá, como en las palabras previas de Maimónides. Y luego ve acerca de sí mismo que aunque «Mal de muchos, consuelo a medias», él no puede aceptar el estado de Lo Lishmá. En ese momento surge la pregunta si realmente es menos talentoso y menos capaz en el trabajo. Y también se cuestiona, ¿de dónde le llega eso que el estado de Lo Lishmá no le da reposo?

A esto viene la respuesta: «Yo soy el primero». Es decir, el Creador le ha dado esta carencia para que no pueda continuar en este camino. Y que el hombre no vaya a pensar que la ha obtenido por su propia sabiduría. Más bien, el Creador dice: «Yo soy el primero», que significa «Te he dado el primer empujón, para que comiences a caminar por el camino de la verdad. Al darte una carencia, para que te sientas carente con relación a la verdad».

Entonces comienza el trabajo en el que empieza a esperar un estado donde rechace el amor propio, y todos sus pensamientos son solo con el fin de otorgar. En ese momento debe dedicar todos los pensamientos y recursos a su disposición, como en «Todo aquello que esté en tus manos y tus fuerzas para hacer, hazlo».

Después, cuando es recompensado con Dvekut al Creador, piensa que es a través de su trabajo en Torá y Mitzvot y al sobreponerse a su amor propio. Cree que ha sido recompensado solo por su propio trabajo, que fue muy perseverante, y que solo él tuvo la fuerza de aprovechar al máximo la oportunidad, que le trajeron esta victoria y que ganó lo que ganó.

El versículo dice sobre esto: «Y Yo soy el último. Es decir, como yo fui el primero, dándoles la carencia, también Yo soy el último, lo que significa que les he dado el llenado de la carencia». Porque la carencia se llama Kli (vasija) y el llenado se llama «Luz». Puesto que no hay Luz sin un Kli, el Kli se hace primero, y luego la abundancia se entrega dentro del Kli. Es por eso que el Creador primero dio el Kli, que se llama «Yo soy el primero», y luego dio la abundancia, llamada «Yo soy el último».

Con esto entenderás la diferencia entre el trabajo físico que una persona hace en en alguna fábrica, y un trabajador haciendo trabajo espiritual. Normalmente, un trabajador que no trabaja no recibe salario. Sin embargo, tampoco es castigado si no trabaja.

En cambio en el trabajo espiritual, uno que no trabaja, es decir, que no está cumpliendo con la Torá y Mitzvot, es castigado, como dijeron nuestros sabios (Avot, capítulo 5): «El mundo fue creado con diez principios. ¿Qué nos dice el Talmud? Podría haber sido creado con un solo principio. Sin embargo,  para resarcirnos de los malvados, que están destruyendo el mundo, fue creado con diez principios, y para dar una buena recompensa a los justos que están sosteniendo el mundo, fue creado con diez principios».

Esto ya ha sido explicado en artículos anteriores, pero la esencia del asunto es que «Resarcirse de los malvados» significa que existirán los sufrimientos que los malvados sufren en sus vidas. Esto significa que cuando mira a sus propios malvados, es decir, a su propio deseo de recibir, si ve que todo lo que trabaja para su deseo de recibir no le satisface en la vida, y en la medida en que ve y siente lo desagradable de esta vida, por medio de esto recibe un Kli y una carencia por la espiritualidad. Esto es así porque lo desagradable que uno siente en la vida lo empuja a buscar un lugar donde pueda recibir vida.

De esto resulta que, el castigo que recibe por no tomar el camino correcto no se considera venganza o rencor por no querer ir por el camino del Creador, considerado como tener que trabajar para el Creador. Al contrario, esto es una ayuda porque está siendo empujado hacia la plenitud y al bien.

Por lo tanto, deduce que el castigo que ve que los malvados sufren, el mismo también necesita sentir el sufrimiento que los malvados sufren. Este es el significado de lo que está escrito (Salmos 94): «Bienaventurado es el hombre a quien el Creador ha atormentado». Esto significa que el sufrimiento que siente cuando transita por el camino equivocado se considera como que el Creador le da un Kli, que es «Yo soy el primero».

Sin embargo, no deja que todos sientan sufrimientos por caminar por el camino de Lo Lishmá, más bien,  «Al que el Creador ama, amonesta». Esto se considera como sentir el sabor de los malvados, que están inmersos en el amor propio, y esto lo empuja del camino de la falsedad al camino de la verdad.

Y por esto en la materialidad, cuando un trabajador no está trabajando, no se le paga, pero no es castigado por no querer trabajar. Pero esto no es así en la espiritualidad: Si está ocioso en el trabajo es castigado, como dijeron nuestros sabios: «Para resarcirse de los malvados», donde no se considera que es castigado, sino que está siendo elevado para ir por el camino correcto. No se considera un castigo sino como una corrección.

Esto significa que hay dos maneras de corregir:

1) El camino de la Torá;

2) El camino del sufrimiento.

Sin embargo, esto no se considera como un castigo sino como una corrección, y la corrección le llega por medio del sufrimiento.

Después, cuando tiene un Kli llamado «Vasija de otorgamiento», donde anteriormente solo tenía un deseo de recepción para sí mismo, ahora recibe un deseo, lo que significa que espera que el Creador le dé el Kli llamado «Deseo de otorgar». Cuando tiene el Kli del deseo de otorgar, es recompensado con la abundancia y la generosidad que estaban en el pensamiento de la creación, que se llama «Hacer el bien a Sus creaciones». Este es el significado de «Yo soy el último», refiriéndose al llenado, que lo que le faltaba antes, ahora llena todas sus carencias.

Sin embargo, esto es solo con respecto a la Providencia privada. Es decir, de su parte el hombre debe decir que todo depende de él, ya que solo de acuerdo con cuanto se sobrepone en el trabajo, podrá ser recompensado con la meta para la que fue creado. O sea que, la persona tiene que creer en la recompensa y en el castigo. Al mismo tiempo, una vez que ha hecho su trabajo, debe decir que todo está bajo la Providencia privada, como se dijo en la interpretación de «Yo soy el primero y Yo soy el último».

Con respecto a esto, que uno debe alcanzar la meta, debe saber que lo más importante es llegar a dirigir todos sus pensamientos y acciones que sean Lishmá, como está escrito: «Todo aquel que se llama por Mi nombre, por Mi gloria he creado, formado y hecho». Debemos entender lo que está escrito sobre «Todo aquel que se llama por Mi nombre, he creado». ¿No creó el Creador mismo para Su gloria a aquel que no se llama «Por Mi nombre»? También debemos entender el significado de «Llamado por Mi nombre».

Debemos interpretar «Llamado por Mi nombre» que se relaciona con Él, tal como está escrito: «Israel, Tu pueblo» o «Su pueblo, Israel», lo que significa que se relaciona con el Creador. Entonces debe estar en equivalencia de forma con el Creador, tal como está escrito: «Como Él es misericordioso, tú también serás misericordioso», lo que significa que su intención es solo otorgar al Creador, que todas sus acciones son solo para Su gloria, y él no tiene preocupación por su propio beneficio.

Con esto debemos interpretar «Todo lo que se llama por Mi nombre». Es decir, ¿quién se relaciona Conmigo? Aquellas personas que dicen que toda la creación es solo para Su gloria y no para el beneficio propio. Entonces puede relacionarse Conmigo, y entra en el conjunto llamado «Su pueblo, Israel» o «Israel». En ese momento puede sentir lo que está escrito: «Quien elige a Su pueblo, Israel, con amor».

De esto resulta que, uno debe obtener una carencia, para sentir que necesita la ayuda del Creador para llegar a que «Todas sus acciones sean para el Creador». Entonces comienza el orden del trabajo Lishmá, y luego es recompensado con cosas, como dice Rabí Meir.