Acerca del debate entre Yaakov y Labán
Artículo 11, 1985
Vemos que el debate entre Yaakov y Labán fue distinto al debate entre Yaakov y Esav. Con Yaakov y Labán está escrito (Génesis 31): «Labán respondió y dijo a Yaakov: “Las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos y el rebaño es mi rebaño. ¡Todo lo que ves es mío!”». Con Yaakov y Esav está escrito (Génesis 33): «Y Esav dijo: “Tengo mucho, hermano mío; sea tuyo lo que es tuyo”».
Debemos entender por qué Labán afirmó que todo era suyo y Esav dijo lo contrario: «sea tuyo lo que es tuyo».
Baal HaSulam lo explicó de esta forma: se sabe que existe un aferramiento de las Klipot (cáscaras) y una succión de las Klipot. Él dijo que el aferramiento significa que la Klipá (singular de Klipot) lo agarra y no le deja hacer nada en Kedushá (Santidad).
Por ejemplo, cuando una persona necesita levantarse antes del amanecer e ir a la sinagoga para dedicarse a la Torá, la Klipá llega y le dice: «¿Por qué te atormentas? Estás cansado y afuera hace frío» y otros argumentos de su instinto, que no es conveniente levantarse y ocuparse del trabajo. A esto él contesta: «Es como dices, pero es conveniente esforzarse en este mundo para ser recompensado con el mundo por venir». Entonces la tendencia al mal le responde: «Eso que crees que tendrás el mundo por venir a cambio de tu trabajo en este mundo, es posible si la persona se dedica a la Torá y las Mitzvot (preceptos) para el Creador. Pero yo se que todo lo que haces, nada es para el Creador, entonces ¿a quién estás sirviendo? Solamente a mí». Con esta alegoría podemos entender sus palabras. Este es el significado de que la Klipá lo agarra y no le deja dedicarse a la Torá y las Mitzvot.
Ese fue el argumento de Labán: «las hijas son mis hijas (…) y todo lo que ves es mío». Es decir, estás trabajando para mí y no para el Creador, así que no esperes obtener el mundo por venir. Entonces, ¿por qué te tomas todas esas molestias en vano? Con esta fuerza ella agarra al hombre y no puede salir de su influencia o hacer algo en contra de su voluntad. Ese fue el argumento de Labán, porque pensó que con ese argumento tendría la fuerza de aferrarse a él y que no pudiera dedicarse a la Torá y las Mitzvot.
Pero una vez que se sobrepuso al argumento de Labán y dijo: «No es verdad, yo sí trabajo para el Creador; pero debo creer que tú fuiste enviado hasta mí con argumentos legítimos solo para desviarme de la Kedushá. Sin embargo, yo simplemente quiero servir al Creador y tú no tienes aferramiento en mi Torá y Mitzvot. Así que me sobrepongo a ti y voy a dedicarme a la Torá y las Mitzvot, y no puedes intervenir de ninguna manera.
Es entonces que la Klipá se acerca de forma diferente. Le dice: «Mira ¿hay alguien más que, como tú, pueda sobreponerse a la tendencia al mal? Mira la bajeza del resto de la gente, no tienen fuerzas para sobreponerse, mientras que tú, gracias a Dios, eres el más fuerte de los hombres. Ciertamente no es bueno que te conectes con ellos». Entonces, todo su trabajo en Torá y Mitzvot entra en la Klipá porque ella lo mete dentro del orgullo.
Entonces, el hombre debe sobreponerse y decir a la Klipá: «No es verdad, yo no soy mejor que otros. Todo lo que hice en Torá y Mitzvot no fue para el Creador: todo fue para ti, de modo que ahora estoy en un estado que es como nuestros sabios dijeron “Aquel que aprende Torá Lo Lishmá (no en Su nombre) estaría mucho mejor si su placenta le hubiera sido puesta del revés”. Así que ahora estoy peor que los demás». Ese fue el argumento de Yaakov cuando le dijo a Esav: «“Toma mi ofrenda”, yo quiero empezar a dedicarme de nuevo a la Torá y Mitzvot; y hasta ahora es como si no hubiera hecho nada por el Creador».
Pero ¿qué es lo que está escrito? «Y Esav dijo: “Tengo mucho, hermano mío; sea tuyo lo que es tuyo”». Y no quiso recibir de él hasta después de varias labores y mucho esfuerzo. Y luego, «Tomó de él», como está escrito: «Le rogó y tomó».
Vemos que aquí, es decir, después del hecho, el asunto se revirtió. El argumento de Labán, que dijo «Todo lo que ves es mío», significa que todo pertenece a la Klipá. Ahí Yaakov afirma que le ha enviado todo como una ofrenda. Es decir, está diciendo que es una posesión de la Klipá. Pero lo que Yaakov afirmaba con Labán era antes del acto. Yaakov argumentaba que todo pertenece a la Kedushá y no a la Klipá. Y ahora es Esav quien lo afirma, como está escrito: «sea tuyo lo que es tuyo».
Acerca del versículo «El campamento que quedó escapará» Rashi interpreta que se había preparado para tres cosas: para una ofrenda, para una plegaria y para la guerra. Es decir, dos cosas le pertenecen a Esav –la ofrenda y la guerra– y una cosa pertenece al Creador: la plegaria.
En el trabajo debemos interpretar que las tres cosas aluden al Creador. Como Baal HaSulam dijo acerca del versículo: «He aquí que hay un lugar junto a mí, y tú te colocarás sobre la peña» (Éxodo 33), que Moshé dijo al Creador: «Muéstrame Tu gloria». Y esta es la respuesta: «Y el Señor dijo “He aquí que hay un lugar junto a mí”». Él interpreta ETY (conmigo – junto a Mí) como un acrónimo de Emuná (fe), Tefilá (plegaria), Yeguiá (esfuerzo).
Él dijo que para ser recompensado con la gloria del Creador hace falta creer en el Creador y luego orar al Creador que lo acerque a Él. Después se debe hacer un esfuerzo para someter a su instinto y querer anularse en beneficio del Creador. Y tras estas tres acciones uno es recompensado con la gloria del Creador. Esa es la respuesta que el Creador dio a Moshé en relación a lo que Moshé dijo al Creador: «Muéstrame Tu gloria».
Del mismo modo debemos interpretar lo que Rashi interpreta, que él se preparó para la ofrenda, para la plegaria y para la guerra. «Para la guerra» significa la guerra contra el instinto; la plegaria significa que el Creador lo acercará para alcanzar su completitud, al grado que debería alcanzar. La ofrenda significa fe, ya que quien cree en alguien, se considera que está dando, como está escrito acerca de Abraham: «Y Abraham creyó al Señor, y eso le fue contado como caridad» (Génesis 15). Rashi interpreta que el Creador tuvo eso en cuenta para Abram y lo consideró como mérito y rectitud por la fe que tenía en Él.
Por lo tanto, resulta que las tres cosas –la ofrenda, la plegaria y la guerra– eran con la intención de que con ellas derrotará a Esav. Además, todas esas tres cosas se encuentran entre el hombre y el Creador. Y no debemos decir que solamente está la plegaria entre el hombre y el Creador y que la ofrenda y la guerra hacen referencia a Esav. Sino que él atribuye todo al Creador.
Pero lo principal es saber cuál es el discernimiento de Esav que debemos corregir. Sabemos que en oposición a la Kedushá existe la Klipá. Y generalmente es llamada «la Klipá de Esav». Sin embargo, hay muchos grados en la Klipá, y cada discernimiento tiene su propio nombre. También la Kedushá tiene muchos discernimientos y cada uno tiene su propio nombre.
En general la Kedushá es llamada Sefirot y Partzufim (plural de Partzuf) y mundos. Y generalmente Kedushá significa «con el fin de otorgar», mientras que Tumá (impureza) significa «con el fin de recibir», que es el amor propio.
Cuando el hombre observa Torá y Mitzvot para recibir a cambio, a este mundo o al mundo venidero, estos dos discernimientos se consideran Lo Lishmá. Solamente aquel que observa la Torá y las Mitzvot porque «Él es Grande y reinante», es decir, por la grandeza y la importancia del Creador, es lo que se llama Lishmá (ver El libro de El Zóhar, punto 190). Esto es llamado «con el fin de otorgar y no recibir ninguna recompensa por su trabajo», y esto es llamado «trabajo puro».
El trabajo en otorgamiento solo puede existir en la medida que uno valore al receptor de su trabajo. Entonces tiene combustible. Pero si uno no puede agrandar la importancia de aquel al que sirve, no tendrá fuerza para trabajar. Así también lo vemos en la naturaleza: el pequeño se anula frente al grande como una vela ante una antorcha. O sea que, todo el gran trabajo consiste en enaltecer al receptor del trabajo, es decir, reconocer Su importancia. Si uno no tiene nada con lo que venerar al Creador dentro de la razón, entonces, nuestro trabajo es como Baal HaSulam dijo, cuando interpretó el verso «hay un lugar junto a mí», que la letra Álef en ETY (conmigo – junto a Mí) significa fe por encima de la razón.
Resulta que lo principal del trabajo del hombre es trabajar por encima de la razón, en apreciar al Creador. En general, todas las criaturas sienten la Kedushá como Shejiná (Divinidad) en el polvo. Por eso se dice en todos los libros que toda persona debe dirigirse, antes de dedicarse a la Torá y las Mitzvot a elevar la Shejiná del polvo. No hace falta trabajar en que el pequeño se anule frente al grande ya que para el pequeño es natural anularse frente al grande. El trabajo del hombre consiste más bien únicamente en esforzarse para reconocer la grandeza e importancia del Creador.
De hecho, la persona comprende que le conviene trabajar para todo lo que siente que le falta, salvo para la grandeza e importancia del Creador. No entendemos que eso es lo único que nos falta.
Podemos interpretar esto en relación al versículo: «El justo ha muerto y nadie se percata». El Creador es llamado «justo», como está escrito, «el Señor es el justo». Él ha perdido Su importancia y nadie se da cuenta de que necesitamos trabajar para adquirir Su importancia.
Porque cuando el hombre siente un poco de entusiasmo, comprende que solo es conveniente trabajar para la espiritualidad. Deberíamos decir que la razón es que siente la importancia de la espiritualidad en la medida en que sea conveniente esforzarse en la espiritualidad y no en la corporalidad; porque en ese momento la corporalidad pierde valor para él y aprecia la espiritualidad.
Por lo tanto, en ese momento decide que solo merece la pena trabajar para la espiritualidad, y no para la corporalidad. Resulta que todos los ascensos y descensos no están relacionados con el hombre sino con la Kedushá. Es decir, a veces el valor de la Kedushá es elevado, esto es, se vuelve más importante para él, y a veces el valor de la Kedushá es bajo y tan poco apreciado que no merece la pena ni siquiera pensar en ella.
Con respecto al pequeño que se anula frente al grande, encontramos lo que está escrito (Yalkut Jadash, capítulo 1), que después de que el Creador promoviera la reputación de Abraham, puesto que todo el mundo veía la grandeza de Abraham, el Faraón dio a Saray una joven que era su hija para que fuera sirvienta en la casa de Abraham. Aunque una sirvienta es un grado muy inferior dado que en aquella época los esclavos y sirvientas no tenían derechos humanos en absoluto. Eran como bestias. Aun así, él entregó a su hija para que fuera la sirvienta de Saray y la calmó diciendo: «Hija mía, es mejor que seas una sirvienta en la casa del bendito Abraham a que seas una reina en mi casa».
La diferencia entre una persona que hace el trabajo sagrado por una recompensa o porque quiere servir al Rey debido a Su importancia y grandeza es; que si uno está trabajando en la corporalidad para lograr una recompensa material, vemos que si halla la forma de ser recompensado sin trabajar tantas horas, si hay tal posibilidad, no duda en elegir esta vía, ya que el hombre aprecia el descanso pero renuncia al placer del descanso con tal de recibir una recompensa.
Por lo tanto, si encuentra una forma de no tener que esforzarse, lo considera una felicidad. Pero uno que trabaja por la grandeza del Rey y su placer está en el gran privilegio de servir al rey, no puede decirse que no trabajará y aun así tendrá una recompensa, ya que su recompensa es servir al Rey. Esta es una señal clara con la que el hombre puede ver la verdad, cual es el propósito de su trabajo: si es por una recompensa o por la grandeza del Creador.