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Baal HaSulam / Ocultación y revelación del rostro del Creador - 1

Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)

Ocultación y revelación del rostro del Creador - 1

La primera ocultación (ocultación singular o simple)

Cuando Su rostro no está revelado, o sea que el Creador no lo trata conforme Su nombre de Bueno y Benevolente, sino, Dios libre, lo contrario, porque recibe de Él sufrimientos, o que le falta sustento, y tiene muchos acreedores que le amargan la vida, y está lleno de problemas y preocupaciones todo el día. O que sufre, Dios libre, de enfermedades, y no es respetado por la gente. Cualquier plan que empieza no lo puede llevar a cabo, y anda todo el día insatisfecho.

He aquí que de esta manera el hombre no ve el buen rostro del Creador, obviamente, si todavía cree que es el Creador quien le ha causado todas estas cosas, ya sea como castigo por todas sus transgresiones o para llegar a beneficiarlo al final, como está escrito, que a los que ama, el Creador los reprende, y también, que los justos comienzan con sufrimientos porque el Creador quiere darles al final una gran tranquilidad. No obstante, este hombre no falla diciendo que todo esto le había llegado del destino ciego y la naturaleza, Dios libre, sin cuentas o conciencia, sino que se fortalece al creer que es el Creador quien le causó todo esto, bajo Su supervisión. Este estado es considerado entonces, que ve, de todas maneras, la parte posterior (Ajoraim) del Creador.

La segunda ocultación

La segunda ocultación (doble ocultación), es decir, la que es llamada en los libros, ocultación dentro de ocultación, significa que no ve incluso la parte posterior (Ajoraim) del Creador; sino que dice que el Creador lo abandonó y no lo cuida, y todos los sufrimientos que recibe los atribuye al destino ciego y a la naturaleza. Y esto es porque las conductas de la Providencia se le hacen muy complicadas, hasta tanto que le causan corromperse, Dios libre.

Es decir, que reza y da caridad por sus aflicciones y no recibe respuesta para nada. Y justamente, cuando deja de orar por sus penas, entonces sí se le responde. Cada vez que se sobrepone para creer en la Providencia y mejora sus actos, el éxito se aleja de él y retrocede con gran crueldad. Y cuando se desenfrena, Dios libre, y comienza a empeorar sus hechos, experimenta más éxito y respira con gran alivio.

No se gana el sustento honestamente, sino específicamente, defraudando a los demás, o profanando el Shabat y demás.

O que todos sus conocidos que se dedican a la Torá y las Mitzvot, son pobres y padecen muchas enfermedades, muy despreciados por la gente. Y a él, estos que se dedican a las Mitzvot, le parecen como faltos de buenos modales, tontos de nacimiento, y grandes hipócritas, hasta que le causa repulsión estar con ellos, aunque sea por un momento.

Y todos sus conocidos malvados, que se burlan de su fe, tienen gran éxito, están sanos y plenos, no sufren de enfermedades, son inteligentes y de buenos modales, totalmente agradables en todo lo que hacen. No tienen preocupación alguna, y se encuentran seguros y con gran tranquilidad, siempre y a cada momento.

Y cuando la Providencia se presenta de esta manera al individuo, a esto se le llama, ocultación dentro de la ocultación, porque entonces, colapsa bajo su carga, hasta que no puede seguir fortaleciéndose en la creencia de que sus sufrimientos le llegan del Creador por un motivo secreto, hasta que falla y se desenfrena, diciendo que el Creador no cuida a Sus criaturas para nada, y que todo le llegó por el destino y la naturaleza. Esto significa que ni siquiera ve la parte posterior (Ajoraim).

Descripción de la revelación de rostro

El pedido del hombre en fortalecerse en la fe de Su providencia sobre el mundo, durante el tiempo de ocultación, lo lleva a contemplar los libros de la Torá, para tomar de ahí la iluminación y comprensión de cómo fortalecer su fe en la providencia del Creador. Y estas iluminaciones y reflexiones que recibe por medio de la Torá son llamadas «Torá-condimento», hasta que se juntan en cierta medida y el Creador se apiada de él y le infunde un espíritu desde las alturas, es decir, abundancia superior.

Pero después que ha descubierto plenamente el condimento, o sea, la Luz de la Torá que el hombre aspira a su cuerpo, gracias a su fortalecimiento de la fe en el Creador, porque entonces se vuelve apto para la Providencia de la revelación del rostro del Creador, que significa que el Creador se comporta con él conforme a Su nombre de Bueno y Benevolente.

Su nombre nos muestra que Él es Bueno y Benevolente con todas Sus criaturas, o sea, en todas las formas posibles de bondad, suficientes para todo tipo de receptores que se encuentran en el conjunto de Israel, que de seguro que el bien y deleite de uno no se parece al bien y deleite de su amigo.

Por ejemplo, el que se dedica a la sabiduría no se deleitará del honor y la riqueza, y el que no se dedica a la sabiduría, no se deleitará de los grandes logros y hallazgos que se encuentran en la sabiduría, sino que a éste le dará honor y riqueza, y al otro, logros maravillosos en la sabiduría.

Se encuentra, entonces, recibiendo del Creador, todo lo mejor y con gran tranquilidad, y se encuentra siempre satisfecho. Porque consigue ganarse el sustento fácil y plenamente. No tendrá problemas o preocupación alguna jamás, no tendrá ninguna enfermedad, será muy respetado ante los ojos de la gente, podrá llevar a cabo fácilmente cualquier plan que le surja a la mente, y prosperar en todo lo que se proponga.

Y cuando le falta algo, reza y se le responde de inmediato. Porque le responde siempre a todo lo que le pida a Él, ninguna plegaria es rechazada. Y cuando refuerza sus buenos actos, incrementa su éxito en gran medida, y cuando los descuida, se encuentra retrocediendo su éxito en la misma medida.

Todos sus conocidos que son honestos, tienen sustento, y no saben de enfermedades. Y son muy respetados ante los ojos de la gente, y no tienen problemas. Experimentan siempre paz y gran tranquilidad. Y son inteligentes, personas de virtud y buena forma, hasta que él se bendice y se deleita al estar con ellos.

Y todos sus conocidos que no siguen el camino de la Torá, carecen de sustento, están afligidos con muchas deudas, no tienen ni un momento de tranquilidad, sufren de enfermedades, están llenos de dolores, y son despreciados ante los ojos de la gente. Y éstos le parecen ignorantes y maleducados, malos y crueles con la gente, aduladores y llenos de mentiras, hasta que le causa repulsión estar sentado cerca de ellos.