Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)
¿Cuál es el grado que el hombre debe alcanzar para no tener que reencarnar?
Artículo 10, 1984
Pregunta: ¿Cuál es el grado que el hombre debe alcanzar para no tener que reencarnar?
Está escrito en el Puerta de las reencarnaciones (Shaar Ha-Guilgulim) (Página 10b): «Todos los hijos de Israel deben reencarnarse hasta que se completen con todos los NaRaNJaY. Sin embargo, la mayoría de las personas no tienen las cinco partes llamadas NaRaNJaY, sino solo Néfesh, que es de Asiá» . Esto significa que cada uno debe corregir solo su parte y la raíz de su alma, y nada más. Con eso, completa lo que debe corregir.
La cuestión es que tenemos que saber, que todas las almas se extienden del alma de Adam HaRishón, porque después de que pecó el pecado del Árbol del Conocimiento, su alma se dividió en 600,000 almas. Esto significa que la única Luz que tenía Adam HaRishón, y que el Sagrado Zóhar llama Zihara Ilaá (resplandor superior), que tenía en el Jardín del Edén se divide en muchas partes.
Está escrito en el libro «Panim Masbirot» (Página 56): «Una vez que lo bueno y lo malo se han mezclado (es decir, después del pecado), se hizo una gran estructura para las Klipot (cáscaras) ya que tienen fuerza para aferrarse a la santidad, y para cuidarse de ellas,la Luz de los siete días de la creación se dividió en piezas muy pequeñas, de las cuales las Klipot no pueden mamar, debido a su pequeñez».
«Como en la alegoría del rey que quería enviar una gran cantidad de monedas de oro a su hijo en el extranjero, pero todos sus súbditos eran ladrones y estafadores, y no tenía un enviado leal. ¿Qué hizo? Dividió las monedas en monedas de un centavo y las envió a través de muchos enviados, para que no valiera la pena robar la gloria de la realeza».
De esta manera, a través de un orden en los tiempos, en muchas almas, es posible, a través de la iluminación de los días, clarificar todas las chispas sagradas que fueron robadas por las Klipot debido al pecado del Árbol del conocimiento.
Y el secreto de muchas almas, es lo que respecta a la división en Luces internas, y de muchos días, es considerado como división en Luces externas y centavo tras centavo se acumulan en una gran cuenta de Luz con la que pecó Adam HaRishón, y entonces será el final de la corrección.
Se deduce de esto que cada uno nace con solo una pequeña parte del alma de Adam HaRishón y cuando corrige su parte, ya no necesita volver a reencarnar. Por lo tanto, uno solo puede corregir lo que pertenece a su parte, sobre esto está escrito en el libro: «Árbol de la vida», del Arí: «No hay un día que sea como otro, o un momento que sea parecido a otro y no hay una persona que sea como otra, y la Jelboná (resina) no corregirá lo que la Levoná (incienso) no corregirá, sino que cada uno debe corregir lo que pertenece a su parte».
Sin embargo, debemos saber que cada persona que nace tiene el trabajo de elección, ya que uno no nace justo, como dijeron nuestros sabios (Nidá, 16b), y estas son sus palabras: «Rabí Janina Bar Papa dijo: “Ese ángel que se encarga del embarazo se llama Laila (noche) toma una gota y la coloca ante el Creador y le dice: ‘Señor del mundo, ¿qué será de esta gota? ¿Un héroe o un débil, un sabio o un tonto, rico o pobre?’ Pero malvado o justo él no dijo”».
Esto significa que ningún hombre nace justo, porque no dijo justo y malvado, ya que esto se da a elección del hombre. De acuerdo con el trabajo de cada uno en la Torá y las Mitzvot (preceptos), entonces él es merecedor de purificar su corazón y de corregir lo que le corresponde de acuerdo con la raíz de su alma, y así se completa.
El primer nivel en que nace la persona
Está escrito en El Zóhar (Mishpatim, 4:11 en el Sulam): «Ven y mira. Cuando una persona nace, se le da un alma al lado de la bestia, del lado de la pureza, del lado de los que se llaman santos Ofanim, es decir, del mundo de Asiá. Si merece más, se le da Rúaj del lado de los animales sagrados, es decir, del lado de Yetzirá. Si merece más, se le da Neshamá del lado del trono, es decir, desde el mundo de Beriá. Si merece más, se le da Néfesh en el camino de Atzilut. Si él merece más, se le da Rúaj de Atzilut desde el lado del pilar central, y se le llama hijo del Creador, como está escrito: «Ustedes son los hijos del Señor vuestro Dios». Si él merece más, se le da Neshamá, que es Biná, de lo cual se dijo: Toda la Neshamá (alma) alabará al Señor, y el nombre HaVaYaH se completará en ellos.
Por lo tanto, la completitud del alma es cuando tiene NaRaN de BYA y NaRaN de Atzilut. Esa es la perfección de Adam HaRishón antes del pecado. Solo después del pecado descendió de su nivel y su alma se dividió en 600,000 almas.
Por eso, la espiritualidad de la persona se llama Neshamá (alma), incluso cuando solo tiene Néfesh de Néfesh, ya que hay una regla, cuando hablamos de algún discernimiento, hablamos del discernimiento que está más elevado. Y debido a que el discernimiento más elevado de la persona es el nivel de Neshamá, por lo tanto en general, siempre nos referimos a la espiritualidad del hombre como Neshamá.
Sin embargo, aunque cada persona nace en el nivel más bajo, dijeron (ver Puerta de las Reencarnaciones, Página. 11b): «Toda persona puede ser como Moshé, si desea purificar sus actos, ya que puede tomar otro espíritu superior, de la altura de Yetzirá, y también una Neshamá de la altura de Beriá». Por eso también entenderás la famosa cuestión de las palabras de nuestros sabios, que los espíritus de los justos, o sus almas, vienen y se gestaron en secreto en la persona, llamada gestación para ayudarlo en el trabajo del Creador.
También se presenta en el Sulam (Introducción al Libro del Zóhar, Página 93), y estas son sus palabras: «Lo del conductor de burros es la asistencia a las almas de los justos, que se les envía desde Arriba para elevarlos de nivel a nivel, si no fuera por esta ayuda que el Creador envía a los justos, no podrían salir de su nivel y elevarse más. Por lo tanto, el Creador envía a todos y cada uno de los justos un alma elevada desde lo Alto, a cada uno según su mérito y su nivel, para que lo ayude en su camino. Y a esto se le llama la gestación del alma del justo, y se denomina "la revelación del alma de los justos"».
Se deduce que, cuando decimos que no hay una generación en la que no haya ninguno como Abraham, Itzjak y Yaacob, no significa que nacieron de esta manera y no tienen otra opción. Sino, que se trata de personas que se esfuerzan en seguir el camino de la verdad y hacen el esfuerzo que tienen que hacer. Esas personas siempre reciben ayuda de lo Alto a través de la gestación del alma de los justos, que reciben fuerza para elevarse a un nivel superior.
Se deduce que todo lo que se da desde arriba es una forma de ayuda, pero no sin ningún trabajo y elección.
Y la existencia del mundo es a través de estos justos que atraen la abundancia desde Arriba, y por medio de eso existe el mundo.