Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)
Revelar una parte, cubrir dos
Hay un modismo entre los grandes sabios cuando revelan una cuestión profunda: ellos comienzan sus palabras diciendo: «Estoy revelando una parte y ocultando dos».
Nuestros antiguos sabios tuvieron gran cuidado en no pronunciar palabras de más, como nos instruyeron nuestros sabios: «Una palabra es una roca, el silencio son dos». Esto significa que, si tienes una palabra valiosa en tu boca, cuyo valor es una roca, debes saber que no decirla vale dos rocas.
Esto se refiere a aquellos que emiten palabras de más, que no tienen contenido pertinente y las usan con el fin de decorar la lengua ante los lectores. Esto fue estrictamente prohibido, según nuestros antiguos sabios, como es sabido para aquellos que estudian sus palabras. Y tal como yo lo demostraré en los próximos artículos. Por lo tanto, debemos prestar atención para comprender este modismo tan común entre ellos.
Tres clases de ocultación de la sabiduría
El asunto es que, hay tres partes en los secretos de la Torá. Cada parte tiene su propia razón para ser ocultada. Reciben los siguientes nombres:
1. Lo innecesario
2. Lo imposible
3. Debido a «El secreto del Señor para los que Le temen» (Salmos 25:14)
No existe ni un pequeño elemento en esta sabiduría, donde no se apliquen el esclarecimiento de estas tres partes mencionadas, y las aclararé una por una.
1. Lo innecesario
Esto significa que nadie se beneficiará de su revelación. Por supuesto que, no hay en esto una gran pérdida, debido a que aquí solo está la cuestión de la pureza de la mente, para advertir acerca de las acciones definidas como «Y entonces qué», es decir, entonces qué pasa si hice esto, porque no hay daño en ello.
Pero debemos saber que, para los sabios, el «Y entonces qué» es considerado el peor corruptor. Esto se debe a que todos los destructores del mundo, los que fueron creados y los que serán creados en el futuro, son la clase de personas de «Y entonces qué». Esto quiere decir que se ocupan de cosas innecesarias y hacen que los demás se ocupen en cosas innecesarias. Por lo tanto, los sabios no aceptaban a ningún alumno antes de estar seguros de que era cauto en sus ocupaciones, como para no revelar lo que no sea necesario.
2. Lo imposible
Esto significa que el lenguaje no los obliga a decir algo acerca de sus atributos, debido a su gran sublimidad y espiritualidad. Por lo tanto, cualquier esfuerzo de vestirlos con ciertas palabras solo puede engañar a los lectores y desviarlos a un sendero vano, lo que se considera la peor de todas las iniquidades. Por lo tanto, para revelar algo en estas cuestiones se requiere de un permiso desde el Cielo. Esta es la segunda parte de la ocultación de la sabiduría. Sin embargo, este permiso también requiere de una explicación.
Permiso desde el Cielo
Esto está explicado en el libro «La Puerta a las Palabras de Rashbi», escrito por el Arí, (en El Zóhar, Parashat Mishpatim, p. 100, comienza con las palabras: «El hijo de Yojai sabía cómo ocultar»). Dice lo siguiente: «Sepa que algunas de las almas de los justos son de la clase de Luz Circundante, y algunas son de la clase de Luz Interior». (Encontrarás una explicación en mi libro «Panim Meirot» en la Puerta de los Circundantes, rama 48)
Todos aquellos que son del tipo Luz Circundante tienen el poder de hablar de lo oculto y de los secretos de la Torá a través de una cobertura y una gran ocultación, para que sus palabras sean comprendidas solamente por aquellos dignos de comprenderlas.
El alma de Rabí Shimón Bar Yojai era de la clase Luz Circundante. Por lo tanto, tenía la fuerza para vestir las palabras y enseñarlas de una manera que aún cuando las enseñara a muchos, solo las comprenderán los que son dignos de comprenderlas.
Por esta razón le fue dado el «permiso» de escribir el libro de El Zóhar. Y el «permiso» no fue dado a sus maestros o a los que los precedieron, para escribir un libro en esta sabiduría, aunque ciertamente sabían más que él en esta sabiduría. Pero la razón es que no tenían la fuerza de vestir las cuestiones como él lo hizo. Este es el significado de lo que está escrito: «El hijo de Yojai supo cómo guardar sus caminos». Ahora puedes comprender la magnitud de la ocultación del libro de El Zóhar, escrito por Rashbi: que no cualquier mente puede comprender sus palabras. Hasta aquí sus palabras.
Sus palabras en esencia: Explicar asuntos en la sabiduría de la verdad no depende en absoluto de la grandeza o la pequeñez del sabio Cabalista. Más bien, se trata de la iluminación de un alma dedicada a esto: la iluminación de esta alma se considera dar «permiso» desde el Cielo para revelar Sabiduría Superior.
En consecuencia, aprendemos que aquel que no le ha sido recompensado con este permiso, tiene prohibido hacer aclaraciones en esta sabiduría, ya que no puede vestir aquellos asuntos delicados con las palabras apropiadas, para que no fracasen los lectores. Por esta razón no encontramos ni un solo libro acerca de la sabiduría de la verdad previo al Libro de El Zóhar de Rashbi, ya que todos los libros que le precedieron en esta sabiduría no son categorizados como interpretaciones de la sabiduría. Sino solo indicios, sin ningún orden de causa y consecuencia, como lo saben aquellos que descubren conocimientos, hasta aquí la comprensión de sus palabras.
Debo añadir, de acuerdo a lo que he recibido de libros y de autores, que desde los tiempos de Rashbi y sus estudiantes, los autores de El Zóhar, hasta los tiempos del Arí, no hubo un solo escritor que haya comprendido las palabras de El Zóhar y de los Tikunim (correcciones) como el Arí. Todas las obras previas a él son solo de quienes tienen «indicios» en esta sabiduría, incluyendo los libros del sabio Ramak (N. del T. Rabí Moisés Cordovero).
Y, las mismas palabras pronunciadas acerca de Rashbi son dignas de ser dichas acerca del mismo Arí, que a sus predecesores no les fue dado el permiso desde Arriba para revelar las interpretaciones de la sabiduría, y al Arí sí le fue dado este permiso. De modo que esto no distingue grandeza o pequeñez en absoluto, debido a que es posible que la virtud de sus predecesores fuera inmensamente mayor que la virtud del Arí, pero no les fue otorgado permiso para ello. Por esta razón, se abstuvieron de escribir interpretaciones pertenecientes a la esencia de la sabiduría, sino que se conformaron con breves indicios que no estuvieran vinculados entre sí de ningún modo.
Por esta razón, desde que los libros del Arí aparecieron en el mundo, todos los que se dedican a la sabiduría de la Cabalá han retirado sus manos de todos los libros del Ramak, y de todos los grandes que precedieron al Arí, como lo saben aquellos que se dedican a esta sabiduría. Ellos han adherido sus vidas espirituales únicamente a los escritos del Arí, de modo que los libros esenciales, considerados interpretaciones apropiadas de esta sabiduría, son solamente el libro de El Zóhar, los Tikunim y a continuación de ellos, los libros del Arí.
3. El secreto del Señor para los que Le temen
Esto quiere decir que los secretos de la Torá se les aclaran únicamente a aquellos que le temen a Su Nombre, que guardan Su Gloria con toda su alma y sus fuerzas, y quienes nunca cometen una blasfemia.
Esta es la tercera parte de la ocultación de la sabiduría. Esta es la parte más estricta de la ocultación, ya que esta clase de revelación ha hecho que muchos hayan caído. Porque en medio de ellos surgen todos lo que hacen encantos, talismanes, y aquellos que hacen Cabalá «Práctica», que cazan almas con su astucia, y todo tipo de místicos, que usan aquello que se ha marchitado de la sabiduría y ha caído de las manos de estudiantes indignos, para producir de ellos beneficios corporales para sí mismos o para otros. El mundo ha sufrido mucho y aún está sufriendo por estos asuntos.
Debes saber que lo principal y la raíz de la ocultación fue solamente debido a esta parte.
A partir de aquí los sabios se pusieron muy estrictos al evaluar a sus estudiantes, como dijeron (Jaguigá 13): «Los resúmenes son transmitidos solo a un presidente de tribunal, y a aquel cuyo corazón está preocupado en su interior», y «Maasé Bereshit no es para ser estudiado de a dos, ni Merkavá para ser estudiado a solas». Hay muchos otros como estos, y todo este miedo es por la razón antedicha.
Por esta razón, son muy pocos los elegidos que han sido recompensados con esta sabiduría, e incluso aquellos que aprobaron todas las siete pruebas y exámenes y son juramentados con los más graves y terribles juramentos, a no revelar nada de esas tres partes. (A este respecto, véase la introducción a El libro de la Creación de Rabí Moshé Burtril).
No malinterpretes mis palabras, en las que he dividido la ocultación de la sabiduría en tres partes. No quiero decir que la sabiduría de la verdad misma se divida en estas tres partes. Más bien, me refiero a cada detalle de esta sabiduría. Dado que no tienes ni una pequeña palabra en toda la extensión de la sabiduría, de la que no se desprendan esas tres partes, ya que son los únicos tres modos de interpretación que se aplican siempre a esta sabiduría.
Sin embargo, aquí debemos preguntar: «Si es verdad que la firmeza de la ocultación de la sabiduría es tan estricta, ¿de dónde han sido tomados los miles de escritos en esta sabiduría?»
La respuesta es que hay una diferencia entre las primeras dos partes y la última parte. La principal carga está colocada solamente en la tercera parte, por la razón explicada anteriormente. Pero las primeras dos partes no están bajo prohibición constante. Esto se debe a que a veces un asunto de «lo innecesario» es revertido, deja de ser innecesario por alguna razón, y se vuelve necesario. También, la parte, «lo imposible», a veces se hace «posible». Esto se debe a dos razones:
1. O, debido al desarrollo de la generación.
2. O, porque les ha sido dado permiso desde el Cielo, como ocurrió con Rashbi y el Arí, y en grados menores, también a sus predecesores.
Todos los libros genuinos escritos en la sabiduría surgen y se revelan de estos discernimientos.
Esto es lo que quieren decir con la expresión «Estoy revelando una parte y ocultando dos». Quieren decir que les sucedió, que revelaron algo nuevo que no fue previsto por sus predecesores. Y este es el motivo por el cual insinúan que solo están revelando una parte, es decir, que están revelando la primera de las tres partes ocultas, y dejan dos partes en ocultación. Esto es para indicar que algo le ocurrió, que es la razón de esa revelación: o que lo «innecesario» recibió la forma de «necesario», o que le fue dado «permiso desde el Cielo», como he explicado con anterioridad. Este es el significado de la expresión: «revelé una parte».
Los lectores de estos tratados, que tengo intención de imprimir durante el año, deben saber que son todas innovaciones, que no son introducidas puramente como tales, en su contenido preciso, en ningún libro que preceda al mío. Los recibí boca a boca de mi maestro, que fue autorizado para ello, es decir, que él también recibió de sus maestros boca a boca etc.
Y, aunque los he recibido bajo todas las condiciones de cobertura y vigilancia, como fue mencionado, pero debido a la necesidad que he expresado en el artículo «Tiempo de actuar», la parte de «lo innecesario» ha salido y fue revertida para mí y se hizo «necesaria». Por lo tanto, he revelado esta parte con total permiso, como lo he explicado anteriormente. Sin embargo, guardaré las otras dos partes como me fue ordenado.