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Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

Carta 22

7 de julio de 1956, Mánchester

Para mi amigo,

He recibido tu carta en la que anuncias que has tenido tiempos de negro y tiempos de blanco. Debes saber, mi amigo, esos son los caminos de la Torá, como fue dicho: «Vivirás una vida de aflicción».

Hay tres tipos de vida:

1) La vida del malvado es llamada «muerte».

2) La vida de aquellos que siguen los caminos del Creador es llamada «una vida de aflicción».

3) La vida de los justos, es decir, aquellos que ya han sido recompensados con la Torá, que saborearon la verdadera vida, como dijeron nuestros sabios: «Para aquel que aprende Torá Lishmá (en nombre de Ella), todo el mundo vale la pena».”

Por lo tanto, si estás escribiendo que tienes una vida de aflicción, es una señal que estás caminando por los caminos de la Torá. Es decir, tienes negro y blanco, porque esta es la manera de escribir la Torá, negro sobre blanco. Sin embargo, es necesario esforzarse por tener fuego negro sobre fuego blanco, lo que significa que todo lo que sientes será un fuego ardiente.

Y lo que escribes que me pides que yo te escriba el orden del trabajo, debes saber que tan pronto como empieces a trabajar recordarás todo lo que has oído de mí y de la boca de Baal HaSulam. El hecho de que te estás olvidando es para tu propio bien, y únicamente durante el trabajo, la Torá que necesitas aparece ante ti. Pero, a pesar de todo, escribiré unas pocas cosas para ti.

Tan pronto como uno abre los ojos ya está acostumbrado a tomar un libro o decir las bendiciones o decir: «Yo agradezco...». El hombre necesita una preparación previa para cada cosa, es decir, no hacerlo por hábito. Por el contrario, cuando se empieza a decir: «Yo agradezco», debemos saber quién me obliga a decir esto, ¿es el hábito por educación o hay una razón en sí mismo por la que debería decir: «Agradezco»? Agradecer debe ser dicho donde hay una disputa, como nuestros sabios dijeron: «Rabí Yehoshua Letan agradece» (Ketubot 16). Específicamente, cuando hay negro se puede hablar de blanco. En ese momento debes ver la verdadera razón, quién es el que obliga.

Es mejor para ti que sepas con certeza absoluta que lo que te obliga, es decir, la razón para trabajar de forma completa, es que has oído de Baal HaSulam que uno debe caminar por los caminos de la fe y creer que el Creador escucha la plegaria, y que el Creador anhela la plegaria de los justos, es decir, aquellos que quieren ser justos pero no pueden, debido al mal dentro de ellos, y piden al Creador que les envíe ayuda desde el cielo.

Nuestros sabios dijeron: «Si el Creador no lo ayuda, no lo vencerá”, y «Aquel que viene a purificarse es ayudado», y como está escrito en el sagrado Zóhar: «¿Con qué? Con un alma santa».

El Creador desea que recibamos la Torá. Por eso, debemos sentir por nosotros mismos la carencia por la Torá, porque los lujos no son dados desde arriba, únicamente lo necesario, para que uno sienta la necesidad solo por lo que es realmente necesario (porque no hay [Luz] sin un Kli [vasija], es decir, deseo). Pero con lujos, la persona no siente la carencia de que necesita al Creador.

El principal beneficio es que la persona necesite al Creador, es decir, el dador de la Torá. Por lo tanto, cuando la persona siente su propia bajeza, esta es una razón para que él necesite del Creador. Pero cuando aquel que siente que puede ayudarse a sí mismo, y no necesita al Creador, él está en separación.

Lo principal es ser recompensados con Dvekut (adhesión) al Creador, porque esta es la esencia de la corrección de nuestra parte, cuando la persona comienza a creer en el Creador, porque esto es lo principal. Esta es la única medida de si la persona está caminando en el verdadero camino. Cuando ve su estado verdadero, entonces él debe decir, «agradezco», aunque en la mente externa no ve ninguna razón para decir «agradezco», y al buen entendedor, pocas palabras.

Y, en cuanto a las cuatro horas de las que hablamos, debes guardarlas y organizar el trabajo, es decir,

1) El exilio de la Shejiná (Divinidad). Esto significa que la Shejiná está en el polvo y todo el mundo ve que la Providencia está en ocultación, y no se puede reconocer que el Creador es el que hace el bien. El Creador es el que hizo este ocultamiento, para que la Torá y las Mitzvot (preceptos) tendrán un sabor como el polvo, para posibilitarle a la persona un lugar para elegir.

Esto es así, porque solo donde hay elección pertenece la fe. Pero donde hay conocimiento, es decir, Providencia revelada, no hay lugar para la elección, es decir, fe. De ello se desprende que es el hombre quien ha causado todo esto, antes de que uno sea recompensado con la fe, la fe completa, la Santa Shejiná esta ante él como el polvo. Hay que lamentar esto, y este es el significado de «Si es recompensado, él se sentencia a sí mismo...», y al buen entendedor, pocas palabras.

2) Si esto es verdad. El propósito del hombre es únicamente para beneficiar al Creador, es decir, si no fuera por este objetivo, él no quiere estar en el mundo y existir solo para sí mismo. Y para examinar el verdadero estado, sin ninguna concesión, únicamente ver la verdad, si ve que el cuerpo tiene consideraciones que vale la pena existir para sí mismo, es decir, para complacerse a sí mismo, entonces hay lugar para la plegaria al Creador. Es decir, entonces ve su propia bajeza, y al buen entendedor, pocas palabras.

3) Dedicarse a las palabras de la Torá. Esta será específicamente en completitud, como dijo Baal HaSulam: «El maldito no se adhiere al bendito». Por lo tanto, cuando uno se dedica a la Torá, debe atraer la Luz, y entonces es el tiempo de la plenitud.

Debemos creer lo que dijeron nuestros sabios: «De regalo a Najliel». La Torá es llamada regalo. Es decir, el hecho de que a la persona se le permite estudiar y rezar, y observar las Mitzvot, incluso por un solo instante en el día, esto también es un regalo del Creador.

Ya que hay miles de millones en el mundo a quienes el Creador no les dio la oportunidad de tener la posibilidad de pensar en el Creador, incluso por un instante al año. Por lo tanto, cuando nos dedicamos a la Torá, debemos estar contentos, porque solo a través de la alegría uno es recompensado con atraer la Luz de la Torá. Y al buen entendedor, pocas palabras.

También la Torá se divide en dos tiempo:

1) El aprendizaje simple, como cuando uno aprende con el fin de simplemente entender el asunto.

2) Piensa al estudiar, tanto como sea posible, que el Creador te ayude a entender la interioridad de las cosas. Cuando estudias la materia con el fin de entender, haces para tí mismo Kelim (vasijas) en los que serás capaz de recibir la interioridad. Esta es también la forma en cómo debes dividir la plegaria.

Que el Creador abra nuestros ojos y que seamos recompensados con la Torá del Creador, de cómo salir de la esclavitud a la redención.

Tu amigo, Baruj Shalom HaLevi

Hijo de Baal HaSulam