<- Biblioteca de Cabalá
Seguir leyendo ->

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

Carta 19

15 de mayo de 1956, Mánchester

Para mi amigo.

Recibí tu carta y disfruté lo que escribiste con respecto a lo que se explica en la Introducción del Sulam (Comentario de la Escalera), y solo lo completaré después de ti. Presentaré el asunto anterior como una pregunta: Está escrito en los escritos del Arí que existe una realidad de mundos, y que allí se producen Zivuguim de Hakaá (acoplamientos por golpe), así como Masajim (pantallas), Hitpashtut (expansión) e Histalkut (salida), Or Pnimí, y Or Makif (luz interna y circundante). ¿Esto se relaciona con respecto a ellos mismos, es decir, una Sefirá quiere esto y otra quiere aquello? Es decir, ¿tienen elección y sienten como la gente de este mundo, o son inertes, sin emociones, como el mundo en el que estamos?

Por ejemplo, la tierra da frutos y recibe fuerzas de la lluvia, el viento y el sol. Si le falta parte de la fuerza que debe recibir, no rinde y no imparte ni produce ningún producto. Entonces la gente no puede disfrutar de ella, e incluso podría morir de hambre si la tierra no diera su cosecha.

Pero con el arado, la siembra, la cosecha y la recolección del hombre, esta se comporta con los hombres de la misma manera: Si el hombre sirve a la tierra, la tierra sirve al hombre.

Al mismo tiempo sabemos, y esta es la opinión aceptada, que la tierra no siente ni tiene libre elección. Más bien, simplemente sigue las condiciones que le fueron dadas por parte de la naturaleza, que el Creador ha sellado e impreso en ella, y así es como realiza sus acciones de la mejor manera.

Pero a esto lo llamamos «Inanimado», lo que significa que no tiene movimiento propio porque no tiene ningún deseo. Del mismo modo, el sol y todas las huestes del cielo, todos siguen las directivas de la naturaleza y no tienen ninguna elección propia que se pueda decir que esperan recompensa o castigo. Más bien, todas sus acciones son el resultado de la naturaleza, donde el Creador desea que actúen de esta manera y así lo hacen.

Esto es también lo que debemos entender con respecto a los mundos superiores. Todo fue creado solo para servir al hombre, donde por la ayuda que recibe de nuestro mundo donde nos encontramos, también recibe ayuda de los mundos superiores para lograr el propósito para el que fue creado, es decir, ser recompensado con Dvekut (adhesión) con el Creador y recibir la torre llena de buena abundancia que el Creador ha contemplado a su favor.

Y cuando uno es recompensado con eso, se considera que ha logrado la completitud del pensamiento de la creación, como en: «El Creador deseó morar en los inferiores», y la «Shejiná (Divinidad) en los inferiores, una necesidad elevada», ya que esta es Su voluntad, y el hombre en este mundo debe esforzarse solo para hacer Su voluntad, para recibir todo el deleite y el placer porque así es Su voluntad.

De acuerdo con la famosa regla, de que no hay pensamiento o percepción de Su esencia en absoluto, resulta que todo lo que aparece a las almas en los grados de mundo a mundo es solo en la Luz que se expande, lo que significa en la medida en que el Creador desea ser conocido, revelándoles una medida de Luz del mundo superior. Se considera que la Luz superior se expande a los inferiores, es decir, que los inferiores lo alcanzan a Él en la medida en que Él quiere que alcancen Su grandeza.

Las medidas de alcance cambian de vez en cuando porque depende de la capacidad de los inferiores. Ya sea poco o mucho, en esa medida aparece la Luz. Además, cada medida de alcance tiene su propio nombre porque las Sefirot se llaman «Cubiertas». La cubierta se retira y la Sefirá comienza a iluminar de acuerdo con el trabajo del hombre.

Antes de que el mundo fuera creado no había Tzimtzum (restricción). Pero, para que los inferiores pudieran recibir, tenía que haber esta ocultación, y con cada medida de trabajo Lishmá (en nombre de Ella), la ocultación es retirada e ilumina la Luz. Así como la tierra da frutos en este mundo solo después del trabajo, no hay revelación de la Luz sin la cualificación por parte del inferior.

Y si deseas decir: «¿Qué son las Sefirot y los grados en sí mismos?». Nosotros decimos que esto es inalcanzable porque todo nuestro alcance es solo con respecto a Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones. Por lo tanto, uno debe alcanzar solo lo que está relacionado con el alcance del hombre, es decir, la impresión de una persona de la Luz superior que aparece a través de la Sefirá a las criaturas, pero no la Sefirá con respecto a sí misma.

La multiplicidad de las Sefirot es solo de acuerdo al alcance de los inferiores dependiendo de su alcance, y cada uno tiene una habilidad especial de acuerdo a su trabajo. Además, todo es igual porque no hay cambios en la espiritualidad. Por eso decimos de las Sefirot mismas son consideradas como «No hay pensamiento o percepción en Él en absoluto».

Atribuyeron un nombre a cada Sefirá, porque todos los que alcanzaron la Luz del Creador a través de su trabajo, quieren que todos los que les sigan también se beneficien de sus descubrimientos. Por lo tanto, ellos nombraron todos y cada uno de los alcances, para que pudieran entender las intenciones y alcances que habían logrado. Esto crearía un lenguaje común entre ellos.

Como aprendimos en lo revelado, cada innovación que uno hace en la Torá, puede transmitirla a las generaciones siguientes. Lo mismo ocurre en los mundos superiores, deberían aceptar las innovaciones que los anteriores han descubierto, para que puedan caminar por el camino del éxito y no se detengan a mitad de camino porque piensen que el estado en el que se encuentran es ya la perfección. Por esta razón, no tenemos ningún alcance en todos esos nombres y Partzufim en sí mismos, pues todo es espiritualidad y Divinidad, y está escrito: «Yo el Creador no cambio». Sino que, todo es con respecto al alcance de la persona.

Esto es similar a diez personas que se quedan mirando un avión que vuela desde lejos. Para los espectadores, el avión parece un punto diminuto. Pero algunas de las personas tienen binoculares que amplían el tamaño del avión varias veces. Sin embargo, cada uno de ellos tiene binoculares diferentes, uno tiene binoculares que aumentan mucho, y otro, aumenta menos. Resulta que, uno ve el avión de cuatro metros de largo, otro dice que es de tres, y otro dice que solo mide dos metros. Ciertamente, todos informan lo que realmente ven, pero aún así hay diferencias entre ellos. Sin embargo, las diferencias no suponen ningún cambio en el avión en sí, porque todos los cambios se producen únicamente con respecto a los ojos de los que perciben.

Lo mismo ocurre en la espiritualidad. Todos los múltiples cambios son solo según la medida de la cualificación de los inferiores. Y por eso podemos entender lo que está escrito, que el alma es parte Divina de lo alto, es decir, lo que el alma alcanza es la Divinidad, pero solo puede alcanzar una parte. Por lo tanto, aunque alcanza la Divinidad porque depende de las cualidades de los inferiores, puede alcanzar solo una parte. Sin embargo, la parte que alcanza no provoca cambios en la Divinidad, al igual que en el avión antes mencionado.

Por eso decimos que los inferiores pueden alcanzar solo la Luz en expansión, que es la parte que el Creador quiere que alcancen. Por esta razón, no hay división entre la Luz en expansión y Su esencia, excepto en que uno alcanza solo la parte que el Creador quiere que Lo alcancen, como con el ejemplo del avión.

Esto aclara las preguntas que has planteado.

Tu amigo…