Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
Carta 18
11 de mayo de 1956, Mánchester
A los amigos, que vivan
He recibido las cartas de... y el resto de los amigos son perezosos en su escritura, ya que piensan que no puede haber ganancia alguna de la correspondencia. Esto nos lleva a la pregunta: «¿Qué puede dar beneficios?». Algunos piensan que ya tienen respuestas a todas sus preguntas. En ese caso, qué necesidad hay de preguntas, porque las respuestas ya están depositadas en una caja para ellos, y todo lo que les falta es cumplir lo que ya saben.
O aquel que implica que todavía necesita corregir sus malas cualidades, así que, ¿qué quiere decir con esto? ¿El piensa notificarme que lamenta esto día y noche, lo que significa que para él es como en: «Y mi pecado está siempre delante de mí», lo que significa que siempre está preocupado y se lamenta por esto y otras inquietudes no le interesan? Si esta fuera su intención, lo disfrutaría mucho.
Sin embargo, está escrito: «Una preocupación en el corazón de uno, que lo hable con los demás». Y al buen entendedor, pocas palabras. Y puesto que la fiesta de Shavuot se está acercando, y necesitamos mucha preparación para ser recompensados con la entrega de la Torá, voy a traer aquí algunas palabras en nombre de Baal HaSulam.
Este asunto es traído en el artículo «Arvut» (garantía mutua), y estas son sus palabras: «Ahora bien, si escuchan Mi voz, y serán Mi tesoro de entre todas las naciones, porque toda la tierra es mía y ustedes serán un reino de sacerdotes y una nación santa». No voy a extenderme en preguntas, pero lo más importante que se explica allí es que a través del pueblo de Israel, que son más capaces que todas las naciones de acercarse al Creador, Él luego impartirá la abundancia al resto de las naciones.
Por lo tanto, sepan mis amigos, ya que estuvimos juntos con la vela de Israel -Baal HaSulam- somos más capaces de acercarnos al Creador, pero necesitamos escuchar Su voz y mantener su pacto, porque la voz del viviente Arí (Baal HaSulam) ciertamente no cesará para nosotros. Como cuando estuvimos cerca de Él, ciertamente está hablando en nuestro favor, y su voz se escucha cuando entra en el santuario. Cuando la persona se acerca a la Kedushá (santidad), su voz es escuchada y ciertamente tendremos éxito.
Este es el significado de «Por el bien de mis hermanos y amigos, diré: “Que la paz sea en ti”». Esto significa que, precisamente por la hermandad y la amistad «Hablaré de paz». De lo contrario, hablarían de disputas y peleas.
Los intérpretes interpretaron que: «Diré, la paz sea contigo» se refiere a Jerusalén. Debemos entender de acuerdo a nuestro camino. Jerusalén es llamada el «corazón del mundo», y en el alma, Jerusalén es llamada el «corazón del hombre», es decir el deseo del hombre se llama Jerusalén, y hay una disputa allí, es decir, los deseos de las naciones del mundo, de los cual se constituye el hombre, y allí hay deseos de israelitas y cada uno quiere gobernar sobre el otro.
Resulta que, dentro del corazón llamado Jerusalén, los deseos se disputan y se oponen entre sí y en ese momento ninguno domina. Naturalmente, ninguno puede adquirir su completitud. Este es el significado de lo que el Rav dijo: «Se los ruego, no hereden el infierno dos veces». Es decir, hay sufrimientos tanto en los deseos corporales como en los deseos espirituales.
Esto se aplica a los estudiantes que comienzan a entrar en el trabajo del Creador. Dado que nadie puede mostrar todo su vigor, ellos son como vasijas rotas, es decir, los deseos que provienen de la ruptura, en los cuales las chispas de santidad se mezclaron con las llamadas chispas de otorgamiento dentro de las Klipot (cáscaras) las cuales se llaman «chispas de recepción».
Pero, «Por el bien de mis hermanos y amigos», es decir, dado que el propósito de la creación fue hacer el bien a Sus creaciones, y en un lugar de odio es inapropiado que la Luz del Creador, llamada «Luz de amor» se revele. «Diré: “Que la paz sea en ti”», donde «en ti», o sea en el interior del corazón habrá paz. Es como en «El Creador desea habitar en los inferiores», es decir, para estar con los inferiores en amor, hermandad y amistad, para que los inferiores alcancen la Luz del Creador, como está escrito: «Escucharé lo que Dios dirá, porque Él hablará de paz a su pueblo y hacia Sus piadosos y no volverán a la necedad».
Es decir, cuando se escucha la voz del Creador que habla al corazón, en el estado llamado «quien viene a purificarse, es ayudado», en el sagrado Zóhar interpretaron que se le ayuda con un alma santa, es decir, el corazón escucha la voz del Creador, entonces recibe el control sobre todos los deseos precisamente la voz de la Kedushá (Santidad), es decir, el deseo de otorgar, entonces de por sí no volverá más a su necedad, es decir, no volverá a pecar, porque todos los deseos de recibir se rinden ante el deseo de otorgar.
Por lo tanto se revela en el corazón todo el agradable placer, ya que entonces hay lugar dentro del corazón para que se deposite allí la Shejiná (Divinidad), y la delicadeza y el agradable placer y la amistad se expanden y llenan todos los órganos del hombre. Esto, precisamente, es cuando uno escucha la voz del Creador, entonces el cuerpo se rinde y se vuelve esclavo que sirve a la Kedushá.
Pero cuando no es recompensado con escuchar la voz del Creador, vemos algo diferente, como dice el versículo: «Nos entregas como rebaño para ser comidos» (Salmos 44), es decir, todos los deseos de santidad son como alimento tragado por el deseo de recibir.
«Sus enemigos toman el botín para sí mismos», lo que significa que el deseo de recibir roba todo el entusiasmo que estaba destinado a la santidad; lo toma para sí mismo, es decir, si a veces uno puede dedicarse a la Torá y el trabajo, esta toma todo el entusiasmo y trabajamos sin ningún sabor o razón. «Y nos esparciste entre las naciones», lo que significa que todas las fuerzas de otorgamiento se dispersaron bajo el gobierno de la recepción, que se llaman «naciones».
«Vendiste tu pueblo a bajo precio», lo que significa que a pesar de que no hay placer en el trabajo de recepción, si tenemos que hacer un acto de otorgamiento, ya no hay fuerza alguna, porque ellas rigen. «Y no hay ganancia de su venta», lo que significa que no tenemos placer mientras hacemos cosas corpóreas, pero incluso cuando hay un atisbo de duda de que podría haber algún beneficio para el receptor entonces ya hay fuerza para trabajar. Y esto también es lo contrario: Si hay alguna sombra de duda que alguna Mitzvá (precepto) saldrá de ella, entonces ya el receptor domina.
El ocultamiento es tan grande que todo lo que es Lo Lishmá (no en Su nombre) puede hacerse, y algo que es Lishmá (en nombre de Ella) es tan repugnante, básico y despreciable que rechaza ese pensamiento hacia afuera con todas sus fuerzas porque la naturaleza del hombre no puede tolerar algo bajo.
Este es el significado de: «Nos haces una desgracia para nuestros vecinos, burlados y mofados por aquellos que nos rodean». Es decir, el deseo de recibir llamado «naciones que viven en nuestra vecindad», es decir, dentro del corazón, estas naciones se burlan y se mofan del trabajo Lishmá con todo tipo de burla hasta que no tenemos fuerza contra ellos.
De ello se desprende que, todos los esfuerzos son para caer en gracia ante los ojos del Creador y para tratar de oír la voz del Creador que dijo: «Por el bien de mis hermanos y compañeros, diré: “Que la paz sea en ti”». La voz del Creador con la que fuimos recompensados escuchar, mientras estamos juntos con la voz del viviente Arí, él está sin duda esforzándose a nuestro favor.
Todo lo que necesitamos es estar en guardia por lo que conoceremos nuestra mala situación que se acerca, por lo que no le pidamos al Creador lujos, sino simplemente una vida de santidad y «aquel que viene a purificarse es ayudado».
Por esto entenderemos las palabras, «un bastón y un pan son atados entre sí, y fueron dados desde el cielo». Deberíamos preguntar: «¿Estos no se contradicen uno al otro?».
El asunto es que, un «bastón» significa sufrimiento. Un bastón es solo para tiranizar, lo cual es sufrimiento, y un «pan» es el placer. Esto significa que la persona es recompensada con dos cosas juntas, lo que significa sentir el sabor del sufrimiento mientras trabaja Lo Lishmá, es decir, por las necesidades de recepción y saborea el placer al dedicarse al otorgamiento, y entonces las palabras «no volverán a la necedad», se harán realidad.
Firmo con una bendición y que podamos ser recompensados con la recepción de la Torá.
Baruj Shalom HaLevi Ashlag,
Hijo de Baal HaSulam