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Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

Carta 16

21 de diciembre de 1955

 Deja que un brote naciente sane y déjales decir que estoy en la delegación de Su Hacedor, volando entre los que vuelan, el hombre a quien el Superior asiste, nuestro glorificado maestro, Rav…

Recibí tu carta, y que el Creador ilumine, que nuestro camino sea el camino correcto y nosotros llevaremos al límite nuestra memoria para el día de la conmemoración. Entonces se nos entregará el Mojin de la memoria, que es bueno para limpiar el aire material, y respiraremos el aire sagrado, que es la vida verdadera y eterna.

Me gustaría añadir a lo que escribiste: «Estoy seguro de que si hubiera conocido al más grande hereje…», etc.

Sabemos que hay una costumbre, aplicada en todo el mundo, que no es bueno para un artesano de primera línea estar entre trabajadores incompetentes y aprender de sus acciones. Por ejemplo, cuando un zapatero está entre zapateros incompetentes, le dan a entender que no vale la pena hacer un buen zapato, sino hacerlo como salga, y que no vale la pena hacer un zapato bello y de calidad.

O un sastre, si es un experto, cuando está en una sociedad de sastres incompetentes, le dan a entender que no vale la pena esforzarse y trabajar para hacer las prendas agradables, pulcras y a la medida de su cliente. Entonces, debe ser cauteloso de no estar en contacto con ellos.

Pero cuando un constructor está entre sastres, no puede aprender de sus malas acciones porque no hay conexión entre ellos. Pero dentro de la misma profesión, cada uno debe cuidarse y estar en contacto solo con personas de corazón puro.

Según lo anterior, con cualquier persona que consideres un trabajador del Creador, debes estar en guardia y ver si es un buen profesional, es decir, que desea que su trabajo sea limpio y puro y su tendencia sea “por Su Nombre”.

En el último de los casos, debe saber que no es un buen trabajador y buscar consejo en su alma mediante el cual ser un trabajador capacitado, y no un trabajador ordinario que solo aspira a su salario. Un artesano bueno y profesional es uno que no considera la recompensa, sino que disfruta de su trabajo. Si, por ejemplo, un sastre profesional sabe que las prendas se ajustan a su cliente en cada punto, esto le aporta placer espiritual, más que el dinero que recibe.

Así, con personas que no son de tu profesión, no es importante si estás entre ellos, ya que tú te dedicas a la construcción y ellos se ocupan de la curtiembre. Y al buen entendedor, pocas palabras.

Pero con las personas que se dedican a la Torá y Mitzvot, que no son meticulosas en conservar las vestimentas a la medida de su propietario, solo tienen una mente que está en contra de la Torá, opuesta a la visión de la Torá. Y aquí debes estar siempre en guardia, con los ojos bien abiertos… y mantenerte bien alejado de esas personas, a distancia de un tiro de flecha.

Y no es así con las personas ordinarias. Por lo tanto, como no tienes contacto con las personas de Mizraji, no necesitas una vigilancia tan cuidadosa. Pero de las personas de Agudat Israel, ya hace falta cuidarse de ellos. Y con los Jasidim, necesitas aún mayor cuidado. Y con las personas que eran cercanas a Baal HaSulam necesitas mantener los ojos bien abiertos y en guardia.

Y en realidad, hay otro motivo para esto, (que nos explica el Arí y nos aclara Baal HaSulam en Talmud de las Diez Sefirot): En el mundo de Nekudim, Mélej HaDáat, que es el nivel de Kéter, que es el primer Mélej (rey), cayó más bajo que todos los Melajim (reyes) durante la ruptura. Esto es así, porque cuanto más grueso, aunque es también el más elevado cuando tiene un Masaj, es el peor cuando pierde el Masaj. Por esta razón, cae más bajo que todos los Melajim.

Y podemos interpretar estas palabras, para aquellos que caminan por la senda del Creador, tienen un deseo de recibir doble tanto para la corporalidad, así como para la espiritualidad, tal como dijeron nuestros sabios.

En consecuencia, aquellos que estaban cercanos a Baal HaSulam, mientras se apoyaban en él y estaban predispuestos, tenían un Masaj y Aviut (grosor). Pero ahora (luego del fallecimiento de Baal HaSulam) que no están comprometidos, no se anulan, y no tienen interés en hacer un Masaj, su trabajo por entero está en ser «Judíos hermosos» o «Rebes» (grandes rabinos). Así, esto es un Aviut sin un Masaj, y así naturalmente esto es lo que sale de ellos. Y para mí, son sospechosos en todo, y no hay nadie que los detenga. Y al buen entendedor, pocas palabras.

Estoy siendo breve porque no quiero tenerlos en mi pensamientos, ya que conoces la regla: «Uno está donde están sus pensamientos». Lo hago porque sé que amas saber la verdad, fui obligado en pensar sobre el caso de Aviut sin Masaj, que son del discernimiento de la ruptura de las vasijas, que aún no están sobre la vía en la que pueden ser clarificadas. Y que Dios se apiade.

Para entender el asunto más claramente, te daré un breve ejemplo: Se sabe que entre cada dos grados hay un discernimiento intermedio, que incluye los dos discernimientos juntos. Entre el estado inanimado y el vegetal hay un intermedio llamado «corales». Entre el vegetal y el animal, están las piedras del campo (o perro de campo), que es un animal que está atado a la tierra por el ombligo y se nutre de esta. Y entre el animal y el hablante, está el mono.

Por tanto, surge la pregunta: ¿Cuál es el intermedio entre verdad y mentira? ¿Cuál es el punto que está formado por ambos discernimientos juntos?

Antes de que lo aclare, añadiré otra regla: Es sabido que es imposible ver un objeto pequeño, y que es más fácil ver un objeto grande. Por lo tanto, cuando una persona se ocupa de pocas mentiras, no puede ver la verdad −que está caminando por un camino falso-. Es más, dice que está yendo por el camino de la verdad. Pero no hay mentira más grande que esa.

Y la razón es que no tiene suficientes mentiras para ver su verdadero estado. Pero cuando uno ha adquirido muchas mentiras, las mentiras crecen en él hasta tal punto que puede verlas si así lo desea. Resulta que, ahora que ve las mentiras −que está caminando por un camino falso− ve su verdadero estado.

En otras palabras, ve la verdad en su alma y cómo subir a la vía correcta.  De esto se deduce que este punto, que es un punto de verdad −que va por un camino falso− es el punto medio entre verdad y mentira. Este es el puente que conecta la verdad y la mentira. Este punto es el final de la mentira, y de aquí en adelante comienza el camino de la verdad.

Así, podemos entender lo que dijo Baal HaSulam, que para ser recompensados con Lishmá (en nombre de la Ella), primero necesitamos preparar el más grande Lo Lishmá (no en Su nombre), y entonces podemos llegar a Lishmá.

Y de manera similar, Lo Lishmá es llamado «mentira» y Lishmá es llamado «verdad». Cuando la mentira es pequeña y las Mitzvot y las buenas acciones son pocas, tiene un Lo Lishmá pequeño, y entonces no puede ver la verdad. Por tanto, en ese estado, dice que está caminando por el sendero bueno y verdadero, es decir, que trabaja en Lishmá.

Pero cuando se dedica de día y de noche a la Torá y Mitzvot en Lo Lishmá, entonces puede ver la verdad, ya que, mediante múltiples mentiras, su mentira aumenta y ve que en realidad está caminando por un sendero falso. Y entonces comienza a corregir sus acciones.

En otras palabras, entonces siente que todo lo que hace es solo en Lo Lishmá. Desde esta perspectiva, uno pasa al camino de la verdad, a Lishmá. Solo aquí, en este punto, comienza el asunto que «de Lo Lishmá se llega a Lishmá». Pero antes de eso, él argumenta que está trabajando en Lishmá, y, ¿cómo puede cambiar su estado y su comportamiento?

Por lo tanto, si uno es perezoso en su trabajo, no puede ver la verdad, que está inmerso en la falsedad. Pero al aumentar la Torá y Mitzvot con el fin de dar contento a Su Hacedor, entonces se puede ver la verdad: que está yendo por un camino falso, llamado Lo Lishmá. Y este es el punto medio entre la verdad y la mentira.

Por lo tanto, debemos fortalecernos en el camino del Creador tal como nos indicó Baal HaSulam, y fortalecernos con impetuosa seguridad en nuestro camino, de manera que cada día sean como nuevos para nosotros. Porque siempre necesitamos renovar nuestras bases, y así seremos recompensados con una estaca que nunca caerá, y entonces marcharemos hacia adelante.

Tu amigo, Baruj Shalom HaLevi Ashlag