<- Biblioteca de Cabalá
Seguir leyendo ->

Carta 13

Londres, 20 de octubre de 1955

A todos los alumnos, que el Señor esté con ustedes.

Recibí la carta de Rabí… y considero correcto... por lo que responderé a todas las preguntas en general, incluidas las de Rabí…

Está escrito en la Guemará: "un sabio se presentó ante Rabí Yojanan y dijo: ‘todo el que se dedica a la Torá y a la caridad, y sepulta a sus hijos, todos sus pecados son perdonados" (Brajot 5, 72). Esto significa que así como uno debe dedicarse a la Torá y a la caridad, debe también sepultar a sus hijos. De lo contrario, todas sus faltas no serán perdonadas. Me pregunto, ¿puede ser esto posible?

Y esto debe interpretarse de acuerdo con nuestro camino. El único trabajo que tenemos es invertir el recibimiento con el fin de otorgar. Esto va en contra de nuestra naturaleza y nuestro deseo. Sin embargo, se nos dio la virtud de la Torá y las Mitzvot (preceptos), mediante lo cual obtenemos el poder y la fuerza para someter nuestros cuerpos, de modo que todas nuestras intenciones sean para el Creador. Este es el asunto de dedicarse a la Torá a través de la Luz que hay en ella, así como participar en obras de caridad, que es el amor al prójimo. Por medio de ambos, podemos salir de la condición de recibimiento y ser merecedores de la condición de otorgamiento.

En ese sentido dice el que argumenta: “Ve y mira lo que hace la gente". Desde el día en que tengo conciencia, todos los grandes y famosos de nuestra generación no coinciden en que deberíamos hacer estos trabajos, y tampoco entendí lo que aprendí, que debemos ser verdaderos servidores del Creador con humildad. Es decir, que las buenas acciones están ocultas para las personas. En otras palabras, incluso si uno hace buenas acciones y se dedica a la Torá y las Mitzvot (debido a que no lo ven), la gente dice que eso no es trabajo y no es Torá, y que este no es el camino.

Resulta que cuando alguien se dedica a la Torá y a las Mitzvot, ellos no ven nada, porque no les gusta, y a esto se lo considera "humildad". De esto se dijo "y sepulta a sus hijos", es decir que todos los conceptos y los razonamientos que recibió y vio de su entorno, que contradicen el verdadero camino del Creador, él debe enterrarlos. En otras palabras, debe colocar todas esas percepciones bajo tierra. Pero esas percepciones también revivirán al final de la corrección. Esto significa que cuando sea merecedor de Lishmá (en nombre de la Torá) y someta su instinto, ellos recobrarán la vitalidad.

En otras palabras, en la medida en que le causaron esfuerzo y trabajo, y de acuerdo con el esfuerzo, merecen vitalidad y gratitud por haber interferido en el trabajo del Creador, y por ahora no es posible entretenerse con ellos, es decir, con los conceptos y los razonamientos que le molestan en el verdadero trabajo del Creador. Por el contrario, debe enterrarlos. Entonces se le perdonan todos sus pecados, que el asunto del pecado es el primer pecado, es decir, la fe por encima de la razón.

Siempre debemos tratar que la caída por parte de los que estorban no tome ni robe mucho tiempo, sino que inmediatamente se fortalezca y confíe en el Creador y ore desde "las profundidades". Es decir, cuando uno ha caído en un pozo profundo, "Señor, te invoqué". Con esto entendemos las palabras de nuestros antiguos sabios en Brajot: "Aba Binyamin dice: "Dos cosas que lamenté toda mi vida - haber rezado ante mi cama" - que en la Guemará interpretaron que esto significa al lado de mi cama - "y que mi cama esté situada entre el norte y el sur". Debemos entender por qué es tan difícil hacer esto, al punto de lamentarse por ello.

De acuerdo con lo anterior, entendemos que "mi cama" significa abajo, caída, de las palabras: "cayó abajo". Entonces se lamentó, no de la caída, ya que el camino del Señor está hecho de caídas y ascensos, sino que se lamenta por qué no es al lado de su cama. Es decir, cuando cae, quiere fortalecerse de inmediato y orar al Creador para que lo ayude.

Además, si debe caer, que es el estado de abajo, no debería estar al este o al oeste, que es la cara y la parte posterior, lo que se dijo sobre Jojmá, sino que su lecho debe colocarse entre el norte y el sur que es del lado derecho e izquierdo, que es Jasadim. Es decir, que la caída debe estar en el deseo de recibir en el estado de Liba (corazón), y no en el estado de Moja (mente), que se considera como Jojmá, ya que la Klipá (cascara) contra la mente se considera "Reflexionando sobre los comienzos". Pero el corazón solo peca en el "qué".

Y finalizaré con la Guemará: "Los residentes de Yehudá fueron meticulosos con sus palabras, y cumplieron con la Torá. Los residentes de Galilea no fueron meticulosos con sus palabras, y no cumplieron con la Torá" (Iruvin 4:53). En otras palabras, procuraron que todo lo que dijeron en la Torá y las Mitzvot fuera en la lengua sagrada, es decir, con palabras de otorgamiento. Mientras que los residentes de Galilea no fueron meticulosos, y dijeron que podían dedicarse a la Torá y las Mitzvot con la intención de recibir y ser competentes en la Mishná.

También podemos decir que la Torá de los residentes de Yehudá, que aprendieron del maestro, era verdadera, y que la Torá de los residentes de Galilea, que no aprendieron del maestro, era falsa. Deberíamos explicar que no hay diferencia entre la primera explicación y la segunda. Es decir, alguien que tiene un maestro, que es meticuloso con la lengua sagrada, es decir, con palabras de otorgamiento y humildad, y alguien que quiere aprender del resto de las lenguas, es decir, en el lenguaje de la recepción, significa que tiene dos maestros, uno de recepción y el otro es Baal HaSulam, que es el lenguaje de otorgamiento.

Espero que el Creador nos ayude, que confiemos en Él, que nos saque de las tinieblas y que seamos merecedores de adherirnos a Él por siempre.

Saludos a todos ustedes

Baruj Shalom HaLeví Ashlag, hijo de Baal HaSulam