Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
Carta 9
5 de agosto de 1955, Londres
Para los amigos, que vivan para siempre.
«Y fue luego que escucharan, las Mitzvot que la persona pisotea con los talones» (Yalkut).
Baal Hasulam interpretó que se trata de la fe y esto es algo ligero (fácil) ante los ojos del hombre, y lo pisotea con sus talones.
Para entender esto más claramente, aclararemos lo dicho por los sabios (Tanjumá): Y fue luego, es por lo escrito, «¿Por qué debería temer a los malos días, por la transgresión de mis talones que me rodea?» (Tehilim 49). Bendito sea el nombre santo del Creador, que le dio la Torá a Israel, con sus 613 Mitzvot (preceptos), ligeras (o fáciles) y severas. Y dado que hay Mitzvot ligeras que no son observadas por los hombres, sino que son arrojadas bajo sus talones, es decir, que son ligeras, por lo que David tuvo temor del día del juicio y dijo: Amo del mundo no temo a las Mitzvot severas de la Torá, porque son severas, temo a las Mitzvot ligeras, no sea que haya transgredido una de ellas, si la hice o no la hice por ser ligera. Tú has dicho: Ten cuidado de la Mitzvá ligera como de la severa, por lo que dijo: «¿Por qué debo temer a los malos días? Está escrito: “También tu esclavo es cuidadoso cumpliéndolos - gran talón”». Hasta aquí sus palabras.
Y uno debería preguntarse, se sabe que es más fácil observar las Mitzvot ligeras que las Mitzvot severas, significado de ligeras, que son más fáciles de cumplir y las severas son difíciles de cumplir. ¿Y por qué teme haber transgredido las Mitzvot que son fáciles de cumplir, más aún que las Mitzvot que son difíciles de cumplir? A esto nos dice el Midrash, como temía de las cosas ligeras, es que termina diciendo «También tu esclavo es cuidadoso cumpliéndolos - gran talón», es decir que necesitó de precaución y cuidado para observar las ligeras más que las severas.
Debe entenderse que con respecto a las ligeras y a las severas, el mundo determina a la que llamamos ligera y a la que llamamos severa, y como el mundo se adhiere a la exterioridad, es que lo importante es cuidarse de las acciones, ya que estas se le revelan a todos, en otras palabras, que cada persona puede medir y pesar cuantas acciones hizo en el día, cuántas horas dedicó al estudio de la Torá, y su amigo, al ver que el otro observa los preceptos y que se sienta estudiando la Torá durante varias horas, es que lo valora y respeta y -Dios no lo permita- cuando no ve que su amigo hace buenas acciones, es que ve que este llegó a un estado muy bajo y que está lejos de la Torá y del trabajo, ya que puede ver solamente lo que se le revela y por esto, a las acciones se las llama Mitzvot severas.
Esto es verdaderamente severo, ya que toda la cuestión de la Kedushá (santidad) es «Haremos y escucharemos», ya que lo principal es la acción, porque solamente el acto es el que lo lleva a oír, lo que llamamos, Lishmá, porque mediante Lo Lishmá, llegamos a Lishmá y sin acciones no se puede alcanzar ningún grado.
Es por eso que la opinión del mundo determinó que lo principal es el acto en sí y esto es lo más severo, ya que determinó que el pensamiento, es decir, la intención es algo que se toma a la ligera y es algo bajo, en otras palabras que no vale la pena perder el tiempo ni esforzarse en ello, ya que lo principal es la acción.
Y aunque la verdad que lo principal es la acción, es solamente debido a la Segulá (poder, virtud), es decir, el consejo más importante para alcanzar Lishmá, es la acción, sin embargo, es justamente por ello que el mundo abandonó el propósito deseado, que es el de hacer en nombre de los cielos, porque dedicarse a la Torá y sus Mitzvot tiene la Segulá de purificar el cuerpo para poder alcanzar así llegar Lishmá, pero ellos abandonaron la meta y el propósito y convirtieron a las acciones en la finalidad y esto es algo muy severo para ellos.
Y con respecto al pensamiento, que es la intención de que sea Lishmá, hicieron de esto algo «ligero», es decir, el que solamente se dedica a la Torá y las Mitzvot y no se interesa en esforzarse para tener la intención de Lishmá, lo consideran como alguien que cometió una transgresión ligera y que no conviene tomarse la molestia por ello, porque aunque si se esforzara en ello, nadie vería cuánto se esfuerza para que lo respeten, porque el mundo hace las cosas solamente en Lo Lishmá.
Y para que el mundo vaya por los caminos de Lo Lishmá, al comienzo del trabajo, fue necesario que no vean la verdad, es decir que no presten atención a esto en absoluto, por que esto es algo ligero por lo que no conviene trabajar, de lo contrario, al entrar al trabajo del Creador si viera desde un principio lo severo del asunto, como dijeron los maestros: «El que estudia Lo Lishmá es mejor que se le de vuelta la placenta», ¿quién querría entrar en el trabajo?
Y como no hay otra manera de entrar en Lishmá sino específicamente desde Lo Lishmá se llega a Lishmá, naturalmente había que ocultar la verdad y decir que la severidad del asunto es el acto y el pensamiento no es tan importante.
Al decir fácil se debe interpretar como ligereza, que no es tan importante y que lo severo es algo importante, y además se debe entender que fácil significa ligero, despreciable y bochornoso, es decir, que cuando la persona comienza a trabajar en la intención en el trabajo, esta es despreciable para la persona, ya que la intención principal debe ser la de ser recompensado con fe y la naturaleza humana considera al intelecto y no a lo que está por encima del intelecto.
El Midrash explica que cuando David dijo que teme a las Mitzvot ligeras, no vaya ser que haya transgredido a alguna de ellos, «si la hice o no la hice por ser ligeros» y Tú has dicho: Ten cuidado con las Mitzvot ligeras como con los severas, se debe entender cuál es la interpretación de «Si la hice o no la hice» ya que él debe saber si la hizo y ¿por qué no lo recuerda?
Sin embargo, como lo explicamos antes, que la ligereza con que es tomada se refiere a la intención de hacerlo en «Lishmá», sobre esto no tiene claro si su intención fue Lishmá, ya que con las Mitzvot severas, es decir, con respecto a las acciones, sé que me he cuidado, ya que todos saben que se deben cumplir.
Pero en lo que se refiere a la intención, no todos piensan en ello, ya que el mundo no se preocupa en cuidarse en que sean hechos con la intención de que sea en nombre de los cielos, por ello teme que su intención no sea la correcta y el Midrash concluye diciéndonos: «También tu esclavo es cuidadoso cumpliéndolos», es decir, a través del miedo que siente de seguir la mayoría, ya que ellos creen que la cuestión de la intención, aunque no sea la correcta, no es algo severo, «pero yo me obligué a mantener cautela, acerca de lo que se considera como talón», es decir, a la intención, que la opinión del mundo es el talón. Por lo tanto este fue merecedor de «Lishmá» por siempre, y que todas las acciones sean corregidas, incluso las acciones del pasado.
Y el significado es «Y fue luego, el precepto que el hombre pisoteó con sus talones», es decir que la mayoría de las personas piensa que no es una gran prohibición ni un gran castigo el hecho de tener cuidado en que la intención sea «Lishmá» y acerca de esta labor la persona se convierte en «Transgrede y cambia», de lo cual se dice que pisoteó con sus talones y no le presta atención a esto ya que la mayoría de las personas apoya esa opinión.
Pero debemos comprender que esa es la corrección del mundo que no vea la verdad. Porque no todos pueden seguir el camino de la verdad, como dijeron nuestros sabios: «uno solo sale a enseñar», esta es la razón por la cual no se muestra a la persona cuál es su verdadera situación en los caminos del Creador, es decir, que pueda dedicarse a la Torá y a las Mitzvot y que piense que toda su intención es en nombre de los cielos, como dijeron nuestros sabios: «La persona no ve que está en deuda», por lo cual la persona se juzga a sí misma siempre favorablemente.
Pero, quien está acostumbrado al trabajo y quiere ver la verdad para poder caminar por Sus senderos y todo lo que desea es corregir sus actos, entonces de acuerdo a su anhelo por la verdad, así exactamente, en la misma medida se le muestra desde el cielo su verdadera cualidad, cuan alejado está del trabajo «Lishmá», por lo cual debe estar en bajeza, ya que ve el mal en su interior más que cualquiera de sus contemporáneos. Porque nadie en el mundo entero ve la verdad, cómo están bajo el control del mal y aunque con el trabajo en nombre de los cielos aún no han comenzado, pero él sí ve que no tiene la capacidad de hacer nada en nombre de los cielos, y de por sí, siente que se separa del Creador.
Y se siente como muerto, porque se separa de la Vida de Vidas, ya que siente el gusto de la muerte porque de hecho está en lo más bajo, ya que no hay más bajeza que la del muerto, entonces grita: «Es preferible morir que vivir» porque al menos así no corromperá a la Torá y a las Mitzvot, es decir, no utilizará las cosas sagradas en beneficio propio, de lo contrario sentirá que usa los nombres sagrados para necesidades seculares.
Y, por esta razón, en la medida en que vaya por el camino de la verdad, de por sí, se vuelve despreciable. Por lo tanto, el que se enorgullece de ello es una señal de que aún no consiguió ver la verdad y por supuesto no hay bajeza mayor que esa, ya que así se deja controlar por la mentira.
Y algunos se jactan y enorgullecen de ver la verdad, a pesar de ver por sí mismo, que está por completo bajo el control del mal y no es capaz de hacer nada en nombre de los cielos y se puede apreciar que son peores que sus contemporáneos, de todas maneras ellos se enorgullecen al decir que tenemos la cualidad de ver la verdad. Cosa que no ocurre con otras personas que no ven la verdad y están bajo el control del mal. Y se regocijan y alegran en servir a la Torá y las Mitzvot, aunque realmente no lo hacen en Lishmá, «pero yo sí veo la verdad», por eso ellos se enorgullecen de ello y no sienten ninguna bajeza.
Esto se asemeja a un grupo de enfermos que ingresaron al hospital y los médicos determinaron que todos estaban enfermos de cáncer, Dios no lo permita. Y a uno de ellos el doctor le reveló y dijo: «hijo debes que saber lo que puedo hacer por ti ya que tienes cáncer» y el hombre dejó de lado sus preocupaciones y problemas, ya que sabe que tenía los días contados, que estaba sentenciado a muerte, Dios no lo permita, y que no tenía nada más que hacer que rezarle al Creador.
Pero aquellos a los que el médico no les reveló que tienen cáncer, se regocijan, están felices, disfrutan de la vida y en cuanto la enfermedad no les molesta, ellos piensan que saldrán de inmediato del hospital, regresarán a sus hogares y harán un banquete, ya que sienten que ya están sanos e íntegros.
Y, ciertamente, no se le ocurrirá a la persona que sabe que tiene cáncer, enorgullecerse y decir que él es más importante que ellos, es decir que tiene mayor vitalidad y más alegría por saber que tiene cáncer. Porque vemos instintivamente, que el que tiene esa enfermedad, ya no se preocupa por nada ni le interesa nada, ya que solo tiene una preocupación, cómo deshacerse del cáncer.
Y es imposible para él participar de la alegría del resto de los enfermos, que no saben que tienen esa enfermedad y que eso que el médico los liberó del hospital, no es porque estuvieran sanos sino porque el médico no tiene cura para su enfermedad y ellos piensan que la razón por la cual fueron liberados del hospital fue porque están sanos.
Lo mismo ocurre en el trabajo en nombre de los cielos, ya que el que ve que el mal está en su interior en todo su vigor, que desde el cielo le revelaron la verdad y que no hay cura para su enfermedad, solamente el Creador puede ayudarlo. Como dijeron los sabios: «El instinto del hombre lo supera a cada día, si no fuera por el Creador que lo ayuda, no podría prevalecer», no tiene razón para estar orgulloso del hecho de que a él se le reveló la verdad y a los demás no, como la alegoría anterior.
Por lo tanto, la inferioridad que siente el hombre, demuestra cómo él va por los caminos de la verdad y solo entonces, cuando se ve la verdad, entonces se puede elevar una sincera plegaria desde el fondo del corazón, porque solo entonces puede decir: Amo del mundo, si no me ayudas, no veo que nadie pueda hacerlo, para poder salir del amor propio y ser merecedor de las fuerzas de otorgamiento y de la fe en el Creador.
Por lo tanto el orden es el siguiente, el hombre debe comenzar el trabajo en «Lo Lishmá» y luego debe intentar ser merecedor de ir por los caminos de la verdad y así llegar a «Lishmá».
Y esto es lo dicho según Rashi con respecto a Yaakov, que se preparó para un obsequio, para una plegaria y para la guerra, y se debe preguntar: ¿por qué Yaakov le va a dar un obsequio al Esav que lleva dentro y por qué se tiene que dar un obsequio al mal que lleva dentro de sí?
Pero, como dijimos anteriormente, al comenzar el trabajo de «Lo Lishmá», es decir, cuando se comienza el trabajo sagrado, entonces prometemos al cuerpo que en este trabajo se obtienen muchos beneficios, y que el cuerpo disfrutará de dedicarse a la Torá y las Mitzvot. Porque dicen que recibirá «Lo Lishmá» de forma general. Es decir, todo cuerpo tiene su tipo de pasiones, uno dinero, otro honores, etc., a esto se lo llama obsequio, luego la plegaria, se comienza a orar al Creador para que le revele la verdad, para ver cuál es su verdadero estado, cuán lejos está de trabajar Lishmá. Y es allí donde comienza la guerra, es decir, que no quiere dar al cuerpo ninguna retribución por su trabajo en la Torá y las Mitzvot.
Hasta que desde el cielo se compadecen y le dan al hombre su regalo. Que tenga fe y sea merecedor de servir al Rey y que sienta que solo por eso vale la pena vivir y que tenga la capacidad de decir, así como dijeron los sabios: «Es preferible una hora de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo, que toda una vida en el mundo venidero».
Lo que resulta de todo esto es el acto y a esto se lo define como algo severo y se llama Lo Lishmá, luego hay que cuidarse de las cosas ligeras, es decir, de la intención que sea Lishmá y la señal de esto es la bajeza, porque el que ve su bajeza, ve que está caminando por el camino que lleva a trabajar Lishmá y gracias a ello puede elevar una verdadera plegaria desde el fondo de su corazón, ya que ve que nadie puede ayudarle excepto el mismo Creador, como la explicación dada por el Baal HaSulam acerca de la redención de Egipto «Yo y no un enviado» ya que todos vieron que solo el mismísimo Creador los salvó del dominio del mal.
Y cuando uno es recompensado del trabajo en Lishmá, ciertamente, no hay de qué enorgullecerse, porque que se ve entonces que eso es un regalo del Creador y no por «Mi fuerza y el poder de mi mano», y no hay mano alguna que lo ayude, entonces siente su bajeza y es placer maravilloso e ilimitado servir al Rey y que sin Su ayuda, la persona no está de acuerdo en hacerlo y no hay mayor bajeza que esa.
Que el Creador nos ayude a ser merecedores de servir al Rey en el camino de la verdad.
Baruj Shalom Ashlag.
Hijo de Baal HaSulam.