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Baal HaSulam / Introducción al estudio de la diez Sefirot (TES)

Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)

Introducción al estudio de la diez Sefirot (TES)

1) Al comienzo de mis palabras, tengo una gran necesidad de hacer estallar el muro de hierro que nos separa de la Sabiduría de la Cabalá, desde la destrucción del Templo en adelante, hasta nuestra generación. Lo cual nos ha producido una pesadez muy severa y despierta el temor de que sea olvidada por Israel.

Sin embargo, cuando empiezo a hablarle al corazón de alguien acerca de dedicarse a este estudio, su primera pregunta es: «¿Por qué tengo que saber cuántos ángeles hay en el cielo, y cuáles son sus nombres? ¿Acaso no podré observar la Torá en todos sus detalles y especificaciones, sin estos conocimientos?».

En segundo lugar, cuestionará: «Los sabios ya han determinado que primero uno debe llenarse la panza con Mishná y Halajá (Shas y Poskim). Entonces, ¿quién puede engañarse a sí mismo afirmando que ya completó toda la Torá revelada, y que solo le falta la sabiduría de lo oculto?».

Tercero: tiene miedo de perder por dedicarse a esto, ya que han habido incidentes de desviaciones del camino de la Torá debido a la dedicación a la Cabalá. Por lo tanto, ¿para qué necesito este problema? ¿Quién es tan tonto como para ponerse en peligro sin ninguna razón?

Cuarto: Incluso aquellos que aprecian este estudio lo dejan en manos de los hombres sagrados, servidores del Creador, y acaso, ¿no es que «no todo aquel que desea tomar al Señor puede venir y tomar»?

Quinto y principal: que cuando hay una duda se hace lo que hace el pueblo, y mis ojos ven que todos los que estudian la Torá en mi generación piensan como yo y se abstienen del estudio de lo oculto e incluso recomiendan a los que les consultan que, indudablemente, sería mejor estudiar una página de la Guemará, en vez de dedicarse a esto.

2) De hecho, si ponemos atención en responder una cuestión muy conocida, estoy seguro que todas estas preguntas y dudas desaparecerían del horizonte, y que cuando volviéramos la mirada hacia ellas, encontraríamos que se han disipado. Esta irritante pregunta la cual se hacen todas las personas del mundo es: «¿Cuál es el propósito de nuestra vida?». En otras palabras, estos numerosos años de nuestra vida que nos cuestan tan caros, o sea, las numerosas penas y tormentos que sufrimos por ellos, para completarlos hasta que llegue su fin, ¿quién es el que los disfruta? O más precisamente, yo, ¿a quién le proporciono placer?

A decir verdad, los investigadores de las distintas generaciones se han hastiado de considerarlo y ni que hablar de nuestra época, en la que nadie desea ni siquiera traerlo a la mente. Sin embargo, la esencia de la pregunta sigue en pie tan amarga y vehemente como siempre, y a veces nos agarra de sorpresa, picotea en nuestra mente y nos humilla hasta el polvo antes de que logremos encontrar la conocida artimaña, de fluir sin razón en las corrientes de la vida, tal como ayer.

3) De hecho, a la resolución de este enigma se refirió el versículo: «Prueben y vean que el Señor es bueno», porque aquellos que cumplen la Torá y Mitzvot como es debido, son los que prueban el sabor (o sentido) de la vida y son quienes ven y testifican que el Señor es bueno, como dicen nuestros sabios, que Él creó los mundos para beneficiar a Sus criaturas, ya que la conducta del bueno es hacer el bien.

No obstante, aquel que no ha probado, la vida de observación de Torá y Mitzvot, no puede comprender ni sentir que «el Señor es bueno», como dicen nuestros sabios, que el único propósito del Creador en crearlo, era únicamente para beneficiarlo.

Por lo tanto, no tenemos otro consejo más que cumplir la Torá y Mitzvot como es debido.

Acerca de ello está escrito en la Torá (Parashat Nitzavim): «Mira, hoy entregué ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal». Es decir que, antes de entregar la Torá, solo teníamos la muerte y el mal ante nosotros. Esto significa que, como dijeron nuestros sabios: «Los malvados en su vida son llamados muertos». Esto es así porque su muerte es mejor que su vida, ya que el dolor y el sufrimiento que soportan para lograr su sustento son mucho mayores que el pequeño placer que sienten en esta vida.

Sin embargo, ahora que se nos ha concedido la Torá y las Mitzvot, por cuyo cumplimiento obtenemos la verdadera vida, que da felicidad y alegría a aquellos que la adquieren, como está escrito: «Prueben y vean que el Señor es bueno». Es por eso que está escrito: «Miren, hoy entregué ante ustedes la vida y el bien», lo que no tenían de modo alguno, previo a la entrega de la Torá.

La escritura concluye con: «Y escoge la vida, para que vivas tú y tu descendencia». Aparentemente, hay aquí una redundancia: «Escoge la vida, para que vivas». Sin embargo, se refiere a una vida observando la Torá y las Mitzvot, que es cuando realmente se vive. Por el contrario, una vida sin Torá y Mitzvot es más dura que la muerte.

A eso se refieren nuestros sabios con las palabras: «Los malvados en sus vidas son llamados muertos». También está escrito: «Para que vivas tú y tu descendencia». Es decir que una vida sin Torá no solo no proporciona placer a esas personas, sino que tampoco se puede deleitar a otros. O sea, que tampoco encuentra satisfacción con sus hijos, ya que también la vida de sus descendientes es más dura que la muerte. Y entonces, ¿qué regalo les hereda?

Por el contrario, quien vive en la Torá y Mitzvot, no sólo es recompensado con disfrutar de su propia vida, sino que está feliz de tener hijos y heredarles esta buena vida. Este es el significado del escrito: «Para que vivas tú y tu descendencia», porque recibe un placer adicional en la vida de sus hijos, de la cual fue causa.

4) De lo mencionado, puedes entender las palabras de nuestros sabios sobre el versículo, «escoge la vida». Declarando: «Yo les digo que escojan la parte de la vida, igual que un hombre que le dice a su hijo: “Elige para ti una buena parte en mi tierra”. Lo coloca en la parte buena y le dice: “Selecciona esto para ti”».

Al respecto está escrito: «Oh, Señor, eres la porción de mi herencia y de mi copa, Tú guardas mi destino. Tú colocaste mi mano en la buena fortuna, al decir: “Toma esto para ti”». Las palabras son aparentemente confusas porque el versículo dice: «Escoge la vida», lo cual significa que el hombre elige por sí mismo. Sin embargo, dicen ellos, que Él lo coloca en la parte buena. Entonces ¿No tiene otra opción? Aún más, dicen que el Creador pone la mano del hombre en el buen destino. Y esto es muy asombroso, porque si es así, ¿dónde está la elección del hombre?

Ahora podemos comprender el verdadero significado de sus palabras que, de hecho, es verdad que el Creador mismo pone la mano del hombre en el buen destino, dándole una vida de placer y deleite dentro de la vida material, llena de tormento y dolor y desprovista todo de contenido. Una vida, de la que inevitablemente se escaparía si viera, aunque sea a través de las grietas, un lugar de tranquilidad para refugiarse de esta vida que es más dura que la muerte. O sea que no hay una toma de mano mayor que ésta, de parte de Él.

La elección del hombre se refiere solo al fortalecimiento. Esto es debido a que, ciertamente hay aquí un gran trabajo y esfuerzo, antes de que purifique su cuerpo y pueda observar la Torá y Mitzvot como es debido, es decir, no para complacerse a sí mismo, sino para otorgar contento a su Hacedor, que se denomina «Lishmá» (lit. En nombre de la Torá). Ya que solo de esta manera se logra una vida de felicidad y deleite que viene acompañada a la observación de la Torá.

Sin embargo, antes de llegar a esa purificación, se encuentra la elección, ciertamente, de fortalecerse en el buen camino con toda clase de medios y artimañas. Y hará todo lo que esté a su alcance, hasta que complete el trabajo de purificación, sin caerse bajo su carga a mitad de camino, Dios no lo permita.

5) De acuerdo con lo explicado anteriormente, entenderás las palabras de nuestros sabios en el Tratado Avot: «Así es el camino de la Torá: pan con sal comerás, un poco de agua beberás, en el suelo dormirás, una vida afligida llevarás, y en la Torá te esfuerzas. Si así lo haces, serás feliz y estarás bien. Serás feliz en este mundo y estarás bien en el mundo por venir».

Debemos preguntarnos acerca de estas palabras: ¿En qué medida la sabiduría de la Torá es diferente del resto de las sabidurías del mundo, que no requieren una vida de ascetismo y aflicción, sino que el esfuerzo en sí mismo es ya suficiente para adquirirlas? ¿Y aun cuando nos esforcemos extensamente en la sabiduría de la Torá, todavía no es suficiente para conseguirla, salvo a través de la mortificación de «pan con sal y una vida afligida»?

El final de las palabras es aún más sorprendente: «Si así lo haces, serás feliz en este mundo, y estarás bien en el mundo por venir», porque en la plenitud del mundo por venir, es posible que esté bien. Pero en este mundo, en el que me mortifico comiendo, bebiendo, durmiendo, y viviendo una vida afligida, ¿podría decirse sobre una vida como ésta «feliz en este mundo»? ¿Acaso así se le llama a una vida feliz en este mundo?

6) Sin embargo, de acuerdo con lo que se explicó anteriormente, que es imposible llegar a la práctica correcta de la Torá y Mitzvot, en su estricta condición de proporcionar contento a su Hacedor y no para su propio placer, salvo por medio de un gran trabajo y esfuerzo en la purificación del cuerpo.

La primera artimaña es acostumbrarse a no recibir nada para complacerse, incluso en las cosas permitidas y necesarias para la existencia corporal, como comer, beber, dormir y otras necesidades como estas. De tal manera que se retire completamente de cualquier placer que necesariamente acompaña la satisfacción al colmar el propio sustento, hasta que llegue a vivir una vida afligida, en su sentido literal.

Luego que se haya acostumbrado a eso y que su cuerpo ya no posee ningún deseo de recibir placer para sí mismo, se le hará posible cumplir la Torá y Mitzvot también, de esa manera, o sea, para proporcionar contento a su Hacedor y no para sí mismo, en absoluto.

Cuando lo alcanza, logra saborear una vida feliz, llena de deleite y todo lo mejor, sin ninguna aflicción, la cual se revela en la práctica de la Torá y Mitzvot Lishmá (lit. En nombre de la Torá). Es como dice Rabí Meir (Avot 86): «Todo aquel que se dedica a la Torá Lishmá, obtiene muchas cosas. Más aún, el mundo entero le es provechoso, y los secretos de la Torá se le revelan y se vuelve como un manantial que crece».

Es acerca de él que dice el versículo: «Prueben y vean que el Señor es bueno», ya que aquel que prueba el sabor de la práctica de la Torá y Mitzvot Lishmá, es el recompensado y ve por sí mismo la Intención de la Creación, que es hacer solo el bien a Sus creaciones, ya que la conducta del bueno es hacer el bien. Entonces, se alegra y se regocija en el número de años de vida que el Creador le concedió, y el mundo entero le es provechoso.

7) Ahora puedes comprender las dos caras de la moneda, de la práctica de Torá y Mitzvot:

En una cara está el camino de la Torá, es decir, la extensa preparación que el hombre debe hacer para purificar su cuerpo antes que sea recompensado con el cumplimiento de Torá y Mitzvot.

En ese estado practica necesariamente Torá y Mitzvot en Lo Lishmá (no en Su nombre), pero mezclado con placer para sí mismo. Esto es porque él no ha alcanzado a purificar y limpiar su cuerpo del deseo de recibir placer de las vanidades de este mundo. Es en ese momento que uno debe vivir una vida afligida y esforzarse en la Torá, como está escrito en la Mishná.

No obstante, después que finalizó y completó el camino de la Torá, ha purificado su cuerpo, y está listo para observar Torá y Mitzvot Lishmá, para otorgar contento a su Hacedor, llega al otro lado de la moneda. Ésta es la vida de placer y gran tranquilidad sobre la cual era la intención de la creación «de hacer el bien a Sus creaciones», es decir la vida más feliz posible en este mundo y en el mundo por venir.

8) Ahora queda clara la gran diferencia entre la sabiduría de la Torá y el resto de las sabidurías del mundo: Adquiriendo las otras enseñanzas no se beneficia en absoluto la vida en este mundo. Esto se debe a que estas no proporcionan ni una mera recompensa por los tormentos y sufrimientos que uno padece durante todos los días de su vida. Por consiguiente, uno no necesita corregir su cuerpo, el trabajo que uno proporciona a cambio de esas sabidurías es absolutamente suficiente, al igual que todas las posesiones mundanas adquiridas a cambio de trabajo y esfuerzo.

En cambio, dedicarse a la Torá y Mitzvot, que todo su propósito es capacitar al hombre para que sea digno de recibir todo el bien que hay en la intención de la creación, «de beneficiar a Sus creaciones». Entonces, necesariamente se debe purificar su cuerpo para ser digno y merecedor de esa bondad Divina.

9) Esto también aclara a fondo las palabras de la Mishná: «Si lo haces, serás feliz en este mundo». Precisaron esto con la intención deliberada de indicar que una vida feliz en este mundo, está lista únicamente para aquel que ha completado el camino de la Torá. Así, la cuestión de la mortificación al comer, beber, dormir y una vida afligida que son mencionados allí, solo perdura mientras se encuentra en el camino de la Torá. Este es el motivo por el cual fueron precisos y dijeron; «Así es el camino de la Torá».

Cuando uno completa este camino de Lo Lishmá a través de una vida afligida y mortificada, la Mishná concluye «feliz en este mundo». Esto es porque adquirirá esa felicidad y benevolencia que se encuentra en la intención de la creación y el mundo entero será provechoso para ti, es decir, incluyendo a este mundo y, ciertamente, al mundo por venir.

10) El Zóhar (Bereshit) comenta acerca del verso: «Y dijo Dios: “Hágase la Luz”, y que haya Luz. Que haya Luz en este mundo y que haya Luz para el mundo por venir». Esto significa que Ma’asé Bereshit (la obra del principio de la creación) fueron creados en su completa estatura y forma, es decir, en su completa gloria y perfección. En efecto, la Luz que fue creada en el primer día llegó en toda su perfección, que también contiene la vida de este mundo, en absoluto agrado y apacibilidad, en la misma medida expresada en las palabras «Haya luz».

Sin embargo, para preparar un lugar de elección y trabajo, Él se paró y lo ocultó para los justos, para el futuro por venir, como dicen nuestros sabios. En consecuencia, dicen en su lengua pura «Haya Luz para este mundo». Sin embargo, no quedó así, sino que «y haya Luz para el mundo por venir». En otras palabras, aquellos que se dedican a la Torá y Mitzvot Lishmá, solo lo obtienen en el futuro por venir, o sea, en el futuro que vendrá después de finalizar la purificación de su cuerpo en el camino de la Torá, y es provechoso darles esa gran Luz en este mundo también, como dicen nuestros sabios: «verás tu mundo durante tu vida».

11) Sin embargo, encontramos y vemos en las palabras de los sabios del Talmud, que ellos nos han atenuado el camino de la Torá, más que los sabios de la Mishná. Esto se debe a que dijeron, «El hombre siempre debe ocuparse de la Torá y Mitzvot, aun en Lo Lishmá, y de Lo Lishmá llegará a Lishmá, porque la Luz en ella lo reforma».

Así, nos han brindado un nuevo medio en vez del ascetismo presentado en la Mishná (Avot) citada anteriormente, que es «La Luz en la Torá», que tiene la fuerza suficiente para reformarlo y llevarlo a que pueda observar la Torá y Mitzvot Lishmá. Ya que no mencionaron allí ninguna mortificación, sino que es suficiente ya con únicamente dedicarse a la Torá y Mitzvot, para proveer la Luz que reforma, y que pueda ocuparse de la Torá y Mitzvot para otorgar contento a su Hacedor y no para su propio placer, esto se denomina «Lishmá».

12) A pesar de eso, debemos cuestionar sus palabras. Después de todo, hemos encontrado varios estudiantes cuya práctica en la Torá no les ayudó a llegar a Lishmá a través de la Luz contenida en ella. De hecho, observar la Torá y Mitzvot en Lo Lishmá significa que él cree en el Creador, en la Torá y en la recompensa y el castigo, e incluso se compromete en la Torá porque el Creador lo ordenó, pero asocia su propio placer con proporcionar contento a su Hacedor.

Si después de todo el esfuerzo en la práctica de la Torá y Mitzvot se da cuenta que no le ha llegado ningún placer o beneficio propio, a través de este gran esfuerzo y afán, lamentará haber hecho todos estos esfuerzos, ya que se ha engañado a sí mismo, desde un principio, pensando que disfrutaría su esfuerzo, a lo que se denomina Lo Lishmá.

No obstante, nuestros sabios permitieron el inicio de la práctica en la Torá y Mitzvot en Lo Lishmá, porque de Lo Lishmá se llega a Lishmá. Aun así, no hay duda de que, si este practicante no ha sido recompensado la fe en el Creador y en Su Torá, sino que todavía se debate en la duda, no es sobre él que nuestros sabios dicen «de Lo Lishmá llegará a Lishmá». Y no es acerca de él que dijeron que «dedicándose a ella, la Luz en ella los reformará». Porque la Luz en la Torá solo ilumina a los que tienen fe.

Más aún, la medida de esa Luz es la misma medida que su fuerza de fe. Pero para los carentes de fe es lo contrario, como está escrito (Shabat 88): «Para los que van por la izquierda en ella, es la poción de muerte», porque reciben oscuridad de la Torá y sus ojos se enceguecen.

13) Los sabios ya han presentado una bella alegoría sobre el versículo: «¡Ay, de los que anhelan el día del Señor! ¿Para qué necesitan el día del Señor? Es oscuridad, y no Luz» (Amós 5). La alegoría es sobre un gallo y un murciélago que estaban esperando la Luz. El gallo le dijo al murciélago: «Yo espero la Luz porque la Luz es mía, pero tú, ¿para qué necesitas la Luz?» (Sanhedrín 98,72).

Claramente, esos estudiantes que no fueron recompensados con llegar de Lo Lishmá a Lishmá debido a su falta de fe, no recibieron ninguna Luz de la Torá, y por lo tanto, caminan en la oscuridad y morirán sin sabiduría.

Pero aquéllos que han alcanzado la fe completa, tienen garantizado en las palabras de nuestros sabios, que dedicándose a la Torá aun de manera Lo Lishmá, la Luz en ella los reformará, y lograrán la Torá Lishmá, aun sin tener que experimentar previamente, una vida de aflicción y dolor, lo que traerá una vida buena y feliz en este mundo y en el próximo. Es sobre ellos que dice el versículo: «Entonces te deleitarás en el Señor, y te haré montar sobre las alturas de la tierra».

14) Preocupado por este asunto, una vez interpreté el dicho de nuestros sabios: «Aquel cuya Torá es su oficio», que la medida de su fe se manifiesta por su práctica de la Torá porque las letras Omanutó (su oficio/arte) son las mismas que las letras de la palabra Emunató (su fe).

Es como una persona que confía en su amigo y le presta dinero. Él puede confiar en su amigo hasta una moneda, pero si le pidiera dos monedas podría negarse a prestar. También podría confiar en él por cien monedas, pero no más. También podría confiar en él y prestarle la mitad de sus bienes, pero no todos sus bienes. Finalmente, podría confiar todos sus bienes sin una pizca de miedo. Y esta última fe, es considerada «fe completa», pero las formas previas son consideradas «fe incompleta», o sea, es fe parcial, ya sea mayor o menor.

De modo semejante, el hombre, según la medida de su fe en el Creador, le asigna solo una hora por día para practicar la Torá y su labor. Otro le asigna dos horas, de acuerdo a la medida de su fe en el Creador. El tercero no descuida un solo momento de su tiempo libre sin dedicarlo a la Torá y su labor. Es decir, solo la fe del último es completa, ya que confía en el Creador con todos sus bienes. La fe de los anteriores, sin embargo, todavía es incompleta.

15) Así queda completamente claro, que el hombre no debe esperar que el dedicarse a la Torá y Mitzvot en Lo Lishmá lo lleve a Lishmá, excepto cuando sepa en su alma que ha alcanzado la fe en el Creador y en Su Torá, apropiadamente. Puesto que entonces, la Luz en ella lo corregirá, y alcanzará el día del Señor, que es todo Luz. Porque la Kedushá (Santidad) de la fe purifica los ojos del hombre para que disfruten de Su Luz, hasta que la Luz contenida en la Torá lo reforme.

No obstante, aquellos faltos de fe, son como murciélagos que no pueden mirar la luz del día, porque la luz del día se les convierte en una oscuridad más terrible que la oscuridad de la noche, ya que solo se alimentan en la oscuridad de la noche.

De esta manera, los ojos de aquellos que carecen de fe son cegados por la Luz del Creador. Como consecuencia, la Luz se les convierte en oscuridad, y la poción de vida se les convierte en una poción de muerte. Es sobre ellos que dicen las escrituras: «¡Ay, de los que anhelan el día del Señor! ¿Para qué necesitan el día del Señor? Es oscuridad y no Luz». Porque antes deben completarse con la fe completa.

16) Esto responde además, otra cuestión en las Tosafot (Taanit .Página 7): «Todo aquel que practica Torá Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de vida. Y todo aquel que practica Torá en Lo Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de muerte». Ellos preguntaron: «Sin embargo, está dicho que “uno siempre tiene que practicar la Torá, aunque sea en Lo Lishmá, porque de Lo Lishmá llegará a Lishmá”».

De acuerdo a lo explicado más arriba, hay que dividirlo en una forma sencilla: Quien se dedica a la Torá por la Mitzvá del estudio de la Torá y cree en la recompensa y el castigo, solo que asocia el placer y el beneficio propio con la intención de dar contento a su Hacedor, por eso la Luz de la Torá lo corregirá y llegará a Lishmá. En el caso de quien estudia no por causa de la Mitzvá de estudiar la Torá, porque no cree en la recompensa y el castigo lo suficiente como para esforzarse tanto por ella, sino que se esfuerza solo para su propio placer, por lo tanto su Torá se le convierte en una poción de muerte, porque la Luz en ella se le ha convertido en oscuridad.

17) Por lo tanto, el estudiante se compromete antes de comenzar a estudiar, a fortalecer su fe en el Creador y en Su supervisión de recompensa y castigo, como dijeron nuestros sabios: «Leal es el dueño de tu labor, que te pagará la recompensa por tus acciones». Y apuntará que su esfuerzo sea para la Mitzvá de la Torá y de esa manera, será recompensado con disfrutar de la Luz contenida en ella, de tal manera que también su fe se fortalecerá y crecerá a través del poder de esta Luz, como está escrito: «Medicina será esto para tu ombligo, y poción para tus huesos» (Proverbios 3: 8).

Entonces, ciertamente, estará seguro en su corazón que de Lo Lishmá llegará a Lishmá. De tal forma que, incluso quien reconoce en sí mismo que aún no ha adquirido la fe, tiene también la esperanza, a través de su dedicación a la Torá. Porque si pone su corazón y su mente en adquirir la fe en el Creador a través de ella, ya no tienes ninguna Mitzvá mayor que esa, como dijeron nuestros sabios: «Llegó Habakuk y lo redujo a una sola cosa: "el justo en su fe vivirá"» (Makot 24).

Más aún, no tiene ningún otro consejo aparte de este, como hemos aprendido: «Dijo Rabá, Job pidió librar al mundo entero del juicio. Dijo ante Él: Oh Señor, Tú has creado a los justos, Tú has creado a los malvados, ¿quién puede detenerte?».

Rashi interpreta allí: «Tú has creado a los justos por medio de la buena inclinación, Tú has creado a los malvados por medio de la mala inclinación. Entonces, no hay nadie que se salve de Tu mano, porque ¿quién puede detenerte? Los pecadores son coaccionados». Y ¿qué respondieron los amigos de Job? «Tú también infringes el temor, y menoscabas la oración ante el Creador Bendito. El Creador ha creado la mala inclinación, y le ha creado la Torá, como condimento» (Job 15.4).

Rashi interpreta aquí: «Le creó la Torá, que es un condimento», ya que anula «los pensamientos de trasgresión», como está escrito (en Maséjet Kidushin): «Si te ha dañado este villano, llévalo al lugar de estudio. Si es una piedra, se ablandará. Entonces, no están coaccionados, ya que pueden salvarse a sí mismos».

18) Claramente, no pueden librarse del juicio, si dicen que recibieron ese condimento, y todavía tienen pensamientos transgresores. O sea, que todavía están en la duda y la mala inclinación no se ha ablandado. Esto es porque el Creador que creó y le dio a la mala inclinación todo su vigor, evidentemente supo también crear el remedio y el condimento capaces de agotar el poder de la mala inclinación y erradicarla completamente.

Si alguien practica la Torá y no tuvo éxito en remover la mala inclinación de sí mismo, es, o porque fue negligente en dar el esfuerzo y trabajo obligatorio para la práctica de la Torá, como está dicho: «No me esforcé y encontré, no lo creas», o puede ser que hayan completado la «cantidad» de esfuerzo necesaria, pero han sido negligentes en la «calidad».

Es decir, que mientras se ocupaban de la Torá no pusieron su mente y su corazón, en lograr atraer la Luz de la Torá, que trae la fe al corazón del hombre. Más bien, se han distraído del cumplimiento de aquel requisito esencial, exigido por la Torá, que es la Luz, que lleva a la fe. Y aunque al principio habían tenido esa intención, sus mentes se distrajeron de ello durante el estudio.

De todos modos, uno no puede librarse de la culpa, argumentando que fueron coaccionados, basándose en que nuestros sabios establecieron estrictamente: «He creado la inclinación al mal, le He creado la Torá como condimento». Porque si hubiera alguna excepción en eso, entonces el cuestionamiento de Job permanecería válido.

19) A través de todo lo aclarado hasta aquí, he removido un gran reclamo de aquellos que se asombran de las palabras de Rabí Jaim Vital en su Introducción a «Shaar HaHakdamot» (La Puerta de las Introducciones) del ARI, y en la introducción al Árbol de la Vida, en donde dice lo siguiente: «Por cierto, el hombre no debería decir: “Iré y me dedicaré a la Sabiduría de la Cabalá”, antes de dedicarse a la Torá, la Mishná y el Talmud. Porque ya han dicho nuestros sabios, que “el hombre no entre en el PaRDéS, a menos que haya llenado su panza con carne y vino”».

Ya que esto será parecido a un alma sin cuerpo, que no tiene ninguna recompensa y acto y cuentas, hasta que se vincula dentro del cuerpo, siendo este, pleno y completamente corregido en las Mitzvot de la Torá, en las 613 Mitzvot.

Por el contrario, cuando se involucra en la Sabiduría de la Mishná y el Talmud Babilónico y no dedica una parte a los secretos de la Torá y sus secretos, esto es parecido a un cuerpo sentado en la oscuridad, sin el alma del hombre, que es la vela del Señor, que ilumine dentro de él. De modo que permanece un cuerpo seco que no respira de la fuente de vida.

De modo, que un discípulo sabio que practica Torá Lishmá, primero debe dedicarse a la Sabiduría de la Mikrá, Mishná y el Talmud, tanto como su mente pueda tolerar, y luego ocuparse en conocer a su Hacedor, en la Sabiduría de la Verdad.

Es como el Rey David ordenó a su hijo Shlomó: «Conoce al Dios de tu padre y sírvelo». Si esa persona encontrara pesado y difícil el estudio del Talmud, es mejor que retire su mano de él, ya que ha probado su suerte en esta sabiduría, y que se dedique a la Sabiduría de la Verdad.

Sobre ello está escrito: «De ahí que un estudiante que no ha visto una buena señal en su estudio, dentro de cinco años, tampoco la verá después (Julín Página 24). Sin embargo, todo aquel a quien el estudio le resulta fácil, debe dedicar una parte del día, una o dos horas, al estudio de la Halajá (Código de leyes judío) y explicar e interpretar las preguntas que surgen en la Halajá literal». Hasta aquí lo escrito por él, palabra por palabra.

20) A primera vista sus palabras parecen muy asombrosas porque dice que antes de tener éxito en el estudio de lo revelado, deberá ocuparse en la Sabiduría de la Verdad, lo cual contradice sus propias palabras previas de que la Sabiduría de la Cabalá sin la Sabiduría revelada es como un alma sin cuerpo, que no tiene actos y cuentas y recompensa.

La evidencia que proporciona de un discípulo que no vio una buena señal, es aún más sorprendente, porque ¿acaso han dicho nuestros sabios que debería dejar el estudio de la Torá, a causa de ello? Sino, seguramente, advertirle que examine la forma en que lo está haciendo e intente con otro Rav o con otro tratado. Pero de ningún modo debería dejar la Torá, incluso la Torá revelada.

21) Resulta aún más difícil entender tanto las palabras de Rabí Jaim Vital y de la Guemará, porque en sus palabras pareciera que el hombre necesita un tipo de preparación y una excelencia distintiva para alcanzar la Sabiduría de la Torá. Sin embargo, nuestros sabios dijeron (Midrash Rabá): «El Creador le dijo a Israel: “Su vida, toda la sabiduría y toda la Torá son algo simple: quienquiera que Me teme y observa las palabras de la Torá, toda la sabiduría y toda la Torá están en su corazón”».

De este modo no necesitamos ninguna excelencia previa, solo por el poder del temor al Creador y observando las Mitzvot únicamente, es que se alcanza toda la sabiduría de la Torá.

22) Claro está que si examinamos las palabras de los sabios, nos resultarán tan claras como la esencia celestial en su pureza. Porque lo que escribió acerca de que «es mejor que retire su mano una vez que probó su suerte en la sabiduría de lo revelado», no se refiere a la suerte del ingenio y la erudición. Más bien, es como hemos explicado anteriormente en la interpretación «He creado la inclinación al mal, le he creado la Torá como condimento». Esto significa que ha trabajado y se ha esforzado en la Torá revelada y todavía la mala inclinación sostiene su vigor y no ha sido disuelta en absoluto. Esto es debido a que todavía no se libró de los pensamientos de trasgresión, como escribe RaShI en la explicación de «Le he creado la Torá como condimento».

Por consiguiente, le aconseja que retire sus manos de ella, y que se ocupe de la Sabiduría de la Verdad porque es más fácil atraer la Luz en la Torá mientras se ocupa y se esfuerza en la Sabiduría de la Verdad, que esforzándose en la Torá revelada. La razón es muy simple: la sabiduría de lo revelado está vestida con ropajes corpóreos externos, como hurtos, despojos, entuertos, etc. Por lo tanto resulta difícil y muy pesado para cualquier persona enfocar su mente y su corazón al Creador durante el estudio, para atraer la Luz de la Torá.

Más aún para una persona a quien el estudio en sí mismo le resulta arduo y pesado. ¿Cómo puede recordar al Creador durante el estudio, cuando la lectura concierne a cuestiones materiales y no puede entrar en ellas simultáneamente con la intención hacia el Creador?

Por lo tanto, le aconseja ocuparse en la Sabiduría de la Cabalá, ya que esta sabiduría está completamente vestida en los nombres del Creador. Entonces, ciertamente, podrá dirigir su mente y su corazón al Creador durante el estudio, sin esfuerzo. Incluso para aquel que el aprendizaje le resulte arduo, y esto es así porque el estudio de los temas de la Sabiduría y el Creador son uno, y esto es muy simple.

23) Por lo tanto proporciona una bella evidencia de las palabras de la Guemará: «Un discípulo que no ha visto una buena señal en su estudio después de cinco años, tampoco la verá después». ¿Por qué no vio una buena señal en su estudio? Por cierto, se debe únicamente a la falta de intención del corazón, y no a la falta de talento, ya que la sabiduría de la Torá no requiere de ningún talento.

En cambio, como está escrito en el Midrash mencionado: «El Creador le dijo a Israel: “Su vida, toda la sabiduría y toda la Torá son algo fácil: todo aquel que Me teme y observa las palabras de la Torá, toda la sabiduría y toda la Torá están en su corazón”».

Pero indudablemente lleva tiempo acostumbrarse a la Luz de la Torá y Mitzvot y ¿quién sabe cuánto? El hombre podría estar esperando en todos sus setenta años de vida. Por lo tanto el Braita nos advierte (Julín 24) no esperar más de cinco años.

Rabi Yosi dice que tres años son completamente suficientes para alcanzar la sabiduría de la Torá. Y si no ve una buena señal dentro de ese lapso de tiempo, no debe engañarse con falsas esperanzas e ilusiones, que sepa que nunca más verá una buena señal.

En consecuencia, debe procurar por una buena artimaña que tenga éxito en llevarlo a Lishmá y le sea concedida la sabiduría de la Torá. El Braita no especificó la artimaña, pero advierte de no permanecer sentado en la misma situación esperando mucho tiempo más.

Este es el significado de lo que dice el Rav, que la artimaña más segura y exitosa es dedicarse a la Sabiduría de la Cabalá y que retire su mano por completo de su ocupación en la sabiduría de la Torá revelada, ya que ha probado suerte en ella y no ha tenido éxito y debe dedicar todo su tiempo a la Sabiduría de la Cabalá donde su éxito está asegurado, por lo explicado anteriormente.

24) Esto es muy simple, ya que no se trata del estudio de la Torá literal en todo lo que se debe saber para observar en la práctica, porque «el ignorante no es piadoso», y «un aprendizaje equivocado provoca alevosía», y «un pecador destruye mucho bien». Por lo tanto, necesariamente se debe repetirlos tanto como sea necesario para no fallar en su práctica.

Sin embargo, aquí solo se habla del estudio de la sabiduría de la Torá revelada, para explicar e indagar cuestiones basadas en la interpretación de las leyes, como Rabí Jaim Vital deduce por sí mismo. Se refiere a la parte del estudio de la Torá que no se realiza en acciones, ni a las leyes prácticas.

De hecho, es posible ser permisivo y estudiar de los resúmenes y no de los originales. De cualquier modo, esto también requiere un extenso aprendizaje, ya que quien conoce del original no es como aquel que conoce de un breve estudio, de algún resumen.

Para no equivocarse en esto, Rav Jaim Vital dice al comienzo mismo de sus palabras que el alma solo se conecta con el cuerpo cuando este es completo y corregido en las Mitzvot de la Torá, en las 613 Mitzvot.

25) Ahora verás cómo todas las preguntas que presentamos al comienzo de la introducción son vanidad de vanidades, más aún, son obstáculos que la mala inclinación tiende para cazar almas inocentes y mortificarlas hasta sacarlas del mundo, despojadas y abusadas.

Observemos la primera pregunta, donde ellos imaginan que se puede guardar toda la Torá, inclusive sin conocer la Sabiduría de la Cabalá. Yo les digo: «La verdad es que, si ustedes pueden cumplir con el estudio de Torá y observar las Mitzvot como es debido, Lishmá, es decir, solo para traer contento al Hacedor, entonces, no necesitan de verdad del estudio de la Cabalá, porque, entonces, se dice acerca de ustedes: “El alma del hombre le enseñará”. Porque entonces todos los secretos de la Torá se les revelan, como un manantial en crecida. Como las palabras de Rabí Meir (Mishná Avot), sin que necesiten ayuda de los libros».

En cambio, si todavía están ocupándose en Lo Lishmá, pero su esperanza es alcanzar de este modo Lishmá, entonces hay que preguntarles: «¿Cuántos años han estado ocupándose en esto?» Si todavía se encuentran dentro de los cinco años, como dice el Tana Kama, o dentro de los tres años, como dice Rabí Yosi, entonces, todavía tienen tiempo y pueden esperar.

Pero, si han estado comprometidos en Torá de Lo Lishmá por más de tres años como dice Rabí Yosi, y por cinco años, como dice el Tana Kama, entonces el Braita le advierte que no verá una buena señal en este camino que está tomando. ¿Por qué ilusionar a su alma con falsas esperanzas cuando tienen una artimaña tan cercana y efectiva como estudiar la Sabiduría de la Cabalá?, tal como lo he demostrado, que el estudio en los asuntos de la Sabiduría y el Creador mismo, son uno.

26) Examinemos también la segunda cuestión, que se refiere a que se debe llenarse la panza con Mishná y Halajá (Shas y Poskim). Todos estamos de acuerdo que en verdad es así. Ahora bien, es verdad, si fueron recompensados en estudiar Lishmá, o aun Lo Lishmá, si todavía se encuentran dentro de los tres años o de los cinco años. En cambio, después de ese tiempo el Braita les advierte que ya nunca verán una buena señal, y por lo tanto están obligados a intentar tener éxito, en el estudio de la Cabalá.

27) También debemos saber que hay dos partes en la Sabiduría de la Verdad: La primera, llamada «Sitrei Torá» («Secretos de la Torá»), que está prohibido revelarlos, salvo a través de indicios de la boca de un sabio Cabalista, a un receptor que comprende por sí mismo. Y Maasé Merkavá y Maasé Bereshit (el acto del principio de la creación), que también pertenecen a esa parte. Los sabios de El Zóhar se refieren a esa parte como las tres primeras Sefirot: Kéter, Jojmá y Biná, que son denominadas también el Rosh del Partzuf.

La segunda parte es llamada «Teamei Torá» («Sabores de la Torá»). No solo que está permitido revelarlos sino que también es una gran Mitzvá hacerlo. El Zóhar los denomina como las «Siete Sefirot inferiores del Partzuf», también llamadas Guf del Partzuf.

Porque cada uno de los Partzufim de Kedushá consiste de diez Sefirot, denominadas: Kéter, Jojmá, Biná, Jésed, Guevurá, Tiféret, Nétzaj, Hod, Yesod y Maljut. Las primeras tres Sefirot son consideradas «Rosh del Partzuf» y las siete Sefirot inferiores «Guf del Partzuf». Incluso el alma del hombre inferior también contiene las diez Sefirot con sus mencionados nombres y en cada uno de las fases, tanto en las Superiores como en las inferiores.

La razón por la cual las siete Sefirot inferiores, que son el Guf del Partzuf son denominadas «Sabores de la Torá» es como dice el versículo: «El paladar saboreará comida». Porque las Luces que aparecen debajo de las Primeras tres (Sefirot), llamadas Rosh, son denominadas Teamim (sabores) y Maljut de Rosh es denominada Jej (paladar).

Por esta razón son llamadas Teamim de la Torá. Esto significa que aparecen en el paladar del Rosh que es la fuente de todos los Teamim, que es Maljut del Rosh. Que de allí para abajo no hay prohibición alguna de revelarlos. Por el contrario, el premio de quien los descubre es inconmensurable e ilimitado.

Sin embargo, tanto estas tres primeras Sefirot como las siete inferiores se extienden ya sea en todo el conjunto o en la forma más particular y detallada que pueda ser dividida. Así, incluso las primeras tres Sefirot de Maljut al final del mundo de Asiá pertenecen a la sección de los «Secretos de la Torá» que está prohibido revelarlas. De modo similar, las siete Sefirot más bajas del Kéter de Rosh de Atzilut pertenecen a la sección de los«Teamei Torá» y está permitido revelarlas, y estas palabras están escritas en los libros de Cabalá.

28) Puede encontrarse la fuente de estas palabras en la Mishná (Pesajim Página 119), como está escrito (Isaías 23): «Y su comercio será consagrado al Señor, no serán atesorados, ni resguardados, sino que el comercio será para los que habitan delante del Señor, para que coman hasta saciarse, y para el que cubre Átik». ¿Qué es «para el que cubre Átik»? Es el que cubre las cosas que Átik Yomin cubrió. ¿Cuáles son éstas? Los secretos de la Torá. Otros dicen, es el que revela las cosas que Átik Yomin cubrió. ¿Cuáles son éstas? Los sabores de la Torá.

RaShBaM interpreta: Átik Yomin es el Creador, como está escrito: «Y Átik Yomin se sienta». Los secretos de la Torá son Maasé Merkavá y Maasé Bereshit. El significado de «Nombre» es como está escrito: «Este es Mi nombre para siempre». «El que cubre» significan que Él no los transmite a toda persona, sino a aquel cuyo corazón está preocupado. «Es el que revela las cosas que Átik Yomin cubrió» significa el que cubre los secretos de las Torá, que primero fueron cubiertos, y que Átik Yomin los reveló y otorgó permiso de revelarlos. Quien los revela es recompensado con lo que se dice en este versículo.

29) Ahora que explicita la gran diferencia entre los secretos de la Torá, donde todos los que los obtienen reciben este gran premio por cubrirlos y no por revelarlos, y lo contrario con los Teamim de la Torá donde todos los que los obtienen reciben esta gran recompensa por revelarlos a los demás.

No hay ninguna disputa sobre la primera opinión, solo basta con examinar los diferentes significados entre ellas. La Elishna Kama expresa el final, cuando dice: «para la cobertura de Átik». En consecuencia, interpretan la obtención de una gran recompensa por cubrir los secretos de la Torá.

Otros dicen que expresa el principio que dice: «Comer hasta saciarse» significa los Teamim de la Torá, como está escrito: «Y el paladar saboreará comida» porque las Luces de Teamim son llamadas comida. Por lo tanto interpretan que el alcance de la gran recompensa mencionada en el texto se refiere a alguien que descubre los Teamim de la Torá, pero ambos piensan que los secretos de la Torá deben cubrirse y que los Teamim de la Torá deben revelarse.

30) Así, tenemos una respuesta clara acerca de las cuestiones cuarta y quinta planteadas al comienzo de la introducción, y encuentra en las palabras de nuestros sabios y también en los libros sagrados que solo le es dado a alguien cuyo corazón está preocupado dentro suyo. Se refiere a esa parte llamada «Secretos de la Torá» que es considerada las primeras tres Sefirot y el aspecto de Rosh. Esto solo es otorgado a los modestos y bajo ciertas condiciones ya conocidas, pero en todos los libros de Cabalá, escritos e impresos, no encontrarás siquiera un rastro de ellos, porque esas son las cosas que Átik Yomin cubrió, como está escrito en la Guemará.

Más aún, dice si es posible aun pensar e imaginar que todos esos sagrados y famosos Justos, que son los más grandes y mejores de la nación, como el Séfer Yetzirá, El Zóhar, y el Braita de Rabí Ishmael, Rabí Hai Gaón, Rabí Jamai Gaón, Rabí E. de Garmiza y todos los Rishonim hasta RaMBaN y, Baal HaTurim y Baal Shulján Aruj, pasando por el Gaón de Vilna y el Gaón de Ladi y el resto de los Justos cuya memoria sea bendita. De ellos recibimos toda la Torá revelada y a través de sus bocas vivimos y sabemos cuáles actos realizar que sean del agrado del Creador. Todos ellos escribieron y publicaron libros de la Sabiduría de la Cabalá, y no hay mayor descubrimiento que escribir un libro, porque el escritor no sabe quién lee el libro. Es posible que malvados completos lo examinen. Por lo tanto, no hay mayor descubrimiento de secretos de la Torá que ese.

No debemos dudar de las palabras de estos hombres sagrados y puros, de que ellos podrían infringir aun la cosa más ligera escrita y explicada en la Mishná y la Guemará que está prohibido revelar, como está escrito en Masejet Jaguigá.

Más bien, todos los libros escritos e impresos son considerados necesariamente Teamim de la Torá que Átik Yomin primero cubrió y luego descubrió, como está escrito: «Y el paladar prueba comida». No solo no está prohibido revelar estos secretos sino que por el contrario, revelarlos es una gran Mitzvá (como está escrito en Pesajim 119).

Aquel que sabe cómo revelarlos y los revela, obtiene una abundante recompensa. Esto es porque de revelar las Luces a muchos, particularmente a la multitud, depende la pronta venida del Salvador Nuestro Justo (Mesías) pronto en nuestros días Amén.

31) Existe una gran necesidad de que se explique alguna vez, por qué la venida del Mesías depende de la difusión del estudio de la Cabalá para las masas, la cual es una idea muy conocida en El Zóhar y en todos los libros de Cabalá. Las multitudes lo han considerado como algo vano y esto se ha tornado insoportable.

La explicación de esta cuestión está expresada en los Tikunim de El Zóhar (Tikún Número 30, «Segundo sendero»). Estas son sus palabras: Segundo sendero: «Y Rúaj Elokim (el espíritu/viento de Dios) flota sobre las aguas» ¿qué es «Y Rúaj»? Por cierto que, en los tiempos que la Shejiná desciende al exilio, ese Rúaj (espíritu/viento) sopla sobre aquellos que se ocupan en la Torá, porque la Shejiná se encuentra entre ellos.

Todos son como bestias que comen heno, toda su benevolencia es como un brote del campo (Isaías 40). Cada benevolencia que hacen, la hacen para sí mismos. Inclusive todos aquellos que sí se esfuerzan en la Torá, cada benevolencia que hacen, la hacen para sí mismos.

En ese tiempo Él recordará que son carne y el espíritu se va y no retornará jamás (Salmos 78), este es, por cierto, el espíritu del Mesías. Pobre de aquellos que provocan que el espíritu del Mesías se vaya del mundo y no retorne jamás. Ellos hacen que la Torá sea árida y no quieren esforzarse en la Sabiduría de la Cabalá. Hacen que se retire la fuente de sabiduría, la cual es la partida de Yod en el nombre HaVaYaH. El espíritu del Mesías que se retira es el espíritu Sagrado, que es el espíritu de Jojmá y Biná, de consejo y Guevurá, es el espíritu de Daat y temor al Señor.

Segundo mandamiento: «Y dijo Dios: “Hágase la Luz” y fue la Luz». Esta es la Luz de amor, de Jésed (Benevolencia), tal como está escrito: «Yo los he amado con amor eterno, por ello te extendí con Jésed». Sobre esto está escrito: «Si avivan y si despiertan el amor hasta que se desee», amor y temor, que son lo principal. Tanto para bien como para mal, por ello se llama temor y amor, con el fin de recibir una recompensa. Por eso, «dijo el Creador: “Les hice jurar a ustedes hijas de Jerusalén, en las gacelas o los ciervos del campo, si avivan y si despiertan el amor hasta que se desee”, que es el amor sin recompensa, y no con el fin de recibir un premio que son del temor y el amor con el fin de recibir recompensa, de la sierva. Y a causa de tres se ha enojado la tierra etc., por un esclavo que reina, y la sierva que hereda a su ama».

32) Empezaremos a explicar los Tikunim de El Zóhar desde el final hasta el principio: Dice que el temor y el amor que tiene el hombre al ocuparse de la Torá y Mitzvot para recibir recompensa, es decir, mientras espera algún beneficio de la Torá y del trabajo, son considerados la sierva. Sobre ella está escrito: «Una sierva que hereda a su ama».

Esto es aparentemente difícil de entender, porque está escrito: «El hombre debe siempre ocuparse de la Torá y Mitzvot, aun en Lo Lishmá», y ¿por qué «la tierra se ha enojado?» Además, debemos entender tanto la correlación del compromiso en Lo Lishmá justamente con la sierva, y la parábola de que ella hereda a su ama. ¿Qué herencia hay aquí?

33) Con todo lo explicado anteriormente en esta introducción, comprenderás que permitieron el estudio de Lo Lishmá porque de Lo Lishmá se llega a Lishmá, dado que la Luz en ella lo reforma. Por lo tanto, ocuparse en Lo Lishmá se considera como una sierva que asiste y realiza los trabajos innobles para su ama, que es la Sagrada Shejiná (Divinidad).

Porque finalmente, llegará a Lishmá y le será concedida la inspiración de la Shejiná. Entonces la sierva, que es la ocupación en Lo Lishmá, también será una sierva sagrada, porque asiste y prepara la Kedushá, aunque será considerada el aspecto del mundo de Asiá de Kedushá (Santidad).

Sin embargo, si su fe es incompleta y se compromete en Torá y en el trabajo solo porque el Creador le ordenó que estudiara, entonces hemos visto anteriormente que en tal Torá y trabajo la Luz en ella no se revelará en absoluto. Esto es porque sus ojos están defectuosos y como con un murciélago, la Luz se transforma en oscuridad.

Tal estudio salió del dominio de una sierva sagrada, dado que no será recompensado con Lishmá a través del mismo. En consecuencia, se llega al dominio de la sierva de la Klipá (cáscara) que hereda esta Torá y este trabajo y los roba para sí.

En consecuencia, «la tierra se enojó», es decir, la Sagrada Shejiná, llamada tierra. Esto es así porque esa Torá y ese trabajo que deberían haber llegado a ella, al patrimonio de la Sagrada Shejiná, la sierva mala se los roba y los hace descender para que sean una posesión de las Klipot (cáscaras). Así, la sierva hereda a su ama.

34) Los Tikunim de El Zóhar interpretaron el secreto del juramento: «Si avivan y si despiertan el amor hasta que se desee». El cumplimiento minucioso es que Israel atraiga la Luz de Jésed (benevolencia) Superior, llamada «Amor de Jésed», porque esto justamente es lo deseado. Esto es atraído justamente al ocuparse de la Torá y Mitzvot, cuando no es con el fin de recibir premio. La razón es que por medio de la Luz de Jésed, la Luz de Jojmá (sabiduría) Superior se extiende a Israel, revelándose y vistiéndose en esta Luz de Jésed que Israel atrae.

Esta Luz de Jojmá es el significado del versículo: «Y reposará sobre él el espíritu de Dios, el espíritu de Jojmá y Biná, de consejo y Guevurá, es el espíritu de Daat y temor al Señor» (Isaías 11). Que fue dicho acerca del Rey Mesías, y también fue dicho: «Y portará un milagro para las naciones, y juntará a los dispersos de Israel, y reunirá a los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra».

Esto es porque después que Israel atraiga, por medio de la Luz de Jésed, la Luz de Jojmá, como en el secreto de Rúaj de Jojmá y Biná etc., el Mesías se revelará y juntará a los dispersos de Israel.

Así, todo depende de la práctica de la Torá y del trabajo en Lishmá que es capaz de extender la gran Luz de Jésed donde se viste y se atrae la Luz de Jojmá. Éste es el significado del juramento: «Si avivan y si despiertan...etc.». Esto es así porque la redención completa y la reunión de los exilios es imposible de otro modo, porque este es el orden de los conductos de Kedushá.

35) También han interpretado: «Y Rúaj Elokim flota sobre las aguas», ¿qué es «Y Rúaj Elokim»? Por cierto que, en los tiempos que la Shejiná está en el exilio, el espíritu sopla sobre aquellos que se ocupan de la Torá, porque la Shejiná se encuentra entre ellos. Esto significa que durante el exilio, cuando Israel todavía se ocupan de la Torá y Mitzvot en Lo Lishmá, pero si es del tipo de Lo Lishmá se llega a Lishmá, entonces la Divinidad está entre ellos, aunque sea en exilio, dado que todavía no han alcanzado Lishmá, como la sierva sagrada.

Esto se refiere a cuando la Shejiná está entre ellos, es decir, en ocultación. Sin embargo, finalmente alcanzarán la revelación de la Shejiná, entonces el espíritu del Rey Mesías flota por sobre aquellos que se dedican y los despierta para llegar a Lishmá, como está escrito: «La Luz en ella los reforma». Los asiste y prepara para la inspiración de la Shejiná, que es su ama.

Sin embargo, si este aprendizaje en Lo Lishmá no es apropiado para llevarlos a Lishmá, por lo explicado anteriormente, entonces la Shejiná se lamenta y dice: «Todos son como bestias que comen heno». Lo cual significa que el espíritu del hombre que asciende a lo Alto no se encuentra entre los que se dedican a la Torá. Más bien, ellos se conforman con el espíritu de la bestia que desciende.

Explican allí el significado de: porque toda su benevolencia es como un brote del campo, incluso todos los que se esfuerzan en la Torá, cada benevolencia que hacen, la hacen para sí mismos, es decir, que toda su ocupación en Torá y Mitzvot es para su propio beneficio y placer. Este compromiso en la Torá no puede llevarlos a Lishmá.

Y acerca del escrito: En ese tiempo Él recordará que son carne y el espíritu los abandona y no retornará (Salmos 78) jamás, este es el espíritu del Mesías. Significa que sobre ellos el espíritu del Mesías no se posa, sino que se retira de ellos y no volverá. Porque la sierva impura roba su Torá y hereda a la ama, porque no están en el camino de ir «de Lo Lishmá a Lishmá».

Por lo tanto concluye: «Ellos hacen que la Torá sea árida y no quieren esforzarse en la Sabiduría de la Cabalá». Esto significa que a pesar de no tener éxito en la práctica en la Torá revelada, porque no contiene Luz, y les resulta árida debido a la pequeñez de sus mentes (ver punto 16), todavía podrían tener éxito comprometiéndose en el estudio de la Cabalá. Esto se debe a que la Luz en ella se viste con las vestiduras del Creador, es decir, los Nombres Sagrados y las Sefirot. Que fácilmente podrían llegar a la forma de Lo Lishmá que lleva a Lishmá.

Que entonces, el espíritu de Dios flotaría sobre ellos, como está escrito: «La Luz en ella los reforma». No obstante, no tienen ningún deseo de estudiar Cabalá y acerca de esto está escrito: «Pobre de aquellos que causan pobreza, saqueo, ruina, asesinato y destrucción en el mundo, porque es el espíritu que partió, es el espíritu del Mesías, el espíritu de Santidad, el espíritu de Jojmá y Biná etc».

36) Lo que queda claro de las palabras de los Tikunim de El Zóhar, es que existe un juramento de que la Luz de Jésed y amor no se despertarán en el mundo antes que los actos de Israel en Torá y Mitzvot sean realizados con la intención de no recibir premio, sino únicamente para otorgarle contento al Creador. Éste es el significado del juramento: «Yo les hice jurar, oh hijas de Jerusalén, etc».

De modo que toda la prolongación del exilio y los sufrimientos que padecemos, dependen de nosotros y esperan que seamos recompensados con ocuparnos de la Torá y Mitzvot Lishmá. Si tan solo lográramos obtener esto, la Luz de amor y Jésed despertará inmediatamente, la cual tiene el poder de llevar a cabo el secreto escrito: «Y reposará sobre él el espíritu de Dios, el espíritu de Jojmá y Biná», y es entonces que alcanzaremos la redención completa.

También ha sido aclarado que es imposible que la totalidad de Israel llegue a esta gran pureza, salvo por medio del estudio de la Cabalá. Que es el camino más fácil, suficiente, incluso, para los que son pequeños en su saber.

Sin embargo, mientras nos comprometemos únicamente en la Torá revelada es imposible de lograr, salvo para unos pocos elegidos y después de mucho esfuerzo, pero no para la mayoría del pueblo (por la razón explicada en el punto 22). Con esto queda bien explicada la irrelevancia de la cuarta y la quinta cuestión del comienzo de la introducción.

37) La tercera pregunta, se refiere al miedo de perder. En esto no hay temor alguno. Esto es porque la desviación del camino de Dios que ocurrió en el pasado, sucedió por dos razones:

  1. O bien porque infringieron las palabras de nuestros sabios, con cosas que está prohibido revelar, ó,

  2. Porque percibieron las palabras de la Cabalá en su sentido externo, es decir, en instrucciones corpóreas, infringiendo «No te harás estatuas o imágenes». Por ello, hasta el día de hoy, de verdad ha habido una fuerte muralla rodeando esta sabiduría. Que muchos han intentado y comenzado a estudiar y no pudieron continuar por falta de comprensión y debido a los nombres corpóreos.

Es por eso que he realizado el esfuerzo de escribir la interpretación de «Panim Meirot y Panim Masbirot» para interpretar el gran libro del Arí «Etz Jaim» (El Árbol de la Vida) y abstraer las formas corpóreas y establecerlas en las leyes espirituales por encima del tiempo y el espacio. De modo que cualquier principiante pueda entender los temas, sus razones y explicaciones con mente clara y gran simplicidad, no menos que alguien que entiende la Guemará a través de la interpretación de RaShI.

38) Continuaremos ampliando acerca de la obligatoriedad de la práctica de Torá y Mitzvot Lishmá, lo cual ya he comenzado a exponer. Debemos entender este nombre de «Torá Lishmá». ¿Por qué el trabajo completo deseado, está definido con este nombre, «Lishmá», y el trabajo indeseable con el nombre de «Lo Lishmá»?

Porque según su significado literal implica, que alguien que se ocupa de la Torá y Mitzvot está obligado a dirigir su corazón para darle contento a su Hacedor y no para su propio beneficio. Esto debería haber sido nombrado como Torá Lishmó (de Él) y Torá Lo Lishmó, es decir, en nombre de los Cielos (del Creador) ¿Por qué entonces son denominados con los nombres Lishmá (de ella) y Lo Lishmá, es decir, en nombre de la Torá?

Ciertamente hay aquí algo más para entender que lo mencionado en el versículo. Porque queda claro que «Torá Lishmá», que significa darle contento a su Hacedor, no es suficiente, sino que hace falta aun, que el estudio sea Lishmá, lo cual significa en nombre de la Torá. Esto requiere explicación.

39) El asunto es, como es sabido, que el nombre de la Torá es «Torá de Vida», tal como está escrito: «Porque es vida para aquellos que la hallan, etc.» (Proverbios, 4:22), Y también: «Porque esta no es una cosa vana de vuestra parte, sino que es vuestra vida» (Deuteronomio 32.47). Por lo tanto, el significado de Torá Lishmá es que la práctica de Torá y Mitzvot le trae a uno vida y longevidad, y entonces la Torá es como su nombre lo indica. Aquel que no dirige su corazón y su mente a lo antedicho, resulta que su práctica de Torá y Mitzvot le trae lo contrario de vida y longevidad, es decir, completamente Lo Lishmá, ya que su nombre es «Torá de Vida».

Estas palabras están explicadas en los dichos de nuestros sabios (Taanit 7:71): «Todo aquel que practica Torá Lo Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de muerte, y todo aquel que practica Torá Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de vida». Sin embargo, estas palabras requieren una explicación, para entender cómo y en qué se le convierte la Sagrada Torá en una poción de muerte. No solo que su trabajo y esfuerzo son en vano y no recibe beneficio de su dedicación y empeño, sino que la Torá y el trabajo se le convierten en una poción de muerte. Esto es muy desconcertante.

40) Primero debemos entender las palabras de nuestros sabios (Meguilá 6:72), quienes dijeron: «Me he esforzado y he encontrado, créelo. No me he esforzado y he encontrado, no lo creas». Debemos preguntarnos por la frase «Me he esforzado y he encontrado», ya que estas palabras parecen contradecirse:

  1. «Esfuerzo» se refiere al trabajo y empeño que se realiza a cambio de cualquier posesión que se desea. Que para una posesión importante se realizan grandes esfuerzos y para una posesión menor se realizan esfuerzos menores.

  2. Su contrario es «encontrar». Su procedimiento es llegar a una persona de forma inadvertida y sin ninguna preparación de labor, esfuerzo y precio.

Así, ¿cómo se puede decir «Me he esforzado y he encontrado»? ¿Si hay esfuerzo aquí debería haber declarado, «Me he esforzado y he adquirido» o «Me he esforzado y he ganado» etc. y no «Me he esforzado y he encontrado»?

41) El Zóhar escribe sobre el texto «y aquéllos que madrugan por Mí, Me encontrarán» y pregunta: «¿Dónde se encuentra al Creador?» Dicen que el Creador solo se encuentra en la Torá. También, con respecto al texto: «Tú realmente eres un Dios que se oculta», ya que el Creador se esconde en la Sagrada Torá.

Debemos entender debidamente sus palabras. Porque parece que el Creador solo está oculto en las cosas y conductas corpóreas y en todas las vanidades de este mundo, que están fuera de la Torá. ¿Así, cómo se puede decir lo contrario, que Él solo se esconde en la Torá?

También existe el significado general que el Creador se oculta de modo que hace falta pedirlo a Él ¿Por qué Él necesita esta ocultación? Además, «Todos los que Lo piden Lo encontrarán» lo cual se deduce del texto «y aquéllos que madrugan por Mí, Me encontrarán». Debemos entender correctamente ¿qué y por qué son este pedido y este encontrar?

42) De hecho, debes saber que la razón de toda nuestra gran lejanía del Creador y la causa que estemos tan propensos a transgredir Su voluntad es una sola. La misma se ha convertido en la fuente de todo tormento y sufrimiento que padecemos y de todas las malicias y errores que cometemos.

Claramente, removiendo esa causa nos libraremos al instante de cualquier lamento y dolor, e inmediatamente nos será concedida la adhesión con Él con todo el corazón, el alma y fuerza. Yo te digo que esa causa primaria no es otra más que «nuestra poca comprensión de Su Providencia sobre Sus criaturas». Que nosotros no Lo comprendemos apropiadamente.

43) Supongamos que, por ejemplo, si el Creador conduciría su Providencia de forma revelada con Sus criaturas. De esta manera quienquiera come algo prohibido se asfixia inmediatamente y todo el que realiza una Mitzvá encuentra inmediatamente en esto un placer tan maravilloso como los deleites más finos de este mundo corpóreo. Entonces:

  1. ¿Qué necio consideraría incluso probar una cosa prohibida, sabiendo que debido a ello perderá su vida inmediatamente? así como no considera saltar hacia el fuego.

  2. Del mismo modo, ¿qué necio dejaría alguna Mitzvá sin cumplir, y no hacerlo tan rápidamente como fuera posible? así como no puede retirarse o dudar de recibir un gran placer corporal que le llega, sin hacerlo de forma tan inmediata como pueda.

Así, si la Providencia estuviera revelada ante nosotros, todas las personas del mundo serían justos completos.

44) Así puedes ver que todo lo que necesitamos en nuestro mundo es la Providencia revelada. Porque si tuviéramos Providencia revelada, absolutamente todas las personas del mundo serían justos completos. También se adherirían a Él con amor absoluto y por supuesto que sería un gran honor para cualquier persona amigarse y enamorarse de Él con todo el corazón y el alma y adherirse a Él siempre, sin perder un instante.

Sin embargo, esto no es así y la recompensa por una Mitzvá no es dada en este mundo. Más aún, aquéllos que transgreden Su voluntad, no son castigados ante nuestros ojos, sino que el Creador es clemente con ellos, y a veces pareciera lo contrario, tal como está escrito: «He aquí, estos malvados que viven en calma en el mundo, y alcanzan la prosperidad». Es por eso que no todos los que quieren tomar al Señor pueden venir y tomar. En cambio tropezamos a cada paso del camino, hasta que, como nuestros sabios escribieron sobre el versículo: «Yo he encontrado un hombre entre mil», en donde «Mil entran en la habitación y uno sale para enseñar».

De este modo, la comprensión de Su Providencia es la razón para todo el bien, y la falta de comprensión es la razón de todo el mal. Esto se convierte en el polo alrededor del cual giran todas las personas del mundo, ya sea para el castigo o para la benevolencia.

45) Cuando examinamos de cerca cómo la gente percibe y siente la Providencia encontramos cuatro tipos. Cada tipo recibe una Providencia especial del Creador. Así, hay cuatro tipos de alcances de Providencia, aunque de hecho son solo dos:

  1. La ocultación del rostro,

  2. Y la revelación del rostro.

Pero están divididas en cuatro, porque hay dos discernimientos en la Providencia de ocultación del rostro que son:

  1. La ocultación simple,

  2. Y la ocultación dentro de la ocultación.

También hay dos discernimientos en la Providencia de revelación del rostro que son:

  1. La Providencia de recompensa y castigo,

  2. Y la Providencia de la eternidad.

Las cuales se explican a continuación.

46) El escrito dice (Deuteronomio 31:17): «Por lo cual se encenderá Mi ira contra ellos en aquel día, y los abandonaré y ocultaré Mi rostro de ellos, de manera que será consumido y lo alcanzarán muchos males y problemas. Y dijo en aquel día: ¿Acaso porque no está mi Dios en mi interior, es que me han alcanzado estos males? Pues ocultar ocultaré Mi rostro en aquel día, por todas las maldades que ha hecho, por haberse dirigido a otros dioses».

Cuando examinamos estas palabras encontramos que al principio declaran «Por lo cual se encenderá Mi ira.... y ocultaré Mi rostro», lo cual significa una ocultación. Después declara «y lo alcanzarán muchos males y problemas... y ocultar ocultaré Mi rostro» lo cual significa doble ocultación. Debemos comprender qué es esta «doble ocultación».

47) Antes que nada debemos entender el significado de «el rostro del Creador» sobre lo cual dice el escrito: «Y ocultaré Mi rostro». Puede pensarse como una persona que ve la cara de su amigo y lo reconoce enseguida. Sin embargo, cuando lo ve de atrás no está seguro de su identidad. Podría entrar en duda: «¿Quizás es otro y no su amigo?»

Así es la cuestión que está ante nosotros, porque todos saben y sienten que el Creador es bueno y que la conducta del bueno es hacer el bien. Por lo tanto, cuando el Creador se encuentra beneficiando a Sus criaturas, que ha creado, entregando de su generosa mano, esto se considera que «Su rostro está revelado para sus criaturas». Porque entonces todos sabemos y Lo reconocemos dado que Él se comporta como es digno de Su nombre, como hemos visto antes con respecto de la Providencia revelada.

48) Sin embargo, cuando Él se comporta con Sus criaturas de forma opuesta a lo antedicho, es decir, cuando reciben sufrimiento y dolor en Su mundo, esto es considerado Ajoraim (la espalda) del Creador. Esto es así porque Su rostro, que significa Su atributo completo de bondad está completamente oculto de ellos, y esta no es una conducta apropiada de Su nombre. Y es como cuando uno ve a su amigo de espalda y podría dudar y pensar, «¿quizás es otra persona?»

A esto se refiere el escrito: «Entonces se encenderá Mi ira... y ocultaré Mi rostro de ellos». Porque durante la ira, cuando las criaturas son afligidas por problemas y dolores, se encuentra el Creador escondiendo Su rostro que es la medida completa de Su benevolencia y solo Su espalda está visible. En ese estado, se requiere un gran fortalecimiento en Su fe para cuidarse de los pensamientos de trasgresión, dado que es difícil reconocerlo de espaldas. Y esto es llamado «Ocultación simple».

49) Sin embargo, cuando las preocupaciones y tormentos se acumulan en exceso, esto causa una ocultación doble que en los libros se llama «Ocultación dentro de ocultación». Significa que ni siquiera se ve Su espalda, es decir, que no creen que el Creador esté enfadado con ellos y los castiga, sino que lo atribuyen a la casualidad y a la naturaleza. Hasta llegar a la herejía al negar Su Providencia de recompensa y castigo. Como está escrito «Pues ocultar ocultaré Mi rostro etc., por haberse dirigido a otros dioses». Es decir, llegan a la herejía y se dirigen a la idolatría.

50) Por el contrario, previamente, en donde el escrito solo habla de la perspectiva de una sola ocultación, el texto concluye: «Y dijo aquel día: porque Dios no está en mi interior es que me han encontrado estos males». Es decir que, todavía creen en la Providencia de recompensa y castigo, y dicen que los problemas y sufrimientos les llegan porque no están adheridos al Creador, como está escrito: «¿Acaso porque no está mi Dios en mi interior, es que me han alcanzado estos males?», lo cual es considerado que todavía ven al Creador, pero solo desde atrás. Por lo tanto, se llama «ocultación simple», es decir, la ocultación del rostro, únicamente.

51) He aquí que se han aclarado los dos aspectos de percepción de la Providencia oculta que sienten las criaturas: «ocultación simple» y «ocultación dentro de la ocultación».

La ocultación simple se refiere solo a la ocultación del rostro, y la espalda se les revela. Significa que ellos creen que el Creador les ha causado estos sufrimientos, como castigo. Y aunque les resulta duro poder reconocer siempre al Creador a través de Su espalda, lo cual los lleva a transgredir, incluso entonces son considerados «malvados incompletos». Es decir que estas transgresiones se parecen a errores, porque les han llegado como resultado de la acumulación de sufrimientos, ya que de forma general creen en la recompensa y el castigo.

52) La ocultación dentro de la ocultación significa que incluso la espalda del Creador está oculta a ellos, ya que no creen en la recompensa y el castigo. Por lo que sus transgresiones son consideradas malicias. Son denominados «malvados completos» porque abandonan y dicen que el Creador no supervisa en absoluto a Sus criaturas, y se vuelcan a la idolatría, como está escrito: «Porque se ha dirigido a otros dioses».

53) Debemos saber que, toda la cuestión del trabajo de cumplir la Torá y Mitzvot por vía de la elección, se aplica principalmente a las dos facetas mencionadas de Providencia oculta. Está dicho acerca de ese tiempo: «Dijo Ben He He, la recompensa es acorde a la aflicción» (Avot 5:23). Dado que Su Providencia no es revelada y es imposible verlo sino solo en ocultación del rostro, o sea, solo de espaldas, como alguien que ve a su amigo desde atrás y puede que dude y quizás piense que es otro, de este modo, la elección queda siempre en manos del hombre, ya sea cumplir Su voluntad, o transgredirla.

Porque las penas y dolores que padece lo llevan a dudar de la realidad de Su supervisión sobre Sus creaciones, ya sea de la primera manera, que son los errores o de la segunda, que son las malicias. Pero de ambas maneras se encuentra en gran aflicción y mucho esfuerzo. La escritura dice sobre este tiempo: «Todo lo que encuentre tu mano para hacer por tus propias fuerzas, hazlo» (Kohelet - Eclesiastés 9). Esto es así porque uno no logrará la revelación del rostro, que es la medida completa de Su bondad, antes de intentar y hacer todo lo que esté en sus manos y poder, y la recompensa es acorde a la aflicción.

54) No obstante, después que el Creador ve que el hombre completó su medida de esfuerzo y terminó todo lo que tenía que hacer, por la fuerza de su elección y fortaleciendo la fe en el Creador, entonces el Creador lo ayuda, y logra alcanzar la Providencia revelada, que es la revelación del rostro. Y, entonces, es premiado con el arrepentimiento (Teshuvá: arrepentimiento, retorno al Creador) completo, lo cual significa que vuelve a adherirse al Creador con todo su corazón, toda su alma y todas sus fuerzas, como se extiende naturalmente del lado de la Providencia revelada.

55) He aquí que, dicho alcance y arrepentimiento llegan a la persona en dos peldaños: el primero es el alcance absoluto de la Providencia de recompensa y castigo. Y además de alcanzar con total claridad, la recompensa por cada Mitzvá en el mundo por venir, también es recompensado con el alcance del goce maravilloso del cumplimiento de una Mitzvá, inmediatamente, en este mundo.

De la misma manera, además de alcanzar el amargo castigo que surge por cada transgresión, después de su muerte, también logra sentir el gusto amargo de cada trasgresión, aun mientras vive.

Se sobreentiende que el que logra esta Providencia revelada puede estar seguro que no pecará más, así como está seguro que no se cortará sus propios órganos para inflingirse terribles sufrimientos. Del mismo modo, puede estar seguro que no dejaría de observar inmediatamente la Mitzvá, que tuviera a mano, así como está seguro que tampoco dejaría pasar cualquier placer mundano o alguna gran ganancia que tuviera a mano.

56) Ahora puede entenderse lo que dijeron nuestros sabios: «¿Cómo sabré cuál es el arrepentimiento? Hasta que el que conoce los misterios, testifique que no volverá más a la necedad». Estas palabras son aparentemente desconcertantes porque si es así, ¿quién subiría al cielo para oír el testimonio del Creador? También, ¿ante quién debe atestiguar el Creador este testimonio? ¿Acaso no es suficiente que el Creador mismo sepa que la persona se arrepintió con todo su corazón, y que nunca más volverá a pecar?

Por lo explicado, el asunto es bien sencillo. Porque, en realidad, uno no puede estar completamente seguro que no pecará más antes de que logre alcanzar la Providencia de recompensa y castigo, explicada anteriormente, es decir, la revelación del rostro. Esta revelación del rostro, por parte de la salvación del Creador es denominada «testimonio», ya que la salvación del Creador mismo, de este alcance de recompensa y castigo, es lo que le garantiza que no pecará más.

Por consiguiente, es considerado que el Creador atestigua acerca de él. Por lo tanto, está escrito: «¿Cómo sabré cuál es el arrepentimiento?» En otras palabras: ¿Cuándo tendré la certeza de que he logrado el arrepentimiento completo? Es por ello que nos dieron una clara señal, es decir: «Hasta que el que conoce los misterios, testifique que no volverá más a la necedad». Quiere decir que sea recompensado con la revelación del rostro, en donde la salvación por el Creador mismo, testifica que no volverá más a la necedad.

57) Dicho arrepentimiento es llamado: «arrepentimiento desde el temor», porque, aunque retorna al Creador con todo su corazón y su alma, hasta que el que conoce todos los misterios, testifique que no volverá más a la necedad, no obstante, la certeza de que él no pecará nuevamente se debe a su alcance y su sensación del castigo y los malos sufrimientos que llegan por las transgresiones. Por lo tanto, está seguro que no pecará, así como está seguro que no se causaría a sí mismo terribles tormentos.

Pero a fin de cuentas, este arrepentimiento y esta certeza solo se deben al temor por los castigos que le llegan por las transgresiones. Resulta que uno se arrepiente solo por temor al castigo. Es por eso que es llamado «arrepentimiento desde el temor».

58) Con esto entendemos las palabras de nuestros sabios que: «Quien se arrepiente por temor, logra que para él las malicias se vuelvan errores». Hay que entender, cómo sucede esto. Según lo anterior (Artículo 52) se puede entender completamente que las malicias que uno comete, le llegan al recibir la Providencia de la doble ocultación, que es, la ocultación dentro de ocultación, que significa que no cree en la Providencia de recompensa y castigo.

Sin embargo, en la ocultación simple, lo cual significa que cree en la Providencia de recompensa y castigo, solo que debido a la multiplicidad de sufrimientos a veces llega a pensamientos de trasgresión, aunque uno cree que los sufrimientos le llegan como castigo, no obstante, es como una persona que ve a su amigo de espaldas y podría dudar y pensar que quizás es otro. Estos pecados son solo errores, dado que, en general, cree en la Providencia de recompensa y castigo.

59) Entonces, luego que logra el arrepentimiento desde el temor, lo cual significa un claro alcance de recompensa y castigo hasta que esté seguro que no pecará, la ocultación dentro de ocultación, se le corrige por completo. Ya que ahora ve inequívocamente que existe una Providencia de recompensa y castigo. Y le resulta claro que todos los múltiples sufrimientos que alguna vez sintió fueron un castigo de Su Providencia por los pecados que cometió. Y se revela el asunto desde el principio, donde ve que había cometido un amargo error. Por lo que extirpa estas malicias desde las raíces.

Sin embargo, no las extirpa por completo, sino que se le convierten en errores. Es decir, es semejante a las transgresiones que cometió en la ocultación simple, que falló debido a la confusión de su mente, provocada por los múltiples tormentos que desquician a la persona, por lo que solo son consideradas como errores.

60) No obstante, en este arrepentimiento, no corrige en absoluto la primera ocultación del rostro, sino únicamente a partir de ahora, después de haber logrado la revelación del rostro. Sin embargo, en el pasado, antes de que le haya sido otorgado el arrepentimiento, la ocultación del rostro y los errores permanecen como estaban, sin corrección ni cambio alguno. Esto es así porque entonces también creyó que los problemas y el sufrimiento le llegaron como castigo, como está escrito: «Y dijo en aquel día: “¿Acaso porque no está mi Dios en mi interior, es que me han alcanzado estos males?”»

61) Por consiguiente todavía no se le llama «justo completo» porque quien es recompensado con la revelación del rostro, que es la medida completa de Su bondad como es digno de Su nombre, es llamado «justo» (Artículo 55). Esto es así, porque justifica Su Providencia tal como es de verdad, lo cual significa que Él es absolutamente bueno y perfecto con Sus criaturas, de forma que Él es benevolente con malos y buenos.

Dado que ya ha sido recompensado con la revelación del rostro, de aquí en adelante es merecedor de ser llamado «justo». Pero, debido a que no corrigió por completo, salvo solamente el estado de ocultación dentro de ocultación, pero el estado del primer ocultamiento todavía no lo corrigió, sino únicamente de aquí en más, resulta que ese tiempo, es decir, antes que fuera recompensado con el arrepentimiento, aún no es merecedor de ser llamado «justo», porque entonces el ocultamiento del rostro permanece como estaba. Por eso es llamado «justo incompleto». Es decir, que aún hay que corregir su pasado.

62) También es llamado «intermedio» ya que después de que fuera recompensado, a pesar de todo, con el «arrepentimiento desde el temor», también se vuelve apto, por medio de su ocupación completa en Torá y buenas acciones, de ser recompensado con «arrepentimiento desde el amor». Entonces, logrará alcanzar el estado de «justo completo». Por lo tanto, a partir de ahora es el intermedio entre el temor y el amor, por lo tanto, es denominado «intermedio». Sin embargo, antes de esto estaba completamente incapacitado, incluso de prepararse para el «arrepentimiento desde el amor».

63) Esto explica claramente el primer grado del alcance de la revelación del rostro. Esto es el alcance y la sensación de la Providencia de recompensa y castigo en un modo que, el que conoce los misterios, testifique que no volverá más a la necedad. Esto es llamado «arrepentimiento desde el temor», cuando sus malicias se convierten en errores. Es llamado «justo incompleto» y también «intermedio», tal como fue explicado.

64) Ahora explicaremos el segundo grado del alcance de la revelación del rostro, que es el alcance de la Providencia completa, verdadera y eterna. Lo cual significa que el Creador supervisa a Sus criaturas en la forma de «Bueno y benevolente con malos y con buenos». Que ahora es considerado «justo completo» y «arrepentimiento desde el amor», cuando es recompensado con que sus malicias se conviertan en virtudes.

Esto explica todos los cuatro estados de la comprensión de la Providencia que suceden a las criaturas. Las primeras tres son la ocultación doble, la ocultación simple y el alcance de la Providencia de recompensa y castigo, son solo preparaciones por las cuales el hombre alcanza el cuarto estado. Este es el alcance de la Providencia verdadera y eterna, lo cual explicaremos a continuación.

65) No obstante, debemos entender ¿por qué no es suficiente para el hombre, alcanzar el tercer estado, que es el alcance de la Providencia de recompensa y castigo? Hemos dicho que ya ha sido recompensado por el que conoce los misterios, testifica que no pecará más. Entonces, ¿por qué todavía es llamado «intermedio» o «justo incompleto», cuyo nombre prueba que su trabajo todavía no es deseable ante los ojos del Creador? y que, ¿todavía hay una falencia y una falta en su Torá y su trabajo?

66) Antes que todo vamos a dilucidar lo que los intérpretes preguntaron acerca de la Mitzvá del amor al Creador. ¿Cómo la Sagrada Torá nos obliga a una Mitzvá que no podemos observar de modo alguno? Porque el hombre puede obligarse y esclavizarse a cumplir todo, pero ninguna coerción ni esclavitud en el mundo lo ayudarán con el amor.

Explican que cuando el hombre observa todas las 612 Mitzvot como es debido, el amor al Creador se extiende a él de por sí. Entonces, consideran que puede observarlo, dado que puede esclavizarse y obligarse a sí mismo a guardar las 612 Mitzvot como es debido, y entonces, también es recompensado con el amor al Creador.

67) Pero estas palabras realmente requieren de una extensa explicación. Porque finalmente, el amor al Creador no debe llegar a nosotros como una Mitzvá, ya que no hay ningún acto y esclavitud de nuestra parte en ello. Más bien llega de por sí después de completarse en las 612 Mitzvot. Por lo tanto, nos alcanza y es completamente suficiente con el mandamiento de las 612 Mitzvot, ¿entonces por qué fue escrita la Mitzvá del amor?

68) Para comprender esto, primero debemos adquirir el entendimiento esencial de la naturaleza del amor al Creador en sí mismo. Debemos saber que todas las tendencias y atributos implantados en el hombre, para servir con ello a sus amigos, todas estas tendencias y atributos naturales son requeridos para el trabajo del Creador.

En un principio, solo fueron creados e introducidos en el hombre, solo debido a su función final antedicha, que es el propósito y el final de todo el hombre, como está escrito: «El alejado no será rechazado de Él». Que entonces, los necesita a todos para completarse con ellos, en los modos de recepción de la abundancia y para completar la voluntad del Creador.

Es lo que dice el escrito: «Todo aquel que es llamado en Mi nombre, y que en Mi honor lo He creado» (Isaías 43:7), y también «El Señor ha hecho todo para Él» (Proverbios 16:4). Pero mientras tanto al hombre se le ha preparado un mundo entero, para desarrollar y completar todas estas tendencias y atributos naturales por medio de su dedicación a las criaturas, volviéndose aptas y útiles para su propósito.

Dijeron nuestros sabios: «El hombre debe decir: el mundo fue creado para mí». Esto es porque todas las criaturas del mundo son necesarias para el individuo, dado que desarrollan y califican los atributos e inclinaciones de cada individuo, hasta volverse aptas y convertirse en una vasija que sirva a Su trabajo bendito.

69) Por eso, debemos entender la esencia del amor al Creador, a partir de las propiedades del amor con las cuales la persona se relaciona con su amigo. Necesariamente, también el amor al Creador es influido por estos atributos, ya desde un principio, estos solo fueron introducidos en el hombre para Su nombre. Cuando observamos los atributos de amor entre un hombre y su prójimo, encontramos cuatro atributos de amor, uno por encima del otro, es decir, dos que son cuatro.

70) El primero es el «amor condicional» (también «amor que depende de algo»). Significa que, debido a la gran bondad, placer y beneficio que uno recibe de su amigo, su alma se adhiere a su amigo con amor maravilloso.

Hay dos medidas en esto: la primera es que antes de haberse conocido y enamorado uno del otro, se causaron daño entre sí. Sin embargo, ahora prefieren no recordarlo porque «el amor cubre todas las transgresiones». La segunda medida es que siempre se han favorecido y beneficiado entre sí, por lo que no hay ningún rastro de daño y perjuicio entre ellos, nunca.

[Nota del editor: el punto 71 falta en el manuscrito]

72) La segunda es el «amor incondicional» (o «amor que no depende de algo»). Significa que conoce la virtud de su amigo, que es excelente más allá de cualquier medida imaginable. Debido a eso su alma se adhiere a él con mucho amor ilimitado.

También hay aquí dos medidas: la primera es antes que uno conozca cada conducta y acto de su amigo con otros. En ese momento este amor es considerado «amor no absoluto».

Esto es porque su amigo tiene relaciones con otros que, superficialmente, parecen ser perjudiciales para los otros, por negligencia. De esta manera, si el que ama los viera, la virtud del amigo quedaría completamente dañada y el amor entre ellos se corrompería. Sin embargo, dado que él no ha visto estas relaciones, entonces su amor todavía es completo, grande y lo más maravilloso.

73) El segundo atributo del amor incondicional es la cuarta medida del amor en general, el cual, también nace de conocer todas las virtudes de su amigo. Solo que, además de esto, conoce ahora todas sus relaciones y comportamientos con cada persona, sin falta, y ha verificado y encontrado, que no solo que no hay rastro de falla en ellos, sino que su bondad hacia ellos es interminable y mayor a todo lo estimado e imaginado. Y ahora es «amor eterno y absoluto».

74) He aquí, que todas estas cuatro medidas de amor habituales entre un hombre y otro, aplican también entre el hombre y el Creador. Es más, aquí, en el amor al Creador, se realizan en forma de peldaños a manera de causa y efecto. Y es imposible alcanzar cualquiera de ellas antes que logre la primera medida de amor condicional. Y después de haberla alcanzado por completo, ese primer atributo induce a que alcance el segundo atributo. Y después de haber adquirido el segundo atributo por completo, este lo lleva a alcanzar el tercer atributo. Y así también del tercer atributo al cuarto, al amor eterno.

75) Por lo tanto surge la pregunta: ¿Cómo se puede describir que el hombre sea capaz de adquirir el primer grado de amor al Creador, que es el primer grado de amor condicional, lo cual significa, que el amor que le llega por toda la gran bondad que recibe del amado, cuando sabemos que la recompensa por la Mitzvá, no es en este mundo?

Más aún, según lo anterior, que cada hombre debe pasar por las dos primeras formas de la Providencia de modo de ocultación del rostro, lo cual significa que Su rostro, o sea, Su medida de bondad, que es la conducta del Bueno hacer el bien, está oculta en aquel tiempo (Artículo 47). Y por consiguiente, se reciben entonces, aflicción y sufrimiento.

Por cierto, se ha aclarado que toda la práctica de la Torá y el trabajo por elección se aplican principalmente durante ese tiempo de ocultación del rostro. Entonces, ¿cómo se puede pensar que uno logre el segundo atributo del amor condicional, que significa que desde siempre hasta hoy, el ser amado le ha hecho solo el bien en forma maravillosa y abundante y nunca le ha causado ni una chispa de mal, ni que hablar sobre el alcance del tercer o cuarto grado.

76) Sin embargo, realmente hemos buceado en aguas profundas. Y por lo menos, debemos extraer de esto una perla preciosa. Con ese propósito aclararemos las palabras de nuestros sabios (Berajot 17): «Cuando los sabios salieron de la casa de Rabí Ami, y algunos dicen de la casa de Rabi Janina, le dijeron así: “Verás tu mundo durante tu vida, y a tu final, para la vida en el mundo por venir etc., y tus pasos correrán para oír las palabras de Átik Yomin”». Hasta aquí sus palabras.

Hay que entender: ¿por qué no dijeron: «Recibirás tu mundo durante tu vida», y no solo «verás»? Y si querían bendecir, ¿no tendrían que haber bendecido por completo, es decir, que alcance y reciba su mundo durante su vida? También debemos entender, en general, ¿por qué el hombre necesita ver su mundo por venir durante su vida, lo cual le causará pena porque solo al final logrará la vida en el mundo por venir? Es más, ¿por qué colocaron esta bendición primero?

77) Primero hay que entender, cómo es esta vista del mundo por venir durante su vida. Porque, ciertamente, no podemos ver nada espiritual con ojos corpóreos. Tampoco es la costumbre del Creador cambiar los órdenes del principio de la creación. Porque el Creador, desde un principio, colocó estos órdenes de este modo, solo porque son los más exitosos que hay para su propósito, o sea que, a través de ellos, logrará el hombre la adhesión a Él, como está escrito: «El Señor ha hecho todo para Él». Y por lo tanto, debemos comprender ¿cómo puede el hombre ver su mundo durante su vida?

78) Te diré que esta vista le llega al hombre, a través de la «apertura de los ojos» en la sagrada Torá, como está escrito: «Abre mis ojos, para que pueda ver las maravillas de Tu Torá». Acerca de esto, le hacen jurar al alma, antes de llegar al cuerpo (Nidá Página 30): «Que aun si el mundo entero te dirá que eres un justo, ante tus ojos sé como un malvado», o sea, específicamente ante tus propios ojos.

Esto significa que mientras no hayas logrado la apertura de los «ojos» en la Torá, considérate a ti mismo como malvado. Y no te engañes a ti mismo con el poder de la fama de justo, que tengas en el mundo entero.

Con esto también entenderás por qué colocaron la bendición de «verás tu mundo durante tu vida» al principio de todas las bendiciones, es porque antes que eso, ni siquiera logra la propiedad de «justo Incompleto».

79) Sin embargo, debemos entender, si uno sabe por sí mismo que ya ha cumplido toda la Torá por completo, y todo el mundo coincide en eso, ¿por qué todo esto no le resulta suficiente en absoluto, sino que lo hacen jurar que continúe considerándose malvado? ¿Solo porque le falta este grado maravilloso de la «apertura de los ojos en la Torá», de ver su mundo mientras vive, lo considera como un malvado? Esto es muy desconcertante.

80) No obstante, ya han sido explicadas las cuatro maneras por las que los hombres alcanzan Su supervisión sobre ellos, que son dos en la forma de ocultación del rostro y dos, en la forma de la revelación del rostro. Asimismo, se ha explicado la razón de la ocultación del rostro a las criaturas, que tiene un gran propósito, el cual es proporcionar a las personas un lugar para esforzarse y dedicarse a Su trabajo en la Torá y Mitzvot por propia «elección». Es porque, entonces, se eleva el contento ante el Creador por su trabajo en Su Torá y sus Mitzvot, más que Su contento de Sus ángeles superiores, que no tienen ninguna elección, sino que su misión es un deber, como ya es sabido. También hay otras explicaciones muy claras, pero que no se explicarán aquí.

81) A pesar de toda la virtud de la fase de la ocultación del rostro, mencionada anteriormente, esta aún no es considerada perfección, sino solo «transición». Porque ese es el lugar desde el cual se logra la perfección esperada. Es decir, que cada recompensa por una Mitzvá, preparada para el hombre, es adquirida solo a través de su esfuerzo en la Torá y las buenas acciones durante el tiempo de ocultación del rostro, o sea, cuando trabaja por «elección». Esto es así, porque entonces se aflige mientras fortalece su fe en cumplir Su voluntad, y toda la recompensa se mide solo de acuerdo a la aflicción que se padece observando la Torá y la Mitzvá. Como dijo Ben He He: «La recompensa es acorde a la aflicción».

82) Por lo tanto, cada persona debe pasar por esa «transición» durante el periodo de ocultación del rostro. Y cuando la completa, entonces, logra alcanzar la Providencia revelada, es decir, la revelación del rostro. Y antes que ha logrado la revelación del rostro, y aunque ve el lado posterior, no puede abstenerse de cometer alguna transgresión.

Y no solo que es incapaz de cumplir todas las 613 Mitzvot, porque el amor no viene de forma obligada ni con coerción, sino que tampoco se ha completado en las 612 Mitzvot. Porque incluso su temor todavía no es constante, como debe serlo. Esto es lo que significa que la palabra «Torá» es igual a 611 en la Guematria (que toda Guematría se refiere al lado posterior), que uno no puede incluso observar las 612 Mitzvot, correctamente. Y este es el significado de «Él no será adversario para siempre». Sino que está destinado a lograr la revelación del rostro.

83) He aquí que el primer escalón de la revelación del rostro, que es el alcance de la Providencia de recompensa y castigo con absoluta claridad, le llega al hombre solo a través de Su salvación, cuando logra la apertura de los ojos en la Sagrada Torá en un alcance maravilloso, y se convierte en «un manantial en crecida» (Avot 86). Y en toda Mitzvá de la Sagrada Torá que ya ha cumplido con esfuerzo por su propia elección, logra ver la recompensa por tal Mitzvá, destinado para él en el mundo por venir, así como también la gran pérdida de la transgresión.

84) Aunque la recompensa no está todavía en sus manos, debido a que no hay recompensa en este mundo por las Mitzvot, no obstante, este alcance claro, desde aquí en adelante, es suficiente, en sí mismo, para que él sienta un gran placer al realizar cada Mitzvá, porque «Todo aquello que se está por cobrar es considerado como cobrado». Por ejemplo: como un comerciante que hizo un negocio y ganó una gran suma, aunque la ganancia está destinada a llegar a su mano después de un largo tiempo, de todas maneras, si está completamente seguro, sin ninguna sombra de duda, de que le llegará la ganancia a tiempo, es tan feliz como si le hubiese llegado inmediatamente.

85) Es obvio que tal Providencia revelada atestigua que de ahora en más se apegará a la Torá y Mitzvot con todo su corazón, su alma, y sus fuerzas y que se retirará de las transgresiones, como si escapara del fuego. Y aunque no es un justo completo, porque no ha adquirido todavía el arrepentimiento desde el amor, no obstante, su gran adhesión a la Torá y las buenas acciones lo ayudan a lograr, poco a poco, el arrepentimiento desde el amor, es decir, el segundo grado de la revelación del rostro. Y entonces puede cumplir la totalidad de las 613 Mitzvot, por completo, y se convierte en un justo completo.

86) Ahora comprendemos cabalmente lo que nos preguntamos acerca del juramento, que hacen jurar al alma antes de llegar a este mundo: «Que aun si el mundo entero te dirá que eres un justo, ante tus ojos sé como un malvado». Nos preguntamos: ¿Si todo el mundo está de acuerdo en que es justo, por qué todavía debe considerarse malvado? ¿Acaso no puede confiar en el mundo entero?

Y además, debemos añadir una pregunta acerca de la frase: «Aun si el mundo entero diga». ¿Qué relevancia tiene el testimonio del mundo entero al tema? ¿E indudablemente, el hombre mismo sabe mejor que el mundo entero? ¿Y tenía que hacerlo jurar que «aun si tú mismo supieras que eres justo»?

Y más difícil aún resulta lo que la Guemará declara explícitamente (Berajot 61): «Dijo Raba: Que cada hombre debe saber en su alma si uno es justo completo o no». Y que hay una obligación y una posibilidad de ser genuinamente un justo completo. Es más, uno debe indagar y conocer esta verdad, por sí mismo. De ser así, ¿cómo es que se hace jurar al alma de ser siempre malvado ante sus ojos, y nunca saber, ella misma, la verdad, luego que nuestros sabios nos han obligado a lo contrario?

87) No obstante, estas palabras son muy precisas, porque mientras el hombre mismo no haya logrado la apertura de sus ojos en la Torá en alcance maravilloso, en la medida que le resulte suficiente alcanzar claramente la adquisición de recompensa y castigo, uno ciertamente no puede engañarse a sí mismo en absoluto, considerándose un justo, porque uno necesariamente siente que le faltan las dos Mitzvot más comprehensivas de la Torá, que son el amor y el temor.

Porque incluso el alcance del temor completo, o sea, de manera que «el que conoce los misterios, testifique que no volverá más a la necedad», por el gran temor del castigo y pérdida por la transgresión, es inimaginable, en absoluto, antes de que logre el alcance completo y claro y absoluto en la Providencia de recompensa y castigo, o sea, el alcance del primer escalón de la revelación del rostro, que le llega al hombre a través de la apertura de ojos en la Torá. Ni que hablar del amor, que está completamente más allá de la habilidad de uno, ya que depende de la comprensión del corazón, y ningún trabajo y coerción resultan de ayuda aquí.

88) Por esto el juramento establece: «Aun cuando el mundo entero diga que eres justo». Esto es así, porque solo estas dos Mitzvot, el amor y el temor, son dadas únicamente al hombre mismo. Nadie más en el mundo más que él, puede distinguirlas y conocerlas.

En consecuencia, dado que ven que está completo en 611 Mitzvot, dicen inmediatamente que, probablemente él tiene también las dos Mitzvot de amor y temor. Dado que la naturaleza humana le obliga a creer en el mundo, podría caer en un amargo error.

Por esa razón, hacen jurar esto al alma aun antes de llegar a este mundo, y ojalá que esto pueda ayudarnos. No obstante, es el mismo hombre quien debe, ciertamente, indagar y saber en su corazón si es un justo completo.

89) También podemos comprender bien lo que preguntamos acerca del alcance del amor. La pregunta fue: ¿Cómo podemos alcanzar incluso el primer grado de amor, cuando no hay recompensa para una Mitzvá en este mundo? Ahora se entiende, claramente, que no necesita realmente recibir la recompensa por la Mitzvá durante su vida.

Por eso fueron precisos al decir «verás tu mundo durante tu vida, y a tu final, para la vida en el mundo por venir». Indica que la recompensa por una Mitzvá no existe en este mundo, sino en el que viene.

No obstante, para ver, conocer y sentir la recompensa futura de la Mitzvá en el mundo por venir, debe conocerlo, realmente, con certeza absoluta mientras está en esta vida, es decir, a través de su alcance maravilloso en la Torá. Entonces de todos modos logra amor condicional, que es el primer grado de la partida de la ocultación del rostro y la entrada a la revelación del rostro. El hombre debe tener esto para observar Torá y Mitzvot, correctamente, en el modo de «el que conoce los misterios, testifique que no volverá más a la necedad».

90) A partir de ahora, dado que se esfuerza en observar la Torá y Mitzvot en el grado del amor condicional, que le llega a través de conocer la recompensa en el futuro, en el mundo por venir, en la forma de «Todo aquello que se está por cobrar es considerado como cobrado». Entonces avanza y es recompensado con el segundo grado de revelación del rostro, que es Su Providencia sobre el mundo desde Su eternidad y veracidad, es decir, que Él es bueno y benevolente con malos y buenos.

En ese estado logra el amor incondicional, y entonces las malicias se le convierten en virtudes, y desde aquel momento es llamado «justo completo», ya que puede observar la Torá y Mitzvot con amor y temor. Es llamado «completo» porque tiene todas las 613 Mitzvot en forma completa.

91) Esto responde también a lo que preguntamos: aquel que logra la tercera medida de la Providencia, llamada Providencia de recompensa y castigo, cuando «el que conoce los misterios, testifique que no volverá más a la necedad», a pesar de esto, todavía es denominado «justo incompleto». Ahora entendemos cabalmente que finalmente falta todavía una sola Mitzvá, llamada Mitzvá del amor. Claro que sigue incompleto, dado que necesariamente debe completar el número de 613 Mitzvot, que ineludiblemente son el primer paso en el umbral de la perfección.

92) Con todo lo dicho hemos aclarado extensamente lo que hemos preguntado: ¿Cómo la Torá nos obliga a la Mitzvá del amor, cuando no está en nuestras manos ocuparnos en ella ni tocarla y ni siquiera entrar en algún tipo de contacto? Ahora verás y entenderás lo que nuestros sabios nos advirtieron acerca de esto: «Me esforcé y no encontré, no lo creas», y también, «El hombre siempre debe ocuparse en la Torá y Mitzvot en Lo Lishmá, porque de Lo Lishmá se llega a Lishmá» (Pesajim 50). Asimismo, el versículo testifica: «Y aquéllos que madrugan por Mí, Me encontrarán» (Proverbios 8:17).

93) Estas son las palabras de nuestros sabios (Meguilá Página 6): «Rabí Itzjak dijo, si alguien te dice “me esforcé y no encontré”, no lo creas, “no me esforcé y encontré”, no lo creas, “me esforcé y encontré”, créelo». Estas palabras se refieren a la Torá, pero «en la negociación es con ayuda del Cielo». Hemos cuestionado acerca de la frase: «Me esforcé y encontré, créelo», porque parece contradecirse a sí misma, ya que el esfuerzo se relaciona con la posesión, y el encontrar es algo que viene sin esfuerzo alguno, y de forma inadvertida. Tendría que haber dicho: «Me esforcé y compré».

No obstante, debe saberse que el término «encontrar» que se menciona aquí se refiere al versículo: «Y aquéllos que madrugan por Mí, Me encontrarán». Se refiere a encontrar el rostro del Creador, como está escrito en El Zóhar, que a Él sólo se lo encuentra en la Torá. O sea, que por medio del esfuerzo en la Torá se logra encontrar el rostro del Creador. Por lo tanto, nuestros sabios fueron precisos en sus palabras, diciendo: «Me esforcé y encontré, créelo», porque el esfuerzo es en la Torá y el hallazgo yace en la revelación del rostro de Su Providencia (ver Art. 47).

Y deliberadamente se abstuvieron de decir: «Me esforcé y conseguí, créelo», o «me esforcé y compré». Porque si así fuera, entonces habría lugar para equivocarse en que las palabras acerca de la adquisición o la posesión se refieren solo a la adquisición de la Torá, únicamente. Por lo tanto, precisaron con la palabra «encontré» indicando que se refiere a otra cosa además de la adquisición de la Torá, es decir, el hallazgo de la revelación del rostro de Su Providencia.

94) Con esto se esclarece también el versículo: «No me esforcé y encontré, no lo creas». Porque parece desconcertante, ya que ¿qué necio pensaría que la Torá puede ser alcanzada sin esforzarse por ello? Sino que, debido a que las palabras se relacionan con el versículo «Y aquéllos que madrugan por Mí, Me encontrarán» (Proverbios 8:17), significa que cualquier persona, sea grande o pequeña, que Lo busca, Lo encuentra inmediatamente. Porque es lo que implica las palabras «madrugan por Mí».

Y podría pensarse que esto no requiere tanto esfuerzo y que incluso una persona inferior, poco predispuesta a realizar cualquier tipo de esfuerzo para ello, también Lo encontraría. Y es por eso que nuestros sabios nos han advertido al respecto que no creamos a esa explicación, más bien, que el esfuerzo es necesario aquí, y que «no me esforcé y encontré, no lo creas».

95) Con esto entenderás por qué la Torá es llamada con el nombre de «Vida» como está escrito: «Mira, Di ante ti hoy, la vida y el bien etc.» (Deuteronomio 30.15), y, «Por consiguiente, escoge la vida», y también: «Porque vida son, a aquellos que los hallan» (Proverbios 4:22). Porque esto se extiende del versículo: «En la Luz del rostro del Rey está la vida» (Proverbios 16), ya que el Creador es la fuente de toda la vida y de todo el bien.

Por lo tanto, la vida se extiende a aquellas ramas que se adhieren a su fuente, lo cual se refiere a aquellos que se han esforzado y encontrado la Luz de Su rostro en la Torá, o sea, a quienes han logrado la apertura de los ojos en la Torá, en un alcance maravilloso, hasta que se les ha concedido la revelación del rostro, es decir, el alcance de la verdadera Providencia, digna de Su nombre: «El Bueno», y que la conducta del Bueno es ser benevolente.

96) Aquellos merecedores ya no pueden apartarse del cumplimiento apropiado de la Mitzvá, así como uno tampoco puede apartarse de un placer maravilloso que llega a su mano. También escapan de la trasgresión como uno escapa del fuego.

Y se dice acerca de ellos: «Ustedes que se han apegado al Señor, su Dios, viven todos hoy», porque Su amor les llega y les es dado en amor natural a través de los conductos naturales preparados para el hombre, por parte de la naturaleza de la creación. Esto es así porque ahora la rama se encuentra adherida apropiadamente a su raíz, y la vida es vertida al hombre desde Su fuente de forma abundante e ininterrumpida. Es por esto que la Torá es llamada «Vida».

97) Por esta razón nuestros sabios nos advirtieron en muchos lugares acerca de la condición necesaria en la práctica de la Torá, que sea específicamente «Lishmá», es decir, de modo que uno logre la vida a través de ello, porque es una Torá de vida. Y para esto nos ha sido otorgada, como está escrito: «Y escoge la vida».

Por lo tanto, cada persona debe esforzarse durante la práctica en la Torá, poniendo su mente y su corazón en ello, para encontrar en ella la Luz del «rostro» del Rey (donde) está la vida, o sea, alcanzar la Providencia revelada, llamada «Luz del rostro». Y cualquier persona es apta para esto, como está escrito: «Aquellos que madrugan por Mí, Me encontrarán». Y también está escrito: «Me esforcé y no encontré, no lo creas».

Y no le falta nada al hombre para conseguirlo salvo el esfuerzo, solamente. Y es a eso que se refiere el escrito: «Todo aquel que practica Torá Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de vida» (Taanit 7.71). Es decir, que uno solo debe poner su mente y corazón en lograr la «vida», que es el significado de «Lishmá» tal como fue explicado.

98) Ahora verás que el cuestionamiento que presentaron los intérpretes, acerca de la Mitzvá del amor, diciendo que esta Mitzvá no está en nuestras manos dado que el amor no viene por coerción ni esclavitud, no es un cuestionamiento después de todo, porque se encuentra completamente en nuestras manos, ya que cada persona puede esforzarse en la Torá hasta que encuentre el alcance de Su Providencia revelada, como está escrito: «Me esforcé y encontré, créelo». Y, cuando alcanza la Providencia revelada, el amor ya se extiende a él por sí mismo a través de los conductos naturales.

Y quien no cree que puede lograr esto por medio de su esfuerzo, cualquiera sea la razón, se encuentra necesariamente descreyendo de las palabras de nuestros sabios. Más bien, se imagina que el trabajo no es suficiente para todas las personas, lo cual se opone al versículo: «Me esforcé y no encontré, no lo creas». Y también es contrario a las palabras del versículo: «Aquéllos que madrugan por Mí, Me encontrarán». O sea, específicamente, «aquellos que madrugan por Mí», sea quien sea, grande o pequeño. Sin embargo, por supuesto que necesita de esfuerzos.

99) Y de lo antedicho entenderás el significado de «Todo aquel que practica Torá Lo Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de muerte» (Taanit 7:71), y también del versículo: «Tú realmente eres un Dios que se oculta», ya que el Creador se oculta en la Torá. Porque nos preguntamos: que la razón dice que el Creador esté oculto en las conductas y vanidades de este mundo que existen fuera de la Torá, y no en la Torá misma que ¿solo allí es el lugar del descubrimiento? Y, aún más, preguntamos: Esta ocultación del Creador, que se oculta a Sí mismo para ser buscado y encontrado, como está escrito en El Zóhar: ¿Para qué la necesito?

100) A partir de esto entenderás bien, que esta ocultación del Creador, que se esconde para ser solicitado, es el significado de la ocultación del rostro: que Él se conduce con Sus creaciones de dos maneras: ocultación y ocultación dentro de la ocultación.

El Zóhar nos dice que, ni siquiera, debemos considerar que el Creador quiera permanecer en la Providencia de rostro oculto con Sus criaturas. Más bien, es como una persona que se esconde a propósito, para que su amigo lo busque y lo encuentre.

De modo similar, cuando el Creador actúa en ocultación del rostro con Sus criaturas es solo porque Él quiere que las criaturas pidan la revelación de Su rostro y que Lo encuentren. En otras palabras, debido a que las personas no habrían encontrado el modo o camino para lograr la Luz del rostro del Rey vida, si no se hubiera comportado con ellos, desde un principio, en ocultación del rostro. Así, toda la ocultación es sólo una mera preparación para la revelación del rostro.

101) Está escrito que el Creador se oculta a sí mismo en la Torá. Porque la cuestión de los tormentos y la aflicción que el hombre experimenta mientras está en ocultación del rostro, no es igual para un hombre que tiene algunos pecados en su haber y ha hecho poco Torá y Mitzvot, que para otro hombre que se ha ocupado mucho en Torá y buenas acciones. Porque el primero está muy capacitado en juzgar favorablemente a su Hacedor, es decir, pensar que los tormentos le llegaron debido a sus transgresiones y su escasez de Torá.

Sin embargo, para el otro, es mucho más difícil juzgar favorablemente a su Hacedor. Esto se debe a que, en su opinión, no merece castigos tan rigurosos. Por el contrario, ve que sus amigos que son peores que él no sufren tanto, como está escrito: «Los malvados y los tranquilos del mundo han tenido éxito» y también: «En vano he purificado mi corazón».

Así verás que, en la medida que el hombre no haya logrado la Providencia de revelación del rostro, la abundante Torá y Mitzvot que ha realizado, hacen mucho más pesada la ocultación del rostro. Este es el significado de que el Creador se esconde en la Torá.

De verdad que toda esa pesadez que siente por la Torá no es más que proclamaciones por las cuales la misma Sagrada Torá lo llama. Lo despierta para que se dé prisa y proporcione la suma requerida de esfuerzo para otorgarle, inmediatamente, la revelación del rostro, tal como es el deseo de Dios.

102) Por este motivo está escrito que todo aquel que estudia Torá en Lo Lishmá, su Torá se le convierte en una poción de muerte. Porque no solo que no pasa de la ocultación a la revelación del rostro. Porque no dirigió su razón a esforzarse y obtenerlo, he aquí que la Torá que acumula, incrementa, enormemente, la ocultación del rostro. Hasta que, finalmente, cae en la ocultación dentro de ocultación, que es considerada muerte por estar, completamente, desconectada de su raíz. Así, su Torá se le convierte en una poción de muerte.

103) Eso clarifica los dos nombres con los que se denomina a la Torá: «De lo revelado» y «De lo oculto». Debemos entender ¿por qué necesitamos la Torá de lo oculto, y por qué no toda la Torá está revelada?

De hecho, hay aquí una intención profunda. La Torá de lo oculto nos da indicios de que el Creador se oculta en la Torá, de ahí el nombre «la Torá de lo oculto». Se denomina «de lo revelado» porque el Creador es revelado por medio de la Torá.

Por consiguiente, los Cabalistas dijeron y nosotros lo encontramos en el libro de oraciones del Gaón de Vilna, que el orden del alcance de la Torá comienza en Sod (secreto) y finaliza en Pshat (literal). Esto significa que, a través del esfuerzo deseado, en el que el hombre, primero se esfuerza en la Torá de lo oculto, se le es concedida la Torá de lo revelado, que es Pshat. Así empieza con lo oculto, llamado Sod, y cuando se le concede, finaliza en Pshat.

104) Con esto ha sido debidamente aclarado lo que hemos preguntado, acerca de cómo es posible lograr el primer grado de amor, que es el amor condicional. Porque nos han dicho que a pesar de que no haya recompensa para una Mitzvá en este mundo, sin embargo, alcanzar la recompensa para la Mitzvá sí existe en este mundo y llega a la persona cuando se le abren los ojos en la Torá, y este claro alcance es completamente similar a recibir al instante la recompensa por una Mitzvá.

Por lo tanto, siente el maravilloso beneficio contenido en el pensamiento de la creación, que es para deleitar a Sus criaturas de Su mano llena, buena y generosa. Debido a la abundancia de beneficios que obtiene, aparece el amor maravilloso entre la persona y el Creador, que se le da de forma ininterrumpida, por las mismas formas y canales a través de las que se revela el amor natural.

105) Sin embargo, todo esto le llega desde el momento que lo alcanza, en adelante. Pero todos los tormentos, causados por la Providencia en la ocultación del rostro, que ha sufrido antes de obtener la revelación del rostro, a pesar de que no quiere recordarlos, ya que «el amor cubre todas las transgresiones». No obstante, ciertamente, son considerados una gran falencia, incluso, si se lo compara con el amor entre personas; ni que hablar en lo concerniente a la veracidad de Su Providencia, ya que Él es bueno y benevolente con malos y buenos.

Por consiguiente, debemos entender, cómo el hombre puede lograr Su amor, de forma que sienta y sepa, que desde el día de su nacimiento, en adelante, el Creador siempre lo ha beneficiado de forma maravillosa, y que Él nunca le causó ni un gramo de daño. Este es el segundo grado del amor.

106) Necesitamos de las palabras de nuestros sabios para entender eso. Ellos dijeron: «Cuando alguien se arrepiente desde el amor, sus malicias se convierten en virtudes». Lo cual significa que, no solo que el Creador perdona sus malicias, sino que cada malicia y transgresión que ha cometido, el Creador las convierte en una Mitzvá.

107) Por lo tanto, después de que el hombre alcanza la iluminación del rostro, en la medida tal que cada pecado que cometió, incluso aquellos que transgredió a propósito, se revierte y se convierte para él en una Mitzvá. A causa de esto resulta que se alegra y regocija de todos los sentimientos de sufrimiento, amargos dolores y muchas aflicciones que ha padecido, a partir del momento en que fue colocado en los dos estados de ocultación del rostro. Esto es debido a que estos estados fueron los que le trajeron todas estas malicias que ahora se han convertido en Mitzvot a causa de la iluminación del rostro de Él, que realiza milagros y maravillas.

Todos los lamentos y preocupaciones que lo enloquecieron, y falló en los errores como en la primera ocultación, o que falló con malicias como en la ocultación doble, se revierten y se transforman ahora, en una causa y preparación corriente para observar una Mitzvá y recibir recompensa eterna y maravillosa por ello. Por consiguiente, toda aflicción se ha convertido para él en una gran alegría, y todo perjuicio en un beneficio maravilloso.

108) Esto se parece a un cuento popular acerca de un judío que era fiel custodio de la casa de cierto propietario. El propietario lo amaba, encarecidamente. Cierto día, se fue de viaje y dejó su negocio en manos de su reemplazante, que odiaba a Israel.

¿Qué hizo él? Tomó al judío y lo golpeó cinco veces delante de todos para humillarlo por completo.

Cuando el propietario regresó, el judío fue a él y le contó todo lo que le había ocurrido. Se enojó mucho. Llamó entonces al sustituto y le ordenó que, inmediatamente, le diera al judío mil monedas por cada golpe que le había propinado.

El judío las tomó y fue a su casa. Su esposa lo encontró llorando y le preguntó preocupada: «¿Qué ocurrió con el dueño?». Él le contó. Ella preguntó: «¿Entonces por qué estás llorando?» Él le respondió: «Estoy llorando porque él solo me pegó cinco veces. Hubiera deseado que me golpeara por lo menos diez veces, y así yo tendría en este momento diez mil monedas».

109) Ahora se ve que después de haber logrado el perdón de los pecados de modo tal que las malicias se convierten en virtudes, entonces, también alcanza el amor al Creador en el segundo grado, donde el que ama nunca causó daño y ni siquiera una sombra de daño a su amado. En cambio, Él le hace milagros y bondades maravillosas, desde el comienzo y para siempre. Así, el arrepentimiento desde el amor y la conversión de las malicias en virtudes llegan juntos.

110) Hasta ahora, solo hemos examinado los dos grados de amor condicional. Todavía nos falta entender cómo el hombre logra llegar a los dos atributos de amor incondicional con el Creador.

Para eso tenemos que entender completamente lo que dijeron nuestros sabios. Está escrito (Kidushin Página 40): «El hombre siempre debe verse a sí mismo como medio culpable y medio inocente. Si realiza una Mitzvá, dichoso de él, porque se ha sentenciado a una balanza de méritos. Si comete una transgresión, pobre de él, porque se ha sentenciado a una balanza de faltas». Como fue dicho «y un pecador, etc».

Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, dice: «Dado que el mundo es juzgado por su mayoría, y que el individuo es juzgado por la mayoría, si realiza una Mitzvá, dichoso de él, porque ha sentenciado a sí mismo y al mundo entero a una balanza de méritos. Si comete una transgresión, pobre de él, porque se ha sentenciado a sí mismo y al mundo entero a una balanza de faltas». Como fue dicho «y un pecador, por este único pecado que cometió, el mundo y él han perdido muchas cosas buenas».

111) Estas palabras parecen cuestionables de principio a fin. Porque, dice que, quien realiza una Mitzvá, inmediatamente, se sentencia a una balanza de méritos, porque es juzgado por la mayoría. Sin embargo, esto se refiere solo a aquellos que son medio culpables y medio inocentes, y Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, no habla en absoluto de ellos. Así, lo principal está faltando en este escrito.

Rashi interpretó que estas palabras se refieren a Tana Kama que dice: «El hombre siempre debe verse a sí mismo como medio culpable y medio inocente». Rabí Elazar agrega que, también debe considerar al mundo entero como medio culpables y medio inocentes. Sin embargo, lo principal está faltando en este escrito, y más aún entonces ¿por qué cambió sus palabras si el significado es el mismo?

112) Es aún más difícil en el objeto en sí mismo: que el hombre se vea a sí mismo, como si fuera medio culpable. Esto es sorprendente porque si uno conoce sus numerosas transgresiones, ¿puede engañarse a sí mismo diciendo que solo es medio esto y medio lo otro? Y la Torá dice: «Aléjate de la mentira». Es más, está escrito: «Un pecador perderá mucho bien». Esto es porque, una transgresión se sentencia a sí mismo y al mundo entero a una balanza de faltas. Porque aquí se trata de la verdadera realidad y no acerca de alguna falsa imaginación en la que debe describirse a sí mismo y al mundo.

113) También es desconcertante que ¿puede ser que no haya muchas personas en cada generación que realicen una Mitzvá? Entonces, ¿cómo se sentencia el mundo a una balanza de méritos? ¿Significa esto que la situación no cambia, en absoluto, y que el mundo sigue como de costumbre? En verdad, se requiere aquí una gran profundidad, porque no es comprensible superficialmente.

Sin embargo, esto no se trata, de ningún modo, de una persona que sabe que sus transgresiones son numerosas, para enseñarle a mentir que él es mitad esto y mitad aquello. Y, tentarlo, diciendo, que no le falta más que una sola Mitzvá. Porque esto no es, de modo alguno, la forma de los sabios.

Más bien, se refiere al hombre que siente e imagina ser completa y absolutamente justo y se encuentra completamente íntegro. Es así, porque ya le ha sido otorgado el primer grado de amor por medio de la apertura de sus ojos, en la Torá, y que el que conoce los misterios testifica, que no volverá más a la necedad.

La escritura se refiere a él y le clarifica sus modos y le demuestra que todavía no es justo, sino intermedio, es decir, medio culpable y medio inocente. Esto es así porque, todavía le falta una Mitzvá de las 613 Mitzvot de la Torá, que es la Mitzvá del amor.

Porque todo el testimonio de Él, que conoce los misterios que él no pecará nuevamente, solo se debe a la claridad en el alcance de la gran pérdida en la trasgresión. Esto es considerado temor al castigo, y por consiguiente es considerado «arrepentimiento desde el temor».

114) También aprendimos anteriormente que este grado de arrepentimiento desde el temor, todavía no lo corrige al hombre, excepto a partir del momento del arrepentimiento. Sin embargo, todo el dolor y la angustia que sufrió antes de que se le concediera la revelación del rostro permanece como estaban, sin ninguna corrección. Además, todas las transgresiones que cometió tampoco fueron corregidas por completo, sino que permanecen como errores.

115) Por consiguiente dice el Tana Kama que, un hombre así al que todavía le falta «una Mitzvá», se verá a sí mismo como si fuera medio culpable y medio inocente. Significa que uno debe imaginar que el momento en el que le fue concedido el arrepentimiento era la mitad de su vida.

Así, él todavía es medio culpable, significando con eso la mitad de sus años, que han pasado antes de que se haya arrepentido. Desde ese momento uno es, ciertamente, culpable, ya que el arrepentimiento desde el temor, no los corrige.

También es medio inocente, en la mitad de sus años, desde el momento que se arrepintió. En ese momento uno es, ciertamente, inocente, porque está seguro de que no pecará nuevamente. Así, uno es culpable en la primera mitad de sus años e inocente en la segunda mitad de sus años.

116) Le dice el Taná que piense por sí mismo, que si realizó una Mitzvá, es decir, esa Mitzvá que le falta de las 613: «Será dichoso porque se ha sentenciado a una balanza de méritos». Esto es así, porque alguien a quien le es concedida la Mitzvá del amor, por medio del arrepentimiento desde el amor, logra que sus malicias se convierten en virtudes a través de ello.

Entonces, cada dolor y pesar que ha sufrido alguna vez, antes de que se le haya concedido el arrepentimiento, se transforman para él en placeres maravillosos e inacabables. Hasta que se lamenta no haber sufrido dos veces más, como en la parábola sobre el propietario y el judío que lo amaba.

Esto es denominado «sentenciar a una balanza de méritos», ya que todas las emociones, los errores y malicias de uno, se han vuelto virtudes. Así, sentenciar a una balanza de mérito significa que el platillo que estaba lleno con faltas se ha convertido ahora en un platillo lleno de méritos. En palabras de los sabios, esta inversión es llamada «sentenciar».

117) Posteriormente, nos advierte y dice el Taná que en la medida que uno es intermedio y no le ha sido concedida la única Mitzvá que le está faltando de las 613, uno no debe creer en sí mismo hasta que le llegue el día de su muerte. Tampoco debe confiarse en el testimonio del que conoce los misterios que no volverá más a la necedad, porque uno todavía podría llegar a transgredir.

Por consiguiente, uno debe pensar por sí mismo que si hace una transgresión, pobre de él porque se ha sentenciado a una balanza de faltas. Entonces, perderá inmediatamente todo su maravilloso alcance en la Torá y todo el descubrimiento del rostro que le ha sido concedido, y retornará a la ocultación del rostro. Resulta que se sentencia a una balanza de faltas, porque perderá todo los méritos y el bien, obtenidos incluso de la última mitad de sus años. Esto es lo el Taná lo demuestra con lo escrito: «Un pecador perderá mucho bien».

118) Ahora se entiende lo que agrega Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, a las palabras del Tana Kama, y también por qué él no trae la frase de «medio culpable y medio inocente» como el Tana Kama. Esto es así porque el Tana Kama habla del segundo y tercer atributo del amor, mientras que Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, habla del cuarto atributo del amor, que es el amor eterno. Es decir, la revelación del rostro como es realmente, en la forma de bueno y benevolente con malos y buenos.

119) En cuanto a eso queda claro que es imposible lograr el cuarto atributo, excepto, cuando es ducho y conoce y sabe todas las relaciones del amado y de cómo él se comporta con otros, sin ninguna excepción. Por eso también el gran privilegio, cuando uno es recompensado con sentenciarse a una balanza de mérito, todavía no es suficiente para lograr el amor completo, es decir, el cuarto atributo. Esto es así porque ahora no obtiene Su virtud como bueno y benevolente con malos y buenos, sino solo desde Su Providencia con respecto a si mismo.

Sin embargo, todavía no conoce Su Providencia con el resto de las personas en el mundo de manera sublime y maravillosa. Así, por lo explicado anteriormente que en la medida que uno no conozca todas las relaciones del amado con otros hasta que no falte ninguna, el amor no es eterno. Entonces, también debe sentenciar el mundo entero a una balanza de mérito. Sólo entonces se le revela el amor eterno.

120) Esto es lo que dice Rabí Elazar hijo de Rabí Shimon: «El mundo es juzgado por su mayoría y el individuo es juzgado por su mayoría». Ya que él habla del mundo entero, no puede decir como Tana Kama, que los considera medio culpables y medio inocentes. Este grado solo llega a una persona cuando se le concede la revelación del rostro y el arrepentimiento desde el temor.

Ahora bien, ¿cómo se afirma esto acerca del mundo entero, cuando ellos no han alcanzado este arrepentimiento? Así, uno solo debe decir que el mundo es juzgado por su mayoría y que el individuo es juzgado por su mayoría.

Interpretación: se podría pensar que uno alcanza al atributo de justo completo cuando no tiene ninguna trasgresión y nunca ha cometido un pecado. Pero aquellos que han fallado con pecados y malicias, ya no son dignos de convertirse en justos completos. Por esa razón Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, nos enseña que esto no es así. Más bien, el mundo es juzgado por su mayoría y así también el individuo.

Esto significa que después de que uno sale del estado intermedio, es decir, después que ha realizado el arrepentimiento desde el temor, que entonces, logra las 613 Mitzvot de inmediato y es llamado «intermedio». En otras palabras, por la mitad de sus años es culpable, y por la otra mitad de sus años es meritorio. Después de eso, si agrega una sola Mitzvá, que es la Mitzvá del amor, se considera que es mayormente meritorio y sentencia todo a una balanza de méritos. Así, el platillo de las transgresiones se convierte, también, en un platillo de méritos, como en las palabras de Tana Kama.

Resulta que aun cuando uno tiene un platillo lleno de transgresiones y malicias, todas se convierten en virtudes. Entonces, es semejante a alguien que nunca pecó y es considerado «justo completo». Esto significa que el mundo y el individuo son juzgados por la mayoría. Así, las transgresiones que uno ha cometido antes del arrepentimiento no son tomadas en cuenta,porque se han convertido en virtudes. De acuerdo con ello, aun «malvados completos» son considerados «justos completos» después de que alcanzan el arrepentimiento desde el amor.

121) Por lo tanto, dice que: si un individuo realiza «una sola Mitzvá», o sea, después del arrepentimiento desde el temor, a partir de lo cual le falta «una sola Mitzvá», entonces, «dichoso de él porque se ha sentenciado a sí mismo y al mundo entero a una balanza de mérito». No solo se sentencia a sí mismo a una balanza de mérito por el arrepentimiento desde el amor, como dijo Tana Kama, sino que logra también sentenciar al mundo entero a una balanza de mérito.

Esto significa que logra ascender en maravillosos alcances en la Sagrada Torá hasta que se le revela cómo lograrán, al fin y al cabo, todos los seres humanos, el arrepentimiento desde el amor. Cuando, también ellos descubrirán y verán la entera Supervisión maravillosa que él mismo ha logrado, y que ellos también serán sentenciados a una balanza de mérito, en cuyo tiempo «cesarán los pecados en la tierra y los malvados no existirán más».

Y, aunque, la gente en general todavía no ha logrado siquiera el arrepentimiento desde el temor, no obstante, después de que el individuo ha alcanzado esa sentencia a una balanza de mérito, destinada para ellos en un alcance claro y absoluto, es similar a «Verás tu mundo durante tu vida», dicho acerca de alguien que se arrepiente por temor. Ya que hemos dicho, que el individuo se impresiona y deleita con ello, como si lo obtuviera inmediatamente, ya que: «Todo aquello que se está por cobrar es considerado cobrado».

Asimismo aquí, le es considerado al individuo que alcanza el arrepentimiento del mundo entero, como si hubiera, realmente, logrado y llegado al arrepentimiento desde el amor, y todos y cada uno de ellos, hubieran sentenciado sus faltas a méritos, de modo suficiente, para conocer Sus relaciones con cada persona en el mundo.

Y es a ello que se refiere Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, diciendo: «Dichoso de él, por haberse sentenciado a sí mismo y al mundo entero a una balanza de mérito». Porque de ahora en adelante, conoce todas las conductas de Su Providencia con cada creación, por vía del descubrimiento de Su verdadero rostro, es decir: «Bueno y benevolente con malos y buenos». Y, ya que lo sabe, de ahí que ha logrado el cuarto aspecto de amor, que es, el «amor eterno».

Tanto Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, como el Tana Kama le advierten también, que aun después que ha logrado sentenciar al mundo entero a una balanza de mérito, que de todas maneras no crea en sí mismo hasta el día de su muerte. Y que, si fallará con una sola transgresión, perderá todos sus buenos y maravillosos alcances, inmediatamente, como está escrito: «Un solo pecador perderá mucho bien».

Esto explica la diferencia entre el Tana Kama y Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, porque Tana Kama solo habla del segundo y tercer aspecto del amor, y por lo tanto, tampoco menciona la sentencia al mundo entero. Y aunque, Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon, habla del cuarto aspecto de amor, el cual no puede describirse, excepto, alcanzado la sentencia al mundo entero a una balanza de mérito, de todas maneras, debemos entender, ¿cómo se logra este alcance maravilloso de sentenciar al mundo entero a una balanza de mérito?

122) Hay que entender lo que está escrito (Taanit 11.71): «Cuando la gente está afligida uno no debe decir: “Iré a mi casa y comeré y beberé y tendré el alma en paz”. Y si así lo hace, la escritura dice sobre él: “Hay júbilo y alegría, mata el ganado vacuno y carnea las ovejas, come carne y bebe vino, ¡comamos y bebamos porque mañana moriremos!” ¿Qué está escrito luego sobre esto? “Y se reveló a mis oídos el Señor de los ejércitos: ‘Esta iniquidad no será expiada para ustedes hasta que mueran’”. Hasta aquí hablamos respecto del atributo del intermedio. Sin embargo, está escrito sobre el atributo del malvado: “Venid, yo traeré el vino, y nos emborracharemos, y mañana será igual que hoy”. ¿Qué dice sobre esto? “El justo perece sin que ninguna persona lo ponga sobre su corazón, que es a causa del mal, que el justo fue arrebatado”. En cambio, cuando uno se aflige con el público, logra y ve el consuelo del público».

123) Estas palabras parecen completamente desconectadas. Él quiere extraer del texto la evidencia de que uno debe lamentarse con el público. Entonces, ¿por qué debemos dividir y separar el atributo de intermedios del atributo de malvados? Además, ¿cuál es la precisión que hace respecto al «atributo de intermedios» y «atributo de malvados»? ¿Por qué no dice «intermedios» y «malvados», para qué necesito los atributos?

También, ¿dónde está sugerido que la escritura habla acerca de una iniquidad en la que uno no se lamenta con el público? Más aún, no vemos ningún castigo en el atributo de malvados, sino en lo que está escrito: «El justo perece sin que ninguna persona lo ponga sobre su corazón etc.». Si los malvados pecan, ¿qué hace que el justo deba ser castigado, y que les importa a los malvados si el justo perece?

124) Sin embargo, debes saber que todos estos atributos: «Intermedios», «malvados» y «justo», no se encuentran en personas especiales. Más bien, los tres se encuentran en cada persona del mundo. Porque estos tres atributos son discernibles en cada persona. Durante el período de ocultación del rostro, antes de que alcanza el arrepentimiento desde el temor, es considerado en el atributo de malvados.

Después, si le es concedido el arrepentimiento desde el temor, es considerado en el atributo de intermedios. Si también le es concedido el arrepentimiento desde el amor, en su cuarta medida, a saber, el amor eterno, es considerado «justo completo». Por lo tanto, no dijeron meramente, intermediarios y justos, sino el atributo de intermedios y el atributo de malvados.

125) Recordemos también que es imposible lograr la cuarta medida de amor, sin primero, lograr la revelación del rostro que está destinada a llegar al mundo entero. Esto le proporciona la suficiente fuerza para sentenciar al mundo entero a una balanza de mérito, como dijo Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon.

También, hemos aprendido que la revelación del rostro debe transformar cada pesar y tristeza, que llegaron durante la ocultación del rostro, en placeres maravillosos, hasta lamentarse que uno ha sufrido muy poco.

Entonces, debemos preguntar: Cuando uno se sentencia a una balanza de mérito, ciertamente, recuerda todo el pesar y el dolor que ha padecido durante la ocultación del rostro. Entonces, es posible que todos ellos sean convertidos en placeres maravillosos, como decíamos antes.

Pero, cuando sentencia al mundo entero a una balanza de mérito, ¿cómo conoce la medida de pesar y dolor que sufren todas las criaturas del mundo, hasta comprender cómo se sentencian a una balanza de méritos, del mismo modo que hemos explicado acerca de cómo el hombre se sentencia a sí mismo?

Para que no falte la balanza de mérito del mundo entero, cuando uno esté calificado para sentenciarlos a una balanza de mérito, uno no tiene ninguna otra artimaña más que lamentarse siempre con los problemas del público, así como lo hace con sus propios problemas. Porque, entonces, la balanza de faltas del mundo entero estará lista dentro de él como su propia balanza de faltas. De modo que, si le es concedido sentenciarse a sí mismo a una balanza de mérito, también será capaz de sentenciar al mundo entero a una balanza de mérito y logrará la medida de «justo completo».

126) Así se puede comprender debidamente lo escrito: Que, si el hombre no se lamenta con el público, entonces, aun cuando le sea concedido el arrepentimiento desde el temor, llamado atributo del intermedio, la escritura dice sobre él: «Y he aquí júbilo y alegría». Lo cual significa que, el hombre que ha logrado la bendición de «verás tu mundo durante tu vida» y ve toda la recompensa por su Mitzvá, que está preparada para el mundo por venir, por supuesto que está lleno de júbilo y alegría. Y se dice a sí mismo: «Mata el ganado vacuno y carnea las ovejas, come carne y bebe vino, ¡comamos y bebamos porque mañana moriremos!».

Significa, que uno está colmado con una gran alegría debido a la recompensa prometida en el mundo por venir. Por eso él dice tan alegremente «porque mañana moriremos» y yo cobraré por completo mi vida en el mundo por venir, después de que muera.

Sin embargo, está escrito acerca de esto: «Y se reveló a mis oídos el Señor de los ejércitos: “Esta iniquidad no será expiada para ustedes hasta que mueran”». Esto significa que el texto lo reprende por los errores cometidos.

Hemos aprendido que las malicias de alguien que se arrepiente por temor se convierten en simples errores. Por lo tanto, dado que no se lamentó con el público y no puede lograr el arrepentimiento desde el amor, momento en el cual las malicias se conviertan en virtudes, es necesario que los errores cometidos nunca sean expiados a lo largo de su vida. Entonces, ¿cómo puede alegrarse por su vida en el mundo por venir? Por eso está escrito: «Esta iniquidad no será expiada», es decir, los errores. «Hasta que mueran», significa antes de morir. Así, está desprovisto de expiación.

127) También está escrito que, es el «atributo de intermedio», lo cual significa que este texto habla desde el momento que se ha arrepentido por temor, en adelante. En ese tiempo se llama «intermedio».

¿Pero qué dice acerca del «atributo de los malvados»? Interpretación: ¿Qué será de aquel que estaba en ocultación del rostro, cuando, entonces, fue denominado «atributo de malvados»? También, aprendimos que el arrepentimiento desde el temor no corrige lo que le ha pasado, hasta que se haya arrepentido.

De allí, el texto nos trae otro versículo: «Venid, yo traeré el vino, y nos emborracharemos, y mañana será igual que hoy». Significa que esos días y años que él ha pasado desde el tiempo de ocultación del rostro, y que no corrigió, llamados «atributo de malvados», ellos no quieren que él se muera. Es así porque no tienen ninguna parte en el mundo por venir, luego de la muerte, porque ellos son el atributo de malvados.

Por consiguiente, en el momento que el atributo de intermedio se alegra y regocija en una persona «porque mañana moriremos» y lograremos la vida del mundo por venir, al mismo tiempo el atributo de malvados en él no dice eso. Dice más bien: «Y mañana será como este día». Significa que quiere vivir y estar feliz para siempre en este mundo, porque no tiene aún ninguna parte en el mundo por venir. Esto es porque uno no lo ha corregido, ya que solo tiene corrección por medio del arrepentimiento desde el amor.

128) Está escrito: «El justo perece», lo cual significa que el atributo de justo completo que este hombre debe alcanzar, se le perdió. «Sin ninguna persona que lo ponga sobre su corazón, que es a causa del mal que el justo fue arrebatado».

Esto significa que, porque ese intermedio no se lamentó con el público, no puede lograr el arrepentimiento desde el amor, que convierte malicias en virtudes y males en placeres maravillosos. En cambio, todos los errores y los males que ha sufrido antes de adquirir el arrepentimiento desde el temor, siguen firmes todavía en el atributo de malvados, que sienten males de Su Providencia. Debido a estos males, que todavía sienten, él no puede ser premiado y ser un justo completo.

La escritura dice: «Sin ninguna persona que lo ponga sobre su corazón». Significa que esa persona presta atención que «que es a causa del mal», es decir, debido a los males que todavía siente de tiempos pasados en Su Providencia, es «que el justo fue arrebatado». Es decir, perdió el atributo de justo, morirá y se irá del mundo solo con el atributo de intermedio.

Todo esto es que, todo aquel que no se lamenta con el público, no es recompensado y no ve el consuelo del público, porque no podrá sentenciarlos a una balanza de mérito y ver su consuelo. Por eso, nunca logrará el atributo de justo.

129) A partir de todo lo mencionado anteriormente, hemos llegado a saber que no hay ninguna persona que no experimente los tres atributos anteriores: el atributo de malvados, el atributo de intermedios y el atributo de justos.

Son llamados Midot (atributos) porque se extienden en la Midá (medida) del alcance de Su Providencia. Nuestros sabios dijeron que «uno es medido con la misma extensión con la que mide» (Sotá 8). Porque aquellos que logran Su Providencia en la ocultación del rostro son considerados con el atributo de malvados. Malvados incompletos, desde la perspectiva de la ocultación simple, o malvados completos, desde la perspectiva de la doble ocultación.

Porque, de acuerdo a su opinión y sensación, el mundo se conduce de mala manera, así como ellos se condenan a sí mismos, ya que reciben tormentos y dolores de Su Providencia y se sienten mal todo el día. Ellos condenan aún más al pensar que todos los habitantes del mundo son vigilados como ellos, con mala guía.

Por lo tanto, aquéllos que logran la Providencia desde la perspectiva de la ocultación del rostro son llamados «malvados», ya que ese nombre aparece en ellos desde la profundidad de su sensación y depende de la comprensión del corazón. Las palabras o pensamientos que justifican Su Providencia no importan en absoluto, cuando se oponen a la sensación todos los órganos y los sentidos, los cuales no pueden forzarse a mentir a sí mismos, como lo hace.

Entonces, aquellos que están en esta medida de alcance de la Providencia se considera que se han sentenciado a ellos y al mundo entero a una balanza de faltas, como está escrito en las palabras de Rabí Elazar, hijo de Rabí Shimon. Esto es porque se imaginan que todos los habitantes del mundo son vigilados como ellos, con mala guía, como sería digno de Su Nombre: «Bueno y benevolente para malos y buenos».

130) Aquellos a quienes les es concedida la sensación de Su Providencia en la forma de la revelación del rostro, en el primer grado, llamada «arrepentimiento desde el temor», son considerados con el atributo de intermedios. Esto es debido a que sus emociones están divididas en dos partes, llamadas «dos platillos de la balanza».

Porque ahora que han adquirido la revelación del rostro en la forma de «verás tu mundo durante tu vida», por lo menos han logrado, de aquí en más, Su buena Providencia como corresponde a Su nombre: «Bueno». Por esa razón tienen un platillo de mérito.

Sin embargo, toda la aflicción y los amargos tormentos que se han grabado fuertemente en sus sensaciones de todos los días y años, en los que recibieron la ocultación del rostro. Es decir, en el tiempo pasado, antes de que les fuera otorgado el arrepentimiento mencionado, todos estos siguen en pie y son llamados platillo de faltas.

Dado que ellos tienen estos dos platillos puestos uno frente al otro. De forma que a partir del momento de que se arrepienten y hasta ese momento, el platillo de faltas está listo ante ellos, y el platillo de méritos es a partir del momento del arrepentimiento en adelante. Así, su arrepentimiento se encuentra «entre» el mérito y las faltas. Por eso son llamados «intermedios».

131) Aquellos que merecen la revelación del rostro en el segundo grado, llamado el «arrepentimiento desde el amor», que es cuando las malicias se les convierte en virtudes, se considera que han sentenciado esa balanza de faltas a una balanza de mérito. Significa que toda la aflicción y tormentos que se grabaron en sus huesos, mientras estaban bajo la Providencia de ocultación del rostro, han sido ahora sentenciados e invertidos a una «balanza de mérito».

Esto es así porque cada lamento y cada pesar se han convertido ahora en un placer maravilloso e interminable. Ahora son llamados «justos» porque justifican Su Providencia.

132) Debemos saber que el atributo de intermedio mencionado, aplica incluso cuando uno está bajo la Providencia de ocultación del rostro. Porque por medio del gran empeño en la fe en la recompensa y castigo, se les revela una Luz de gran confianza en el Creador. Durante un tiempo, les es concedido un grado de revelación del rostro en la medida de intermedios. La desventaja es que no pueden permanecer en sus atributos para quedarse allí permanentemente, ya que quedarse permanentemente solo es posible a través del arrepentimiento desde el temor.

133) También debemos tener presente lo que dijimos acerca de que solo hay elección cuando hay ocultación del rostro. Eso no significa que después de obtener la Providencia de la revelación del rostro uno no tiene que realizar ninguna tarea y ningún esfuerzo en la práctica de Torá y Mitzvot. Por el contrario, el principal trabajo apropiado en Torá y Mitzvot empieza, principalmente, a partir de que el hombre alcanza el arrepentimiento desde el amor. Porque solo entonces puede comprometerse en Torá y Mitzvot con el amor y temor que se nos ordena, y «El mundo fue creado para justos completos» (Brajot, 61).

Esto se asemeja a un rey que deseaba seleccionar para sí a sus adeptos más leales del reino y traerlos a trabajar dentro de su palacio. ¿Qué hizo él? Emitió una proclama abierta diciendo que cualquiera que lo deseara, grande o pequeño, podría llegar a su palacio para comprometerse en los trabajos internos.

Sin embargo, colocó muchos guardianes para cuidar el portal del palacio, así como en todos los caminos que conducen al palacio, y les ordenó despistar astutamente a todos aquellos que se acerquen a su palacio y desviarlos del camino que conduce al palacio.

Naturalmente, todas las personas del país empezaron a correr al palacio del rey. Sin embargo, los diligentes guardianes los rechazaron con astucia. Muchos de ellos lograron superarlos y hasta llegaron a acercarse al portal del palacio, pero los guardianes del portal eran muy esmerados. Si alguien se acercaba al portal, lo desviaban y rechazaban con gran astucia, hasta que retornaba por donde había llegado.

Así que volvían, llegaban y se iban, y recobraban fuerzas y volvían y así sucesivamente durante varios días y años, hasta que se cansaron de intentarlo nuevamente. Solo aquellos héroes que soportaron con paciencia y derrotaron a los guardianes lograron abrir el portal, y al instante les fue concedido ver el rostro del rey, y él designó a cada uno a su puesto correspondiente.

Por supuesto, a partir de ese momento no tuvieron ninguna relación con esos guardianes que los desviaron, despistaron y amargaron su vida durante varios días y años, corriendo de un lado a otro alrededor del portal. Esto es porque ellos fueron recompensados con trabajar y servir ante la gloria del rostro del rey en el interior de su palacio.

Así sucede con el trabajo de los justos completos. Que la elección que aplica durante la ocultación del rostro, ciertamente no aplica más cuando han abierto la puerta para lograr la Providencia revelada.

A pesar de que el principal trabajo del Creador, comienza con la revelación del rostro, en ese momento comienzan a dar pasos por muchos peldaños de la escalera, que está puesta en la tierra, y su cima llega hasta el cielo, como está escrito: «Los justos irán de éxito en éxito».

Nuestros sabios dicen: «Cada justo se quema por la Jupá de su amigo». Estos trabajos los califican para el deseo de Dios, para que se cumpla en ellos Su pensamiento en la creación, que es «deleitar a Sus criaturas» acorde a Su buena y generosa mano.

134) Es deseable conocer esta ley superior, que no hay ninguna revelación excepto en un lugar donde había ocultación, como en los asuntos de este mundo, donde la ausencia precede la existencia. Porque el trigo solo crece en el lugar donde se sembró y se pudrió.

Lo mismo ocurre con los asuntos superiores en los que la ocultación y la revelación se relacionan como la mecha y la luz que se aferra de ella. Porque toda ocultación, luego que llega a corregirse, causa la revelación de la Luz correspondiente a ese tipo de ocultación. La Luz que aparece, se aferra a él como la luz a una mecha, y recuerda esto en todos tus caminos.

135) Con esto entenderás lo que escribieron nuestros sabios, que toda la Torá completa son los nombres del Creador. Ya que esto parece confuso, porque encontramos muchos nombres groseros como: los nombres de los malvados, Paró (Faraón), Bilam, prohibición e impureza, las crueles maldiciones que hay en las dos reprimendas, y así sucesivamente. ¿Cómo se puede entender que todos estos sean los nombres del Creador?

136) Para entenderlo debemos saber que nuestros modos no son Sus modos. Nuestro modo es ir desde lo imperfecto hacia la perfección. En Su modo, todas las revelaciones nos llegan desde la perfección hacia lo imperfecto.

Porque desde un principio la completa perfección es emanada y sale ante Él. Esta perfección baja desde Su rostro y desciende, restricción tras restricción, a través de varios grados. Hasta llegar al último grado, el más restringido, apto para nuestro mundo material, y entonces la materia se nos aparece aquí en este mundo.

137) A partir de lo mencionado aprenderás que la Sagrada Torá, cuya altura no tiene fin, no fue emanada y salió ante Él, de inmediato, en la forma que la vemos en nuestro mundo. Más bien, se sabe que «la Torá y el Creador son uno», y esto no se puede reconocer de modo alguno en la Torá de nuestro mundo. Es más, para quien se compromete en Lo Lishmá, su Torá se convierte en una poción de muerte para él.

Más bien, cuando fue emanada ante Él, se emanó y salió en la perfección absoluta, es decir, realmente en la forma de «La Torá y el Creador son uno». Esto es lo que significa la «Torá de Atzilut» (en la Introducción a las Correcciones del Zóhar Página 3): «Él, Su Luz y Sus hechos son uno». Después que descendió de Su rostro y se fue restringiendo gradualmente a través de muchas restricciones hasta que fue otorgada en el Sinaí, que fue escrita tal como la vemos nosotros aquí en este mundo, vestida con ropajes groseros del mundo material.

138) Debes saber que, a pesar que la distancia entre las vestiduras de la Torá, en este mundo, hasta las vestiduras de la Torá en el mundo de Atzilut, está más allá de toda medida. Sin embargo, la propia Torá, es decir, la Luz dentro de las vestiduras no está alterada en absoluto, entre la Torá de Atzilut y la Torá de este mundo, como está escrito: «Yo, el Señor no cambio» (Malají 3.6).

Más aún, estos groseros ropajes en nuestra Torá de Asiá no tienen un valor inferior respecto de la Luz que está revestida en ella. Por el contrario, su importancia es mucho mayor, desde la perspectiva del fin de su corrección, que todas sus vestiduras puras en los Mundos Superiores.

Esto se debe a que la ocultación es la razón para la revelación. Ya que la ocultación después de su corrección, durante la revelación, se vuelve una revelación, como una mecha para la luz que se aferra a ella. Cuanto mayor es la ocultación, al corregirse se revela y se aferra a ella la Luz más grande. Así, el valor de todos estos groseros ropajes con los cuales se viste la Torá en este mundo, no son inferiores a la Luz que los viste, sino todo lo contrario.

139) Con esto triunfó Moshé sobre los ángeles con el argumento: «¿Hay envidia entre ustedes?, ¿la mala inclinación está entre ustedes?» (Shabat 89). Esto significa que, la mayor ocultación, revela la Luz más grande. Él les mostró que en las vestiduras puras en que la Torá se viste en el mundo de los ángeles, no se pueden revelar por medio de ellas las Luces más grandes, tal como se puede con las vestiduras de este mundo.

140) Así queda claro que, no hay ningún cambio alguno en la Torá de Atzilut, donde «la Torá y el Creador son uno» hasta la Torá en este mundo. La única diferencia está en las vestiduras, porque las vestiduras de este mundo son las que hacen desvanecer al Creador y Lo ocultan.

Debes saber que, debido a Su vestidura en la Torá es llamado «Maestro», para indicarte que aun durante la ocultación del rostro e incluso durante la doble ocultación, el Creador mora y se viste en la Torá. Porque Él es el «Maestro» y ella es la Torá. Pero los groseros ropajes de la Torá son ante nuestros ojos como alas que cubren y ocultan al Maestro, que está vestido y se esconde en ellas.

Sin embargo, cuando se le concede al hombre la revelación del rostro en el arrepentimiento desde el amor, en su cuarta forma, se dice acerca de él: «Tu Maestro ya no estará cubierto con alas, y tus ojos verán a tu Maestro». Porque desde ese momento en adelante, las vestiduras de la Torá ya no cubren con alas ni ocultan al «Maestro», y se le revela por siempre que «La Torá y el Creador son uno».

141) Ahora se entiende el significado de las palabras de nuestros sabios: «A Mí déjenme y guarden mi Torá». Lo cual interpretaron: «Ojalá que a Mí me dejaran y guarden Mi Torá, la Luz los reforma» (Talmud de Jerusalem, Jaguigá, Capítulo 1, Halajá 7).

Esto es confuso. Quieren decir que ellos ayunaron y se atormentaron para encontrar la revelación de Su rostro, como está escrito: «Ellos desean la cercanía de Dios» (Isaías 58:2). Sin embargo, el texto les dice en nombre del Creador: «Ojalá que Me dejen, porque todo su trabajo es vano e infructuoso. Porque yo no me encuentro en ningún otro lado sino en la Torá». Por consiguiente, guarden la Torá y búsquenme allí, y la Luz en ella los reformará y Me encontrarán, como está escrito: «Aquéllos madrugan por Mí, Me encontrarán».

142) Ahora estamos en condiciones de aclarar en algo la esencia de la sabiduría de la Cabalá, lo suficiente como para tener una concepción fiable de la calidad de esa sabiduría. Para no engañarse a uno mismo con las falsas imaginaciones que las masas en su mayoría se imaginan.

Debes saber que la Sagrada Torá está dividida en cuatro elementos que abarcan toda la realidad. Tres elementos son estados en la realidad general de este mundo. Ellos se llaman «Mundo», «Año» y «Alma». El cuarto elemento es la conducta de existencia de las tres partes anteriores de la realidad, es decir, su nutrición, y su conducción en todos sus acontecimientos.

143) Esto significa: 1.) La parte exterior de la realidad, como los cielos y los firmamentos, la tierra y los mares, etc., que están escritos en la sagrada Torá, todos estos se denominan «Mundo». 2.) La parte interior de la realidad, es decir, el hombre y la bestia, los animales y las aves y sus especies, etc., descritos en la Torá, los cuales se encuentran en los mencionados sitios denominados «exterioridad», son llamados «Alma». 3.) La evolución de la realidad a lo largo de las generaciones es llamada causa y consecuencia. Por ejemplo, en la evolución de las cabezas de las generaciones desde Adam HaRishón hasta Yehoshua y Kalev que llegaron a la tierra, contenidas en la Torá, en la que el padre es considerado la «causa» del hijo, quien es «causado» por él. Esta evolución de los detalles de la realidad por vía de la causa y la consecuencia, es llamada «Año». 4.) Todas las conductas de la provisión del sustento de toda la realidad, tanto externa como interna, en cada acontecimiento y conducción que contiene la Torá, son llamadas con el nombre «la provisión del sustento en la realidad».

144) Debes saber que los cuatro mundos, denominados en la sabiduría de la Cabalá: Atzilut, Beriá, Yetzirá, y Asiá. Cuando salieron y descendieron, salieron el uno del otro como el sello y lo sellado, es decir, ya que todo lo que está escrito en el sello aparece necesariamente en lo que se sella con él, ni más ni menos. Del mismo modo ocurrió en el descenso de los mundos.

Así, todos los cuatro aspectos que son llamados Mundo, Año, Alma y sus existencias, que estaban en el mundo de Atzilut, salieron todos, se sellaron y manifestaron su modelo también en el mundo de Beriá. Lo mismo ocurre del mundo de Beriá al mundo de Yetzirá, hasta el mundo de Asiá.

Así, los tres discernimientos de la realidad que está ante nosotros, llamados Mundo, Año, Alma, con todos sus modos de existencia, que están ordenados ante nuestros ojos en este mundo, se extendieron y se revelaron aquí desde el mundo de Yetzirá, y en Yetzirá desde su superior.

De modo que la fuente de toda la multiplicidad de detalles que están ante nuestros ojos está en el mundo de Atzilut. Es más, incluso aquellas innovaciones que aparecen en este mundo hoy, cada novedad debe aparecer primero arriba en el mundo de Atzilut, y desde allí viene y desciende hasta que aparece en nuestro mundo.

Este es el significado de las palabras de nuestros sabios: «No tienes ninguna brizna de hierba abajo que no tenga una fortuna y un guardia vigilándola desde arriba y que la golpea y le dice: “¡Crece!”» (Bereshit Rabá). Éste es el significado del texto: «El hombre no mueve un dedo abajo, sin que sea proclamado desde arriba» (Julin pág. 7).

145) Debes saber que, el asunto que la Torá se viste en los tres elementos de la realidad, Mundo, Año, Alma, y sus existencias en este mundo material, produce las prohibiciones, impurezas y exclusiones que se encuentran en la Torá revelada. Anteriormente, hemos explicado que el Creador se viste en ella en la forma de «La Torá y el Creador son uno», pero en gran ocultación y evanescencia. Esto es debido a que estos ropajes materiales son las alas que Lo cubren y Lo hacen desvanecer.

Sin embargo, el revestimiento de la Torá en la forma de Mundo, Año, Alma puros y sus existencias en los tres Mundos Superiores, llamados Atzilut, Beriá, Yetzirá, generalmente son llamados «La Sabiduría de la Cabalá».

146) De modo que la Sabiduría de la Cabalá y la Torá revelada son una y la misma. Sin embargo, mientras el hombre recibe desde el estado de una Providencia de ocultamiento de rostro oculto y el Creador se oculta en la Torá, se considera que está dedicándose a la Torá de lo revelado. En otros términos, él es incapaz de recibir cualquier iluminación de la Torá de Yetzirá, y mucho menos desde más arriba que Yetzirá.

Cuando se le concede al hombre la revelación del rostro comienza a dedicarse a la Sabiduría de la Cabalá. Esto es porque las mismas vestiduras de la Torá revelada fueron purificadas para él y su Torá se convirtió en una Torá de Yetzirá, llamada «La Sabiduría de la Cabalá».

Incluso, a quien le es concedida la Torá de Atzilut no significa que las letras de la Torá hayan cambiado para él. Más bien, las mismas vestiduras de la Torá revelada se han purificado para él y se han convertido en vestiduras muy puras. Se han convertido como dice el versículo: «Tu Maestro ya no estará cubierto con alas, y tus ojos verán a tu Maestro». En ese momento se convierten en «Él, Su Luz y Sus hechos son uno».

147) Permítame darle un ejemplo para acercar la cuestión un poco más a nuestra comprensión. Por ejemplo: Mientras uno estaba en ocultación del rostro, era necesario que las letras y las vestiduras de la Torá oculten al Creador. Por esa razón falló, por las malicias y errores cometidos, y por esa razón fue sometido bajo la vara de castigo, los groseros ropajes en la Torá, que son impureza, prohibición y exclusión, etc.

Sin embargo, cuando a uno le es otorgada Providencia revelada y arrepentimiento desde el amor, sus malicias se le convierten en virtudes. Entonces, todos las malicias y los errores cometidos mientras estaban bajo la ocultación del rostro, ahora se quitan sus ropajes groseros y tan amargos. Se visten con vestiduras de Luz, Mitzvá y méritos.

Esto es así porque los mismos groseros ropajes se han vuelto virtudes. Ahora son como vestiduras que se extienden del mundo de Atzilut o Beriá y no cubren con alas al «Maestro». Por el contrario: «Tus ojos verán a tu Maestro».

Continúa con que no hay ninguna modificación entre la Torá de Atzilut y la Torá en este mundo, es decir, entre la Sabiduría de la Cabalá y la Torá de lo revelado. En cambio, la única diferencia está en el hombre que se compromete en la Torá. Dos pueden estudiar Torá de una misma manera y con una misma lengua realmente, para uno esa Torá será la Sabiduría de la Cabalá y la Torá de Atzilut, mientras para el otro será la Torá de Asiá y de lo revelado.

148) Ahora comprenderás la verdad en las palabras del Gaón de Vilna (en el Libro de Oraciones, en la Bendición para la Torá). Él escribió que la Torá empieza con el Sod (secreto), es decir, la Torá de lo revelado de Asiá. Se considera oculto porque el Creador está allí completamente oculto.

Luego en Rémez (indicio), es decir, que Él se revela muchísimo en la Torá de Yetzirá. Hasta que logra el Pshat (literal) que es la Torá de Atzilut. Es llamada Pshat porque es despojada (Nitpashtá) de todas las vestiduras que ocultan al Creador.

149) Una vez que hemos llegado hasta aquí, podemos proporcionar alguna idea y discernimiento de los cuatro mundos conocidos en la Sabiduría de la Cabalá con los nombres de Atzilut, Beriá, Yetzirá, Asiá de Kedushá, y los cuatro mundos ABYA de las Klipot (cáscaras). Ellos están ordenados uno en oposición al otro, en oposición a ABYA de Kedushá.

Comprenderás todo esto de lo explicado anteriormente, en los cuatro discernimientos del alcance de Su Providencia y de los cuatro grados de amor. Comenzaremos por explicar los cuatro mundos ABYA de Kedushá, y lo haremos desde abajo, desde el mundo de Asiá.

150) Ya hemos explicado anteriormente, las primeras dos formas de la Providencia, en su forma de ocultación del rostro. Debes saber, que ambas son consideradas el mundo de Asiá. Por eso está escrito en el «Árbol de Vida» que el mundo de Asiá es mayormente malo. Incluso, la pequeña parte buena contenida en él, también está mezclada completamente con el mal y resulta irreconocible.

Interpretación: desde el lado de la primera ocultación resulta que es mayormente malo, es decir, los tormentos y dolores que sienten aquellos que reciben esta Providencia. Desde el lado de la doble ocultación, lo bueno también está mezclado con lo malo y lo bueno es completamente irreconocible.

El primer discernimiento de revelación del rostro es considerado «el mundo de Yetzirá». Por eso está escrito en el libro «Árbol de Vida» (Shaar 48:83) que el mundo de Yetzirá es mitad bueno y mitad malo. Esto significa que quién logra el primer discernimiento de la revelación del rostro, que es la primera forma de amor condicional, llamado mero «arrepentimiento desde el temor», es llamado «Intermedio». Él es mitad culpable y mitad inocente.

La segunda forma de amor también es condicional, pero no hay ninguna reminiscencia de cualquier daño o perjuicio entre ellos. Así también, la tercera forma de amor, que es la primera forma de «amor incondicional». Ambas son consideradas el mundo de Beriá.

Por ello está escrito en el libro «Árbol de Vida» que «el mundo de Beriá es mayormente bueno y una pequeña parte es mala, y ese mal menor es imperceptible». Como fue explicado, que a partir de que el intermedio logra una Mitzvá, se sentencia a sí mismo a una balanza de mérito. Debido a esto es considerado «mayormente bueno», es decir, la segunda forma de amor.

El diminuto e imperceptible mal que se encuentra en Beriá se extiende desde la tercera forma de amor, que es incondicional. También, ya se ha sido sentenciado a una balanza de mérito, pero aún no ha sentenciado al mundo entero, entonces, resulta que una pequeña parte en él, es mala, dado que este amor todavía no se considera eterno. Sin embargo, esta pequeña parte es imperceptible ya que aún no ha sentido ningún daño ni perjuicio, incluso hacia otros.

La cuarta forma de amor, que es el amor incondicional, que también es eterno, es considerada el mundo de Atzilut. Este es el significado de lo escrito en el libro: «Árbol de Vida» que en el mundo de Atzilut no hay ningún mal, en absoluto, y que allí «el mal no se asentará en ti».

Esto es porque, después que también ha sentenciado al mundo entero a una balanza de mérito, el amor es eterno y absoluto, y no habrá más cobertura y ocultación en el mundo. Esto es porque, allí es el lugar de la revelación completa del rostro, como está escrito: «Tu Maestro ya no estará cubierto con alas, y tus ojos verán a tu Maestro». Esto es porque, ahora conoce todos los compromisos del Creador con todas las criaturas como verdadera Providencia que se revela de Su nombre el «Bueno y Benevolente para los malos y los buenos».

151) Ahora también puedes entender el discernimiento de los cuatro mundos de ABYA de Klipá, que están ordenados frente a ABYA de Kedushá como en el escrito: «Dios ha hecho a uno en oposición al otro». Esto es porque, la carroza de las Klipot de Asiá es el discernimiento del ocultamiento de rostro en ambos grados. Esa carroza gobierna para provocar que el hombre sentencie todo a una balanza de faltas.

El mundo de Yetzirá de Klipá toma en su mano la balanza de faltas, la cual no está corregida en el mundo de Yetzirá de Kedushá. Y así gobierna sobre los intermedios, que reciben del mundo de Yetzirá, como está escrito: «Dios ha hecho a uno en oposición al otro».

El mundo de Beriá de Klipá tiene en sus manos el poder para cancelar el «amor condicional», es decir, solo cancelar aquella cosa de la que el amor depende. Esto se refiere al estado incompleto en el amor de la segunda forma.

El mundo de Atzilut de Klipá es el que captura en sus manos esa minúscula parte de mal que es imperceptible, que hay en Beriá debido a la tercera forma de amor. Que, a pesar de que es un amor verdadero, porque Él es «bueno y benevolente con malos y buenos», lo cual es considerado Atzilut de Kedushá. Sin embargo, porque no ha logrado sentenciar el mundo entero a una balanza de mérito, la Klipá tiene el poder en su mano, para hacer que el amor fracase, por la fuerza de la Providencia sobre los demás.

152) Éste es el significado de lo que está escrito en el «Árbol de Vida» que el mundo de Atzilut de las Klipot está puesto en oposición al mundo de Beriá, y no al mundo de Atzilut. Esto es, como fue explicado, que del mundo de Atzilut de Kedushá se extiende únicamente el cuarto discernimiento del amor. En consecuencia, allí no hay ningún dominio de las Klipot, dado que ya ha sentenciado al mundo entero a una balanza de mérito y conoce todas las conductas del Creador, también en Su Providencia sobre todas las criaturas, de la Providencia en Su nombre: «bueno y benevolente con malos y buenos».

Sin embargo, en el mundo de Beriá, desde el que se extiende el tercer discernimiento, no hay todavía sentencia del mundo entero. Por consiguiente, hay todavía un aferramiento de las Klipot. No obstante, estas Klipot son consideradas Atzilut de Klipa ya que están en oposición al tercer discernimiento, que es el «amor incondicional» y este amor es considerado Atzilut.

153) Ya hemos explicado debidamente los cuatro mundos de ABYA de Kedushá y las Klipot, los cuales son el aspecto opuesto de cada uno de los mundos. Ellos provienen del discernimiento de la carencia que existe en su mundo opuesto correspondiente en la Kedushá y son denominados «cuatro mundos ABYA de las Klipot».

154) Estas palabras son suficientes para que cualquier lector, sienta en su razón, la esencia de la Sabiduría de la Cabalá en un cierto grado. Debes saber que la mayoría de los autores de libros de Cabalá dirigieron sus palabras solo a aquellos lectores que ya han logrado la revelación del Rostro y todos los sublimes alcances. No debemos preguntar: Si ellos ya han conseguido los alcances, entonces, ellos saben todo a través de su propio alcance. Entonces, ¿para qué estudiar más de los libros de la Sabiduría de la Cabalá de otros?

Claro está que no es sabio preguntar eso. Es como alguien que se compromete en la Torá de lo revelado, que no tiene ningún conocimiento de los quehaceres de este mundo, el Mundo, Año, Alma de este mundo, y no conoce los acontecimientos y comportamientos de los hombres con sí mismos y con los demás. Y, tampoco conoce a las bestias y las aves de este mundo. ¿Podrías considerar que esa persona sería capaz de comprender correctamente algún problema de la Torá? Él invertiría los problemas de la Torá de bueno a malo y de malo a bueno, y no ubicaría sus piernas y manos en nada.

Así que la cuestión ante nosotros es: Aun cuando el hombre adquiere el alcance, e incluso al nivel de Torá de Atzilut, solo percibirá lo referente a su propia alma. Sin embargo, todavía debe conocer todos los tres atributos, Mundo, Año y Alma, en cada uno de sus acontecimientos y conductas, con total conciencia, para poder entender las cuestiones de la Torá, relativas a ese mundo. Estos asuntos están explicados, en el libro de El Zóhar y en los auténticos libros de Cabalá, con todos sus detalles y minuciosidad. Así, cada sabio que entiende por su propia razón, debe contemplar día y noche en eso.

155) Por consiguiente debemos preguntar: ¿Por qué entonces, los Cabalistas obligaron, que toda persona, estudie la Sabiduría de la Cabalá? De hecho, hay algo grande en ello, digno de ser publicado: Hay un remedio maravilloso e inestimable para aquellos que se comprometen en la Sabiduría de la Cabalá. Y aunque no entiendan lo que estudian, pero a través del anhelo y el fuerte deseo de entender lo que están estudiando, despiertan sobre ellos, las Luces que circundan sus almas.

Esto significa que cada hombre de Israel tiene garantizado alcanzar finalmente todos los maravillosos alcances que el Creador ha calculado en el Pensamiento de la Creación, para deleitar a cada criatura. Y quien no logre en esta reencarnación, lo logrará en una segunda reencarnación, etc., hasta que logre completar el Pensamiento que el Creador ha pensado para él, como está escrito en El Zóhar.

Y mientras el hombre no ha logrado alcanzar su perfección, estas Luces que están destinadas para él son consideradas «Luces Circundantes». Lo cual significa que están listas para él, solo que esperan al hombre, que purifique su vasija de recepción, en cuyo momento se vestirán esas Luces en las vasijas preparadas.

Por lo tanto, aun cuando le falten las vasijas, en la hora en que el hombre se involucra en esta sabiduría, mencionando los nombres de las Luces y las vasijas, que le pertenecen a su alma, estas le iluminan de inmediato, en una cierta medida. Solo que le iluminan sin vestirse en el interior de su alma, por la falta de vasijas capaces de recibirlas. A pesar de eso, la iluminación que recibe una y otra vez, cuando se involucra en eso, le atraen gracia desde Lo Alto, impartiéndole abundancia de Kedushá y pureza, que acercan mucho al hombre a alcanzar su perfección.

156) Sin embargo, hay una condición estricta durante la práctica de esta sabiduría, la de no materializar las cosas con asuntos imaginarios y corpóreos. Lo cual transgrede el «No te harás estatuas, ni imagen alguna». Porque, entonces, uno es dañado en lugar de beneficiado. Y es por eso que nuestros sabios nos advirtieron solo estudiar esta sabiduría después de los cuarenta años o de la boca de un Rav, etc., por cautela. Y todo esto es por la razón mencionada anteriormente.

Por consiguiente, para salvar a los lectores de cualquier materialización, preparé con la ayuda de Dios, las interpretaciones de Panim Meirot uMasbirot sobre el «Árbol de la vida» (Etz Jaim).

Sin embargo, luego que se imprimieron las primeras cuatro partes de estas interpretaciones, y llegaron a los estudiantes, vi en ellos que aún no me libré de la obligación de aclarar, tal como había pensado. Todo el gran esfuerzo que hice en clarificar y extender, para que se aclaren los asuntos y que sean fáciles, fue casi vano.

Esto es a causa de que los lectores no sienten la gran obligación de ser aplicados con el significado de cada palabra y palabra, que llega ante ellos, y repasarla varias veces, de modo que les sea suficiente para memorizarla bien, a lo largo del libro, en todo lugar donde aparece esa palabra. Y a causa del olvido de una palabra, se les confunden aquellos asuntos, porque por la sutileza del tema, la falta de explicación de un término, es suficiente para desdibujarles todo el tema.

Para corregir esto, comencé a escribir «Perush Hamilot» (El significado de las palabras), de acuerdo al orden alfabético, acerca de todas las palabras que aparecen en los libros de Cabalá, que necesitan una explicación: por un lado, agrupé las interpretaciones del Arí y el resto de los primeros cabalistas, y todo lo que mencionaron acerca de una cierta palabra. Por el otro lado, interpreté la esencia de todas esas interpretaciones. Y preparé una fiel definición en la explicación de esa palabra, de forma que sea suficiente para la comprensión del lector, en cada uno de los lugares en donde encuentre el término, en todos los auténticos libros de Cabalá, de los primeros hasta los últimos. Así lo hice con todas las palabras comunes en la Sabiduría de la Cabalá.

He aquí que ya imprimí, con la ayuda de Dios, las palabras que comienzan con la letra Álef, y también un poco de la letra Bet. Solo de un lado y ya suman casi mil páginas. Y a causa de la falta de dinero, dejé el trabajo en su inicio. Ya hace casi un año que dejé este importante trabajo, y el Creador sabe si podré continuar, porque los gastos son muchos y por ahora no tengo quien me asista.

Por eso ahora tomé otro camino: «Es mejor tener poco, pero tener», compuse el libro «Talmud Eser HaSefirot (Estudio de las Diez Sefirot) del Arí». Allí he recopilado los libros del Arí, especialmente del libro «Etz Jaim» (El Árbol de la vida), con los principales ensayos concernientes a la explicación de las Diez Sefirot, que los he puesto en el encabezado de cada hoja. Sobre el cual hice una interpretación llamada «Or Pnimí» (Luz interior), y una segunda explicación llamada «Histaklut pnimit», que explica principalmente el asunto de forma general. Sobre estos ordené la «Tabla de preguntas» y «Tabla de respuestas» sobre todas las palabras y asuntos que se encuentran en esa parte.

Luego que el lector finalice esa parte, trate de responder por sí mismo, y revise si puede contestar correctamente a cada pregunta de la «Tabla de preguntas». Luego que respondió, mire la «Tabla de respuestas», en la respuesta correspondiente a aquella pregunta para revisar si contestó correctamente.

Incluso si sabe bien cómo contestar a las preguntas de memoria, que repita las preguntas muchas veces hasta que estén como depositadas en una caja. Porque entonces podrá recordar la palabra cuando la necesite, o por lo menos recuerde su lugar para poder buscarla. «Y la voluntad de Dios tendrá éxito a través de él».

El orden del estudio

Comienza estudiando los «Panim», es decir las palabras del Arí, que están impresas en los encabezados de las páginas hasta el final del libro. A pesar de que no los entiendas, vuelve a repasarlas varias veces, como en «primero estudiar, después entender». Luego estudia la interpretación de «Or Pnimi», y esfuérzate en ese estudio de modo que puedas entender «Panim» también, sin la ayuda de la interpretación. Luego, estudia la interpretación «Histaklut Pnimit» hasta que lo entiendas y lo memorices por completo.

Luego de esto verifícate con la «Tabla de preguntas». Luego que hayas contestado la pregunta, mira la respuesta, que está señalada con la misma letra de la pregunta. Así con cada una de las preguntas. Estudia, memoriza y repite las preguntas varias veces hasta que las recuerdes bien, como si estuvieran depositadas en una caja. Porque realmente en cada palabra y palabra de la tercera parte, hace falta recordar bien las primeras partes por completo, para que ningún pequeño concepto falte. Lo peor que puede suceder es que el lector no sienta para nada lo que se le olvidó, o que los asuntos se desdibujan para él, o que capte una interpretación errónea del asunto, a causa del olvido. Por supuesto, que un error lleva a cometer otros diez errores, hasta que llega a la total incomprensión, y deberá abandonar por completo el estudio.

El autor