Carta 50
1927
A los alumnos, Dios esté con ustedes.
Recibí la carta sobre Parashat Shoftim junto a los aportes de nuevos aclaramientos de la Torá (Jidushei Torá) de cada uno de ustedes excepto de….., Dios le dé luz, y espero recibir su carta hoy.
Es muy conveniente que me escriban de sus nuevos aclaramientos sobre el trabajo del Creador así también preguntas que tengan sobre este asunto. No importa si yo les contesto con mis comentarios y observaciones o si no les escribo y no comento, porque el hecho de la pregunta es ya la mitad de la respuesta, a la par de que yo presento ante el Creador que Él les responda cada cosa en su momento, y me sorprende que aún no hayan entendido esto lo suficiente.
Tengo una observación para darles, que es: no saben para nada si los caminos sobre los que están tratando ya se encuentran a su alcance, o al menos en su nivel. Es decir, si tienen la capacidad de ponerlos en práctica o si están por encima de su nivel, pero tienen que esperar que el Creador les conceda el razonamiento para lograrlos. A la vez, deben ustedes cuidar siempre de interpretarlo como un rezo al Creador, para tener el privilegio de recibir el aclaramiento que han obtenido, o una intimación, a modo de disculpa, por no haberlo conseguido aún, etc.
Ya está llegando el comienzo del futuro placentero que esperamos, con la ayuda del Creador. Por lo tanto, anhelo y añoro muchísimo que se encuentren cerca de mí en cuerpo y alma (es decir, se acerquen ustedes a mí y no yo a ustedes, lo cual es imposible y a la vez inútil, a buen entendedor).
Ahora me disculpo porque en el pasado mes hebreo de Tishrei, se presentó un gran tiempo favorable pero ustedes no se encontraban cerca de mí en ese tiempo. Y todo ese mes busqué a….., Dios le dé luz, pero él no estaba en ninguna parte a mi alrededor, y vi solo a uno o dos de ustedes. Queda clara la pena que me afligió durante todo el año pasado por esto.
La razón de esta soberbia y de la importancia propia que se les metió, y en la misma medida el odio vano que hay entre ustedes (debido a eso) aferrándose a amigos materialistas que no son de nuestra sociedad… y está claro que si ustedes odian a alguno de los miembros del grupo, es una señal clara de que tampoco están en completo amor conmigo.
Aun cuando la tendencia al mal les demuestre el lecho de dicho amigo, lo que significa que sus acciones son malas y pecaminosas hacia el Creador, ustedes deben rezar y tener fe a su favor de que el Creador seguramente le ayudará, pues es mi alumno.
Y ya que ustedes comprenden que el Creador no puede ayudar a dicho amigo y que mis rezos no bastan para asistirlo en momentos de hostilidad, entonces el juicio se refleja en el que odia, a buen entendedor. Vengan y vean y presten atención a partir de hoy de no caer en esa trampa.
… Tampoco deberían prestar atención si yo verdaderamente expulso verbalmente a algún amigo… y júzguenlo a favor realmente.
Les diré la verdad, que en mi alejamiento se halla una unidad mayor que en mi acercamiento, como cualquier artesano que trabaja arduamente para completar su labor de la mejor manera, que ningún extraño debe observarlo en medio de su trabajo pues no comprenderá su forma de trabajar a no ser un artesano tan grande como él.
Traté este tema extendidamente para que sepan que su alma depende de ello.
A pesar de que no acostumbro a ofrecer sesiones privadas, aún debo comentar sobre lo que ya les he advertido varias veces: no se debe compartir con el compañero los “aclaramientos de Torá” que se obtuvo, ni “sermonear” a nadie al respecto, que incluso el deseo de hacerlo es una terrible falta. La excepción es lo que he permitido mientras estoy fuera, es decir, aclaramientos de la Torá de uno al otro, sobre lo que yo ya he dicho, con la precisión que se puede explicar, pero muy precisamente, sin ninguna adición personal.
Además, no se deben hablar palabras de Torá que yo dije, que dicho amigo aún no las haya escuchado de mi boca, sino que deben ser asimiladas con la mente y el razonamiento.
Hallo necesario volver a reiterar este aspecto porque yo siento que ya se han explayado del límite que les puse. Deben saber con seguridad que actuando con esta cautela conseguirán decir aclaramientos de Torá antes que el Creador y demostrarse ante ustedes mismos. Pero quien dispersa sus cualidades entre estos, no será digno a los ojos del Creador y “un centavo vale como cien centavos” en este asunto. Que el Creador les ayude y les guie hacia los umbrales de la verdad.
Yehudá Leib