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Baal HaSulam / Introducción a la Apertura de la Sabiduría de la Cabalá

Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)

Introducción a la Apertura de la Sabiduría de la Cabalá

1) Está escrito en El Zóhar (Vayikrá Parashat Tazría, Pág. 40): «Vengan y vean, todo lo que existe en el mundo, existe para el hombre, y todo existe para él, como está escrito: “Y Dios creó al hombre con un nombre completo, como ya hemos visto, que él incluye a todo y lo contiene todo; y todo lo que existe Arriba y abajo, etc., está incluido en él en perfecta exactitud”». Observen esto muy bien. Así, está explícito que todos los mundos, superiores e inferiores, están incluidos en el hombre. Y también, toda la realidad que se encuentra en esos mundos existe solamente para el hombre. Y debemos entender estas palabras: ¿Acaso no le es suficiente al hombre este mundo y todo lo que hay en él para servir y beneficiarle, sino que también necesita todos los mundos superiores y todo lo que hay en ellos? Porque fueron creados solo para proveer sus necesidades.

2) Y para explicar este tema en toda su extensión, tendría que recapitular aquí toda la Sabiduría de la Cabalá. Pero en términos generales, los asuntos serán suficientemente aclarados en el contenido del libro para poder comenzar a comprenderlos. La esencia de esto consiste en que la intención del Creador en la creación, fue para deleitar a sus criaturas, como es sabido. Y ciertamente, al momento en que tuvo el pensamiento de crear las almas y proveerles el deleite de todo lo bueno, inmediatamente emergieron de Él con todas sus características únicas, su nivel, y la plenitud de los deleites que pensó para deleitarlos. Esto es porque en el Creador, el pensamiento solo lo completa todo, y no necesita de acciones como nosotros. Según lo dicho debemos preguntar: ¿Por qué creó los mundos, restricción tras restricción, hasta este mundo turbio, y revistió las almas dentro de los cuerpos turbios de este mundo?

3) La respuesta a esto, se encuentra en el Libro Etz Jaim: «para sacar a luz la perfección de sus acciones» (Etz Jaim, Rama 1). Pero debemos entender cómo es posible que del Completo surjan acciones incompletas, al punto de necesitar ser completadas por operaciones y acciones de este mundo. El asunto es que debemos distinguir, en las almas, entre la Luz y la vasija. Porque la esencia de las almas que fueron creadas es la vasija que hay en ellas. Y toda la abundancia con la que Él pensó complacerlas y deleitarlas, es la Luz que hay en ellas. Puesto que, Él había pensado en deleitarlas, necesariamente las hizo un deseo de recibir Su placer, ya que, de acuerdo con la medida del deseo de recibir la abundancia, aumenta el placer y el deleite. Y debes saber que ese deseo de recibir es toda la esencia del alma con respecto de la renovación y el surgimiento a modo de «existencia a partir de la ausencia». Esto se considera la vasija del alma, mientras que el placer y la abundancia son considerados la Luz del alma, que se extiende a modo de «existencia a partir de la existencia» desde Su esencia.

4) Expliquemos este asunto. Creación implica renovación de algo que no existía previamente. Esto se considera existencia a partir de la ausencia. Sin embargo, ¿cómo podemos concebir que exista algo que no esté incluido en Él? Pues Él lo puede todo, y todo está incluido en Él, y no existe quien dé lo que no tiene. Según lo dicho, que la totalidad de la Creación que creó son solo las vasijas de las almas que es el deseo de recibir, se entiende claramente que Él no está incluido en el deseo de recibir, ya que ¿de quién recibiría? Y por ello es una creación realmente nueva que no existía de manera antes, por lo cual se la considera como una existencia a partir de la ausencia.

5) Y hay que saber que la unión y separación que existe entre las (entidades) espirituales, existe solamente en términos de la equivalencia y la disparidad de forma, ya que si dos (entidades) espirituales tienen la misma forma, entonces están conectados, y son uno, y no dos. Porque no hay nada que distinga a uno del otro, y no se los puede diferenciar como dos, salvo por la existencia de la disparidad de forma entre ellos. La medida de la diferencia de forma entre ellos es la medida de alejamiento que existe entre ambos, hasta el punto que si están en oposición de forma entre sí, se considera que están alejados el uno del otro como el este del oeste. Es decir, en la distancia máxima que podemos representarnos en la realidad.

6) Y nosotros no podemos captar con el pensamiento al Creador en absoluto, ni poseemos respecto de Él ningún alcance o palabra alguna. Sin embargo, bajo la forma «de tus acciones te conoceremos», podemos entender de Él, ya que Él es deseo de otorgar, ya que lo creó todo para deleitar a sus criaturas, y para otorgarnos de Su benevolencia. De acuerdo con esto, las almas se encuentran en un estado de oposición de forma a la del Creador, ya que Él es únicamente otorgamiento, y no hay en Él ningún deseo de recibir algo. Y las almas fueron grabadas con el deseo de recibir para sí mismas, como ya hemos dicho, y no existe mayor oposición de forma que esta. Resulta que, si en la práctica las almas permanecieran en el deseo de recibir, quedarían separadas de Él por toda la eternidad.

7) Y ahora entenderán lo que está escrito (Etz Jaim, rama 1), que el motivo de la Creación de los mundos es que Él, obligatoriamente debe ser perfecto en todas sus acciones y sus fuerzas, etc., y si no hubiera llevado a cabo sus acciones y fuerzas, de hecho, en acciones, no sería considerado como perfecto. Hasta aquí sus palabras. Esto nos deja perplejos, pues ¿cómo pueden acciones imperfectas emerger de un operador perfecto, hasta el punto de necesitar corrección? Según lo aclarado entenderás que el fundamento de toda la creación no es otro que el deseo de recibir, a pesar de que por un lado este no es perfecto, pues está en oposición de forma con respecto al Emanador. Esto significa que se encuentra separado de Él. Pero por otra parte esta es toda la renovación y la existencia a partir de la ausencia que Él creó, por medio de la cual pueden recibir lo que Él pensó en deleitarlos y otorgarles. Y si de todas formas hubieran permanecido separados del Emanador, en teoría no podría llamarse Perfecto, ya que al final de cuentas, del operador perfecto deben emerger acciones perfectas. Por ello restringió Su Luz, creó los mundos en restricción tras restricción, hasta llegar a este mundo, y vistió a las almas en un cuerpo de este mundo. Y a través de su ocupación en la Torá y las Mitzvot, el alma alcanza la perfección que le faltaba antes de la creación. Esto es: la equivalencia de forma con Él, para ser merecedora de recibir todo el bien y el placer contenidos en el pensamiento de la creación, así como para estar con Él en plena adhesión. Es decir, en equivalencia de forma, como ya ha sido aclarado.

8) Y el asunto de la Segulá (remedio, poder) que existe en la Torá y las Mitzvot para conducir al alma hacia la adhesión con Él, consiste simplemente en ocuparse en ellas para no recibir premio alguno, sino solamente para otorgar contento a Su Hacedor. Porque así, lentamente, el alma va adquiriendo la equivalencia de forma con Su Hacedor, como está escrito en el artículo de Rabí Janania Ben Akashia, al comienzo del libro (Apertura a la Sabiduría de la Cabalá). Observa esto muy bien. Ya que hay 5 niveles que incluyen Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayá, Yejidá, que se reciben de los cinco mundos llamados: AK, Atzilut, Beriá, Yetzirá, Asiá. Y también existen cinco niveles particulares, NaRaNJaY, que se reciben individualmente de los 5 Partzufim que hay en cada uno de los cinco mundos. Y también existen NaRaNJaY individuales que se reciben de las 10 Sefirot de cada Partzuf, como verán en el contenido del libro. Por medio de la Torá y de las Mitzvot, para otorgar contento a Su Hacedor, son recompensados y adquieren lentamente vasijas del deseo de otorgar, que llegan en esos grados, peldaño tras peldaño, hasta alcanzar la equivalencia de forma total con el Creador. Y entonces se realiza en ellas el Pensamiento de la Creación, que consiste en recibir todo el placer, la ternura y la benevolencia que Él pensó para ellas. Y además de todo eso, se les agrega una gran ganancia, pues son recompensados también con la verdadera adhesión, porque adquirieron del deseo de otorgar, como Su Hacedor.

9) De ahora en adelante, no será difícil comprender las palabras del Zóhar mencionadas: todos los mundos superiores e inferiores, y todo lo que existe en ellos, fueron creados solamente para el hombre. Porque todos estos niveles y estos mundos fueron creados para complementar en las almas la medida de adhesión que les faltaba desde el Pensamiento de la Creación, como ya se aclaró. Que al principio se restringieron y descendieron, nivel tras nivel y mundo tras mundo, hasta llegar a nuestro mundo material, para conducir a las almas al cuerpo de este mundo, que es totalmente para recibir y no otorgar, como las bestias y los animales del campo. Como está escrito: «Cuando el hombre nace, es como una cría de asno salvaje». Es el asunto del deseo de recibir absoluto, en el cual no existe ningún rasgo de otorgamiento. Y entonces se considera al hombre totalmente opuesto al Creador, de manera que no existe mayor alejamiento que este. Luego, con la fuerza del alma que se viste en él, y se ocupa de la Torá y de las Mitzvot, ya que así alcanzará, poco a poco, la forma de otorgamiento, como Su Hacedor, entonces lentamente a través de los grados, de abajo hacia arriba, atravesando por todos los discernimientos por los que pasaron en su descenso desde arriba hasta abajo, que consiste solamente en la medida y el alcance de la forma del deseo de otorgar. Puesto que cada nivel superior significa que está más alejado del deseo de recibir y más cerca de solo otorgar, hasta que es recompensado con estar completamente en otorgamiento y no recibir nada para sí mismo. Entonces el hombre completa su adhesión verdadera con el Creador, porque solo para esto ha sido creado. Ya que todos los mundos y todo lo que hay en ellos, fueron creados solo para el hombre.

10) Ahora, luego que has llegado a entender y saber todo esto, ya les está permitido estudiar esta sabiduría sin miedo alguno de materializar los conceptos. Ya que los lectores se confunden mucho, por el hecho de que por una parte ha sido dicho que todas las diez Sefirot y los Partzufim, desde el principio de las diez Sefirot de Atzilut hasta el fin de las diez Sefirot de Asiá, son Divinidad y unidad absolutas (Etz Jaim, Puerta 44 de los nombres capítulo 1). Por otra parte, se dice que todos esos mundos son renovados, y surgen después de la restricción. ¿Cómo es posible que tal cosa sea concebida en la Divinidad? Y también están los números, y Arriba y abajo, etc., y otros cambios, ascensos, y descensos, y Zivuguim (acoplamientos de la Luz). Pero está escrito: «Yo, HaVaYaH, no he cambiado».

11) De lo que ya se nos ha aclarado, queda entendido a fondo que todos esos ascensos y descensos, restricciones, y números, son considerados solamente con respecto de las vasijas de los receptores, que son las almas. Y hay que discernir en ellos, entre en potencia y, de hecho, como cuando una persona construye una casa, y el acto final se encuentra en el pensamiento inicial. Pero las cualidades de la casa que existen en su pensamiento no se asemejan en nada con la casa que debe construirse de hecho, pues mientras la casa se encuentra en el pensamiento, es un concepto espiritual en el aspecto de la sustancia del pensamiento. Y se considera la sustancia de la persona pensante. Porque en ese momento, la casa es «potencial». Pero luego, cuando la construcción de la misma comienza a llevarse a cabo, empieza a adquirir una sustancia completamente diferente, es decir, madera y ladrillos. También debemos discernir en las almas entre potencial y, de hecho. El comienzo de su surgimiento desde el Emanador hacia las almas «de hecho», empieza solo en el mundo de Beriá. Y su inclusión en el mundo de Ein Sof antes de la restricción, con respecto al Pensamiento de la Creación, concierne solamente al «potencial» sin absolutamente ninguna manifestación real, como fue aclarado en el inciso 2. En este sentido se dice que todas las almas estaban incluidas en Maljut de Ein Sof, denominada «el punto medio», ya que este punto está incluido «en potencia» en todas las vasijas de las almas que están destinadas a emerger «de hecho» desde el mundo de Beriá hacia abajo. Y el asunto de la primera restricción, ocurrió solamente en este punto medio. O sea, precisamente en ese discernimiento y medida en que es considerado como «potencial» para las futuras almas, y nada para sí mismo. Debes saber que todas las vasijas de las Sefirot y de los mundos, hasta el mundo de Beriá, que descienden y emergen de este punto, o por motivo del Acoplamiento de golpe (Zivug de Hakaá), llamado Luz Retornante, también son considerados meramente potenciales, sin ninguna esencia de las almas. Sino que, estos cambios están destinados a actuar en el futuro, en aquellas almas cuya esencia comienza a emanar desde el mundo de Beriá hacia abajo, porque allí todavía no salieron de la esencia del Emanador.

12) Les plantearé una alegoría en términos de este mundo. Por ejemplo, una persona que se cubre y se oculta con todo tipo de coberturas, para que su amigo no lo vea y no lo sienta. ¿Se podría concebir acaso que él mismo sea afectado en algo por causa del ocultamiento realizado por la cantidad de coberturas con las que se cubre? Así, por ejemplo, a las diez Sefirot, a quien nosotros llamamos por los nombres de Kéter, Jojmá, Biná, Jésed, Guevurá, Tiféret, Nétzaj, Hod, Yesod, Maljut, son solamente diez coberturas con las cuales Ein Sof se encubre y se oculta. Y aquellas almas que estén destinadas a recibir de Ein Sof, estarán forzadas a hacerlo en las mismas medidas que hayan sido reguladas por las diez Sefirot. De este modo, los receptores se impresionan por este número de diez Sefirot, y no por Su Luz, que es una, única, y que no cambia. Por su parte, los receptores se dividen en diez niveles, de acuerdo a las propiedades de estos nombres. Es más, incluso estos encubrimientos que nombramos, son en dicha medida, solo desde el mundo de Beriá hacia abajo, ya que solamente allá ya se encuentran las almas que reciben de esas diez Sefirot. Pero, en los mundos de Adam Kadmón y Atzilut, no existe ninguna realidad ni siquiera de las almas, ya que allí estas se encuentran solamente en forma potencial. De acuerdo a esto, los diez encubrimientos de los cuales se habla con respecto a las diez Sefirot, dominan solo en los tres mundos inferiores que se llaman Beriá, Yetzirá y Asia. Pero también en los mundos de BYA las diez Sefirot son consideradas como Divinidad hasta el fin de Asiá, del mismo modo que en AK y ABYA antes de la restricción. La única diferencia radica en las vasijas de las diez Sefirot. En AK y en Atzilut aún no existe siquiera la revelación del dominio, ya que están allá únicamente en forma «potencial», y solo en BYA comienzan las vasijas de las diez Sefirot a manifestar su fuerza oculta y encubierta. Pero en la Luz de las diez Sefirot no hay ningún cambio por causa de estos encubrimientos, como lo ya lo hemos aclarado anteriormente, de acuerdo a lo que está escrito en la alegoría: «Yo, HaVaYaH, no he cambiado», etc.

13) Y si preguntamos: ya que en AK y Atzilut no existe aún ninguna revelación a la esencia de las almas receptoras, entonces, ¿qué uso tienen esas vasijas que son llamadas diez Sefirot, y a quién ocultan y encubren en esas medidas? Para esto existen dos respuestas:

1. Que esa es la forma del descenso, como lo podrán encontrar en el contenido del libro.

2. Que también las almas están destinadas a recibir de esas diez Sefirot que se encuentran en AK y Atzilut, es decir, por medio del ascenso de los tres mundos BYA hasta ellos (como está escrito en el Ítem 163 de la Apertura a la Sabiduría de la Cabalá). Por lo tanto, debemos discernir también en AK y Atzilut, estos cambios que suceden en las diez Sefirot, de acuerdo con la Luz con la cual están destinadas a iluminar a las almas, en cuanto se eleven allí junto con los mundos BYA. Esto se debe a que entonces recibirán de acuerdo al nivel de esas diez Sefirot.

14) He aquí que ha sido aclarado a fondo, que el asunto de los mundos, la renovación, los cambios y el número de grados, etc. todo esto fue solamente con respecto a las vasijas que otorgan a las almas y las ocultan y las miden para que puedan recibir de la Luz de Ein Sof, que se encuentra en ellas, a través de los grados. Pero no afectan de modo alguno a la Luz de Ein Sof misma, ya que ninguna cobertura puede afectar a aquel que se cubre, sino solamente al otro, que desea sentirlo y recibir de Él, como ya hemos aclarado en la alegoría.

15) En términos generales, debemos discernir en las Sefirot y los Partzufim, donde sea que se encuentren, las siguientes tres nociones en: Su esencia, vasijas, y Luces. Mientras que en Su esencia no existe pensamiento que pueda captarlo en absoluto, en las vasijas existen siempre los dos discernimientos opuestos, que son el ocultamiento y la revelación. Esto se debe a que desde un principio la vasija oculta Su esencia, de manera tal que estas diez vasijas que se encuentran en las diez Sefirot, son diez grados de ocultamiento. Pero en cuanto las almas reciben estas vasijas, bajo todas las condiciones que existen en las mismas, estos ocultamientos se convierten en revelaciones para los alcances de las almas. Así, las vasijas contienen dos discernimientos opuestos entre sí, que son uno solo. Esto se debe a que la medida de la revelación que existe en la vasija es exactamente igual a la medida del ocultamiento que existe en él. Y mientras más gruesa sea la vasija, más oculta Su esencia, y revelará también un nivel más elevado. Así vemos que estos dos opuestos son uno solo. Y las Luces en las Sefirot, significa, la medida del nivel apto de revelarse para el alcance de las almas. Debido a que todo se extiende de Su esencia, y aun así no existe alcance alguno en Él, sino solamente en las cualidades de las vasijas, por eso existen necesariamente diez Luces en esas diez vasijas. Es decir, diez grados de revelación para los receptores dentro de las cualidades de esas vasijas. De manera que no se puede distinguir entre Su Luz y Su esencia, salvo que en Su esencia no se puede captar en absoluto, salvo aquello que nos llega de Él, por medio de su vestidura dentro de las vasijas de las diez Sefirot. Y del mismo modo, nos referimos a todo aquello que alcanzamos, con el nombre «Luces».