Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam
117. Te esforzaste y no encontraste, no lo creas
Lo escuché
La necesidad del trabajo es obligatoria. Dado que el Creador le está dando un presente al hombre, desea que el hombre perciba el beneficio de este regalo. De lo contrario, el hombre sería como un necio, pues según las palabras de nuestros sabios: “¿Quién es un necio? Aquel que pierde aquello que le dan”. Por no saber apreciar la importancia, no cuida ni protege el obsequio que le fue dado. Existe una regla que indica que uno no siente la importancia de cosa alguna si no tiene necesidad de ella. Y de acuerdo al grado de necesidad y de sufrimiento que le suscita el hecho de no conseguir el objeto en cuestión, uno percibe alegría, placer y regocijo al llenar dicha necesidad. Es similar al caso de aquel que recibe todo tipo de bebidas sabrosas, no obstante lo cual, si no tiene sed, no probará sabor alguno, pues, tal como está escrito, son: “como agua fría para un alma cansada”.
Por lo tanto, cuando se pone la mesa para un banquete, para agasajar a la gente, la costumbre es que así como preparamos carne y pescado y todo tipo de cosas ricas, también atendemos de servir cosas amargas y picantes, tales como mostaza, chiles picantes, y platos agrios y salados. Todo esto es para despertar el sufrimiento por el hambre, ya que cuando el corazón prueba un picante o un gusto amargo, esto le despierta hambre y carencia que necesita satisfacer con la comida de platos sabrosos.
Y a uno no se le ocurre preguntar: ¿por qué necesito despertar la sensación de hambre? Después de todo, el anfitrión solamente debería preparar el llenado para la carencia O sea, el banquete en sí, en vez de preparar cosas que despierten una necesidad para llenar la carencia! Esto está claro, ya que el anfitrión desea que la gente disfrute de la comida, en la misma medida en que tenga carencia por la comida, podrá disfrutarla. Resulta que si él da muchas cosas ricas, esto no necesariamente ayudaría a que sus invitados disfruten de la comida, por la razón recién mencionada: no puede haber llenado sin carencia.
Por ende, para ser recompensados con la Luz del Creador, también debe haber un estado de carencia. Y la carencia para ello consiste del esfuerzo: en la medida en que uno se esfuerza y demanda al Creador durante la fase del mayor ocultamiento, en ese mismo grado se volverá más necesitado del Creador, es decir que el Creador le abra los ojos para que pueda caminar por la senda del Creador. Entonces, cuando uno tenga ese Kli (vasija) de carencia, cuando el Creador le brinde cierta ayuda desde Arriba, ya sabrá cómo cuidar ese regalo. Sucede que la labor es considerada Ajoraim (parte posterior), y cuando uno recibe el Ajoraim, tiene la posibilidad de procurar y de ser recompensado con el estado de Panim (parte anterior).
Al respecto está dicho que “un necio no desea sabiduría”. Esto significa que no posee una necesidad suficiente para querer esforzarse por obtener sabiduría. Entonces resulta que no tiene Ajoraim, y naturalmente tampoco puede conseguir el estado de Panim.
Este es el significado del dicho: “De acuerdo con la pena, será la recompensa”. Dicho de otra forma, la pena, también llamada “esfuerzo”, hace al Kli para que uno pueda obtener la recompensa. Esto significa que en la misma medida del pesar que uno siente, es el placer y regocijo que obtendrá más tarde.