Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam
67. Apártate del mal
Lo escuché en Jerusalén, después de la fiesta de Sucot, el 5 de octubre de 1942
Debemos tener cuidado con “Apártate del mal”, para guardar los cuatro pactos:
1. El pacto de los ojos, que consiste en cuidarse de mirar mujeres. Y la prohibición no es necesariamente porque pueda derivar en un pensamiento. Y la evidencia es que la prohibición también rige a un anciano de cien años. La verdadera razón surge de una raíz muy elevada: esta precaución es debida a que si no tiene cuidado, puede llegar a mirar a la sagrada Shejiná (Divinidad).
2. El pacto de la lengua, que consiste en cuidarse respecto a la verdad y la mentira. Las aclaraciones que ahora existen, tras el pecado de Adam HaRishón, es la aclaración de verdadero y falso. Sin embargo, antes del pecado del Árbol del Conocimiento, las aclaraciones concernían a dulce y amargo. Pero cuando la aclaración se refiere a verdad y mentira, es totalmente diferente. A veces comienza dulce y termina amargo. Por lo tanto, resulta que hay una realidad de “amargo” que sin embargo es verdad.
Por esta razón, hace falta ser cuidadosos de no cambiar sus palabras. Aunque uno piense que solo está mintiendo a su amigo, debemos saber que el cuerpo es como una máquina: así cómo se acostumbra a caminar, continúa caminando. Por lo tanto, cuando se habitúa a la mentira y al engaño, resulta imposible caminar de otro modo. Y por esto el hombre consigo mismo también debe proceder con la mentira y el engaño.
De esto resulta que el hombre se ve obligado de engañarse a sí mismo y de ningún modo puede decirse la verdad, puesto que no encuentra ningún sabor especial en ella.
Podríamos decir acerca de quien piensa que está engañando a su amigo, en realidad está engañando al Creador, porque fuera del cuerpo del hombre se encuentra solamente el Creador. Porque del principio de la creación, que el hombre se denomina “creado”, es solo respecto a sí mismo, que el Creador desea que el hombre se sienta como una realidad separada de Él. Pero fuera de esto, “toda la tierra está llena de Su gloria”.
Por eso, cuando miente a su amigo, está mintiéndole al Creador. Y cuando aflige a su amigo, está afligiendo al Creador. Por esta razón, si el hombre está habituado a decir la verdad, esto le beneficiará con respecto al Creador. Es decir, si uno le ha prometido algo al Creador, tratará de mantener su promesa, ya que no está acostumbrado a cambiar su palabra, y de esta forma consigue el estado de “el Señor es tu sombra”. Si uno mantiene su palabra y cumple con lo dicho, el Creador, a su vez, también mantendrá “bendito sea el que dice y hace”.
Hay una señal en el pacto de la lengua: no hablar de todo lo que sea posible, ya que al hablar revela lo que alberga su corazón; y esto permite aferramiento de los externos, dado a que, mientras uno no esté perfectamente limpio, al revelar algo de su interior, la Sitra Ajra tendrá fuerza para acusar Arriba y burlarse de su trabajo. Ella dice: “¿Qué clase de trabajo está presentando Arriba si toda su intención en este trabajo se encuentra únicamente abajo?”.
Esto responde la gran pregunta: es sabido que “una Mitzvá promueve otra Mitzvá”, pero entonces, ¿por qué vemos que a menudo el hombre cae en su trabajo?
Como hemos dicho más arriba, la Sitra Ajra difama y acusa su trabajo, y luego desciende y toma el alma de la persona. Es decir, puesto que ya ha difamado Arriba, y ha dicho que su trabajo no era limpio, sino que estaba trabajando bajo la forma de recepción para sí mismo, ella desciende y se lleva su “espíritu de vida” preguntando: “¿Qué es este trabajo?”. De este modo, incluso cuando uno alcanza cierta iluminación del espíritu de vida, lo vuelve a perder.
El consejo aquí es “camina con humildad”, para que ella no se entere de su trabajo, siguiendo la máxima: “Del corazón a la boca no se revela”. Así, tampoco la Sitra Ajra no podrá saber sobre su trabajo, porque solo conoce lo que es revelado a través del habla o acción, y a esto ella puede aferrarse.
Y debemos saber que, los dolores y el sufrimientos, vienen principalmente a través de los acusadores. Por lo tanto, debemos ser tan cuidadosos como podamos al hablar. Por otra parte, debemos saber que incluso cuando decimos palabras mundanas, esto también revela los secretos de nuestro corazón. Este es el significado de la frase: “Mi alma se pone al descubierto cuando hablo”. Este es el pacto de la lengua, y con él debemos tener cuidado.
Y especial cuidado debe tenerse durante el ascenso, porque durante el descenso es más difícil caminar en grandes grados y con precaución.