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Baal HaSulam / El asunto de la entrega de la Torá - 1

Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam

66. El asunto de la entrega de la Torá - 1

Lo escuché durante una comida en la noche de Shavuot (Pentecostés), en 1948

El asunto de la entrega de la Torá que ocurrió en el Monte Sinaí, no significa que la Torá fuera entregada solo una vez, y que luego haya dejado de entregarse. Sino que, no existe la ausencia en la espiritualidad, ya que la espiritualidad es eterna y constante. Pero debido a que, por parte del Dador, no somos aptos para recibir la Torá, decimos que la interrupción es por parte del Superior.

Sin embargo, en ese entonces, al pie del Monte Sinaí, el conjunto de Israel estaba preparado para recibir la Torá, según lo escrito: “allí Israel acampó ante el monte, como un solo hombre con un solo corazón”. En ese momento, todo el conjunto estaba preparado. Tenían una única intención, que era un único pensamiento sobre la recepción de la Torá. No obstante, no hay cambios por parte del Dador y Él siempre da. Como está escrito en nombre del Baal Shem Tov que todos los días el hombre debe escuchar los diez mandamientos en el Monte Sinaí.

La Torá es llamada “Poción de la Vida” y “Poción de la Muerte”. Debemos comprender cómo pueden decirse dos cosas opuestas sobre un mismo asunto.

Debemos saber que no podemos alcanzar ninguna realidad tal como es en sí misma, sino que alcanzamos todo según nuestras sensaciones. Y la realidad, tal como es en sí misma, no nos interesa en absoluto. Por lo tanto, no alcanzamos en absoluto a la Torá en sí misma, sino solamente nuestras propias sensaciones. De modo que todas nuestras impresiones son únicamente según nuestras sensaciones.

Por lo tanto, cuando el hombre estudia Torá, y la Torá lo aleja del amor al Creador, esta Torá ciertamente se llama “Poción de la Muerte”. Y a la inversa: si esta Torá que está estudiando lo acerca al amor al Creador, ciertamente se llama “Poción de la Vida”. Pero la Torá en sí, es decir, la existencia de la Torá en sí misma, sin tener en cuenta al inferior que debe alcanzarla, es considerada “Luz sin un Kli”, pues no hay ningún tipo de alcance allí. Por eso, cuando hablamos de la Torá, nos referimos a las sensaciones que el hombre recibe de la Torá, y solo estas determinan la realidad de las criaturas.

Cuando el hombre trabaja en beneficio propio, esto recibe el nombre de Lo Lishmá (no en nombre de la Torá). Pero desde Lo Lishmá llegamos a Lishmá (en nombre de la Torá). Entonces, si el hombre aún no ha sido recompensado con la recepción de la Torá, espera ser recompensado el año siguiente. Pero cuando el hombre ha sido recompensado con la plenitud de Lishmá, no tiene nada más que hacer en este mundo, pues ya lo ha corregido todo para que esté en la plenitud de Lishmá.

Por esta razón, en cada año hay un tiempo para la recepción de la Torá, puesto que ese tiempo es el apropiado para el despertar desde abajo. Esto se debe a que en ese momento se despierta el tiempo en el que la Luz de la entrega de la Torá estaba revelada a los inferiores. Por lo tanto, hay un despertar desde Arriba, que da fuerza a los inferiores para que puedan realizar el acto que los capacita para recibir la Torá, como era en ese entonces, cuando estuvieron preparados para recibirla.

Por ende, si uno va por la senda de Lo Lishmá que lo lleva a Lishmá, camina por la senda de la verdad. Entonces, debe tener la esperanza que finalmente pueda llegar a Lishmá y ser recompensado con la recepción de la Torá. Sin embargo, hay que tener cuidado de tener la meta siempre ante sus ojos; de lo contrario caminará en dirección opuesta, porque la raíz del cuerpo es la recepción para sí mismo. Por este motivo, este siempre tiende hacia su raíz, que es específicamente con el fin de de recibir, lo contrario a la Torá, llamada “Árbol de la Vida”. Por eso, el cuerpo considera la Torá como “Poción de la Muerte”.