Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam
59. El asunto de la vara y la serpiente
Lo escuché el 13 de Adar. 23 de febrero de 1948
“Moshé (Moisés) respondió y dijo: ‘Y ellos no me creerán ...’”, etc. “Y el Señor dijo: ‘¿Qué es eso que tienes en tu mano?’ ‘Una vara’, respondió Moshé. ‘Échala en tierra’, le dijo el Señor. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente, y Moshé huyó de ella” (Éxodo 4).
Debemos interpretar que no hay más que dos grados: Kedushá (Santidad) o Sitra Ajra (el otro lado). No hay ningún otro estado intermedio, sino que la misma vara se convierte en serpiente si es lanzada al suelo.
Para poder comprender esto debemos traer las palabras de nuestros sabios, referentes a que Él había colocado Su Shejiná (Divinidad) sobre árboles y piedras. Se les llama árboles y piedras a las cosas de baja importancia, y precisamente de esta manera Él depositó a Su Shejiná. Este es el significado de la pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?”. La mano significa alcance, de las palabras “y la mano alcanza”. La vara [en heb. Maté] se refiere a que todos sus alcances se construyen sobre el estado de baja [en heb. Mata] importancia, que es fe por encima de la razón.
(Esto se debe a que la fe se considera como si fuera algo de menor importancia, y como algo inferior. El hombre aprecia las cosas que se visten dentro de la razón. Sin embargo, si la mente del hombre no lo capta, sino que es opuesto a su razón, uno debe decir que la fe está más arriba en importancia que su razón. Resulta que en ese momento humilla su propia razón y dice que aquello que comprende dentro de la razón, se opone a la senda del Creador, que la fe está más arriba en importancia que su mente. Esto se debe a que todos los conceptos contrarios a la senda del Creador es que esta mente no tiene ningún valor.
Al contrario: “tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen”. Significa que anula todo lo que oye y ve, y a esto se le llama ir por encima de la razón. Y entonces, a la persona esto le parece bajeza y pequeñez.
No obstante, para el Creador, la fe no se considera como bajeza. Esto es porque para el hombre, el cual no tiene otra opción, y está obligado a tomar la senda de la fe, la fe la considera como bajeza. Por el contrario, el Creador podría haber colocado Su Shejiná sobre algo que no fuera necesariamente árboles y piedras, pero optó específicamente por este camino llamado fe. Él debe haberlo elegido porque es mejor y más exitoso. Vemos que, para Él, la fe no es algo de baja importancia. Sino por el contrario, este camino tiene muchas virtudes, pero a ojos de las criaturas se llama bajo.
Si la vara es lanzada al suelo y desean trabajar con un discernimiento más elevado, es decir, dentro de la razón, degradando el estado de por encima de la razón, y este trabajo le parece insignificante, entonces su Torá y su trabajo se convierten inmediatamente en serpiente. Este es el significado de la serpiente primigenia, y el significado de la frase: “A todo aquel que se enorgullece, el Creador le dice: ‘él y Yo no podemos habitar en la misma morada’”.
El motivo es, como ya hemos dicho, que Él ha colocado Su Shejiná sobre árboles y piedras. Por lo tanto, si lanza al suelo el discernimiento de la vara y decide elevarse para trabajar con un atributo más elevado, eso es ya una serpiente. Aquí no hay punto medio, es la serpiente o la Kedushá, ya que toda la Torá y el trabajo que poseía del discernimiento de la vara ahora han pasado al discernimiento de serpiente.
Es sabido que la Sitra Ajra no posee Luces. Por ende, también en la corporalidad, el deseo de recibir únicamente tiene carencias, sin nada que las llene. Y la vasija de recepción permanece por siempre, sin llenado, porque quien tiene cien, desea doscientos, etc. Y de este modo, uno muere sin tener en sus manos ni siquiera la mitad de aquello que deseaba.
Esto proviene de las Raíces Superiores. La raíz de la Klipá (cáscara) es la vasija de recepción, y no tienen corrección alguna durante los 6.000 años (1). Sobre ellas rige el Tzimtzum (restricción), y de este modo quedan desprovistas de Luces y de abundancia.
Por este motivo, tientan al hombre para que atraiga Luz hasta su nivel, y algunas Luces que el hombre recibe al estar adherido a la Santidad porque la abundancia ilumina en la Santidad. Por lo tanto, cuando lo tientan para que atraiga abundancia hacia su nivel, reciben esa Luz. De esta forma adquieren dominio sobre la persona, es decir, le dan satisfacción en el estado en que se encuentra para que no se mueva de aquí.
Por lo tanto, bajo este dominio el hombre no puede avanzar, porque no necesita un grado más alto. Y puesto que no lo necesita, no es capaz de hacer ni el más mínimo movimiento para cambiar de lugar. En ese estado no puede discernir si está avanzando en Kedushá o lo contrario. Esto se debe a que la Sitra Ajra le da fuerza para trabajar con más fuerza y potencia, ya que ahora se encuentra dentro de la razón, y esto le permite trabajar en un estado que no considera inferior. Y entonces el hombre de esta forma permanecería bajo la autoridad de la Sitra Ajra.
Para que el hombre no permanezca bajo el dominio de la Sitra Ajra, el Creador hizo una corrección según la cual si el hombre deja de lado el discernimiento de la vara, inmediatamente cae al discernimiento de la serpiente. Y de inmediato comienza en un estado de fracasos y no puede sostenerse a menos que acepte de nuevo el estado de la fe llamado ”bajeza”.
Resulta que los fracasos en sí hacen que el hombre vuelva a aceptar el discernimiento de la vara, que es el estado de la fe por encima de la razón.
Este es el significado de lo que dijo Moshé : “Y no me creerán ni escucharán mi voz”. Esto quiere decir que no querrán asumir el camino del trabajo de fe por encima de la razón. Entonces el Creador le dijo: “¿Qué es eso que tienes en tu mano? Una vara” “Échala en la tierra”, y luego, “se convirtió en una serpiente”. Esto significa que no existe un estado intermedio entre la vara y la serpiente. Es para saber si uno se encuentra en la Kedushá o en la Sitra Ajra.
Resulta que, de cualquier forma, no tienen más alternativa que asumir el estado de fe por encima de la razón, llamado “vara”. Esta vara debe estar en la mano, y no debe ser lanzada. A esto se refiere el versículo: “La vara de Aarón floreció”. Quiere decir que todos los florecimientos que tuvo en su servicio al Creador, estaban basados justamente en la vara de Aarón.
Esto significa que Él quiso darnos una señal para que podamos saber si transitamos por el camino de la verdad o no. Él nos dio una señal para conocer solamente el fundamento del trabajo, es decir, sobre qué base está trabajando. Si su fundamento está en la vara, es Kedushá (Santidad). Y si su base está dentro de la razón, este no es el camino que lleva a la Kedushá.
Sin embargo, en el trabajo en sí, es decir, en la Torá y en la plegaria, no hay distinción entre aquel que sirve al Creador y aquel que no lo hace, pues aquí ocurre lo contrario: si el fundamento se encuentra dentro de la razón, o sea sobre la de conocimientos y recepción, el cuerpo proporciona los combustibles necesarios para trabajar, y puede rezar y estudiar con más persistencia y entusiasmo, ya que el fundamento es dentro de la razón.
Sin embargo, si toma el camino de la Kedushá, cuya base es el otorgamiento y la fe, necesita gran preparación a fin de que la Kedushá le ilumine. Sin la preparación, el cuerpo no le da fuerza para trabajar, y siempre debe esforzarse más, ya que la raíz del hombre es la recepción y dentro de la razón.
Por lo tanto, si su trabajo se fundamenta en cuestiones terrenales, siempre puede encontrarse bien. Pero si su trabajo se basa en el nivel del otorgamiento y por encima de la razón, siempre necesitará esforzarse para no caer en la raíz de recepción que está en uno y dentro de la razón. No debe distraerse ni por un momento, de lo contrario caerá en su raíz mundana, llamada “polvo”, como está escrito: “porque polvo eres y al polvo regresarás”. Y esto ocurrió después del pecado del Árbol del Conocimiento.
Y explica que examina si está avanzando en Kedushá o, todo lo contrario, ya que cualquier otro dios es estéril y no da fruto. El sagrado Zóhar nos proporciona esa señal: que precisamente sobre la base de la fe, llamada estado de “vara”, uno logra la fecundidad y la multiplicación de la Torá. Este es el significado de “la vara de Aarón floreció”: el florecimiento y crecimiento viene específicamente a través de la vara.
Por lo tanto, del mismo modo que el hombre se levanta cada día de la cama y se lava para purificarse de la suciedad de su cuerpo, debe también librarse de la suciedad de la Klipá, para examinar si su discernimiento de la vara está en plenitud. Este chequeo debe ser constante, y si se distrae, inmediatamente cae bajo la autoridad de los Sitra Ajra, llamada recepción para sí mismo. Queda totalmente esclavizado por ellos, pues se sabe que la Luz hace el Kli; y por eso, en la medida que trabaja con el fin de recibir, en esa misma medida necesita solamente el anhelo de recibir para sí mismo, y queda alejado de todo lo referente al otorgamiento.
Ahora podemos comprender las palabras de nuestros sabios: “Sé muy, muy humilde”. ¿Por qué esa redundancia al decir “muy, muy”? El hombre empieza a estar necesitado de las personas, es así porque al haber sido honrado una vez, uno empieza a necesitar de ello. Primero, recibe el honor no porque desee disfrutar de ese honor, sino por otros motivos, como la gloria de la Torá, etc. Uno tiene certeza de este escrutinio puesto que sabe que no tiene deseo de honor en absoluto.
Por consiguiente, es razonable pensar que se le permite recibir honor. Sin embargo, todavía está prohibido recibir porque la Luz hace la vasija. Por lo tanto, después de recibir el honor, ya se vuelve necesitado de honor, y entonces ya queda bajo su dominio y es difícil librarse de él.
Por eso se vuelve en una realidad por sí misma y ahora resulta difícil anularse ante el Creador, puesto que a través del honor se convierte en una realidad por sí misma y, para poder obtener adhesión, debe anular su propia realidad por completo. Por eso decimos “muy, muy”. La expresión “muy” se refiere a que está prohibido recibir honor para su necesidad propia, y el segundo “muy” significa que incluso si su intención no sea para su propia necesidad, de todas formas está prohibido recibir.
(1) 6,000 años es el período estipulado para la corrección de la humanidad.