Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam
45. Dos discernimientos en la Torá y en el trabajo
Yo escuché el 1 de Elul, 5 de septiembre de 1948
Hay dos discernimientos en la Torá, y hay dos discernimientos en el trabajo.
1) Es el discernimiento del temor.
2) Es el discernimiento del amor.
Torá se le llama al estado de plenitud, es decir que no nos referimos al trabajo del hombre en el estado en que se encuentra, sino que hablamos de la Torá en sí misma.
El primero se llama “amor”, que significa que el hombre tiene deseo y anhelo de conocer los caminos del Creador y Sus tesoros ocultos, para lo cual entrega toda su fuerza y toda su energía para lograr lo que desea. Y ante cada cosa de la Torá que obtiene a través de su estudio, se impresiona como si hubiera ganado algo de valor incalculable. Entonces según la medida de entusiasmo de la importancia de la Torá, así crecerá lentamente hasta que le revelan, de acuerdo con la medida de sus esfuerzos, los secretos de la Torá.
El segundo discernimiento es el temor, y significa que quiere ser siervo del Creador. Y puesto que “Aquel que desconoce el mandamiento de su señor, ¿cómo puede servirle?”, y tiene miedo y temor porque no sabe cómo trabajar para el Creador. Cuando aprende de esta manera, cada vez va descubriendo algún sabor de la Torá y puede utilizarlo. Y de acuerdo con el grado de entusiasmo e importancia por haber sido recompensado con algo de la Torá. Y si persiste en esta forma, entonces le revelan lentamente los secretos de la Torá.
Aquí surge una diferencia entre la sabiduría externa y la sabiduría de la Torá: en las sabiduría externa el entusiasmo reduce el intelecto, ya que la emoción está en oposición al intelecto. De este modo, el entusiasmo hace que disminuya la comprensión de la mente.
Por el contrario, en la sabiduría de la Torá, el entusiasmo es esencia, como la mente. La razón de esto es que la Torá es vida, como está escrito: “la sabiduría vitaliza a quien la posee”, pues la sabiduría y la vida son lo mismo.
Por lo tanto, a medida que la sabiduría se revela en la mente, también se revela en la emoción, porque la Luz de la vida llena todos los órganos (creo que por esa razón debe siempre examinar que tiene entusiasmo de la sabiduría de la Torá, ya que en ese entusiasmo hay una gran distinción entre lo que es una sabiduría externa y la sabiduría de la Torá).
Ocurre lo mismo con el trabajo, considerado la línea izquierda, ya que se entiende como recepción. Porque el asunto de la “recepción” se refiere a que desea recibir porque siente una carencia; y la carencia la consideramos como tres discernimientos:
1) La carencia del individuo.
2) La carencia del público.
3) La carencia de la Shejiná (Divinidad).
Todo carencia se discierne contemplado como un deseo de llenar una carencia. Por lo tanto, se considera “recepción”, línea izquierda. La Torá, sin embargo, no significa que trabaja porque siente una carencia que debe ser corregida, sino porque desea otorgar contento a su Hacedor.
(Es como una plegaria, alabanza y gratitud. Cuando se ocupa de la forma en que siente la plenitud y no ve ninguna deficiencia en el mundo, esto recibe el nombre de “Torá”. Por el contrario, si se ocupa de ello mientras siente cierta carencia, esto recibe el nombre de “trabajo”).
Durante el trabajo deben hacerse dos discernimientos:
1) Debido al amor de Dios, cuando desea estar adherido al Creador, y cuando siente que este es el lugar donde puede manifestar el grado de amor que tiene, y amar al Creador.
2) Debido al temor, que tiene temor a Dios.