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Baal HaSulam / Acerca de la vitalidad de la Kedushá

Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam

35. Acerca de la vitalidad de la Kedushá

Lo escuché en 1945, Jerusalén

El escrito dice (Salmos 104): “Este es el gran ancho mar, donde hay seres rastreros innumerables, seres vivos pequeños y grandes”.

Debemos interpretarlo así:

1. El mar, es el mar de la Sitra Ajra (El otro lado).

2. Gran ancho, significa que ella se revela a sí misma y grita: “¡Da!, ¡da!”, refiriéndose a los grandes Kelim (vasijas) de recepción.

3. Rastreros, quiere decir que allí hay Luces Superiores sobre las que el hombre pisa y las aplasta con sus pies.

4. Innumerables, hace alusión a que hay seres vivos pequeños y grandes, lo cual significa que aunque el hombre tenga una pequeña o gran vitalidad, todo se encuentra en ese mar. Esto se debe a que existe una regla que indica que desde Arriba se da y no se mide su peso (que todo lo que se da desde Arriba no se no se devuelve, sino que queda abajo). Por lo tanto, si el hombre extiende algo de Arriba y luego lo daña, esto queda abajo, pero no con el hombre, sino que cae al mar de la Sitra Ajra.

En otras palabras, si el hombre extiende una cierta iluminación y no puede mantenerla de forma permanente porque sus vasijas aún no se encuentran limpias, que sean aptas para la Luz, para que el hombre lo reciba dentro de las vasijas de otorgamiento al igual que la Luz que proviene del Otorgante, por eso, la iluminación debe abandonarlo.

En ese momento la iluminación cae en manos de la Sitra Ajra. Así se repite varias veces, es decir, el hombre la extiende y después la iluminación lo abandona.

Por ende, las iluminaciones aumentan en el mar de la Sitra Ajra hasta que se llena por completo. Esto significa que después de que el hombre revela la medida completa del esfuerzo que es capaz de revelar, la Sitra Ajra le devuelve todo lo que había tomado bajo su autoridad. Este es el significado de “Devoró muchas riquezas pero las vomitará”.

Significa que todo lo que la Sitra Ajra tomó bajo su autoridad, lo hizo solo a modo de depósito, es decir, mientras durara su dominio sobre el hombre. Y todo el asunto acerca de su dominio es todo para que haya lugar donde el hombre pueda esclarecer sus propias vasijas de recepción, y las haga ingresar a la Kedushá (Santidad). Dicho de otro modo, si no hubiera ejercido su gobierno sobre la persona, esta se habría conformado con poco, y entonces sus vasijas de recepción permanecerían en separación.

Y el hombre jamás podría haber juntado todos los Kelim que pertenecen a la raíz de su alma, e ingresarlos a la Kedushá, y extender sobre ellos la Luz que le pertenece. Por eso, esto es una corrección, que cada vez que el hombre extiende algo y tiene un descenso debe comenzar otra vez de nuevo, es decir, realizar nuevos escrutinios. Y lo que tenía del pasado, cayeron a la Sitra Ajra, y ella lo mantiene bajo su dominio como depósito. Después, el hombre recibe de ella, todo aquello que ella había recibido de él todo ese tiempo.

No obstante, también debemos saber que si el hombre pudiera mantener cierta iluminación de forma permanente, incluso la más pequeña, ya podría considerarse un hombre completo. Dicho de otro modo, con esta iluminación podría avanzar. Por ende, si pierde esta iluminación, el hombre debería lamentarlo.

Esto se asemeja a una persona que coloca una semilla en la tierra para que de ella crezca un gran árbol, pero que inmediatamente después la quita del suelo. Entonces, ¿cuál es el beneficio del trabajo de colocar la semilla en la tierra? Es más, podemos decir que no solo ha quitado la semilla del suelo y la ha corrompido, sino que también ha desenterrado un árbol con frutos maduros y lo ha corrompido.

Lo mismo sucede aquí: si uno no hubiera perdido esa pequeña iluminación, de ella habría crecido una gran Luz. Significa que no necesariamente ha perdido una iluminación pequeña, sino que es como si hubiera perdido una Luz muy grande.

Debemos saber que es una norma: el hombre no puede vivir sin vitalidad ni placer. Porque esto proviene de la propia raíz de la creación, que consiste en Su deseo de beneficiar a Sus creaciones. Por lo tanto, ninguna criatura puede subsistir sin vitalidad ni placer. Por eso, toda criatura debe salir en busca de un lugar del cual obtener placer y deleite. Pero recibir placer sucede en tres tiempos: en el pasado, en el presente y en el futuro.

Sin embargo, la principal recepción de placer ocurre en el presente. Aunque vemos que el hombre obtiene placer del pasado y también del futuro, esto se debe a que justamente el pasado y el futuro iluminan en el presente.

Por ende, si el hombre no encuentra sensación de placer en el presente, entonces recibe vitalidad del pasado, y puede decirle a los demás qué feliz estaba en tiempos pasados. De esto puede obtener vitalidad en el presente, o imaginarse que tiene la esperanza que en el futuro será feliz. Pero medir la sensación de placer del pasado y del futuro dependen hasta cuanto estos le iluminan en el presente. Además, debemos saber que esto sucede tanto con los placeres corporales como con los placeres espirituales.

Como vemos, cuando el hombre trabaja aunque sea en el plano corporal, la regla es que durante el trabajo se siente afligido porque se esfuerza. Y todo lo que puede continuar en el trabajo es solo porque el futuro le ilumina, pues entonces recibirá recompensa a cambio de su trabajo. Esto le ilumina en el presente, y por eso es capaz de continuar el trabajo.

Sin embargo, si no es capaz de imaginar la recompensa que recibirá en el futuro, debe tomar el placer del futuro, y no de la recompensa que recibirá por su trabajo en el futuro. En otras palabras, no disfrutará de la recompensa, sino que no sentirá sufrimiento por el esfuerzo. De esto que disfruta ahora, en el presente, de lo que tendrá en el futuro. O sea, el futuro ilumina para él en el presente, en eso que pronto el trabajo habrá terminado, es decir, el tiempo en que debe trabajar, y podrá recibir reposo.

De este modo, le ilumina el placer provocado por el descanso que recibirá al final. Esto significa que su ganancia consiste en que no sufrirá de lo que siente ahora a causa del trabajo. Y esto le da la fuerza para poder trabajar ahora. Si el hombre no es capaz de imaginarse que pronto se librará de los tormentos que sufre en este momento, el hombre caería en la desesperación y la tristeza, hasta que este estado puede llevarlo a quitarse la vida.

Por eso, nuestros sabios dijeron: “Quien se quita la vida, no tiene una parte en el mundo por venir”, porque niega a la Providencia, que el Creador dirige al mundo como bueno y benevolente.

El hombre debe creer que estos estados vienen a él, porque Arriba desean que esto le traiga una corrección, es decir, que recibirá Reshimot (registros) de estos estados, para poder comprender cómo es el mundo de una manera más intensa y más fuerte. Estos estados reciben el nombre de Ajoraim (parte posterior). Y cuando se sobrepone a estos estados, será recompensado con Panim (parte anterior, o rostro), que significa que la Luz iluminará dentro de estos Ajoraim.

De acuerdo con la regla que indica que el hombre no puede vivir si no tiene un lugar dónde obtener placer y deleite. Entonces, cuando el hombre no es capaz de recibir esto del presente, se ve obligado a recibir vitalidad del pasado o del futuro. Dicho de otro modo, el cuerpo busca para sí vitalidad con todos los medios que tiene a su alcance.

Entonces, si el hombre no está de acuerdo en recibir vitalidad de cosas materiales, el cuerpo no tiene más alternativa que aceptar recibirla de cosas espirituales; ya que no tiene otra opción. Por ende, debe aceptar recibir placer y deleite de las vasijas de otorgamiento, ya que no es posible vivir sin vitalidad.

Resulta que cuando el hombre acostumbra a observar la Torá y las Mitzvot (preceptos) Lo Lishmá (no en nombre de la Torá) es decir, para recibir una recompensa a cambio del trabajo puede imaginar que recibirá después una retribución, y así, puede trabajar a cuenta de que recibirá placer y deleite más adelante.

No obstante, si el hombre trabaja no para ser recompensado, sino que desea trabajar sin ninguna retribución, ¿cómo puede imaginarse que tendrá después de qué recibir vitalidad? Después de todo, no puede describirse nada, pues no tiene con qué hacerlo. Por lo tanto, en Lo Lishmá, no hay necesidad de que le den vitalidad desde Arriba, ya que tiene vitalidad por medio de la imagen del futuro. Y desde Arriba, no dan lujos, sino solo lo necesario.

Entonces, si el hombre quiere trabajar únicamente en beneficio del Creador y no tiene interés alguno en obtener vitalidad por medio de otras cosas, no hay más remedio que concederle vitalidad desde Arriba. Esto se debe a que demanda la vitalidad necesaria para subsistir, y es entonces que recibe la vitalidad desde la estructura de la sagrada Shejiná (Divinidad).

Es como dijeron nuestros sabios: “Todo aquel que se lamenta por el público, es recompensado y ve el consuelo del público”. El público recibe el nombre de la “sagrada Shejiná”, ya que “público” significa agrupación, es decir, la Congregación de Israel, porque Maljut es el conjunto de todas las almas.

Puesto que el hombre no desea ninguna recompensa para sí mismo, sino que quiere trabajar en beneficio del Creador, lo cual se denomina “elevar la Shejiná del polvo”, para que no esté tan humillada, porque no quieren trabajar en beneficio del Creador. Todo lo que el hombre ve es aquello que le producirá beneficio propio, y entonces hay combustible para el trabajo. Y en lo concerniente al beneficio del Creador, si el hombre no ve qué obtendrá a cambio, el cuerpo se opone a este trabajo, porque este trabajo tiene sabor a polvo.

Este hombre sí desea trabajar para el Creador, pero su cuerpo se resiste a esto. Y así, le pide al Creador que le dé la fuerza necesaria para que sí pueda trabajar para levantar a la Shejiná del polvo. De este modo, él es recompensado con la manifestación de Panim (rostro) del Creador, y el ocultamiento se aparta de él.