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Baal HaSulam / Cuando el hombre se siente en un estado de ascenso

Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam

21. Cuando el hombre se siente en un estado de ascenso

Lo escuché el 23 de Jeshván, 9 de noviembre de 1944

Cuando el hombre se siente a sí mismo en un estado de ascenso, que tiene un buen estado de ánimo, y es entonces que siente que no tiene ninguna otra pasión salvo la espiritualidad, es bueno ahondar en los secretos de la Torá para alcanzar su interioridad.

Incluso si ve que, a pesar de que se esfuerza para entender algo, de todos modos no sabe nada, igualmente es conveniente ahondar en los secretos de la Torá, incluso cien veces en una sola cosa. No debe desesperarse, o sea, decir que esto no trae ningún beneficio, puesto que no logra entender nada. Esto es así por dos razones:

1. Cuando el hombre ahonda en algún tema y anhela entenderlo, este anhelo se llama “plegaria”. Esto se debe a que una plegaria es una carencia, es decir, que anhela aquello que le hace falta y que el Creador llene su carencia. La magnitud de la plegaria se mide según el anhelo, ya que cuanto más le hace falta algo, mayor es el por anhelo ello, pues de acuerdo con el valor que tiene la carencia, en esa misma medida anhela.

Existe una regla que dice que, donde el hombre invierte mayor esfuerzo, ese esfuerzo le agranda la carencia, y quiere recibir llenado para su carencia. La carencia es llamada “plegaria”, que es el trabajo en el corazón, ya que “el Misericordioso desea los corazones”. Resulta que es entonces cuando puede dar una plegaria verdadera, porque cuando ahonda en los asuntos de la Torá, el corazón debe liberarse de los demás deseos y debe dar fuerza a la mente, para que pueda pensar y ahondar en la lectura.

Y si no hay un ansia en el corazón, la mente no puede profundizar, como dijeron nuestros sabios: “El hombre siempre debe estudiar allí donde su corazón desea”. Para que su plegaria sea aceptada, debe ser una plegaria completa. Por lo tanto, cuando estudia de forma completa, extrae de ello una plegaria completa. Y entonces su plegaria puede ser aceptada, pues el Creador escucha la plegaria. Pero hay una condición: la plegaria debe ser una plegaria completa y no que a mitad de la plegaria hayan otras cosas mezcladas en ella.

2. La segunda razón es que, en ese momento, el hombre se separa de la materialidad en una cierta medida y está más cercano a la cualidad de otorgamiento, ese es el tiempo más adecuado para conectarse con la interioridad de la Torá, que se le revela solamente a aquellos que están en equivalencia con el Creador. Ya que “la Torá, el Creador e Israel son uno”. Por el contrario, cuando el hombre se encuentra en un estado de recepción para sí mismo, en ese momento, pertenece a la externalidad y no a la interioridad.