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Baal HaSulam / ¿Qué son “otros dioses”, en el trabajo?

Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam

15. ¿Qué son “otros dioses”, en el trabajo?

Lo escuché el 24 de Av, 3 de agosto de 1948

Está escrito: “No te harás otros dioses ante Mí”. El sagrado Zóhar interpreta que “debe haber piedras con las cuales pesar”. Al respecto, pregunta: ¿Cómo puede pesarse el trabajo con piedras, y por ese medio conocer su estado en el camino del Creador? A esto responde que es sabido que, cuando el hombre comienza a trabajar más de lo que está habituado, entonces su cuerpo empieza a patalear y oponerse a este trabajo con todas su fuerzas.

Esto se debe a que, lo referente al otorgamiento, es una carga y un yugo para el cuerpo: no puede tolerar este trabajo, y la resistencia del cuerpo se presenta en el hombre en forma de pensamientos ajenos. Entonces llega a preguntar “quién” y “qué”, y por medio de estas preguntas el hombre dice que todas estas preguntas ciertamente le son enviadas por la Sitra Ajra para molestarlo en su trabajo.

Dijo que, si en ese momento uno dijera que esto proviene de la Sitra Ajra, entonces quebrantaría el precepto que dice “No te harás otros dioses ante Mí”. El motivo de esto es que el hombre debe creer que viene por parte de la sagrada Shejiná (Divinidad), puesto que “No hay nada más que Él”. Es decir, la sagrada Shejiná le muestra al hombre su verdadero estado, cómo está recorriendo los caminos del Creador.

Esto quiere decir que, al enviarle estas preguntas, llamadas “pensamientos ajenos”, es decir, por medio de estos pensamientos ella ve cómo él las responde. Y de esta forma, uno debe llegar a conocer su verdadero estado en el trabajo para poder saber qué hacer.

Es semejante a lo que dice la parábola respecto al hombre que quería saber cuánto lo amaba su amigo. Desde luego, cuando están cara a cara, su amigo se oculta por vergüenza. Por lo tanto, uno envía a una persona para que hable mal de él. Así, puede ver la reacción de su amigo cuando él está lejos y comprobar el verdadero grado de amor que su amigo siente por él.

La enseñanza de esta parábola es que cuando la sagrada Shejiná muestra su rostro a la persona, es decir, cuando el Creador da vitalidad y alegría, en ese estado, el hombre se avergüenza de decir lo que piensa sobre el hombre de otorgamiento y no recibir nada para sí mismo. No obstante, cuando no está ante ella, esto es, cuando la vitalidad y la alegría se enfrían, lo cual se considera “no ante ella”, el hombre puede ver el verdadero estado en que se encuentra con respecto a la intención de otorgar.

Si el hombre cree en que “No hay nada más que Él”, está escrito que el Creador es quien envía todos los pensamientos ajenos, es decir, que Él es el ejecutante, ciertamente sabrá qué hacer y cómo responder a cada una de las preguntas. Es como si la sagrada Shejiná le enviara mensajeros para ver cómo habla mal sobre ella y sobre su propio Reino de los Cielos; y así es como podemos interpretar este asunto.

El hombre puede comprender que todo viene del Creador. La razón de esto es que se sabe que los golpes, con los que el cuerpo golpea al hombre a través de sus pensamientos ajenos, no le llegan cuando no se dedica al trabajo. Estos golpes que uno recibe, son sentidos plenamente, hasta el punto que estos pensamientos quebrantan su cerebro, y le llegan precisamente solo después de haber observado la Torá y haber trabajado más de lo habitual.

Esto se llama piedras con las que pesar. Significa que esas piedras, aquello que uno quiere comprender con estas preguntas, caen sobre su mente, cuando luego uno procede a sopesar el propósito de su trabajo, si realmente conviene trabajar con la intención de otorgar, con toda su fuerza y con toda su alma; y que todos sus deseos solo sean el tener esperanza que todo lo que hay para adquirir en este mundo es solamente con el propósito de trabajar con el fin de otorgar contento a su Hacedor, y de ninguna manera para asuntos materiales.

En ese momento se inicia un debate amargo, ya que uno comprueba que hay argumentos a favor de ambas posiciones. Las escrituras advierten al respecto: “No te harás otros dioses ante Mí”. No vayan a decir que algún otro dios les dio las piedras para pesar su trabajo, sino “ante Mí”.

En cambio, uno debe saber que esto es considerado “ante Mí”. Es así para que uno compruebe la verdadera forma de la base y el fundamento sobre los cuales se construye la estructura del trabajo.

La pesadez experimentada en el trabajo se debe principalmente a que existen “dos textos que se contradicen entre sí”.

1. Por un lado, uno debe intentar que todo su trabajo consista en alcanzar la adhesión con el Creador, y que todo su deseo sea solamente darle contento a su Hacedor, y de ninguna manera para su propio beneficio.

2. Por otro lado, vemos que este no es el objetivo principal, puesto que el propósito de la creación no era que las criaturas le otorgaran al Creador, pues Él no tiene carencia que las criaturas tengan para darle algo. Todo lo contrario, el propósito de la Creación es consecuencia de Su deseo de beneficiar a Sus creaciones, es decir, que las criaturas puedan recibir de Él placer y deleite.

Estos dos aspectos se contradicen entre sí desde un extremo al otro. Por una parte, el hombre debe otorgar, y por otra, el hombre debe recibir. En otras palabras, existe el discernimiento de la corrección de la creación:

1. Lo cual consiste en alcanzar la adhesión, entendiéndose esto como equivalencia de forma, es decir, que todas sus acciones sean únicamente con el fin de otorgar.

2. Luego es posible alcanzar el propósito de la creación, que consiste en recibir deleite y placer del Creador.

Por eso, cuando el hombre se ha habituado a ir por los caminos del otorgamiento, de por sí, no tiene Kelim (vasijas) de recepción. Y cuando recorre los caminos de la recepción, no tiene Kelim de otorgamiento.

Así, gracias a “las piedras con las que pesar” el hombre adquiere ambos. Porque, tras la negociación que tuvo durante el trabajo, cuando se sobrepone y asume el yugo del Reino de los Cielos, en forma de otorgamiento en mente y corazón, hace que, cuando se está a punto de extraer la abundancia superior puesto que ya posee un fundamento sólido acerca de que todo debe ser en forma de otorgamiento, aun cuando uno reciba cierta iluminación, esta recepción ya será con el propósito de otorgar. Esto es así porque todo el fundamento de su trabajo está construido solamente sobre el atributo de otorgamiento. Esto se denomina “recibir con el fin de otorgar”.