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Baal HaSulam / Introducción al Libro del Zóhar

Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)

Introducción al Libro del Zóhar

1) En esta introducción quisiera esclarecer cuestiones que al parecer son simples. Es decir, asuntos que todos manejan y sobre los cuales mucho se ha escrito para aclararlos. Sin embargo, aún no hemos alcanzado un conocimiento claro y suficiente de ellos.

Pregunta 1. ¿Cuál es nuestra esencia?

Pregunta 2. ¿Cuál es nuestra función en la larga cadena de la realidad, de la cual somos tan solo pequeños eslabones?

Pregunta 3. Cuando nos examinamos a nosotros mismos encontramos que somos tan corruptos y tan bajos hasta el punto en que no existe algo más condenable que nosotros. Y cuando examinamos al Operador que nos ha hecho, estamos obligados a estar al más alto grado, porque no existe nadie tan digno de alabanza como Él. Pues es necesario que de un Operador perfecto surjan operaciones perfectas.

Pregunta 4. Nuestra mente nos dice que, si Él es bueno y benevolente, por encima de toda comparación, ¿Cómo entonces Él creó desde el principio, tantas criaturas que sufren y agonizan durante todos los días de su existencia?, ¿No es acaso la naturaleza del Bueno el hacer el bien, o por lo menos no dañar tanto?

Pregunta 5. ¿Cómo es posible que del Eterno, que no tiene ni inicio ni fin, se extiendan criaturas finitas, mortales y fracasadas?

2) A fin de aclarar completamente todo esto, necesitamos realizar algunas investigaciones preliminares. Y no, Dios no permita, donde está prohibido, es decir, en la esencia del Creador, donde el pensamiento no puede captarlo en absoluto, y por lo tanto no tenemos ningún pensamiento o concepto de Él, excepto donde la investigación es una Mitzvá, es decir, la indagación de Sus obras. Es como la Torá nos ordena: «Conoce al Dios de tu padre y sírvele», y de igual manera dice en el poema de la unificación: «Por tus actos te conoceremos».

Investigación 1: ¿Cómo podemos representar, que la creación vaya a ser innovada (renovada), lo cual significa algo nuevo, que no estará incluida en Él antes de que Él la haya creado, cuando queda claro para cualquier observador, que no existe algo que no esté incluido en Él? Y es así como el sentido común lo dicta, porque ¿cómo puede uno dar lo que no tiene?

Investigación 2: Si dices que, desde el aspecto de Su omnipotencia, Él ciertamente puede crear existencia a partir de la ausencia, es decir, algo nuevo que no tiene existencia en Él, surge la pregunta: ¿Qué es aquella realidad, de la cual puede determinarse que no tiene ningún lugar en Él, en absoluto, sino que es innovada?

Investigación 3: En lo que los cabalistas han dicho, que el alma del hombre es una parte Divina de lo Alto, de tal manera que no hay diferencia entre Él y el alma, sino que Él es el «todo» y el alma es una «parte». Ellos lo han comparado con una piedra tallada de una montaña. No hay diferencia entre la piedra y la montaña, excepto que (la montaña) es el «todo» y (la piedra) es una «parte». Por lo tanto, debemos investigar: una cosa es que una piedra tallada de la montaña esté separada de ella por medio de un hacha lista para ese propósito, causando la separación de la «parte» del «todo». Pero, ¿cómo podemos representar aquello acerca de Él, que Él separe una parte de Su esencia hasta que se salga de su esencia y se vuelva una «parte» separada de Él, es decir, en un alma, al punto tal de que puede ser comprendida solo como parte de Su esencia?

3) Investigación 4: Debido a que la carroza de la Sitra Ajra (el otro lado) y las Klipot (cáscaras) están alejadas de Su Santidad, en el otro extremo, hasta tal punto que no se puede concebir algo más remoto, entonces ¿cómo puede extenderse y formarse a partir de la Santidad, y más aún: que Su Santidad la sustente?

Investigación 5: El asunto de la resurrección de los muertos. Puesto que el cuerpo es tan despreciable que inmediatamente al nacer está condenado a morir y ser enterrado. Además, en «El Zóhar» está escrito que antes que el cuerpo se pudra por completo, el alma no puede ascender a su lugar en el Jardín del Edén, mientras haya aún remanentes de él. Por consiguiente, ¿Por qué el alma debe retornar y levantarse en la resurrección de los muertos?, ¿no podría el Creador deleitar las almas sin eso?

Aún más desconcertante es lo que nuestros sabios dijeron, que los muertos están destinados a levantarse y resucitar con sus defectos para que no sean confundidos con otros, y luego de eso Él sanará sus defectos. Debemos comprender, ¿Qué le importa al Creador que no sean confundidos con otros, y que por ello Él creara nuevamente el defecto que tienen ellos y entonces tendrá que sanarlos?

Investigación 6: En relación a lo que nuestros sabios dijeron, que el hombre es el centro de toda la realidad, que todos los Mundos, los Superiores y este mundo material y todo en ellos fueron creados para él (El Zóhar, Tazria 40), y obligó al hombre a creer que el mundo fue creado para él (Sanhedrín 37). Aparentemente es difícil comprender que, para este diminuto hombre, cuyo valor no es más que un cabello en comparación con la realidad de este mundo y mucho menor con respecto a los Mundos Superiores, cuya Altura y Sublimidad son inconmensurables, que el Creador se tomó la molestia de crear todo esto para él. Y también, ¿por qué el hombre habría de necesitar todo eso?

4) Para comprender todas estas preguntas e investigaciones, la única táctica es: examinar el fin del acto, es decir, el propósito de la creación. Porque nada puede ser comprendido a la mitad de su proceso, sino solo a su final. Y está claro que no hay acto sin propósito, porque solo un demente puede actuar sin propósito.

Y conozco astutos, quienes se quitan el yugo de la Torá y Mitzvot, diciendo que el Creador ha creado toda la realidad, y entonces la abandonó, y debido a la insignificancia de esas criaturas, no es digno para el Creador en su gran Alteza el vigilar sus pequeños y condenables modos. Ciertamente, ellos han hablado sin conocimiento, pues no es posible determinar nuestra propia bajeza e insignificancia, antes de decidir que nosotros nos hemos creado a nosotros mismos con todas nuestras naturalezas corruptas y aborrecibles.

Pero cuando nosotros decidimos que el Creador, quien es perfecto de manera inefable, es el artesano quien creó y diseñó nuestros cuerpos con todas sus tendencias buenas y despreciables, ciertamente comprenderemos que de la mano del Operador perfecto jamás puede emerger un acto despreciable y corrupto, puesto que cada acto testifica la cualidad de su ejecutante. ¿Y qué culpa tiene una vestimenta mal hecha, si un mal sastre la confeccionó?

Cosas tales como esta encontramos en el Talmud (Masejet Taanit 20): una fábula acerca de Rabi Elazar hijo de Rabi Shimon quien se encontró a un hombre que era muy feo. Él dijo entonces: «Que feo es aquel hombre». El hombre respondió: «Ve y dile al Artesano que me hizo: que feo es este recipiente que Has hecho».

Por eso, aquellos astutos, que proclaman que, debido a nuestra bajeza e insignificancia, no es digno de Él supervisarnos, y que por consiguiente Él nos ha abandonado, lo único que hacen es anunciar su falta de conocimiento. Imagínate que conoces a algún hombre quien crea criaturas deliberadamente, de modo que ellas sufren y agonizan todos los días de sus vidas, tal como lo hacemos nosotros, y no solo esto, sino que les daría la espalda, sin desear siquiera supervisarlas, para ayudarlas un poco. ¿Cuánto lo condenarías y despreciarías?, ¿puede tal cosa ser pensada acerca del Creador?

5) Por consiguiente, el sentido común obliga a que comprendamos lo opuesto de lo que parece superficialmente, y decidir que somos realmente criaturas buenas y nobles, de importancia inconmensurable, y de hecho dignas del artesano que nos hizo. Porque cualquier defecto que quieras considerar de nuestros cuerpos, luego de todo tipo de excusas que te haces, caen únicamente sobre el Creador, quien nos creó a nosotros y a la naturaleza dentro de nosotros. Pues está claro que Él nos hizo y no nosotros. Él también sabe todos los métodos que se desprenden de la naturaleza y las tendencias malvadas que Él nos implantó. Es como hemos dicho, que debemos contemplar el fin del acto. Entonces seremos capaces de comprender todo, como dice el dicho: «No muestres a un tonto un trabajo incompleto».

6) Nuestros sabios nos han indicado que el Creador creó el mundo para deleitar a Sus criaturas. Aquí es donde debemos poner nuestros ojos y todos nuestros pensamientos, pues es el propósito final y el acto de la creación del mundo.

Y debemos observar, puesto que el pensamiento de la creación es deleitar a Sus criaturas, entonces es necesario haber creado en las almas un deseo extremadamente grande, para recibir aquello que Él pensó en darles. Pues la medida de cada placer y disfrute depende la medida del deseo de recibirlo. De modo que cuanto más grande es el deseo de recibirlo, en esa medida el placer es mayor y cuanto menor es el deseo de recibirlo, en esa misma medida, se reduce el grado del placer de la recepción. Porque el pensamiento de la creación en sí mismo, obliga necesariamente a crear en las almas un excesivo deseo de recibir, para corresponder al inmenso placer que Su Omnipotencia pensó para deleitar las almas. Puesto que el gran deleite y el gran deseo de recibir van de la mano.

7) Una vez que sabemos esto, llegamos a la comprensión total de la segunda investigación con completa claridad. Pues hemos investigado para saber cuál es la realidad, de la que se puede determinar claramente, que no se encuentra ni se incluye en Su esencia, al punto que podemos decir que es una creación nueva (renovada), existencia a partir de la ausencia.

Y ahora que sabemos claramente que el Pensamiento de la Creación, que es para deleitar a Sus criaturas, necesariamente creó una medida de deseo de recibir de Él, toda la bondad y gozo que pensó para ellas, ese deseo de recibir claramente no estaba incluido en Su esencia antes de haberlo creado en las almas, porque ¿De quién podría Él recibir? Se sigue que Él creó algo nuevo (renovado) lo cual no existe en Él.

Y junto con eso se entiende que, de acuerdo al pensamiento de la creación, no hubo necesidad de crear nada más que este deseo de recibir. Esto es porque esta creación nueva le alcanza a Él para cumplir con la totalidad del Pensamiento de la Creación que Él había pensado para nosotros, para deleitarnos.

Pero todo el llenado que hay en el Pensamiento de la Creación, es decir todo tipo de beneficios que Él pensó para nosotros, ya se extienden en forma directa de Su esencia, y Él no tiene razón para crearlos de nuevo, dado que ellos se extienden como existencia a partir de la existencia, hacia el gran deseo de recibir que se encuentra en las almas. Así nos queda definitivamente claro que toda la sustancia que hay en la nueva (renovada) creación, desde el inicio hasta el final, es únicamente el «deseo de recibir».

8) Ahora hemos llegado también, a comprender a fondo las palabras de los cabalistas en la tercera investigación. Nos hemos desconcertado, de cómo es posible decir acerca de las almas que son una parte Divina de arriba, comparable a una piedra que es tallada de una montaña, que no hay diferencia entre ellos excepto que una es una «parte» y la otra es el «todo».

Y nos preguntamos: una cosa es decir que la piedra que es tallada de la montaña llega a ser separada por un hacha creada para ese fin, pero ¿Cómo podemos decir esto acerca de Su esencia? Y también, ¿Qué fue aquello que separó a las almas de Su esencia y las excluyó del Creador para llegar a ser criaturas?

De lo anterior, comprendemos claramente que, así como el hacha corta y divide un objeto físico en dos, así la disparidad de forma divide lo espiritual en dos.

Por ejemplo, cuando dos personas se aman, la una a la otra, decimos que están adheridas una a la otra como un solo cuerpo. Y por el contrario, cuando se odian entre sí, decimos que están lejos uno del otro, como el oeste se encuentra del este. Pero no existe aquí el asunto de proximidad o lejanía de lugar. Más bien esto se refiere a la equivalencia de forma: cuando son iguales en forma y cada uno ama lo que el otro ama y odia lo que el otro odia, resulta que se aman entre sí y están adheridos uno al otro.

Si hay entre ellos una cierta disparidad de forma, es decir que ama algo, a pesar de que su amigo odia eso, etc., entonces en la medida de esta disparidad de forma se odian entre sí y se encuentran alejados uno del otro.

Y si, por ejemplo, se encuentran en oposición de forma entre ellos, es decir que uno de ellos ama todo lo que el otro odia, y todo lo que odia es lo que el otro ama, se considera que están alejados el uno del otro como lo están el este del oeste, o en otras palabras, de un extremo al otro.

9) Así puedes ver que en la espiritualidad la disparidad de forma actúa como el hacha que separa entre entidades corporales, y que la lejanía entre ellas es de acuerdo con el grado de disparidad de forma. A partir de esto comprenderás que el deseo de recibir Su deleite ha sido impreso en las almas y hemos demostrado por completo que esta forma está ausente en el Creador, porque ¿de quién puede Él recibir?, que esta disparidad de forma que las almas adquirieron opera para separar de Su esencia como el hacha que esculpe una piedra de la montaña.

De modo que por medio de esta disparidad de forma salieron las almas del Creador, y se diferenciaron de Él, para ser criaturas. Sin embargo, todo lo que las almas adquieren de Su Luz, se extiende de Su esencia como existencia a partir de la existencia. Por lo tanto, resulta ser que, con respecto a Su Luz, la cual ellas reciben en su vasija, el cual es el deseo de recibir, no hay diferencia alguna entre ellas y Su esencia. Esto es porque ellas la reciben como existencia a partir de la existencia, directamente de Su esencia.

Toda la diferencia entre las almas y Su esencia es que las almas son una parte de Su Esencia. Esto significa que la cantidad de Luz que recibieron dentro de su vasija, que es el deseo de recibir, ya es una parte separada de la Divinidad, por portar la disparidad de forma del deseo de recibir. Y esta disparidad de forma la convirtió en una parte mediante la cual salieron del «todo» y llegaron a ser una «parte». De ahí que la única diferencia entre ellos es que uno es el «todo» y la otra es una «parte», como la piedra tallada de una montaña. Observa esto meticulosamente porque no se puede extender más en un asunto tan elevado.

10) Ahora podemos comenzar a comprender la cuarta investigación: ¿Cómo es posible que de Su Santidad se forme la carroza de la impureza y las Klipot, ya que están al otro extremo, opuestas a Su Santidad? Y también, ¿cómo puede ser que Él les provea sustento y soporte?

Ciertamente debemos primero comprender el significado de la existencia de la esencia de la impureza y las Klipot (cáscaras). Debes saber que ese es el gran deseo de recibir, del cual dijimos que era la esencia misma de las almas, al ser creadas, por lo cual están listas para recibir todo el llenado que hay en el Pensamiento de la Creación, el cual no permanece de tal forma dentro de las almas. Si así fuera, las almas tendrían que permanecer separadas de Él para siempre, porque la disparidad de forma en ellas las separaría de Él.

Con el fin de corregir esa separación que yace sobre la vasija de las almas, Él creó todos los mundos y los diferenció en dos sistemas, como dice el versículo: «Uno enfrentado al otro los hizo Dios», los cuales son los cuatro mundos de ABYA de Kedushá (santidad), y opuestos a éstos los cuatro mundos de ABYA de Tumá (impureza).

Y Él imprimió el deseo de otorgar en el sistema de los mundos de ABYA de Kedushá.

Y removió de ellos el deseo de recibir para sí mismo.

Y lo impartió en el sistema de los mundos de ABYA de Tumá (impureza). Debido a eso ellos se encuentran separados del Creador y de todos los mundos de Kedushá.

Por esa razón, las Klipot son llamadas «muertos», como está escrito: «sacrificios de los muertos» (Salmos 106: 28). Y así también los malvados, que son atraídos por ellos. Como dijeron nuestros sabios: «los malvados, en sus vidas, son llamados muertos», porque el deseo de recibir que está impreso en ellos se encuentra en oposición de forma a Su Santidad, y los separa de la Vida de Vidas, y están alejados de Él desde un extremo al otro. Ya que Él no tiene interés en la recepción, solamente en el otorgamiento. Mientras que las Klipot no tienen interés en el otorgamiento, quieren solo recibir para su propio placer, y no hay oposición más grande que esta. Ya sabes que la distancia espiritual empieza con una cierta disparidad de forma y finaliza en la oposición de forma, la cual es la mayor distancia, en su último grado.

11) Los mundos descendieron en una sucesión hasta la existencia de este mundo corporal, es decir, a un lugar donde hay una realidad, con un cuerpo y un alma, y un tiempo de corrupción y un tiempo de corrección. Pues el cuerpo, que es el deseo de recibir para sí mismo, se extiende desde su raíz en el Pensamiento de la Creación, y pasa a través del sistema de los mundos de impureza, como está escrito: «El hombre nace como un pollino de un asno salvaje». Y permanece esclavizado bajo la autoridad de ese sistema hasta los trece años, que es el tiempo de la corrupción.

Y por medio de la observación de las Mitzvot desde los trece años en adelante, cuando se ocupa con el fin de otorgar contento a su Hacedor, comienza a purificar el deseo de recibir para sí mismo, grabado en él, y lentamente lo invierte con el fin de otorgar. Con ello Él extiende un alma santa desde su raíz en el Pensamiento de la Creación. Y esta pasa por el sistema de los mundos de Kedushá y se viste en el cuerpo. Y ese es el tiempo de corrección.

Y así él agrega y va adquiriendo y consiguiendo grados de santidad desde el Pensamiento de la Creación en Ein Sof, hasta que estos lo ayudan a convertir su deseo de recibir para sí mismo que hay en él, que esté completamente bajo la forma de recibir con el fin de otorgar contento a su Hacedor, y no para sí mismo de ninguna manera. Con esto, el hombre adquiere equivalencia de forma con su Hacedor, porque la recepción con el fin de otorgar se considera como una forma de otorgamiento pura.

Como está escrito en Masejet Kidushín, que con un hombre importante ella da y él dice: «tú eres santificada». Pues cuando su recepción es para complacerla a ella que le da, esto se considera como otorgamiento y que él le está dándole a ella.

Entonces adquiere la adhesión completa con Él, pues la adhesión espiritual no es otra cosa más que la equivalencia de forma, como nuestros sabios dijeron: «¿Cómo es posible adherirse a Él? Más bien uno se adhiere a Sus atributos», y por eso uno se vuelve digno de recibir todo el deleite, el placer y la delicadeza que hay en el Pensamiento de la Creación.

12) Así queda debidamente aclarado el asunto de la corrección del deseo de recibir grabado en las almas por parte del Pensamiento de la Creación. Ya que Él ha preparado para ellas dos sistemas, uno frente al otro, a través de los cuales las almas pasan y se dividen en dos discernimientos, cuerpo y alma, los cuales se visten el uno en el otro.

A través de la Torá y Mitzvot ellos finalmente convierten la forma del deseo de recibir para que sea semejante a la forma del deseo de otorgar. Y entonces ellos pueden recibir toda la bondad que se encuentra en el Pensamiento de la Creación. Y junto con esto, ellos son recompensados con una adhesión fuerte con Él. Porque mediante el trabajo en Torá y Mitzvot ellos han sido recompensados con la equivalencia de forma con su Hacedor. Esto es considerado el final de la corrección.

Entonces, puesto que no habrá más necesidad de la Sitra Ajra impura, esta será eliminada de la tierra y la muerte será abolida para siempre. Todo el trabajo en Torá y Mitzvot que se le dio al mundo durante los seis mil años de la existencia del mundo, y a cada individuo durante sus setenta años de vida, son solo para traerlos al final de la corrección, de la igualdad de forma ya mencionada.

También quedó debidamente aclarado, el asunto de la formación y la salida del sistema de las Klipot y la impureza desde Su Santidad. Lo cual fue necesario para extender por medio de esto la creación de los cuerpos, que luego se corregirán mediante la Torá y las Mitzvot. Y si nuestros cuerpos, con su corrupto deseo de recibir, no se nos hubieran extendido por medio del sistema impuro, nosotros nunca hubiéramos sido capaces de corregirlo, ya que el hombre no puede corregir lo que no está en él.

13) Sin embargo todavía tenemos que entender finalmente, dado que el deseo de recibir para sí mismo, es tan defectuoso y corrupto, entonces ¿cómo salió y estuvo en el Pensamiento de la Creación en Ein Sof, cuya unidad no se puede explicar con expresiones ni palabras?

El asunto es que de verdad, de inmediato con el pensamiento de crear a las almas, Su pensamiento completó todo, porque Él no necesita utilizar la acción como nosotros. Y de inmediato salieron y se formaron todas las almas y todos los mundos que serán creados en el futuro, llenos con todo el bien y el placer y la delicadeza que Él ha planeado para ellas. En toda la perfección final que las almas han sido destinadas a recibir en el fin de la corrección. Es decir, después de que el deseo de recibir en las almas recibió su completa corrección, y se volvió puro otorgamiento, en equivalencia de forma completa con el Emanador.

Esto es porque en Su Eternidad, el pasado, el futuro y el presente son como uno. Y el futuro es como el presente y en Él no hay tal cosa como la falta de tiempo (Zóhar Mishpatim pto. 52, Zóhar Nuevo Bereshit pto. 243). Y debido a eso nunca existió en Ein Sof, el asunto del deseo de recibir corrupto en su forma de separación. Al contrario, aquella equivalencia de forma que en el futuro será revelada en el fin de la corrección, apareció de inmediato en Su eternidad.

Nuestros sabios dijeron acerca de esto (Pirkei de Rabi Eliezer): «Antes de que el mundo fue creado era Él y Su nombre son Uno» pues la forma de separación del deseo de recibir no había sido revelada en absoluto en la realidad de las almas, que surgieron en el Pensamiento de la Creación, más bien estaban adheridas a Él en igualdad de forma como «Él y Su nombre son Uno». (Ver TES parte 1)

14) Así puedes ver que necesariamente hay tres estados para las almas. De forma general son:

El Primer Estado: es su existencia en Ein Sof, en el Pensamiento de la Creación, donde ya poseen la forma futura del Final de la Corrección.

El Segundo Estado: es su existencia en el período de seis mil años, que fueron divididos por medio de los dos sistemas mencionados, de cuerpo y alma. Se les dio el trabajo en Torá y Mitzvot con el fin de invertir el deseo de recibir que hay en ellas y tornarlo en un deseo de otorgar contento a su Hacedor, y no para sí mismas en absoluto. Durante el tiempo de ese estado, no habrá corrección alguna para los cuerpos, sino únicamente para las almas. Eso significa que deberán erradicar de su interior, cualquier tipo de recepción para sí mismas, lo cual es el cuerpo, y permanecer en el estado del deseo de otorgar únicamente, lo cual es la forma del deseo en las almas. Incluso las almas de los justos no podrán regocijarse en el Jardín de Edén luego de su fallecimiento, sino solo luego de que su todo cuerpo se haya descompuesto en el polvo.

El Tercer Estado: es el final de la corrección de las almas, luego de la resurrección de los muertos. Que en ese tiempo la corrección completa llegará también a los cuerpos, pues entonces ellos invertirán las vasijas recepción mismas, la cual es la forma del cuerpo, que tomará la forma del otorgamiento puro. Y se volverán merecedores de recibir para sí mismos todo el bien, el placer, y la delicadeza que se encuentran en el Pensamiento de la Creación. Y con todo eso alcanzarán una fuerte adhesión, debido a su equivalencia de forma con su Hacedor, dado que ellos no recibirán todo aquello debido a su deseo de recibir, sino debido a su deseo de otorgar contento a su Hacedor. Dado que Él tiene placer cuando reciben de Él.

Y con el propósito de ser breve, de aquí en más utilizaré los nombres de estos tres estados; es decir, «primer estado», «segundo estado», y «tercer estado». Y debes recordar todo lo que se explica aquí respecto de cada uno de los estados.

15) Cuando observes estos tres estados, encontrarás que uno requiere al otro por completo, de modo que si algo, en uno de ellos fuese cancelado, todos quedarían cancelados.

Si por ejemplo, el tercer estado no se hubiera manifestado, el cual es la inversión de la forma de recepción a la forma de otorgamiento, entonces necesariamente el primer estado en Ein Sof nunca hubiera sido capaz de emerger. Esto es debido a que la perfección emergió solamente porque el tercer estado futuro ya estaba ahí en Su eternidad, cumpliendo la función como presente. Y toda la perfección que fue representada en ese estado es como una copia del futuro por venir, en el presente que está ahí. Pero si el futuro se pudiese cancelar, no habría ahí ninguna realidad en el presente. Porque el tercer estado requiere toda la existencia del primer estado.

Más aún, cuando algo es cancelado en el segundo estado, que ahí se encuentra todo el trabajo que en el futuro culmina en el tercer estado, es decir, el trabajo en corrupción y corrección y las extensiones de los grados de las almas. Entonces, ¿cómo puede haber un tercer estado? Como consecuencia vemos que el segundo estado requiere que exista el tercer estado.

Lo mismo sucede con la existencia del primer estado en Ein Sof, donde reside la perfección del tercer estado. Definitivamente requiere que se correspondan, o sea que el segundo y tercer estado se manifiesten en perfección completa, ni más ni menos en ningún sentido. Por ello, el primer estado en sí mismo requiere necesariamente la expansión de dos sistemas en contraposición al segundo estado para permitir la existencia de un cuerpo en el deseo de recibir corrompido por el sistema de la impureza. Y entonces podemos corregirlo. Y si no hubiera un sistema de los mundos de impureza, no tendríamos ese deseo de recibir y no podríamos corregirlo y llegar al tercer estado, porque «el hombre no puede corregir aquello que no está dentro de él». Así pues, no necesitamos preguntar cómo es que el sistema de impureza llegó a formarse a partir del primer estado porque, por el contrario, es el primer estado el que requiere que exista y subsista [este sistema] en el segundo estado.

16) Por lo tanto, uno no debe preguntarse si la elección nos fue cancelada, ya que estamos obligados a completarnos y recibir el tercer estado con certeza, puesto que ya se encuentra en el primer estado.

El asunto es que hay dos caminos que el Creador nos ha preparado en el segundo estado para traernos al tercer estado:

1. El camino de observar Torá y Mitzvot tal como fue explicado con anterioridad.

2. El camino del sufrimiento, ya que los sufrimientos mismos, purifican al cuerpo y finalmente nos obligarán a invertir el deseo de recibir que se encuentra en nosotros, para que tome la forma del deseo de otorgar y adherirnos a Él. Es como nuestros sabios dijeron (Sanhedrín, 97b): «si retornan a su buen estado (se reforman) bien, y si no, pondré sobre ustedes un rey como Amán, y contra su voluntad, él los hará retornar a su buen estado».

Nuestros sabios dijeron acerca del verso: «Beitó Ajishena, si fueron recompensados, Ajishena (aceleradamente), sino Beitó (a su debido tiempo)».

Esto significa que, si nosotros hemos sido recompensados a través del primer camino, que es por medio de observar Torá y Mitzvot, entonces nosotros aceleramos nuestra corrección, y no necesitamos de duros y amargos sufrimientos ni de la prolongación del tiempo, que sea necesaria para experimentarlos, con el fin de obligarnos a reformarnos contra nuestra voluntad.

Y si no, será «a su debido tiempo». Esto significa que solo cuando el sufrimiento termine nuestra corrección y el tiempo de la corrección nos llegue en contra de nuestra voluntad. En general, el camino de los sufrimientos son también los castigos de las almas en el infierno. Pero en todo caso, el Fin de la Corrección, que es el tercer estado, es requerido y determinado por causa del primer estado.

Toda nuestra elección está solo entre el camino del sufrimiento y el camino de la Torá y Mitzvot.

Así queda muy claro cómo estos tres estados de las almas están conectados entre sí y se requieren uno al otro de forma absoluta.

17) Por lo explicado anteriormente, se entiende bien la tercera pregunta que hemos hecho. Que cuando nos examinamos, hallamos que somos tan corruptos y despreciables como se puede ser. Pero cuando examinamos al Operador que nos ha hecho, debemos sentirnos enaltecidos hasta la cima, puesto que no hay nadie más digno de alabanza que Él, como es digno del Operador que nos ha creado. Porque la naturaleza del Operador Perfecto es que sus acciones sean perfectas.

Ahora podemos comprender a fondo que nuestro cuerpo, con todos sus pequeños incidentes y posesiones vanas, no es de modo alguno nuestro verdadero cuerpo. Dado que nuestro verdadero cuerpo, es decir el eterno y el completo con todo tipo de perfecciones, ya existe y se encuentra establecido en Ein Sof, en el primer estado, donde adquiere su forma completa del futuro, en el que se encontrará en el tercer estado, esto es, recepción en forma de otorgamiento, que es en equivalencia de forma con Ein Sof.

Y si nuestro primer estado requiere que se nos entregue en el segundo estado la Klipá (cáscara) de nuestro cuerpo, en su forma corrupta y repulsiva, que es el deseo de recibir únicamente para sí mismo, que es la fuerza que nos separa del Ein Sof, para poder corregirlo y permitirnos recibir nuestro cuerpo eterno completo en la práctica, en el tercer estado, no debemos protestar contra esto en absoluto, porque nuestro trabajo no puede realizarse salvo en este cuerpo desechable e indigno, porque «el hombre no corrige aquello que no está en él».

De forma que de verdad ya nos encontramos en esa medida de perfección, digna y apropiada al Operador Perfecto que nos ha hecho, incluso en nuestro segundo estado actual. Ya que este cuerpo no nos daña de ninguna manera, puesto que va a expirar y morir, y existe aquí solo por el tiempo necesario para su cancelación y para recibir nuestra forma eterna.

18) Junto con eso contestamos también la quinta pregunta que hemos hecho: ¿cómo puede ser que a partir de lo eterno puedan surgir acciones que no son eternas, que son desechables e indignas? Y con lo que hemos aclarado, vemos que ciertamente ya hemos emergido ante Él, como es propio para Su eternidad, como criaturas eternas y en completa perfección. Y nuestro estado de eternidad requiere necesariamente, que la Klipá del cuerpo, la cual se nos ha dado solamente para el trabajo, sea desechable e indigna, ya que, si permaneciera en la eternidad, nosotros permaneceríamos separados de la Vida de Vidas por toda la eternidad.

Hemos dicho anteriormente (Ítem 13) que esta forma de nuestro cuerpo, que es el deseo de recibir únicamente para sí mismo, no se encuentra presente en el eterno Pensamiento de la Creación, en absoluto, porque allí existimos ya en la forma del tercer estado. Pero aun así es obligatoria para nosotros en la realidad del segundo estado para permitirnos corregirla.

Y no debemos cuestionar en absoluto, acerca del estado del resto de las criaturas del mundo aparte del hombre, ya que el hombre es el centro de toda la Creación, como será descrito más adelante (Ítem 39). Y todas las demás criaturas no son tomadas en cuenta ni valoradas por sí mismas, salvo en la medida de su utilidad para llevar al hombre a su estado de plenitud. Por eso ellas ascienden y descienden junto con él, sin ningún cálculo para sí mismas.

19) Junto con esto también aclaramos la cuarta pregunta que hemos hecho: dado que la naturaleza del bien es hacer el bien, ¿cómo es que Él inicialmente creó criaturas que son atormentadas y sufren durante los días de su vida?

Porque, como hemos dicho, todos estos sufrimientos son obligatorios desde nuestro primer estado, donde nuestra eternidad completa, que llega desde el tercer estado que vendrá en el futuro, nos obliga a ir ya sea por el camino de la Torá, o por el camino del sufrimiento, e ir y llegar hasta nuestra eternidad en el tercer estado (Ítem 15).

Todos estos sufrimientos se encuentran únicamente sobre la Klipá (cáscara) de nuestro cuerpo, que fue creada solamente para la muerte y el entierro. Esto nos enseña que el deseo de recibir para sí mismo, que se encuentra en él, fue creado solo para ser erradicado, abolido del mundo y transformarlo en deseo de otorgar. Y los sufrimientos que padecemos son únicamente revelaciones, para revelar su insignificancia y el perjuicio contenido en él.

Ven y ve, que cuando todas las personas del mundo estén de acuerdo de forma unánime, en abolir y erradicar el deseo de recibir para sí mismos, que se encuentra dentro de ellos, y no tener otro deseo más que el de otorgar a sus amigos, entonces se anularían todas las preocupaciones y todos los peligros en la Tierra. Y cada uno estaría seguro, con una vida saludable y completa, ya que para cada uno de nosotros habría un gran mundo preocupado por su bienestar, y listo para satisfacer sus necesidades.

Pero mientras cada uno de nosotros tiene solo el deseo de recibir para sí mismo, de ahí se originan todas las preocupaciones, los sufrimientos, las guerras, las matanzas de las que no podemos escapar. Los cuales debilitan nuestro cuerpo con todo tipo de enfermedades y dolores. Así puedes ver que todos esos sufrimientos que se encuentran en nuestro mundo no son sino revelaciones que se ofrecen a nuestros ojos, para empujarnos a anular la malvada Klipá (cáscara) del cuerpo y asumir la forma completa del deseo de otorgar. Y es como hemos dicho, que el camino del sufrimiento por sí mismo, es capaz de traernos a la forma deseada.

Debes saber que las Mitzvot entre el hombre y su amigo son previas a las Mitzvot entre el hombre y el Creador, puesto que el otorgamiento a su amigo lo lleva a otorgar al Creador.

20) Después de todo lo que hemos aclarado, llegamos a la resolución de la primera pregunta que hemos hecho: ¿cuál es nuestra esencia? Nuestra esencia es como la esencia de todos los detalles de la realidad, que es ni más ni menos que el deseo de recibir (como está escrito en el Ítem 7). Pero no es como se manifiesta ahora en la realidad del segundo estado, que es el deseo de recibir solo para sí mismo. Sino como se encuentra en el primer estado, en Ein Sof; es decir, en su forma eterna, la cual es recibir con el fin de otorgar contento a su Hacedor (como está escrito en el Ítem 13).

A pesar de que nosotros aún no hemos llegado de hecho al tercer estado, y todavía nos falta tiempo, esto no daña nuestra esencia de ninguna forma, puesto que nuestro tercer estado es un requisito absoluto para nosotros, desde el primer estado. Así, «Todo aquello que deberá ser cobrado, es como si ya fue cobrado». Y la falta de tiempo se considera como una deficiencia solo cuando existe una duda sobre si uno va a completar lo que necesita ser completado en ese tiempo.

Puesto que no tenemos ninguna duda respecto de eso, es como si ya hubiéramos llegado al tercer estado. Y ese cuerpo que nos fue dado en su forma mala, en el presente, tampoco daña nuestra esencia, ya que tanto él como todas sus posesiones van a ser cancelados por completo junto con la totalidad del sistema de impureza, el cual es su fuente. «Y todo aquello que deberá ser quemado, es como si ya fue quemado», y se considera como si nunca hubiera existido.

Pero el alma que está vestida en ese cuerpo, cuya esencia es también puramente deseo, pero un deseo de otorgar, que se extiende hasta nosotros, desde los cuatro mundos del sistema Sagrado de ABYA (Ítem 11), existe eternamente. Esto es porque esta forma del deseo de otorgar está en equivalencia de forma con la Vida de Vidas y no es intercambiable en absoluto (Este tema será completado más adelante desde el Ítem 32 en adelante).

21) Y no te dejes confundir por la opinión de los filósofos que dicen que la esencia misma del alma es una sustancia mental, y que solo existe a través de los conceptos que aprende y que por medio de ellos crece y que estos constituyen toda su esencia. Y que la cuestión de la permanencia del alma después de la expiración del cuerpo depende por completo de la medida de conceptos y conocimientos que ha adquirido, a tal punto que, en ausencia de estos conceptos, no queda nada sobre lo cual pueda colocarse la continuidad del alma.

Esa no es la opinión de la Torá. Tampoco es aceptada en absoluto por el corazón, y cualquier ser vivo que haya intentado alguna vez adquirir algún conocimiento, sabe y siente que la mente es una posesión y no la esencia del poseedor.

Pero como lo hemos aclarado, que toda la sustancia de la nueva creación, tanto la sustancia de los objetos espirituales como la sustancia de los objetos corporales, no es más ni menos que el deseo de recibir.

Y aunque dijimos que el alma es enteramente deseo de otorgar, eso es únicamente por las correcciones de la vestimenta de Luz retornante, que recibe de los mundos superiores, desde los cuales llega a nosotros. El asunto de esta vestimenta es aclarado a fondo en la Apertura a la Sabiduría de la Cabalá (Ítem 14, 15, 16, 19). «Pero la esencia del alma es también el deseo de recibir». Léelo y lo comprenderás.

Toda la diferencia que podemos distinguir entre un objeto y otro, se puede discernir únicamente en su deseo. Porque el deseo que se encuentra en cada esencia, le genera necesidades y las necesidades le generan pensamientos y conceptos, hasta un determinado grado, con el fin de obtener esas necesidades, que el deseo de recibir requiere.

Así como los deseos humanos difieren unos de otros, también difieren entre sí sus necesidades, pensamientos e ideas.

Por ejemplo, en aquellos cuyo deseo de recibir se limita a las pasiones bestiales, sus necesidades, pensamientos e ideas son solo llenar ese deseo, en todo su llenado bestial. A pesar de que usan su mente y razón como el hombre, sin embargo «Es suficiente para el esclavo ser como su amo». Y es como una mente bestial, puesto que la mente está esclavizada y sirve al deseo bestial.

Y para aquellos cuyo deseo de recibir, se intensifica principalmente para pasiones humanas, tales como el honor y dominar a otros, que no se encuentran presentes en la bestia, la mayoría de sus necesidades, pensamientos y conocimientos son solo para llenarles ese deseo en toda su medida posible.

Y para aquellos cuyo deseo de recibir se intensifica principalmente para obtener conocimiento, la mayoría de sus necesidades, pensamientos e ideas son los de llenar ese deseo por completo.

22) Estos tres tipos de deseos están presentes en la mayoría de toda la especie humana. Pero se combinan en cada uno en diferentes cantidades, y de allí todas las diferencias que hay entre una persona y otra. Y por los atributos corporales podemos deducir también acerca de los atributos de objetos espirituales, de acuerdo con su valor espiritual.

23) De forma que también las almas de los hombres, las espirituales, que a través del poder de la vestidura de la Luz retornante, que reciben de los mundos superiores, desde donde provienen, tienen solo el deseo de otorgar contento a su Hacedor y ese deseo es la esencia y lo primordial del alma. Resulta que una vez que se viste en el cuerpo del hombre, le genera necesidades, pensamientos e ideas para llenar plenamente su deseo de otorgar, es decir, otorgar contento a su Hacedor, de acuerdo con la magnitud del deseo que hay en ella.

24) Puesto que la esencia y lo primordial del cuerpo es solo deseo de recibir para sí mismo, y todas sus manifestaciones y posesiones son llenados de ese deseo de recibir corrupto, que había sido creado desde un principio para ser exterminado y abolirlo del mundo, para ir al tercer estado completo en el Final de la Corrección. Por eso es mortal, desechable e indigno. Es, junto con todas sus posesiones, como una sombra pasajera, que no deja nada cuando ha partido.

Y puesto que la esencia y lo primordial del alma es únicamente el deseo de otorgar, y todas sus manifestaciones y posesiones son llenados de ese deseo de otorgar, que ya existe en la eternidad del primer estado, así como en el tercer estado futuro, por lo tanto, no es mortal ni transitorio.

Más bien el alma, junto con todas sus posesiones, son eternos, viven y existen para siempre. La ausencia no las afecta de ninguna manera durante la partida del cuerpo. Al contrario, la ausencia de la forma corrompida del cuerpo la fortalece mucho, y entonces podrá elevarse a lo alto, al Jardín del Edén.

Así hemos aclarado a fondo que la permanencia del alma no depende en absoluto de los conocimientos que ha adquirido, como dicen los filósofos. Más bien su eternidad es su misma esencia únicamente, es decir, en el deseo de otorgar, que es su esencia. Y los conocimientos que adquirió son su recompensa, y no su esencia.

25) De aquí llegamos a la resolución completa de la quinta investigación que hemos hecho: puesto que el cuerpo es tan corrupto que el alma no puede ser completamente purificada antes de que el cuerpo se pudra en el polvo, entonces, ¿por qué regresa y se pone de pie durante la resurrección de los muertos? Y también acerca de las palabras de los sabios: «Los muertos están destinados a revivir con sus defectos, de modo que no pueda decirse “Es otro”». (El Zóhar, Emor, 17)

Y lo comprenderán claramente desde el punto de vista del Pensamiento de la Creación mismo, es decir, desde el primer estado. Porque hemos dicho que, puesto que el Pensamiento de la Creación era deleitar a Sus criaturas, necesariamente Él tuvo que crear un deseo de recibir excesivamente grande para recibir esa buena abundancia, la cual está en el Pensamiento de la Creación. Puesto que «el gran deleite y el gran deseo de recibir van de la mano» (Ítems 6-7).

Y hemos dicho allí, que ese gran deseo de recibir es toda la nueva sustancia que creó, puesto que Él no necesita nada más para poder cumplir el Pensamiento de la Creación. Y es la naturaleza del Operador Perfecto el no llevar a cabo algo innecesario, tal como lo dice el poema de la Unificación: «de toda Tu labor, no te olvidaste ni una cosa, nada omitiste, ni añadiste».

También hemos dicho allí que este excesivo deseo de recibir fue quitado por completo del sistema de Kedushá (santidad) y fue dado en su totalidad al sistema de los mundos impuros, del cual surge la existencia de los cuerpos, su sostenimiento y todas sus posesiones en este mundo. Hasta que el hombre alcanza los trece años de edad, y a través de ocuparse en la Torá, comienza a alcanzar un alma de Kedushá. En ese momento se sustenta del sistema de los mundos de Kedushá, en la medida de la grandeza del alma de Kedushá que ha alcanzado.

También dijimos anteriormente que durante los seis mil años que nos son dados para trabajar en Torá y Mitzvot, ninguna de las correcciones llega al cuerpo. Es decir, al excesivo deseo de recibir que se encuentra en él. Y todas las correcciones que entonces llegan a través de nuestro trabajo, llegan solo al alma, que por medio de las cuales asciende en los grados superiores, en Kedushá (santidad) y en pureza. Esto significa, que es solo para agrandar el deseo de otorgar, que se extiende con el alma.

Por esa razón el cuerpo está destinado a morir, ser enterrado y descomponerse, puesto que no recibió para sí ninguna corrección. Pero ciertamente no puede permanecer así, pues finalmente, si el excesivo deseo de recibir fuera a ser abolido del mundo, el Pensamiento de la Creación no sería cumplido. Es decir, la recepción de todos los grandes placeres que Él pensó para complacer a sus criaturas. Puesto que el gran deseo de recibir y el gran placer van de la mano. Y en la medida en que el deseo disminuye, en esa medida se reducen el deleite y el placer de la recepción.

26) Ya hemos dicho que el primer estado requiere definitivamente que el tercer estado se lleve a cabo en toda su magnitud, por completo, como está en el Pensamiento de la Creación, para que, al primer estado, no le falte ni una sola cosa (véase Ítem 15).

Por lo tanto, el primer estado requiere de la resurrección de los cuerpos muertos. Es decir, a su excesivo deseo de recibir, que ya fue erradicado, se había vuelto inservible y se había podrido en el segundo estado, ahora debe erguirse para revivir de nuevo, en toda su excesiva medida, sin restricción alguna, es decir, con todos los defectos que tenía.

Entonces empieza el trabajo de nuevo, para convertir ese excesivo deseo de recibir, que sea únicamente, para otorgar. Y entonces habremos ganado el doble:

1. Que tenemos un lugar en el cual recibir todo el bien, y el deleite y la delicadeza que hay en el Pensamiento de la Creación, ya que ahora tenemos el cuerpo con su excesivo deseo de recibir, que va de la mano con estos placeres.

2. Ya que, de esta manera, nuestra recepción será solamente para otorgar contento a nuestro Hacedor, puesto que esa recepción se considera como otorgamiento completo (véase Ítem 11). Y con eso llegamos también a la equivalencia de forma, la cual es Dvekut (adhesión) y que es nuestra forma en el tercer estado. De esta manera vemos que el primer estado requiere definitivamente de la resurrección de los muertos.

27) En verdad, no puede haber resurrección de los muertos, sino únicamente al acercarse el Final de la Corrección, esto es hacia el final del segundo estado. Porque una vez que hemos sido recompensados con la negación de nuestro excesivo deseo de recibir y hemos recibido el deseo de solamente otorgar, y una vez que hemos sido recompensados con todos los maravillosos grados del alma llamados Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayá y Yejidá, por medio de nuestro trabajo, en la negación de ese deseo de recibir, habremos llegado a la mayor perfección, que ya es posible revivir el cuerpo de vuelta, con todo su excesivo deseo de recibir.

Y ya no somos dañados más por él, que no nos separa de nuestra Dvekut (adhesión). Por el contrario, nos sobreponemos a él y le damos la forma de otorgamiento. Y ciertamente eso se realiza con cada atributo malo que queremos extirpar de él:

1. Primero debemos extraerlo por completo, hasta su último resto y que no quede nada.

2. Luego podemos volver a recibirlo y conducirlo por el camino medio.

Y mientras no lo hayamos extirpado por completo de nosotros, es completamente imposible conducirlo a la forma del camino medio deseado.

28) Esto es lo que nuestros sabios dijeron: «Los muertos están destinados a revivir con sus defectos y luego se sanan». Eso significa que al principio el mismo cuerpo revive, que es el excesivo deseo de recibir sin restricciones, tal como creció bajo la carroza de los mundos impuros antes que la Torá y Mitzvot lo hubieran purificado de alguna manera. Y esto es el significado de «con todo su defecto».

Y entonces comenzamos un trabajo nuevo: incorporar todo el excesivo deseo de recibir dentro de la forma de otorgamiento. Entonces queda sanado, porque obtuvo también la equivalencia de forma. Y ellos dijeron que la razón es que no digan: «es otro». Lo que significa que no puede decirse de este que tiene una forma diferente a la que tenía en el Pensamiento de la Creación, puesto que ese excesivo deseo de recibir que se yergue allí, está dirigido a recibir toda la buena abundancia que hay en el Pensamiento de la Creación. Pero por ahora ha sido entregado a las Klipot, y fue dado para su purificación. Pero al final, está prohibido que sea un cuerpo diferente. Pues si se le hubiera disminuido en algo, se lo consideraría completamente diferente y no merecería en absoluto, todo el bien que hay en el Pensamiento de la Creación, como ya lo recibe allí, en el primer estado. Y compréndelo bien.

29) Ahora podemos resolver la segunda pregunta mencionada: ¿Cuál es nuestra función en la larga cadena de la realidad de la cual somos tan solo pequeños eslabones, durante el corto tiempo de nuestras vidas?

Debes saber que nuestro trabajo durante nuestros setenta años se divide en cuatro divisiones:

La Primera división es conseguir el excesivo deseo de recibir sin restricciones, en toda su corrupta medida, bajo las manos del sistema de los cuatro mundos de ABYA impuros. Si no tuviéramos dentro de nosotros ese corrupto deseo de recibir, no seríamos capaces de corregirlo, ya que «uno no puede corregir lo que no está en uno mismo».

Por lo tanto, no es suficiente el deseo de recibir impreso en el cuerpo desde su nacimiento en el mundo. Más bien, debe ser también un carruaje para las Klipot impuras, por no menos de trece años. Eso significa que las Klipot deben dominarlo y darle de sus luces, pues sus luces van agrandando su deseo de recibir. Esto es porque los llenados que suministran las Klipot al deseo de recibir solo aumentan y expanden la demanda del deseo de recibir.

Por ejemplo, al nacer, él tiene deseo por una sola porción y no más. Pero cuando la Sitra Ajra le proporciona esa porción, el deseo de recibir se expande de inmediato y quiere doscientos. Luego, cuando la Sitra Ajra le provee el llenado por los doscientos, el deseo inmediatamente se expande para anhelar cuatrocientos. Y si uno no se sobrepone por medio de Torá y Mitzvot, para purificar el deseo de recibir para convertirlo en otorgamiento, el deseo de recibir se va expandiendo a lo largo de su vida, hasta que eventualmente «uno muere sin satisfacer la mitad de sus pasiones».

Esto se considera que se encuentra bajo la autoridad de la Sitra Ajra y las Klipot, cuya función es expandir y agrandar su deseo de recibir para hacerlo excesivo y sin restricciones de ningún tipo, es decir, para proveer al hombre toda la materia con la que necesita trabajar y corregir.

30) La segunda división es desde los trece años en adelante. En ese momento se le da fuerza al punto en el corazón que se encuentra en él, que es Ajoraim de Néfesh de Kedushá (las partes posteriores del alma de santidad). Que está vestida en su deseo de recibir desde su nacimiento, solamente empieza a despertarse luego de trece años, por la razón mencionada anteriormente. Entonces él empieza a ingresar bajo la autoridad del sistema de los mundos de Kedushá, es decir, en la medida en que observa la Torá y Mitzvot.

El papel primordial de esa etapa es obtener y agrandar el deseo de recibir espiritual. Porque desde su nacimiento solo tiene deseo de recibir materialidad. Por lo tanto, aunque uno ha obtenido un excesivo deseo de recibir antes de cumplir los trece años, esto no es todavía la grandeza final del deseo de recibir. Pues la principal grandeza del deseo de recibir se encuentra únicamente en la espiritualidad.

Porque, por ejemplo, antes de los trece años, su deseo de recibir ansiaba devorar todas las riquezas y el honor que se encuentran en este mundo corporal. Todos pueden ver que este mundo no es eterno, y para todos nosotros no es sino una sombra efímera. Pero cuando alcanza el excesivo deseo de recibir espiritual, entonces desea devorar para su propio placer, todo el deleite y la riqueza que se encuentra en el mundo por venir, que es eterno, que para él es una posesión eterna. Por lo tanto, lo principal del excesivo deseo de recibir, se termina solamente con el deseo de recibir espiritualidad.

31) Nuestros sabios dicen: «La sanguijuela tiene dos hijas: “Hav, Hav (Dame, dame)”», (Proverbios 30:15). «La sanguijuela significa el infierno. Y los malvados atrapados en ese infierno claman como perros “Hav Hav (Dame, dame)”, que quiere decir “danos la riqueza de este mundo, danos la riqueza del mundo por venir”»

Sin embargo, es un grado importante, incomparablemente mayor que el primero. Porque aparte de obtener la verdadera medida de grandeza del deseo de recibir, se le entrega toda la materia que necesitará para su trabajo. Este es el grado que lo lleva a Lishmá (en nombre de la Torá). Como nuestros sabios dijeron: «Uno siempre debe observar Torá y Mitzvot en Lo Lishmá (No en su nombre), porque de Lo Lishmá, se llega a Lishmá».

Por lo tanto, este grado que llega después de los trece años es considerado Kedushá (santidad). Y es «la sierva santa que sirve a su ama», que es la «Sagrada Shejiná (Divinidad)». Esto es porque la sierva lo lleva a Lishmá, y es recompensado con la inspiración de la Divinidad.

Pero él debe llevar a cabo todos los medios adecuados para llegar a Lishmá, dado que si no se esfuerza por ello y no llegase a Lishmá, caerá al foso de la sierva impura, que es opuesta a la sierva de Kedushá, cuyo papel es confundir a la persona, que Lo Lishmá no lo llevará a Lishmá. Y se ha dicho acerca de ella: «la sierva que hereda a su ama» (Proverbios 30:23), porque ella no le permitirá al hombre acercarse a la ama, la cual es la Sagrada Shejiná.

Y el grado final en esta división es que él va a enamorarse apasionadamente del Creador, esto se asemeja a alguien que tiene pasiones y se enamora de una pasión corporal, hasta que esa pasión permanece ante sus ojos todo el día y toda la noche, como dice el poeta: «cuando me acuerdo de Él, no me deja dormir». Entonces se dijo de él: «El deseo satisfecho es un árbol de la vida» (Proverbios 13:12). Esto es porque los cinco grados del alma son el árbol de la vida, que su proceso se extiende por quinientos años, y cada grado dura cien años. Es decir, lo llevará a recibir todas las cinco Bejinot (fases) de NaRaNJaY (Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jayá, Yejidá) aclaradas en la tercera división.

32) La tercera división es el trabajo en la Torá y Mitzvot Lishmá. Es decir, con el fin de otorgar y no para recibir un premio. Este trabajo purifica el deseo de recibir para sí mismo que hay en él, y lo invierte en deseo de otorgar.

En la medida de la purificación del deseo de recibir, se hace digno y capaz de recibir las cinco partes del alma llamadas NaRaNJaY (ver Ítem 42). Esto es porque se encuentran en el deseo de otorgar (véase Ítem 23) y no pueden vestirse en su cuerpo, mientras que el deseo de recibir lo domine, pues es opuesta en su forma al alma, o incluso en disparidad de forma. Esto es porque el asunto de la vestidura y la equivalencia de forma van de la mano (véase Ítem 11).

Y, cuando sea recompensado con estar totalmente en el deseo de otorgar y no para su propia necesidad en absoluto, resulta que es recompensado con la equivalencia de forma con sus NaRaNJaY superiores, los cuales surgen desde su origen en Ein Sof desde el primer estado, a través de ABYA de Kedushá, e inmediatamente se extenderá hacia él y se vestirá en él de manera gradual.

La cuarta división es el trabajo que se realiza luego de la resurrección de los muertos. Significa que, el deseo de recibir, después de estar completamente ausente por medio de la muerte y el entierro, ahora es revivido en el excesivo deseo de recibir el cual es el peor de todos, tal como dicen: «Los muertos están destinados a revivir con sus defectos» (Ítem 28). Y entonces lo invierten en recepción en forma de otorgamiento. Sin embargo, hay unos pocos individuos escogidos a los que se les ha dado este trabajo mientras todavía viven en este mundo.

33) Y ahora nos queda aclarar la sexta investigación, acerca de lo que nuestros sabios dijeron que todos los mundos, Superiores e inferiores, fueron creados tan solo para el hombre. Esto es aparentemente muy asombroso que, para el pequeño hombre, cuyo valor no es más que un fino cabello, comparado con la realidad que se encuentra ante nosotros en este mundo, y mucho menos con respecto a los Mundos Espirituales Superiores, acaso el Creador se tomará la molestia de crear todos estos para él. Y aún más asombroso, ¿para qué necesita el hombre todos estos múltiples y vastos mundos espirituales?

Y debes saber que todo el contento de nuestro Hacedor, que es deleitar a sus criaturas, depende de la medida en que las criaturas lo sientan a Él, que Él es quien otorga, y que Él es quien los deleita. Pues entonces, Él se entretiene mucho con las criaturas, como un padre que juega con su hijo amado, en la medida en que el hijo siente y reconoce la grandeza y la sublimidad de su padre y su padre le muestra todos los tesoros que ha preparado para él.

Como dice el verso: «Mi querido hijo, Efraim, un niño juguetón, porque siempre que hablo de él, aún lo recuerdo intensamente: por lo tanto, mis entrañas se remueven por él, seguramente tendré piedad de él, dice el Creador» (Jeremías 31:19).

Examina cuidadosamente este escrito y podrás aprender y conocer los grandes entretenimientos que el Creador tiene para aquellos completos (perfectos), que fueron recompensados con sentir y reconocer Su grandeza en todas las maneras que Él ha preparado para ellos, hasta que Él se relaciona con ellos como un padre lo hace con su hijo preciado, como un padre jugando con su niño. Tal como fue explicado en el escrito.

Y no tenemos necesidad de continuar con esto, ya que es suficiente para nosotros saber que, por este contentamiento y entretenimiento con estos completos, era conveniente para Él crear todos los mundos Superiores e inferiores juntos, tal como se explicará a continuación.

34) Con el fin de preparar a sus criaturas, para que puedan llegar al grado exaltado y elevado antes mencionado, el Creador deseó hacer esto por medio de un orden de cuatro grados que evolucionan uno a partir del otro, llamados: «inanimado, vegetal, animado y hablante».

Estas son, de hecho, las cuatro fases del deseo de recibir en las que se dividen cada uno de los mundos superiores. Pues, aunque la gran parte del deseo se encuentra en la cuarta fase del deseo de recibir, no es posible que la cuarta fase pueda revelarse de inmediato, sino que por medio de las tres fases que la anteceden, es que ella se manifiesta y se desarrolla, en ellas y por medio de ellas, lentamente, hasta que se completa en su forma íntegra, en la Fase Cuatro. Como se explica en TES Parte 1 Ítem 50.

35) En la Primera Fase del deseo de recibir, llamada «Inanimado», que es la manifestación inicial del deseo de recibir en este mundo corporal, en donde existe solo la fuerza del movimiento, que es general e incluye a toda la categoría del Inanimado. Pero en sus elementos particulares no hay movimiento aparente. Porque el deseo de recibir genera necesidades y las necesidades generan movimientos suficientes, hasta alcanzar la necesidad. Ya que el deseo de recibir se encuentra en pequeña medida, domina solo a toda la categoría de forma general simultáneamente. Pero su dominio sobre los elementos particulares es imperceptible.

36) El (estado) «Vegetal» se agrega a este, que es la Segunda Fase del deseo de recibir. Su medida ya es más grande que en el inanimado y el deseo de recibir que se encuentra en él, domina a todos y cada uno de los elementos de su categoría, porque cada individuo tiene su movimiento propio, expandiéndose a lo largo y a lo ancho y dirigiéndose al lugar donde brilla el sol. También se manifiesta en ellos, el asunto de comer y beber, y la expulsión de desperdicios, en cada uno de los elementos. Sin embargo, aún no se encuentra en cada uno de ellos la sensación de libertad individual.

37) Por encima de ello llega la categoría Animada (animal/vivo), que es la Tercera Fase del deseo de recibir. Su medida ya fue completada en gran proporción. Pues este deseo de recibir ya genera en cada individuo la sensación de libertad individual y particular, que es la vida que es única y especial para cada individuo, de forma diferente a su par. Pero aún no tienen la sensación de los otros. Quiere decir que no tienen la preparación para lamentarse por los problemas de su amigo, o alegrarse con la felicidad de su amigo, etc.

38) Por encima de todas se agrega la especie del «Hombre» (Adam), que es la Cuarta Fase del deseo de recibir. Que ya se encuentra en su medida completa y final, y su deseo de recibir opera en él, también en sentir a los otros. Y si deseas conocer de forma precisa cuánta es la diferencia entre la tercera fase del deseo de recibir, en la especie «Animal», y la cuarta fase del deseo de recibir en la especie del «Hombre», te diré que es como el valor de una sola criatura con respecto a toda la realidad.

Pues el deseo de recibir en la especie «Animal», que carece de la sensación de los otros, solamente puede generar carencias y necesidades en la medida en que están impresos en esa criatura únicamente. Mientras que el hombre, que puede sentir a los otros, le falta también todo lo que los otros tienen y de esta manera se llena de envidia por adquirir también todo lo que existe en los demás. Cuando tiene cien, quiere doscientos, por lo tanto, sus carencias y necesidades se van multiplicando hasta que desea devorar la total existencia del mundo entero.

39) Ahora que ha quedado claro que todo el propósito que el Creador desea para la creación que ha creado, es deleitar a Sus criaturas, para que puedan conocer Su autenticidad y grandeza, y reciban de Él todo el deleite y placer que ha preparado para ellos, como dice el verso: «Mi querido hijo, Efraim, un niño juguetón» (Jeremías 31:19). Claramente encuentras que este propósito no se aplica al inanimado y a las grandes esferas tales como la tierra, la luna o el sol, aun siendo tan luminosas y tan inmensas, y tampoco a la especie vegetal ni a la especie animal porque estos carecen de la sensación de los otros, incluso a los de su propia especie, que son semejantes a ellos. Por lo tanto, ¿cómo podría la sensación de la Divinidad y Su bondad aplicarse a ellos?

Solo la especie del hombre, porque ya tienen la preparación de sentir a los demás, con respecto a su misma especie, que se asemejan a ellos. Entonces después de trabajar en la Torá y Mitzvot, cuando invierten su deseo de recibir en deseo de otorgar, y llegan a la equivalencia de forma con su Hacedor, ellos entonces reciben todos los grados que han sido preparados para ellos en los Mundos Superiores, llamados NaRaNJaY. Con esto se vuelven calificados para recibir el propósito del Pensamiento de la Creación. Después de todo, el propósito de la intención de la creación, de todos los mundos, fue solo para el hombre.

40) Y yo sé que este asunto, no es aceptado de modo alguno, en la opinión de una parte de los filósofos. No pueden estar de acuerdo que el hombre, que es bajo e insignificante ante sus ojos, sea el centro de toda la creación, la cual es grande y sublime. Pues ellos son parecidos al gusano que nace dentro del rábano, y allí se encuentra sentado y piensa que todo el mundo del Creador es tan amargo y tan oscuro y tan pequeño como el rábano en que nació.

Pero, a partir del momento en que rompe la cáscara del rábano y se asoma afuera, se asombra y dice: «¡Yo pensé que todo el mundo era del tamaño del rábano en que nací, y ahora veo ante mí un mundo grande, iluminado, espléndido, y asombrosamente hermoso!».

Así son aquellos que están sumidos en la cáscara de su deseo de recibir, en la que nacieron, y no trataron de recibir los condimentos especiales, los cuales son la Torá y las Mitzvot prácticas, que tienen la capacidad de romper esta cáscara dura y convertirla en un deseo de otorgar contento a su Hacedor. Es verdad que ellos deben determinar su propia insignificancia y vacío, como lo que son realmente, y no pueden concebir en su mente que toda esta gran existencia, no ha sido creada más que para ellos.

En verdad, si se ocuparan en la Torá y Mitzvot con el fin de otorgar contento a su Hacedor con toda la pureza requerida, y llegaran a romper la cáscara del deseo de recibir, en la que nacieron, y recibieran el deseo de otorgar, entonces sus ojos inmediatamente se abrirían, para ver y alcanzar a sí mismos y a todos los grados de sabiduría y comprensión, y raciocinio claro, que es deseado y agradable hasta el fin del alma, que han sido preparados para ellos en los mundos Superiores. Entonces ellos mismos dirían como nuestros sabios dicen: «Un buen invitado, ¿qué dice?: Todo lo que el anfitrión preparó, lo hizo solo para mí».

41) Pero aún queda por aclarar: finalmente ¿para qué el hombre necesita de todos esos Mundos Superiores, que el Creador ha creado para él?, ¿Qué necesidad el hombre tiene de ellos?

Es necesario que sepas que la realidad de todos los mundos se divide generalmente en cinco mundos que son llamados:

a) Adam Kadmón,

b) Atzilut,

c) Beriá,

d) Yetzirá,

e) Asiá.

Sin embargo, en cada uno de ellos hay detalles sin fin, que son las cinco Sefirot KaJaB TuM (Kéter, Jojmá, Biná, Tiféret, y Maljut). Puesto que:

El mundo de AK (Adam Kadmón) es Kéter,

y el mundo de Atzilut es Jojmá,

y el mundo de Beriá es Biná,

y el mundo de Yetzirá es Tiféret,

y el mundo de Asiá es Maljut.

Y las luces que visten esos cinco mundos se llaman YaJaNRaN.

Que la Luz de Yejidá, ilumina en el mundo de Adam Kadmón.

Y la luz de Jayá en el mundo de Atzilut.

Y la Luz de Neshamá en el mundo de Beriá

Y la luz de Rúaj en el mundo de Yetzirá.

Y la luz de Néfesh en el mundo de Asiá.

Todos estos mundos y todo lo que hay en ellos está incluido en el sagrado nombre «Yud» «Hei» «Vav» «Hei», y la punta de Yud. Porque:

El primer mundo, que es AK (Adam Kadmón), no tenemos percepción. Por eso se le da su indicio solo con la punta de Yud del nombre. Por eso no hablamos de él y siempre mencionamos solamente los cuatro mundos ABYA:

La Yud es el mundo de Atzilut,

y la Hey es el mundo de Beriá,

Vav es el mundo de Yetzirá,

Y la Hey inferior, es el mundo de Asiá.

42) He aquí, han quedado explicados los cinco mundos que incluyen toda la realidad espiritual que se extiende desde Ein Sof hasta este mundo. Sin embargo, ellos están incluidos uno en el otro y hay en cada uno de esos mundos, la generalidad de los cinco mundos, como fue escrito anteriormente, las cinco Sefirot, KaJaB TuM (Kéter, Jojmá, Biná, Tiféret, Maljut), en las cuales revisten las cinco Luces, NaRaNJaY, que corresponden a los cinco mundos.

Y además de cinco Sefirot KaJaB TuM en cada uno de los mundos, hay también cuatro categorías espirituales de Inanimado, Vegetal, Animado y Hablante.

a) El alma del hombre es considerada como el Hablante que está allí.

b) y las categorías del Animado son los ángeles que están en ese mundo.

c) Y las categorías del Vegetal son llamadas vestimentas.

d) Y las categorías del Inanimado son llamadas palacios.

Y todas ellas se consideran como que revisten la una a la otra.

Porque la categoría del Hablante, que son las almas de las personas, revisten las cinco Sefirot KaJaB TuM, que son la Divinidad en ese mundo (y el asunto de las diez Sefirot, que son la Divinidad, se explicarán más adelante en el «Prefacio al Libro del Zóhar»).

Y las categorías del Animado, que son los ángeles, son lo que visten las almas.

Y el Vegetal, que son las vestimentas, son lo que visten los ángeles.

Y la categoría del Inanimado, que son los palacios, circundan a todos ellos.

El asunto de este vestirse, significa que ellos sirven el uno al otro y se desarrollan uno del otro, como ya hemos aclarado con el Inanimado, Vegetal, Animal y Hablante corporal de este mundo (Ítems 35-38): como hemos mencionado allí que las tres categorías, Inanimada, Vegetal, Animal, no surgieron para sí mismas, sino solo para que la cuarta fase, que es la especie del hombre, pueda evolucionar y elevarse por medio de ellas.

Por lo tanto, toda su función es servir al hombre y serle de utilidad. Y así ocurre en todos los mundos espirituales. Las tres categorías, Inanimado, Vegetal, Animal, que se encuentran allí, surgieron solo con el fin de servir y ser de utilidad a la categoría Hablante que se encuentra allí, la cual es el alma del hombre. Por lo tanto, se considera que todos ellas son lo que viste el alma del hombre, esto significa, para serle útil.

43) He aquí, cuando el hombre nace, tiene de inmediato Néfesh de Kedushá (Santidad). Pero no un Néfesh (alma) realmente, sino la parte posterior de Néfesh, que significa su última parte, lo cual, debido a su pequeñez, es denominado «punto».

Y está vestido con el corazón del hombre, esto es en el deseo de recibir que se encuentra en él, que se revela principalmente en el corazón del hombre.

Y debes saber esta regla: que todo lo que se aplica a la totalidad de la realidad, se aplica en cada mundo, incluso en las partes más pequeñas que pueden ser halladas en ese mundo. Por lo tanto, así como hay cinco mundos en la realidad en general, que son las cinco Sefirot KaJaB TuM, también hay cinco Sefirot KaJaB TuM en cada mundo, y hay cinco Sefirot en cada pequeña parte de ese mundo.

Hemos dicho que este mundo se divide en Inanimado, Vegetal, Animal y Hablante (abrev. en hebreo DaTZJaM). Los cuales corresponden a las cuatro Sefirot JuB TuM porque:

a) El Inanimado corresponde a Maljut,

b) y el Vegetal corresponde a Tiféret,

c) y el Animado corresponde a Biná,

d) y el Hablante corresponde a Jojmá,

e) y la raíz de todos corresponde a Kéter.

Pero como hemos dicho, incluso en un solo elemento, de todas las especies que hay en Inanimado, Vegetal, Animal y Hablante hay en él también cuatro categorías de Inanimado, Vegetal, Animal y Hablante. De modo que, incluso en un individuo de la categoría hablante. Es decir, incluso en una sola persona, también hay Inanimado, Vegetal, Animal y Hablante, que son las cuatro partes del deseo de recibir que se encuentra en él, que con ellas se viste el punto de Néfesh de Kedushá.

44) Antes de los trece años, no puede haber ninguna revelación del punto en su corazón. Pero, después de los trece años, cuando empieza a ocuparse en la Torá y Mitzvot, inclusive sin ninguna intención; es decir, sin amor y temor, como es propio de alguien que sirve al rey, también incluso en Lo Lishmá, el punto en su corazón empieza a crecer y a mostrar su accionar.

Esto es debido a que las Mitzvot no necesitan intención.

E incluso los actos sin intención tienen la capacidad de purificar su deseo de recibir, pero solamente en el primer grado que se encuentra en él, llamado «Inanimado». Y en la medida que purifica la parte inanimada del deseo de recibir, va construyendo los seiscientos trece órganos del punto en el corazón, que es el Inanimado de Néfesh de Kedushá. Y cuando se completan todas las seiscientos trece Mitzvot en forma de acción, eso completa los seiscientos trece órganos del punto en el corazón, que es Inanimado de Néfesh de Kedushá:

Que sus doscientos cuarenta y ocho (RaMaJ=רמ”ח=248) órganos espirituales se construyen por medio del cumplimiento de las doscientos cuarenta y ocho Mitzvot «Harás».

Y sus trescientos sesenta y cinco (SHaSA=365=שס”ה) tendones espirituales se construyen por el cumplimiento de los trescientos sesenta y cinco Mitzvot «No harás».

Hasta que se convierte en un Partzuf completo de Néfesh de Kedushá. Entonces Néfesh se eleva y viste a la Sefirá de Maljut que se encuentra en el mundo espiritual de Asiá. Y todos los detalles de las (categorías) espirituales, Inanimado, Vegetal y Animal que están en ese mundo, que corresponden a esa Sefirá de Maljut de Asiá, sirven y ayudan al Partzuf de Néfesh del hombre que ascendió hasta ahí; es decir, en la medida que el alma los conoce, es que esos conocimientos se convierten en el alimento espiritual, que le da fuerza para crecer y multiplicarse, hasta que pueda extender la Luz de la Sefirá de Maljut de Asiá en toda la perfección deseada, e iluminar en el cuerpo del hombre. Y esa luz completa ayuda al hombre a agregar esfuerzo en la Torá y Mitzvot y recibir los grados restantes.

Y como hemos dicho, que inmediatamente con el nacimiento del cuerpo del hombre, nace y se viste con él, un punto de la Luz de Néfesh, así también pasa aquí cuando su Partzuf de Néfesh de Kedushá nace, un punto del grado adyacente superior nace con él; es decir, el último grado de la Luz de Ruaj de Asiá, y se viste con la interioridad del Partzuf de Néfesh.

Y así es el modo en todos los grados: Con cada nuevo grado que nace, aparece ahí de inmediato el último discernimiento del siguiente grado superior a él. Pues esa es toda la conexión entre el superior y el inferior, hasta la cima de los grados. Y a través del poder de este punto, es que tiene (una parte) del superior, y se vuelve capaz de elevarse al siguiente grado superior. Y no hay lugar aquí para extenderse más.

45) Y a esta Luz de Néfesh se llama la Luz del «Inanimado de Kedushá» del mundo de Asiá. Esto es porque está dirigida hacia la pureza de la parte inanimada del deseo de recibir en el cuerpo del hombre. La acción de su iluminación en la espiritualidad es muy similar a la categoría del Inanimado en el mundo corporal (Ver ítem 35), cuyas partes no se mueven independientemente, sino solamente un movimiento colectivo común a todos las partes por igual.

Y así es con la Luz del Partzuf de Néfesh de Asiá, aunque contiene seiscientos trece órganos, que son las seiscientas trece formas de recibir la abundancia, sin embargo, estos cambios no se pueden reconocer en él, sino solo una Luz general cuya acción los circunda a todos por igual, sin distinción de sus partes.

46) Debes saber que a pesar de que las Sefirot son Divinas, y no hay en ellas ningún cambio ni diferencia desde el Rosh (cabeza) de Kéter en el mundo de Adam Kadmón, hasta el Sof (fin) de la Sefirá de Maljut en el mundo de Asiá, pero igualmente hay una gran diferencia con respecto a los receptores. Pues a las Sefirot se les considera Luces y vasijas:

Y la Luz en las Sefirot es Divinidad pura.

Pero las vasijas, llamadas KaJaB TuM en cada mundo de los tres mundos inferiores, llamados Beriá, Yetzirá, Asiá, no son Divinidad. Ellas son más bien coberturas que ocultan la luz de Ein Sof que se encuentra dentro de ellas y racionan cierta cantidad de iluminación hacia los receptores, para que cada uno reciba solo según el grado de su pureza.

Y respecto a esto, aunque la Luz en sí misma es una, de todas formas, nosotros llamamos a las Luces en las Sefirot NaRaNJaY. Porque la Luz se divide conforme a los atributos de las vasijas:

Porque Maljut, que es la cobertura más gruesa, oculta la Luz de Ein Sof. La Luz que ella pasa de Él a los receptores es solamente una pequeña porción que está relacionada con la purificación de «lo inanimado del cuerpo» del hombre solamente. Es por esto que es llamada Néfesh.

La vasija de Tiféret es más pura que la vasija de Maljut y la Luz que ella pasa de Ein Sof está relacionada con la purificación de la parte «vegetal del cuerpo» del hombre, porque actúa sobre él más que la Luz de Néfesh. Esta es llamada la Luz de Rúaj.

La vasija de Biná, que es más pura que la de Tiféret, y la Luz que ella pasa de Ein Sof se relaciona con la purificación de la parte «animal que está en el cuerpo» del hombre, y se llama la Luz de Neshamá.

La vasija de Jojmá es la más pura de todas. La Luz que ella pasa de Ein Sof se relaciona con la purificación de la parte «hablante que está en el cuerpo» del hombre. Y se le llama la Luz de Jayá, y su acción está más allá de toda medida. Tal como se explicará a continuación.

47) Tal como fue dicho, que en el Partzuf de Néfesh, que adquirió el hombre, por medio del poder que tiene el ocuparse de la Torá y Mitzvot sin intención, ya está vestido allí un punto de la Luz de Rúaj. Y cuando el hombre se fortalece, para ocuparse de la Torá y Mitzvot con la intención deseada, va purificando la parte vegetal del deseo de recibir que hay en él y en tal medida va construyendo el punto de Rúaj en un Partzuf:

Por medio de las 248 Mitzvot de «Harás» con intención, el punto se extiende en sus 248 órganos espirituales.

Y por medio de observar las 365 Mitzvot de «No harás», el punto se expande en sus 365 tendones.

Cuando ha sido completado con todos los 613 órganos, se eleva y viste a la Sefirá de Tiféret en el mundo espiritual de Asiá, que le pasa desde Ein Sof una Luz más importante, llamada la Luz de Rúaj, la cual corresponde a la purificación de la parte «Vegetal del cuerpo» del hombre. Y todos los elementos del inanimado, vegetal y animal en el mundo de Asiá, que se relacionan con el grado de Tiféret, ayudan al Partzuf de Rúaj del hombre a recibir las Luces de la Sefirá de Tiféret en su totalidad, como se ha explicado antes con la Luz de Néfesh. Por eso se le llama «Vegetal de la Kedushá (santidad)». La naturaleza de su iluminación es como con lo vegetal en la materialidad. Como fue explicado anteriormente, que ya tiene cambios manifiestos en el movimiento de cada elemento, por sí mismo. Así, en la Luz espiritual del Vegetal tiene una gran fuerza para iluminar de modos únicos para cada uno de los órganos de los 613 órganos en el Partzuf de Rúaj, cada uno de ellos manifiesta el poder de la acción relacionada a ese órgano. Con el surgimiento del Partzuf de Rúaj se extendió también el punto del siguiente grado superior, es decir, un punto de la Luz de Neshamá, que está vestida con la interioridad de ese Partzuf.

48) Y por medio de ocuparse de los secretos de la Torá y los sabores de las Mitzvot, él purifica la parte «Animal» del deseo de recibir que hay en él. En ese grado va construyendo el punto de la Neshamá (alma), que está revestida en él, en sus 248 órganos y 365 tendones. Cuando se completa toda la construcción y se convierte en un Partzuf, se eleva y viste a la Sefirá de Biná que está en el mundo espiritual de Asiá. Esta vasija es muy pura, mucho más que las primeras vasijas TuM (Tiféret y Maljut). Por lo tanto, le pasa una gran Luz desde Ein Sof, llamada «Luz de Neshamá».

Y todos los elementos del Inanimado, Vegetal y Animal en el mundo de Asiá que se relacionan con el grado de Biná, sirven y ayudan al Partzuf de Neshamá del hombre a recibir sus Luces de forma completa, de la Sefirá de Biná, de la misma forma como fue explicado con la Luz de Néfesh. Y se llama también, «Animado de Kedushá», porque corresponde a la purificación de la parte «Animal del cuerpo» del hombre. Y así es la naturaleza de su iluminación, como hemos explicado acerca de la categoría animal en la corporalidad (Ver Ítem 37), que dá una sensación de individualidad a cada uno de los órganos de los 613 órganos del Partzuf, que cada uno de ellos está vivo y siente, en una sensación libre para cada uno de ellos, sin dependencia alguna del Partzuf general.

Hasta que se discierne que sus 613 órganos se consideren 613 Partzufim, únicos en su tipo de iluminación, cada uno a su manera. Y la virtud de esta Luz por sobre la Luz de Rúaj en la espiritualidad, es como la diferencia de lo animal con respecto a lo inanimado y vegetal en el mundo corporal.

Y también ahí se extiende un punto de la Luz sagrada de Jayá, que es la luz de la Sefirá de Jojmá con el surgimiento del Partzuf de Neshamá y se reviste con la interioridad de ese Partzuf.

49) Y luego que haya sido recompensado con esa gran luz llamada «Luz de Neshamá», cada uno de los 613 órganos del Partzuf iluminan con una Luz completa y clara, de manera propia y única, cada uno como un Partzuf independiente. Entonces se abre ante él la posibilidad de observar cada Mitzvá conforme a la verdadera intención que hay en ella. Pues cada órgano del Partzuf de Neshamá le ilumina el camino de cada Mitzvá que está relacionada a ese órgano. Y a través de la gran fuerza de esas Luces él va purificando la parte «Hablante» de su deseo de recibir y la vuelve deseo de otorgar.

Y en ese grado, se va construyendo el punto de la Luz de Jayá, que se viste con ese Partzuf, en sus 248 órganos y sus 365 tendones espirituales. Cuando es completado en un Partzuf entero, se eleva y viste a la Sefirá de Jojmá, que se encuentra en el mundo espiritual de Asiá. La pureza de esa vasija no tiene fin. Por eso le pasa una enorme y potente Luz desde Ein Sof que se llama Luz de Jayá o «Neshamá a Neshamá».

Y todos los elementos de lo Inanimado, Vegetal, y Animal del mundo de Asiá que se relacionan a la Sefirá de Jojmá lo ayudan a recibir la luz de la Sefirá de Jojmá en toda su plenitud, como lo explicado acerca de la Luz de Néfesh. Y se le llama el «Hablante de Kedushá», puesto que corresponde a la purificación de la parte «Hablante del cuerpo» del hombre. Y el valor de esa Luz en la Divinidad es como el valor del Hablante que se encuentra en el Inanimado, Vegetal, Animal, Hablante del mundo corporal. Esto significa que uno obtiene la sensación de los otros, de manera que la medida de esa Luz es superior a la medida de lo Inanimado, Vegetal y Animal espirituales. De la misma forma como la superioridad del hablante corporal sobre el inanimado, vegetal y animal corporal.

Y la Luz de Ein Sof que reviste ese Partzuf se le llama la «Luz de Yejidá».

50) Sin embargo debes de saber que estas 5 Luces NaRaNJaY, que fueron recibidas del mundo de Asiá no son más que NaRaNJaY de la Luz de Néfesh y aún no tienen nada de la Luz de Rúaj. Esto es porque la Luz de Rúaj está presente solo en el mundo de Yetzirá, y la Luz de Neshamá solo en el mundo de Beriá, y la Luz de Jayá solamente en el mundo de Atzilut y la Luz de Yejidá solamente en el mundo de AK.

Pero como hemos mencionado anteriormente, todo lo que hay en todo el conjunto se encuentra también en lo particular, hasta en el más mínimo elemento posible.

Por lo tanto, todos los cinco discernimientos NaRaNJaY se encuentran también en el mundo de Asiá, como ya lo hemos explicado. Aunque son solamente NaRaNJaY de Néfesh.

De la misma manera, todos los cinco discernimientos NaRaNJaY se encuentran en el mundo de Yetzirá, los cuales son solo las cinco partes de Rúaj.

Y también se encuentran los cinco discernimientos de NaRaNJaY en el mundo de Beriá, que son las cinco partes de Neshamá.

Y así también es en el mundo de Atzilut, que son las cinco partes de la Luz de Jayá.

Y así también es en el mundo de AK, que son las cinco partes de la Luz de Yejidá.

La diferencia entre un mundo y otro es como ya hemos explicado en los discernimientos que hay entre cada uno de los NaRaNJaY de Asiá.

51) Y debes saber que el arrepentimiento y la purificación no son aceptados, a menos que sean totalmente permanentes, «que él no volverá más a la necedad», como dice el verso: «¿Cómo sabré cuál es la Teshuvá (arrepentimiento)? Hasta que el que conoce los misterios, testifique que él no volverá más a la necedad».

Y así resulta, como hemos dicho, que si el hombre purifica la parte Inanimada del deseo de recibir que se encuentra en él, es recompensado con un Partzuf de Néfesh de Asiá, y asciende y reviste a la Sefirá de Maljut de Asiá. Ciertamente será recompensado con la purificación de la parte inanimada, de forma absolutamente permanente. De modo que «no volverá más a la necedad». Y entonces él podrá ascender al mundo espiritual de Asiá, pues tendrá definitivamente la pureza y la equivalencia de forma, con ese mundo.

Pero del resto de los grados, de los cuales hemos dicho que son Rúaj, Neshamá, Jayá, Yejidá de Asiá, que uno debe purificar, de forma correspondiente a ellos, la parte vegetal, animal, y hablante de su deseo de recibir, de modo que vistan y reciban a esas Luces. La pureza no necesita ser absolutamente permanente, «Hasta que el que conoce los misterios, testifique que él no volverá más a la necedad».

Esto es porque todo el mundo de Asiá, con todas las cinco Sefirot KaJaB TuM que se encuentran en él, son en realidad nada más que Maljut que se relaciona solamente con la purificación de lo inanimado. Y las cinco Sefirot son tan solo las cinco partes de Maljut. Por lo tanto, ya que ha sido recompensado con la purificación de la parte inanimada del deseo de recibir, ya tiene equivalencia de forma con todo el mundo de Asiá.

Dado que cada Sefirá del mundo de Asiá recibe de su discernimiento correspondiente en los mundos superiores a ella. Por ejemplo:

La Sefirá de Tiféret de Asiá recibe del mundo de Yetzirá, que es completamente Tiféret y Luz de Rúaj.

Y la Sefirá Biná de Asiá recibe del mundo de Beriá, que es completamente Neshamá.

Y la Sefirá de Jojmá de Asiá recibe del mundo de Atzilut, que es completamente Jojmá y Luz de Jayá.

Así, aunque solo haya purificado permanentemente su parte inanimada, igualmente, si él ha purificado las tres partes restantes de su deseo de recibir, aunque no lo haya hecho de forma permanente, puede aún recibir las Luces de Rúaj, Neshamá y Jayá de Tiféret, Biná y Jojmá de Asiá. Pero no de forma permanente. Porque cuando una de estas tres partes de su deseo de recibir se despierta de nuevo, resulta que de inmediato pierde esas Luces.

52) Después de que él purifica permanentemente también la parte «Vegetal» de su deseo de recibir, se eleva de forma permanente al mundo de Yetzirá, donde alcanza hasta el grado de Rúaj, de forma permanente. Ahí también puede también alcanzar las Luces de Neshamá y Jayá de las Sefirot Biná y Jojmá que se encuentran ahí, y que son consideradas como Neshamá de Rúaj y Jayá de Rúaj, aun antes de haber sido recompensado con la purificación absolutamente permanente de las partes animal y hablante, como vimos en el mundo de Asiá.

Pero esto no es de forma permanente, pues después de que ha alcanzado la purificación de la parte vegetal del deseo de recibir que se encuentra en él, ya está en equivalencia de forma con toda la totalidad del mundo de Yetzirá, hasta el grado más elevado, como fue mencionado anteriormente acerca del mundo de Asiá.

53) Después de que purifica también la parte «Animal» del deseo de recibir y lo convierte en deseo de otorgar «Hasta que el que conoce los misterios, testifique que él no volverá más a la necedad», ya está en equivalencia de forma con el mundo de Beriá. Y él asciende y recibe allí hasta la Luz de Neshamá, de forma permanente.

Y también por medio de la purificación de la parte «Hablante que está en su cuerpo» puede ascender hasta la Sefirá de Jojmá. Y recibe también la Luz de Jayá que se encuentra allí, aunque todavía no la haya purificado permanentemente, como fue mencionado con anterioridad acerca de Yetzirá y Asiá. Pero la Luz que lo ilumina, no lo hace de forma permanente, como fue mencionado con anterioridad.

54) Y cuando es recompensado con purificar permanentemente, también la parte hablante del deseo de recibir que se encuentra en él, entonces es recompensado con la equivalencia de forma con el mundo de Atzilut, y asciende y recibe ahí la Luz de Jayá de forma permanente.

Y cuando es recompensado aún más, es recompensado con la Luz de Ein Sof y la Luz de Yejidá, que reviste la Luz de Jayá, y aquí no hay nada más para agregar.

55) Y así se aclaró a fondo lo que hemos planteado en el Ítem 41, que hemos preguntado: ¿Por qué el hombre necesita todos estos mundos superiores que el Creador ha creado para él? Y ¿qué necesidad tiene el hombre de estos (mundos)?

Pues ahora verás que no es posible para el hombre llegar a darle contento a su Hacedor, si no es por medio de la ayuda de todos estos mundos. Pues acorde con la medida de pureza del deseo de recibir que se encuentra en él, alcanza las Luces y los grados de su alma, llamados NaRaNJaY. Y en cada grado que alcanza, las Luces de ese grado lo asisten en su purificación. Así se eleva en sus grados hasta que alcanza los entretenimientos del propósito de la intención que está en el Pensamiento de la Creación (Ítem 33).

Está escrito en El Zóhar (Nóaj, Ítem 63), acerca del verso: «El que viene a purificarse, es ayudado». Y pregunta: «¿Con qué se le ayuda? Y responde que se le ayuda con un alma sagrada». Porque no es posible alcanzar la purificación deseada, para llegar al Pensamiento de la Creación, si no es por medio de la asistencia de todos los grados de NaRaNJaY del alma.

56) Es necesario saber, que todos esos NaRaNJaY de los cuales hemos hablado hasta ahora, son las cinco partes en las que se divide toda la realidad. Ciertamente todo lo que hay en lo general en su totalidad, existe también en el elemento más pequeño de la realidad.

Por ejemplo, incluso en la parte inanimada de Asiá espiritual solamente, hay cinco discernimientos de NaRaNJaY por alcanzar, que se corresponden con los cinco discernimientos generales de NaRaNJaY. De forma que es imposible alcanzar incluso la Luz del inanimado de Asiá si no es a través de las cuatro partes del trabajo.

De modo que no hay ni una persona de Israel que se pueda excusar de observarlos todos, conforme a su nivel:

1. Y debe ocuparse de la Torá y Mitzvot con intención, para recibir el discernimiento de Rúaj de su nivel.

2. Y debe ocuparse de los secretos de la Torá según su nivel, para recibir Neshamá correspondiente a su nivel.

3. Y lo mismo se aplica a los Teamim (sabores) de las Mitzvot, pues sin ellos no se puede completar incluso la Luz más pequeña de la realidad de la Kedushá.

57) Ahora puedes entender la aridez y la oscuridad en la que nos encontramos en esta generación, lo cual nunca sucedió en tal magnitud, en todas las generaciones que nos antecedieron. Esto es porque incluso los trabajadores del Creador han dejado de ocuparse de los secretos de la Torá.

El Rambam dijo una alegoría verdadera acerca de esto, y dijo: si una fila de mil ciegos que van a lo largo del camino, y hay por lo menos uno entre ellos que pueda ver, todos ellos tienen la certeza de que irán por el camino recto y no caerán en un pozo o ante los obstáculos, ya que van detrás del guía que tiene vista y que va al frente.

Pero si les falta esa persona, sin duda alguna tropezarán con cada obstáculo en su camino y todos caerán al pozo.

Y así ocurre con el asunto que se nos presenta:

Si por lo menos los trabajadores del Creador se ocuparan de la interioridad de la Torá y extendieran una Luz completa desde Ein Sof, la generación entera los seguiría, y todos tendrían la certeza, que ellos no fracasarán en su camino.

Pero si también los trabajadores del Creador se han retirado de esta sabiduría, no es sorprendente que toda la generación esté fracasando por causa de ellos. Y aunque lo lamento mucho, ¡no podré extenderme más en esto!

58) Sin embargo supe la razón que es principalmente debido a:

1. Porque la fe se ha reducido en general.

2. Y la fe en los hombres santos superiores, que fueron los sabios de las generaciones, en particular.

3. Y los libros de Cabalá y El Zóhar están llenos de parábolas corporales. Por lo tanto, cada persona tiene miedo de perder más de lo que pudiera ganar, ya que es fácil fallar y materializar estos asuntos, transgrediendo «No te harás estatua ni imagen».

Y esto es lo que me animó a componer una interpretación suficiente de los escritos del Arí y ahora acerca del sagrado Zóhar. Y he quitado ese miedo completamente, pues he explicado y he demostrado sin lugar a duda, la enseñanza espiritual de cada asunto, que es abstracta y desprovista de toda imagen corporal, por encima del tiempo y el espacio, como verán los lectores, con el fin de permitir que toda la multitud de la casa de Israel estudie El Zóhar y reciba la calidez de su Luz sagrada.

Y he nombrado el comentario «Ha-Sulam» (La escalera), para indicar que la función de mi comentario es como el de toda escalera, ya que, si tienes un desván lleno de una gran abundancia, entonces lo único que necesitas es una escalera para ascender a él, y entonces toda la abundancia del mundo estará en tus manos.

Pero la escalera no es el propósito en sí mismo, pues si te detienes a descansar en los peldaños de la escalera y no llegas al desván, no alcanzarás el propósito. Y es así con mi comentario al Zóhar. Porque aún no ha sido creada la expresión para aclarar a fondo estas palabras tan profundas.

No obstante, con este comentario, he construido un camino y una entrada para cualquier persona, por medio del cual pueda elevarse, profundizar y observar el Libro del Zóhar mismo, porque solo así el propósito de este comentario será completado.

59) Y he aquí que todos aquellos que conocen el sagrado Libro del Zóhar, es decir, quienes comprenden lo que está escrito en él, acordaron por unanimidad que el sagrado Libro del Zóhar fue compuesto por el Divino Taná (sabio) Rabí Shimon Bar Yojai.

Solo entre aquellos que están lejos de esta sabiduría, hay quienes dudan de este origen y acostumbran decir, basados en las historias inventadas de los que se oponen a esta sabiduría, que lo compuso el cabalista Rabí Moshé de León u otros contemporáneos a él.

60) Y por lo que a mí respecta, desde el día en que fui recompensado con observar un poco este libro sagrado a través de la Luz del Creador, no ha cruzado por mi corazón indagar sobre su origen, por la sencilla razón que el contenido de este libro trae a mi corazón la virtud del Taná Rabí Shimon Bar Yojai por encima que cualquier otro sabio de los sagrados Tanaim.

Y si yo viera con absoluta claridad que su compositor fuera otro, como Rabí Moshé de León, entonces la virtud de este hombre crecería en mí más que la de todos los sagrados Tanaim, incluyendo a Rabí Shimon Bar Yojai.

Pero en realidad, juzgando la profundidad de la sabiduría de este libro, si hubiera encontrado que su compositor es uno de los cuarenta y ocho profetas, lo hubiera aceptado mucho más en mi corazón que relacionarlo con uno de los sabios (Tanaim), y más aún si hubiera encontrado que Moshé (Moisés) lo recibió del mismo Creador en el Monte Sinaí, entonces mi mente podría estar en paz por completo, pues esa composición es digna de él.

Por lo tanto, ya que fui recompensado con presentar una interpretación suficiente, que permite a cada lector entender un poco, de lo que está escrito en el libro, pienso que estoy completamente exonerado de esforzarme más y meterme en esta investigación. Esto es porque cualquiera que entiende El Zóhar no podrá conformarse con que su compositor, pueda ser un hombre de un grado menor al del Taná Rabí Shimon Bar Yojai.

61) De acuerdo a esto, surge la pregunta: ¿Por qué El Zóhar no fue revelado a las primeras generaciones, cuyo mérito fue sin duda mayor que las últimas generaciones y que fueron más dignas de él? Junto con esto debemos también preguntar, ¿Por qué el comentario del Zóhar no fue revelado hasta el Arí, ni tampoco a los cabalistas que lo precedieron?

Y lo más desconcertante de todo: ¿Por qué la explicación de las palabras del Arí y de las palabras del Zóhar no fue revelada desde los días del Arí hasta nuestra generación? (ver mi introducción al libro «Panim Masbirot» acerca del Etz Jaim Ítem 8). Y surge la pregunta: ¿acaso esta generación sí es digna?

La respuesta es que el mundo, durante los seis mil años de su existencia, es como un solo Partzuf que se divide en tres tercios: Rosh (cabeza), Toj (el interior), Sof (el final), es decir, JaBaD (Jojmá, Biná, Dáat), JaGaT (Jésed, Guevurá, Tiféret), NeHY (Nétzaj, Hod, Yesod). Como han dicho nuestros sabios: «Dos mil años de Tohu (caos), dos mil de Torá y dos mil de los días del Mesías» (Sanhedrín 97:71).

Porque en los primeros dos milenios, considerados Rosh y JaBaD, las Luces eran muy pequeñas, y se las consideraba como Rosh carente de Guf, que solo tiene Luces de Néfesh. Esto es porque existe una relación inversa entre las Luces y las vasijas:

En las vasijas, la regla es, que las primeras vasijas crecen primero en cada Partzuf.

Y con las Luces es lo contrario, que las Luces inferiores se visten primero en el Partzuf.

De este modo, mientras solo estén las partes superiores de las vasijas; es decir, las vasijas de JaBaD, únicamente descienden las Luces de Néfesh a vestirse ahí, que son las Luces más inferiores. Esto es lo que está escrito acerca de los dos primeros milenios, que son de Tohu.

Y los segundos dos milenios del mundo, que son JaGaT de las vasijas, la Luz de Rúaj descendió y revistió el mundo, que es la Torá. Por lo tanto, los dos milenios intermedios son Torá.

Y los últimos dos milenios son NeHYM (Nétzaj, Hod, Yesod y Maljut) de las vasijas. Por lo tanto, en ese tiempo la Luz de Neshamá se viste en el mundo, que es la luz más grande, por eso son los días del Mesías.

Lo mismo sucede en cada Partzuf de forma particular: en las vasijas de JaBaD, JaGaT, hasta su Jazé, las Luces están cubiertas y no empiezan a iluminar Jasadim revelados. Esto quiere decir, que la revelación de la Luz de Jojmá Superior solamente ocurre desde el Jazé hacia abajo; es decir, en su NeHYM.

Esa es la razón por la que antes de que empezaran a revelarse las vasijas de NeHYM, en el Partzuf del mundo, que son los dos últimos milenios, la sabiduría del Zóhar en general y la Sabiduría de la Cabalá en particular, estaban ocultas del mundo.

Pero durante la época del Arí, cuando ya se acercaba el tiempo de la terminación de las vasijas que están desde el Jazé para abajo, se reveló entonces la iluminación de Jojmá Superior que estaba oculta, por medio del alma del Divino Rabí Itzjak Luria (el Arí), quien estaba listo para recibir esa gran Luz. Y, por lo tanto, él reveló los fundamentos del Libro del Zóhar y también la Sabiduría de la Cabalá, hasta que dejó de lado a todos los primeros que lo antecedieron.

Sin embargo, puesto que las vasijas aún no estaban terminadas por completo, ya que él falleció en 1572 como es sabido, por eso el mundo aún no era digno para que se revelen sus palabras. Y sus sagradas palabras fueron posesión de solo unos pocos elegidos, a quienes no se les dio permiso de revelarlas en el mundo.

Y ahora, en nuestra generación, cuando ya nos acercamos al final de los últimos dos milenios, por lo cual se ha dado ahora el permiso de revelar sus palabras y las palabras del Zóhar en el mundo en gran medida, de tal forma, que a partir de nuestra generación en adelante las palabras del Zóhar comenzarán revelarse cada vez más y más, hasta que se revele en toda su magnitud, como es la voluntad del Creador.

(Falta el Ítem 62 en la fuente -en hebreo-)

63) Ahora podrás comprender que es realmente inconmensurable la virtud de las primeras generaciones en comparación con las últimas, pues esta es la regla en todos los Partzufim, tanto de los mundos como de las almas, que «lo más puro es escogido primero en el Partzuf».

Por lo tanto, primero fueron seleccionados las vasijas de JaBaD, del mundo y también de las almas. Así, las almas de los dos primeros milenios eran infinitamente elevadas. Sin embargo, no podían recibir un grado completo de la Luz, por la falta de las partes inferiores de ellas mismas y del mundo, que son JaGaT NeHYM.

Y también posteriormente, en los dos milenios intermedios, cuando las vasijas de JaGaT fueron escogidas para el mundo y también de las almas, las almas eran de verdad en sí mismas todavía muy puras, pues las vasijas de JaGaT tienen una virtud cercana a la de JaBaD (ver Introducción al Libro del Zóhar Ítem 6). Sin embargo, las Luces todavía se hallaban ocultas en el mundo debido a la falta de las vasijas que son de Jazé para abajo en el mundo y así también de las almas.

Por lo tanto, en nuestra generación, aunque la esencia de estas almas es la peor de la realidad, que es por lo que no pudieron ser escogidos para la Kedushá (santidad) hasta hoy, sin embargo, ellos son los que completan el Partzuf del mundo y el Partzuf de todas las almas con respecto a las vasijas y el trabajo se va a completar, solamente por medio de ellos. Porque ahora cuando se completan las vasijas de NeHY y ahora se encuentran todas las vasijas, Rosh, Toj y Sof están en el Partzuf, se extienden ahora grados completos de las Luces, en Rosh, Toj y Sof, para todos aquellos que son dignos de ellas; es decir, NaRaN completos. Por lo tanto, únicamente después de la finalización de estas almas bajas las Luces Superiores pueden revelarse y no antes.

64) En verdad nuestros sabios han preguntado sobre esto en Masejet Brajot p. 20: «El Rav Papa le dijo a Abayei: ¿En qué fueron diferentes los primeros que un milagro les sucedió? ¿Y, en qué nosotros somos diferentes que no nos ocurre un milagro? ¿Acaso es por el estudio? Durante los años del Rav Yehudá, todo el estudio era Nezikín, mientras que nosotros estamos estudiando los seis volúmenes (de la Mishná). Y cuando el Rav Yehudá estudiaba Okatzín decía: “Yo vi a Rav y Shmuel aquí, en tanto que nosotros estamos aprendiendo las trece Yeshivot en Okatzin. Cuando el Rav Yehudá se quitaba un zapato la lluvia caía de inmediato, mientras que nosotros atormentamos nuestras almas y clamamos y nadie se da cuenta”. Él respondía: “Los primeros entregaron sus almas en santificar al Creador y nosotros no”».

Así, aunque es obvio, tanto para el que pregunta como para el que responde, que los primeros eran más importantes que ellos, desde el punto de vista de la Torá y de la sabiduría, al Rav Papa y Abayei se les consideró más importantes que a los primeros.

Así vemos que, aunque las primeras generaciones son más importantes que las últimas generaciones, en la esencia de sus propias almas, ya que «lo más puro es escogido primero» para que venga al mundo. De todos modos, con respecto a la sabiduría de la Torá, es revelada más y más en las últimas generaciones. Y esto es porque, como hemos dicho, el grado general se va completando justamente por las últimas generaciones. Por eso las Luces más completas se extienden hasta ellos, aunque su propia esencia sea mucho peor.

65) Y, por esta razón no debemos preguntar: ¿Por qué está prohibido disputar con los primeros acerca de la Torá revelada?

Porque en lo referente a la compleción de la parte práctica de las Mitzvot es lo opuesto, es decir, que los primeros se han completado en ello más que los últimos. Esto es porque el acto surge y se extiende de las sagradas vasijas de las Sefirot y los secretos de la Torá y los sabores de la Mitzvá se extienden de las Luces que hay en las Sefirot.

Y ya sabes que hay una «relación inversa entre las Luces y las vasijas», ya que, en las vasijas, los superiores crecen primero (véase Ítem 62), por eso los primeros fueron más completados en la parte práctica que los últimos. Pero con las Luces, en donde los inferiores ingresan primero, los inferiores se completan en ellas más que los primeros. Y compréndelo bien.

66) Y debes saber que en cada cosa hay interioridad y exterioridad:

Y de forma general en el mundo, Israel, los descendientes de Abraham, Itzjak y Yaakov, son considerados la interioridad del mundo, y las setenta naciones se consideran como la exterioridad del mundo.

Y así también dentro del mismo Israel, hay interioridad, que son los trabajadores del Creador que son íntegros, y también está la exterioridad que son aquellos que no se entregan al trabajo del Creador.

Y así también entre las naciones del mundo mismas hay interioridad, que son los Justos de las naciones del mundo, y exterioridad, que son los groseros y destructores entre ellos.

Y adicionalmente, entre los que sirven al Creador entre los Hijos de Israel, hay interioridad, que son aquellos que son recompensados con la comprensión del alma de la interioridad de la Torá y sus secretos, y la exterioridad, que son aquellos que se ocupan únicamente de la parte práctica de la Torá.

También, en cada hombre de Israel hay interioridad, que es el «Israel» que se encuentra en él, esto es el punto en el corazón, y exterioridad que son las «naciones del mundo» que se encuentran en él, esto es el cuerpo mismo. Pero incluso las «naciones del mundo» que se encuentran en él, son vistas como «prosélitos», porque al estar adheridas a la interioridad, se asemejan a los prosélitos justos de las naciones del mundo, que llegan y se adhieren a todo Israel.

67) Cuando un hombre de Israel incrementa y honra su interioridad, que es el aspecto de «Israel» en él, por sobre su exterioridad, que es el aspecto de las «naciones del mundo» en él. Es decir, que invierte la mayoría de su labor y esfuerzo en agrandar y elevar la interioridad en él, en beneficio de su alma, mientras trabaja poco, en la medida necesaria, para la subsistencia del aspecto de las «naciones del mundo» en él, es decir, las necesidades de su cuerpo, como está escrito: «Haz tu Torá permanente y tu labor temporal», entonces, causa con sus actos, que también en la interioridad y exterioridad del mundo en general, que los Hijos de Israel se eleven en su perfección hacia Arriba, y las naciones del mundo, que son la exterioridad general, conozcan y consideren importante el valor de los Hijos de Israel.

Y si, Dios lo impida, sucede lo contrario, y un individuo de Israel incrementa y considera importante su exterioridad, lo cual es el aspecto de las «naciones del mundo» en él, por sobre el Israel en él, como está escrito (Deuteronomio 28): «El extranjero que se encuentra en tu interior», es decir la exterioridad que se encuentra en él, «ascenderá por sobre ti hacia arriba, y Tú mismo», es decir la interioridad, que es el Israel en ti, «descenderás bien abajo». Entonces él causa con sus acciones que también la exterioridad del mundo en general, que son las naciones del mundo, logren elevarse bien arriba, y se sobreponen a Israel, y los humillan hasta el polvo. Y los Hijos de Israel, que son la interioridad del mundo, descenderán bien abajo.

68) Y no te asombres que una sola persona en particular pueda causar con sus actos la elevación o el descenso del mundo entero. Pues esta es una ley inquebrantable, que lo general y lo particular son iguales como dos gotas de agua. Y todo lo que se aplica en lo general, también es aplicado en lo particular. Y más aún, los particulares hacen todo lo que se realiza a nivel general. Porque lo general puede ser revelado solamente después de la revelación de las partes en él, de acuerdo con la cantidad y calidad de las partes. Y por supuesto, el acto de un particular, de acuerdo a su valor, hace que descienda o ascienda el conjunto entero.

Con esto se aclaran las palabras del Zóhar, que por medio del estudio del Libro del Zóhar y la Sabiduría de la Verdad, ellos serán recompensados con salir del exilio hacia la redención completa (Tikunim, Final del Tikún 6). Pero ¿cuál es realmente la relación entre el estudio del Zóhar y la redención de Israel de entre las naciones?

69) De lo explicado podemos entender a fondo que, también la Torá tiene interioridad y exterioridad, así como el conjunto del mundo entero. Por lo tanto, aquel que se ocupa de la Torá dispone también de estos dos grados.

Y al aumentar su labor en la interioridad de la Torá y sus secretos, resulta que, en esa misma medida, hace que la virtud de la interioridad del mundo, que son Israel, ascienda bien arriba por encima de la exterioridad del mundo, que son las naciones del mundo. Y todas las naciones admitirán y conocerán la virtud de Israel por sobre ellas. Hasta que se cumpla lo escrito: «Los pueblos los llevarán y los traerán a su lugar, y la casa de Israel se asentará en la tierra del Señor» (Isaías 14:2). Así como lo escrito: «Así dijo el Señor tu Dios: Yo levantaré Mi mano a las naciones y estableceré mi estandarte para los pueblos: y ellos traerán a tus hijos en sus brazos y tus hijas serán cargadas sobre sus hombros» (Isaías 49: 22).

Pero si, Dios no quiera, sucediera lo contrario, y que un hombre de Israel humillara la virtud de la interioridad de la Torá y sus secretos, la cual trata de las conductas de nuestras almas y sus grados, así como también la parte intelectual y los sabores de las Mitzvot, con respecto a la virtud de la exterioridad de la Torá, la cual trata solamente de la parte práctica. Y aun si se dedica ocasionalmente a la interioridad de la Torá, sin embargo, le asigna solo un poco de su tiempo, cuando no es de noche ni de día, como si fuera algo innecesario, con esto él provoca la humillación y hace que descienda bien abajo la interioridad del mundo, que son los Hijos de Israel e incrementa la exterioridad del mundo por sobre ellos, es decir, de las naciones del mundo, y estas humillarán y se burlarán de los Hijos de Israel, considerando a Israel como si fueran algo innecesario en el mundo, y que el mundo no los quiere, Dios nos libre.

Y aún más, de esta manera provocan que incluso la exterioridad de las naciones del mundo prevalezca sobre la interioridad de ellas mismas. Pues los peores de las naciones del mundo que son los dañadores y destructores del mundo, prevalecen, y ascienden por encima de su interioridad, que son los justos de las naciones del mundo y entonces ellos hacen todas las ruinas y las terribles masacres, que las personas de nuestra generación han sido testigos de ello, que Dios nos proteja de ahora en adelante.

Así puedes ver que la redención de Israel y toda la virtud de Israel, depende del estudio del Zóhar y de la interioridad de la Torá. Y por el contrario, todas la ruinas y todo el descenso de los Hijos de Israel, son a causa de haber abandonado la interioridad de la Torá. Han humillado su virtud bien abajo, y la han hecho como si fuera algo completamente innecesario.

70) Esto es lo que fue dicho en los Tikunim (correcciones) del Zóhar (Tikún 30, «Segundo sendero»): «Levántense y despierten para la sagrada Shejiná, porque tienen un corazón vacío, sin Biná, sin comprensión para saber y alcanzarla, a pesar de que está dentro de ustedes».

«El significado de este asunto es que una voz dice: “Llama”, como llamar, para ver si hay alguien que te conteste, y ¿a quién de los santos te dirigirás? Y ella dice, ¿para qué llamar?, pues “toda la carne no es más que heno, todos son como bestias que comen heno, toda su benevolencia es como un brote del campo. Cada benevolencia que hacen, la hacen para sí mismos”».

Y el significado de este asunto es, como está escrito (Isaías 40):

«Una voz dice: “Llama”, que una voz golpea dentro del corazón de cada uno de Israel, para llamar y rezar para levantar la sagrada Shejiná, que es el conjunto de las almas de todo Israel».

Y el escrito dice:

«Llamar, para ver si hay alguien que te conteste», llamado significa plegaria.

Pero la Shejiná dice:

«“¿Para qué llamar?”, es decir: No tengo fuerza para levantarme del polvo, pues,

“toda la carne no es más que heno”». - Todos son como bestias que comen hierba y heno; es decir, que hacen las Mitzvot sin conocimiento, como bestias.

«Cada benevolencia que hacen, la hacen para sí mismos». - Que todas las benevolencias que hacen, las hacen para ellos mismos, es decir, no tienen la intención, en las Mitzvot que realizan, que sean para otorgar contento a su Hacedor, sino que hacen las Mitzvot, solo en beneficio propio.

«Inclusive todos aquellos que sí estudian Torá, cada benevolencia que hacen, la hacen para sí mismos». - E incluso los mejores de ellos que han dedicado su tiempo a la Torá, lo han hecho solo por el beneficio de su propio cuerpo, sin la intención deseada, la de otorgar contento a su Hacedor.

«En ese tiempo, el espíritu los abandona y no retornará al mundo». - Se dice de la generación de esa época: el espíritu los abandona y no retornará al mundo.

«Este es por cierto el espíritu del Mesías». - Es decir, el espíritu del Mesías, quien debe redimir a Israel de todos sus problemas, hasta la completa redención, cumpliendo las palabras: «la tierra estará llena del conocimiento del Señor». Ese espíritu se retiró y se fue y no ilumina en el mundo.

«Ay de aquellos que provocan que él abandone el mundo y no retorne al mundo. Ellos hacen que la Torá sea árida y no quieren esforzarse en la Sabiduría de la Cabalá». - Ay de ellos, de esas personas, que provocan que el espíritu del Mesías parta y se vaya del mundo y no pueda retornar al mundo. Ellos hacen que la Torá sea árida, es decir, sin algo de humedad de comprensión ni de razón. Porque ellos se limitan solo a la parte práctica de la Torá y ni siquiera tratan de entender la Sabiduría de la Cabalá, para conocer e instruirse en los secretos de la Torá y los sabores de la Mitzvá.

«Ay de ellos, que han causado la pobreza, la ruina, los saqueos, las matanzas y la destrucción en el mundo». - Ay de ellos, que provocan con sus actos, que haya pobreza, ruina, robos, saqueos, matanzas y genocidios en el mundo. Hasta aquí sus palabras.

71) Y el sentido de sus palabras es, como hemos aclarado, que mientras que todos aquellos que se ocupan de la Torá, desprecian su propia interioridad y la interioridad de la Torá, dejándola como si fuera innecesaria en el mundo y se ocupan de ella solo cuando no es ni de día ni de noche, en este sentido son como los ciegos buscando la pared, con esto intensifican su propia exterioridad, es decir el beneficio de sus propios cuerpos, y así también le dan importancia a la exterioridad de la Torá por sobre la interioridad de la Torá.

Y entonces provocan con estas acciones de ellos, que todas las formas de la exterioridad que hay en el mundo se intensifiquen por sobre todas las partes internas que hay en el mundo, cada una de acuerdo a su esencia:

1. Porque la exterioridad del conjunto de Israel; es decir, las «naciones del mundo» en ellos, se intensifica y anula a la interioridad del conjunto de Israel, que son aquellos que son grandes en la Torá.

2. Y así también la exterioridad de las naciones del mundo, que son los destructores entre ellos, también se intensifica y anula la interioridad entre ellos, que son los Justos de las naciones del mundo.

3. Y así también la exterioridad del mundo entero que son las naciones del mundo, se intensifica y anulan a los hijos de Israel, que son la interioridad del mundo.

En una generación así, todos los destructores de las naciones del mundo levantan cabeza y quieren principalmente destruir y matar a los hijos de Israel, como dijeron los sabios (Yebamot 63): «No hay calamidad que venga al mundo que no sea para Israel», como dice en los Tikunim (correcciones) citados, que causan la pobreza y las ruinas y los robos y las matanzas y los genocidios en el mundo entero.

Y luego que, por nuestras muchas faltas, fuimos testigos de todo lo mencionado en los citados Tikunim. Y más aún, la medida del juicio golpeó justamente a los mejores de nosotros, como está escrito, (Baba Kama 60): «Y empieza primero con los justos». Y de toda la gloria que tenía el conjunto de Israel en los países como Polonia y Lituania, etc., no quedan más que los restos en nuestra tierra santa.

A partir de ahora, solo nosotros, que somos el resto que sobrevivimos, tenemos la misión de corregir este severo error. Y cada uno de nosotros, los remanentes: asumirá con toda su alma y su fuerza, de aquí en más, intensificar la interioridad de la Torá, dándole su merecido lugar, conforme a su importancia por sobre la exterioridad de la Torá.

Entonces, todos y cada uno de nosotros será recompensado con intensificar su propia interioridad; es decir, el aspecto de «Israel» dentro de él, que son las necesidades del alma por encima de su propia exterioridad, que son las «naciones del mundo» en él, que son las necesidades del cuerpo.

Y esa fuerza llegará también al conjunto de todo Israel, hasta que los «pueblos del mundo» dentro de nosotros conozcan y sepan la virtud y excelsitud de los Grandes de Israel por sobre ellos, y les escuchen y obedezcan.

Y así también, la interioridad de las naciones del mundo, que son los Justos de las naciones del mundo, se sobrepondrá y someterá a su exterioridad, que son los destructores.

Y así también, la interioridad del mundo que son Israel, se sobrepondrá en toda su virtud y excelencia, por sobre la exterioridad del mundo que son las naciones.

Y entonces, todas las naciones del mundo los conocerán y admitirán la virtud de Israel por sobre ellas.

Y ellos cumplirán lo escrito: «Los pueblos los llevarán y los traerán a su lugar, y la casa de Israel se asentará en la tierra del Señor» (Isaías 14:2). Y también, «Ellos traerán a tus hijos en sus brazos y tus hijas serán cargadas sobre sus hombros» (Isaías 49: 22). Eso es lo que está escrito en el Zóhar, que «Por medio esta composición, que es el Libro del Zóhar, ellos saldrán del exilio con misericordia». Es decir, como fue explicado. Amén, que así sea.