Rabí Yehudá HaLevi Ashlag - Baal HaSulam
La mente que actúa
Está escrito, que cada hombre tiene el deber de alcanzar la raíz de su alma, significa: que el propósito deseado y esperado para la criatura es la adhesión a las cualidades del Creador, como está escrito: «Y adherirse a Él». Y nuestros sabios interpretaron que se trata de la adhesión a las cualidades del Creador: «Así como Él es misericordioso…» etc. Y Sus cualidades son las sagradas Sefirot, es sabido, que se refieren a la mente que actúa y conduce Su mundo, y les mide a través de ellas Su otorgamiento y benevolencia.
Pero hay que entender: ¿por qué se le llama «adhesión al Creador», si al parecer se trata de un mero aprendizaje?
Y lo explicaré con una alegoría, que a cada acción en el mundo se le adhiere y permanece en ella la mente que la opera. Como en una mesa, que se alcanza la mente del carpintero y su diligencia en esa artesanía, ya sea mayor o menor. Porque durante su labor, la realizó de acuerdo a su mente y a las cualidades de su mente. Y aquel que observa esa acción y contempla la mente que está oculta en ella, pues, al hacerlo, se adhiere a la mente que la realiza, es decir, que realmente se unen.
Porque en verdad, no existe ni distancia ni partición entre los espirituales. E incluso cuando vienen en cuerpos separados, es imposible distinguir entre sus mentes porque ¿con qué cuchillo cortarías lo espiritual y quedaría separado?
Sino que, la diferencia principal entre los espirituales, es en sus cualidades, o sea, virtuoso o reprochable, y también en las composiciones. Porque una mente que se dedica a la Astronomía no se adherirá a una que estudia las ciencias naturales. E incluso dentro de la misma ciencia encontramos mucha diversidad. Porque uno puede ser superior a otro incluso en la misma ciencia. Y eso es lo único que distingue a los espirituales el uno del otro. Pero cuando dos sabios contemplan la misma sabiduría y comparten el mismo nivel de comprensión, entonces se encuentran verdaderamente unidos, porque ¿qué los distinguiría?
Por eso, cuando uno piensa en la acción del otro y alcanza la mente del sabio que la realizó, se encuentran ambos comparables en poder y en una misma mente. Y quedan verdaderamente unidos, como aquel hombre que se topó con su querido compañero en el mercado, y lo abraza y lo besa y no se pueden desconectar el uno del otro, por la gran unión que hay entre ellos.
Y por ello, de acuerdo a la regla, que la mente en los hablantes es la fuerza más adaptada que existe entre el Creador y Sus criaturas, y es un intermedio, o sea, que Ha emanado una chispa de esa fuerza, a través de esa chispa todo retorna a Él.
Y está escrito: «A todos Has hecho con sabiduría», es decir, que Ha creado al mundo entero con Su sabiduría. Y por lo tanto, aquel que logra alcanzar las formas con las que Creó el mundo y sus conductas, pues, se adhiere a la mente que los activa y de ahí resulta, que se encuentra adherido al Creador.
Y este es el significado que, la Torá son todos los Nombres del Creador que pertenecen a las criaturas. Y como la criatura alcanza por medio de ellos la mente que opera todo –porque el Creador miraba la Torá cuando creó el mundo, como es sabido–, y la iluminación que alcanza a través de la Creación, y se adhiere a esa mente siempre, resulta que se encuentra adherido al Creador.
Y con esto queda aclarado, por qué el Creador nos mostró las herramientas de su artesanía; ¿acaso necesitamos crear mundos? Pues, de lo dicho anteriormente, queda esclarecido que, el Creador nos mostró sus conductas para que sepamos cómo adherirnos a Él, lo cual es «adherirnos a Sus atributos».