Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)
¿Qué es comer sus frutos en este mundo y un fondo existente para el mundo por venir, en el trabajo?
Artículo 34, 1991
Está escrito en El Zóhar (BeHealotjá, Puntos 140-144): «Rabí Aba dijo: “El mal en el corazón, que se adhiere a todos los órganos del cuerpo, les hace eso. ‘Hay maldad que he visto bajo el sol, y pesa sobre el hombre’. Este mal es la fuerza del mal en el corazón que desea dominar los asuntos de este mundo y no vigila, en absoluto, los asuntos de aquel mundo’. Él pregunta: ‘¿Por qué es malo el corazón?’ Y él responde: ‘El siguiente verso lo prueba, tal como está escrito (Eclesiastés 6): ‘Un hombre a quien Dios le ha dado riquezas, posesiones y honor, cuya alma no carece de todo lo que desea, y Dios no le ha dado poder para comer de ello, porque un hombre extranjero se la comerá’”».
Este es un verso desconcertante, ya que está escrito: «Cuya alma no carece de todo lo que desea», ¿por qué Dios no le dará poder para comer de ella? Después de todo, a su alma no le falta nada. Él responde que una persona que camina en este mundo y que el Creador le da riqueza, por lo que será recompensado con el próximo mundo y se quedará con un fondo de su dinero. ¿Qué es un fondo? Es ese dinero que existe para siempre. Es por eso, por lo que debe mantener este fondo después de él, y recibirá este fondo después de que se vaya de este mundo. Debido a que este fondo es el árbol de la vida de aquel mundo, ZA, no hay nada de él en este mundo sino los frutos que salen de él. Es por eso que, un hombre que ha sido recompensado con estos frutos, en este mundo se los come, mientras el fondo permanece para él en ese mundo, para ser recompensado por él con la vida superior, arriba.
«Y aquel que se profana a sí mismo y se siente atraído por el beneficio propio, y no le falta nada para su alma o su cuerpo, Dios no le ha dado poder para comer de ello, y ser recompensado con esa riqueza», hasta aquí sus palabras.
Deberíamos entender lo que significa en el trabajo, que coma sus frutos en este mundo y el fondo existente para el mundo por venir, en el trabajo. Además, ¿qué es «a quien Dios le ha dado riqueza, posesiones y honor» en el trabajo? de lo cual dijo: «Dios no le ha dado poder para comer de él, porque un hombre extranjero lo comerá».
Se sabe que, en el trabajo, tenemos el asunto de «hacer», como está escrito: «Lo que Dios ha creado para hacer». Esto significa que el Creador creó al hombre con el deseo de recibir deleite y placer. En la medida del deseo y el anhelo de algo, así es su capacidad para disfrutarlo. Por eso, nacemos con el deseo de recibir en beneficio propio, y esto se lo atribuimos al Creador.
Sin embargo, Él nos ha dado para hacer otros Kelim (vasijas), que son opuestos a los Kelim que hizo el Creador. En otras palabras, los Kelim que las criaturas deberían hacer son el deseo de dar al Creador. Esto significa que los Kelim que hizo el Creador son para que las criaturas reciban deleite, y los Kelim que deben hacer las criaturas son para que el Creador reciba deleite. Sin embargo, si el hombre nació con una naturaleza de deseo de recibir, ¿cómo se puede cambiar esa naturaleza?
La respuesta es que hay una Segulá (poder / virtud), y con esta Segulá pueden recibir una segunda naturaleza del Creador. Nuestros sabios dijeron sobre esto: «El Creador dijo: “He creado la inclinación al mal, He creado la Torá como condimento ”», ya que «la Luz en la Torá lo reforma». Es decir, a través de la Luz en la Torá, finalmente recibirán la segunda naturaleza, que es el deseo de dar contento a su Hacedor. En ese momento, serán recompensados con Dvekut (adhesión), llamada «equivalencia de forma».
Sin embargo, antes de obtener el deseo de otorgar, uno debe pasar por varios grados:
1. Primero, uno debe entender que debemos obtener este deseo, ya que, cuando va a hacer algo, el hombre va a observar cómo se comportan las personas, si las personas que nos rodean también piensan que debemos hacer todo en nombre de los cielos. Ciertamente, una persona va a ver entre aquellos que se dedican a la Torá y las Mitzvot (preceptos), y ve que nadie a su alrededor se preocupa por encontrar formas de obtener el deseo de otorgar.
La razón por la que no lo ve en otros es simple: no se dedican en el camino para llegar a «con el fin de otorgar». En ese momento, él ve la verdad. Sin embargo, aquellos que sí se dedican a la Torá y las Mitzvot con el fin de otorgar, probablemente están trabajando en humildad, ya que, si su trabajo se revelara afuera, la externalidad se involucraría en su trabajo, ya que, por naturaleza, cuando uno ve que los demás están mirando lo que hace, piensa que el otro aprecia su trabajo. Esto le da fuerza para el trabajo, no porque el Creador lo ordene, sino que la otra persona, al mirarlo, lo obliga a trabajar en la Torá y las Mitzvot. Por lo tanto, aquellos que desean trabajar en nombre de los cielos ocultan su trabajo a los demás. Es por eso por lo que es imposible ver si alguien está trabajando con el fin de otorgar.
Por lo tanto, uno tiene mucho trabajo antes de llegar a sentir que le falta el deseo de otorgar. Aunque a veces, comienza a comprender que le falta el deseo de otorgar, pero ve que muchas personas se dedican a la Torá y las Mitzvot, y son personas de renombre, y no ve que tengan ninguna carencia, que sufren porque no tienen el deseo de otorgar. Por lo tanto, el primer trabajo es tratar de obtener la necesidad de ser recompensado con el deseo de otorgar.
2. Una vez que ha obtenido la necesidad del deseo de otorgar, no recibe el llenado tan pronto como comienza a obtener la carencia. Esto es así, porque la sensación de carencia depende, también, de la medida del sufrimiento que siente por no tener el deseo de otorgar. Pero cuando una persona comienza a sentir cuánto le hace falta eso y, desde arriba quiere que tenga una verdadera carencia, entonces recibe ayuda de arriba para sentir la carencia. Es decir, se le muestra cuán lejos está de eso, lo que significa que ve lo difícil que es obtener el deseo de otorgar, lo que le causa una gran carencia. Sin embargo, ¿por qué necesitamos una gran carencia? La razón es que cuando algo no es importante, no sabemos cómo cuidarlo para evitar perderlo. Por lo tanto, antes de que uno tenga una verdadera carencia, no se le da el asunto desde arriba, porque la carencia y el anhelo hacen que la cosa sea importante.
Pero en el trabajo, cuando uno ve que es difícil obtener lo que quiere, se escapa del trabajo. Él dice: «Creo que hay personas que han sido recompensadas y a quienes el Creador les dio el deseo de otorgar. Pero esto fue porque eran más talentosas que yo. Pero una persona como yo, con peores cualidades que otros, no tiene posibilidades de merecer esto». Por lo tanto, se escapa de la campaña y comienza a trabajar como el público en general.
Solo aquellas personas que dicen que quieren huir del trabajo, pero no tienen adónde ir, pues no hay nada de lo que puedan obtener satisfacción, estas personas no abandonan el trabajo. Y si bien tienen ascensos y descensos, no se desesperan. Es como está escrito: «suspiraron los hijos de Israel por el trabajo y clamaron, y su clamor subió a Dios por causa del trabajo». Esto es que gritaban a causa del trabajo, por no avanzar en el trabajo de Dios y para poder trabajar con el fin de otorgar contento a su Hacedor. Entonces lograron salir de Egipto, llamado en el trabajo: salir del control del deseo de recibir y entrar al trabajo de otorgamiento.
Por lo tanto, resulta que el comienzo del trabajo del hombre es asumir el reino de los cielos, lo que significa que, donde solía preocuparse solo para satisfacer el deseo de un rey viejo y tonto, lo que significa que todo su trabajo era solo por su propio beneficio, él ha asumido un Rey diferente, llamado «reino de los cielos», cuando corona al Creador sobre todos sus órganos, lo que significa que todos sus órganos servirán al Creador. Esto se llama en el trabajo, «salida de Egipto», es decir, salida del gobierno del propio beneficio, y asumir el servir al Creador, como está escrito: «Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto para ser un Dios para ti». Debemos interpretar que Él los sacó del gobierno del deseo de recibir para uno mismo y les dio el deseo de otorgar. Esto se llama «ser un Dios para ti», lo que significa que Yo les di el deseo de otorgar para que puedan trabajar por Mi nombre. Esto se llama «Les di el poder de sentir que soy el Creador».
Sin embargo, ¿cómo se adquiere este sentimiento de que el deseo de recibir es algo malo? ¿Quién le notifica al hombre que debe corregir sus acciones? Escribe en el Sulam (Comentario de la Escalera sobre El Zóhar) (Bereshit Bet, Punto 103): «Por lo tanto, el Creador ha impreso aflicciones amargas y duras en la recepción para uno mismo, grabado en el hombre desde el momento de su nacimiento, tanto dolores corporales y dolores del alma, de modo que si él se dedica a la Torá y las Mitzvot, incluso para su propio placer, a través de la Luz en ella, sentirá la bajeza y la terrible corrupción en la naturaleza de recibir para uno mismo. En ese momento, resolverá en su corazón retirarse de esa naturaleza de recepción y se dedicará por completo a trabajar solo para dar contento a su Hacedor, tal como está escrito: «Todas las obras del Señor las hizo para Su bien». Entonces el Creador abrirá sus ojos para ver ante él un mundo lleno de perfección absoluta. Luego, él participa en Su alegría como en el momento de la creación del mundo (porque nuestros sabios dijeron: “Nunca ha habido tanta alegría ante Él, como en el día en que se crearon el cielo y la tierra”)».
Resulta que esta Luz de la Torá le da a uno la carencia, por lo que tendrá la necesidad de pedirle al Creador que le dé el poder de asumir el yugo del reino de los cielos, y todas sus acciones serán en nombre de los cielos. Después, cuando ha sido recompensado con el reino de los cielos, hay otro grado, llamado «Torá», que son los nombres del Creador. Esto se considera como «La Torá y el Creador e Israel son uno».
De acuerdo con lo anterior, debemos interpretar las palabras del Zóhar: «Debido a que este fondo es el árbol de la vida de ese mundo, que es ZA, y no hay nada de él en este mundo, sino los frutos que salen de él, entonces, un hombre que ha sido recompensado con sus frutos se los come en este mundo, mientras que el fondo, permanece para él en el mundo por venir».
Deberíamos interpretar lo que está escrito: «Y el fondo existente para el mundo por venir», que es ZA, ya que, ZA, se llama «Torá», y esto se llama «ese mundo», que significa «el mundo por venir», que viene después de este mundo, ya que este mundo se llama Maljut, y el mundo por venir viene después. El Zóhar llama a ese mundo ZA, que es el árbol de la vida, la Torá.
Se sabe que el orden del trabajo es que primero, uno debe ser recompensado con el reino de los cielos, que sea con el fin de otorgar. Pero ¿cómo se puede ser recompensado con el otorgamiento? Este es el significado de «He creado la inclinación al mal, He creado la Torá como condimento». Resulta que, a través de la Torá, lo que significa a través de la Luz en ella que lo reforma. Por lo tanto, la Torá es para él como Eitin (consejos) para alcanzar el reino de los cielos, porque Maljut se llama «este mundo», y la Luz que reforma se llama «frutos». En otras palabras, una persona ve frutos en su trabajo, lo que significa que ejerció la Torá y le dio frutos, y los frutos son la recompensa por el trabajo. Por lo tanto, debemos interpretar que él come «frutos de la Torá», lo que significa que ha sido recompensado a través de la Torá con el deseo de otorgar, que se llama «que lo reforma». Esto se llama «613 consejos».
Después, viene el asunto del 613 Pekudin (arameo: depósitos), que ya es la Torá real, como en «La Torá y el Creador e Israel son uno». Esto se llama «Torá esencial». Esto es lo que dice: «ZA es el árbol de la vida, que es la Torá», y este es el fondo existente para él en el mundo por venir, que es considerado como la Torá. Esto se llama «el fondo que es la esencia de la Torá». Por el contrario, el reino de los cielos, que se considera este mundo, allí la Torá es solo como frutos, lo que significa que es solo la Luz de la Torá que lo reforma, mientras que ZA se llama «el fondo que es la Torá real». Esto se considera como «sus frutos en este mundo», que se llama Maljut, es decir, fe permanente. Luego viene otro grado, llamado «el mundo por venir», lo que significa que viene después de Maljut. Esto se considera como ZA, la tierra de la vida, la esencia de la Torá.
De acuerdo con lo anterior, debemos interpretar lo que él pregunta: «¿Por qué es malo el corazón?». Él responde que es como está escrito: «Un hombre a quien Dios le ha dado riqueza, posesiones y honor, cuya alma no carece de todo lo que desea, y Dios no le ha dado poder para comer de ello, porque un hombre extranjero se la comerá». Él pregunta: «Ya que está escrito: “No le falta nada para su alma de todo lo que desea”», ¿por qué Dios no «le ha dado poder para comer de ellos»? Después de todo: «no le falta nada para su alma». Él responde sobre esto, que una persona que come sus frutos en este mundo, se refiere al reino de los cielos. Cuando la Luz en ella lo reforma, esta Luz se llama «frutos». Luego, llega a un estado de «el fondo existente para él para el próximo mundo», lo que significa que es recompensado con la «esencia de la Torá», y esto se llama «completitud».
Con esto, El Zóhar explica que «Aquel que se profana a sí mismo y se siente atraído por el beneficio propio, y no le falta nada para su alma o su cuerpo», entonces «Dios no le da el poder para comer de ello» y ser recompensado con esa riqueza. Deberíamos interpretar que «riqueza» se refiere a «no hay pobre, excepto en conocimiento», lo que significa que ha sido recompensado con el aprendizaje de la Torá y conocer todas las reglas, y tiene posesiones, lo que significa que sabe que gracias a Dios tiene grandes posesiones de la Torá y Mitzvot y buenas obras, y él tiene honor, y todos lo respetan por la gloria de la Torá. Y, sin embargo, «Dios no le ha dado poder para comer de ello».
La razón es que, aunque tiene riqueza, honor y buenas obras, se siente atraído por el beneficio propio, lo que significa, para sí mismo, como está escrito: «No le falta nada para su alma», lo que significa que todas sus preocupaciones son que no habrá carencia en el beneficio propio, naturalmente, no tiene nada que comer de Kedushá (Santidad), sino que todo va a la Sitra Ajra (arameo: el otro lado).
Este es el significado de lo que está escrito: «Un hombre extranjero se lo comerá». Es decir, las Klipot (cáscaras) tomaron todo, porque todo su trabajo fue para el deseo de recibir, que es la autoridad de las Klipot. De ello se deduce que toda la riqueza, cuando pensó que tenía conocimiento de la Torá, y las posesiones, que son las posesiones de la Torá y Mitzvot, están en el dominio de las Klipot.
Con esto entenderemos lo que él pregunta: «¿Por qué es malo el corazón?» Debemos interpretar cuál es el mal que existe en el deseo de recibir. Él responde sobre esto: «El siguiente verso lo prueba, tal como está escrito: “Un hombre a quien Dios le ha dado riquezas y posesiones”». Es decir, aunque el Creador le permitió hacer muchas cosas en Kedushá, ya que todo fue para beneficio propio, todo pasó a otra autoridad. Este es el significado de las palabras: «Porque un hombre extranjero se lo comerá», es decir, las Klipot, ya que trabajó para ellas y no para la Kedushá. Sin embargo, debemos saber que cuando uno corrige las acciones de uno, saca todo de las Klipot y todo vuelve a la Kedushá, como está escrito: «Se tragó muchas riquezas y las vomitará».
De acuerdo con lo anterior, está la cuestión de los «frutos en este mundo», con respecto a «la Luz en ella lo reforma», de la cual recibe el reino de los cielos, donde el trabajo es para salir del gobierno del deseo de recibir y hacer todo con el fin de otorgar. Después, está la cuestión de «el fondo existente para él en el próximo mundo», que es el significado de la Torá, en el discernimiento de «los nombres del Creador».
Podemos interpretar lo que dice El Zóhar (BeHealotja, Puntos 26-27): «Está escrito: “Y a Zebulún le dijo: Alégrate, Zebulún, en tu salida, e Isajar, en tus tiendas”. Esto enseña que se unieron. Uno salió y emprendió la guerra, y el otro se sentó y se dedicó a la Torá. Uno le da al otro una parte de su botín, y el otro le da una parte de su Torá. Isajar es Tiféret y Zebulún es Maljut. Es por eso, por lo que Zebulún heredó salir a hacer la guerra, ya que es considerado como Maljut, lo que significa, abundancia por medio de las guerras. Y la parte de Isajar es la Torá. Es por eso por lo que se unieron, para que Zebulún fuera bendecido por Isajar, porque la bendición en la Torá es una bendición para todos».
Debemos interpretar que la asociación entre Isajar y Zebulún, en el trabajo, está en un solo cuerpo. Es decir, el trabajo debe organizarse de dos maneras:
1) Es a la manera del reino de los cielos, momento en el que se produce la guerra contra el instinto, salir del control del amor propio y asumir que todas sus acciones sean con el fin de otorgar. En ese momento, a través de las guerras, toma el botín. Es decir, toma fuerzas del deseo de recibir y las reemplaza con el deseo de otorgar. Esto se considera que, a través de la guerra, la somete, y el deseo de recibir debe hacer todo de acuerdo con su deseo, lo que significa que todas sus acciones serán solo con el fin de otorgar. Pero ¿de dónde toma la cualidad de Zebulún, los poderes para ganar la guerra? Los toma de Isajar, es decir, de la Torá de Isajar.
Así es como está escrito: «He creado la inclinación al mal, He creado la Torá como condimento». Es por eso por lo que dice: «Y el otro le da a uno, una parte de su Torá. Isajar es Tiféret». Desde la Torá de Isajar, Zebulún tiene el poder de ganar las guerras. Esto se considera que él «come sus frutos en este mundo», lo que significa, que ve los frutos que la Torá le trae. Es decir, él ve que, a través de la Luz en la Torá, ha sido recompensado con el deseo de otorgar, ya que los frutos se llaman «ganancias del trabajo».
Esto se considera como 613 Eitin (arameo: consejos), y se considera que Isajar «le da a este, una parte de su Torá», de la que come frutos. Este es el significado de decir: «Y uno da una parte de su botín». A través del botín que Zebulun le da, él se sienta y se dedica a la Torá, lo que significa que, si Zebulún no le hubiera dado su botín, no habría podido ser recompensado con la Torá.
Deberíamos interpretar que aquí estamos hablando desde la perspectiva de la Torá, que son los nombres del Creador, de los 613 Pekudin (depósitos), que es la esencia de la Torá. Como se dijo, es imposible ser recompensado con la esencia de la Torá, antes de que uno sea recompensado con la fe, el reino de los cielos, bajo la forma con el fin de otorgar, en ese momento el deseo de recibir se rinde y el deseo de otorgar gobierna.
Por lo tanto, cuando Maljut tiene el deseo de otorgar, un deseo que Maljut ha ganado por medio de las guerras, se considera que ella tomó el botín de la guerra. Cuando ella le da el deseo de otorgar, él puede «sentarse en la tienda de la Torá», y este discernimiento se llama Tiféret, ZA. Pero si todavía no hay deseo de otorgar en el grado, no hay lugar para la esencia de la Torá. Esto se llama «la asociación entre Isacar y Zabulón» en el trabajo, es decir, cuando Maljut sale a la guerra, y ZA, llamada «Torá», le da a Maljut su Torá.
En otras palabras, debemos discernir dos maneras en la Torá:
1) «La Luz en ella lo reforma». A partir de esto, un discernimiento de «frutos» se extiende a Maljut.
2) La «esencia de la Torá», que se llama «el fondo existente para él en el mundo por venir». Esto viene, específicamente, después de que la cualidad de Maljut tiene el deseo de otorgar, que ha sido recompensada a través de la «Luz de la Torá», considerada como «frutos».
Esto es como dijeron nuestros sabios, que Tefilin de la mano viene antes que el Tefilin de la cabeza, ya que el Tefilin de la mano, dice El Zóhar, se considera Maljut, la mano más débil, ya que necesita fortalecerse, ya que en el reino de los cielos hay todas las guerras requeridas para someter el deseo de recibir. Luego viene el Tefilín de la cabeza, considerado como la Torá.