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Rabash / ¿Qué significa que alguien que estaba en un camino lejano es pospuesto para un segundo Pésaj, en el trabajo?

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

¿Qué significa que alguien que estaba en un camino lejano es pospuesto para un segundo Pésaj, en el trabajo?

Artículo 30, 1991

El sagrado Zóhar dice (BeHaalotja, Punto 66): «Rabi Yosi dijo: “Hombre, hombre” dos veces. ¿Por qué? Él responde: “Un hombre que es hombre, apto para la recepción de un alma elevada; pero se ha dañado a sí mismo, porque él provocó su propia profanación”. “Hombre, hombre” significa que es digno de ser un hombre, “O en un camino lejano”, ya que una persona que es impura es profanada desde arriba. Y dado que está impura desde arriba, está muy lejos de ese lugar y ese camino al que se aferran los descendientes de Israel. Rabí Itzjak dijo: “Está escrito: ‘Si alguno se vuelve impuro para un alma o en un camino lejano’, que es el significado de la palabra ‘O’”. Rabí Yosi dijo: “Aquí, cuando dice ‘Impuro para un alma’, significa antes de que se profane desde arriba”. Pero cuando dice aquí: “Un camino lejano”, significa que después de haber sido profanado desde arriba y cayó a un camino lejano, que es la Sitra Ajra (el otro lado), esto significa que ambos estarán desprovistos de la Kedushá (santidad) desde arriba, y no harán Pésaj cuando Israel lo haga». Hasta aquí sus palabras.

Nuestros sabios dijeron (Shabat 104): «El que viene a profanarse, le abren. El que viene a purificarse, es ayudado». Debemos entender lo que está escrito aquí, que «Cuando una persona es impura, es profanada desde arriba». No dice que le abren; sino que lo profanan desde arriba. Además, debemos entender por qué le abren, ya que «El Creador no se queja de Sus creaciones». Rashi interpreta que el Creador no difama Sus creaciones (Avoda Zara 3), entonces, ¿Por qué se le da desde arriba alguna ayuda que es en perjuicio del hombre? Por el contrario, debería haber sido ayudado, como está escrito: «El que viene a purificarse es ayudado». Si no se le brinda ayuda para su beneficio, al menos no deberían hacer arriba una acción que es en su perjuicio.

Ciertamente hay muchas explicaciones en lo literal, pero debemos interpretar esto en el trabajo. Se sabe que cuando uno observa la Torá y las Mitzvot (preceptos) a la manera del público en general, que significa recibir recompensa y no prestar atención al tema de con el fin de otorgar, ve que cada día avanza en el trabajo, ya que esta es la verdad. En la práctica, todo lo que una persona hace está registrado a su nombre, y en ese estado llamado Lo Lishmá (no en nombre de Ella), uno no puede ver que es Lo Lishmá, es decir, que no puede ver que hay una cuestión de carencia aquí, que debería ser Lishmá (en nombre de la Torá), mientras él está trabajando en Lo Lishmá. En cambio, las cosas que hace generalmente le iluminan.

Como resultado, una persona no puede ver ninguna deficiencia en sí misma, es decir, en términos del público en general, hay una corrección que las cosas que hace iluminan para él como Luz Circundante, que es una corrección en el nivel de las acciones. Por lo tanto, uno debe tener cuidado de no menospreciar la práctica de la Torá y las Mitzvot, incluso si es solo en acción y sin ninguna intención, es decir, incluso si una persona hace sus actos por coerción, todavía se considera una gran cosa.

Por lo tanto, las personas que aún no pueden trabajar en la intención con el fin de otorgar tienen una corrección en que no encuentran ningún defecto en las cosas que hacen, por lo que estarán felices con su trabajo, como está escrito: «Trabajen para el Creador con alegría». Pero al contrario, cuando un pensamiento y un deseo llegan a la persona y comienza a sentir que debe haber una cuestión de intención al observar la Torá y las Mitzvot, y se despierta para hacer acciones no para recibir recompensa; sino con el fin de otorgar, entonces comienza un nuevo orden.

El orden es que, en ese momento, una persona cambia a trabajar en la izquierda, cuando comienza a criticar sus acciones si son con el fin de otorgar, y entra en el trabajo llamado Tumá (impureza) y Tahará (pureza). Esto significa que él comienza a trabajar en la purificación de los Kelim (vasijas).

Es imposible trabajar en la pureza antes de saber qué es Tumá. Es decir, no es suficiente que esté escrito que existe el asunto de Tumá, sino que uno debe sentir que pérdidas causa la impureza (Tumá), lo que pierde al saber que se profana, es decir, lo que ganaría si no fuera impuro, y lo que pierde ahora que ha sido profanado.

En otras palabras, aunque antes de comenzar el trabajo de otorgamiento sabía que estaba el asunto de impureza y pureza, no sabía por qué la impureza era mala y la pureza era buena. Por lo tanto, uno debe dedicarse al asunto del reconocimiento del mal, lo que significa tratar de comprender que el deseo de recibir para uno mismo se llama Tumá. Es decir, que esta Tumá lo aleja de la Kedushá (santidad), es decir, del Creador, como está escrito: «Serás santo, porque Yo, el Creador, tu Dios, Soy santo». Esto significa «serán ascetas», es decir, así como el Creador otorga, el hombre debería tratar de hacer que todas las acciones que hace sean como otorgante, y esto se llama Kedushá. Lo opuesto a esto se llama Tumá.

Una persona debe pedirle al Creador que lo ayude a comprender el mal que se encuentra en el deseo de recibir para uno mismo, lo que significa que el Creador le ayude a sentir la pérdida que el deseo de recibir para sí mismo le causa, y cuánto podría ganar si tuviera la fuerza del deseo de otorgar. En otras palabras, la gran Tumá o la pequeña Tumá y la gran Kedushá o la pequeña Kedushá no se miden por el tamaño de la Tumá o Kedushá, sino por la medida de daño que trae la Tumá y la medida de importancia que trae la Kedushá, es decir, cuánto sufre cuando sabe que es impuro y cuánto placer siente cuando sabe que está en Kedushá.

De acuerdo con lo anterior, debemos interpretar lo que preguntamos acerca de lo que nuestros sabios dijeron: «El que viene a profanarse, le abren». Preguntamos: «El Creador no se queja de Sus creaciones», entonces, ¿Por qué «Le abren»? Esto significa que se le muestra que puede entrar más profundo en la Tumá, mientras que antes de venir a profanarse, el lugar de la Tumá estaba cerrado, y solo cuando viene a profanarse le abren. Desde arriba, deberían haberse apiadado de esa persona, como está escrito: «Y Sus misericordias están en todas Sus obras».

Debemos interpretar el significado de: «El que viene a profanarse». Significa que quien quiere entrar en el trabajo de otorgamiento, y no puede trabajar con el fin de otorgar a menos que sepa la pérdida de trabajar con el fin de recibir, por lo que ahora conoce la medida del mal que existe en el deseo de recibir para uno mismo, es decir, cuál es la medida del mal que se encuentra en el deseo de recibir que se llama Tumá, que es lo contrario de la Kedushá. Le pide al Creador que le haga saber la medida del mal que se encuentra en el deseo de recibir que se llama «Impuro», lo que significa impuro para el alma. Cuando le pide al Creador que le ayude, la respuesta a eso es: «Le abren», para ver el mal que existe en la Tumá del deseo de recibir.

Hay dos discernimientos:

1) El que viene a profanarse.

2) Ver que ya es impuro y querer ver más de lo que ve ahora. Si pide ver más, recibe ayuda desde arriba, como está escrito aquí en El Zóhar: «Una persona que se profana, lo profanan desde arriba». En otras palabras, una vez que le abren y ve que se ha profanado, y pide que se le muestre más la verdad, de que está tan lejos de la Kedushá, entonces lo profanan desde arriba. Es decir, recibe ayuda desde arriba al mostrarle la pérdida que se encuentra en el deseo de recibir para uno mismo. Esto se llama que ha llegado a un estado de «reconocimiento del mal». En ese momento, una necesidad nace en él, llamada Kli (vasija) para que el Creador lo ayude y le dé la pureza, como está escrito: «Y rociaré sobre ustedes agua pura».

Con esto podemos interpretar lo que preguntamos: ¿Por qué dice El Zóhar: «Una persona que es impura es profanada desde arriba»? ¡Después de todo, el Creador no se queja de Sus creaciones! La respuesta es que, el hecho que lo profanan desde arriba es una ayuda, es decir, que se le ayuda desde arriba para que vea la verdad de cómo el deseo de recibir es malo e impuro, ya que ahora está pidiendo esta ayuda porque quiere ver la verdad acerca de qué es el mal.

En consecuencia, debemos interpretar lo que el Rabí Itzjak pregunta sobre Rabí Yosi, quien dice sobre el versículo: «Hombre, hombre, es impuro para un alma o en un camino lejano», que un camino lejano también se considera como Tumá, y cuando es profanado desde arriba se le llama «Un camino lejano». Está escrito: «O en un camino lejano», lo que significa que son dos cosas, es decir, que un camino lejano no es Tumá. El Rabí Yosi explica: «Cuando dice: “Impuro para un alma”, significa antes de que se profane desde arriba. Y aquí, cuando dice: “En un camino lejano”, significa que después de haber sido profanado desde arriba y cayó a un camino lejano, que es la Sitra Ajra».

Debemos interpretar que hay dos discernimientos en Tumá en el camino del trabajo:

1) El que viene a profanarse, es decir, quiere ver si el deseo de recibir es Tumá, esto significa que inflige necedad en el corazón. En ese momento, le abren para ver el mal. Pero antes de que una persona llegue a profanarse, lo que significa ver lo malo en él, hay una corrección desde arriba que una persona no es capaz de ver el mal, ya que hay una regla de que no se le muestra al hombre más de lo que se puede corregir en uno mismo. Es como en la corporalidad, cuando a uno no se le dice la enfermedad verdadera si el hombre es incapaz de curarla.

Por esta razón, precisamente aquel que llega a profanarse, y quiere ver la verdad, le abren. Si quiere avanzar y pide para que se le muestre la verdadera medida del mal que se encuentra en el deseo de recibir para sí mismo, entonces se le da una ayuda desde lo alto, esto significa que lo profanan desde arriba. Es decir, le muestran desde arriba el daño en la Tumá (impureza). En ese momento, comienza a orar desde el fondo del corazón que el Creador le dé el deseo de otorgar en lugar del deseo de recibir que tiene por naturaleza, para recibir una segunda naturaleza, que es un regalo desde lo alto.

Con esto debemos interpretar lo que está escrito: «Esto significa que ambos estarán desprovistos de la Kedushá desde arriba, y no harán Pésaj cuando Israel lo haga». En otras palabras, tanto cuando una persona está en el primer estado, cuando viene a profanarse, como cuando está en el segundo estado, cuando está en un camino lejano, cuando se le muestra desde arriba lo alejado que está de la Kedushá, él no puede hacer Pésaj cuando Israel lo hace.

Debemos interpretar que «Israel» significa que él ya está en la cualidad de «Israel», lo que significa que ya está en un estado de Yashar-El (directo al Creador), esto implica que todas sus acciones están dirigidas directamente al Creador. Se considera que está en la línea derecha, que es la pureza, es decir, la pureza de los Kelim, cuando todas sus acciones son en nombre de los cielos. Esto se llama Lishmá, como se dijo: «El Rabí Meir dice: Al que aprende Torá Lishmá, le revelan los secretos de la Torá». Debemos interpretar que cuando una persona es recompensada con la cualidad de «Israel», este es el momento de hacer el sacrificio de Pésaj. Israel significa pureza, y cuando una persona se purifica, este es el momento de dar el sacrificio al Creador, donde dar el sacrificio se considera como completitud.

Así es como está escrito en El Zóhar (VaYikra, Punto 109): «El Rabí Yehuda comenzó y dijo: “Trabajen para el Creador con alegría”. Si dice que así es el trabajo del sacrificio, esto no es posible. Dado que ese hombre ha violado el mandamiento de su Amo, el mandamiento de la Torá, y se arrepintió ante su Amo, ¿Con qué cara se levantará ante Él?, de hecho, ¿con qué se corrige? Es por esos sacerdotes y levitas que completan la alegría y el canto para Él».

Él interpreta allí en el Sulam (Comentario de la Escalera sobre El Zóhar) que este asunto será corregido por un orden de tres líneas. Es por eso, que cuando hablamos del sacrificio de Pésaj que es el asunto de la salida de Egipto, el indicio en nuestro trabajo debe ser que primero debemos lograr la pureza, y luego viene la cercanía y somos recompensados con la Kedushá. Sin embargo, una persona debe creer que cuando se despierta para entrar en el trabajo, que esto viene a él desde arriba, lo que significa lo acercan desde arriba, para que tendrá una conexión con la Kedushá.

Ciertamente, debe dar las gracias al Creador por sacarlo del estado de bajeza y por elevarlo al dominio de la Kedushá, lo que significa que comenzó a sentir que hay un lugar más elevado para recibir el sustento, que su sustento no necesariamente debe ser como el de los animales; sino que debe recibir sustento del nivel «Hablante». Y cuanto más agradece, en esa medida agranda la sensación.

Sin embargo, al mismo tiempo, debe saber que debe pedirle al Creador que lo eleve a un estado aún más alto que el que está ahora, para ser recompensado con la Torá. Es decir, aunque se describe a sí mismo que el estado en el que se encuentra es muy importante, es decir, que no puede imaginar una mayor importancia en el mundo, todavía debe decir: «Por mucho que represento mi estado actual como muy importante, todavía no puedo representar la verdadera importancia. Por mucho que represento un estado de grandeza, debo decir que, aunque estoy tan agradecido con el Creador tanto como sea posible, sin embargo, por encima de la razón, sigo creyendo que hay un estado más elevado del que tengo ahora, y estoy pidiendo que me dé un regalo más grande».

Con esto deberíamos interpretar lo que está escrito (Salmos 71): «Yo siempre anhelaré», lo que significa que hay grados más elevados de los que me puedo imaginar. Aunque uno debería saber que en la medida que aprecie el estado actual, es realmente más importante, porque la persona no puede comprender el valor de un pequeño momento de espiritualidad. Aun así, por encima de la razón, él cree y pide por ello.

Este es el significado de las palabras «Yo siempre anhelaré», lo que significa que podría representar que hay más grandeza de la que puede representar. Este es el significado de lo que está escrito: «Y añadiré a toda Tu gloria». Esto significa que, aunque ahora te alabo, te pido poder alabarte más de lo que puedo y quiero aumentar Tu gloria.

Sin embargo, cuando uno debe hacer una evaluación sobre su estado espiritual, y la persona presenta ante el juez dentro de su corazón, para que él dé el veredicto, ya sea que uno sea culpable o inocente, es decir, que a veces el juez lo absuelve porque no puede pagar las obligaciones que deben cumplir. En ese momento una persona necesita misericordia. Es decir, a veces, el juez dentro de su corazón pertenece a los malvados, aquellos que condenan a su Hacedor y no a ellos mismos. De esto resulta que estos jueces hacen que una persona vaya a la prisión de los criminales contra el Rey, como está escrito (Salmos 107): «Habitantes de la oscuridad y la sombra de la muerte, prisioneros de la pobreza y el hierro, porque se rebelaron contra las palabras del Creador y despreciaron el consejo del Altísimo».

Aunque puede haber buenos jueces; pero ellos aceptan soborno. Es decir, el juez en su corazón está preocupado por su propio beneficio; por lo tanto, él siempre se pone del lado que perjudica al hombre. Entonces, la persona no tiene otra opción más que pedirle piedad al Creador y que le dé un juez verdadero. La persona ve que no hay un juez verdadero sino solamente el Creador.

En ese sentido, debemos interpretar lo que el Rey David dijo (Salmos 82): «Levántate, oh Creador, juzga la tierra, porque Tú heredarás todas las naciones», lo que significa que el Creador será el juez. En ese momento, una persona recibe la fuerza del Creador, «Porque heredarás todas las naciones», porque entonces uno hereda todas las naciones en su corazón.

El orden del trabajo debe ser principalmente sobre una sola cosa: Trabajar en contra de la razón del hombre. Es decir, cuando se le dice a una persona que debe trabajar en beneficio del Creador y no en beneficio propio; esto va en contra de la razón del hombre. Después de todo, está escrito: «Y vivirá de ellos, y no que muera». Resulta que, esto contradice el propósito de la creación, que es hacer el bien a Sus creaciones.

Podemos interpretar esto a través del asunto de la prueba a Abraham. Por un lado, el Creador le dijo: «Porque a través de Itzjak tus descendientes serán nombrados», pero luego está escrito: «Toma ahora a tu hijo, tu único hijo, y ofrécelo allí como una ofrenda quemada». Deberíamos interpretar esto en el trabajo. «Tu Ben (hijo)» proviene de la palabra Biná, que significa Havaná (comprensión). «Tu único», significa la única comprensión que hay en el hombre, que el hombre protege con su corazón y alma para que no le ocurra ningún daño, es decir, al deseo de recibir en beneficio propio. «Y ofrécelo como una ofrenda quemada», significa sacrificar el deseo de recibir en beneficio propio, es decir, cancelarlo y trabajar solo con el deseo de otorgar y no con el deseo de recibir.

Después, Él dijo: «No extiendas tu mano contra el muchacho». Debemos interpretar que no debemos decir que debe anular el deseo de recibir. Más bien, uno debe trabajar para poder usar el deseo de recibir con el fin de otorgar, y las partes que no puede dirigir para otorgar están prohibidas de usar. Podemos interpretar esto por lo que le dijo: «Y Abraham fue y tomó el carnero en lugar de su hijo». «Carnero» se llama Biná, como está escrito en El Zóhar, donde pregunta: «¿Por qué un carnero y no un cuerno?». Y él responde que un carnero es considerado como Biná y un cuerno es Maljut. Debemos interpretar que Maljut se llama «deseo de recibir». Por lo tanto, a las vasijas de recepción que no podemos dirigirlas para que sean con el fin de otorgar, están prohibidas de usar. En lugar de ellas, usamos los Kelim de Biná, que se llaman «Vasijas de otorgamiento».

En consecuencia, podemos entender que cuando una persona siente que no está bien, que es un pecador, no se llega porque hizo muchas malas acciones, ya que existe una regla: «Transgrede y repite, se vuelve para él como permitido». Por lo tanto, muchos pecados no hacen que uno sienta sus defectos. Más bien, el tamaño del pecado se mide por la sensación del hombre de cuánto siente que está lejos del Creador. En otras palabras, en la medida en que uno siente y cree en el Creador, en esa medida siente cuán lejos está del gran Rey.

Esto significa que cuando siente que es un pecador, debe saber que el Creador le dejó sentir un poco, que hay un Rey en el mundo. Esta sensación que recibió de arriba, le hace sentir que es un pecador. Pero cuando no tiene conexión con el Creador, ¿Cómo puede sentir que ha pecado ante el Creador e hizo cosas malas, que están en contra de la Torá, cuando no sabe que existe el Dador de la Torá en el mundo? Más bien, la sensación del pecado está de acuerdo con la medida de su fe en la grandeza del Rey, hasta ese punto puede sentir la medida del pecado. Esto significa que el pecado se mide en alguien quien falló.

Esto es lo que dijeron nuestros sabios (Baba Kama, Capítulo 3): «El asunto de la vergüenza depende de quien avergüenza y el avergonzado». Debemos interpretar que, si quien avergüenza es inteligente, puede saber que si avergüenza a alguien que es grande, es un pecado grave. Es decir, quien avergüenza tiene el intelecto para apreciar el tamaño y la importancia de quien está avergonzado. Resulta que ha cometido un gran pecado.

Sin embargo, si quien avergüenza no tiene el intelecto para apreciar la importancia de quien está avergonzado, no se puede decir de él que ha cometido un pecado grave y necesita una gran expiación por la falta que ha fallado en alguien. Por lo tanto, según la sensación de la grandeza del Rey, también lo es el pecado. Por lo tanto, si una persona es justa y comprende algo de la grandeza del Rey, su falla es ciertamente mayor que la de una persona común.

Resulta que, siempre medimos la importancia del Rey que una persona tiene de acuerdo con la sensación de la persona. Por lo tanto, si uno siente que ha pecado, debe ser que se le dio desde arriba un acercamiento a la Kedushá, y es por eso siente que ha pecado. Es como Baal HaSulam dijo acerca de lo que dijeron nuestros sabios, que el Creador es meticuloso con los justos como el grosor de un cabello, como está escrito: «Y alrededor de él estaba muy tormentoso». Él preguntó: ¿Por qué merecen más castigo que otros? Dijo que el que es justo, dice que el Creador es meticuloso con él como el grosor de un cabello. Por lo tanto, cuando uno siente que peca, no debe alarmarse, al contrario; es una señal de que lo están acercando desde arriba. Por lo tanto, debe sobreponerse y asumir el yugo del reino de los cielos, y tendrá éxito.