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Rabash / ¿Qué significa la bendición "quién hizo un milagro para mí en este lugar", en el trabajo?

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

¿Qué significa la bendición «quién hizo un milagro para mí en este lugar», en el trabajo?

Artículo 15, 1991

Nuestros sabios han dicho (Bejarot, 54): «Una persona tuvo un milagro y fue salvada de un león. Raba le dijo: “Cada vez que llegues a ese lugar, bendice ‘Bendito sea Él, que hizo un milagro para mí en este lugar’"». Debemos entender lo que esto nos viene a enseñar en el camino del trabajo.

Se sabe que el propósito de la creación fue Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones. Para este propósito, Él creó en las criaturas el deseo y las ganas de recibir deleite y placer. De lo contrario, si no hubiera carencia por el placer, una persona no podría disfrutar, como vemos en la naturaleza, que si una persona no tiene carencia por algo, no puede disfrutar. Por ejemplo, si una persona no tiene hambre, no puede disfrutar comiendo, etc. Por lo tanto, vemos y decimos que el Creador así creó dentro de nuestra naturaleza un deseo de recibir deleite y placer.

No debemos preguntarnos: ¿Por qué el Creador creó tal naturaleza? Podría habernos creado con otra naturaleza. Como nuestros sabios dijeron (Jaguigá 11): «Si uno pregunta acerca de antes de que se creara el mundo, la escritura nos dice 'desde el día en que Dios creó al hombre en la tierra”». Esto significa que no podemos preguntar nada acerca de por qué cuando Él creó el mundo, Él lo creó específicamente con esta naturaleza que vemos. Después de todo, podría haberlo creado con una naturaleza diferente. No podemos preguntar sobre esto, pero aprendemos todo por medio de «Por Tus acciones, te conocemos». Es decir, comenzamos a aprender de las acciones que vemos y no antes.

Además, vemos otra naturaleza, que la rama quiere parecerse a su raíz. Es decir, así como la cualidad de la raíz de las criaturas, que es el Creador, es otorgar y no recibir, del mismo modo, cuando uno necesita comer el pan de balde, se avergüenza. En palabras del sagrado Zóhar, esto se llama «el pan de la vergüenza». Según esta naturaleza, resulta que cuando una persona recibe del Creador en las vasijas de recepción del hombre, lo cual contradice la cualidad del Creador, que es el Otorgante, uno siente desagrado. Debido a esto, hubo una corrección llamada «Tzimtzum (restricción) y ocultamiento», en el cual el inferior no tiene la equivalencia de forma, llamada «deseo de otorgar», y entonces la persona se encuentra bajo el ocultamiento de la Kedushá (santidad). Tampoco deberíamos preguntar sobre esto: ¿Por qué el Creador creó una naturaleza de vergüenza? ¿Y por qué hizo que la rama quisiera parecerse a su raíz? Todo esto ocurre por la razón anterior, que no podemos preguntar antes de la creación.

El Kli (vasija) de los seres creados es el deseo de recibir placer. Antes de que se creara el deseo de recibir, no tenemos nada de qué hablar. Atribuimos este Kli (vasija) al Creador, es decir, no necesitamos trabajar con este Kli, pero cada persona que es creada, si no corrompió el Kli, entonces ese Kli es perfecto. En otras palabras, donde el deseo de recibir ve que hay un lugar del cual es posible obtener placer, inmediatamente corre hacia allí.

Esto no ocurre con el Kli llamado «deseo de otorgar», cuando una persona quiere equivalencia de forma. Dado que atribuimos este Kli al ser creado, esto significa que la persona tiene que hacer este Kli, ya que la criatura quiere equivalencia de forma, y por esta razón, es tarea de la persona hacer esto. Esto es como Baal HaSulam ha dicho acerca del versículo: «Que Dios ha creado para hacer». «Ha creado» se refiere al Kli, llamado «deseo de recibir», y «hacer» pertenece a las criaturas, que deben hacer el Kli llamado «deseo de otorgar». Esto no es del lado de la naturaleza que el Creador creó. Más bien, Él comenzó con la creación del deseo de recibir, y ustedes, los seres creados, deben hacer el deseo de otorgar. Por lo tanto, cuando una persona debe comenzar a trabajar con el fin de otorgar, se trata de una naturaleza diferente de aquella con la que el hombre fue creado.

Por esta razón, todo lo que uno debe hacer en el trabajo del Creador es hacer el Kli, que es la acción opuesta al Kli con el que el hombre fue creado. Cuando uno comienza a entrar en el trabajo de otorgamiento, todavía no siente cuánto su deseo de recibir interfiere en su trabajo de otorgamiento. Esta es una corrección para que el hombre no vea la verdad -la medida del mal dentro de él- ya que cuando ve el mal dentro de él, seguramente huirá del trabajo y ni siquiera querrá comenzar este trabajo. Es por eso que Maimónides dice que primero debemos acostumbrar a una persona en Lo Lishmá (no en nombre de Ella), «hasta que adquieran conocimiento y adquieran mucha sabiduría», y luego se les revela el asunto de Lishmá (en nombre de Ella), llamado «con el fin de otorgar».

Deberíamos saber que cuando el hombre se encuentra bajo el dominio del deseo de recibir para sí mismo, se llama «exilio en Egipto», ya que, cuando comenzamos este trabajo, gradualmente se nos muestra desde arriba la medida del gobierno del mal sobre nosotros, como está escrito: «Y los hijos de Israel suspiraron por el trabajo». Es decir, vieron que no podían realizar el trabajo de otorgamiento que comenzaron a hacer, ya que los egipcios los dominaban. En ese momento, vieron que no podían salir del exilio en Egipto, pero el Creador puede liberarlos. Esto se llama «un milagro», ya que todo lo que uno no puede hacer por sus propias fuerzas, pero sí con la ayuda de arriba, se llama «un milagro». Este es el milagro de la salida de Egipto.

Deberíamos saber que cuando una persona quiere lograr la Dvekut (adhesión) con el Creador, tiene ascensos y descensos. El orden es que durante el descenso, cuando una persona entra en un estado de desesperación, a veces llega al estado de dudar sobre todo el esfuerzo que ha realizado si ha sido en vano. Esto se llama «dudar sobre el comienzo», cuando quiere escapar del trabajo del Creador por completo. Pero de repente, recibe un despertar desde arriba y recibe vitalidad y pasión por el trabajo, y olvida por completo que alguna vez tuvo un descenso. Más bien, está contento con el ascenso. En ese momento, una persona no puede disfrutar el ascenso más de lo que fue puesto bajo el gobierno del mal durante el descenso.

Debemos saber que el exilio que uno siente, que está en el exilio, no se mide por el exilio, sino por la sensación del mal y sufrimientos que padece por estar en el exilio. Luego, cuando está atormentado porque está bajo el dominio de los opresores y debe hacer todo lo que ellos le exigen, y no tiene ningún derecho a hacer lo que quiere, sino que debe servir y llevar a cabo todo lo que las naciones del mundo de su cuerpo demandan y no tiene fuerza para traicionarlos, en la medida del dolor que siente y su deseo de escapar de ellos, hasta ese punto puede disfrutar de la redención.

Como vemos, está escrito sobre un esclavo hebreo (Éxodo 21: 2): «Si compras un esclavo hebreo, servirá durante seis años, y el séptimo saldrá libre gratis». Ciertamente, el esclavo debería ser feliz de haber sido liberado y de estar bajo su propia autoridad, y de no tener ningún amo sobre él. Sin embargo, vemos lo que dice la Torá: «Y si el esclavo dice: ”Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré en libertad”». Vemos que es posible que un hombre quiera seguir siendo un esclavo. Y, junto con esto, está escrito (Deuteronomio 16:12): «Recuerda que fuiste esclavo en Egipto».

Esto significa que ser esclavo es algo malo, pero a veces el hombre quiere permanecer esclavo. Entonces, ¿qué significa que está escrito: «Recuerda que fuiste esclavo en Egipto»? ¿Y quién dice que ser esclavo es tan malo? Después de todo, hay personas que quieren ser esclavos, como se dijo, que el esclavo dijo: «Amo a mi señor». La cuestión es que el exilio depende del nivel de sufrimiento y dolor que uno siente en el exilio. Hasta ese punto, es posible estar contento con la redención. Esto es como la Luz y el Kli (vasija), es decir, el sufrimiento que padecemos de algo es el Kli que puede recibir Luz si se libera a sí mismo del sufrimiento.

Por esta razón, en el exilio en Egipto, donde está escrito: «Recuerda que fuiste esclavo en Egipto», esto significa que ser esclavo es tan malo porque allí, en Egipto, el pueblo de Israel padeció sufrimientos. Es por eso que la escritura dice «recuerda», lo que significa que debemos recordar el sufrimiento que padecimos allí, y entonces, luego es posible estar contento con la redención de Egipto.

Allí, en Egipto, la escritura dice: «También Yo escuché el gemido de los hijos de Israel porque los egipcios los esclavizaron, y recordé mi pacto». Resulta que en Egipto, cuando eran esclavos, está escrito: «Fuimos esclavos del Faraón en Egipto», dado que sufrieron. También dice: «Y los hijos de Israel suspiraron a causa del trabajo». Por lo tanto, se nos dio el mandamiento de recordar a Egipto, como está escrito: «Para que recuerdes el día en que saliste de la tierra de Egipto todos los días de tu vida».

Resulta que, según la regla: «No hay Luz sin un Kli, y no hay llenado sin carencia». Por eso, aunque ya hemos salido de Egipto, debemos alegrarnos por la redención de Egipto. Por esta razón, debemos recordar el exilio en Egipto, lo que significa recordar e imaginar cuánto sufrió el pueblo de Israel en el exilio en Egipto. Entonces podemos disfrutar de la redención de Egipto incluso hoy.

De lo contrario, no podemos regocijarnos por la redención de Egipto, porque los sufrimientos se llaman «los Kelim (vasijas) para recibir la alegría». Es por eso que vemos el caso del esclavo hebreo que no quería salir libre. Podríamos preguntar, ¿cómo puede alguien no querer salir libre? La respuesta es que debido a que no siente sufrimientos de ser esclavo, entonces, de por sí, no querrá ser libre, como se explica cuando dice: «Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré en libertad». Por el contrario, acerca del exilio en Egipto, está escrito: «Para que recuerdes el día en que saliste de la tierra de Egipto», ya que allí padecieron sufrimientos, como está escrito: «Y los hijos de Israel suspiraron a causa del trabajo».

En consecuencia, podemos entender lo que preguntamos: ¿Qué significa en el trabajo cuando una persona debe bendecir en el lugar donde se le hizo un milagro? El caso es que cuando una persona comienza el trabajo de otorgamiento, llega a estados de ascensos y descensos. Un ascenso es que después de que uno ha estado bajo el gobierno del deseo de recibir, esclavizado para cumplir todos sus deseos, y quería sobreponerse a él y no obedecerlo, pero el deseo de recibir era más fuerte que él, entonces el hombre padecía sufrimientos por estar alejado del Creador.

Después, recibió un despertar desde arriba y comenzó a sentir una vez más elevación de la Kedushá (Santidad). En ese momento, la persona quiere anularse ante Él «como una vela ante una antorcha», y luego la persona disfruta del estado de ascenso. Sin embargo, uno no puede obtener el ascenso, el progreso en el trabajo, porque no aprecia la cercanía que ahora ha recibido del Creador, ya que no tiene los Kelim (vasijas). En otras palabras, durante el ascenso, olvida que una vez tuvo un descenso. Por lo tanto, aunque siente que ahora está cerca del Creador y lo aprecia, de inmediato lo olvida. Naturalmente, ya no tiene un Kli, es decir, una carencia, por lo que puede apreciar esto, como está escrito: «Como la ventaja de la Luz desde la oscuridad». Por esta razón, no progresa como debería ser haciéndolo a través del ascenso.

Por lo tanto, durante un ascenso, debe recordar y decir: «En este lugar, donde ahora tengo un ascenso, tuve un descenso, y el Creador me salvó y me levantó del inframundo, y emergí de la muerte, llamado “alejamiento del Creador”, y he sido recompensado con alguna medida de acercamiento al Creador, que se llama ”adherirse en cierta medida con la Vida de Vidas"».

Por esto, uno debería bendecir agradecido, porque con esto ahora ha llegado a un estado en el que sufrió, y ahora está en un modo de deleite y placer porque el Creador lo acercó y le ha dado nuevos Kelim con una carencia que él puede llenar con el estado de ascenso en el que se encuentra ahora.

Resulta que, él extiende una luz de alegría en los nuevos Kelim que ha obtenido ahora al observar el milagro que tuvo, donde el Creador lo salvó. Por lo tanto, cuando considera los sufrimientos, es como si ahora fuera el receptor de los sufrimientos, y ahora los llena con placer.

Resulta que, al representarse a sí mismo el estado de descenso hace que el ascenso que ha recibido ahora se extienda en nuevos Kelim, de acuerdo con la regla «No hay Luz sin un Kli». Por lo tanto, durante el ascenso, cuando comienza a contemplar el estado de descenso que tuvo, los sufrimientos del descenso se consideran Kelim en el que la Luz del ascenso puede extenderse.

Esto es similar a lo que se dijo anteriormente, sobre el exilio y la redención, que de acuerdo con el sufrimiento que siente durante el exilio, él puede disfrutar de la redención. Es decir, el exilio son los Kelim de la redención. Esto significa, que la redención no puede llenar más que los Kelim que tiene desde el exilio. Es por eso que, en el trabajo, cuando uno se describe en el estado de descenso, esto se considera que es lo que dijeron nuestros sabios, que una persona debe hacer la bendición: «Bendito el que hizo un milagro para mí en este lugar».

Hay muchas formas de representar los sufrimientos. Tomemos como ejemplo a una persona que quiere levantarse antes del amanecer, y puso la alarma del reloj despertador. Pero cuando suena la alarma, el cuerpo no quiere levantarse. El cuerpo siente sufrimientos si tiene que levantarse de la cama ahora. Sin embargo, él se sobrepone lentamente y llega al seminario. Cuando ve que hay muchas personas sentadas y aprendiendo, recibe el deseo y el anhelo de participar en las lecciones, se vuelve feliz y con buen ánimo, y se olvida de qué manera salió de la cama y vino al seminario. Y si uno quiere recibir nuevos Kelim en los que haya alegría, debe representarse a sí mismo de qué manera salió de la cama, es decir, qué ganas tenía en ese momento, y en qué estado de ánimo se encuentra ahora. Luego, también puede decir: «Bendito el que hizo un milagro para mí en este lugar», es decir, cómo el Creador ahora le dio cercanía a Él. Mediante esto, él adquiere nuevos Kelim donde la alegría porque el Creador lo ha acercado a Él, puede propagarse.

Del mismo modo, una persona debe acostumbrarse en cada cosa para comparar entre el tiempo del sufrimiento y el tiempo del placer, y bendecir por el milagro de ser liberado del sufrimiento y llegar a un estado de placer. Con esto, podrá agradecer al Creador y disfrutar de los nuevos Kelim que se le han agregado ahora cuando compara los dos momentos entre sí. A partir de esto, una persona puede avanzar en el trabajo.

Esto es como dijo Baal HaSulam, que no importa si una persona recibe del Creador algo grande o pequeño. Lo que importa es cuánto agradece una persona al Creador. En la medida de su gratitud, crece la dación que da el Creador. Por lo tanto, el hombre debe tener cuidado y dar muchas gracias, es decir, apreciar Su regalo, para que pueda acercarse al Creador. En consecuencia, cuando una persona siempre mira durante el ascenso al estado en el que se encontraba durante el descenso, es decir, cómo se sintió durante el descenso, puede hacer una distinción de «como la ventaja de la Luz desde la oscuridad» y él ya tiene nuevos Kelim en los cuales recibir alegría y entonces agradecer al Creador. Este es el significado de lo que está escrito, que una persona debe bendecir: «Bendito el que hizo un milagro para mí en este lugar», es decir, en el lugar donde está ahora, durante el ascenso, ya que no puede haber un ascenso si no hubo un estado previo de descenso.

Sin embargo, ¿cómo puede haber un descenso si una persona no estuvo previamente en un ascenso y descendió de él? La respuesta es que, por lo general, cada persona piensa que está bien como está. Es decir, una persona no ve que es peor que otras personas en su entorno. Por lo tanto, sigue la corriente de todo el mundo: estudian un poco, rezan un poco, hacen un poco de caridad y buenas obras, etc. Pero su principal preocupación es tener ingresos respetables y tener un buen apartamento y buena vajilla, etc.

Esto es así, porque siente que si ha hecho un arreglo para sí mismo con el Creador, con respecto a cuánto debería trabajar para Él, una vez que haya hecho todas sus tareas espirituales a las que se comprometió, se siente completo y es libre de preocuparse por mejorar su estado material. Esa persona siempre ve que, por mucho que intente completar su corporalidad, siempre ve que tiene un déficit en comparación con los demás. Esto se considera como una persona que se encuentra en un estado de completitud.

Sin embargo, cuando comienza el trabajo de otorgamiento, llega a un estado de descenso, ya que ve cuán lejos está del asunto de «en nombre de los cielos». Resulta que, ahora ha descendido del período anterior, cuando entendió que todo lo que necesitaba era observar la Torá y las Mitzvot (preceptos), pero no prestó atención a la intención con el fin de otorgar, pero, luego recibió un despertar desde arriba y comenzó a anularse ante Él como una vela ante una antorcha, y olvidó el estado de descenso que tenía. Luego, cuando ahora está en un estado de ascenso, y que ya puede decir: «Bendito el que hizo un milagro para mí en este lugar». En otras palabras, anteriormente, estaba en un estado donde tuvo algo así como un accidente de tránsito y se convirtió en inconsciente de la vida espiritual. Es decir, se olvidó por completo de la necesidad de trabajar con el fin de otorgar. Después, el Creador lo ayudó y él revivió, lo que significa que recuperó el contacto con el Creador. Con esta descripción, puede recibir nuevos Kelim para poder recibir abundancia de alegría, porque el Creador lo ayudó.

No obstante, debemos saber que cuando una persona le pide al Creador que lo acerque a Su trabajo, lo que significa hacer el trabajo sagrado en nombre de los cielos, y entonces la persona piensa que el Creador no escucha su plegaria, y que ya rezó muchas veces, pero es como si el Creador no escuchara su plegaria, resulta ser como Baal HaSulam dijo acerca de eso, que uno debería creer que el hecho de que ahora está rezando al Creador, no debería decir que esto fue por su propio despertar, el rezarle al Creador para que lo acercara. Más bien, incluso antes de venir a rezar, el Creador ya había respondido a su plegaria. Es decir, una persona debe apreciar el hecho de que ahora puede rezarle al Creador; Esto se considera como tener contacto con el Creador. Esto es algo muy importante, y debe estar alegre con el hecho de que el Creador le ha dado el deseo y las ganas de rezarle.

En consecuencia, debemos interpretar lo que dijeron nuestros sabios (Meguilá 29): «Rabí Shimon Bar Yojai dice: ”Ven y ve cuán amados son Israel para el Creador, porque donde sea que se exilien, la Shejiná (Divinidad) está con ellos"». Aquí debe interpretarse que «el exilio de Israel» significa que la cualidad de Israel en una persona se ha alejado del Creador, es decir, que una persona sufre debido a que la cualidad de Israel en él, lo que significa el deseo de Yashar-El (directo al Creador), es decir, que uno debe hacer todo en nombre de los cielos, ese deseo está en el exilio bajo el gobierno de los deseos de las naciones del mundo, y él lo lamenta.

Debemos preguntarnos, ¿por qué específicamente ahora se siente alejado del Creador, mientras que antes de este estado, sentía que estaba lejos de comprar un apartamento más grande o muebles más bonitos? De repente, recibió sufrimiento de una lejanía diferente, está alejado del Creador. La respuesta es que «la Shejiná está con ellos», lo que significa que la Shejiná le dio la sensación de que está lejos del Creador. Este es el significado de: «Antes de orar al Creador, el Creador le da el deseo y las ganas de orar».