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Baal HaSulam / Una Mitzvá

Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)

Una Mitzvá

«Hizo una Mitzvá (precepto), afortunado es por haberse sentenciado a sí mismo y al mundo entero a la balanza del mérito».

El trabajo del Creador y el cumplimiento de las Mitzvot no se realiza salvo en Lishmá (en nombre de la Torá), que significa: darle contento a su Hacedor. Sin embargo, los sabios ya habían instituido el ocuparse de la Torá y las Mitzvot, incluso en Lo Lishmá (no en Su nombre), ya que - «de Lo Lishmá llegará a Lishmá» …

Digo yo: que la primera y única Mitzvá, que será la más segura para la aspiración de llegar a «Lishmá» es, asumir no trabajar para sus propias necesidades, y trabajar en ello solo en la medida indispensable, o sea, exactamente hasta el punto de satisfacer su subsistencia y nada más. Y el resto del tiempo, trabajará para el público con el fin de salvar a los oprimidos y para cualquier criatura en el mundo que necesita salvación y mejoría.

Servir a las criaturas por mandato del Creador

Esta Mitzvá tiene dos virtudes:

Una, que cada uno entienda que trabaja porque este trabajo es aprobado y aceptado por todas las personas del mundo.

Y la segunda, porque es posible que esta Mitzvá es la que mejor lo capacita para llegar al cumplimiento de la Torá y las Mitzvot Lishmá, - porque dicha preparación es parte de la meta – ya que, al acostumbrarse a trabajar para las criaturas, pues, se encuentra haciendo para los demás y su bienestar, y no para sí mismo. Y así, paulatinamente, se capacitará para hacer las Mitzvot del Creador con la condición requerida, en beneficio del Creador, y no para su propio beneficio. - Y se entiende que la intención debe ser para el cumplimiento de las Mitzvot del Creador.

La parte de la Torá entre el hombre y su amigo

Hay dos partes en la Torá:

Una, referente a entre el hombre y el Creador.

Y la segunda, referente a entre el hombre y su amigo.

Y yo los insto a ustedes, de todos modos, a dedicarse y asumir lo referente a entre el hombre y su amigo, y con esto, se capacitarán también en lo referente a entre el hombre y el Creador.

Habla, pensamiento, acción

El trabajo, de cualquier tipo que sea, debe incluir: pensamiento, habla y acción.

En cuanto a la parte «práctica» de la única Mitzvá, ya hemos explicado, que el hombre asuma dedicar todo su tiempo libre para el beneficio de las criaturas del mundo. Y el asunto del «pensamiento» es esencial en esta Mitzvá, más que en las Mitzvot referentes a entre el hombre y el Creador, ya que, en las Mitzvot entre el hombre y el Creador, el «acto» en sí ya demuestra la intención, que es en beneficio de su Hacedor, porque no hay ningún lugar para dicho acto, aparte de Él.

Pero en aquellos entre el hombre y su amigo, que son justificados por sí mismos, debido a la conciencia humana que obliga a realizarlos. Pero si los haría desde ese punto de vista, pues, obviamente no ha hecho nada. Es decir, que esos actos no lo acercarán al Creador y al trabajo verdadero de Lishmá. Por lo tanto, cada uno debe pensar que está haciendo todo esto solamente para darle contento a su Hacedor y para asemejarse a sus formas: así como Él es misericordioso, también yo soy misericordioso, así como Él siempre imparte el bien, yo también, etc. Y esta semejanza junto con las buenas obras lo acercarán al Creador, de modo que su forma se igualará a la espiritualidad y a la santidad, y llegará a ser como una materia de sello, apto para la recepción de la verdadera abundancia Superior.

Y el asunto del «habla» es la plegaria en la boca, durante el trabajo y en horarios fijos, que el Creador le conceda convertir su corazón «de recepción a otorgamiento», así como meditar en la Torá y en los asuntos que conducen a ello.

Darle contento a su Hacedor de forma inconsciente

Nunca se debe tener la esperanza que llegará el tiempo en que se encuentre la solución, para que puedan comenzar el trabajo del Creador desde «Lishmá», sino que -tal como antes también ahora y en el futuro- cada trabajador del Creador debe comenzar el trabajo «a partir de Lo Lishmá», que de ahí vendrá a «Lishmá». Y la forma de llegar a ese grado no está limitada por el tiempo, sino por sus calificadores y por la medida de su dominio sobre su corazón. Y por ello, muchos cayeron y caerán víctimas en el campo del trabajo de «Lo Lishmá» y morirán sin sabiduría. Y aun así, su recompensa es muy grande porque la mente humana no es capaz de apreciar el verdadero mérito y valor de darle contento a su Hacedor. E incluso el que lo hace, no con esta condición, de todos modos, como no es digno de otra forma, igual le da contento a su Hacedor. Y a esto se le llama de forma inconsciente.

Verdad profética en una mensura corporal

Dado que es una certeza absoluta, por lo tanto, la abundancia profética debe ser recibida en aquellas combinaciones de letras adaptadas completamente para el espíritu de los principiantes, o sea, que su beneficio sea revelado a los intereses propios de su generación, porque solo entonces, está garantizado que la palabra del Creador sea aceptada por la generación a modo de «Lo Lishmá», pues el Creador no los ha preparado de otra forma, como se ha dicho antes. Y por ello, esa es la señal de un verdadero profeta cuya profecía está muy adaptada al beneficio del éxito corporal de sus contemporáneos, como está escrito: «Y ¿qué nación es tan grande que tenga estatutos y ordenanzas tan justos como toda esta Torá que yo presento hoy ante ustedes?». Porque la proximidad del éxito corporal validará su veracidad, pues, al fin y al cabo, esta es definitivamente su puerta de entrada, como dijimos antes.

La obligación de cumplir 613 Mitzvot (Preceptos)

Las 613 Mitzvot consideradas los nombres sagrados se refieren a la Providencia particular para todo aquel que se acerca a la recepción de la abundancia Divina, que uno debe pasar por todos estos ordenamientos sin una sola excepción. Y por ello, los íntegros los persiguen con toda su fuerza y alma, para cumplirlos hasta sus ramas materiales como está escrito «En cualquier lugar donde yo haga recordar Mi nombre vendré a ti y te bendeciré».

La sabiduría de la verdad

Los antiguos sabios eligieron para sí mismos un sendero individual, y yo opté por el sendero general, porque en mi opinión, es más adecuado para el asunto Divino, vestirlo con combinaciones de letras eternas que nunca cambiarán. Quiero decir que, aunque experimenten éxito corporal tampoco cambiarán, en ningún tiempo ni lugar. Por eso, mis palabras son limitadas.

Por dicha razón, me vi forzado a expresar también la espiritualidad de manera general, pero en cambio, opté por esclarecer todos los detalles y combinaciones espirituales hasta el último detalle, los cuales no tienen ningún otro origen ni otra fuente más que esta generalidad, o sea, la pureza de la Cabalá. Y al esclarecer los detalles espirituales sin revestirlos en combinaciones materiales, esto será de gran beneficio para el desarrollo del alcance. Y esta sabiduría se llama «la sabiduría de la verdad».

La profecía

En la profecía no ocurrirá ni error ni mentira, porque ¿cómo caerá un error en la Luz de la verdad proveniente del Creador? Sino que, ciertamente, como la lluvia y la nieve que caen del cielo a la tierra y no regresarán allí hasta que no cumplan exitosamente su misión. Aun así, hay una distinción en el receptor, o sea, en la tierra, porque la tierra que fue preparada mediante el clareo y el arado y demás, es capaz de recibir mejor que la tierra que no fue preparada. Todo depende de la preparación.

Asimismo, seguro que hay distinciones, al menos entre los profetas receptores, que no hay uno que tenga exactamente el mismo nivel que el otro, donde esta grandeza y pequeñez se discierne de acuerdo a la preparación de ese profeta. Y he aquí, el menor de nivel, debido a la falta de una buena preparación, perderá inevitablemente alguna desviación durante el otorgamiento de la Luz hacia él, sobre él se podría haber dicho que la Luz de la profecía no recibe errores, como dijimos antes, pero su pequeñez le provoca una multiplicidad de combinaciones de letras que es una multiplicidad de conductos y vasijas, hasta que le llegue la profecía hasta su alcance.

El éxito profético, es la rapidez

A pesar de que, al final, se revela toda la verdad de la profecía, con su éxito deseable, aun así, el profeta de nivel menor, les produjo un camino prolongado a la gente a quienes fue enviado con su profecía. Por el contrario, el de mayor nivel, cuya preparación es más completa, pues, no le ocurrirá ninguna desviación cuando recibe la profecía del Creador, y por lo tanto, no aumentará conductos ni vasijas y por eso, su profecía es clara, concisa y aceptada fácil y rápidamente por aquellos a quienes él fue enviado.

Es posible que el de menor nivel tenga más éxito que el de mayor

A parte de lo dicho, es posible que el menor de los profetas tenga mayor éxito con su profecía, en cuanto a la rapidez mencionada, que el más grande profeta entre todos los profetas, porque se apoya en las revelaciones de los profetas anteriores que le pavimentaron el camino. Y obviamente depende también del desarrollo de los oyentes de su profecía, porque para locuciones breves y claras, se necesita una generación más desarrollada que sean aptos para entenderlo. Y por estas dos adiciones, si se las adjunta al de menor nivel, éste podrá tener mucho más éxito que el mayor.

El secreto de la profecía de las generaciones

A pesar de que nuestro maestro Moshé (Moisés) recibió la Torá y las leyes para todas las generaciones, hasta el punto en que ningún profeta tiene el derecho de renovar nada, aun así, su profecía se le dio solo por un tiempo. Y a esto da testimonio el escrito: «El Creador tu Dios te levantará, de en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él escucharán». Y si la profecía de Moshé hubiera sido suficiente para toda eternidad, ¿para qué tenía el Creador que levantar otros profetas como él? Sino que obviamente, su profecía no sirve más que para un tiempo determinado, y cuando se acaba el tiempo, el Creador envía otro profeta para continuar y completar el deseo del Creador.

Solo que este profeta, ciertamente, no tiene el derecho de renovar ni restar nada. Ya que, si lo hiciera, significaría una falta en el profeta que le precedió, Dios no lo permita. Y la palabra del Creador es siempre plena como está escrito: «Yo soy el primero y yo soy el último». Sino que toda su función es extender la misma profecía hacia aquellas generaciones que ya no son dignas de recibir del primero.

Y el último profeta es el Mesías, es decir, el que completa a todos, aunque ciertamente, él tampoco tiene permiso de añadir ni restar. Solo que su éxito será mayor, para que toda la generación sea apta para recibir sus palabras y serán completadas por él. Y esto se debe a las dos razones mencionadas, o por causa de la grandeza de ellos, o por causa de sus contemporáneos, o por causa de ambas.

Lo principal del éxito profético

Lo principal del éxito profético, es extender la Luz superior hasta los moradores de abajo. Y aquel que logra bajarla más abajo, es el más exitoso. Y «arriba» y «abajo» se disciernen por el espíritu y el beneficio corporal, porque la corporalidad alcanzada mediante la profecía, es el punto que les da un aferramiento a las personas del mundo. Y es sabido que el principal punto focal en el trabajo del Creador, es el primer aferramiento.

Fuerza general y fuerza particular

Su particularidad es la unificación del Creador con Su Shejiná (Divinidad). La fuerza particular es la prohibición de recepción hasta la mínima medida. La fuerza general es el aumento de otorgamiento hasta: «Con toda su fuerza y su alma».