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Rabash / ¿Qué es "El que se profana a sí mismo, lo profanan desde arriba", en el trabajo?

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

¿Qué es «El que se profana a sí mismo, lo profanan desde arriba», en el trabajo?

Artículo 26, 1989

Está escrito en el Zóhar (BeHaalotja, Punto 67): «¿Qué es “en un camino lejano”? Es porque el hombre que se profana a sí mismo, lo profanan desde arriba. Por lo tanto, él está en un camino lejano desde ese lugar y del camino al que se aferra la semilla de Israel, porque se ha aferrado a un camino lejano, se ha alejado de acercarse a ti, Israel, refiriéndose a la Sitra Ajra (el otro lado) que está lejos de la Kedushá (santidad). Rabí Itzjak dijo: «Está escrito: “Si está profanado por un alma o en un camino lejano. Esto significa que son dos cosas”. Rabí Yosi dijo: “Aquí, cuando dice ‘profanado por un alma’, significa antes de que lo contaminen desde arriba. Y aquí, cuando dice ‘En un camino lejano’, significa que es después de que uno ha sido profanado arriba y cayó a un camino lejano, que es la Sitra Ajra”. Esto significa que, en ambos, la Kedushá de arriba no estará sobre ellos y no harán Pésaj cuando Israel lo haga».

También en el Zóhar (BaHar, Punto 46), dice: «“Su reinado gobierna sobre todo”. Por esta razón, la Shejiná (Divinidad) se llama “Una ofrenda al Señor”, “Una ofrenda quemada al Señor”. Todo debe ser sacrificado al Señor y a Su Shejiná. Después, la Shejiná imparte a todos, como está escrito: «“Y da presas a su hogar”. Incluso alimentos para animales, e incluso para perros, ella imparte todo, para cumplir: “Y Su reinado gobierna sobre todo”».

Deberíamos entender por qué alguien que se profana a sí mismo, lo profanan desde arriba. ¿Por qué es culpa del hombre que lo profanen desde arriba? ¿Por qué es castigado con no poder hacer Pésaj, ya que según El Zóhar es el significado de las palabras, “Si es profanado por un alma o en un camino lejano”? Él es “profanado por un alma” es antes de ser profanado desde arriba, y “En un camino lejano” después de haber sido profanado desde arriba, y tampoco hará Pésaj cuando Israel lo haga.

Deberíamos entender esto. Si se ha profanado a sí mismo, ya no puede hacer la ofrenda de Pésaj, entonces, ¿con qué propósito lo profanan desde arriba? Además, ¿por qué lo profanan desde arriba si él no es culpable por la Tumá (impureza / profano) que se hace desde arriba?

Por lo tanto, debemos entender lo siguiente:

1) ¿Con qué propósito lo profanan desde arriba si no puede hacer la ofrenda de Pésaj porque es impuro?

2) ¿Por qué lo profanan, ya que la elección es algo que hace la persona, dado que lo profanan desde arriba, esta Tumá no viene a él por elección?

3) También debemos entender lo que el Zóhar escribe sobre el verso: «Su reinado gobierna sobre todo», que la Shejiná (Divinidad) imparte alimentos a todos, a animales y bestias, e incluso a perros y burros, que son las Klipot (cáscaras). ¿Por qué la Shejiná debe proporcionarles alimentos, ya que son sus adversarios y enemigos de los Kedushá?

Para entender lo anterior, primero debemos saber qué es la Kedushá (santidad) y la Tumá (impureza) en el trabajo. En las acciones, Tumá (impureza) y Tahará (pureza) están claras, como está escrito en la Torá o en lo que nuestros sabios agregaron con respecto a Tumá, Kedushá y Tahará. Pero en el trabajo, ¿cuál es el significado de Tumá, Tahará y Kedushá?

Primero, debemos recordar siempre nuestros dos principios que siguen todas las conductas en el mundo, y de las cuales tenemos conductas en el trabajo del Creador, que a menudo parecen estar en oposición entre sí:

1. El propósito de la creación, es Su deseo de hacer el bien a Sus creaciones, por lo cual Él creó en las criaturas deseo y ganas de anhelar placeres. Esto es llamado «Deseo de recibir para sí mismo». Todas las creaciones, que se llaman «Existencia a partir de la ausencia», surgieron con esta naturaleza, es decir, con este deseo que se creó, que se considera una carencia que las criaturas anhelan satisfacer. Este Kli (vasija) llega a la persona sin trabajo, ya que atribuimos este Kli al Creador, y no tenemos trabajo para expandir el Kli, sino que donde sea que este deseo (vea o sienta) que tiene algún placer para recibir, corre rápidamente allí con todo el entusiasmo. Parece que va a satisfacer el deseo del Creador, es decir, lo que el Creador quiere: Que las criaturas disfruten del placer que Él quiere darles.

2. La corrección de la creación, para no sentir vergüenza por la recepción de los placeres. Se sabe que esto sucede porque cada rama quiere parecerse a su raíz. Por lo tanto, se hizo una corrección que, el hombre desde la perspectiva de su deseo de recibir, quiera hacer concesiones y no recibir ningún placer. En cambio, va a recibir los placeres porque el Creador quiere que las criaturas reciban deleite y placer, ya que este era el propósito de la creación. Entonces no sentirá vergüenza porque ahora hay equivalencia de forma, lo que significa que, como el Creador quiere otorgar, así las criaturas quieren otorgarle, para que Él disfrute de eso como: «Él dijo, y se hizo Su voluntad», y solo por eso quieren recibir deleite y placer.

Sin embargo, este Kli, llamado «recibir con el fin de otorgar», es todo lo contrario al Kli llamado «deseo de recibir para uno mismo» que atribuimos al Creador, quien lo creó como existencia a partir de la ausencia. Por lo tanto, si queremos trabajar solo en beneficio del Creador y no en beneficio propio, es un trabajo duro, ya que debemos luchar contra el Kli que el Creador creó.

De este trabajo surgen todas las carencias que conocemos, como la salida de las luces, la ruptura de las vasijas, la Kedushá, la Tumá, la Sitra Ajra (el otro lado) y las Klipot. Además, todos los nombres que vemos explicados en el Zóhar y en los libros de Cabalá, se extienden solo desde la corrección de la creación.

Esto es así porque atribuimos los Kelim de la corrección de la creación a las criaturas, como está escrito al comienzo del Árbol de la Vida, y como él explica en El Estudio de las Diez Sefirot, que el primer deseo de recibir, llamado Maljut de Ein Sof, dijo que no quiere recibir con el fin de recibir, sino con el fin de otorgar.

Naturalmente, si queremos ir en contra de la naturaleza que creó el Creador, que es un asunto opuesto, nos llega por medio de un duro trabajo. En los mundos superiores, esto provocó la salida de las luces y la ruptura de las vasijas, y luego surgieron las Klipot y se hizo la distancia entre la Kedushá y la Tumá (impureza).

La Kedushá se llama «equivalencia de forma». Este es el significado de la Dvekut (adhesión), como está escrito: «Serán santos porque Yo soy santo». Esto significa que así como el Creador solo quiere hacer el bien a Sus creaciones, las criaturas también deberían estar en un grado de querer hacer el bien al Creador y no a sí mismas.

De esto se deduce, que antes de lograr la corrección de la creación y mientras todavía estemos inmersos en el amor propio, una persona no puede recibir el deleite y placer, y la restricción y la ocultación que ocurrieron están en él. Es decir, debemos decir que todas las ocultaciones que sufrimos se deben a que ese es el orden de las correcciones, que por esto, todas las criaturas llegarán al final de la corrección, lo que significa que todos los Kelim que surgieron con la cualidad de recibir para sí mismos serán corregidos con el fin de otorgar, naturalmente, podrán recibir el deleite y placer. De ello se deduce que, al final de la corrección, ya no será necesario el Tzimtzum y el ocultamiento. Este es el significado de las palabras, «Y tu Maestro ya no se esconderá a Sí mismo».

Resulta que la lejanía y la cercanía son que, si una persona hace todo con el fin de otorgar, está en un estado de cercanía a la Kedushá, como se dijo: «Serás santo». Si hace todo por su propio beneficio, está en un estado de lejanía de la Kedushá.

En consecuencia, deberíamos preguntarnos, si el deleite y placer no pueden iluminar en vasijas de recepción debido al Tzimtzum que tuvo lugar, ¿cómo podrán subsistir los seres creados en el mundo antes de que se corrijan sus vasijas de otorgamiento? ¿De dónde pueden obtener placer las criaturas?, porque sin placer, es imposible vivir, ya que ese fue el orden de la creación.

Por lo tanto, aprendemos que inmediatamente después del Tzimtzum, cuando fue la salida de la luz, los Reshimot (registros) permanecieron para sostener a los Kelim. Los primeros Kelim de los que salió la luz se llaman Kelim de Igulim (vasijas de círculos), y el Reshimó (registro) que quedó de la luz sostiene a los Kelim. Sin embargo, esto solo se puede decir sobre los Kelim de la Kedushá, como se explicó que en los Partzufim de Adam Kadmón los Reshimot permanecieron en los Kelim después de la salida de las luces.

Por el contrario, en el mundo de Nekudim, donde los Kelim cayeron a las Klipot después de la salida de las luces, aprendemos que los Reshimot permanecieron en el lugar de Atzilut, ya que los Reshimot que son partes de la luz, no pueden ingresar a las Klipot. Por el contrario, solo chispas cayeron en los Kelim para sostenerlos. Es decir, los Kelim que cayeron en las Klipot, y toda su vitalidad, es solo debido a las chispas de la Kedushá que cayeron en ellas. De esto proviene toda la vitalidad de las Klipot, como interpreta el Arí, solo una «Luz delgada», llamada «Luz muy delgada» en comparación con lo que se encuentra en la Kedushá, es toda la vitalidad que cayó en el mundo corporal.

En otras palabras, toda la vida y los placeres corporales que todo el mundo persigue para obtener, porque sienten que esta es toda su vida, no son más que una luz muy delgada en comparación con los placeres espirituales, y en los placeres espirituales estaba la intención de hacer el bien a Sus creaciones, llamado «El propósito de la creación».

Con esto entenderemos por qué la Kedushá debe alimentar a las Klipot, porque de lo contrario no podrán existir, ya que el deseo de hacer el bien a Sus creaciones hace que, si las criaturas no tienen deleite ni placer, no tienen derecho de existir y deben morir. Debido a que el hombre nace con una naturaleza inherente para recibir solo por su propio bien, está bajo el control de las Klipot. En ese momento, es imposible recibir vitalidad de la Kedushá. Por lo tanto, incluso cuando comienza a dedicarse a la Torá y Mitzvot, debe comenzar en Lo Lishmá (no en Su nombre), ¿o de dónde tendrá vida? Por lo tanto, la Kedushá le da alimentos a las Klipot para que tengan vitalidad y alimentos de las Klipot, que sustentan a las criaturas mientras están bajo su control.

Solo por medio de la luz que hay la Torá y las Mitzvot que lo reforma, es decir, cuando alcanzan Lishmá (en nombre de la Torá), es decir, cuando pueden realizar acciones de otorgamiento, entonces el ocultamiento llamado Tzimtzum se retira de ellos. Entonces, pueden recibir su vitalidad de la Kedushá, donde se revelan los verdaderos placeres, y no tal como los recibieron, solo una «Luz delgada» de Kedushá, sino una luz verdaderamente de Kedushá.

Con esto entenderemos lo que preguntamos acerca de lo que dice El Zóhar: «Y Su reinado gobierna sobre todo», que la Shejiná imparte alimentos a todos, a los animales, las bestias e incluso a los perros y burros, que son las Klipot. Debemos entender con qué necesidad la Shejiná debería sostenerlos.

Como es imposible subsistir sin luz y placer, y no hay otro poder en el mundo que pueda sostenerlos, como está escrito: «No hay nada más aparte de Él», por lo tanto, la Shejiná los sostiene y les da alimento para sostenerlos. La Shejiná imparte los alimentos a cada uno según su grado, como él dice: «Aunque todas las ofrendas son para el Señor, de ellas se les da a los perros, que son las ofrendas descalificadas que él le da a SAM, que se llama perro, y algunas de ellos son como “Ángeles ministeriales” y algunas de ellos son como “Humanos“».

Esto significa que la Shejiná imparte alimentos a cada uno según su cualidad. Hay personas que son como «humanos», hay quienes son como «bestias puras», y hay quienes son como «perros». La Shejiná imparte alimentos a todos. Sin embargo, de acuerdo con los esfuerzos que uno hace para ascender en los peldaños de la Kedushá, así es la abundancia que recibe. Es decir, si una persona llega a un punto en el que su único placer es servir al Rey, recibe abundancia adecuada para la Kedushá. Si el hombre puede trabajar solo para recibir para sí mismo, recibe de acuerdo con su mérito.

Por esta razón, aquellos que desean caminar en el camino de la verdad, pero no pueden sobreponerse al deseo de recibir para uno mismo, sino que quieren alimentos para poder sobreponerse, reciben de la Kedushá, que se llama «La luz en ella lo reforma». Reciben alimentos según su preparación. Es decir, reciben vitalidad al poder realizar actos de otorgamiento.

Por el contrario, aquellos que todavía están como «perros», como está escrito en el Zóhar, que aúllan como perros Hav-Hav (dame, dame), deben recibir vitalidad dentro de las vasijas de beneficio propio.

Esto no es así con aquellas personas que quieren salir del amor propio. A veces reciben alimentos, lo que significa, vitalidad de querer hacer con el fin otorgar, pero cuando no aprecian los alimentos que reciben con las vasijas de otorgamiento, se les da una pasión que anhelan y comienzan a pensar en el placer de la pasión. En ese momento se olvidan por completo del trabajo espiritual y reciben un descenso inmediato hasta que ya no sienten la situación en la que se encuentran. En verdad, están en un estado de inconsciencia, lo que significa que no reconocen que existe la cuestión de la espiritualidad, en la que previamente se comprometieron con todo el corazón, pero de repente se han olvidado por completo de esto.

Finalmente, se recuperan y comienzan a sentir que están en descenso. Sin embargo, es como si hubieran tenido un accidente de tránsito y se hubieran quedado inconscientes. Cuando se recuperan, ven que están en un hospital.

Del mismo modo, una persona que estaba yendo en el camino hacia con el fin de otorgar fue repentinamente golpeada por una pasión, que entró en su corazón y quedó inconsciente, es decir, cayó en el mundo corporal. Después de un tiempo, se recupera, lo que significa que escuchó un llamado desde arriba de que él no está bien.

La cuestión de la pasión no es lo mismo para todos. A veces, una persona se encuentra con el pensamiento de que sería mejor para él trabajar por su propio beneficio y no en nombre de los cielos. Cuando este pensamiento lo golpea, se llama un «Accidente de tránsito», si no vio el peligro de antemano, mientras todavía tuvo tiempo de superar el pensamiento para que no entrara en su corazón. Sin embargo, la forma de la pasión no es la misma para todos. En cada persona, la pasión se viste de una forma diferente. Incluso dentro de la misma persona, no todos los tiempos son iguales, y cada vez, la pasión se viste en una persona de una manera diferente, todo de acuerdo con el tiempo.

La pasión se parece a un cebo. Cuando van a pescar, toman la caña y le cuelgan un animal o un trozo de carne. Cuando el pez ve la carne, ve el placer que puede recibir de ella. Y cuando ve el placer, no tiene otros pensamientos, y luego no puede concebir eso, es decir, que si muerde el cebo, morirá, ya que el hombre lo sacará del agua para que muera. En ese momento, no tenía interés en pensar en esto.

Del mismo modo, cuando una persona ve alguna pasión, es un cebo que lo atrae a recibir esta pasión, y luego no tiene tiempo para pensar que con esto morirá en el sentido espiritual, que todo el trabajo que pensó que debía hacerse por el bien del Creador, cuando mira la pasión, es un cebo que lo saca del agua espiritual donde vivía. Y tan pronto como es sacado del agua espiritual, muere en espiritualidad y permanece inconsciente. En otras palabras, no es consciente de que ya ha muerto en espiritualidad porque ni siquiera recuerda que hay espiritualidad en el mundo, y se olvida de todo.

Sin embargo, después, la recuperación llega a él desde arriba, y ve que ahora está en un estado de descenso. Es decir, durante el ascenso, miró todas las pasiones como algo separado de él, lo que significa que no se sintió atraído por ellas. Sintió que tenía en el corazón una fuerza de rechazo que ni siquiera quería pensar en ellas. Pero de repente, recibe una relación directa con ellas, lo que significa que se acercan a su mente y sentimiento, hasta el punto de que cuando se recupera, no comprende cómo se creó la relación entre ellos.

Sin embargo, hay una regla: «Cuando el superior desciende al lugar del inferior, se vuelve como él». Es decir, se vuelven aparentemente juntos, sin ninguna distancia entre ellos, como lo había mientras el superior estaba en Su lugar arriba. Del mismo modo, cuando el inferior asciende al lugar del superior, recibe una relación común, como si siempre hubiera estado en el lugar del superior. Él recibe distancia del estado del inferior de acuerdo con la regla: «Cuando el inferior asciende al lugar del superior, se vuelve como Él».

De ello se deduce que este cebo es similar a la «visión». La «visión» no es necesariamente con los ojos. Más bien, «visión» es también el pensamiento, es decir, la visión de la mente. En otras palabras, si surge algún pensamiento pecaminoso ya sea en la mente o en el corazón, y hay una regla que «El ojo ve y el corazón codicia», entonces al verlo ciertamente vendrá a codiciar. Y aunque una persona no puede ser considerada responsable de ver, es decir, cuando un pensamiento llega a una persona, ¿por qué es su culpa?, o cuando de repente ve con los ojos, ¿qué puede hacer?

Baal HaSulam lo explicó, preguntando sobre lo que dijeron nuestros sabios: «Una persona no peca a menos que un espíritu de necedad haya entrado en él» (Sotah 3). Él preguntó: ¿Por qué dejan que entre en él un espíritu de necedad para que peque? Si el espíritu de necedad no hubiera entrado en él, no habría pecado. Entonces, ¿por qué es culpa del hombre que un espíritu de necedad haya entrado en él? Él respondió que hay una regla, que «El ojo ve y el corazón codicia». De esto se deduce que, aunque ver no es culpa del hombre, pero si no se arrepiente de ver, aunque esto es como un error, debe llegar a codiciar, y codiciar ya es un pecado.

Resulta que, el hecho de que un espíritu de necedad haya entrado en él es una gran corrección para la persona, por lo que no dañará tanto a la Kedushá, ya que, durante el pecado, ya no siente la importancia de la Kedushá porque el espíritu de necedad ya está en él, y naturalmente, la Kedushá escapa de él. Es decir, si se hubiera arrepentido del error de inmediato, no habría llegado a un pecado real, que es la codicia. Y si no se arrepiente, viene el espíritu de necedad.

Ahora podemos entender lo que preguntamos, ¿por qué cuando el hombre se profana a sí mismo, lo profanan desde arriba, como dice el Zóhar sobre el versículo: «Si se profana por un alma o en un camino lejano»? La respuesta es, porque se profanó en el trabajo. Deberíamos interpretar, es decir, en la visión. Si se profanó a sí mismo y no se arrepintió, deben profanarlo desde arriba, lo que significa que dejan que entre un espíritu de necedad en él.

Esto es en beneficio del hombre, porque cuando uno trabaja sin razón, es como si trabajara sin intención de pecar, ya que no tiene ninguna razón por la que podamos decir que actuó deliberadamente. Por lo tanto, en eso que lo profanan desde arriba es una corrección, y naturalmente, no hay duda de por qué lo profanan, ya que con esto le hacen un favor. Naturalmente, si se profanó solo al ver, lo cual sin duda se considera un error, y más aún, después, cuando se profanó por medio la codicia, ya muestra que no están cerca de la Kedushá.

Aunque ver fue por error, aun así, todavía no había un espíritu de necedad en él, pero al momento de la codicia, él ya tenía el espíritu de necedad. Aunque podríamos cuestionar que, cuando lo profanan desde arriba, se encuentran dos cosas en él, ver y codiciar. Quizás quiera decir que incluso cuando tenía una sola cosa, tampoco era digno de acercarse.