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Rabash / ¿Por qué hay cuatro preguntas específicamente en la noche de Pésaj?

Baruj Shalom HaLevi Ashlag (Rabash)

¿Por qué hay cuatro preguntas específicamente en la noche de Pésaj?

Artículo 22, 1989

Es lógico pensar, como vemos, ¿cuándo uno hace preguntas? Cuando uno es carente pregunta, por qué tiene que sufrir por no tener lo que entiende que le falta. Él llega al creador con reclamos y demandas y pregunta: «¿Por qué tengo que padecer sufrimientos?» Pero cuando la persona tiene abundancia, qué preguntas hay allí para hacer cuando siente que es libre, que no está esclavizado por nada, que sienta que lo que él hace no le causa dolor, dándole espacio para preguntar: «¿Por qué?»

Por lo tanto, debemos entender por qué hacemos preguntas específicamente en la noche de Pésaj, que es la fiesta de la libertad. También, son llamadas «cuatro preguntas», es decir, cuatro veces «¿por qué?», precisamente cuando no le falta nada.

De acuerdo con lo que dice el Arí, la noche Pésaj es más completa que la víspera de Shabat (sábado). Dice que en la víspera de Shabat hay un ascenso de Maljut a Mojin de Neshamá, pero en la noche de Pésaj, hay un ascenso de Maljut a Mojin de Jayá, como en el día de Shabat (ver Shaar HaKavanot). Por lo tanto, debemos entender por qué hacemos preguntas, específicamente, en un momento de completitud. Ciertamente, hay muchas respuestas a esto, y vamos a interpretar esto en el trabajo.

Se sabe que el trabajo que se nos dio en Torá y Mitzvot (preceptos) es para que a través de estos nos corrijamos para ser dignos de recibir el deleite y el placer, ya que para esto el hombre fue creado, como es sabido que el propósito de la creación es hacer el bien a Sus creaciones. Sin embargo, para evitar la vergüenza sobre la recepción de placeres, pues cada rama desea parecerse a su raíz, y dado que la raíz otorga a las criaturas, hay disparidad de forma entre el otorgante y el receptor, lo que nos causa vergüenza.

Por lo tanto, para corregirlo, un Tzimtzum (restricción) y la ocultación fueron colocadas sobre la Providencia superior. De este modo, a través del Tzimtzum y la ocultación, se forma un lugar en el cual estamos tan lejos del Creador que nos hace tener muy poca comprensión de Su guía sobre Sus creaciones. Está escrito acerca de esto en la «Introducción al Estudio de las Diez Sefirot» (Artículos 42-43), donde dice que si la Providencia fuera revelada, y por un instante, cualquiera que coma algo prohibido al instante se ahogaría, y el que lleva a cabo una Mitzvá (precepto) descubriría inmediatamente un deleite maravilloso en ella, similarmente con los placeres más grandes de nuestro mundo corporal, ¿qué tonto seria considerar probar algo prohibido cuando sabe que podría inmediatamente perder su vida, o esperar a recibir un gran placer corporal cuando esta llega a su mano? Por lo tanto, el Tzimtzum y la ocultación, se hicieron para corregir el asunto de la vergüenza, esto nos causa todos los esfuerzos y la lejanía del Creador.

De ello se desprende que el Tzimtzum y la ocultación se hicieron para beneficiar al inferior. Así, no hay sentido en preguntar por la Providencia, «¿Por qué el Creador nos trata así como vemos con nuestros ojos, como si no viéramos el bien y sufrimos el exilio, la pobreza, y así sucesivamente?» En otras palabras, todo el mundo se queja de por qué el Creador se comporta con una guía no revelada ante nuestros ojos, y esto es únicamente el bien.

Por esta razón, está prohibido calumniar Su guía y la forma en que se comporta con las criaturas. En vez, debemos creer con fe por encima de la razón que esto debería ser precisamente así como lo vemos con nuestros ojos. Y, en cuanto a lo que sentimos, debemos caminar en los caminos de la Torá, como los sabios nos instruyeron de cómo comportarse con todos estos sentimientos que sentimos, y qué decir de ellos con fe por encima la razón: «Tienen ojos y no verán», como está escrito en el artículo de 1943.

Se sabe que existe una prohibición en difamar. Sin embargo, se piensa comúnmente que la calumnia, la cual es muy mala, es entre el hombre y su amigo. Pero en realidad, la difamación es, principalmente, entre el hombre y el Creador, como está escrito (Shemot Rabá, Capítulo 3, 12): «Moshé atrapó el acto de la serpiente, quien calumnió a su Creador, como se dijo: “Porque Dios sabe muy bien que el día que comáis de él, vuestros ojos se abrirán y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal”».

Con las indicaciones anteriores, podemos ver por qué la calumnia es peor que otras cosas. Se debe que la calumnia principalmente viene de la serpiente, que calumnió al Creador y le dijo: «El Creador les ordenó que no comieran del árbol del conocimiento, únicamente para mantenerlo en ocultación y escondido». La serpiente le dijo acerca de esto: «No deberían obedecer lo que Él dijo, que el árbol del conocimiento debe permanecer oculto a los inferiores». En vez, su argumento fue que todo debería estar revelado.

Esta fue la calumnia de la serpiente. De ello se desprende que habló de la Providencia, que la conducta del Creador hacia las criaturas con una providencia no revelada, eso estaba mal. Pero, en verdad, la ocultación es solo para que las criaturas puedan recibir el deleite y el placer sin la vergüenza. Esto solo puede ser solo por medio de que las criaturas reciban todo en nombre de los cielos, lo que significa que toda la recepción sea solo con el fin de otorgar.

De ello se desprende que la difamación de la serpiente no es algo específico. Más bien, habló sobre toda la corrección que se ejecuta en Maljut para que los inferiores, que se extienden desde ella, puedan alcanzar la Dvekut (adhesión), llamada «equivalencia de forma», con esto habría una corrección que permite que puedan recibir el deleite y el placer sin nada desagradable, llamada «vergüenza».

Debido a esta corrección, se nos dio la Torá y las Mitzvot por las cuales podemos salir del amor propio, que es la separación del Creador, y alcanzar la equivalencia de forma, como dijeron nuestros sabios: «He creado la inclinación al mal, he creado la Torá como condimento». De acuerdo con la calumnia de la serpiente, de que debería haber Providencia revelada, es decir, todo será revelado, a pesar de que el Creador le dijo explícitamente a Adam: «Del árbol del conocimiento no comerás». Sino que, este discernimiento debe ser cubierto y solo al final de la corrección será posible iluminar este discernimiento. Acerca de esto, también, la serpiente le dijo que no obedeciera al Creador.

En otras palabras, no es que el Creador hizo que la providencia del Creador sobre las criaturas de Bueno y hace el bien, esté oculta, para el beneficio de Adam sino por otras razones. Resulta que la difamación de la serpiente fue algo general, lo que significa que dijo que todas las correcciones que deberíamos hacer con el poder de la Torá y las Mitzvot no son necesarias para el hombre.

Esta es la razón por la cual la calumnia es la más grave de todas las prohibiciones, ya que abarca la totalidad de la Torá. En otras palabras, con esta injuria, todas las correcciones que se hicieron no pueden ser corregidas. Por lo tanto, puesto que es muy grave entre el hombre y el Creador, la prohibición, entre el hombre y su amigo también es un asunto grave, también, como dijimos acerca de «ama a tu prójimo como a ti mismo», que Rabí Akiva dijo que es la gran regla de la Torá.

De ello se desprende que quien calumnia, actúa de forma opuesta a la regla de: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Entonces, la calumnia entre un hombre y otro es también una regla general. Es por esto que esta prohibición es tan grave.

Con lo anterior, podemos interpretar lo que nuestros sabios dijeron (Sanhedrín 38): «Dijo Rabí Yehuda: “Rabí dijo: 'Adam HaRishón era hereje'. Y Rashi explica: “'Era hereje' significa que se inclinaba hacia la idolatría'”».

Esto es muy difícil de entender, si Adam HaRishón habló con el Creador. ¿Cómo puede alguien que habla con el Creador ser hereje, que su corazón se inclinara hacia la idolatría? Después de todo, el Creador le habló, así que ¿cómo puede estar equivocado hasta el punto de que su corazón se inclinó hacia la idolatría?

Como dijimos anteriormente, el Creador le dijo que el árbol del conocimiento debe estar en ocultación y no debe ser revelado antes del final de la corrección. Cuando la serpiente vino a él y le dijo que no obedeciera al Creador, que este gran placer estaba en el árbol del conocimiento, el cual el Creador lo ocultó de él, tomó en serio la calumnia de la serpiente. Esto es llamado que «era hereje».

Rashi interpreta que su corazón se inclinó hacia la idolatría, lo que significa que su corazón se inclinó hacia lo que la serpiente le dijo, que sería mejor si hubiera Providencia revelada en el mundo, así como la serpiente le aconsejó. Esto se conoce como «hereje», alguien que no le gusta Su gobierno. Esto significa que él cree que, de acuerdo con el consejo de la serpiente, que si el árbol del conocimiento fuera revelado y que hubiera Providencia revelada, entonces habrían muchos trabajadores en el trabajo de santidad, por la razón anterior, que todo el mundo podría observar la Torá y las Mitzvot, porque todo sería vestido dentro del intelecto, dentro de la razón, y no que todo deba estar por encima de la razón.

En otras palabras, el árbol del conocimiento significa que todo es revelado dentro de la razón, y en esto fue el mandamiento de abstenerse de comer. Es decir, nuestro trabajo con respecto al Creador debe estar por encima de la razón y no dentro de la razón, aunque es razonable pensar que si todo estuviese vestido dentro de la razón, los trabajadores del Creador proliferarían.

Este es el significado de la calumnia de la serpiente, la cual habló mal de la Providencia. Puesto que el Creador hizo que el trabajo del Creador fuera con fe por encima de la razón, esto no significa que el Creador podría hacer todo dentro de la razón. En vez, tenemos que creer, a pesar de que no entendamos, que esta guía es la mejor.

Y así dijo Baal HaSulam, que el Creador eligió el camino de la fe por encima de la razón porque el Creador sabe que es la forma más exitosa para los inferiores de alcanzar la meta llamada «Dvekut con el Creador», que es la equivalencia de forma, llamada «recibir con el fin de otorgar».

Aunque el pecado del árbol del conocimiento se relaciona con altos grados, que es el secreto de la Luz del final de la corrección, como se explica en la «Introducción al Libro Panim Masbirot», en lo que respecta a nuestro trabajo, debemos interpretar que aquel que calumnia la Providencia, diciendo que él no quiere creer que Su guía sobre las criaturas es en forma del Bueno y hace el bien, y que es así para creer por encima de la razón.

Sin embargo, la persona dice: «Si hubiera Providencia revelada, si pudiera ver con mi mente que el Creador imparte a todas las creaciones como Bueno y hace el bien, y si fuera dentro de la razón, únicamente de esta manera podría ser capaz de observar la Torá y las Mitzvot». Esto viene por causa del pecado del árbol del conocimiento, que un hombre quiere ir, específicamente, dentro de la razón y no creer por encima de la razón. Por lo tanto, cuando él no cree que Él es Bueno y hace el bien, resulta que, él está calumniando al Creador. La raíz de esto comenzó cuando la serpiente calumnió al Creador ante Adam HaRishón.

La persona que quiere ir dentro de la razón se le llama «el pecado del árbol del conocimiento». Este pecado se presenta en dos formas, en dos preguntas que se extienden de este:

1) La pregunta del Faraón: «¿Quién es el Señor para que yo obedezca a Su voz?», lo que significa que es difícil para él creer cualquier cosa que contradice la mente. Y algo más se extiende de esta, una segunda pregunta: «¿Por qué uno debería trabajar en beneficio del Creador y no en beneficio propio?» En otras palabras, él está preguntando: «¿Qué voy a ganar al trabajar en nombre del Creador y no en beneficio propio?»

Con las indicaciones anteriores, podemos entender lo que vemos, que incluso después de que uno se sobrepone y dice que asume caminar por el camino de la verdad, y comienza a creer en la fe en los sabios, la razón dicta que cada día debería avanzar y seguir adelante. Sin embargo, ve que en realidad es lo contrario: cada día está retrocediendo. Por lo tanto, la razón le hace decir: «Este trabajo de ir en otorgamiento no es para mí. En vez, es un trabajo para unos pocos elegidos». Y él entiende que estaría mejor escapando de la campaña.

Y, ¿qué le dicen? Que debe volver una vez más a ir con fe por encima de la razón y no mirar lo que la razón le obligue hacer. Como está escrito en el ensayo «Fe en Su Rav» (1943), uno no puede ver su verdadero estado. En cambio, debe ir por encima de la razón, y solo de esta manera se puede llegar a la meta y ser recompensados con Dvekut (adhesión) con el Creador.

Sin embargo, debemos entender que es lo que le da a uno, sentir dentro de la razón que está retrocediendo en lugar de avanzar. En otras palabras, ¿para qué propósito uno necesita sentir que está en descenso? ¿Cuál es el beneficio de esto? Vemos que en un estado de ascenso, cuando uno tiene un deseo de espiritualidad y se refiere a los placeres mundanos, los cuales todo el mundo persigue para poder conseguir estos placeres, como si se hubieran creado innecesariamente, lo que significa que sería mejor si el Creador creara todas las creaciones para disfrutar de cosas espirituales.

Por lo tanto, con respecto a estos pensamientos de descensos, ¿qué gana uno por el hecho de que después de cada ascenso desciende? Como resultado, la persona siempre se pregunta: «¿Cuántos ascensos y descensos y quién los necesita? Sería mejor si uno pudiera permanecer en el estado de ascenso».

Pero, la respuesta es que es imposible apreciar algo sin conocer su importancia. En otras palabras, hay una regla de que el placer que la persona obtiene de algo depende de la importancia de ello. A veces a la persona se le da algo importante, y si lo puede apreciar, podrá recibir gran placer de esto. Pero ya que él no conoce el valor de eso, esta persona no puede disfrutar de ello, salvo en la medida en que él entienda su importancia.

Por ejemplo, una persona compra un objeto, un libro, el cual no es tan bello, y más tarde este libro se reimprime y cuesta más caro, pero como no tenía mucho dinero, compró este libro. El vendedor tampoco era consciente de la importancia del libro y se lo vendió a un precio bajo. Pero, después de un cierto tiempo, un hombre llega a su casa, ve el libro, y dice: «Puesto que este libro fue impreso hace 300 años, este libro vale una gran fortuna, ya que hay solo tres de estos libros en el mundo». Ahora que oye sobre el gran valor del libro, comienza a disfrutar del libro.

La lección es que no tenemos el intelecto para apreciar la importancia del ascenso. Es decir, que no tenemos el intelecto para comprender cuánto vale un solo momento de tener el poder de creer en el Creador, y tener alguna sensación de la grandeza del Creador. En un estado de ascenso, que deseamos anularnos delante de Él sin ninguna entendimiento o razón, sino como una vela ante una antorcha. Naturalmente, no podemos disfrutar el hecho de que el Creador nos ha acercado y nos ha dado un poco de cercanía, de la que debemos sentir alegría y buen ánimo que esto nos debe traer. Pero, ya que no tenemos la importancia de apreciar esto, solo podemos disfrutar de acuerdo con la importancia, tal como se explica en la alegoría.

Es por esto que nos dieron descensos: para ser capaces de aprender la importancia de los ascensos, como está escrito: «Como la ventaja de la Luz desde dentro de la oscuridad». Específicamente, a través de los descensos, uno puede llegar a conocer y apreciar los ascensos, y luego se puede disfrutar de los ascensos y llegar a sentir que «Ellos son nuestras vidas y la extensión de nuestros días». Pero, cuando uno no conoce la necesidad de la fe porque piensa que dedicarse a la Torá y observar las Mitzvot  es suficiente para él para ser considerado como un trabajador del Creador, no se le dan descensos desde arriba para que pueda apreciar los ascensos.

Dado que, el trabajo de ellos está en la exterioridad. No tienen ninguna intención de entrar en la interioridad. Es decir, no tienen ninguna intención de anularse por completo ante la Kedushá (Santidad) y santo significa «retirado y separado de sí mismo», como está escrito: «Serán santos porque Yo Soy santo» y en ese momento solo existe la autoridad del Creador porque el inferior desea anularse ante la raíz, y entiende que vale la pena vivir solo para beneficiar al Creador.

Para que la persona esté en un estado en el que quiere vivir solo con el fin de dar satisfacción al Creador, él debe proveerse con una gran fe en la grandeza del Creador, para que valga la pena que se anule a sí mismo por el beneficio del Creador. La fe que ha adquirido durante su educación no es suficiente para él. Con la fe que ha adquirido durante su educación, él ya puede trabajar y observar la Torá y las Mitzvot en todos sus detalles y precisiones. Esto es porque no tiene que anularse ante el Creador. En lugar de ello, le pide al Creador que a cambio de su observación de la Torá y las Mitzvot que el Creador nos ha mandado por medio de Moshé, el Creador le concederá todos sus deseos.

Debido a que él cree en la recompensa y castigo, y, desde luego, como nuestros sabios dijeron (Avot, Capítulo 2, 21): «Si estudias mucha Torá, leal es tu dueño que te pagará la recompensa por tu accionar». Por lo tanto, dado que la base que lo obliga a observar la Torá y las Mitzvot depende de la recompensa, no en el Dador de la recompensa, y no tiene que dedicarse a la grandeza de la fe en el Creador, sino en la grandeza o la pequeñez de la recompensa. Por lo tanto, no hay duda en los ascensos y descensos, creyendo en la grandeza e importancia del Creador. Más bien, lo único que es pertinente aquí es que se ocupe en la Torá y las Mitzvot o que se debilitara en la observancia debido a que no siempre cree en la recompensa.

Esto hace que, quienes se dedican a la Torá y las Mitzvot con el fin de recibir recompensa, cuando algunas veces se encuentran entre las personas que no creen en la recompensa y castigo, sean capaces de influenciar con sus pensamientos. Esto puede causar que incluso se desvíe completamente del judaísmo. Por lo tanto, no deben entrar en contacto con personas que tengan libre opinión, ya que les traen pensamientos extraños acerca de la fe en la recompensa y castigo. Pero, en general, los que se dedican a Lo Lishmá (no en nombre de Ella) no experimentan subidas y bajadas, lo que significa que no hay necesidad de descensos.

Pero aquellos que desean trabajar debido a la importancia del Creador, siempre necesitan incrementar la fe en la importancia y la grandeza del Creador, que únicamente la importancia y la grandeza del Creador les obliga a observar la Torá y las Mitzvot con el fin de lograr Dvekut con el Creador, esas personas siempre deben asumir y valorar la grandeza del Creador.

Ellos deben evaluar siempre que si tienen un poco de aferramiento en la espiritualidad, es porque el Creador los acercó más, mientras que ellos mismos son incapaces a menos que vean que van a obtener algún beneficio para sí mismos de esto. De ello se desprende que el trabajo principal es la anulación de uno mismo. Sin embargo, esto va en contra de la naturaleza; Únicamente por medio de Su salvación, ellos podrán alcanzarlo.

De este modo, durante el ascenso, la persona piensa que esto es natural y que no necesita la ayuda del Creador en absoluto. Por lo tanto, se hizo una corrección, llamada «descensos», donde a uno siempre se le muestra la medida de sus fuerzas, lo que puede hacer por sí mismo y la forma en que lo ve. Pero, cuando lo expulsan de su estado, donde cree que ya es humano y no se parece a las bestias que trabajan en beneficio propio, de repente, no puede ni siquiera sentir que desearan tirarlo hacia esta bajeza, y después él ve que se encuentra en un estado de bajeza.

Y, sin embargo, durante el descenso, el no ve que empieza a declinar. Por el contrario, cuando desciende, permanece inconsciente. Después de estar abajo por algún tiempo, él también recibe ayuda desde arriba y se le dice: «Debes saber que ahora estás en descenso». Antes de que se le dijera que no es consciente, que no sabe nada. Sin embargo, uno debe creer que esto también es así, ya que el saber no viene de sí mismo. En vez, uno debe saber que estos descensos fueron dados a él para aprender cómo es posible apreciar el estado de ascenso. Sin embargo, durante el descenso, no se puede aprender nada de eso.

Sin embargo, durante el ascenso se puede hacer un juicio verdadero y decir: «Ahora estoy en un estado de fe, y esto vino a mí del Creador. De lo contrario, caería inmediatamente al estado de amor propio». Si no hace este cálculo será expulsado inmediatamente. Y dar gracias al Creador por acercarlo. Resulta que no es posible obtener placer de acercarse al Creador a menos que pueda apreciarlo, como se ha dicho: «Como la ventaja de la Luz desde dentro de la oscuridad».

De ello se desprende que, para que las criaturas reciban deleite y placer y que lo sientan, todos los descensos son necesarios. Se les llama «exilio», y esto se llama «Shejiná (Divinidad) en el exilio» o «Shejiná en el polvo». Solamente así uno obtendrá los Kelim (vasijas) para sentir el bien y el placer.

Con lo que dijimos anteriormente, podemos entender por qué, específicamente, en el momento de la libertad, que es la noche de Pésaj, la total completitud, como dijo el Arí, que Maljut tiene la misma Gadlut que tiene Maljut Mojin de Jayá, y así es en la noche de Pésaj.

La respuesta es que, precisamente, durante el ascenso, cuando uno piensa en los descensos, los cuales tienen el poder de provocar la importancia de los ascensos. De lo contrario, sería similar a aquel que se le da algo que vale una gran fortuna y lo utiliza y disfruta como si su valor fuera de unos pocos centavos.

Por lo tanto, específicamente, en el momento de la libertad es posible hacer las preguntas. Es decir, no se trata de las preguntas, pero sí las necesitamos para poder entender las respuestas, como Baal HaSulam dijo acerca de lo que está escrito: «Habla ahora en los oídos de la gente, y deja que cada hombre tome prestado de su prójimo». Rashi interpreta que les advirtió que el justo diría: «Él cumplió en ellos: “Y ellos deberán servirles y serán afligidos”, y Él no cumplió con “después saldrán con grandes posesiones”». Aquí hay una pregunta: «¿Si el Creador quiso dar muchas posesiones al pueblo de Israel, el Creador no pudo dárselas? ¿Tenía que decirle al pueblo de Israel que fueran fraudulentos y pidieran prestadas las vasijas de plata y oro a los egipcios?»

Y respondió que, cuando el Creador le dijo a Abraham: «Para darte esta tierra en herencia», Abraham preguntó: «¿Cómo voy a saber que la heredaré?» «Y Él le dijo a Abraham: “Debes saber que tu simiente será extranjera en una tierra que no es suya... y después de esto saldrán con grandes posesiones”». Él preguntó: «¿Qué vemos en la respuesta del Creador a la pregunta de Abraham: “cómo sabré…”, que al estar en una tierra que no es suya, es decir, que estarán en el exilio, Abraham podía estar seguro de que van a heredar la tierra?»

Dijo que ya que no hay Luz sin un Kli (vasija), lo que significa que no hay llenado sin carencia, y Abraham le dijo al Creador que él no ve que pudieran necesitar Luces tan grandes, lo cual es llamado «la tierra de Israel». El Creador le dijo que al estar en el exilio y pidiéndole al Creador que los librara del exilio, ¿cómo Él los liberaría? Únicamente con grandes Luces, ya que «La Luz en ella lo reforma». De este modo, entonces, ya necesitarían las grandes Luces.

Él explicó acerca de esto, que esto es porque el Creador dijo de pedir prestado los Kelim (vasijas) a los egipcios, significado tomar las preguntas de los egipcios, pero como un préstamo para recibir las Luces, y luego regresarles los Kelim. En otras palabras, se tomaron las preguntas con el fin de entender las respuestas. Es como se dijo anteriormente, es imposible entender la Luz, si no es desde dentro de la oscuridad. Por eso todas las preguntas vienen, específicamente, en el momento de la libertad.