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Rabash / ¿Qué es "no hay bendición en aquello que se cuenta" en el trabajo?

Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)

¿Qué es «no hay bendición en aquello que se cuenta» en el trabajo?

Artículo 18, 1989

 Está escrito en El Zóhar (Ki Tisá, punto 2): «Ven y ve: Fue establecido que no hay bendición de arriba sobre aquello que se cuenta. Y si dices: “¿Cómo fue contado Israel?”. Tomó de ellos un rescate por sus almas, y establecieron que no calcularían hasta que todo el rescate fuera recogido y alcanzara el número. Resulta que, al principio, Israel son bendecidos al recibir el rescate. Después, cuentan el rescate y bendicen a Israel una vez más. Resulta que Israel fueron bendecidos al principio y al final, y no hubo plaga en ellos. Él pregunta: “¿Por qué aparece la plaga debido al recuento?”. Él responde: “Es porque no hay bendición en aquello que se cuenta. Y dado que la bendición se ha marchado, la Sitra Ajra (arameo: el otro lado) está sobre ellos y puede hacer daño''». 

Debemos entender lo siguiente:

1) Si no hay bendición en lo que se cuenta, ¿cuál es la diferencia entre contar las personas o el rescate en lugar de las personas si, al final, sabemos el número de personas? Por lo tanto, ¿en qué ayuda si reemplazamos el rescate, ya que, finalmente, sabemos su número?

2) ¿Por qué el rescate es, específicamente, un medio Shékel y no uno entero o un cuarto de Shékel? ¿Qué nos insinúa medio para nosotros?

3) ¿Por qué dice el versículo: «Los ricos no darán más y los pobres no darán menos»? ¿Hay alguien que no sepa que, si necesitamos saber un cierto número y cambiamos –que en lugar de contar a las personas empezamos a contar algo más– debe ser lo mismo para todos o no será posible conocer el recuento? ¿Qué nos enseña esto?

4) ¿Cómo nos beneficia si somos bendecidos al principio y al final si hay un recuento en el medio? ¿Las bendiciones estropean el recuento si no puede haber una bendición en lo que es contado? 

Para entender todo esto en el trabajo, hay que prestar atención al propósito que el hombre debe lograr. Es sabido que todo propósito que el hombre desee lograr requiere esfuerzo. Sin esfuerzo, no se puede lograr nada. Por lo tanto, en el trabajo del Creador, ¿cuál es el propósito que el hombre debe lograr y para lo cual hace esfuerzos? 

La respuesta es lograr Dvekut (adhesión) con el Creador, que se denomina «equivalencia de forma». Es decir, así como el objetivo del Creador al crear el mundo era hacer el bien a Sus creaciones, nuestro objetivo debería ser hacer el bien al Creador. En otras palabras, el hombre debe hacer cosas para complacer al Creador. Esto se llama «equivalencia de forma». 

Esto significa que, cuando las dos formas se vuelven como una sola, el propósito del Creador se viste con el propósito de los seres creados.

Resulta que su voluntad de hacer el bien a sus creaciones, que es el propósito de la creación, se viste en el deseo de dar contento a su Hacedor, y esto se llama «recibir con el fin de otorgar». Resulta que debemos decir que nuestra recompensa por el trabajo es la consecución de la meta, tal como ocurre en los asuntos corpóreos, cuando el hombre se esfuerza y, a cambio, alcanza la meta a la que anhela, ya que nada se nos da sin esfuerzo. 

Resulta que, cuando una persona quiere recorrer en el camino de la verdad para lograr su objetivo, llamado «Dvekut con el Creador», donde todas sus acciones son con el fin de otorgar, debe dar un esfuerzo llamado «sufrimientos». Esto significa que el hombre tiene que ir en contra de su naturaleza, en otras palabras, el hombre fue creado con Kelim (vasijas) para complacerse a sí mismo, y debe recorrer el camino que lo llevará a complacer al Creador y no para su propio beneficio, y el cuerpo se resiste a esto.

Y hay guerras sobre esto. Una vez, es el deseo de otorgar el que prevalece, y otra vez es el deseo de recibir el que triunfa. Sin embargo, debemos saber que todas las fuerzas que el hombre pueda tener para ir contra del deseo de recibir, tiene que recibirlas de la Torá. Es como dijeron nuestros sabios: «He creado la inclinación al mal, he creado la Torá como condimento». 

Es decir, ¿cuál es la recompensa que uno espera cuando se dedica a la Torá y se esfuerza en la Torá? Anhelar ser recompensado con el deseo de otorgar al Creador. Esto se considera que está aprendiendo Torá para alcanzar Lishmá (en nombre de la Torá), llamado «con el fin de otorgar». Esto se considera «adherirse a Sus atributos». 

En consecuencia, hay dos maneras de esforzarse en la Torá:

1) Uno se esfuerza en el estudio de la Torá para obtener así un beneficio propio, por ejemplo, para ser llamado «Rabí» o por un pago de dinero.

2) Uno trabaja en la Torá para conseguir la fuerza de ir en contra del beneficio propio.

Resulta que aquí hay un discernimiento diferente que hacer en el esfuerzo. Es decir, el hombre debe hacer grandes esfuerzos para tener la fuerza de esforzarse en la Torá con esta intención que va en contra del cuerpo. Además, el cuerpo se resiste todo lo que puede y no quiere darle fuerza para esforzarse en la Torá con esta intención. Pero en Lo Lishmá (no en Su nombre), el cuerpo ve que, si obtiene lo que desea recibir a cambio, le dará combustible para que trabaje y pueda esforzarse en la Torá y Mitzvot (preceptos), ya que la recompensa que espera recibir no va contra la naturaleza del cuerpo. Y, por ende, el cuerpo puede darle fuerza para el trabajo.

Por lo tanto, cuando el hombre ve que puede obtener beneficio propio a través del esfuerzo, tiene fuerza para hacer cosas y grandes esfuerzos, y no hay debilidad en su trabajo. Así es como se comienza a educar a «mujeres, niños y pueblos de la Tierra», ya que se puede convencer a la persona de que se dedique a la Torá y Mitzvot, solo a través de Lo Lishmá

Sin embargo, cuando la persona tiene que reemplazar la meta, es decir, cuando en el comienzo de su trabajo en la Torá y Mitzvot, su meta –la que deseaba conseguir a cambio de su esfuerzo– era el beneficio propio, ahora va a reemplazar la meta. Es decir, donde antes pensaba: «¿Cuándo alcanzaré la meta para mi deseo de recibir y así poder disfrutar?», ahora anhela la meta y dice: «¿Cuándo podré deleitar al Creador y renunciar al beneficio propio?».

Como este propósito va en contra de la naturaleza, necesita más fe en el Creador, ya que siempre debe tratar de obtener la grandeza del Creador. Es decir, en la medida en que crea en la grandeza del Creador, en esa medida, podrá trabajar con esta intención. Por esta razón, le corresponde al hombre orar cada día que el Creador le ilumine los ojos y que reconozca la grandeza y la importancia del Creador, para que tenga combustible para esforzarse en la intención de otorgar.

En esto hay que hacer dos discernimientos:

1) Tener un deseo de dar contento a su Hacedor, que esta sea su única aspiración.

2) Hacer cosas con la intención de que las acciones le traigan un deseo de hacer cosas para dar contento al Creador. En otras palabras, debe realizar acciones y grandes esfuerzos para conseguir Luz y Kli (vasija). Luz significa que él recibió del Creador un deseo donde todo el día anhela dar contento al Creador. Un Kli es llamado deseo, en otras palabras, que quiere tener el deseo de otorgar al Creador. Ambos los tiene que recibir del Creador, es decir, tanto la Luz como el Kli

Pero la persona debe exigir esto, y está escrito al respecto: «Sión, nadie la requiere». Nuestros sabios dijeron: «Esto significa que debe ser buscada», es decir, que los inferiores deben reclamar al Creador que les dé tanto la Luz como el Kli

De acuerdo con lo anterior, debemos interpretar lo que está escrito (en la plegaria de Musaf ([suplementaria] de Rosh Hashaná): «Los lejanos escucharán y vendrán, y Te darán una corona de realeza». Se sabe que el orden del trabajo es como está escrito: «Haremos y escucharemos». El asunto de «hacer» pertenece a los seres creados. Esto se llama «lo que Dios creó para hacer». Es decir, la parte de hacer nos corresponde, y por ello seremos recompensados ​​con la escucha, que es lo que el Creador nos permite escuchar. Pero, por sí mismos, los seres creados no pueden asumir el trabajo del Creador, que es solamente para el Creador, sin que haya interferencia del beneficio propio. 

Sin embargo, la escucha proviene del Creador, como ocurrió en el momento de la entrega de la Torá, cuando el pueblo de Israel escuchó del Creador «Yo» y «Ustedes no tendrán». Pero antes de esto, hubo una preparación para que reciba la Torá, como dijeron nuestros sabios (Shabat 87) que existía la cuestión de la limitación y la abstención, como está escrito: «Y se consagrarán hoy y mañana». Y después fueron recompensados con escuchar la Torá. 

Con esto debemos interpretar: «Los lejanos escucharán y vendrán»; es decir, el hecho de que están lejos, que hay una Torá (ley) de vida, que se llama, así como está escrito: «Porque contigo es una fuente de vida», que es Dvekut con el Creador, pero el hombre está lejos de eso. Este distanciamiento también viene del Creador, ya que es posible estar lejos de algo solo cuando uno sabe claramente que existe una realidad y que solo él, por alguna razón, está lejos de ella.

Por lo tanto, primero la persona debe tener fe en el Creador, y luego puede decir que se siente lejos del Creador. Resulta que este sentimiento de estar lejos debe darle la sensación de que el Creador supervisa el mundo, y que hay un juicio y un juez, solo que esto lo siente desde lejos. De otro modo, ¿quién le dirá que está lejos del Creador? 

Por esta razón, cuando el hombre se siente lejos del Creador, el Creador avisa de esto apareciéndose a él desde lejos. Esto significa que cuando el Creador se oculta de él, el hombre no puede estar en un estado de lejanía, porque ¿quién le dice que está lejos? Sin embargo, cuando el Creador se le aparece un poco, le llega la sensación de estar lejos. 

Este es el significado de «Los lejanos escucharán», es decir, que el Creador les envía la escucha para que sientan que están lejos y se acerquen, esto es, que exigen al Creador que los acerque para que puedan alcanzar la equivalencia de forma, que son las vasijas de otorgamiento. Sin embargo, el hombre puede obtener estos Kelim solo con ayuda desde arriba. Esto se llama «una Luz que se viste con un Kli», es decir, en el deseo de esta fuerza. 

Esto es como está escrito (Salmo 127): «Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen». El significado de «Si el Señor no edifica la casa» es que el corazón se convierte en un edificio de Kedushá (Santidad). «En vano trabajan» significa que el esfuerzo es en vano. «los que la construyen» son aquellos que quieren construir una estructura de Kedushá. Deben saber y creer que, sin Su ayuda, porque Él da tanto el Kli –el deseo y el anhelo de otorgar– como la Luz, que es la fuerza que recibe el hombre para poder realizar acciones con de otorgar. Él lo da todo, pero la persona primero debe realizar acciones. Es decir, antes del trabajo, la persona debe decir: «Si yo no soy para mí, quién será para mí». Después, debe decir: «Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen». 

Y tal como era antes de la entrega de la Torá, es decir, para que el pueblo de Israel pudiera escuchar la Torá que se le entregó en el Monte Sinaí, hubo una preparación por parte del pueblo de Israel, a quienes se les dio limitación y abstención. Esto se considera preparación por parte del inferior. Después, es posible recibir la Torá del Creador. 

Sin embargo, durante la preparación, antes de que uno sea recompensado con un Kli llamado «necesidad de poder trabajar para que todas sus acciones sean con la intención otorgar», esa necesidad asciende y desciende en él. A veces anhela que el Creador le dé la fuerza de poder hacer todo por en beneficio del Creador y le pide al Creador que lo ayude. Y a veces, posteriormente, sufre un descenso, es decir, que no siente la necesidad de dar contento al Creador. Por el contrario, solamente anhela consejos y tácticas para satisfacerse con los placeres del deseo de recibir para sí mismo. 

Si, durante el descenso, le llega un pensamiento sobre la espiritualidad, que debe realizar acciones de otorgar, comienza a pensar en el Creador, por qué el Creador prohibió trabajar para el beneficio propio y por qué al Creador le importa que el hombre trabaje para su propio beneficio. 

En ese momento, la persona duda en general de la Torá y las Mitzvot, ¿por qué Él desea afligirnos y nos ha dado leyes que son difíciles de observar? Si realmente es un padre misericordioso, ¿por qué nos ha hecho observar Sus Mitzvot con tantas prohibiciones? Etc. A veces, durante un ascenso, también piensa en el Creador y en por qué Él nos ha dado preceptos de interés, como «Guarden sus almas». 

Es decir, el hecho de que el hombre deba comer, beber, etc., ¿con qué propósito creó el Creador estas cosas? ¿La existencia de estas cosas hace a la persona más inteligente y más temerosa del cielo? Por consiguiente, la persona pregunta: ¿por qué son necesarios todos los placeres corpóreos? Ya que no ve ningún beneficio espiritual de ello. 

Así, la persona asciende y desciende. A veces, no entiende por qué se nos dieron los placeres corpóreos, ya que ahora entiende que el propósito principal del hombre es adherirse al Creador. Entonces, ¿por qué se crearon estos placeres corpóreos? 

Durante el descenso, es todo lo contrario. Uno se pregunta: ¿Por qué se nos han prohibido tantas cosas?, y en general, ¿por qué está prohibido trabajar en beneficio propio y es como si estuviéramos obligados a trabajar en beneficio del Creador o, de otro modo, tendremos que sufrir en este mundo y en el próximo? 

Este es el orden del trabajo durante el período de preparación. Es decir, antes de que el hombre sea recompensado con una fe permanente, está en una catapulta, y es arrojado de un extremo a otro y ve que no tiene libertad de elección. Sin embargo, lo que quieren arriba es lo que hacen con él, mientras que el hombre es como arcilla en las manos de un alfarero y no tiene ninguna opinión acerca de sí mismo. 

La persona debe creer que todos los estados que atraviesa son por su bien. Es decir, específicamente, a través de los ascensos y descensos, logrará la completitud deseable, como está escrito: «Un rey que da muerte y da vida, y trae salvación». A través de los descensos, que se consideran como muerte en el trabajo, y «da vida», que se considera como un ascenso en el trabajo, específicamente con esto, Él «trae salvación», es decir, que el hombre alcanza la completitud. 

Ahora podemos entender lo que hemos preguntado: ¿por qué necesitamos contar a Israel en primer lugar? Es decir, quién necesita saber el número cuando contar es un asunto peligroso, como está escrito: «No hay bendición en aquello que se cuenta». Y también, ¿qué diferencia marca la corrección que se les dio –el dar un rescate– si, al final, sabemos el número de Israel? Asimismo, ¿qué nos aporta si bendecimos al principio y al final del recuento? 

En el trabajo, al hablar de todo lo que hay dentro del hombre, debemos saber qué es el recuento de Israel. El camino del trabajo para lograr Lishmá, es decir, otorgar, comienza en la línea derecha, llamada «completitud». Esto se considera como un hombre sobre el cual hay una bendición. En este aspecto, uno debe estar feliz y alabar y agradecer al Creador por haberlo recompensado con poder aferrarse en algo de la Kedushá, sin importar cuánto tenga, ya que él sabe que esto tampoco se lo merece. 

Esto se denomina conformarse con poco. Por lo tanto, no tiene ninguna razón para contarlo, para ver cuántas cualidades de Israel tiene, es decir, qué porcentaje de su trabajo puede decir que es Yashar-El, es decir, cuántas fuerzas está dispuesto dar por la Kedushá, que se denomina «en beneficio del Creador». Eso no es interesante en absoluto porque dice: «Sea cual sea el aferramiento que yo tenga en la Torá y Mitzvot, eso es más importante que todos los placeres del mundo». 

Podríamos preguntar acerca de esto: Si eso es tan importante, ¿por qué se conforma con poco? Esto es lo que se responde a sí mismo: «Probablemente no merezco que el Creador me dé una porción más grande que la que tengo, y también veo que hay personas que ni siquiera tienen esto». Resulta que esta es una persona en la que hay bendición, ya que tiene algo con lo que ser feliz, y ve que el resto de la gente está feliz y contenta por tonterías, mientras que el Creador le ha dado el intelecto y la comprensión para entender que debe regocijarse con el Creador. 

Esto se considera que, antes de contar el Yashar-El que hay en él, es decir, lo que tiene dentro del corazón, primero bendicen a Israel. Es decir, él dice que el Israel que hay en él está bendecido, en otras palabras, que tiene un motivo de alegría porque es bendecido, y se conforma con lo poco que tiene.

Después, contamos a Israel, es decir, que pasa a la cualidad de la izquierda y comienza a hacer introspección sobre la cantidad de Torá y temor al cielo que tiene. En ese momento, ve que está lleno de defectos, y luego puede haber una plaga, es decir, que podría caer en la desesperación y huir de la batalla y decir que este trabajo de otorgamiento no es para él. Sin embargo, ya no puede seguir trabajando en una sola línea porque ya no puede engañarse a sí mismo y decir que esto es un trabajo verdadero, ya que la izquierda le dice cada vez cuál es el trabajo de la verdad. 

Este es el significado de «No hay bendición en aquello que se cuenta», ya que él siempre tiene carencias, como está escrito: «No hay hombre justo sobre la tierra que haga el bien y no peque». Resulta que, según la regla, donde hay una carencia, hay un aferramiento para las Klipot (cáscaras), es decir, que la Klipá (singular de Klipot) le muestra que esto no es para él. Con tales quejas, ella lo mata, es decir, que todo lo que tenía en la espiritualidad, ella se lo quita y él permanece en forma de «Los malvados, en sus vidas, son llamados “muertos”». 

Este es el significado de lo que está escrito, que todo lo que es contado no tiene ninguna bendición, ya que siempre ve carencias y en cada carencia hay un agarre para las Klipot. Esto se llama una «plaga», como está escrito: «Y no habrá plaga en ellos cuando los cuente». Es decir, a través del rescate, no habrá muerte debido al recuento. Esto significa que cuando se trabaja en la línea izquierda, esto es, aunque estemos caminando en la línea izquierda y puede que haya una plaga, a través del rescate, no habrá plaga en ellos. 

Por esta razón, nos dieron el consejo de que la carencia debe ser imperceptible para las Klipot: «Y cada uno dará el rescate por su alma cuando los cuenten». Es decir, no deben tener en cuenta las carencias que encuentren cuando el hombre calcula en qué porcentaje están incluidas en la cualidad de Israel. 

Por el contrario, deben calcular cuántas correcciones tienen que hacer para lograr el rescate de sus almas para el Creador, es decir, que no observen las carencias, sino la corrección de las carencias, por medio de las cuales su alma, que estaba en las Klipot, emergerá de ellas y se adherirá al Creador. Esto se llama: «Y le dieron a cada uno el rescate de su alma», contando las correcciones que deben realizar. 

Por lo tanto, de por sí, solo pueden ver las correcciones, como dijeron nuestros sabios (Yevamot 38): «Un pagaré que está a punto de ser cobrado se considera cobrado». Resulta que, al examinar las correcciones, es como si ya las hubiera llevado a cabo y no hay lugar para la carencia aquí. 

Este es el significado del versículo: «Esto es lo que darán todos los que están numerados». Debemos interpretar que ver las carencias se considera como «todos los que están numerados». «Medio Shékel» significa como está escrito (El Fruto de un Sabio, Vol. 1, p. 95): «Una plegaria hace la mitad». Es la conducta de alguien que ora para sí mismo que no tiene completitud sino solo la mitad, ya que uno que está completo no tiene nada por lo que orar. Por consiguiente, nuestros sabios nos advirtieron que no trabajáramos con el fin de recibir recompensa, sino para la completitud. 

Esto significa que, lo que una persona da, se considera la mitad, es decir, el Kli, que es el deseo de recibir para sí mismo que se ha alejado del Creador; y debemos orar para que este Kli se conecte con el Creador, que se llama «Luz». Cuando la Luz ilumina en el Kli, se considera completitud. Este es el significado de «una plegaria hace la mitad», y aquí «mitad» significa el Kli, porque no hay Luz sin un Kli

Por lo tanto, cuando la persona ora y siente su carencia, hay espacio para llenar la carencia. Resulta que las palabras «ellos darán esto», significan el Kli, que es la mitad, llamado «despertar desde abajo», como se dijo, que la plegaria por la carencia ya se considera una corrección. 

Por ejemplo, el hombre le da su abrigo al limpiador para que le quite las manchas. Y le dice al propietario de la lavandería: «Estoy contando la cantidad de correcciones que debes hacer para saber cuánto tengo que pagarte». Le pide al propietario de la lavandería que arregle y elimine las manchas. Pero entonces, no se puede decir que la persona se desespere cuando ve que tiene muchas manchas, ya que no está contando las manchas para ver cuántas carencias hay en su abrigo, sino que está contando cuántas correcciones debe hacer. 

Resulta que ahora no está pensando en su carencia, sino en las correcciones. Naturalmente, no puede decirse que haya una plaga en las manchas, es decir, que debe huir de la batalla y decir que el trabajo en el camino de la verdad no le pertenece a él. 

Resulta que es una gran corrección que contemos el rescate y no las carencias en las personas. Esto es como nuestros sabios dijeron: «Un pagaré que está a punto de ser cobrado se considera cobrado». Es decir, cuando realizamos correcciones, es como si ya hubiéramos corregido porque ahora él está contemplando las correcciones y no las carencias. 

Además de la corrección del rescate antes mencionada, llamada «rescate por su alma al Creador», es decir, cuando hablamos de correcciones, que habrá Dvekut con el Creador, debemos bendecir antes del recuento. Esto significa que debemos caminar por la línea derecha, llamada «bendición», es decir, que él es una persona que no le falta nada. Después, pasamos a la izquierda, llamada «recuento», y luego nuevamente a la derecha, llamada «bendición». Este es el significado de lo que está escrito, que a través de la bendición, al principio y al final, el recuento se hará realidad y no habrá plaga en ellos, sino que con esto lograrán verdadera completitud.