Baruj Shalom Ha-Levi Ashlag (Rabash)
¿Qué significa, la calamidad que se extiende sobre los malvados, que comienza con los justos, en el trabajo?
Artículo 9, 1989
Nuestros maestros dijeron (Baba Kama 60): «Ninguna calamidad llega al mundo a menos que haya malvados en el mundo, pero comienza con los justos». Hasta aquí sus palabras. Debemos entender por qué la calamidad llega a los justos, si esta tiene que afectar a los malvados. ¿Por qué es culpa de los justos?
En el trabajo, primero debemos interpretar el significado de «calamidad» lo que es «malvados» y que son los «justos». Para entender todo esto, debemos saber qué es el «trabajo». Además, debemos entender por qué debemos trabajar, es decir, ¿qué ganamos por tener que trabajar? Después de todo, ¿quién creó todas las cosas que existen en el mundo? Todo fue hecho por el Creador. Por lo tanto, ¿con qué propósito Él creó este mundo, donde debemos trabajar por todo lo que queremos adquirir, ya sea para conseguir necesidades corporales o conseguir necesidades espirituales?
Para entender todo esto, primero debemos comprender el significado de toda la creación, es decir ¿con qué propósito el Creador creó el mundo? La respuesta a esto es como nuestros sabios dijeron: «Para hacer el bien a Sus creaciones». Por esta razón, Él creó a las criaturas e imprimió en ellas el deseo y el anhelo de recibir deleite y placer. Esto se denomina «propósito de la creación». Ya que esto no está en equivalencia de forma con el Creador, las criaturas sentirán vergüenza en el deleite y el placer.
Por lo tanto, se hizo la corrección, llamada «Tzimtzum (restricción) y ocultamiento», para recibir solo con la intención con el fin de otorgar. Como este Kli (vasija), debe hacerlo el inferior y esto va en contra de su naturaleza, ya que el Creador creó a las criaturas con el deseo de recibir deleite y placer, por esta razón, todo lo que no es natural le es difícil de hacer al hombre, y esto se llama «esfuerzo».
Por lo tanto, se deduce que el esfuerzo no significa que una persona deba esforzarse. Más bien, ese es el resultado. Ya que esto va contra su naturaleza, le es difícil hacer este acto, y este es el esfuerzo. Esto es así entre el hombre y el Creador, pero existe la misma corrección entre el hombre y su amigo, para no tener vergüenza, porque el hombre se avergüenza de comer el pan de la caridad.
Por esta razón, se nos dio la negociación, donde el empleado le entrega su trabajo al dueño, y por esto, él [dueño] le da dinero. Naturalmente, no hay vergüenza aquí.
Tambien aquí, entre el hombre y su amigo, el dueño no desea que se esfuerce por él, sino que le entregue trabajo. Esto se refiere a la producción, que es el asunto del intercambio: el empleado le da al dueño la producción y, a cambio, el dueño le da dinero.
Con un comprador y un vendedor es todo lo contrario. El vendedor le da al comprador el producto y el comprador le da dinero al vendedor. De una forma u otra, ambos deben dar. De lo contrario, si uno da y el otro solo recibe y no devuelve nada, entonces hay disparidad de forma aquí, y el receptor se siente avergonzado.
De ello se deduce que la cuestión del esfuerzo no es el esfuerzo en sí, sino que el propósito es para evitar la vergüenza, por lo tanto, ambos deben dar. Y como por naturaleza, el hombre es creado solo para recibir, ese es el esfuerzo. Por lo tanto, el esfuerzo es solo el resultado y no el objetivo, es decir, el propósito. De ello se deduce que, no es el esfuerzo lo que necesitamos, sino que necesitamos la equivalencia de forma. El esfuerzo lo hacemos porque no es nato en nosotros.
Ahora podemos entender el significado de «malvados» y de «justos», y por qué «No habrá calamidad en el mundo, a menos que haya malvados en el mundo». En el trabajo espiritual «calamidad» significa que el deleite y el placer no son revelados, es decir, que no se puede revelar a los seres creados que su deseo es hacer el bien a sus creaciones, debido a la disparidad de formas. Mientras el hombre no tenga vasijas de otorgamiento, denominados «equivalencia de forma», esta es la razón que impide que la abundancia descienda a las criaturas. De ello se deduce que «malvado» es aquel que está alejado del Creador. Por lo tanto, en el trabajo, «malvado» es aquel que está en disparidad de forma con respecto al Creador, que no tiene la forma de «Así como Él es misericordioso, tú serás misericordioso».
De ello se deduce que la abundancia superior no puede descender a los niveles inferiores debido a la calidad de malvados que se encuentra en la persona, ya que en el trabajo se considera que el hombre lleva dentro de sí mismo la cualidad de los malvados, que son las chispas de recepción. Ese es el significado de «Ninguna calamidad llega al mundo, a menos que haya malvados en el mundo». Es decir, que el hecho de que la abundancia no llegue al mundo, se considera como que la calamidad viene al mundo, esto es así debido al deseo de recibir del hombre, lo que retrasa el deleite y el placer.
Gracias a esto podemos interpretar la cuestión de los malvados, que no obedecen al Creador. Él nos ordenó a través de Moshé, que debemos obedecer al Creador, de lo contrario Él nos castigará. Sobre esto deberíamos preguntarnos, ¿es cómo con Salomón, un rey de carne y hueso, que exige respeto, y que castigará a cualquiera que no lo obedezca?, pero con respecto al Creador ¿Por qué castiga al que lo desobedece? ¿Acaso necesita honores y recibir el respeto de los seres creados, que si no lo respetan, se siente ofendido?
Es como un hombre que entra en un gallinero, les da órdenes, pero no le obedecen. ¿Se puede decir que ese hombre se ve ofendido por estas? Mucho menos con respecto a las criaturas y al Creador. ¿Cómo se puede decir que el Creador se siente ofendido por las criaturas cuando estas no lo obedecen, y que por esta razón, Él les envía calamidades?
Más bien, debemos creer que todo el asunto de la venganza y del Creador no es por el bien del Creador, sino por el bien de las criaturas. Es decir, que gracias a los castigos que recibirán, serán recompensados con el placer y con todo lo bueno, ya que la voluntad del Creador es que las criaturas reciban todo eso de Él.
Esto significa que los sufrimientos hacen que las criaturas acepten la cuestión del otorgamiento, ya que solo los verdaderos Kelim (vasijas) son capaces de recibir la abundancia superior que el Creador quiere darles. Este es el significado de lo que está escrito: «Ninguna calamidad llega al mundo, a menos que haya malvados en el mundo». Por esta razón, ellos sienten sufrimientos. Es decir, todo lo que hacen en el trabajo espiritual, les da un sabor amargo, ya que no tienen vasijas de otorgamiento, porque solo en ellos iluminan el bien y el placer. De ello se deduce que los malvados, que representan la recepción dentro del hombre, impiden la recepción de todo lo bueno.
Es como dijo Rambam (El Estudio de las Diez Sefirot, Parte 1, artículo 1): «Hay una diferencia entre uno, único y unificado. Interpretación: Se unifica para actuar con una sola fuerza, es decir, que Él actúa para hacer el bien, como corresponde a Su Unicidad. Y cuando Él se divide para hacer Su acción, Sus actos son diferentes entre sí, y parece estar haciendo lo bueno y lo malo, entonces se lo llama "Único", ya que todos Sus diferentes actos tienen un único resultado, hacer el bien. De ello se deduce que Él es único en cada una de las acciones».
Es como hemos explicado, que la cuestión de que la «calamidad viene» no es un asunto de venganza por parte del Creador por no obedecerlo. Más bien, es que Él quiere que lo obedezcamos y observemos la Torá y las Mitzvot por el bien de las criaturas, y no en beneficio del Creador, ya que Él no tiene carencias que tenga que satisfacer para sí mismo.
Todo lo que Él quiere de los inferiores, es que reciban el bien y el placer sin ningún desagrado, sino que el placer sea completo. Si hubiera vergüenza al recibir el placer, no habría plenitud en el placer. De esto se deduce que la calamidad que los malvados sienten es por su propio bien, ya que esto hará que corrijan sus acciones.
Sin embargo, debemos saber cuál es la cuestión de corregir las acciones en el trabajo. Es como se dijo, que cada acto que hacemos se debe darle una intención. La intención es que con este acto, queremos darle contento al Hacedor. Con esto lograremos Dvekut (adhesión) con el Creador. Aquel que realiza el acto, no debe tener la intención de beneficiarse a sí mismo, sino que todas sus preocupaciones sean las de cómo dar contento al Creador.
Estos hombres, que quieren seguir el camino que lleva al otorgamiento, se llaman «justos». Es decir, aunque todavía no han alcanzado el grado en el que toda su intención sea con el fin de otorgar, sin embargo, quieren lograrlo. A ellos se los considera como que «caminan por el sendero de los justos», es decir, que desean alcanzar el grado de «justo». Y se los llama así por lo que van a alcanzar al final.
Pero, aquellos que trabajan como el público en general, que no se ocupan de la intención para lograr el grado de «justos», no hablamos de ellos en lo que respecta al trabajo del camino de la verdad. Más bien estos, pertenecen a los que trabajan en las acciones. Su intención en la Torá y las Mitzvot es como escribió Rambam, que «se les enseña para recibir una recompensa». Solo aquellos que ya han comprendido que debemos trabajar por el bien del Creador, de estas estas personas se dice, que se llaman que caminan en el trabajo de alcanzar el camino de la verdad.
Y aunque todavía no han llegado, Rambam les dice: «Se les revela ese secreto poco a poco». ¿Y cuál es el secreto que está prohibido revelar «a los pequeños, a las mujeres y a las personas sin educación»? El secreto de que solo el acto no es suficiente, sino que también debe ser con el fin de otorgar y no recibir recompensa. Más bien, todo su placer está en su capacidad de servir al Creador. Esa es su recompensa, y para él, es como si tuviera una fortuna. Es por eso que no necesitan nada más a cambio de su trabajo, solo el hecho de servir al Rey, ese es todo su placer, y eso es todo lo que esperan.
Ahora podemos interpretar lo que preguntamos: Si la calamidad llega al mundo debido a los malvados, ¿por qué la calamidad comienza con los justos? La respuesta es que, los justos en el trabajo son aquellos que quieren ir por el camino de la verdad, aunque aún no lo han alcanzado, pero siguen esa línea. Por lo tanto, debemos saber que esta calamidad es porque sienten el sabor del polvo en la Torá y las Mitzvot. En lugar de sentir que «Esta es nuestra vida y la duración de nuestros días», sienten un sabor amargo.
Y se preguntan, acaso el propósito de la creación del mundo no era hacer el bien a sus creaciones, ¿dónde está eso? Vemos lo contrario. Deberíamos sentir el sabor dulce del trabajo, ya que estamos sirviendo al Rey sin pedirle ninguna retribución, pero vemos que el cuerpo se opone a ello, esto hace que comprendan que toda esta carencia, se debe a que el Rey es un rey humilde sin importancia alguna.
De lo contrario, deberían haber sentido la importancia del Rey y se hubieran anulado ante Él, ya que vemos que, inherentemente, es un gran privilegio para el pequeño servir a los grandes, y no tenemos ningún problema en anularnos ante el grande. ¿Por qué, entonces, no vemos esto con respecto al Creador? Debemos decir sobre esto que el Creador, que es el Rey del mundo, pero que no creemos en Su grandeza, sino lo contrario. En El Zóhar, esto se llama «Shejiná (la Divinidad) en el exilio» o «Shejiná en el polvo».
Por lo tanto, todo lo que nos falta es fe en que el Creador es un rey grande e importante. De ello se deduce que, específicamente, entre aquellos que se llaman «justos», que quieren ser justos y servir al Creador sin esperar recompensa alguna, ven y sienten lo malo que hay en ellos. Es decir, sienten la calamidad de no poder recibir deleite y placer, a causa de los malvados que están dentro de ellos. Simplemente sienten que son malvados, que les falta fe en que el Creador es un Rey grande e importante, y no existen más malvados que ellos. Ven de forma simple que les falta fe en el Creador. De ello se deduce que, ¿cuándo se revelan los malvados en una persona? Precisamente cuando quieren ser justos.
Con esto debemos interpretar lo que está escrito: «Pero no comienza sino con los justos». «Comienza con los justos» significa que la calamidad comienza a ser evidente y sentida desde el principio, es decir, desde el comienzo de la transición del trabajo público en general al trabajo individual, porque el trabajo de los individuos se llama «el camino de los justos».
Por esta razón, nuestros sabios nos insinúan, que inmediatamente, tan pronto como uno quiere trabajar con el fin de otorgar, la calamidad aparece en la persona, que siente que está lejos de la fe en el Creador y, por lo tanto, se encuentra lejos de recibir el bien y el placer que Él desea brindar a sus creaciones. En tales estados, uno ve en sí mismo los descensos y ascensos. Por lo tanto, el significado de «pero comienza con los justos», es que «comienza» significa cuando él comienza a entrar en el camino de los justos.
Pero, aquellos que trabajan como el público en general, no sienten que están bajo el control del mal y no ven que les falta fe en el Creador. Por el contrario, saben que tienen una fe tan grande que podrían impartir a los demás. Incluso predican a los demás, por qué no van por el camino recto, para que comprendan que lo que importa es la espiritualidad y no la corporeidad.
Y estas personas cuando escuchan sus palabras, piensan que les están dando una lección de moralidad, que ellos deben hacer todo por el bien del Creador, seguramente saben lo qué significa «por el bien del Creador», porque de lo contrario no lo predicarían. Pero en verdad, ni siquiera saben lo que es otorgar, ya que otorgar va en contra de la naturaleza, y cuando una persona ve lo difícil que es sobreponerse y comprometerse en el trabajo de otorgar, ¿cómo puede reprender a otro? Él ve que le falta fe, que no cree que el Creador es un gran Rey, ya que por naturaleza, los pequeños pueden servir a los grandes sin esperar ninguna retribución.
Pero, cuando la gente del público en general, dice que debemos trabajar por el bien del Creador, ni siquiera saben el significado de esas palabras, excepto lo que escucharon cuando se les enseñó, y no entendieron lo que habían oído, pero continúan con esa recomendación, porque para ellos, el mal es solo como un hilo de cabello, es como nuestros sabio dijeron acerca de la inclinación al mal: «a los malvados les parece como un hilo de un cabello y para los justos es como una montaña alta».
Esto es así porque hay una corrección, que una persona no verá más mal de lo que es merecedor de corregir. Por esta razón, los «malvados» en el trabajo, son aquellos que no tienen la necesidad de trabajar por el bien del Creador, sino que se dedican a la Torá y las Mitzvot por su propio beneficio. Por lo tanto, es reconocible en ellos la maldad, que es el deseo de recibir para uno mismo, lo cual se manifiesta en ellos como malo. Esto es considerado como la inclinación al mal, que es «como un hilo de cabello».
Pero los justos, que quieren ir por el camino del otorgamiento y comienzan a corregir el deseo de recibir, cada vez que ven que lo malo que hay en ellos, va apareciendo en mayor medida hasta que se convierte en ellos como «una montaña alta». Por lo tanto, no pueden sermonear a otros, porque ellos están ocupados pidiendo tener fe en el Creador para sus propias necesidades. Esto explica lo que nuestros sabios dijeron: «Toda calamidad llega al mundo debido a los malvados, y no comienza sino con los justos».