Lección #17
En la primera parte de la lección, aprenderemos el artículo #4 (1984) de Rabash “Cada uno ayudará a su amigo”. En la segunda parte de la lección, aprenderemos los items #15-16 de la "Apertura a la Sabiduría de la Cabalá".
Parte 1: Rabash, artículo # 4 (1984) "Cada uno ayudará a su amigo"
Rabash "Cada uno ayudará a su amigo"
Artículo No. 4, 1984
Debemos entender el asunto de cómo uno puede ayudar a su amigo. ¿Esta cuestión es específica cuando hay ricos y pobres, sabios y tontos, débiles y fuertes? Pero cuando todos son ricos, inteligentes o fuertes, etc., ¿cómo puede uno ayudar a otro?
Sin embargo, vemos que hay una cosa que es común a todos: el estado de ánimo. Como dijeron: «Si hay una preocupación en el corazón del hombre, que lo hable con los demás». Esto se debe a que, en lo que respecta al estado de ánimo, ni la riqueza ni la erudición pueden ayudar al hombre.
Más bien, es una persona la que puede ayudar a otra al ver que su amigo está en una estado de bajeza. Está escrito: «Uno no se libera a sí mismo de la prisión». Más bien, es precisamente su amigo quien puede provocarle un buen estado de ánimo.
Esto significa que su amigo lo levanta del estado en que se encuentra, a un estado de ánimo vivo. Entonces, empieza otra vez a recuperar la fuerza y la seguridad de la vida y la riqueza, y empieza como si su meta estuviera ahora cerca de él.
Resulta que cada uno debe estar atento y pensar cómo puede ayudar a su amigo a elevar el estado de ánimo porque con respecto al estado de ánimo, cualquiera puede encontrar en su amigo un lugar carente que él puede llenar.
Parte 2: Apertura a la Sabiduría de la Cabalá, pp. 15-16
15) De este modo, se formaron nuevas vasijas en los Partzufim de Kedushá, en vez de la cuarta fase tras la primera restricción. Fueron creados a partir de la Luz Retornante del acoplamiento mediante golpe en la pantalla. Ciertamente, debemos comprender esta Luz Retornante y cómo se convirtió en una vasija de recepción, puesto que al comienzo no era más que una Luz rechazada de recibir. Así, vemos que ahora está sirviendo con un rol opuesto respecto al de su propia esencia.
Lo explicaré a través de una alegoría de la vida real. La naturaleza del hombre es apreciar y respetar la cualidad de otorgamiento, y despreciar y aborrecer el recibir de un amigo. Por lo tanto, cuando llega a la casa de su amigo y este (el anfitrión) le invita a una comida, él (el invitado) declinará la invitación aunque se encuentre muy hambriento, puesto que, a su parecer, es humillante y despreciable recibir un presente de su amigo.
Sin embargo, cuando su amigo le insiste lo suficiente, de forma tal que quede claro que, al comer le estaría haciendo un gran favor a su amigo, él accede a comer, pues ahora ya no siente que esté recibiendo un presente, ni que su amigo es quien está otorgando. Por el contrario, él (el invitado) es quien otorga y quien está haciéndole un favor a su amigo al recibir de él este obsequio.
Así, podemos observar que, aunque el hambre y el apetito representan vasijas de recepción designadas para comer, y que esa persona tenía suficiente hambre y apetito para recibir la comida de su amigo, aun así, no podía probar ni un bocado debido a la sensación de vergüenza. Sin embargo, a medida que su amigo le insistió y él lo rechazaba, se fueron formando dentro de él nuevas vasijas para comer, ya que las fuerzas de la insistencia de su amigo y las fuerzas de sus propios rechazos, a medida que se acumulaban, terminaron por alcanzar una cantidad suficiente que revirtieron la medida de recepción en una medida de otorgamiento.
Al final, puede describirse que, al comer, le estará haciendo un gran favor a su amigo. En ese estado se forman, dentro de él, nuevas vasijas de recepción para recibir la comida ofrecida. Ahora, se considera que la fuerza de su rechazo se ha convertido en la vasija esencial dentro de la cual recibir la comida, y no el hambre y el apetito, aunque estos son propiamente las habituales vasijas de recepción.
16) A partir de esta alegoría entre los dos amigos, podemos comprender el tema del acoplamiento mediante golpe y la Luz Retornante que se eleva por su causa, que se convierte así en nuevas vasijas de recepción para la Luz Superior en vez de la cuarta fase. Podemos comparar la Luz Superior que choca contra la pantalla, y que desea expandirse dentro de la cuarta fase, con la súplica por comer. La razón es que, al igual que en el ejemplo anterior donde uno aspiraba a que su amigo recibiera su comida, así la Luz Superior desea extenderse al receptor. Y la pantalla, que golpea la Luz y la repele, puede compararse con el rechazo del amigo rehusando recibir la comida, y rechazando así su favor.
Y del mismo modo que podemos ver aquí que es precisamente el rechazo y negativa lo que se transforma en las vasijas de recepción apropiadas para recibir la comida de su amigo, podemos imaginar que la Luz Retornante, que se eleva a través del impacto de la pantalla y la Luz Superior que es rechazada, se convierte en una nueva vasija de recepción para la Luz Superior, en vez de la cuarta fase, que servía como vasija de recepción antes de la primera restricción (Tzimtzum Álef).
Sin embargo, esto fue establecido solamente en los Partzufim (plural de Partzuf) de Kedushá (santidad) de ABYA, no en los Partzufim de las Klipot (cáscaras) ni en este mundo, donde la cuarta fase misma es considerada la vasija de recepción. Y este es el motivo por el cual están separadas de la Luz Superior, ya que la disparidad de forma en la cuarta fase las separa. Por eso, se considera que las Klipot y los malvados están muertos, ya que se encuentran separadas de la Vida de Vidas a través del deseo de recibir que poseen. Ver punto 14, ya que no se puede extenderse más en esto.